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Mapamundi de Benedetto Bordone

Mapamundi de Benedetto Bordone

Mapa de Temistitan (Tenochtitlan).

 

Mapa de Venecia hecho por Benedetto Borbone (Museo Marìtimo del Mar Egeo, Mýkonos -Grecia-).

 

Benedetto Bordone (1460-1531) fue un editor de manuscritos, miniaturista y cartógrafo veneciano. Nació en Padua, entonces parte de la República de Venecia.

Su obra más famosa es el Isolario (El libro de las islas, «donde hablamos de todas las islas del mundo, con sus nombres antiguos y modernos, historias, cuentos y forma de vida…»), en la que describe todas los islas del mundo conocido, detallando su folclore, mitos, culturas, climas, situaciones e historia. Impresa en Venecia en 1528, la obra es un ejemplo de un género cartográfico popular en Italia durante los siglos XV y XVI. Estuvo pensado como una guía ilustrada para navegantes y, consecuentemente, en él se incluyen todos los nuevos descubrimientos transatlánticos.

Isolario contiene una representación ovalada del mundo, un tipo de mapa inventado por Bordone1​ y formalizado en la proyección de Mollweide de áreas iguales tres siglos después. El mapa de Bordone muestra un Mondo Novo (Nuevo Mundo) muy distorsionado, mostrando solo las regiones del norte de América del Sur. América del Norte, representada como una gran isla, está etiquetada como Terra del Laboratore («Tierra del trabajador»), casi con certeza una referencia al comercio de esclavos en la zona en esos días y de donde proviene el nombre de Labrador.

El libro también contiene un registro de la conquista de Perú por Francisco Pizarro, el relato impreso más antiguo conocido de este evento. De particular interés en este trabajo son numerosos mapas grabados en madera, doce de los cuales se relacionan con América. Un mapa muestra un plano de «Temistitan» (Tenochtitlan, actual Ciudad de México) antes de su destrucción por Cortés. También es de interés un mapa de Ciampagu, el mapa impreso europeo más antiguo conocido de Japón como isla.

Se dice que Bordone fue el padre de Julius Caesar Scaliger, un erudito clásico, y abuelo de Joseph Justus Scaliger, fundador de la ciencia de la cronología histórica. Los mapas originales del Isolario de Bordone son apreciados por su valor histórico.

Mapamundi de Benedetto Bordone

Mapamundi impreso en xilografía, primero que aparece con forma ovalada, perteneciente a la obra “Isolario di Benedetto Bordone nel qual si ragiona di tutte l’isole del mondo, con li lor nomi antichi et moderni, historie, fauole, et modi del loro viuere, et in qual parte del mare stanno, y en qual parallelo & clima giaciono”. El “Libro de las islas del mundo”, única obra cartográfica de Benedetto Bordone (1460-1531), contiene grabados en madera de ciento once islas del Atlántico, el Mediterráneo y el Lejano Oriente. Sesenta y dos de los mapas representan las islas griegas. Bordone nunca viajó, fue influenciado por el trabajo de Cristoforo Buondelmonti, así como por el “isolario” de Bartolomeo da li Sonetti. También por los mapas de Ptolomeo. Completó sus propios mapas, un tanto idiosincrásicos, con información sobre los mitos, el clima y la historia de cada territorio.

Benedetto Bordone fue un cartógrafo italiano, iluminador de manuscritos, astrólogo y grabador. Nacido en Padua, se instaló en Venecia a finales del siglo XV. Publicó la traducción italiana de “Diálogos” de Lucian, con sus propias ilustraciones. En 1528, hacia el final de su vida, publicó en Venecia la primera edición de este “isolario” que, a juzgar por sus numerosas reimpresiones, fue muy exitoso.

Marco sencillo, sin graduar. Representadas las líneas del Ecuador y los trópicos. Relieve por perfiles de montañas abatidos en forma de cadena o cordillera únicamente en Asia (cordillera del Himalaya) y en África (los montes de la Luna). Hidrografía escasamente representada, con denominación de los ríos Nilo, Ganges e Indo. Dibuja una rosa de los vientos tomando como eje el centro del mapa, denominando dichos vientos. Rotulación en letra gótica y romanilla.

En la parte inferior del mapa, fuera del marco, texto explicativo.

 

Tell el-Hammam

Tell el-Hammam

Tell el-Hammam (también Tall al-Hammam) es un sitio arqueológico en la gobernación de Ammán de Jordania, en la parte oriental del bajo valle del Jordán a 11,7 kilómetros al este del río Jordán y no lejos de su desembocadura. Se encuentra a 12,6 kilómetros al noreste del Mar Muerto. El yacimiento cuenta con importantes restos del Calcolítico, Edad del Bronce Temprano, Intermedio y Medio, y de la Edad del Hierro II. Existen diferentes intentos de identificar el sitio con una ciudad bíblica. El campo megalítico Hammam se encuentra cerca. Otros sitios arqueológicos en los alrededores incluyen Tall Nimrin, Tall Bleibel, Tall Mustah, Tall Iktanu, Tall Tahouna, Tall Barakat, Tall Kafrayn y Tall Rama.

Tell el-Hammam: تل الحمام

Tell el-Hammam con vistas al valle del Jordán

Nombre alternativo

Alto al-Hammam

Ubicación: Jordánia

Región: Gobernación de Ammán

Coordenadas: 31.8402°N 35.6737°E

Historia

Culturas

Calcolítico, Edad del Bronce Temprano, Edad del Bronce Medio, Edad del Bronce Tardío, Edad Romana, Bizantina, Omeya

Notas del sitio

Fechas de excavación: 1975-1976, 1990, 2005-2016

Arqueólogos: Kay Prag, Steven Collins

El sitio cubre un área de aproximadamente 36 hectáreas, con un pequeño montículo alto (Upper Tall) que se eleva unos 30 metros sobre la llanura y una extensa ciudad baja (Lower Tall) al suroeste. La ocupación del sitio comenzó en el período Calcolítico tardío (cuarto milenio a. C.) y continuó durante la Edad del Hierro (primer milenio a. C.) hasta los períodos helenístico y romano. El sitio alcanzó su máxima extensión durante la Edad del Bronce Medio, cuando se construyeron importantes fortificaciones.

Las excavaciones en Tell el-Hammam han estado en curso desde 2005, dirigidas por Steven Collins de la Trinity Southwest University. El sitio ha sido objeto de controversia debido a afirmaciones que lo vinculan con la ciudad bíblica de Sodoma, una hipótesis rechazada por los arqueólogos convencionales. Otras afirmaciones de una destrucción catastrófica por una explosión aérea también han sido recibidas con escepticismo en la comunidad científica.

Historia

El sitio fue ocupado a partir del período Calcolítico Tardío (cuarto milenio a. C.) basándose en hallazgos de cerámica. Los restos arquitectónicos comienzan en la Edad del Bronce Antiguo (III Milenio a. C.) y el sitio estaba protegido por murallas, superiores e inferiores, en aquella época. En la Edad del Bronce Medio el sitio alcanzó su máxima extensión y se construyeron fortificaciones. La ocupación continuó durante la Edad del Hierro (primer milenio a. C.) hasta el período helenístico y romano.[1]

Muchos eruditos han identificado el asentamiento de la Edad del Bronce Final en Tell el-Hammam como Abel-Shittim, mencionado en la Biblia hebrea como una de las Estaciones del Éxodo.[2] [se necesita mejor fuente] En la antigüedad clásica, se ha sugerido que formaba parte de la ciudad de Livias, el centro principal o que se cree que estuvo en Tell er-Rameh, 2,75 km (1,71 millas) al noroeste de Díselo a El-Hammam.[3]

Arqueología

Excavación Tall el-Hammam-Valle del Jordán

Claude Reignier Conder registró el sitio en el siglo XIX y Père Mallon lo describió en detalle en 1932. Ambos notaron restos de un complejo de baños romanos que han desaparecido desde entonces, lo que presumiblemente dio su nombre al tell (“Colina de los Baños Calientes”).[4] [5] En 2011 se descubrió en el lugar una pequeña instalación de baño bizantino (5 mx 2 m).[6]

En 1941, Nelson Glueck visitó el lugar (también llamado Tell el-Hammeh es-Samri según Glueck), que asoció con el bíblico Abel haš-Šittum (Abel-Shittim). En el montículo alto, Glueck encontró una gran cantidad de fragmentos de cerámica de la Edad del Hierro I-II y un número menor de fragmentos de cerámica del Bronce Temprano y del Calcolítico Tardío. Observó una fortaleza de la Edad del Hierro, orientada de suroeste a noreste, en la cima. Estaba rodeado por una muralla de 1,2 metros de ancho y 140 metros por 25 metros, con torres defensivas en los extremos estrechos. Parecía haber una ciudadela interior de 33 metros por 17 metros. Dijo que el sitio estaba a unos 2,5 kilómetros al sureste de Tell el-Kefrein. También indicó que el pequeño sitio (5 metros de alto y 60 metros de diámetro) de Tell Abu Qarf, situado a 0,5 kilómetros al suroeste, parecía ser parte del mismo complejo de asentamientos que Tall el-Hammam.[7] Glueck también examinó los dólmenes en el cercano campo megalítico Hammam y Tell Iktanu.[8] [9]

La arqueóloga australiana Kay Prag inspeccionó brevemente el sitio en nombre del Instituto Británico de Arqueología e Historia de Ammán en 1975-1976, mientras trabajaba en la cercana Tell Iktanu. Praga regresó en 1990 para completar el estudio en la ciudad baja y encontró un muro de fortificación de 3,5 metros de ancho revestido con grandes bloques de piedra caliza. Al observar que el área de la fortaleza del montículo alto había sido “muy arrasada”, el breve esfuerzo de excavación se centró en la ciudad baja en un área del Bronce Temprano I.[10] [11] [12]

Desde 2005, las excavaciones en el sitio han sido dirigidas por Steven Collins de la Trinity Southwest University,[13] [14] una institución bíblica inerrantista no acreditada en los Estados Unidos. [15] Collins vincula el sitio con la legendaria ciudad bíblica de Sodoma,[16] una afirmación rechazada tanto por los científicos como por otros literalistas bíblicos.[17] [18] [19] En 2016, un equipo de la Universidad de Oxford notó que las excavaciones habían resultado en una alteración significativa del antiguo montículo,[20] y los arqueólogos han expresado su preocupación de que al vincular el sitio con Sodoma los excavadores Fomentar el saqueo y el comercio ilegal de antigüedades, porque los objetos “comercializados explícitamente para personas que buscan una conexión tangible con la Biblia” tienen una gran demanda.[17]

Reclamación de explosión de aire

Un grupo de investigadores patrocinado por el Comet Research Group, incluido un miembro del equipo de excavación de la Trinity Southwest University, publicó un artículo afirmando que Tell el-Hammam fue destruido cataclísmicamente por una explosión de aire.[21] Dos tercios de los autores son miembros del Comet Research Group,[22] que también afirma que los Dryas más jóvenes fueron causados ​​por el impacto de un cometa.[23] La teoría se presenta junto con la afirmación de que el sitio puede ser la fuente de la historia bíblica de la destrucción de Sodoma.

Otros plantearon dudas sobre la afirmación [24] y demostraron que los autores alteraron algunas de las imágenes utilizadas como prueba.[25] Los autores inicialmente negaron haber alterado las fotos, pero finalmente publicaron una corrección en la que admitieron haber eliminado de las fotos cosas irrelevantes para el contenido científico, como cintas métricas o dedos, girar algunas fotos 180° y voltear una foto, oscureciendo una flecha direccional.[26] Los autores aún no han abordado las inquietudes posteriores que se han planteado en PubPeer, incluidas las discrepancias entre la dirección de la onda expansiva afirmada en comparación con lo que muestran las imágenes, la falta de disponibilidad de datos de imágenes originales para investigadores independientes, la falta de evidencia que respalda las conclusiones, las referencias a la literatura creacionista de la Tierra joven y la desinformación sobre la explosión de Tunguska.[27] El 15 de febrero de 2023, se publicó la siguiente nota del editor en este artículo: “Se alerta a los lectores que los editores están considerando las inquietudes planteadas sobre los datos presentados y las conclusiones de este artículo. Una respuesta editorial adicional seguirá a la resolución de estos problemas.”[28]

Un artículo de opinión publicado en la revista Sapiens Anthropology calificó la afirmación de “pseudocientífica“, sugirió que podría erosionar la integridad científica y advirtió que podría conducir a la destrucción del sitio por parte de saqueadores. También afirma que pocos arqueólogos expertos creen que el sitio representa Sodoma o Gomorra.[29]

El físico Mark Boslough, especialista en peligros de impacto planetario y prevención de impactos de asteroides, ha llevado a cabo una crítica sostenida en las redes sociales y en publicaciones impresas de la hipótesis de que una explosión de aire fue responsable de la destrucción de los asentamientos humanos en Tell el-Hammam. Su crítica llama la atención sobre una perspectiva de inerrancia bíblica que se ha utilizado en las afirmaciones de que una explosión de aire destruyó la ciudad bíblica de Sodoma.[30]

Una revisión de la evidencia de un evento de impacto indica que no se han cumplido los criterios adecuados para mostrar una explosión en el aire.[31]

¿El sitio de Tall el-Hammam en el Valle del Jordán pudo ser la bíblica ciudad de Sodoma?

La ciudad bíblica de Sodoma parece haber sido descubierta por arqueólogos estadounidenses en el sur de Jordania. El equipo, dirigido por el profesor Steve Collins de la Universidad Trinity de Nuevo México, lo afirma luego de haber trabajado durante una década en excavaciones en un proyecto llamado Tall el-Hammam, en el Valle del Jordán, informa Popular Archaeology.

“El equipo de arqueólogos ha desenterrado una mina de oro de antiguas estructuras monumentales revelando una ciudad-estado que dataría de la Edad de Bronce, y que dominó la región del sur de Jordania en el Valle del Jordán”, afirmó Collins y agregó que “la mayoría de los mapas arqueológicos de la zona estaban en blanco” antes de su trabajos allí. “Lo que tenemos en nuestras manos es una importante ciudad-estado que era desconocida por los eruditos antes de empezar nuestro proyecto” concluye.

El sitio, según los arqueólogos, tiene dos estratos, una parte inferior y una ciudad alta. Además la ciudad posee un muro de 10 metros de alto hecho con ladrillos de barro. También hay puertas, torres y una plaza central. “Fue una misión enorme, que requirió millones de ladrillos y, obviamente, un gran número de trabajadores”, sostuvo Collins. Asimismo, la evidencia de torres y puertas, junto con algunas otras piezas descubiertas indican que las fortificaciones de la Edad de Bronce eran mucho más resistentes de lo que se pensaba.

La evidencia arqueológica también indica que la vida de la ciudad llegó a un abrupto final. Esto puso fin a toda forma de vida durante un período de 700 años. Según el Antiguo Testamento de la Biblia, esta ciudad junto a Gomorra, estaba asociada a los pecados de los hombres y es por eso fue castigada y destruida por Dios enviando una ‘lluvia de fuego y azufre’ que incineró completamente la ciudad.

 

 

 

Teoría/especulaciones de que Tall el-Hammam es la antigua Sodoma, y fue destruida por un meteoro que explosionó en el espacio próximo de la ciudad.

No todos los especialistas están de acuerdo con la identificación de Tall el-Hammam con Sodoma.

Un meteorito arrasó hace miles de años con Tall el-Hammam, identificada como la bíblica Sodoma

Hace unos 3.600 años, lo que menos esperaban los habitantes de la próspera ciudad conocida actualmente como Tall el-Hammam, en Jordania, era que la explosión de un meteorito acabase de manera fulminante con sus vidas y destruyese sus casas. Este asentamiento ubicado cerca del Mar Muerto ha sido identificado como Sodoma, la ciudad que, según la Biblia, fue destruida por Dios con fuego y azufre caídos del cielo, y cuya historia ha  quedado plasmada en el Génesis.

Para averiguar el origen de esa explosión de fuego, los científicos recurrieron a la calculadora de impactos del Imperial College de Londres, lo que les permitió descubrir que dicho evento había sido provocado por un asteroide similar al que en 1908 derribó 80 millones de árboles en Tunguska, Rusia.

Posteriores experimentos en laboratorio permitieron conocer la violencia del impacto y la rapidez con la que destruyó todo a su paso. Por ejemplo, la cerámica y los ladrillos de barro se licuaron a temperaturas superiores a los 1.500 ºC, “lo suficientemente caliente como para derretir un automóvil en minutos“, indica uno de los coautores, el arqueólogo Christopher R. Moore, en un artículo en The Conversation.

Asimismo, los investigadores descubrieron que esta ciudad y más de 100 asentamientos de otras áreas fueron abandonadas durante varios siglos después de esta devastación, lo que les ha llevado a teorizar que “los altos niveles de sal depositados durante el impacto hicieron imposible el cultivo” durante un periodo de 600 años, “hasta que las mínimas precipitaciones en este clima desértico lavaran la sal de los campos”, explica Moore.

Según la reconstrucción de los investigadores, el meteorito explotó en una enorme bola de fuego a unos cuatro kilómetros sobre el suelo. La explosión fue unas 1.000 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima, lo que hizo que la ciudad estallase en llamas y todo lo que allí había se consumiese.

Asimismo, unos segundos más tarde de la explosión, una onda de choque masiva golpeó la ciudad, provocando vientos de 1.200 km/h, superiores al peor tornado jamás registrado, que destruyeron todos los edificios, y redujeron la ciudad a escombros. Ninguna de las 8.000 personas o animales que allí habitaban sobrevivió: sus cuerpos fueron destrozados por este impacto.

Según relatan los coautores en su estudio, “vale la pena especular que una catástrofe notable, como la destrucción de Tall el-Hammam por un objeto cósmico, pudo haber generado una tradición oral que, después de transmitirse de generación en generación, se convirtiese en la fuente de la historia escrita de la Sodoma bíblica en el Génesis”.

Por el momento, lo único que aventuran a asegurar los investigadores es que las evidencias coinciden con el relato detallado en ese libro de la Biblia. “Si es así, la destrucción de Tall el-Hammam es posiblemente el segundo incidente más antiguo conocido de la destrucción de un asentamiento humano relacionado con un impacto de meteorito, después de Abu Hureyra en Siria, ocurrido hace 12.800 años”, concluyen.

Aproximadamente un minuto después, a una distancia de 22 kilómetros al oeste de Tall el-Hammam, los vientos originados por la explosión golpearon la ciudad bíblica de Jericó. Sus murallas se derrumbaron y la ciudad entera quedó reducida a cenizas.

Miembros de la excavación cerca de restos de murallas antiguas, con la capa de destrucción situada aproximadamente en la mitad inferior de los muros que se aprecian. Phil Silvia, CC BY-ND

Encontrar diamantes entre la suciedad

Nuestra investigación descubrió una variedad notablemente amplia de pruebas.

Imágenes de un microscopio electrónico de múltiples pequeñas fracturas en granos de cuarzo de impacto. Allen West, CC BY-ND

En el sitio arqueológico hay granos de arena sutilmente fracturados denominados cuarzos de impacto que solo se forman bajo presiones de 130 000 kilos por centímetro cuadrado o cinco gigapascales (el equivalente a seis tanques Abrahams de 68 toneladas apilados sobre nuestro pulgar).

La capa de destrucción también contiene diamonoides que, como su nombre indica, son tan duros como diamantes, aunque cada uno de ellos es más pequeño que un ejemplar de virus de la gripe. Parece que toda la madera y las plantas de la zona se transformaron en este material similar al diamante debido a las altas presiones y temperaturas generadas por la bola de fuego.

Los experimentos con hornos de laboratorio demostraron que la cerámica de burbujas y el barro cocido de Tall el-Hamman se licuaron a temperaturas superiores a los 1 500 grados, lo suficiente como para derretir un coche en minutos.

Las esférulas originadas por arena derretida (arriba a la izquierda), yeso del palacio (arriba a la derecha) y metal derretido (los dos de abajo). Malcolm LeCompte, CC BY-ND

La capa de destrucción también contiene esferas diminutas de material derretido, más pequeñas que las partículas de polvo en suspensión. Son las llamadas esférulas, formadas a partir de hierro vaporizado y arena que se derritió a unos 1 590 grados.

Además, las superficies de la cerámica y del cristal derretidos están moteados de pequeñísimos granos de metal también derretidos entre los que hay partes de iridio, cuyo punto de fusión está en los 2 466 grados; platino, que se funde a 1 768 grados, y silicato de circonio, que lo hace a 1 540.

Si se ponen juntas, todas estas pruebas demuestran que las temperaturas en la ciudad alcanzaron valores superiores a los que se pueden generar en erupciones volcánicas, guerras o incendios convencionales, por lo que el único proceso natural que quedaba era un impacto cósmico.

Un enigma que queda por resolver es por qué la ciudad y aproximadamente 100 asentamientos de la zona permanecieron abandonados durante muchos siglos después de que se produjera la catástrofe. Quizá fue porque la alta proporción de sal que se depositó durante el impacto hizo imposible cultivar las tierras. Aún no estamos seguros, pero creemos que la explosión podría haber vaporizado o desplazado en niveles tóxicos por todo el valle agua salada procedente del mar Muerto. Y, sin cosechas, nadie pudo vivir en dicho valle durante unos 600 años, hasta que las escasísimas lluvias del clima semidesértico de la región limpiaron de sal los campos.

Mapa de Tall el-Hammam mostrando la direccionalidad de los escombros (debris), granos (grains), pedazos (sherds), piezas fundidas de jarros (melted pottery) y ladrillos (melted bricks) y la dirección del viento en los sedimentos (blow-over). Todo es consistente con una onda explosiva moviendóse en la dirección suroeste-noreste (flecha roja). Créditos: artículo original.

  1. a) Reconstrucción artística del palacio basado en evidencia.
  2. b) Fotografía de las ruinas, mostrando el alcance de la destrucción. Créditos: artículo original.

 

Explosión de Halifax

Explosión de Halifax

Coordenadas: 44°40′09″N 63°35′47″O

 Pirocúmulo de la explosión

Fecha: 6 de diciembre de 1917

Hora: 9:04:35 (AST)

Causa: Choque entre dos barcos, uno de los cuales tenía un cargamento altamente explosivo.

Lugar: Halifax, Nueva Escocia, Canadá

Fallecidos: Aprox. 2000

Heridos: Aprox. 9000

La Explosión de Halifax es como se denomina al desastre ocurrido en la mañana del 6 de diciembre de 1917 en el puerto de Halifax, Nueva Escocia, Canadá, provocado por el choque entre el buque de carga francés SS Mont-Blanc (cargado de explosivos de guerra) y el barco de vapor noruego SS Imo. El incidente causó la muerte de alrededor de 2000 personas, 9000 quedaron heridas y provocó daños en toda la ciudad.

Desastre

El 6 de diciembre de 1917 alrededor de las 07:30 a. m., el buque carguero francés SS Mont-Blanc dejó su lugar de anclaje fuera de la bocana del puerto de Halifax para unirse a un convoy que se estaba formando en otro puerto cercano en la bahía Bedford Basin, donde se formaba a todos los convoyes antes de salir rumbo a Europa. Estaba cargado con 2300 toneladas de ácido pícrico húmedo y seco, 200 de trinitrotolueno (TNT), 10 de algodón de pólvora y 35 de benceno, una mezcla altamente explosiva, estibada en cubierta.

Al mismo tiempo el barco de vapor noruego SS Imo salía de Bedford Basin con destino a Nueva York para cargar alimentos hacia Bélgica. Aunque se le había dado autorización para salir el día 5 de diciembre, su salida se retrasó hasta bien entrada la tarde debido a que su carga de carbón no llegó. Éste viajaría solo por lo rápido que era para la época, y fue forzado a trasladarse a un extremo del canal, probablemente por ir demasiado rápido, por lo que hizo contacto visual con el buque francés a ¾ de milla (unos 1350 metros aproximadamente).

Imo recibió autorización para salir del puerto a las 7:30 a. m. del 6 de diciembre con el piloto William Hayes a bordo, el barco entró en Narrows por encima del límite de velocidad del puerto probablemente para compensar el retraso experimentado por la carga de carbón, encontrándose con el vapor estadounidense SS Clara que estaba siendo pilotado por el lado equivocado del puerto por lo que tuvo que acercarse más a la costa justo cuando pasaba la remolcador Stella Maris.

Devastación en Halifax dos días después de la explosión. El SS Imo es visible al otro lado del estrecho.

En el Mont Blanc, el piloto Francis Mackei había preguntado por protecciones especiales pero no sé implementó ninguna. El Mont Blanc fue el segundo barco en moverse a las 07:30 a. m. dirigiéndose hacia Bedford Basin no perdiendo de vista el tráfico, vio a Imo por primera vez a 1.21 km e hizo sonar el silbato para dar señal de que su barco tenía preferencia de paso pero se encontró con 2 pitidos cortos de Imo lo que indicaba que no cedía su posición.

El buque noruego estaba en un curso de intercepción, por lo que el capitán del Mont-Blanc llevó su embarcación hacia la costa de Dartmouth, reduciendo su velocidad al mínimo para tener dirección y alrededor de 2 minutos más tarde ordenó parar las máquinas lo mismo que hizo Imo.

Alrededor de las 8:40 a. m., al no dar paso el Imo, el Mont-Blanc trató de cambiar su rumbo para que ambos buques se cruzaran por su estribor, pero fue demasiado tarde para esa maniobra y la proa del barco noruego se empotró contra el buque carguero abriéndole un socavón en estribor de unas dimensiones considerables, en principio el daño no fue severo y debido al golpe de inmediato el benceno se inflamó y empezó a arder. Conscientes del peligro y sin tener aparatos anti-incendios a bordo, el capitán ordenó abandonar el barco temiendo que explotase de inmediato y un número creciente de ciudadanos de Halifax se reunieron para ver el incendio y a los bomberos que empezaban a llegar y a los barcos que acudían a prestar ayuda, a pesar de las advertencias de los tripulantes del Mont blanc de que su barco estaba a punto de explotar.

A las 09:04:35 a. m. el fuego fuera de control en el Mont Blanc hizo estallar su cargamento de explosivos de alta potencia, la nave explotó por completo y una poderosa onda expansiva irradió desde la explosión a más de 1000m/s, temperaturas de 5.000 grados y presiones de miles de atmósferas acompañaron a la explosión exponiendo el suelo del puerto y formando un Tsunami cuando el agua llenó el vacío, un área de 1.6 km² quedó completamente destruida por la explosión que lanzó trozos del buque a 5.6 km de distancia, más de 1.600 personas murieron al instante.

Los primeros grupos de rescate organizados provinieron de los barcos militares de la Royal Navy anclados cerca, los cruceros mercantes armados HMS Highflyer, el HMS Chamginola, HMS Knight Templar y HMS Calgarian enviaron botes a tierra con grupos de rescate y personal médico y pronto comenzaron a llevar heridos a bordo. A ellos se les sumaron otros buques, El USS Tacoma llegó a la zona junto con el USS Von Steuben, llamándose a todas las guarniciones del puerto para ayudar.

En la investigación posterior, la culpa recayó en Imo aunque también el Mont Blanc era igualmente culpable de esos mismos errores aunque nadie fue procesado o condenado por ello.

Información detallada en:

https://www.practicosdepuerto.es/index.php/es/colegio-federacion/publicaciones/articulos-luis-jar/un-abordaje-con-sorpresa

El capitán francés Mackey, lo condujo por el canal hacia los muelles.  A las 8:30, cuando el barco entraba en la zona entre el océano y el puerto interior, levantó la vista y vio con estupor al SS Imo, un carguero noruego, que se dirigía hacia él.

Los dos enormes barcos hicieron sonar sus silbatos, intentaron algunas maniobras evasivas inútiles y, luego, chocaron en la parte estrecha del canal.

Después de unos momentos de pánico, los dos barcos se separaron.

En diciembre de 1917, la ciudad de Halifax en Nueva Escocia era un hervidero de trabajo.

En plena primera guerra mundial contaba con uno de los mejores y más profundos puertos libres de hielo de América del Norte.

La ciudad se convirtió en el centro neurálgico del esfuerzo bélico canadiense.

Albergaba a decenas de miles de soldados de Canadá, del Imperio Británico y de Estados Unidos en su camino a los campos de batalla de Europa, o de regreso a casa. La población, de casi 50,000 habitantes, había crecido exponencialmente.

El puerto de Halifax era también base para buques mercantes de todo el mundo. Millones de toneladas de suministros pasaban por allí rumbo a la guerra

Toda esta actividad impulsó la economía, hizo que los empleos abundaran y le dio a la pequeña ciudad una febril actividad que sus residentes no habían experimentado en décadas.

Gran parte de la actividad industrial se concentraba en el barrio de clase obrera de Richmond, situado al norte de Halifax. Se trataba de una comunidad unida, de casas de madera, escuelas e iglesias.

Antes de la guerra, el puerto de Halifax bajo control civil no permitía que los barcos que transportaban municiones o explosivos entraran al puerto.

En tiempos de guerra, el almirantazgo británico había asumido el mando, y barcos como el Mont-Blanc tenían ahora permiso para acceder.

El buque francés había llegado a Halifax el día anterior y permaneció anclado durante la noche en la desembocadura del puerto.

En la mañana del 6 de diciembre, el Mont-Blanc es autorizado a avanzar hacia Bedford Basin. A pesar de su peligrosa carga no existía en el puerto un protocolo especial para su pasa.

A los otros barcos amarrados tampoco se les ordenó mantener sus posiciones hasta que el Mont-Blanc hubiera hecho un paso seguro a través del puerto y, esta cadena de negligencias preparó el terreno de la tragedia…

El Imo era un buque mercante que atracaba en el puerto y esa mañana comenzó su marcha en dirección a Nueva York para recoger un cargamento de suministros de socorro con destino a Bélgica que estaba devastada por la guerra. Las palabras “ALIVIO BELGA” estaban impresas en letras grandes en una de sus bandas.

El mercante emergió desde Bedford Basin a través de Narrows, la sección de navegación más estrecha del puerto, en el lado este del canal de Dartmouth, y no por el lado oeste de Halifax, donde los buques salientes normalmente viajaban.

La ruta del Imo requería que las naves entrantes pasaran por estribor, en lugar de babor, que era lo habitual.

El Imo tenía a bordo un experimentado navegante local, William Hayes, que conocía las reglas de navegación del puerto. No obstante, aquella mañana, el Imo acababa de cruzarse con un remolcador y un buque de guerra estadounidense que se dirigían Bedford Basin y lo obligaron a desviarse.

En estas dos ocasiones el Imo había pasado de estribor a babor lo que resultó en una posición inusual en su trayecto, demasiado hacia el este, en el lado equivocado del estrecho y en el camino del Mont Blanc.

Cuando la brecha de 700 metros se cerró, ambos patrones hicieron lo que pudieron con sus barcos:

Luego del golpe, vinieron las chispas y los barriles de benzol se abrieron y comenzaron a arder.

La tripulación del Mont-Blanc, consciente del peligro, corre a los botes salvavidas y abandona el barco.

El incendio que se propaga a bordo y sin nadie al timón, el Mont-Blanc se va a la deriva hacia Halifax mientras las llamas aumentan.

El indefenso, tullido y ardiente buque se desplaza hacia el Muelle 6 en la costa de Halifax. Un área residencial, con negocios, barcos amarrados, el Royal Naval College of Canadá y una gran refinería de azúcar.

El buque desprendía columnas de humo negro iluminado por las llamas y los Marineros del crucero Highflyer, del buque Niobe y del remolcador Stella Maris trataron de asegurar un cabo y tirar el Mont-Blanc hacia el centro del canal mientras daban la alarma de fuego.

Los bomberos de Halifax corrieron hacia él mientras la tripulación del Imo observaba lo sucedido desde su propio barco dañado.

Los minutos fueron pasando. El Mont Blanc no llevaba marcas especiales. Casi nadie sabía lo que cargaban sus compartimentos.

Cientos de personas se detuvieron en la costa para ver el espectáculo. Las ventanas de todo el puerto se llenaron de caras de adultos y niños que miraban a través del cristal el despliegue del drama.

La tripulación del Mont-Blanc llega Remando desesperadamente a la orilla en pocos minutos. Continuaron corriendo, gritando advertencias a todos los que allí pasaban, pero lo hacían en francés. Pocas personas en Halifax hablaban francés.

El incendio duro 20 minutos y a las 9:04 el Mont Blanc Explotó.

La gran espiga del ancla de media tonelada aún yace donde aterrizó, a casi 4 kilómetros de distancia.

La onda expansiva, seguida de un tsunami se extendió violentamente sobre las costas de Halifax y Dartmouth.

Más de 2.5 kilómetros cuadrados de Richmond fueron totalmente arrasados.

El estallido lanzó secciones del Mont-Blanc hacia arriba conformando una gran bola de fuego.  Fragmentos de metal ardiendo se desparramaron sobre Halifax, junto con una lluvia negra de partículas de carbón que causaron graves heridas en miles de ciudadanos.

No quedo ni un solo trozo del buque al lado del muelle. El enorme casco de hierro desapareció y se convirtió en una ametralladora

El Imo fue arrojado como un juguete a la costa de Dartmouth.

Las personas también fueron lanzadas violentamente. Dónde y cómo aterrizaron determinó en gran medida su vida o su muerte.

Decenas de miles de ventanas volaron, y los cristales destrozaron muchos de los rostros de los allí presentes.

En las primeras horas, Halifax demostró estar especialmente preparada para ayudarse a sí misma.

Miles de militares, marineros mercantes y otros lugareños afligidos ingresaron a la zona de la explosión.

Las enfermeras del ejército entraron en acción. Los cirujanos operaron sin parar, a menudo con nada más que anestesia local.

El oftalmólogo George Cox eliminó 79 globos oculares arruinados en 48 horas.

La asistencia extranjera llegó en cuestión de minutos desde los barcos de la armada estadounidense y británica.

La explosión fue noticia en primera plana en todo el mundo y llegó más ayuda en cuestión de días.

Massachusetts despachó un tren lleno de médicos, enfermeras y suministros médicos.

Todos los restaurantes abrieron sus cocinas, dando comida gratis a los sobrevivientes y rescatadores.

Las farmacias regalaban las medicinas, los gerentes dieron días libres a los empleados para ayudar en el desastre.

Halifax fue conocida como la “Ciudad de los Camaradas”, aunque en pocos días esto se modificó, entrando en un frenesí de aumentos de precios y extorsiones.

No obstante, fue uno de los grandes momentos de solidaridad vividos en el continente.

2.000 personas murieron y otras 10.000 resultaron heridas en la explosión considerada el peor desastre provocado por el hombre en la historia de Canadá.

Alrededor de 1.600 personas murieron al instante, incluidos cientos de niños. Aproximadamente 400 más murieron a causa de sus heridas en los días siguientes.  37 personas quedaron ciegas, y más de 250 perdieron un ojo.

En las primeras horas Richmond era un escenario apocalíptico: las casas se convirtieron en montones de madera astillada provocando incendios devastadores. Las quemaduras fueron una de las principales causas de las muertes.

El paseo marítimo y los patios del ferrocarril fueron destruidos, al igual que los grandes muelles del puerto. Incluso edificios de piedra o de hormigón se redujeron a escombros.

Cientos de personas en el área inmediata fueron borrados del mapa en apenas unos segundos. Los desconcertados supervivientes, heridos o en estado de shock, vagaron o se arrastraron entre los restos, tratando de dar sentido a lo que había sucedido.

Los restos que volaron producto de la explosión decapitaron a algunos, arrancaron las extremidades de otros y dejaron muchas quemaduras, fracturas y heridas abiertas que provocaron la muerte meses después en la era preantibiótica.

Más de 1.500 edificios fueron destruidos y 12.000 dañados. 25.000 personas se quedaron sin hogar después de la explosión.

El Mont Blanc ya no existía. Irónicamente, toda su tripulación sobrevivió a excepción de un marinero. Toda la tripulación del Imo murió, incluyendo al capitán y al piloto.

Tal vez por esto, una investigación inicial culpó al Mont Blanc, particularmente a su capitán, Francis Mackey, argumentando que se debió evitar un encuentro tan peligroso a cualquier precio.

Pero, investigaciones posteriores dividieron la culpa entre los dos buques.

Por su parte, Mackey sostuvo que el Imo llevaba a una velocidad insegura para un barco tan grande en el puerto, y también que los barcos que entraban como el Mont-Blanc, tenían el derecho de paso sobre los buques que salían.

Además, que el Imo navegaba demasiado hacia el este, en lo que debería haber sido el camino del Mont-Blanc.

El mapa de arriba muestra las zonas de impacto de la Explosión de Halifax en círculos concéntricos; sin embargo, la onda de choque real habría sido impactada por una variedad de factores geográficos y probablemente no habría expandido en anillos perfectos. Las zonas mostradas aquí se basan en pruebas anecdóticas tras la explosión. (Mapa: Chris Brackley/Canadian Geographic)

Mapa que muestra la extensión del impacto y la destrucción causados por la Explosión de Halifax de diciembre. 6, 1917. (Mapa: Chris Brackley/Canadian Geographic)