Ciudades y Castros
En este apartado, se relacionan las ciudades, pueblos, castros, etc., en su día más o menos importantes, y que fueron abandonados por diversos motivos: destrucción por invasión, incendio, terremotos, etc. Algunos se encuentran sumergidos debido a que en su día las costas sufrieron un retroceso debido a que un cataclismo, o un cambio climático, elevaron el nivel del mar.
De la mayoría apenas se tenían datos hasta hace relativamente poco tiempo. De otras, debido a su estado y ha su escasa exploración, hasta se tienen dudas de que sean naturales o artificiales.
Castro
Un castro es un poblado fortificado celta por lo general prerromano, aunque existen ejemplos posteriores que perduraron hasta la Edad Media existentes en Europa y propios de finales de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro. Se encuentran con frecuencia en la península ibérica, en particular en el noroeste con la cultura castreña y en la meseta con la cultura de las cogotas.
La palabra castro proviene del latín castrum, que signfica “fortificación militar” (de ahí viene la palabra española castrense, “relativo a lo militar”).
Otro nombre con el que se conoce a los castros es oppidum (en plural oppida), en particular cuando son de gran tamaño.
El castro es un poblado fortificado que se empezó a habitar desde el siglo VI a. C., carente de calles que formen ángulos rectos y llenos de construcciones de planta casi siempre circular. Las casas más antiguas eran mayormente de paja-barro y las más recientes de mampostería. El techo era de ramaje y barro y después de varas largas. Fundamentalmente, eran estancias únicas. Se sitúan en lugares protegidos naturalmente (alturas, revueltas de ríos, pequeñas penínsulas), cerca de fuentes y terrenos cultivables y en el límite entre estos y zonas más altas de pastoreo.
Los castros estaban protegidos por uno o más fosos, parapetos y murallas que bordeaban el recinto habitado, pudiendo tener en sus accesos un torreón que controlaba las vías de entrada al mismo o en otro lugar estratégico.
En tiempo de conflictos, las gentes que vivían en campo abierto se trasladaban a estas construcciones, situadas en lugares estratégicos con el fin de garantizar su seguridad. Asimismo podían tener otras finalidades como la de control del territorio, vigilancia de sembrados, etc.
Midyat
Midyat
Coordenadas: 37°25′00″N 41°21′11″E
Localización de Midyat en Turquía
Distrito: Midyat
Midyat (en kurdo, Midyad, en siríaco, ܡܕܝܕ Mëḏyaḏ y en arameo, Tur-‘Abdin) es una localidad de origen asirio/siríaco situada en la provincia de Mardin, en la Alta Mesopotamia, al sudeste de Turquía. Se encuentra a unos 60 km al este de la capital de la provincia, Mardin.
Se ha encontrado un cognado del nombre Midyat, tan antiguamente como en una inscripción del rey neoasirio Ashurnasirpal II (883-859 a. C.), donde se describe la forma en que las fuerzas asirias conquistaron la ciudad y sus alrededores.2
Su población es mayoritariamente siríaca. Situada en el centro de un enclave cristiano, la ciudad cuenta con nueve iglesias ortodoxas sirias,3 entre ellas la dedicada a San Akhsnoyo.4 Algunas iglesias han sido abandonados después de la emigración de gran parte de la población cristiana tras las persecuciones e incidentes producidos principalmente a principios del siglo XX y en los últimos decenios.
Historia
Su historia se remonta a los hurritas en el tercer milenio a. C. Durante el siglo IX a. C., tablillas asirias se refieren a Midyat como Matiate, que significa ciudad de las cuevas, a 3 km de Eleth, donde vivieron sus primeros habitantes. Muchos imperios diferentes gobernaron sobre Midyat incluyendo a mitanios, asirios, urartúes, medos, persas, macedonios, romanos, bizantinos, abasíes, selyúcidas y otomanos.5 Debajo de la ciudad existe una ciudad subterránea, que se supone que estuvo en uso durante unos 1900 años y en su apogeo estuvo habitada por hasta 70’000 personas.67
Pero a lo largo del tiempo, por las reiteradas incursiones y saqueos de tribus mongoles y turcas en toda la meseta de Tur Abdin, principalmente a finales de los siglos XIV, XIX y principios del XX, la población de Tur-‘Abdin asiria/siríaca – aramea fue severamente diezmada. El Genocidio asirio de la Primera Guerra Mundial acabó con gran número de cristianos siríacos en Turquía y las familias cristianas buscaron refugio en los países vecinos de Siria y Líbano.
Después del llamado Gastarbeiter (“trabajadores invitados”), de principios de los años 1960, la ciudad terminó por ser casi completamente desalojada por sus primitivos habitantes para buscar una vida mejor en los países occidentales. Pronto, otros habitantes locales mhallami y kurdos empezaron a construir casas en los alrededores. Las casas y las iglesias pertenecientes a los cristianos se han conservado a pesar de que muchos de ellas se encuentran vacías.
Mardin, Mardin Merkez/Mardin, Matiate
Una excavación arqueológica en Turquía ha descubierto lo que los investigadores creen que es la ciudad subterránea más grande del mundo.
Según un informe del diario turco Daily Sabah, se descubrió una cueva en el distrito de Midyat, en la provincia de Mardin, en el sureste del país, y reveló pasajes que conducen a un complejo formado por pozos de agua, silos y lugares de culto, todos datados en los siglos II y III. “Midyat ha estado en uso continuo durante 1.900 años”, dijo Gani Tarkan, director del museo de Mardin y jefe de las excavaciones, al Daily Sabah. “Originalmente fue diseñado como un escondite o una zona de escape”. El cristianismo, como sabemos, no era una religión oficial en el siglo II”. Continúa diciendo que se sabía que las familias que se convertían al cristianismo se refugiaban en ciudades subterráneas para evitar la persecución de las autoridades. “Tal vez la ciudad subterránea de Midyat era uno de los espacios habitacionales construidos para este fin”, agregó.
Se han descubierto ciudades subterráneas similares en toda Turquía. Capadocia, en lo que ahora es el este de Anatolia en el centro de Turquía, tiene alrededor de 200 asentamientos antiguos excavados en la roca volcánica blanda de la región durante los siglos VII y VIII. Los historiadores creen que estas cuevas sirvieron originalmente como refugio para los habitantes de la región contra los invasores extranjeros, y que en el siglo XIV sirvieron como escondite para las minorías cristianas que huían de las fuerzas otomanas de ocupación. Los pueblos no fueron completamente abandonados hasta 1923, tras el final de las guerras greco-turcas. Fueron redescubiertas en 1963, supuestamente por un hombre que descubrió una habitación oculta detrás de sus paredes.
La ciudad subterránea más famosa de Capadocia Derinkuyu palidece en comparación con la ciudad recientemente descubierta de Midyat. Según Tarkan, podría contener “al menos 60-70 mil personas”.
La ciudad subterránea de Midyat
Ubicada a 10 kilómetros al este de la ciudad subterránea de Kaymaklı en Nevşehir y a 18 kilómetros al sur de Ürgüp, la ciudad subterránea de Mazı lleva el nombre del pueblo donde fue descubierta. La ciudad subterránea fue descubierta accidentalmente por un pastor y se abrió a los visitantes en 1995 después de someterse a algunos trabajos de restauración.
El antiguo pueblo está situado en un valle tranquilo y cuenta con tumbas excavadas en roca de los períodos romano temprano y bizantino. Se cree que la ciudad subterránea data de la misma época, hace varios siglos.
La ciudad subterránea de 8 pisos tenía entradas desde cuatro lugares diferentes y estaba cubierta con rocas inclinadas con agujeros en el medio para lanzas, lo que proporcionaba protección contra los invasores. Curiosamente, las canaletas talladas en la roca y más anchas que otras entradas de granero indican que las personas eran habilidosas en la cría de animales durante ese período. Se estima que alrededor de 6.000 personas vivieron en la ciudad subterránea de Mazı en un momento dado por hasta un mes.
La ciudad subterránea consta de un pozo de 20 metros de profundidad, una casa de uvas, una bodega y otros espacios habitables. Sin embargo, se destaca de otras ciudades subterráneas por su grandeza. Su iglesia tiene una chimenea oculta que lleva a otras secciones del sistema de cuevas. Pequeños agujeros escalonados están tallados en la chimenea para facilitar la escalada. Con su gran tamaño y numerosos túneles, posiblemente sea tan grande como Derinkuyu o Kaymaklı. ¡El sistema de cuevas incluso incluye instalaciones que se cree que se usaron como baños!
En el marco del proyecto aludido, que se inició hace dos años con la cooperación del Ministerio de Cultura y Turismo, la Dirección General de Patrimonio Cultural y Museos, el Museo de Mardin y la Municipalidad de Midyat, se encontró una cueva en la cual posteriormente se determinó que había un pasaje que llevaba, a través de distintos corredores, a diferentes lugares: de culto, silos, estancias, pozos de agua, etc., que conformaban una ciudad subterránea llamada Matiate. En los trabajos de excavación, también se han hallado numerosos objetos de los siglos II y III d.C.
21 Abril, 2022 – 13:00 Joanna Gillan
Enorme ciudad subterránea descubierta en Turquía
Los arqueólogos en Turquía han descubierto una enorme ciudad subterránea, que creen que puede ser la más grande del mundo. Hasta ahora solo han excavado el 3%, pero están desenterrando multitud de habitaciones, túneles, pasadizos ocultos y artefactos a diario.
Daily Sabah informa que el descubrimiento se realizó en el distrito Midyat de Mardin, un área que ya es rica en historia y cultura y está protegida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ciudad subterránea, que ha sido llamada Matiate (‘ciudad de las cuevas’), fue descubierta accidentalmente durante la limpieza y conservación de calles y casas históricas en Midyat. Los trabajadores estaban limpiando una cueva cuando descubrieron un pasaje. El trabajo de excavación luego reveló una multitud de habitaciones y otros túneles que salían de él, así como artefactos y murales.
Matiate, la ciudad subterránea
Hasta la fecha, los arqueólogos han descubierto 49 habitaciones, incluidos lugares de culto, pozos de agua, silos para almacenamiento y numerosos corredores y túneles, y estiman que esto es solo el 3% del tamaño total de la ciudad subterránea.
“Esta ciudad subterránea se ha utilizado ininterrumpidamente durante 1.900 años”, dijo Gani Tarkan, director del Museo Mardin y jefe de excavaciones en Matiate. “Primero se construyó como un escondite o área para escapar. Como se sabe, el cristianismo fue no era una religión oficial en el siglo II. Las familias y grupos que aceptaban el cristianismo generalmente se refugiaban en ciudades subterráneas para escapar de la persecución de Roma o formaban una ciudad subterránea. Posiblemente, la ciudad subterránea de Midyat fue uno de los espacios de vida construidos para este propósito. Es un área donde estimamos que al menos 60-70,000 personas vivían bajo tierra”.
La rica historia de Midyat
Midyat se encuentra en el centro de una meseta de piedra caliza en el sureste de Turquía, su paisaje rural abarca 80 pueblos con más de 100 iglesias y 70 monasterios.
La región ha sido poblada desde el período asirio en adelante y ha sido gobernada por muchos imperios diferentes, incluidos los mitanianos, asirios, arameos, armenios, medos, persas, griegos, romanos, bizantinos, abasíes, selyúcidas y otomanos, con cada nueva construcción de civilización en el trabajo del último.
Ciudades, imperios y religiones han surgido y caído en torno a esta distracción histórica y, sin embargo, parece que aún guarda algunos secretos más.
Acceso de la ciudad subterránea de Matiate.
Una vista del interior de la ciudad subterránea de Matiate, en Midyat, sureste de Turquía.
Limpieza de la ciudad subterránea en Midyat, Mardin, Turquía (Agencia Anadolu)
Sección excavada de la ciudad subterránea recientemente descubierta en Turquía, en la que se han hallado pruebas de que sus habitantes residían en ella permanentemente. Fotografía: Agencia Anadolu.
Al-Natah
Al-Natah
Han encontrado una ciudad perdida, tiene 4.000 años y se escondía en un sorprendente oasis.
Increíble: encuentran un oasis que permaneció oculto en el desierto durante siglos
Fue hallado por un equipo de científicos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y de expertos de Arabia Saudita. ¿Qué extensión tiene y de qué antigüedad data?
Un equipo de científicos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), junto a expertos de Arabia Saudita, acaba de protagonizar un hallazgo arqueológico sin precedentes al encontrar un antiguo oasis de 4.000 años de antigüedad en Khaybar, al noroeste de Arabia Saudita. La pequeña ciudad principal, al-Natah, se estima que fue fundada en 2400 a.C. y ocupaba apenas tan solo 2.6 hectárea de extensión a lo largo de las cuales vivían alrededor de 500 personas, quienes desarrollaron una civilización avanzada en medio del desierto.
Oasis. Tan antiguo como pequeño
Los investigadores identificaron unas 50 estructuras que, según afirmaron, funcionaron como viviendas, además de un muro protector de casi 5 metros de altura y 14.5 kilómetros de extensión, que rodeaba la ciudad, en tanto que, para poder llevar a cabo este hallazgo, usaron imágenes satelitales, fotografías aéreas y prospecciones sistemáticas que les permitieron estudiar el terreno con gran precisión.
El equipo también empleó un sistema de mapeo detallado y software de diseño asistido por computadora, con el fin de registrar con exactitud las ubicaciones y características de las edificaciones. Asimismo, utilizaron fotogrametría, lo que les permitió crear modelos tridimensionales de las estructuras, aportando detalles fundamentales para el análisis de la antigua urbe.
Finalmente, los científicos también se valieron de técnicas de datación, como el análisis de radiocarbono, para precisar la antigüedad de los restos. También emplearon un Sistema de Información Geográfica (SIG) para procesar los datos y estudiar el área. Estos métodos han permitido una comprensión profunda de este oasis perdido y su importancia en la historia de las civilizaciones del desierto.
Pese a que, con el paso de los siglos, son muchísimas las ciudades y restos de antiguas civilizaciones que la humanidad ha encontrado, todavía siguen encontrándose grandes sorpresas en los lugares no tan explorados y con territorios de gran extensión. Arabia Saudí, de hecho, es uno de los países de mayor tamaño en Oriente Medio, y ha sido en este país donde se han encontrado las ruinas de Al-Natah, una antigua ciudad que estuvo en funcionamiento hace más de 4 milenios.
Este descubrimiento se ha publicado en la revista científica Plos One, y ha tenido lugar mientras se investigaba el ya mencionado oasis de Tayma, ubicado en Arabia Saudí al norte de Khaybar. Entre lo más llamativo de esta ciudad es que, con el trabajo de campo recabado por los arqueólogos, la civilización que habitó dicho espacio data de la edad de Bronce, hace más de 4.000 años, según el registro de los arqueólogos.
Uno de los motivos por los que no se había descubierto antes una ciudad de este tamaño estaba en el hecho de que se consideraba poco probable que existieran civilizaciones amplias en lugares tan áridos y desérticos, a pesar incluso del oasis en la que estaba Al-Natah, puesto que se sabe que la población de estos territorios era principalmente nómada. Sin embargo, poco a poco todos los secretos salen a la luz, y ahora esta ciudad perdida podrá responder a muchas preguntas de las civilizaciones del pasado en los territorios de Oriente Medio.
Las fascinantes ruinas del pasado
Pese a que, a simple vista, unas ruinas no pueden decir mucho a muchas personas de a pie, todo lo que se puede recopilar de ellas permite descubrir muchos secretos sobre cómo convivían las sociedades en el pasado, especialmente en espacios mayoritariamente de nómadas. Son innumerables las civilizaciones que se han extendido por el mundo con el paso de los siglos, pero gracias a sus edificios, objetos, obras, e incluso escrituras (en el caso de las civilizaciones que ya conocían la escritura) han sido cruciales para que podamos descubrir cómo fue el mundo antes de nosotros.
Taima (Oasis)
País: Arabia Saudita Coordenadas: 27°37′34″N 38°32′51″E
Historia
Tipo: Oasis, Yacimiento arqueológico y Asentamiento
Taima o Teima (en árabe تيماء; 27°37′30″ N, 38°32′30″ E) fue una antigua ciudad situada al noroeste de la actual Arabia, emplazada en medio de un vasto oasis históricamente habitado y rodeada de un muro de piedra y barro sobre una colina, que controlaba las rutas comerciales que atraviesan el desierto entre Yathrib (Medina) y Dumah. Hoy es un sitio arqueológico de 500 hectáreas de la provincia de Tabuk, en las proximidades de la actual Talma, a 400 km de Medina y a 830 metros sobre el nivel del mar.
Su condición de gran oasis hizo el lugar óptimo para su ocupación, datándose sus primeros restos durante el segundo milenio (Edad del Bronce final). Estuvo gobernada por pequeñas fuerzas locales hasta la llegada de los asirios en el siglo IX a.C., a los que debieron tributo.
Se conservan documentos que la acreditan en tiempos antiguos como colonia judía, provista de multitud de pozos y edificaciones. Así mismo se menciona en varios pasajes bíblicos con el nombre de Tema (hijo de Ismael). En el Libro de Jeremías (23, 25) el profeta se pronuncia en su contra, y aparece también en fuentes asirias y babilónicas.
Charles Huber descubrió en el año 1883 la llamada Estela de Teima, que lista a los dioses adorados en la ciudad en el siglo VI a.C.1
Este nuevo hallazgo, que revela un asentamiento de aproximadamente 1,5 hectáreas, rodeado por murallas protectoras y una necrópolis con indicios de jerarquía social, permite a los investigadores explorar de forma inédita el proceso de urbanización en esta región.
Charloux y sus colegas señalan que al-Natah es representativo de una “baja urbanización” o etapa intermedia, un paso entre el nomadismo y los asentamientos urbanos complejos observados en otras zonas antiguas de Oriente Medio. Con alrededor de 500 habitantes, al-Natah contaba con una organización espacial que incluía un distrito central, áreas residenciales y un cementerio, lo que muestra un modelo de asentamiento compacto y defensivo.
Este tipo de asentamientos fortificados era común en el norte de Arabia durante la Edad del Bronce temprano y medio, cuando otras regiones ya mostraban mayores niveles de complejidad social y arquitectónica.
El hallazgo de al-Natah no solo es significativo por su propia arquitectura, sino porque podría formar parte de una red más amplia de pequeños pueblos fortificados en la región. Los arqueólogos esperan que futuras excavaciones ayuden a determinar cómo evolucionaron estos asentamientos y qué factores impulsaron su transición hacia un estilo de vida urbano.
La presencia de estructuras defensivas, rampas y la división en sectores sugiere que los habitantes de al-Natah ya respondían a la necesidad de proteger sus recursos y mantener una cierta organización interna.
Hasta hace 15 años, cuando los arqueólogos descubrieron murallas de la Edad de Bronce en el oasis de Tayma, al norte de Khaybar. Este “primer descubrimiento esencial” llevó a los científicos a examinar más de cerca estos oasis, explicó Charloux.
Las rocas volcánicas negras llamadas basalto ocultaban tan bien las paredes de al-Natah que “protegían el yacimiento de excavaciones ilegales”, explicó Charloux. No obstante, la observación del yacimiento desde arriba reveló posibles caminos y los cimientos de casas, lo que sugería dónde tenían que excavar los arqueólogos.
Descubrieron cimientos “lo bastante fuertes como para soportar fácilmente al menos viviendas de una o dos plantas”, dijo, subrayando que quedaba mucho trabajo por hacer para comprender el yacimiento.
Mapa que muestra la ubicación del sitio de al-Natah en el oasis de Khaybar (Charloux, PLOS ONE)
Proceso de urbanismo
Pero sus hallazgos preliminares dibujan una ciudad de 2,6 hectáreas con unas 50 casas encaramadas a una colina, dotada de una muralla propia. Las tumbas de una necrópolis contenían armas de metal, como hachas y puñales, y piedras como el ágata, lo que indica una sociedad relativamente avanzada para ser tan antigua.
El tamaño de las murallas -que podían alcanzar unos cinco metros de altura- sugiere que al-Natah era la sede de algún tipo de autoridad local poderosa. Según el estudio, estos descubrimientos revelan un proceso de “urbanismo lento” durante la transición entre la vida nómada y la más sedentaria de las aldeas.
Por ejemplo, los oasis fortificados podrían haber estado en contacto entre sí en una zona todavía poblada en gran parte por grupos nómadas de pastores. Estos intercambios podrían incluso haber sentado las bases de la “ruta del incienso”, que permitía el comercio de especias, incienso y mirra desde el sur de Arabia hasta el Mediterráneo.
Vista aérea del asentamiento amurallado. Crédito: AFALULA-RCU-CNRS
Al-Natah seguía siendo pequeña en comparación con las ciudades de Mesopotamia o Egipto de la época.
Reconstrucción del asentamiento de la Edad del Bronce de al-Natah en Arabia Saudita. Crédito: AFALULA-RCU-CNRS
La foto muestra los contornos de dos viviendas de la Edad de Bronce en la antigua ciudad al-Natah, que estuvieron ocultas durante mucho tiempo por el oasis amurallado de Khaybar, cerca de la ciudad occidental saudí de al-Ula. Imagen: CNRS, AFALULA, RCU/AFP
Una unidad cuatripartita (sondeo 8) durante la excavación (izquierda, mirando al norte) y una vivienda tripartita con una plataforma añadida (?) en su lado más pequeño (mirando al noroeste) en el sitio de al-Natah.(PLOS ONE)
La ruta del incienso
Esta hipótesis es apoyada por hallazgos como las piedras preciosas y las armas de metal encontradas en el sitio, que reflejan intercambios de bienes y conocimientos más allá de los límites de la comunidad.
Imagen actual del el oasis amurallado de Khaybar. Imagen: CNRS, AFALULA, RCU/AFP
Uno de los aspectos más interesantes es la posibilidad de que al-Natah haya jugado un papel en los inicios de la “ruta del incienso”, una red de comercio que conectaba el sur de Arabia con el Mediterráneo.
Esta ruta fue esencial en la antigüedad para el intercambio de bienes valiosos como especias, incienso y mirra, productos altamente apreciados en civilizaciones como las de Egipto, Mesopotamia y Roma. La existencia de asentamientos fortificados en lugares estratégicos como al-Natah sugiere que estos podrían haber servido como puntos de descanso y comercio para caravanas que transitaban por la región.
El arqueólogo Charloux explicó que estos oasis fortificados no solo proporcionaban seguridad en un entorno mayormente desértico, sino que también habrían facilitado interacciones entre comunidades aún predominantemente nómadas y aquellos grupos que ya comenzaban a establecerse. “Podrían haber estado en contacto entre sí”, comentó Charloux, lo que refuerza la idea de un incipiente sistema de intercambio que eventualmente facilitaría la expansión de rutas comerciales de mayor escala.
Este patrón de urbanismo disperso y conectado subraya que en el noroeste de Arabia existía un modelo diferente de desarrollo urbano. A diferencia de las grandes ciudades-estado de Mesopotamia o Egipto, los asentamientos como al-Natah muestran un enfoque más adaptado al contexto geográfico y social de la región. Aunque menos grandiosos, estos núcleos fortificados desempeñaron un papel clave en la formación de las primeras estructuras económicas y políticas que influirían en las culturas posteriores.
Sitio de Al-Natah en el Oasis de Khaybar
Un mapa del sitio de al-Natah (en la foto) muestra dónde se encontraban las viviendas, tumbas y necrópolis de los antiguos residentes dentro de la ciudad. Características arquitectónicas identificadas en la superficie PLOS ONE
Restos arquitectónicos encontrados en Arabia Saudita sugieren la existencia de una ciudad compleja y organizada en pleno desierto hace más de cuatro mileniosAFALULA-RCU-CNRS
Características urbanísticas de Al-Natah
El sitio de al-Natah ocupa aproximadamente 2,5 hectáreas y está organizado con una clara división funcional:
Murallas y torres de defensa:
El asentamiento estaba protegido por una gruesa muralla que llegaba a tener hasta 6 metros de ancho en ciertos puntos, y contaba con torres estratégicamente posicionadas, lo que muestra la importancia de la defensa en este asentamiento.
Áreas residenciales y centralizadas:
Las viviendas se construyeron según un diseño estandarizado, adaptado a la topografía del lugar. Cada unidad habitacional incluía varios corredores angostos para almacenamiento y habitabilidad, accesibles por calles y callejones que recorrían el área residencial.
Necrópolis y arquitectura funeraria:
El centro del asentamiento albergaba una necrópolis con tumbas de gran tamaño, incluyendo tumbas “de torre escalonada”, únicas en su tipo en Arabia, lo que refleja una organización social con distintos niveles de estatus y complejidad.
Un Centro Estratégico de Comercio y Producción
Los restos arqueológicos en al-Natah indican que el sitio formaba parte de una red de intercambio regional. Se encontraron fragmentos de vasijas de cerámica provenientes de otras áreas, así como evidencias de producción metalúrgica local, lo que sugiere que el oasis estaba conectado a rutas comerciales y podía haber tenido un rol político o económico central en la región.
Modificaciones en el paisaje funerario: un indicador de cambio social
Uno de los aspectos más fascinantes del descubrimiento de al-Natah es cómo refleja una evolución en las prácticas funerarias de la región. Durante el tercer milenio a.C., la región estaba marcada por avenidas funerarias, caminos delimitados por tumbas, que conectaban diversas comunidades del desierto. Sin embargo, con el tiempo, la necrópolis de al-Natah fue consolidándose cerca del asentamiento, lo cual podría estar vinculado a un proceso de sedentarización y urbanización. La ubicación de estas tumbas y la riqueza de los objetos encontrados, como armas de metal y adornos de piedras semipreciosas, indican una creciente diferenciación social y una estructura comunitaria avanzada.
Vida y economía en el oasis de Khaybar
El análisis de herramientas, restos de alimentos y fragmentos de cerámica sugiere que los habitantes de al-Natah practicaban la agricultura y ganadería, aprovechando los recursos naturales del oasis para cultivar cereales y criar ganado. La disponibilidad de agua mediante pozos y acuíferos naturales hacía posible un suministro estable de alimentos. La cerámica encontrada, sencilla y utilitaria, refuerza la idea de una sociedad organizada y autosuficiente con una economía basada en la agricultura y el comercio.
La urbanización amurallada de Khaybar en la Edad de BroncePLOS ONE
La ciudad fue abandonada entre el 1500 a. C. y el 1300 a. C. por razones desconocidas, pero los investigadores especularon que podrían haber abandonado la zona para volver a la vida nómada, debido a enfermedades o al deterioro del clima.
El área residencial de la ciudad. Crédito: AFALULA-RCU-CNRS
Ciudad subterránea de Nushabad
Ciudad subterránea de Nushabad
Otros nombres: Ouee o Ouyi
Una ciudad subterránea de 1,500 años de antigüedad y 3 pisos donde los antiguos persas se refugiaban en tiempos de guerra.
Se encuentra en la metrópoli del mismo nombre, a 10 km al norte de la provincia central de Kahshán., en la pequeña ciudad de Nushabad, Irán también deletreado Noosh Abad, se encuentra una ciudad subterránea en expansión. A pesar de su impresionante escala, el antiguo refugio enterrado era completamente desconocido hasta hace una década, cuando un residente inconsciente tropezó con un túnel mientras cavaba una zanja de alcantarillado en su casa.
Lo que se descubrió fue una extensa ciudad subterránea de 1.500 años de antigüedad, ubicada entre 3 y 18 metros 10 a 60 pies de profundidad. La red laberíntica estaba compuesta por tres pisos de túneles, cámaras, conductos de aire, escaleras, canales y trampas explosivas. Se considera una maravilla de la arquitectura y la ingeniería antiguas.
La ciudad subterránea de Nushabad en Kashan, provincia de Isfahán, tiene tres niveles. El primer nivel está construido a una profundidad de tres metros y el tercer nivel está a una profundidad de 16 metros. Todos los espacios están creados por excavaciones delicadas y sutiles en el subsuelo e incluyen pasillos con una altura de 180 cm y en algunas partes a 90 cm con diferentes anchos y habitaciones con diferentes tamaños se pueden ver en ambos lados. El final de cada corredor conduce a otro. Los niveles de esta ciudad están unidos por canales verticales y horizontales. Además de estos canales, hay grandes rocas idénticas a las de los molinos. Al resguardarse en los niveles inferiores, la apertura del canal se cerraba con estas rocas.
La construcción de esta ciudad subterránea hecha por el hombre, llamada Ouee o Ouyi, se remonta al Imperio Sasánida o Neo-Persa que gobernó desde 224 hasta 651. Los habitantes cavarían cámaras subterráneas como escondites para mujeres, niños y ancianos en caso de un ataque de invasores extranjeros.
A lo largo de los años, las cámaras individuales se fusionaron y se construyeron conductos de aire, tuberías de agua, espacios de almacenamiento y baños, creando una ciudad subterránea sostenible que se utilizó como refugio en tiempos de guerra. Cada familia tenía su propia habitación de algún tipo, con un túnel que corre a lo largo de estas habitaciones, similar al pasillo de un hotel.
Nushabad esconde miles de secretos bajo tierra
De aguas frescas
La ciudad fue fundada por el rey Ouyi en el período de los sasánidas, cuando errando por el desierto iraní encontró un manantial de agua, al beber de él quedó tan complacido por las aguas que del lugar manaban que ordenó construir su capital en ese sitio, bautizándose como Anoush Abad, que quiere decir “lugar de aguas deliciosas y frescas”.
El lugar posee un manantial subterráneo de aguas frescas
La ciudad se edificó en ese sitio, y empezó a florecer bastante, pues las personas de toda la región acudían al lugar a beber agua, a refugiarse del verano y a descansar. Entonces el rey ordenó construir una ciudadela subterránea en el nacimiento del manantial para que las personas se refugiaran también del calor del desierto, y así nace la verdadera grandeza de Shabad.
Bajo el suelo
La ciudadela que se construyó pronto se modificó para que además sirviera como refugio, y les dio bastantes resultados, pues un milenio después los mongoles invadieron la región sólo para encontrar la ciudad vacía, toda la gente se había refugiado en los túneles. Sin embargo, con la invención de la pólvora el refugio dejó de ser efectivo y el lugar quedó abandonado.
La ciudad arroja cada vez vestigios más y más antiguos
En el laberinto extremadamente bien conservado de Shabad se han encontrado vasijas y vestigios que cada vez le dan una mayor edad a la ciudad. Inicialmente se había datado del siglo VII después de Cristo, pero entre más hondo llegamos, más vieja se vuelve esta fascinante ciudadela.
Pese a que muchas estructuras de la ciudad desaparecieron debido a las inundaciones y el paso del tiempo, se han descubierto algunas vasijas de loza con una antigüedad de 1800 años (época sasánida), las cuales se utilizaban en la época Safávida también
Aparte de la puerta principal, la altura de todos los recintos de la ciudad subterránea alcanza los 170 a 180 cm de altura (lo que mide un ser humano normal). Sobre las paredes y en breves intervalos se encuentran todavía algunas marcas de antiguas lámparas. La luz de estos espacios fue posible gracias a las linternas de aceite de terracota. El primer piso estaba hecho de caminos y corredores para desviar a los posibles invasores. El segundo y tercer piso era el lugar para refugiarse y vivir en tiempos de peligro y donde se guardaban los suministros de alimentos.
En algunas paredes se encuentran bajas plataformas en las que se sentaba la gente.
La ciudad, de aproximadamente 4 km2 de superficie, fue descubierta accidentalmente hace 12 años.
Civilizaciones prehistóricas
Sin embargo, si dejamos de lado la teoría de las guerras y las temperaturas extremas, como la razón por la que se construyó la antigua ciudad, una más polémica sugiere que en la antigüedad la gente buscó refugio después de que las explosiones “nucleares” desvainaran la región.
Debido al hecho de que esta no es la única ciudad subterránea en existencia, muchos autores y seguidores de la antigua teoría de los astronautas han presumido que la gente antigua construyó numerosas ciudades subterráneas con el fin de escapar de la ‘guerra nuclear’ que los seres, malinterpretados como dioses, trajeron la raza humana.
Hay teorías que sugieren que en Mohenjo-Daro, en el oeste de Pakistán, la evidencia de una explosión nuclear que ocurrió hace miles de años fue encontrada por expertos, que ha llevado a muchos autores e investigadores a proponer que las civilizaciones prehistóricas existían en La tierra antes de la historia escrita y poseían tecnologías más avanzadas de lo que jamás podríamos imaginar.
La antigua ciudad de Mohenjo-Daro fue destruida, y los altos niveles de radiación fueron supuestamente encontrados entre sus ruinas.
Esta ciudad quedó destruida, y en su interior se encontraron altos niveles de radiación. Las rocas se derritieron con cerca de 1500 grados. En sus calles se encontraron 44 cuerpos que se cree murieron por un evento violento.
“En su libro ‘Enigmas de la Historia Antigua’, [Alexander] Gorbovsky explica que el último esqueleto encontrado en el antiguo asentamiento de Mohenjo-Daro contenía un nivel de radiación 50 veces mayor que el que debía registrar”, reporta Ancient Origins.
Esta es la razón por la cual muchos autores argumentan que las ciudades antiguas que vemos en todo el mundo son el resultado de las culturas antiguas que escaparon de acontecimientos extremadamente violentos que azotaron nuestro planeta hace miles de años.
Lion City
Lion City
Una majestuosa ciudad china bajo el agua
Erase una vez, una antigua ciudad en China fue nombrada la ciudad de León debido a que cinco de Montaña León tenía gran influencia detrás de ella. La ciudad, también conocida como Shi Cheng, ha sido enterrada por debajo del agua durante 53 años. Al igual que la ciudad perdida inca de Machu Picchu fue ‘redescubierto’, así que fue esta ciudad perdida bajo el agua que había sido fundada unos 1.300 años atrás. Lion City está situado a unos 85 – 131 pies (26-40 metros) por debajo del magnífico lago de Mil Islas (Qiandao Lake). Este valle fue sumergido cuando se construyó una represa y un lago que se necesitaba. El lago y miles de islas fueron hechas por el hombre. Shi Cheng desafiando «la norma china de hacer 5 puertas y 5 torres se construyeron en la ciudad en lugar de 4. Lion City es aproximadamente del tamaño de 62 campos de fútbol. Arqueólogos internacionales y un equipo de filmación registró la preservación increíble de las perdidas ‘ruinas’.
La ciudad sumergida de Lion City, también llamada Shi Cheng, se encuentra ubicada en las profundidades del lago Qiandao. Shi Cheng fue fundada alrededor del año 208 D.C, bajo la dinastía Han, en la actual región de Zhejian, al este de China. Desde el año 600 hasta 1957, la ciudad fue un polo económico, cultural y político muy importante para el condado de Sui´an.
En 1957 el gobierno chino decidió que para construir una represa hidroeléctrica que proveyera de electricidad a las grandes urbes, debía inundar el valle de las montañas de los “5 leones” y sumergir la ciudad. En 1959 se terminó la construcción de la presa del río Xin´an y se inundó el valle, sumergiendo la ciudad entre 26 y 40 metros bajo el agua, conservándola en perfecto estado gracias a las temperaturas de las aguas.
Se formó un lago artificial de aguas claras, que cuenta con 1078 islas y decenas de islotes más pequeños.
Se trataba de un enorme proyecto gubernamental que obligó a 290.000 personas a reubicar sus hogares mientras más de 1.300 aldeas y decenas de miles de acres de tierras de cultivo quedaron inundadas y sumergidas. Además del impacto directo sobre los residentes locales, también quedaron sumergidas en el lago dos ciudades antiguas ubicadas en el valle al pie de la montaña.
Se cree que la ciudad de Shi Cheng (también conocida como Ciudad del León, llamada así por la montaña Wu Shi) fue construida durante la dinastía Tang en el año 621 d.C., por lo que tiene casi 1.400 años. Se cree que la otra ciudad, la de He Cheng se remonta incluso a la dinastía Han Dong (25 -200 d.C.).
Las ciudades permanecieron intactas en el fondo del lago, hasta su reciente redescubrimiento y exploración que comenzó en 2001. Buzos e investigadores han realizado esfuerzos para mapear y documentar Shi Cheng, además de buscar medidas de protección para evitar daños. En enero de 2011, las ciudades fueron declaradas reliquias históricas bajo la protección de la provincia de Zhejiang.
El primer intento de exploración submarina de la ciudad se acabó en el año 2001 cuando se descubrió que había 265 arcos en las ruinas conservadas. Lion City es aproximadamente del tamaño de 62 campos de fútbol. Generó muchos problemas debido a la oscuridad extrema de las profundidades del lago.
Vista aérea del lago Qiandao. Foto de Geografía Nacional China.
Lo que se descubrió fueron diversas construcciones perfectamente conservadas, las murallas de la ciudad – que datan de 1500 años atrás- todavía intactas y en pie. Se encontraron figuras talladas con forma de dragones, edificios adornados con creaturas mitológicas chinas, paredes grabadas con leyes de diferentes dinastías, libros, pinturas y pergaminos, entre otras cosas.
Gracias a la exploración se determinó que la ciudad – con una extensión de 62 campos de fútbol- contaba con 6 calles principales, 8 torres de vigilancia, caminos de piedra y calles pavimentadas.
En la actualidad, el lago y la ciudad sumergida son un punto turístico que crece a pasos agigantados por la curiosidad de los visitantes por admirar el silencioso misterio que alberga Shi Cheng. Algunas operadoras turísticas incluso están por poner en funcionamiento un submarino para que 48 personas a la vez puedan acercarse -un poco más- a las murallas inundadas.
De acuerdo a Nuestro Mundo, «Se decidió hacer un elemento, que bajo el agua, fuera accesible a los turistas. La altura submarina especial de 3,8 metros y una longitud de 23 metros con una capacidad de 48 pasajeros, fue construida por seis millones de dólares estadounidenses para llevar a todos en el reino bajo el agua. «La prueba con un puente, con el concepto de Arquímedes, un túnel sumergido flotante, no se terminó y que estaba «prohibido» para evitar daños a las estructuras submarinas «delicados».
Se optó por algo menor, y menos invasivo. Un pequeño barco de buceo.
Las inmersiones
Debido a que se trata de una inmersión en un lago, es importante comprender las diferencias entre las condiciones que se encuentran aquí y las del agua clara del océano. Todos los buceadores debían realizar una inmersión de control inicial en la laguna, que sólo alcanzaba unos 25 pies de profundidad. La visibilidad en la superficie era de 5 pies en el mejor de los casos, descendiendo a apenas 6 pulgadas en algunos lugares en el fondo de la laguna. Esto rápidamente nos hizo darnos cuenta de lo rápido que podía deteriorarse la visibilidad, de lo fácil que podía separarse de su guía y de lo desorientadoras que podían llegar a ser las condiciones. Si algún miembro del grupo tuviera fallas en la flotabilidad o una técnica de patada inadecuada que perturbara el sedimento de baja solubilidad en las ruinas, la inmersión podría ser completamente destruida para todos.
El barco de buceo tiene capacidad para entre 6 y 8 buzos y estaba atracado en la laguna cerca del área de preparación de buceo donde preparamos nuestro equipo y nos vestimos. Los baños y duchas también se encuentran en el área de preparación. Los sitios de buceo de Lion City están a unos 10 minutos en bote desde el muelle, y nos sumergimos como un grupo de 3 con nuestro guía. El lago en sí se oscurece muy rápidamente a medida que desciendes, y las luces de buceo son obligatorias, ya que esencialmente se convierte en una inmersión nocturna cuando te acercas a las ruinas, que se encuentran entre 85 y 130 pies más abajo.
Se podía ver que algunas de las ruinas habían comenzado a derrumbarse con el tiempo.
En las ruinas se pueden ver estructuras de piedra y madera. De hecho, el agua conserva bastante bien la madera. Algunas vigas de madera que fueron recuperadas de Lion City durante expediciones de buceo anteriores se dañaron rápidamente al secarse y encogerse en el aire.
Intercalados entre las estructuras, era inquietante ver los restos de los árboles que solían bordear la ciudad cuando estaba sobre el agua.
Tell el-Hammam
Tell el-Hammam
Tell el-Hammam (también Tall al-Hammam) es un sitio arqueológico en la gobernación de Ammán de Jordania, en la parte oriental del bajo valle del Jordán a 11,7 kilómetros al este del río Jordán y no lejos de su desembocadura. Se encuentra a 12,6 kilómetros al noreste del Mar Muerto. El yacimiento cuenta con importantes restos del Calcolítico, Edad del Bronce Temprano, Intermedio y Medio, y de la Edad del Hierro II. Existen diferentes intentos de identificar el sitio con una ciudad bíblica. El campo megalítico Hammam se encuentra cerca. Otros sitios arqueológicos en los alrededores incluyen Tall Nimrin, Tall Bleibel, Tall Mustah, Tall Iktanu, Tall Tahouna, Tall Barakat, Tall Kafrayn y Tall Rama.
Tell el-Hammam: تل الحمام
Tell el-Hammam con vistas al valle del Jordán
Nombre alternativo
Ubicación: Jordánia
Región: Gobernación de Ammán
Coordenadas: 31.8402°N 35.6737°E
Historia
Culturas
Calcolítico, Edad del Bronce Temprano, Edad del Bronce Medio, Edad del Bronce Tardío, Edad Romana, Bizantina, Omeya
Notas del sitio
Fechas de excavación: 1975-1976, 1990, 2005-2016
Arqueólogos: Kay Prag, Steven Collins
El sitio cubre un área de aproximadamente 36 hectáreas, con un pequeño montículo alto (Upper Tall) que se eleva unos 30 metros sobre la llanura y una extensa ciudad baja (Lower Tall) al suroeste. La ocupación del sitio comenzó en el período Calcolítico tardío (cuarto milenio a. C.) y continuó durante la Edad del Hierro (primer milenio a. C.) hasta los períodos helenístico y romano. El sitio alcanzó su máxima extensión durante la Edad del Bronce Medio, cuando se construyeron importantes fortificaciones.
Las excavaciones en Tell el-Hammam han estado en curso desde 2005, dirigidas por Steven Collins de la Trinity Southwest University. El sitio ha sido objeto de controversia debido a afirmaciones que lo vinculan con la ciudad bíblica de Sodoma, una hipótesis rechazada por los arqueólogos convencionales. Otras afirmaciones de una destrucción catastrófica por una explosión aérea también han sido recibidas con escepticismo en la comunidad científica.
Historia
El sitio fue ocupado a partir del período Calcolítico Tardío (cuarto milenio a. C.) basándose en hallazgos de cerámica. Los restos arquitectónicos comienzan en la Edad del Bronce Antiguo (III Milenio a. C.) y el sitio estaba protegido por murallas, superiores e inferiores, en aquella época. En la Edad del Bronce Medio el sitio alcanzó su máxima extensión y se construyeron fortificaciones. La ocupación continuó durante la Edad del Hierro (primer milenio a. C.) hasta el período helenístico y romano.[1]
Muchos eruditos han identificado el asentamiento de la Edad del Bronce Final en Tell el-Hammam como Abel-Shittim, mencionado en la Biblia hebrea como una de las Estaciones del Éxodo.[2] [se necesita mejor fuente] En la antigüedad clásica, se ha sugerido que formaba parte de la ciudad de Livias, el centro principal o que se cree que estuvo en Tell er-Rameh, 2,75 km (1,71 millas) al noroeste de Díselo a El-Hammam.[3]
Arqueología
Excavación Tall el-Hammam-Valle del Jordán
Claude Reignier Conder registró el sitio en el siglo XIX y Père Mallon lo describió en detalle en 1932. Ambos notaron restos de un complejo de baños romanos que han desaparecido desde entonces, lo que presumiblemente dio su nombre al tell (“Colina de los Baños Calientes”).[4] [5] En 2011 se descubrió en el lugar una pequeña instalación de baño bizantino (5 mx 2 m).[6]
En 1941, Nelson Glueck visitó el lugar (también llamado Tell el-Hammeh es-Samri según Glueck), que asoció con el bíblico Abel haš-Šittum (Abel-Shittim). En el montículo alto, Glueck encontró una gran cantidad de fragmentos de cerámica de la Edad del Hierro I-II y un número menor de fragmentos de cerámica del Bronce Temprano y del Calcolítico Tardío. Observó una fortaleza de la Edad del Hierro, orientada de suroeste a noreste, en la cima. Estaba rodeado por una muralla de 1,2 metros de ancho y 140 metros por 25 metros, con torres defensivas en los extremos estrechos. Parecía haber una ciudadela interior de 33 metros por 17 metros. Dijo que el sitio estaba a unos 2,5 kilómetros al sureste de Tell el-Kefrein. También indicó que el pequeño sitio (5 metros de alto y 60 metros de diámetro) de Tell Abu Qarf, situado a 0,5 kilómetros al suroeste, parecía ser parte del mismo complejo de asentamientos que Tall el-Hammam.[7] Glueck también examinó los dólmenes en el cercano campo megalítico Hammam y Tell Iktanu.[8] [9]
La arqueóloga australiana Kay Prag inspeccionó brevemente el sitio en nombre del Instituto Británico de Arqueología e Historia de Ammán en 1975-1976, mientras trabajaba en la cercana Tell Iktanu. Praga regresó en 1990 para completar el estudio en la ciudad baja y encontró un muro de fortificación de 3,5 metros de ancho revestido con grandes bloques de piedra caliza. Al observar que el área de la fortaleza del montículo alto había sido “muy arrasada”, el breve esfuerzo de excavación se centró en la ciudad baja en un área del Bronce Temprano I.[10] [11] [12]
Desde 2005, las excavaciones en el sitio han sido dirigidas por Steven Collins de la Trinity Southwest University,[13] [14] una institución bíblica inerrantista no acreditada en los Estados Unidos. [15] Collins vincula el sitio con la legendaria ciudad bíblica de Sodoma,[16] una afirmación rechazada tanto por los científicos como por otros literalistas bíblicos.[17] [18] [19] En 2016, un equipo de la Universidad de Oxford notó que las excavaciones habían resultado en una alteración significativa del antiguo montículo,[20] y los arqueólogos han expresado su preocupación de que al vincular el sitio con Sodoma los excavadores Fomentar el saqueo y el comercio ilegal de antigüedades, porque los objetos “comercializados explícitamente para personas que buscan una conexión tangible con la Biblia” tienen una gran demanda.[17]
Reclamación de explosión de aire
Un grupo de investigadores patrocinado por el Comet Research Group, incluido un miembro del equipo de excavación de la Trinity Southwest University, publicó un artículo afirmando que Tell el-Hammam fue destruido cataclísmicamente por una explosión de aire.[21] Dos tercios de los autores son miembros del Comet Research Group,[22] que también afirma que los Dryas más jóvenes fueron causados por el impacto de un cometa.[23] La teoría se presenta junto con la afirmación de que el sitio puede ser la fuente de la historia bíblica de la destrucción de Sodoma.
Otros plantearon dudas sobre la afirmación [24] y demostraron que los autores alteraron algunas de las imágenes utilizadas como prueba.[25] Los autores inicialmente negaron haber alterado las fotos, pero finalmente publicaron una corrección en la que admitieron haber eliminado de las fotos cosas irrelevantes para el contenido científico, como cintas métricas o dedos, girar algunas fotos 180° y voltear una foto, oscureciendo una flecha direccional.[26] Los autores aún no han abordado las inquietudes posteriores que se han planteado en PubPeer, incluidas las discrepancias entre la dirección de la onda expansiva afirmada en comparación con lo que muestran las imágenes, la falta de disponibilidad de datos de imágenes originales para investigadores independientes, la falta de evidencia que respalda las conclusiones, las referencias a la literatura creacionista de la Tierra joven y la desinformación sobre la explosión de Tunguska.[27] El 15 de febrero de 2023, se publicó la siguiente nota del editor en este artículo: “Se alerta a los lectores que los editores están considerando las inquietudes planteadas sobre los datos presentados y las conclusiones de este artículo. Una respuesta editorial adicional seguirá a la resolución de estos problemas.”[28]
Un artículo de opinión publicado en la revista Sapiens Anthropology calificó la afirmación de “pseudocientífica“, sugirió que podría erosionar la integridad científica y advirtió que podría conducir a la destrucción del sitio por parte de saqueadores. También afirma que pocos arqueólogos expertos creen que el sitio representa Sodoma o Gomorra.[29]
El físico Mark Boslough, especialista en peligros de impacto planetario y prevención de impactos de asteroides, ha llevado a cabo una crítica sostenida en las redes sociales y en publicaciones impresas de la hipótesis de que una explosión de aire fue responsable de la destrucción de los asentamientos humanos en Tell el-Hammam. Su crítica llama la atención sobre una perspectiva de inerrancia bíblica que se ha utilizado en las afirmaciones de que una explosión de aire destruyó la ciudad bíblica de Sodoma.[30]
Una revisión de la evidencia de un evento de impacto indica que no se han cumplido los criterios adecuados para mostrar una explosión en el aire.[31]
¿El sitio de Tall el-Hammam en el Valle del Jordán pudo ser la bíblica ciudad de Sodoma?
La ciudad bíblica de Sodoma parece haber sido descubierta por arqueólogos estadounidenses en el sur de Jordania. El equipo, dirigido por el profesor Steve Collins de la Universidad Trinity de Nuevo México, lo afirma luego de haber trabajado durante una década en excavaciones en un proyecto llamado Tall el-Hammam, en el Valle del Jordán, informa Popular Archaeology.
“El equipo de arqueólogos ha desenterrado una mina de oro de antiguas estructuras monumentales revelando una ciudad-estado que dataría de la Edad de Bronce, y que dominó la región del sur de Jordania en el Valle del Jordán”, afirmó Collins y agregó que “la mayoría de los mapas arqueológicos de la zona estaban en blanco” antes de su trabajos allí. “Lo que tenemos en nuestras manos es una importante ciudad-estado que era desconocida por los eruditos antes de empezar nuestro proyecto” concluye.
El sitio, según los arqueólogos, tiene dos estratos, una parte inferior y una ciudad alta. Además la ciudad posee un muro de 10 metros de alto hecho con ladrillos de barro. También hay puertas, torres y una plaza central. “Fue una misión enorme, que requirió millones de ladrillos y, obviamente, un gran número de trabajadores”, sostuvo Collins. Asimismo, la evidencia de torres y puertas, junto con algunas otras piezas descubiertas indican que las fortificaciones de la Edad de Bronce eran mucho más resistentes de lo que se pensaba.
La evidencia arqueológica también indica que la vida de la ciudad llegó a un abrupto final. Esto puso fin a toda forma de vida durante un período de 700 años. Según el Antiguo Testamento de la Biblia, esta ciudad junto a Gomorra, estaba asociada a los pecados de los hombres y es por eso fue castigada y destruida por Dios enviando una ‘lluvia de fuego y azufre’ que incineró completamente la ciudad.
Teoría/especulaciones de que Tall el-Hammam es la antigua Sodoma, y fue destruida por un meteoro que explosionó en el espacio próximo de la ciudad.
No todos los especialistas están de acuerdo con la identificación de Tall el-Hammam con Sodoma.
Un meteorito arrasó hace miles de años con Tall el-Hammam, identificada como la bíblica Sodoma
Hace unos 3.600 años, lo que menos esperaban los habitantes de la próspera ciudad conocida actualmente como Tall el-Hammam, en Jordania, era que la explosión de un meteorito acabase de manera fulminante con sus vidas y destruyese sus casas. Este asentamiento ubicado cerca del Mar Muerto ha sido identificado como Sodoma, la ciudad que, según la Biblia, fue destruida por Dios con fuego y azufre caídos del cielo, y cuya historia ha quedado plasmada en el Génesis.
Para averiguar el origen de esa explosión de fuego, los científicos recurrieron a la calculadora de impactos del Imperial College de Londres, lo que les permitió descubrir que dicho evento había sido provocado por un asteroide similar al que en 1908 derribó 80 millones de árboles en Tunguska, Rusia.
Posteriores experimentos en laboratorio permitieron conocer la violencia del impacto y la rapidez con la que destruyó todo a su paso. Por ejemplo, la cerámica y los ladrillos de barro se licuaron a temperaturas superiores a los 1.500 ºC, “lo suficientemente caliente como para derretir un automóvil en minutos“, indica uno de los coautores, el arqueólogo Christopher R. Moore, en un artículo en The Conversation.
Asimismo, los investigadores descubrieron que esta ciudad y más de 100 asentamientos de otras áreas fueron abandonadas durante varios siglos después de esta devastación, lo que les ha llevado a teorizar que “los altos niveles de sal depositados durante el impacto hicieron imposible el cultivo” durante un periodo de 600 años, “hasta que las mínimas precipitaciones en este clima desértico lavaran la sal de los campos”, explica Moore.
Según la reconstrucción de los investigadores, el meteorito explotó en una enorme bola de fuego a unos cuatro kilómetros sobre el suelo. La explosión fue unas 1.000 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima, lo que hizo que la ciudad estallase en llamas y todo lo que allí había se consumiese.
Asimismo, unos segundos más tarde de la explosión, una onda de choque masiva golpeó la ciudad, provocando vientos de 1.200 km/h, superiores al peor tornado jamás registrado, que destruyeron todos los edificios, y redujeron la ciudad a escombros. Ninguna de las 8.000 personas o animales que allí habitaban sobrevivió: sus cuerpos fueron destrozados por este impacto.
Según relatan los coautores en su estudio, “vale la pena especular que una catástrofe notable, como la destrucción de Tall el-Hammam por un objeto cósmico, pudo haber generado una tradición oral que, después de transmitirse de generación en generación, se convirtiese en la fuente de la historia escrita de la Sodoma bíblica en el Génesis”.
Por el momento, lo único que aventuran a asegurar los investigadores es que las evidencias coinciden con el relato detallado en ese libro de la Biblia. “Si es así, la destrucción de Tall el-Hammam es posiblemente el segundo incidente más antiguo conocido de la destrucción de un asentamiento humano relacionado con un impacto de meteorito, después de Abu Hureyra en Siria, ocurrido hace 12.800 años”, concluyen.
Aproximadamente un minuto después, a una distancia de 22 kilómetros al oeste de Tall el-Hammam, los vientos originados por la explosión golpearon la ciudad bíblica de Jericó. Sus murallas se derrumbaron y la ciudad entera quedó reducida a cenizas.
Miembros de la excavación cerca de restos de murallas antiguas, con la capa de destrucción situada aproximadamente en la mitad inferior de los muros que se aprecian. Phil Silvia, CC BY-ND
Encontrar diamantes entre la suciedad
Nuestra investigación descubrió una variedad notablemente amplia de pruebas.
Imágenes de un microscopio electrónico de múltiples pequeñas fracturas en granos de cuarzo de impacto. Allen West, CC BY-ND
En el sitio arqueológico hay granos de arena sutilmente fracturados denominados cuarzos de impacto que solo se forman bajo presiones de 130 000 kilos por centímetro cuadrado o cinco gigapascales (el equivalente a seis tanques Abrahams de 68 toneladas apilados sobre nuestro pulgar).
La capa de destrucción también contiene diamonoides que, como su nombre indica, son tan duros como diamantes, aunque cada uno de ellos es más pequeño que un ejemplar de virus de la gripe. Parece que toda la madera y las plantas de la zona se transformaron en este material similar al diamante debido a las altas presiones y temperaturas generadas por la bola de fuego.
Los experimentos con hornos de laboratorio demostraron que la cerámica de burbujas y el barro cocido de Tall el-Hamman se licuaron a temperaturas superiores a los 1 500 grados, lo suficiente como para derretir un coche en minutos.
Las esférulas originadas por arena derretida (arriba a la izquierda), yeso del palacio (arriba a la derecha) y metal derretido (los dos de abajo). Malcolm LeCompte, CC BY-ND
La capa de destrucción también contiene esferas diminutas de material derretido, más pequeñas que las partículas de polvo en suspensión. Son las llamadas esférulas, formadas a partir de hierro vaporizado y arena que se derritió a unos 1 590 grados.
Además, las superficies de la cerámica y del cristal derretidos están moteados de pequeñísimos granos de metal también derretidos entre los que hay partes de iridio, cuyo punto de fusión está en los 2 466 grados; platino, que se funde a 1 768 grados, y silicato de circonio, que lo hace a 1 540.
Si se ponen juntas, todas estas pruebas demuestran que las temperaturas en la ciudad alcanzaron valores superiores a los que se pueden generar en erupciones volcánicas, guerras o incendios convencionales, por lo que el único proceso natural que quedaba era un impacto cósmico.
Un enigma que queda por resolver es por qué la ciudad y aproximadamente 100 asentamientos de la zona permanecieron abandonados durante muchos siglos después de que se produjera la catástrofe. Quizá fue porque la alta proporción de sal que se depositó durante el impacto hizo imposible cultivar las tierras. Aún no estamos seguros, pero creemos que la explosión podría haber vaporizado o desplazado en niveles tóxicos por todo el valle agua salada procedente del mar Muerto. Y, sin cosechas, nadie pudo vivir en dicho valle durante unos 600 años, hasta que las escasísimas lluvias del clima semidesértico de la región limpiaron de sal los campos.
Mapa de Tall el-Hammam mostrando la direccionalidad de los escombros (debris), granos (grains), pedazos (sherds), piezas fundidas de jarros (melted pottery) y ladrillos (melted bricks) y la dirección del viento en los sedimentos (blow-over). Todo es consistente con una onda explosiva moviendóse en la dirección suroeste-noreste (flecha roja). Créditos: artículo original.
- a) Reconstrucción artística del palacio basado en evidencia.
- b) Fotografía de las ruinas, mostrando el alcance de la destrucción. Créditos: artículo original.
Aguada Fénix
Aguada Fénix
Zona arqueológica de Aguada Fénix
Localización administrativa
País: México
División: Tabasco
Municipio: Balancán
Localidad: Balancán
Historia
Época: Período Preclásico
Cultura: Maya
Construcción: año 3000 al 800 a. C.?
Constructor: Mayas de Tabasco
Ocupantes: Mayas
Hallazgos y descubrimiento
Arqueológicos: Cerámica, vasijas, huesos de animales, hachas de jade.
Paleontológicos: Entierros humanos
Otros materiales: Plataformas de tierra y arcilla
Descubrimiento: 2017 (Takeshi Inomata)
Excavaciones: 2017, 2018, 2019
Arqueólogos: Takeshi Inomata
Gestión: Instituto Nacional de Antropología e Historia
Vista aérea de Aguada Fénix
Aguada Fénix es un yacimiento arqueológico de la cultura maya localizado en el municipio de Balancán en el estado mexicano de Tabasco. Fue descubierto en el año 2017 y es considerado el lugar que albergó la ciudad maya más antigua encontrada hasta la fecha, ya que los estudios de radiocarbono indican que esta ciudad maya fue construida en el año 1,000 a. C., colocándola antes de Ceibal y Cuello.
Asimismo, en Aguada Fénix, se localizó la construcción monumental maya más antigua y más grande jamás encontrada, consistente en una enorme plataforma de arcilla de cerca de 1400 m de largo, 400 m de ancho y 15 m de altura.1
Actualmente el sitio se encuentra en etapa de exploración e investigación por lo que se encuentra cerrado al público.
Descubrimiento
El descubrimiento de esta importante y antigua población maya fue realizado por el antropólogo Takeshi Inomata, profesor de la Universidad de Arizona y líder del equipo de científicos en el año 2017 quienes exploraban la zona donde se han encontrado otras construcciones mayas, cuando localizaron la parte sur de la plataforma.1
La detección de esta estructura fue posible gracias a la utilización de una nueva tecnología llamada Light Detection and Ranging (Lidar) que, a través de láser, permite obtener un mapa preciso de los sitios rápidamente, lo que permitió detectar la enorme plataforma, que al ser tan grande vista desde la superficie parece una parte del paisaje natural.1
En el sitio se han detectado 7 etapas constructivas principales, cinco de las cuales fueron realizadas entre los años 1,000 y 800 a. C.2
Objetos descubiertos
Excavaciones realizadas en algunas partes de la estructura revelaron varios objetos que habían pertenecido a la civilización y que habían estado ocultos por siglos. Entre ellos, localizaron varios objetos decorativos y de carácter religioso o funcional, desde vasijas de barro, hachas de jade, hasta piedras talladas con formas de animales.1
Ofrendas y entierros
Hasta el momento, en Aguada Fénix se han encontrado cuatro ofrendas. Una de ellas es el entierro de un individuo, del que no se sabe sexo ni edad debido a la mala conservación del esqueleto, y que fue colocado de rodillas.2
Descripción del sitio
En Aguada Fénix, se han descubierto 21 centros ceremoniales todos con orientación norte-sur y en forma rectangular. La plataforma principal tiene una configuración llamada Patrón Formativo Medio del Usumacinta, conformado por una estructura de forma rectangular delimitada por montículos en sus cuatro costados, con un montículo en forma de “E” al centro y una plataforma oriental alargada de la cual salen 9 calzadas hacia diversos puntos de la ciudad. Se han detectado también versiones más pequeñas del complejo, que miden menos de 400 metros de longitud.2
Período de construcción
Las investigaciones realizadas con pruebas de radiocarbono indicaron que esta ciudad maya fue construida entre los años 1000 y 800 antes de Cristo, lo que la coloca como la edificación maya más antigua de la que se tiene registro, siendo una de las primeras pruebas que demuestran el paso que dio la civilización maya del nomadismo a un estilo de vida sedentario, y marca el inicio de la construcción de las ciudades-estado mayas.1
La construcción antigua más grande del mundo
La estructura principal es una meseta artificial de entre 10 y 15 metros de altura y de 1400 metros de largo por 400 de ancho, lo que le da un volumen de 3,8 millones de metros cúbicos, superior al de la Pirámide de La Danta, en El Mirador, Guatemala que tiene un volumen de 2,8 millones de metros cúbicos y a la Gran Pirámide de Guiza en Egipto la cual tiene un volumen de 2,6 millones de metros cúbicos,1 lo que convierte a esta plataforma en la construcción antigua más grande del mundo.3
La estructura construida con arcilla, algo inusual entre los mayas, tiene nueve calzadas que salen desde la plataforma, y se piensa que pudo haber servido para la práctica comunitaria de rituales.1 Se cree que los rituales posiblemente involucraron procesiones en las calzadas y la reunión de una gran cantidad de personas en la plaza rectangular. Era un lugar de reunión para la comunidad, lo que probablemente los motivó a construirlo.4
Abandono
Por motivos todavía desconocidos, el sitio fue abandonado por sus habitantes alrededor del año 750 a. C., y no se volvió a construir nada sobre el terreno, por lo que con el paso del tiempo fue cubierto por la selva, y posteriormente, desde mediados del siglo XX el área se usó para actividad ganadera.1
Importancia del descubrimiento
La importancia de Aguada Fénix radica en que siempre se creyó que la civilización maya se había desarrollado mucho tiempo después que los olmecas, sin embargo, ahora en Aguada Fénix se demuestra que prácticamente fueron culturas contemporáneas.12
Igualmente, gracias a las investigaciones, se sabe que este sitio arqueológico corresponde a un momento de cambio grande para la sociedad maya. Ya que antes de su construcción, los mayas eran nómadas y no usaba la cerámica. Vivían de la caza, de la pesca, y del cultivo del maíz. Sin embargo, a partir de la construcción de Aguada Fénix, se demuestra que empezaron a usar la cerámica y se volvieron sedentarios.5
El descubrimiento del sitio de Aguada Fénix cambia la teoría que se tenía sobre el desarrollo de la civilización maya y el desarrollo de la sociedad humana en general.
Ahora, el Lidar saca a la luz este importante centro de reunión junto al río Usumacinta, en la frontera entre México y Guatemala.
De hecho, el rastreo ha permitido descubrir un total de 21 centros ceremoniales en la zona.
La meseta principal de Aguada Fénix fue levantada a través del relleno de arcilla y tierra, así como restos de cerámicas, y se calcula que alcanzó este tamaño (en concreto, 1.413 metros de largo por 399 de ancho) hacia el año 800 antes de Cristo, según revelan las dataciones mediante carbono 14 de algunos restos arqueológicos localizados sobre el terreno. Aguada Fénix tiene lo que parecen “alas cuadradas unidas a los lados este y oeste de esta meseta le da una forma general estrecha y cruciforme”, dice el estudio.
Figuras halladas en el yacimiento de Aguada Fénix, México.
El área central domina otros cinco complejos menores, múltiples estructuras rectangulares y depósitos artificiales, y limita al este con humedales del sistema fluvial del río Usumacinta.
Además, nueve calzadas se extienden desde la meseta. Las vías norte y sur están conectadas con ella por grandes rampas. La calzada tiene una longitud de 6,3 km, con complejos menores a ambos lados. Al oeste aparece otra gran meseta de 390 por 270 metros y entre 15 y 18 de altura respecto a su alrededor; se ubica 1,7 kilómetros al oeste de la meseta principal.
Construcción faraónica
En la construcción participaron probablemente “miles de personas”, opina Inomata, pero posiblemente después de construirse la inmensa plataforma se reunían allí “únicamente para usos rituales, y luego volvían a sus lugares de residencia”.
Hacia el año 1.000 aC, la población maya combinaba en su alimentación la caza y la pesca con el cultivo de maíz a pequeña escala. “No eran completamente sedentarios y no usaban cerámica. Alrededor del 1000 A.C. o un poco antes comenzaron a utilizarla y a desarrollar asentamientos sedentarios. Creo que esto implicó un gran cambio en la forma en que la gente interactuaba entre sí. A medida que se asentaban y hacían más agricultura de maíz, tuvieron que negociar nuevos conceptos de uso o derechos de propiedad de tierras y propiedades. En este momento, el gran proyecto de colaboración de la construcción dio una nueva identidad de una comunidad. Probablemente [Aguada Fénix] era el monumento para todos. Más tarde, los grandes edificios mayas fueron principalmente para los gobernantes y las élites”, analiza el antropólogo.
Inicio de las prospecciones arqueológicas
En el lugar se han hecho por ahora unas pocas prospecciones arqueológicas, con una profundidad de hasta 7’5 metros, en las que se descubrió “un denso depósito de cerámica, huesos y conchas que cubrían que parece ser anterior a la construcción de la meseta”, explica el artículo que hoy se publica.
El equipo tiene el objetivo ahora de profundizar “en el área alrededor de la plataforma para investigar cómo vivía la gente durante este período”, detalla Inomata, para quien el lugar, hoy dedicado al pasto de la ganadería, podría ser atractivo para el turismo en el futuro, “pero puede no parecer tan impresionante como las altas pirámides para los no arqueólogos”.
Aguada Fénix guarda ciertas similitudes con el centro olmeca de San Lorenzo, de cronología similar y situado a unos 330 kilómetros de distancia. Pero en el centro maya no parece que existieran las desigualdades sociales que sí había en el imperio olmeca.
Aguada Fénix y otros complejos ceremoniales del mismo período sugieren la importancia “del trabajo comunal” en el desarrollo inicial de la civilización maya, dicen los investigadores.
Figuras halladas en el yacimiento de Aguada Fénix, México.
“En los sitios olmecas de San Lorenzo y La Venta hay una escultura de piedra de cabeza colosal que representa a gobernantes y enormes tronos de piedra. No hay tales cosas en Aguada Fénix. Creemos que aquí no había gobernantes como esos sitios olmecas” explica Inomata.
“Aguada Fénix es más similar a otros sitios mayas posteriores en términos de cerámica, etc. Pero Aguada Fénix y la región olmeca deben haber tenido contacto directo entre sí. En lugar de tener una influencia directa de la zona olmeca, había patrones más complejos de interacción entre varias regiones. La civilización Maya probablemente se desarrolló a través de estas comunicaciones”, añade el investigador.
Tradicionalmente, los arqueólogos pensaban que la cultura maya estaba organizada en una desigualdad social, en la que las élites organizaban los grandes proyectos de construcción. “Pero Aguada Fénix muestra que las grandes construcciones se hicieron en ausencia de una élite poderosa. Aunque probablemente hubo algunos líderes que jugaron papeles centrales en la planificación y organización de tales trabajos, el factor principal fue la participación voluntaria de la gente en tales construcciones. Esto nos dice el potencial de la colaboración humana que no necesariamente requiere un gobierno centralizado”, concluye Inomata en entrevista con La Vanguardia. “No es como las pirámides posteriores que simbolizaron el poder de los gobernantes. Aguada Fénix fue posiblemente más bien el símbolo del logro comunitario”.
Aguada Fénix – una vista desde el noreste a la plataforma principal MFU con el Grupo E en el centro y una cuadrícula rectangular de edificios secundarios (Alfonsobouchot bajo CC BY-SA 4.0)
La principal plataforma MFU en Aguada Fénix es el edificio maya más antiguo y masivo. La plataforma es de 1413 m de largo y 399 m de ancho. A una altura de unos 15 m, destronó la famosa pirámide de La Danta en El Mirador (Petón, Guatemala), considerada hasta la fecha como la pirámide maya más grande (72 m de altura) y la estructura sur más masiva de Mesoaméricas (con un volumen de 2.600.000 m3 le da a Tlachihualtepetl una gran pirámide de Cholula, que 3es la pirámide más masiva de las tierras de 4.450 m). El volumen de la plataforma en Aguada F?nix, incluyendo los recursos disponibles, se estimó en 3 200 000-4,40.000 m 33. Su diseño requirió entre 10 y 13 millones de días de trabajo.
El edificio maya más antiguo
Las huellas humanas más antiguas, descubiertas bajo la plataforma central MFU en Aguada Fenix, fueron lanzadas alrededor de 1200 a.C. al final de la era pre-polérica temprana. Sin embargo, la construcción de la plataforma comenzó un poco más tarde, alrededor de 1100-1050 BC. Cerca de 1000 a.C. la plataforma tenía 6 m de altura. La estructura terminó 800-750 a.C., por lo que tomó 250-350 años. Desde el período central, las víctimas de rehenes también provienen del eje central del Grupo E, cerca de la plataforma oriental. Los depósitos NR3, NR4, NR7, NR8 y NR9 que datan de 850 a.C. contenían piedra verde, incluyendo jadeit y cerámica.
Esquema de complejos de MFU en Aguada Fenix (izgato) y Buenavista (derecha)
(Figura. P.A. Trze-niowski CC BY-NC)
Los pilares del Universo
En depósitos NR7-9 también fechados por 850 a.C., los artefactos fueron dispuestos en forma de quinkunk, un símbolo que denota el eje del universo y cuatro direcciones cardinales. El depósito NR10, fechado 900 B.C., contenía artefactos de arcilla pintados de rojo, pero imitando la forma de ejes votivos de piedra verde (por ejemplo, jade, malachite, serpentina), dispuestos en forma de un quinkunksu. El más interesante, hasta ahora, ha sido el depósito No. 11, fechado 900 a.C. En los quinquitos de las conchas, allí se colocó un tinte: azul, verde y amarillo. Más tarde Maya, colores similares simbolizaban los lados del mundo. Gente de Aguada Fenix, de acuerdo. 900 d.C., por lo tanto, sabían de los quinkunks de piedra verde, así como de lo que tal forma simboliza, pero en ese momento no tenían acceso a minerales como jade.
Sitios ceremoniales descubiertos en Aguada Fénix revelan vínculos entre las culturas mayas y olmecas
El descubrimiento de 500 sitios ceremoniales en Tabasco y Veracruz, es uno de los principales hallazgos arqueológicos de los últimos años. El sitio Aguada Fénix que se localiza en Tabasco arroja nuevas y relevantes interpretaciones sobre el estilo de vida de las antiguas sociedades que habitaron Mesoamérica.
Kuhikugu
Kuhikugu
Kuhikugu es un sitio arqueológico ubicado en Brasil, en la cabecera del río Xingu, en la selva amazónica. El área alrededor de Kuhikugu se encuentra hoy en parte del Parque Nacional Xingu. Kuhikugu fue descubierto por primera vez por el antropólogo Michael Heckenberger, que trabajó junto con el pueblo local Kuikuro, que son probablemente descendientes de los habitantes originales de Kuhikugu.[1]
Complejo arqueológico e historia.
En sentido amplio, el nombre se refiere a un complejo arqueológico que incluye veinte ciudades y pueblos, repartidos en un área de alrededor de 7.700 millas cuadradas (20.000 km2), donde alguna vez vivieron cerca de 50.000 personas. Kuhikugu probablemente estuvo habitado desde hace unos 1.500 años hasta hace tan solo 400 años, cuando las personas que vivían allí probablemente murieron a causa de enfermedades traídas por los europeos. Aunque es probable que los europeos no la transmitieran directamente a los habitantes de Kuhikugu, sí transmitieron enfermedades directamente a socios comerciales de otras áreas. Cuando los europeos llegaron a esta zona, la civilización ya se estaba desmoronando.[2] Los primeros conquistadores que exploraron esta área probablemente vieron los últimos momentos de estas ciudades, y sus registros brindan una idea de cómo habrían sido estos lugares. Y cuando los europeos regresaron algún tiempo después, las ciudades y pueblos ya estaban consumidos por la selva tropical. Los indígenas ahora vivían en tribus alejadas de las ruinas, y la memoria de esa civilización se recordaba a través de la tradición oral.
Lo que distingue a las personas que habrían habitado Kuhikugu de otras civilizaciones sudamericanas son sus monumentos horizontales. A diferencia de los pueblos aztecas y mayas que construyeron pirámides, estos pueblos construyeron largos monumentos en el suelo para sus dioses. Presumiblemente, esto se debe a que sería imposible mantener una pirámide grande en una selva tropical y quedaría eclipsada por los árboles circundantes. La ingeniería era lo suficientemente sofisticada para puentes que cruzaban grandes secciones de río y fosos con fines defensivos. Además, la tierra negra que rodea la zona indica actividad agrícola a gran escala[1] [3]
Asentamiento X11
Estrictamente hablando, Kuhikugu es el asentamiento X11 de este complejo, ubicado cerca de Porto dos Meinacos en la orilla oriental del lago Kuhikugu (ahora Lagoa Dourada) a 12°33′30″S 53°6′40″W. Allí, así como en otros antiguos asentamientos del complejo Kuhikugu, las imágenes de satélite revelan que aún hoy el bosque difiere de las áreas prístinas circundantes, y la exploración terrestre revela que esto es un efecto del antrosol (cf. terra preta), conocido al Kuikuro como egepe. Directamente al norte del sitio X11 hay una aldea Kuikuro, cuyo pequeño tamaño proporciona una comparación interesante con la gran área de egepe que indica el asentamiento prehistórico.[4]
Se construyeron grandes zanjas defensivas y empalizadas alrededor de algunas de las comunidades de Kuhikugu.[1] [4] También existen grandes plazas en algunas de las ciudades de la región, algunas de alrededor de 490 pies (150 m) de ancho.[1] [4] Muchas de las comunidades en Kuhikugu estaban conectadas, con caminos que unían algunos ríos a lo largo de sus caminos y con canales para canoas que corrían a lo largo de algunos de los caminos. Los sitios X35 y X34 son comunidades importantes conectadas por dos de estos caminos. El sitio X11 tiene un total de 4 suburbios que se conectan a través de un río o una carretera, y todos parecen tener una relación constante entre sí.[4]
Es posible que existieran campos de mandioca (yuca) alrededor de las comunidades de Kuhikugu, lo que sugiere que la gente allí eran agricultores.[4] [5] Las presas y estanques que parecen haber sido construidos en el área también sugieren que los habitantes de Kuhikugu pueden haber estado involucrados en la piscicultura, que todavía practican algunos de sus descendientes Kuikuro de hoy en día.
La ciudad perdida de Z
Existe la posibilidad de que las leyendas sobre Kuhikugu hayan convencido al explorador británico, el teniente coronel Percy Fawcett, de emprender su expedición a la “Ciudad Z“. Fawcett afirmó haber descubierto una gran cantidad de fragmentos de cerámica en el Amazonas mientras realizaba trabajo de campo, y los sitios de Kuhikugu podrían haber tenido potencialmente una gran cantidad de cerámica en la superficie. Hay más de 20 sitios que abarca Kuhikugu, cada uno de los cuales podría haber albergado a más de 5.000 personas, y la planificación urbana sofisticada y las estructuras restantes podrían haber sido lo que Fawcett estaba buscando. Todos los sitios siguen un diseño similar, lo que significa que cualquiera de los sitios podría haber influido en Fawcett para buscar la Ciudad Perdida de ‘Z’.[3]
source : http://www.sciences-faits-histoires.com/blog/archeologie/bresil-kuhikugu-ou-site-x11-la-cite-z.html
Kuhikugu, ciudad perdida de Amazonia
Actualmente se acepta que el Amazonas ha sido el hogar de civilizaciones urbanas comparables en tamaño a las ciudades medianas de Europa Occidental. En los años 90, Hecklenberger revivió el mito de las ciudades perdidas de la Amazonia al estudiar los sitios arqueológicos del Alto Xingu, Brasil, entre ellos el famoso X11: Kuhikugu (M. Hecklenberger, pour la science n°388, 2010).
Sin embargo, el Amazonas ha transmitido durante mucho tiempo en la imaginación occidental moderna el Eros de la naturaleza original, virgen e inocente, luchando contra los thanatos de la modernidad destructiva. Las tribus, a diferencia de otras civilizaciones del sur o de Mesoamérica, no dejaron ninguna construcción duradera allí. Durante mucho tiempo se redujeron a los primitivos pueblos cazadores-recolectores que vivían en la Edad de Piedra y se conformaban con lo que la naturaleza estaba dispuesta a darles. En 1982, Pierre Gourou, en su obra seminal «Tierras de Buena Esperanza», contrastó las altas densidades del Delta del Mekong con las muy bajas densidades de la cuenca del Orinoco. Justificó esto por la ausencia o el dominio de las «técnicas de enmarcado». ¿Cómo podemos entonces concebir civilizaciones amazónicas pasadas que sean diferentes de las actuales? Esta visión cambiará gradualmente a partir de la década de 1970. Los investigadores redescubrieron entonces los escritos de los primeros exploradores. Michael Heckenberger cita los relatos de Gaspar de Carvajal, quien escribió en 1542 que «más de 200 piraguas, cada una de las cuales transportaba de 20 a 30 indios y unos 40, surgieron de las islas amazónicas que él pensaba que estaban deshabitadas». Casi dos siglos más tarde, el brasileño Antonio Pires de Campos se aventura cerca del Río Tapajos, al oeste de Xingu, y también evoca muchos pueblos bien conectados entre sí por amplios caminos. Estas observaciones serán corroboradas por R. Carneiro y especialmente por M. Heckenberger, «El alto Xingu es la única zona de la Amazonia brasileña que muestra claramente la continuidad de la ocupación indígena desde la prehistoria hasta la actualidad». Hacia el 1400 d.C., si no antes, las aldeas prehistóricas habían alcanzado proporciones impresionantes (20 a 50 hectáreas). Esto los hace entre los más grandes en cualquier área de tierras bajas de América del Sur en tiempos prehistóricos. Comprendían una variedad de estructuras, incluyendo calzadas lineales a lo largo de los márgenes de los caminos principales, patios centrales y zanjas profundas. Sin duda, esto habría ido acompañado de estructuras sobre el terreno como empalizadas, puentes y puertas de entrada. Se estima que tales aldeas podrían albergar alrededor de mil personas y que más de diez mil indios probablemente vivían al oeste del río Culuene en la región del alto Xingu. (povos indigenas brasil). Heckenberger cartografiará con la precisión de un agrimensor zanjas amplias y profundas y caminos anchos como las actuales autopistas, empalizadas que protegen pueblos, territorios explotados más o menos intensamente, numerosos pueblos unidos entre sí por una red de caminos muy sofisticada. Luego toma conciencia de un alto grado de integración regional. Los espacios ocupados se organizaron sobre cerca de 250 km², incluyendo 50 km² para conjuntos urbanos en el sentido estricto del término. Más recientemente, las excavaciones llevadas a cabo por el equipo anglo-brasileño de Jonas Gregorio de Souza revelarán un continuo de ciudades interconectadas de la civilización arahuaca en más de 400.000 km².
«Al mismo tiempo, regiones como la del sudoeste de la Amazonia albergaban una de las mayores diversidades de familias lingüísticas de la Amazonia, y la naturaleza multiétnica/multilingüística de los sistemas regionales queda ejemplificada por el Alto Xingu34». Se ha formulado la hipótesis de que el cinturón de arahuacos y otros grupos a lo largo del SRA constituye un sistema formativo suprarregional que estuvo presente desde finales de la época precolombina. De ser cierto, esta conexión sugeriría una distribución ininterrumpida de los movimientos de tierra a lo largo de 1800 Km. de este a oeste en el SRA y un impacto humano precolombino más intenso en los bosques de esta región que el anteriormente postulado «Los constructores de tierra precolombinos se asentaron a lo largo de todo el borde sur del Amazonas».
Se trata de una visión que demuestra la imposibilidad para las civilizaciones amazónicas de desarrollar intercambios complejos entre ellas y de cultivar intensamente un terruño amazónico latinoamericano y estable que se encuentra en estado puro. Lo que se considera en el mejor de los casos como «bons sauvages» es un modelo para la salvaguarda del planeta, ¿lo sigue siendo?
Hecklenberger compara en efecto las ciudades del Alto Xingu con las ciudades-jardín que podrían ser el modelo más conciliador de urbanización duradera y de protección de la biodiversidad. Pero las reservas indias parecen ser muy frágiles en cuanto a la deforestación amazónica, la soja OGM y las tierras extensas.
(Este texto está ampliamente basado en el artículo de M. Hecklenberger en la revista Pour la science n°388, 2010)
La civilización Kuhikugu
En 2008, la prestigiosa revista científica Scientific American publicó un artículo redactado por David Biello (editor asociado) bajo el título Antigua amazonía realmente altamente Urbanizada, en la cual resumía las investigaciones del antropólogo Michael Heckenberger —publicadas, a su vez, en Science— en donde exponía las conclusiones de años de investigación que demostraban que en el estado brasileño de Mato Grosso, especialmente en proximidades del Alto Xingú , se habrían descubierto 28 «ciudades», pueblos y aldeas que habrían sostenido una población de unas 50.000 personas.
No se trataba de «Z», ni de templos y viviendas de piedra, sino de espacios urbanos donde lógicamente se había aprovechado al máximo los recursos naturales del lugar: árboles y tierra.
Lo hallado fueron evidencias de zanjas, circulares en la mayoría de los casos, cuadrangulares en otros, de unos tres metros que supieron tener de profundidad y diez de ancho, redescubiertas porque la lamentable deforestación habría dejado al descubierto, observable en ocasiones desde aeronaves y en otras desde tierra, de las evidencias de esas construcciones. Estamos ante grandes conglomerados sedentarios, construidos entre el año 400 y 1.400 de nuestra era, rodeados por esas zanjas y empalizadas de madera.
A su vez, estos pueblos estaban comunicados entre sí por canales navegables, rectilíneos, donde canoas llevaban y traían mercaderías (volveremos enseguida sobre este detalle), y caminos que cortaban la selva también de manera rectilínea. De estos «caminos» supe ver evidencias en lo profundo del Paraguay hace ya años, y me comentaban los lugareños que «los antiguos» procedían de la siguiente forma: talaban la selva en sentido y ancho de donde querían establecer la vía de comunicación. Dado que la vegetación, en esas latitudes, tarda pocas semanas en hacer desaparecer todo vestigio de haber sido destazada en algún momento, lo que hacía era sembrar, en esos espacios despejados, un tipo de pastizal llamado «paja brava», que crece hasta unos 50 o 60 centímetros de altura. Grueso, áspero, literalmente mata todo brote, toda extensión de la vegetación selvática que tratara de ganar el espacio anterior, con lo cual décadas y hasta siglos después era posible seguir observando evidencias de donde pasaban estas «carreteras en la selva».
La «cultura Kuhikugu» (nombre que se ha dado a este todavía tan poco conocido horizonte cultural tomando el nombre de los relatos orales de los «kuikuros», etnia local que ya merecerá toda nuestra atención, y que se consideran herederos de esos ancestrales pobladores) compartía la particularidad que todas las aldeas y ciudadelas tenían una carretera principal que corría de noreste a suroeste a lo largo del eje del Solsticio de Verano y se disponían a un promedio de cinco kilómetros unas de otras. Y, finalmente, se supone que desaparecieron sus habitantes exterminados por las enfermedades que se extendieron por el subcontinente más rápidamente que los feroces y salvajes conquistadores, al punto que luego la selva recuperó sus espacios naturales.
Estos espacios descritos quizás no serán suficientes, a ojos del lector crítico, para justificar el sueño de Fawcett; sin embargo, es apenas la parte emergente de una trama muy cerrada y extensa de historias civilizatorias sobre las que apenas —acudo a la metáfora blavatskyana— estamos levantando un extremo de velo.
Porque si nos dirigimos un poco más al oeste, más precisamente en buena parte del estado de Beni en Bolivia y algo de Rondónia en Brasil, encontramos los llamados «Llanos de Mojos». Los «Moxos» (o los «Musus», como los encontramos denominados en escritos ya del siglo XVI) son asiento de otro misterio ya conocido de más antaño pero hasta ahora desconsiderado: las «lomas». ¿Qué son las mismas? Pues montículos absolutamente artificiales. Muchos, de tierra acarreada y apisonada; otros muchos, de ladrillos y bloques de adobe cubiertos de tierra. ¿Dimensiones?: algunos, los más grandes, llegan a los 20 metros de altura, por cien o ciento cincuenta metros de lado. Más aún: sobre esas plataformas en muchos casos se levantan terrazas, muros, empalizadas y verdaderas pirámides truncadas. ¿Ubicación?: unos 20 cerca de la ciudad de Trinidad; unos 380 alrededor de la población llamada Casarabe (llamada así porque entre fines del siglo XVIII y principios del XIX comenzaron a radicarse muchos inmigrantes de origen libanés y sirio, con lo cual se le llamaba coloquialmente la «casa árabe», que devino en el toponímico de referencia), y en toda la región mencionada… ¡se estiman unos 20.000!
En un interesantísimo estudio disponible en Internet, bajo el título A la sombra de los Andes. Arquitectura monumental en los Llanos de Mojos, los arqueólogos Carla Jaimes Betancourt y Heiko Prümers desarrollan un completo estudio sobre estos «montículos», señalando, muy acertadamente, que si estuvieran en Perú serían reconocidos como «huacas» o «pirámides truncadas» (esto, para contrarrestar la tendencia descalificadora con que la mirada de los lugareños —y también las autoridades zonales— contemplan estas ruinas). Pero además de su revalorización, estos profesionales ilustran sobre aspectos apasionantes. En efecto, aquí también tenemos Caminos Elevados, terraplenados, que comunican entre sí los montículos.
Ahora bien; en temporada de lluvias, toda esta enorme extensión —que cubriría dos veces la superficie de Suiza— se inunda. Los montículos, entonces, emergen como «islas» en el mar, siempre comunicados por los caminos elevados. Esa concepción visual, de sitios culturales unidos por caminos artificiales en medio de un enorme lago poco profundo, ¿a dónde nos remite?
A la Huey Tenochtitlán, con sus «chinampas» o islas artificiales, y los pueblos aledaños (hoy, absorbidos por el crecimiento de la urbe) como Xochimilco o Tlatelolco.
Los Llanos de los Mojos quedaban en el camino, desde tiempos ancestrales, del «Gran Paititi», el reinado extraño que ya los conquistadores supieron buscar por esas latitudes. En Santa Cruz encontramos Samaipata, a la que algunos estudios le adjudican autoría a los poco conocidos Mojocoyas, y que yo creo la avanzada occidental de la civilización de Kuhikugu. Que, por cierto, no es la Kuhikugu decadente de las aldeas con empalizadas descritas párrafos antes: la «civilización de los Mojos» surge alrededor del 500 a.C, extendiéndose, según algunos autores, hasta el 1.000 d.C.
Interesante fenómeno: tomando ambos horizontes señalados, cuanto más atrás vamos en el tiempo más avanzada es la cultura.
De modo que tenemos esta cultura, que tanta sintonía tiene con ciertas particularidades mexicas, por remota que esta última parezca. Es más; se ha descubierto que junto a los caminos terraplenados y elevados discurrían canales por donde, en tiempos de sequía, sin duda grandes canoas continuaban llevando y trayendo mercaderías (además de servir de administrador de sistemas de riesgo). Insisto: esta descripción visual es absolutamente coincidente con lo que los «nahuas» habrían hecho en esos mismos tiempos en el Ánahuac, el México prehispánico.
Y aquí comienza a asomar un «secreto tolteca» anticipado en el título: en Rondónia y Mato Grosso —y esto ya lo señala Fawcett— existía una etnia (literalmente exterminada, aunque algunos descendientes se hayan mestizado completamente) que se llamaban a sí mismo «nahuas».
Recordemos que los «nahuas» han sido la etnia troncal de donde salen distintos «horizontes culturales» o pueblos, que conocemos como zapotecas, olmecas, totonacas, mixtecas, otomíes, etc y etc., en el Ánahuac prehispánico. Ánahuac que, justamente, significa «tierra de nahuas».
Que una «tribu» en el Amazonas se identifique con el mismo nombre, cuando menos, llama poderosamente la atención. Pero aún debemos señalar que todos estos pueblos amazónicos tenían dialectos y lenguas de origen Arawak. Es Fawcett quien, por esta correspondencia lingüística, supone que los «arawaks» (que hemos conocido como «caribes», los «araucas», los «araucanos» del sur de Chile y los «antis» de Perú (de donde surge el toponímico «Andes») pertenecen a la misma raza original.
Hoy sabemos que los «caribes» se extendieron por Sudamérica, dando origen a ramas como los Tupíes, los Tapuyas y los Carijós. De hecho, los Tupíes originan los guaraníes, de presencia dominante en el escenario sudamericano precolombino.
Fuertes en el NE brasileño, se supone que cierta rama de los caribes es responsable de lo que hoy conocemos como «Stonehenge del Solsticio de Verano»: una extraña construcción megalítica en cercanías de Rego Grande, en el estado de Amapá, donde un conjunto de moles de granito de autores desconocidos y formas extrañas que remiten a reminiscencias lovecraftianas desconcierta a propios y extraños. Se le llama de esa particular forma porque en una de las rocas existe un orificio por donde, en el solsticio de verano, atraviesa el sol a mediodía creando un círculo sobre otra piedra a alguna distancia.
Por ciertos restos hallados al pie de estos monolitos (fuegos, quizás rituales, encendidos en los puntos donde fueron instalados) se estima su erección aproximadamente en el 3.000 a.C. Sin duda no tiene relación con la cultura Kuhikugu por su antigüedad, pero demuestra que a lo largo y a lo ancho de lo que hoy llamamos Brasil hubo numerosos pueblos, aún desconocidos, en un período temporal dilatadísimo.
En la desembocadura del Amazonas sobre el Atlántico se encuentra (ya la mencionamos) la Isla de Marajó. En la misma se han encontrado «montículos» en un todo afines a los de los Llanos de los Mojos, aunque si se mira un mapa llama la atención la enorme distancia entre un área y otra. Empero, la identidad de construcciones da a suponer que de alguna manera —quizás ocupando el río Amazonas como vía de comunicación— grupos que se influyeron mutuamente migraron por ese conducto.
Del río Amazonas, mientras tanto, hay un par de cosas que debemos comentar. Por ejemplo, que su nombre autóctono original no era, obviamente, el de Amazonas, sino «Solimoes», y es aquí donde Fawcett se pregunta si en ese nombre no vemos la presencia del nombre de Salomón, y lo vincula con las famosas «minas» de donde fluía el oro y la plasta que este rey hebreo, especulando si, quizás, no habrían navegado en tiempos remotos a través del Atlántico y, por este río, llegado a casi sus fuentes en territorio peruano donde el oro y la plata —especialmente la segunda— abunda.
Sabemos que se le llamó «amazonas» por las historias de mujeres guerreras que vivirían en sus márgenes. Pues bien, sépase que las mismas efectivamente existieron y no se trata de un fábula de los conquistadores. Estas mujeres eran llamadas «Aikembenanas» por los otros pueblos y ya es una certeza etnográfica su existencia.
El secreto tolteca
Si bien Fawcett no había dedicado años a explorar las culturas antiguas del México prehispánico, es un hecho —sencillo de demostrar— que cuando menos, en teoría, lo había estudiado profundamente. No solamente se trata aquí de esa hilación de conocidos y amigos que pudieron hacerle llegar hallazgos de Maler y otros, voy a citar algunas referencias no menores.
Por ejemplo, en su libro ya citado, al hablar de los Toltecas los llama «sabios artistas». Puede parecer un detalle menor, y no lo es: aún hoy, son (somos) un número reducido los que conocemos algo del idioma náhuatl original donde la palabra tolteca se traduce, efectivamente, como «sabio artista»; mucho menos común hubiera sido ese conocimiento a fines del siglo XIX o principios del XX salvo que se esté profundamente empapado de estudios sobre el particular.
Fawcett con
struye su propia teoría. Según la misma, en tiempos remotísimos lo que hoy llamamos Brasil era apenas una de varias islas que ocupaban el Hemisferio Sur. Grandes cataclismos hicieron que el océano se hundiera en ciertos puntos y se elevara en otros (no podemos obviar aquí ver la influencia teosófica, con la presencia intensa de Mu y Lemuria). Tierras que emergieron se habrían fusionado con esa «isla» y formó lo que hoy conocemos como Sudamérica. Al mismo tiempo, otra isla se hundía en el Atlántico. Atlántida. De la misma escapa una casta de sabios artistas, sacerdotes y educadores, los primitivos toltecas —Fawcett mismo dice que emplea ese término a falta de uno mejor— quienes luego de permanecer durante siglos en México extendieron su influencia hacia el Sur. Aislados los grupos (si por guerras, hambrunas, cataclismos; vaya a saberse) un grupo de toltecas «degenerados» se transforma en los «caribes» que conocemos como tales.
Permítaseme hacer aquí una digresión: hace años señalé que hubo una corriente civilizatoria que se inició en la Atlántida y, cruzado a través de décadas hacia Occidente y Oriente, cruzó el Atlántico y llegó a América, siguiendo a un líder (o las enseñanzas y directivas de ese líder) que habría pasado a la historia y la leyenda con el nombre de «Kar», «K’ar» o «K’a’r’» (según las pronunciaciones). Señalé en su momento el «rastro toponímico» que dejaba su nombre a través de la geográfica, y en esa ocasión algunos críticos me atacaron diciendo que se trataba de una tontería pues, según ese razonamiento, una «car-nicería» indicaría el paso de Kar por allí. Sin embargo, no necesito discutir mucho: todos ustedes saben que muchísimos toponímicos se crean usando como raíz adjetivos calificativos del lugar y nombres propios. El pensamiento de Fawcett, entonces, ratifica ésta mi teoría.
Bien, sigamos. El explorador señala en su libro esa presencia «nahua» ya mencionada en proximidades del Alto Xingú. Cerca, también, se encuentra otro grupo cultural, los «Maxubis», con quienes conviviera un tiempo, llamándole poderosamente la atención el ritual de, todos los amaneceres, formar toda la aldea mirando al naciente Sol, elevar sus manos en esa dirección y cantar al unísono un himno de salutación al mismo (costumbre que se encontraba hasta épocas muy recientes entre los mexicas). Estos «toltecas», incluso y siempre según la mirada de Fawcett, habrían llegado a ser los fundadores de Tiwanaku.
Podría decirse que era una teoría demasiado simplista ese «difusionismo excesivo» que proponía el inglés. Por cierto, llega a señalar que veía como posible que una rama de los Tupíes hubiera migrado a través del Pacífico hasta la Polinesia, ocupando en el camino Rapa Nui (Isla de Pascua).
Puede parecer excesivamente simplista este «difusionismo», pero en puridad no podría negarse puntualmente el extraordinario parecido que tienen las tallas en madera de los «fueguinos» (en puridad, los selk’nam, onas y yámanas) con los moais de la Isla de Pascua. Puede verse como exagerado ese difusionismo. Pero quien, como un servidor, ha tenido la oportunidad de estar frente a los moais y contemplar directamente las tallas onas conservadas en museos, no puede negar su extraordinario parecido.
Permitan ustedes que yo agregue, a las ideas de Fawcett, un elemento menor pero sugestivo. He hablado ya de los «kuikuros», el grupo tribal (hoy, de unos 500 individuos) que en los Altos del Xingú son los herederos (dicen serlo) de la cultura Kuhgikugu. Muchos de ellos ya están integrados a la civilización occidental, y de los que permanecen viviendo en sus aldeas originales supongo lo hacen por la interesante conveniencia del turismo. Con un altísimo cociente intelectual uniformemente distribuido entre ellos (es hasta simpático verles totalmente inmersos en su ambiente folklórico… pero sin dejar de revisar —algunos, claro— periódicamente sus celulares, aceptando sin ambagues que cuidar sus raíces no va en detrimento de estar enterados de lo que pasa en el mundo vía redes sociales), una de sus costumbres es conservar vestimentas rituales que emplean en ceremonias ancestrales. En ese ajuar se ocupan sólo cuatro colores: negro, rojo, amarillo y blanco. Los cuatro colores, precisamente, que identifican desde siempre a los «cuatro rumbos» del pensamiento mexica, a las nahui mitl, las «cuatro flechas» simbólicas. Son los colores de los «rezos» que se cuelgan ceremonialmente en el «Árbol de Rezos», los colores de las «cuatro puertas» de la ceremonia del Temazcal Guerrero…
Nixtun Ch’ich’
Nixtun Ch’ich’
Nixtun-Chʼichʼ es un sitio arqueológico maya itzá en el departamento de Petén, Guatemala. Tiene una trama urbana con calles y avenidas bastante ordenadas que datan de hace unos 2500 años. Esta es una de las primeras redes urbanas de América y probablemente surgió cuando los antiguos mayas desarrollaron formas más complejas de organización política. Probablemente era un medio para regular y quizás dominar a los habitantes. Sin embargo, el sistema de cuadrícula de Nixtun-Chʼichʼ no tuvo éxito y no se ve en ciudades mayas posteriores.
Ubicación: Central, Petén
Región: Guatemala
Historia
Fundado: Período Preclásico
Abandonado: 1734
Culturas: maya
Ubicación
Nixtun-Chʼichʼ se encuentra en el borde occidental del lago Petén Itzá. Limita con el lago al sur y al este; por colinas kársticas al norte; y terreno irregular al oeste. El área del sitio es relativamente plana, pero fue construida sobre una cresta baja que se extiende de este a oeste. Los sitios mayas generalmente están dispersos, pero Nixtun-Chʼichʼ se trazó con una cuadrícula urbana. También incluye un eje urbano compuesto por una hilera de más de 15 edificios que se extiende de este a oeste. El eje y la grilla fueron establecidos en el período Preclásico Medio (800-400 a.C.). El sitio también cuenta con importantes construcciones en el Período Preclásico Tardío (400 a. C.-200 d. C.), después del cual el sitio parece haber sufrido un declive, una tendencia que se observa en muchos sitios en el centro de Petén. El sitio también estuvo ocupado desde el Clásico Tardío hasta el período Colonial (600-1734 d.C.).
Misión de San Jerónimo, Petén, Guatemala
Un anzuelo encontrado en Nixtun Chʼichʼ
Cuenta de vidrio encontrada en Nixtun Chʼichʼ
Un tiesto de olivo encontrado en Nixtun Chʼichʼ
Período Preclásico
Durante las temporadas 1995, 2006-2008 y 2013-2014 en Nixtun-Ch’ich, Proyecto Itza encontró construcciones del período Preclásico (ca.1000 a.C.-200 d.C.) en casi todas las unidades de prueba excavadas. Estaba claro que las construcciones más importantes del sitio, ocurrió antes del año 200 d.C. En 2013-2014, Proyecto Itza volvió a mapear el sitio y descubrió que contenía una red urbana . En 2015, Proyecto Itza comenzó a investigar intensamente las ocupaciones del período Preclásico junto con su trabajo sobre el período Posclásico.
Período posclásico tardío y colonial
Se han encontrado asentamientos de los períodos Posclásico y Colonial en Nixtun-Chʼichʼ en el Sector QQ ( período Posclásico Medio a Tardío), el Sector WW (período Posclásico Medio a Tardío), el Sector XX (período de Contacto o Colonial) y el Sector ZZ (período Colonial).
Arqueología Subacuática
En 2015, Proyecto Itza inició un programa de arqueología subacuática en el lago Petén Itzá y comenzó a tomar muestras en 2018. El objetivo de este trabajo es discernir depósitos en el lago dejados como ofrendas o arrojados accidentalmente al lago como resultado del comercio. Proyecto Itza ha identificado varias áreas que “parecen” puertos en Nixtun-Chʼichʼ y probaremos esta hipótesis mediante muestreo submarino.
Documental Nixtun Ch’ich’
En 2017, Proyecto Itza comenzó a filmar un documental sobre el desarrollo de la planificación urbana y el estado en Nixtun-Chʼichʼ.
Se descubre que una ciudad maya de 2.600 años de antigüedad tiene un diseño de cuadrícula único
Imagen de portada: Vista aérea de la ciudad (foto de Timothy Pugh)
Una ciudad maya amurallada de hace 2.600 años estaba dispuesta en una cuadrícula que sugiere que el gobernante que supervisó el diseño era una persona particularmente poderosa. La ciudad, Nixtun-Ch’ich’ en Petén, Guatemala, está siendo protegida de los saqueadores por los ganaderos propietarios de las tierras en las que se sitúa la antigua ciudad.
La ciudad tiene pirámides de cima plana y otras estructuras grandes que estaban orientadas en un eje este-oeste que se desviaba sólo un 3 por ciento del verdadero este, dice un artículo en Live Science. Es la única ciudad maya diseñada en forma de cuadrícula. Otra antigua ciudad mexicana, Teotihuacán de los aztecas, estaba dispuesta en forma de cuadrícula, pero se trataba de una civilización diferente.
“Es una organización vertical”, dijo a WordsSideKick.com el arqueólogo Timothy Pugh del Queens College de Nueva York. “Algún tipo de gobernante muy, muy poderoso tuvo que organizar esto”.
Pugh presentó recientemente la investigación de su equipo en la reunión anual de la Sociedad de Arqueología Estadounidense.
Live Science informó:
Tienes alrededor de 15 edificios en línea recta exacta; esa es el área ceremonial principal’, dijo [Pugh]. Estos 15 edificios incluían pirámides de cima plana que se habrían elevado hasta casi 100 pies (30 metros) de altura. Los visitantes habrían subido una serie de escalones para llegar a la estructura del templo en la cima de cada una de estas pirámides. Al final del camino ceremonial, en el extremo oriental de la ciudad, hay una estructura o grupo “tríadico”, que consta de pirámides y edificios que se construyeron uno frente al otro en una. Estructuras como este grupo triádico (el nombre proviene de las tres pirámides o edificios principales del grupo) se han encontrado en otras ciudades mayas tempranas. Las áreas residenciales de la ciudad se construyeron al norte y al sur de la ruta ceremonial y también se incluyeron en el diseño de cuadrícula de la ciudad, dijo Pugh.
Al orientar los edificios de este a oeste, es posible que los diseñadores intentaran ayudar a las personas a seguir los movimientos del sol en el cielo, algo que posiblemente fuera importante para su religión.
Algunos de los edificios de la ciudad estaban cubiertos de un yeso blanco brillante, y los investigadores suponen que la ciudad era de un blanco brillante. El edificio estaba rodeado por un muro de piedras y tierra, lo que indicaba que las personas que vivieron allí, aproximadamente entre el 600 y el 300 a. C., estaban preocupadas por la defensa. Este es el mismo período en el que se construyeron por primera vez ciudades en la región, en lo que hoy es Petén, Guatemala.
Pugh dijo que los europeos que vivían en ciudades cuadriculadas no estaban contentos con el diseño. Especuló que tal vez la gente de Nixtun-Ch’ich’ podría haber estado igualmente disgustada. Otras ciudades mayas también tenían calles anchas, pero no estaban organizadas en cuadrícula.
Las personas que ahora viven en las cercanías de la ciudad conocen las ruinas desde hace años, dice Live Science. Pugh dijo que está agradecido de que los ganaderos lo estén protegiendo. Los ganaderos también han estado plantando un tipo de pasto que crece rápidamente y por lo tanto disminuye la erosión de lo que queda de los edificios antiguos de la ciudad.
La ciudad probablemente estaba aislada políticamente de otras ciudades mayas y era una entidad en sí misma, de acuerdo con la norma maya. Los mayas tenían una forma de escritura con glifos, un sistema de calendario, agricultura, arquitectura sofisticada y el panteón y la religión que acompañan a toda civilización conocida. Las enfermedades traídas al Nuevo Mundo por los conquistadores españoles tuvieron un efecto devastador en los mayas y mataron a muchos. Pero hay millones de mayas, sus descendientes, que viven hoy en México y en otros lugares.
Hubo cazadores-recolectores en Centroamérica durante miles de años antes de que surgiera la civilización maya, pero los científicos no están seguros de qué pueblos del mundo habitaron por primera vez el Nuevo Mundo.
Pugh comenzó su investigación en Nixtun-Ch’ich’ en 1995 y se centró en los restos del pueblo maya mucho después de que la ciudad fuera abandonada. Mientras tanto, él y sus colegas han estado cartografiando y excavando la ciudad.
Relieve de un príncipe maya; Los investigadores especulan que un gobernante poderoso supervisó el diseño de la ciudad de Nixtun-Ch’ich’. (Foto de Wolfgang Sauber/Wikimedia Commons)
Jeroglíficos mayas que representan signos diurnos (Wikimedia Commons)
Paquimé
Paquimé
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Coordenadas: 30°21′58.67″N 107°56′50.74″O
Zona arqueológica de Paquimé.
Localización
País: México
Datos generales
Tipo: Cultural
Identificación
Región: América Latina y el Caribe
Inscripción: 1998 (XXII sesión)
Paquimé es una zona arqueológica de la Cultura de Paquimé, está localizada aproximadamente a 260 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua, México, a medio kilómetro del poblado de Casas Grandes y a 5 kilómetros de la ciudad de Nuevo Casas Grandes. Esta zona arqueológica fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.1
Fue un asentamiento prehispánico que influyó en el noroeste de la Sierra Madre Occidental; la mayor parte del oeste de Chihuahua y algunas áreas de los estados de Sonora, Arizona, Utah, Colorado y México. Los investigadores calculan que la población probablemente llegó a tener unos 3500 habitantes, pero se desconocen su filiación lingüística y étnica.
El sitio es famoso por sus construcciones de adobe y sus puertas en forma de “T”. De su extensión total solo una fracción está cercada y una menor excavada. Sus edificios tienen rasgos de la cultura de Oasis-América y demuestra la destreza de los arquitectos prehispánicos de la región.
En el oeste de esta población hay una hilera de estructuras construidas con relleno y piedra que probablemente estuvieron cubiertas con cal pintada; esos fueron los centros ceremoniales.
Algunos investigadores sostienen que Paquimé tuvo un desarrollo cultural autóctono de la cultura Dulce de Oasis-América. Otros afirman que fue el resultado de la invasión de una élite del altiplano mexicano o México central.
Así se generó un puesto de comercio foráneo dedicado a la producción de plumas de guacamayas, al intercambio de conchas, cerámica, cobre, etcétera.
Los objetos que más distinguen a Paquimé son justamente sus vasijas de barro; a las que se les denomina Olla. Esto, porque más que un artículo de uso simple, como sería un jarro, son ceremoniales o decorativas y por ende sería más apropiado llamarles jarrones. En México, es más usual llamar jarro a una vasija para agua u otra bebida.
Los pobladores de Paquimé dejaron como legado miles de vasijas decoradas en las que plasmaron sus propios rostros, las formas de sus cuerpos, la decoración de los mismos, los animales de su entorno y muchas otras figuras más.
Paquimé alcanzó su máximo desarrollo en entre 1060 y 1340. Durante esa época se construyeron viviendas de varios pisos, las cuales contaba con servicios de drenaje y calefacción. También se edificaron lugares especiales para adorar a sus dioses y acueductos para abastecerse de agua.
Hacia 1340, la ciudad de Paquimé inició una etapa de debilitamiento y fue abandonada por sus habitantes. Se desconoce el motivo por el cual la población emigró hacia otros lugares.
Historia
Cerámica de la Cultura Paquime, Galería Norte de México, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.
Olla, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).
Olla con forma humana, de la cultura Casas Grandes. Forma parte de la colección del Museo de Stanford (Estados Unidos).
Cerámica de la Cultura Paquime, Galería Norte de México, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.
Alrededor del año 700 se dio inicio la cultura Paquimé en la región con la introducción de la agricultura y construcción de pequeñas casas de adobe semi subterráneas construidas a la orilla de los ríos Piedras Verdes, San Pedro y San Miguel, dichos ríos forman al unirse el río Casas Grandes.
Charles Di Peso, arqueólogo que ha estudiado la zona, ha propuesto seis etapas que muestran el desarrollo de la cultura.
I.- Horizonte precerámico. Se ignora su inicio y concluyó entre los siglos I y II.
II.- Período de la cerámica sin decoración. Concluyó alrededor del siglo VIII.
III.- Período viejo. Concluyó alrededor del siglo XI. El período viejo se subdivide en: a) Fase Convento. b) Fase Pilón. c) Fase Perros Bravos.
IV.- Período medio. Terminó en el siglo XIV. El período se subdivide en: a) Fase Buena Fe. b) Fase Paquimé. c) Fase Diablo.
V.- Período tardío. De 1340 a 1660. El período se subdivide en: a) Fase Robles. b) Fase de los primeros contactos esporádicos con los españoles.
VI.- Período de los españoles. De 1660 a 1821.
Durante el período viejo se establecieron las primeras aldeas y sus pobladores practicaban la agricultura de temporal además que aprovechaban los escurrimientos de agua de la sierra.
Durante las fases Convento y Pilón inició la construcción de casas circulares construidas por la excavación de un círculo a la profundidad de menos de un metro que servía de base, el área de tales viviendas era de 10 m² aproximadamente y la puerta redondeada, en el centro de la aldea se erigía una vivienda comunitaria de mayor tamaño que las casas familiares.
Durante la fase Perros Bravos aumentó el tamaño de las viviendas, se empezaron a construir pegadas unas a otras y su base dejó de ser circular para adoptar la forma cuadrada. La cerámica decorada se hizo presente en este período, además aparecen pedazos de concha, collares, cuentecitas de turquesa y cobre trabajado.
Durante el período medio se transformó la organización social y el aspecto de la ciudad. Durante la fase Buena Fe las casas son de un solo piso, las puertas tienen la forma de T y los techos son de viga.
Durante la fase Paquimé la población alcanza su mayor esplendor, las relaciones comerciales con otras poblaciones aumentan y se construyen montículos ceremoniales. La población está atravesada por un sistema de acequias que le proporcionan agua, se construyó un juego de pelota y dio inicio la construcción de casas de varios pisos, algunas construcciones alcanzaron hasta cuatro niveles.
Durante la fase Diablo el asentamiento fue abandonado parcialmente e inició la decadencia a causa del hostigamiento de los pueblos enemigos, para 1340 la población sucumbe al asedio enemigo y muchos de sus habitantes fueron asesinados, eso se concluye por la cantidad de restos humanos que en posturas grotescas fueron encontrados.
Contexto político del norte de México alrededor de 1350. Presencia de 3 familias lingüísticas alrededor de los 3 reinos determinados por la arqueología. El mapa de las posiciones de 1519 prácticamente permite determinar los grupos que controlaban estas 3 entidades.
Epílogo
Después que Paquimé fue abandonada, pueblos originarios nómadas ocuparon el sitio. Una incipiente cultura del desierto había muerto.
En 1562, el explorador español Francisco de Ibarra señaló que había visitado regiones no exploradas y pobladas por nativos bien vestidos, que vivían en casas de adobe, se dedicaban a la agricultura y contaban con canales de riego y les sobraban alimentos. En 1566 regresó de nuevo a la región y llegó hasta Paquimé o Casas Grandes, población habitada para ese entonces por los nativos sumas, quienes no practicaban la agricultura y vivían de la caza y de la recolección de frutas y raíces.
Francisco de Ibarra escribió:
Está muy poblado de casas de mucha grandeza, altura e fortaleza, de seis a siete sobrados, torreadas o cercadas de fuerte a manera de fuertes para amparo y defensa de los enemigos (…) Tiene grandes y hermosos patios, losados de hermosas, lindas y grandes piedras a manera de jaspe; e piedras de navajas sostenían los grandes y hermosos pilares de gruesa madera, traída de lejos; las paredes bellas enjalbegadas e pintadas de muchos colores, matices e pinturas de su edificio, compuesto a manera de tapias, aunque tejida e revuelta con piedra e piedra más durable e fuerte que la tabla.
Había gruesas e anchas canales del río a los pueblos con que solían llevar agua a sus casas. Tienen grandes y anchas estufas en lo bajo de las casas y edificios para ampara del frío que es allí mucho, porque nieva mucha parte del año e vienen los nortes en extremo fríos de hacia los llanos e de las sierras a donde nieva más de ordinario. Halláronse trazas de metales que los naturales debían de beneficiar e piedras de amolar (…) Hallamos caminos empedrados.
Esta gran casería e congregación de casas no está junta sino dividida en espacio de ocho leguas río abajo (…) Estaban estas casas la mayor parte de ellas caídas, gastadas de las aguas e desbaratadas, porque demostraba cantidad de años que las dejaron y despoblaron sus dueños, aunque había cerca de ellas gente silvestre, rústica y advenediza que dejaban de habitar en casas de tanta grandeza por asistir a morar en bohíos de paja como silvestres animales al sol, aire y frío. Son cazadores, comen todo género de caza e sabandijas silvestres e bellotas; andan desnudos; ellas traen faldellines de cuero de venado adobado, y algunos de las vacas (cíbolos).2
Cerámica Mata Ortiz y Paquimé
A partir de los años 1970 se inició un movimiento artístico basado en estas ollas de barro, la cerámica de Mata Ortiz. Elaborada originalmente por el artesano de la localidad de Mata Ortiz (nombre de un pueblito vecino a Paquimé) Juan Quezada Celado, y descubierta para el mundo por el antropólogo estadounidense Spencer MacCallum. Habiendo iniciado como réplicas de las vasijas u ollas de Paquimé, esta cerámica ha alcanzado a ser la más grande manifestación de arte en barro en México. Ahora, en muchos museos del mundo, se exhiben estas piezas, iniciando con el Museo de Las Culturas del Norte, dentro del sitio arqueológico de Paquimé, operado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Casas Grandes, plano de la ciudad con dos líneas paralelas a 38º. Dibujo: Georgina Parada, a partir del levantamiento y la digitalización de estructuras arquitectónicas realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y del plano publicado en Di Peso, Rinaldo y Fenner, Casas Grandes (vid. supra n. 1), vol. 5, fig. 85.
Mapa Zona Arqueológica de Paquimé, Chihuahua, Mexico
El origen de la cultura Paquimé (superárea cultural mesoamericana) tuvo lugar unos 2 mil años después de la separación de las culturas Mesoaméricanas y Aridoaméricanas. Algunos de los pueblos aridoamericanos empezaron a practicar el cultivo en la zona desértica del norte de México y el sur de los Estados Unidos, en un proceso fue gradual y dilatado. Así, : hacia el año 600 d. C. (periodo que coincide con la época del ocaso teotihuacano), algunos grupos aridoaméricanos recién habían adquirido las técnicas agrícolas, aunque otros –que tempranamente ocuparon el territorio luego poblado por los Hohokam, en el desierto de Sonora— practicaron la irrigación mucho antes, en el periodo que media entre los SS. IX y V AC.1
Epílogo
A la llegada de los primeros europeos, las cuevas aún estaban habitadas por el grupo original, por lo que los españoles pudieron recabar información acerca de su forma de vida, los aborígenes se autonombraban Jovas, y con ese nombre se referían a un grupo o familia más amplio. Esa etnia se considera en la actualidad extinta.
Zona arqueológica Paquimé.
El éxito de este pueblo se refleja en sus obras para controlar el agua y a la vez retener el suelo mediante la construcción de trincheras y terrazas. Estos sistemas se extendieron desde las montañas hasta los valles del río Casas Grandes. En Paquimé el sistema hidráulico es uno de las instalaciones más importantes del complejo residencial. Construyeron aljibes, canales, acequias, drenajes y laguna de oxidación de desechos, que atravesaban las Casas a través de muros y pasillos ara el manejo del agua en la Ciudad.
El pueblo de Casas Grandes se extendió por todo el noroeste de Chihuahua. Sus límites fueron hacia el Este las Dunas de Samalayuca y la región de Villa Ahumada, Hacia el Sur, La región Babícora, Hacia el Oeste las Casas en los Acantilados de la Sierra Madre Occidental y Hacia el Norte la región de Janos, Carretas y Ascensión.
En Paquimé se conjugan elementos culturales provenientes de Mesoamérica y elementos culturales de los pueblos del desierto. Esto quedó plasmado con los montículos ceremoniales que aquí se encuentran; El juego de Pelota es un símbolo de la fertilidad. La serpiente y la guacamaya también. El simbolismo que Paquimé encierra tiene que ver con la reproducción de la vida, la fertilidad, el florecimiento y la muerte. Paquimé es el Centro Ceremonial de la Cultura Casas Grandes.
Distribuidos de acuerdo a la historia de quienes les dieron vida se encontraron cerca de 24 toneladas de materiales arqueológicos. Entre algunos de estos podemos mencionar objetos de concha, turquesa, cerámica, madera, cestería, plumería, piedras, tierras, cobre, pigmentos, pieles, fibras, cultivos, granos, textiles, adornos personales, fetiches, instrumentos de trabajo, instrumentos musicales, guacamayas, guajolotes, representaciones mágicas en arte mural y rupestre, detalles y acabados arquitectónicos, restos óseos, enterramientos y ofrendas. Son algunos de los muchos objetos que se exhiben en el museo de sitio.
Desde 1936 el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha orientado sus esfuerzos a la investigación, conservación y divulgación del bien. De 1956 a 1962 el Arqlgo. Charles Di Peso excavó 2/3 de las casas. El Arqlgo. Eduardo Contreras inició entonces el proyecto de conservación de los vestigios. En 1985 el Arqlgo. Ben Brown continúo con esa labor. Hoy en día al proyecto de investigaciones arqueológicas y de conservación del sitio las dirige el Arqlgo. Eduardo Gamboa Carrera.
Actualmente se pueden observar los muros expuestos a la intemperie de la construcción de un masivo arquitectónico de uso habitacional hecho de barro, empleando moldes de madera, ascendían en hileras formando muros que después cubrían con vigas y tierra apisonado. Al método usado para llevar a cabo la conservación de los vestigios de Las Casas Grandes lo denominamos “Aplanados de Sacrificio”; que consiste en recubrir los elementos originales mediante una capa del mismo material, tierra batida. Este procedimiento permite encapsular los muros y mantener la apariencia de originalidad que requieren los criterios de restauración demandado por los acuerdos internacionales en cartas respaldadas por la UNESCO.
A un costado de esta zona se encuentra el Museo de las Culturas del Norte, un recinto que alberga una de las más bellas colecciones arqueológicas del norte de México recuperada durante las excavaciones en este sitio con proyectos de investigación. Entre algunos de los objetos que se exhiben se pueden mencionar piezas de cerámica de tipos polícromos y en especial vasijas antropomorfas y zoomorfas, madera, cestería, lítica, piedras semi-preciosas, textiles, objetos suntuarios, restos óseos, maquetas didácticas del sitio y su arquitectura, dioramas, materias primas (concha, minerales etc.)
Casas Grandes o Paquimé fue una importante ciudad precolombina que floreció debido a sus extensas redes comerciales entre c. 1150/1200 – 1450 EC en el noroeste del actual Chihuahua, México. Paquimé es uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes de la región de Oasisamérica, y la ciudad jugó un papel clave en la transmisión de bienes y conocimiento entre las culturas del suroeste del desierto precolombino y aquellas de Mesoamérica. La construcción de Paquimé se atribuye ampliamente a personas que demostraron las marcadas características de la cultura mogollón, que existió desde el c. 200 – 1450 EC en lo que es el sur de Nuevo México y Arizona, así como el norte de México, pero continúa un animado debate académico sobre las etnias exactas y los orígenes de los pueblos que vivieron y fundaron Paquimé. Aunque solo el 20% del sitio ha sido excavado y examinado, la UNESCO designó a Paquimé como Patrimonio de la Humanidad en 1998 EC.
Paquimé se encuentra en lo que hoy es el estado mexicano de Chihuahua. Bendecida en términos de hidrología, Paquimé se ubica entre muchos ríos: el río Bavispe y el río Yaqui se encuentran al oeste de la Sierra Madre, y el río Bravo y río Carmen al este. La ciudad está a 56 km al sur de la ciudad de Janos y 240 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua. La zona arqueológica de Paquimé abarca 146 hectáreas, y la ciudad cubrió más de 750,000 m2 en su apogeo (27 veces más grandes que Pueblo Bonito en el Cañón del Chaco). La periferia de Paquimé incluía aproximadamente 10,000 habitantes adicionales. Cercas de Paquimé existían alrededor de 350 asentamientos de diversos tamaños, pero eruditos y arqueólogos creen que la zona de influencia política de Paquimé solo se extendía unos 30 kilómetros del centro de la ciudad.
La ciudad incluye montículos de plataforma, vastas plazas para uso público y mercantil, corrales especializados para la cría de guacamayos y pavos, y dos campos, para el juego de pelota, en forma de I construidos en un estilo similar a aquellos encontrados en Mesoamérica. También hay montículos de efigie y montículos ceremoniales en Paquimé. Un montículo ceremonial tiene la forma de serpiente emplumada, el cual podría haber estado dedicado al dios mesoamericano Quetzalcóatl. Otro montículo tiene forma de pavo o alguna especie de ave. También se pueden encontrar un baño de sudor, patios privados, cementerios y varios espacios de almacenamiento ceremonial a través de Paquimé. El sitio tiene puertas en forma de T y columnatas cuadradas al igual que los sitios anasazi en el Cañón del Chaco. Sin embargo, a diferencia de otros sitios en el desierto, Paquimé no tiene kivas (cámaras ceremoniales subterráneas).
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