Aficiones-Temas
En estas páginas se muestran, aquellas aficiones y curiosidades (que a lo largo de mi vida) he encontrado interesantes. Ahora que tengo tiempo las quiero compartir.
Evidentemente habrá errores y omisiones, involuntarias, que espero corregir y actualizar con vuestra ayuda, por lo que será bienvenido cualquier comentario al efecto.
En ningún caso se ha pretendido ser exhaustivo.
Toda la información se ha sacado de libros, revistas y de la red, y principalmente se han utilizado los datos al efecto de Wikipedia.
Gracias por vuestra atención.
Codex Rohonczi
Subcategoría: libro con escritura desconocida.
El Código Rohonczi es una colección de escritos en un sistema de escritura desconocido.
El origen del códice es incierto, fue donado en 1838 a la Academia de Ciencias Húngara por Gusztáv Batthyány, de la nobleza húngara, junto al resto de su biblioteca.
Recibe el nombre de la ciudad de Rohoncz, en el oeste de Hungría (actualmente Rechnitz, Austria), donde permaneció hasta 1907, cuando es trasladado a Budapest. En esta época, el códice es mencionado en una obra de Bela Toth, “Rare Hungarian Writings”. El códice fue remitido también a un investigador alemán en 1885, Bernhard Jülg, profesor en la Universidad de Innsbruck, sin que pudiera descifrarlo.
Una posible huella de su pasado puede ser el registro en 1743, en el catálogo de la Biblioteca Rohonc de los Batthyánys, de “Magyar imádságok dice, I. en su volumen 12” lo que significa una oración húngara en un Volumen de tamaño duodécimo.
El tamaño y su contenido coincide con el del codex, pero ésta es toda la información, que fue integrada al catálogo, lo que solo podría ser una advertencia.
El códice fue estudiado por el húngaro Ferenc Toldy en 1840, luego por Pál Hunfalvy, sin ningún resultado. El paleógrafo austriaco Dr. Mahl revisó su validez, Josef Jirecek y su hijo Konstantin, ambos profesores universitarios en Praga, estudiaron 32 páginas del codex en 1884-1885 sin resultados. Mihály Munkácsy, el conocido pintor húngaro llevó el codex a París de 1890-92, para estudiarlo, pero tampoco obtuvo resultado alguno.
La mayoría de los científicos húngaros han tomado el codex como un engaño de Sámuel Literáti Nemes (1796-1842), anticuario húngaro-transilvano, y cofundador de la Bibliotheka National Széchényi en Budapest, conocida por muchas falsificaciones históricas (la mayoría de la década de 1830) que además engañó a muchos entendidos de su tiempo.
Esta opinión nace en 1866 de Károl Szabó (1824-1890), historiador húngaro, fue también defendida por Fejérpataky (1878) y por Pintér (1930). Belá Tóth (1899) y Csaba Csapodi (1973) mencionan esta opinión como probable.
El códice tiene 448 páginas de 12×10 cm, teniendo alternativamente 9 y 14 filas de símbolos. Junto al texto hay 87 ilustraciones que incluyen escenas religiosas, laicas, y militares. Las ilustraciones indican un entorno en el que cristianos, paganos, y musulmanes coexisten; los símbolos de la cruz, la media luna, y el sol/swastika son omnipresentes.
El número de símbolos usados en el códice es cerca de 10 veces superior a los de cualquier alfabeto conocido, pero algunos símbolos aparecen raramente, por lo que podría tratarse no de un alfabeto, sino un silabario, o similar a los ideogramas chinos.
El estudio del papel usado indica que fue realizado probablemente en papel veneciano hacia 1530.
El lenguaje en el que fue escrito es desconocido. Se ha propuesto el húngaro, el dacio, el rumano y otros. Han habido algunos intentos por descifrar el significado del documento.
Criptograma de Taman Shud
Subcategoría: criptograma.
El 01 de diciembre de 1948, en la costa de Australia, en Somerton Beach, en Adelaida, fue encontrado el cadáver de un hombre vestido con un suéter y abrigo, a pesar del día caluroso del clima australiano, sin ningún documento de identificación. Los intentos de comparar las huellas dactilares de los dedos y de los dientes con los datos disponibles de personas reales, fueron en vano. La autopsia reveló congestión de sangre en su cuerpo, que se llenó, en particular, su abdomen, y se constató un aumento en los órganos internos, pero sin sustancias extrañas en su organismo.
Al mismo tiempo, en la estación de trenes se encontró una maleta que podía pertenecer al fallecido. La maleta contenía un pantalón con un bolsillo secreto escondido, que tenía un trozo de papel arrancado de un libro impreso con las palabras “Taman Shud”. La investigación encontró que el pedazo de papel fue arrancado de un ejemplar muy raro del libro “The Rubaiyat” del gran poeta persa Omar Khayyam. El libro mismo fue encontrado en el asiento trasero del vehículo y además una llave en la contraportada del libro con el esbozo descuidado de cinco líneas en letras mayúsculas, que parecía ser un mensaje codificado. Hasta el día de hoy, esta historia sigue siendo uno de los enigmas más misteriosos de Australia.
El nombre hace referencia al hombre que fue envenenado por una substancia desconocida, la única pista que llevaba el cuerpo era una nota con el nombre Taman Shud escrito. Esa pista llevo a la policía a un ejemplar concreto de Rubaiyat (libro de poesía), la contraportada del ejemplar llevaba escrito el siguiente criptograma:
MRGOABABD
MLIAOI (esta aparecia tachada)
MTBIMPANETP
MLIABOAIAQC
ITTMTSAMSTGAB
Conocido desde entonces como el Código Taman Shud, el reto criptográfico -y el caso policial- continúan sin ser resueltos.
Gerry Feltus, un policía que intervino en la investigación, ha escrito The Unknown Man, un libro sobre el caso que, pese a disponer de un sitio web, sólo puede comprarse en Australia.
El canal ABC Australia ha producido un documental sobre el caso que está disponible en tres partes en Youtube (primera, segunda y tercera).
Incluso la Universidad de Adelaida dispone de muchas referencias interesantes. El caso cuenta también con un grupo en Facebook dedicado a tratar de resolverlo y la Wikipedia dispone también de abundante información al respecto.
Códigos secretos de la 2ª Guerra Mundial
Subcategoría: código cifrado.
Sin duda la red es de gran utilidad, gracias a unos cuantos miles de internautas se han descifrado parte de los códigos secretos de la Segunda Guerra Mundial que utilizaban los nazis. Sin embargo aún quedan más misterios por resolver, y si lo deseas, tú puedes colaborar a intentar descifrar los códigos restantes.
En lo revelado hasta ahora se encuentran mensajes como, “Forzados a sumergir durante un ataque. Cargas profundas. Última posición enemiga 0830h AJ 9863, (rumbo) 220 grados, (velocidad) 8 nudos, (Estoy) siguiendo (al enemigo), (barómetro) cae 14 mb, (viento) nor-nor-este, (fuerza) 4, visibilidad 10 (millas náuticas)”. Este mensaje fue enviado el 25 de noviembre de 1942 desde un submarino.
Aún faltan códigos por resolver y es por esta razón que el proyecto M4 busca usuarios que quieran participar descargando la aplicación para intentar descifrar esos códigos restantes. Actualmente son ya 2.500 personas las que están vinculadas al proyecto, aunque se espera una mayor colaboración por parte de más internautas.
Los mensajes encriptados de los nazis son todo un reto, ya que según éstos, eran completamente indescifrables. A continuación mostramos los dos códigos restantes que están sin resolver:
– “HCEY ZTCS OPUP PZDI UQRD LWXX FACT TJMB HDVC JJMM ZRPY IKHZ AWGL YXWT MJPQ UEFS ZBCT VRLA LZXW VXTS LFFF AUDQ FBWR RYAP SBOW JMKL DUYU PFUQ DOWV HAHC DWAU ARSW TXCF VOYF PUFH VZFD GGPO OVGR MBPX XZCA NKMO NFHX PCKH JZBU MXJW XKAU OD?Z UCVC XPFT” – “TMKF NWZX FFII YXUT IHWM DHXI FZEQ VKDV MQSW BQND YOZF TIWM JHXH YRPA CZUG RREM VPAN WXGT KTHN RLVH KZPG MNMV SECV CKHO INPL HHPV PXKM BHOK CCPD PEVX VVHO ZZQB IYIE OUSE ZNHJ KWHY DAGT XDJD JKJP KCSD SUZT QCXJ DVLP AMGQ KKSH PHVK SVPC BUWZ FIZP FUUP”
Para colaborar, puedes descargarte el proyecto M4 e intentar descifrar estos códigos, mucha suerte.
Aunque el sistema de cifrado Enigma estaba roto, y el proyecto de Bletchley Park criptografía es muy famoso, todavía hay algunos mensajes dispersos Enigma sin resolver desde la Segunda Guerra Mundial. También hay varios otros sistemas de encriptación Segunda Guerra Mundial que nunca fueron resueltos, pero no se han incluido en esta lista debido a que la atención se centra más en mensajes específicos de famosos o todos bien conocidos sistemas que aún no han sido rotas.
Copiale Cipher
Subcategoría: manuscrito cifrado.
La cubierta azul, con brocados en dorado, las páginas amarillentas, sujetas por hilos que han dado de sí con los años, contienen solo números, símbolos abstractos y algunas letras reconocibles. Hace 200 años que eso era todo lo que se podía decir del Copiale Cipher, un libro escrito en matemáticas. Son 105 páginas sin espacios, escritas casi sin tachones con una cuidada caligrafía en un código sin leyenda. El trabajo de tres profesores ha desvelado uno de los grandes retos de la criptografía. Ese texto encriptado contiene las bases de una sociedad masónica secreta de mediados del siglo XVIII: los Oculistas o la secta del Gran Ojo.
“Junto a un montón de velas, varios instrumentos y anteojos, perspectiva microscópica, un paño y un vaso de agua deben estar presentes”, así empezaba el rito de iniciación de un aspirante, el más importante para la secta. Más de dos siglos se han tardado en desvelar los secretos de los “doctores del ojo”, como se autoproclamaban. Su nombre no se debía a una pasión irrefrenable por la oftalmología, sino a que se consideraban los elegidos para abrir los ojos al mundo. Creían que se podía entender el significado del universo a través de la geometría y el número, por eso el candidato debía demostrar su soltura en el sistema de lectura “en el arte del cifrado” que empleaban.
El desciframiento del Copiale Cipher es especialmente interesante para los expertos en masonería porque el libro data de entre 1760 y 1780, casi un siglo antes de la Inglaterra victoriana: la época por excelencia de sectas y reuniones secretas, a través de las que escapaban de su propia rigidez. “En cierto modo, dejaban su propia identidad en la puerta. Al entrar en la logia abandonaban el traje de su antiguo yo”, según Andreas Önnerfors, experto en masonería de la Universidad sueca de Uppsala, que está estudiando la importancia histórica del descubrimiento.
Era una segunda vida de rito y matemáticas. El Copiale Cipher explica con detalle la importancia del escenario en las ceremonias, deteniéndose en el rito de iniciación. “Elaborado solo con tiza, para que todo se pueda borrar después de la recepción”, se dibujaban varios símbolos, hasta construir un mosaico de matemáticas. En el centro, hay una estrella redonda que “representa a Dios como el mayor maestro de obras y también de la geometría”. El 3 es la Trinidad, el 5 el ser humano. ¿El 10? “¡No recuerdo haber visto ese número nunca en las enseñanzas masónicas! Se me ocurre que podrían ser dos seres humanos…”, especula Önnerfors.
“No se permite jurar, blasfemar, o hablar de forma deshonrosa. El contraventor será castigado con una sanción monetaria que se pondrá en la caja de limosnas”, dice el libro.
En el Copiale Cipher se detallan algunas de las contraseñas que los Oculistas empleaban para no ser descubiertos: “Cuando no se esté seguro de si uno de los presentes es masón, se pregunta qué clima hace en el exterior. La respuesta es buena o mala, de acuerdo con las circunstancias”.
El secretismo de las sectas fue más fuerte en países donde los masones eran castigados con la muerte, como en España, donde se persiguió durante el franquismo a las sociedades secretas que se habían introducido en la Península a través de Gibraltar. “Si el candidato no ha demostrado su lealtad y obediencia (…) es para siempre rechazado por la orden”, explica el códice.
– ¿Qué pasaba si alguien rompía la promesa?
– Eso queda a la imaginación, ¡el libro no especifica cuál es el castigo!
Sí se habla, en cambio, de pequeñas multas: “No se permite jurar, blasfemar, o hablar de forma deshonrosa. El contraventor será castigado con una sanción monetaria que se pondrá en la caja de limosnas”.
El libro está estructurado en tres partes. En la primera describe el rito de iniciación para los nuevos miembros de la secta, en la segunda habla de la masonería y en la última, más esotérica, trata conceptos más abstractos, una mezcla de ideas religiosas y matemáticas que son la base filosófica de la secta. El desciframiento del libro comenzó como un hobby de fin de semana para el profesor Kevin Knight, del Instituto de Ciencias de la Información de Marina del Rey (California): “Era un reto. En realidad mi especialidad es en programas informáticos de traducción lingüística, no en criptografía”. Cuatro meses más tarde y con la ayuda de Beáta Megyesi y Christiane Schaefe, profesores del departamento de filología y lingüística de la Universidad de Uppsala (Suecia) habían roto un secreto que llevaba más de dos siglos.
¿Lo más difícil del proyecto? “Averiguar que los símbolos y números que construían el texto escondían un mensaje que debía leerse en alemán”. Llegaron a esa conclusión porque el libro había sido encontrado en la Alemania Democrática, satélite de la URSS en los tiempos del país dividido. Pertenecía a una colección privada, pero lo guardaba la Academia de las Ciencias de Alemania Democrática, con la caída del muro de Berlín se descubrió un nuevo reto para la criptografía. “Lo descifré sin hablar ni una palabra de alemán, el idioma base del texto”, comenta divertido Knight. Con su comentario no pretende desprestigiar el logro, sino subrayar que la clave de la decodificación ha sido matemática, no lingüística.
El método de desencriptación mezcla las herramientas informáticas con garabatos a papel y lápiz. El procedimiento fue sencillo, aunque laborioso: un programa informático calculó la frecuencia de repetición de las letras en alemán y la contrastó con la frecuencia de repetición de los símbolos. En base a esos resultados se procedió al cambio de letras: ¡voilà!, tenían sentido. Había, eso sí, pequeños errores que subsanar. Los acentos y algunas letras marcaban pequeñas modificaciones en la traducción y las letras románicas señalaban la separación de palabras.
Para desentrañar el ‘Copiale Cipher’, Knight y sus colegas Beata Megyesi y Christiane Schaefer de la Universidad de Uppsala en Suecia rastrearon el manuscrito original, que fue encontrado en la Academia de Berlín Oriental después de la Guerra Fría, y que se encuentra ahora en una colección privada. A continuación, transcribieron una versión legible por máquina del texto, mediante un programa informático creado por Knight para ayudar a cuantificar la concurrencia de ciertos símbolos y otros patrones.
Con el Copiale, el equipo de descifrado comenzó sin siquiera conocer el idioma del texto cifrado. Pero tenían una corazonada acerca de los caracteres romanos y griegos distribuidos en todo el manuscrito, de forma que los aislaron de los símbolos abstractos y los examinaron como el código de verdad. “Nos llevó mucho tiempo y resultó un completo fracaso”, dice Knight.
Después de probar 80 idiomas, el equipo de criptografía se dio cuenta de los personajes romanos eran “nulos”, con la intención de engañar al lector. Eran los símbolos abstractos los que contenían el mensaje.
Posteriormente, el equipo probó la hipótesis de que los símbolos abstractos con formas similares representan la misma letra, o grupos de letras. Con el tiempo, surgieron las primeras palabras significativas en alemán: “ceremonias de iniciación,” seguida por “sección secreta”.
El Cifrado Copiale es un cifrado manuscrito consta de 75.000 caracteres escritos a mano de llenado 105 páginas en un volumen encuadernado. Se cree que hasta la fecha entre 1760 y 1780. Se examinó por primera vez en la Academia Alemana de Ciencias de Berlín, en el la década de 1970, pero no llegan a la atención del público hasta el año 2011 cuando un equipo internacional anunció que había descifrado. En abril de 2011, se decodificados con la ayuda de técnicas informáticas modernas por Kevin Knight de la Universidad del Sur de California , junto con Beáta Megyesi y Christiane Schaefer de la Universidad de Uppsala en Suecia. Encontraron que es un complejo código de sustitución.
El manuscrito incluye símbolos abstractos, así como cartas de griego, y la mayoría de la romana alfabeto. El único texto sin formato en el libro es “Copiales 3” al final y “Felipe 1866” en la solapa. Philipp se cree que ha sido propietario del manuscrito. Las cartas de texto sin formato del mensaje se encontraron a ser codificados por acentuadas letras romanas, las letras griegas y símbolos, con letras romanas no acentuadas que sirven sólo para representar los espacios.
Los investigadores encontraron que la porción inicial de 16 páginas describe una ceremonia de iniciación de una sociedad secreta, es decir, la “alta ilustrada (Hocherleuchtete) oculista fin ” de Wolfenbüttel. Un manuscrito en paralelo se mantiene en el Wolfenbüttel Staatsarchiv. El documento describe, entre otras cosas, un ritual de iniciación en la que se le pide al candidato para leer un trozo de papel en blanco y, por confesión de incapacidad para hacerlo, se le da gafas y pidió para volver a intentarlo, y luego otra vez después de lavar los ojos con un paño, seguido de una “operación” en el que se arrancó un pelo de la ceja sola.
El misterioso criptograma, encuadernado en oro y papel de brocado verde, revela los rituales y las inclinaciones políticas de una sociedad secreta del siglo XVIII en Alemania. Los rituales que se detallan en el documento indican que la sociedad secreta tenía una fascinación con la cirugía ocular y la oftalmología, aunque parece que los miembros de la sociedad secreta no eran propiamente oftalmólogos.
“Esto abre una ventana para las personas que estudian la historia de las ideas y la historia de las sociedades secretas”, dijo el científico Kevin Knight de la Viterbi School of Engineering en la Universidad del Sur de California, que forma parte del equipo internacional que finalmente abrió el cifrado. “Los historiadores creen que las sociedades secretas han tenido un papel en las revoluciones, pero aún no todo se ha resuelto y la razón es en gran parte por la existencia de tantos documentos cifrados”.
El criptograma de Levasseur
Subcategoría: escritura criptográfica.
Olivier Levasseur (Calais, 1680 o 1690 – Reunión, 7 de julio de 1730), fue un pirata, apodado La Buse o La Bouche (El Buzzard), llamado así debido a la rapidez con la que disparaba sobre sus enemigos.
Muchas historias sobre piratas y tesoros escondidos en remotos lugares surgen de una irresistible mezcla de realidad y ficción. Con el paso del tiempo la frontera entre lo mundano y lo imaginario termina por borrarse, se crean así leyendas apasionantes que perduran durante siglos. He aquí el caso de Levasseur, cuyo retrato al modo de pirata sanguinario ilustra este breve artículo, y su postrero reto. Viajemos a la francesa isla de Reunión, antiguamente Bourbon, en el Índico, día 7 de Julio de 1730.
Un pirata va a ser colgado en la horca, los soldados hacen guardia y el populacho murmulla acompañando al sonido de las olas. Ha llegado el fin para uno de los más afortunados piratas del Índico, Olivier Levasseur, apodado La Buse, el halcón. Con la soga al cuello, todo estaba ya perdido, pero antes de abandonar este mundo, asombró a todos desde el patíbulo al mostrar un documento que había escondido entre sus ropas y, lanzándolo ante quienes contemplaban la ejecución, exclamó:
Mes trésors à qui saura comprendre!
Al momento, Levasseur pendía ya de la soga, esperando la muerte en angustiosa agonía. ¡Mis tesoros para quien lo comprenda! Este fue el reto lanzado al destino por el pirata y, claro está, fue el instante fundacional de toda una carrera para localizar los tesoros escondidos en algún lugar del Índico por medio de intentos y esfuerzos por descifrar lo que en el trozo de papel caído del cadalso aparece.
Hasta el día de hoy nadie ha logrado encontrar el tesoro de Levasseur que, por lo que se sabe de sus correrías, podría ser muy cuantioso. En las últimas décadas ha sido buscado en las Islas Seychelles, pero todavía sin resultados públicos.
Levasseur, hijo y compañero de piratas, como Taylor o Moody, asaltó infinidad de barcos portugueses y franceses por todo el Índico a bordo de La Reina de las Indias. Su mayor golpe, junto a John Taylor, llegó en 1721, cuando capturaron al Nuestra Señora del Cabo, un gran barco portugués cargado de ricos tesoros. Este barco se convirtió en el nuevo buque insignia del pirata, renombrado como El Victorioso. Para disfrutar del tesoro, Levasseur se retiró a una isla cercana a Madagascar y llegó a un acuerdo con Francia para devolver alguno de los tesoros usurpados y conseguir el perdón, pero esto no pudo evitar que, tiempo después, terminara siendo capturado y ajusticiado. En el criptograma de Levasseur se incluiría, supuestamente, la guía para localizar su gran tesoro pero, aunque se conoce el método empleado en su cifrado, el texto resultante es tan oscuro que no ha sido comprendido todavía, por lo que el desafío del pirata sigue tan vivo como siempre…
Hasta el día de hoy, muchos cazadores de tesoros han buscado su fabuloso tesoro, estimado en un valor de 100 millones de libras del Reino Unido (2005).
En un documento, hay algunas coordenadas, y el texto en un alfabeto misterioso. En estos documentos se creyó ver la afirmación de la existencia de un tesoro en una isla localizada en el Océano Índico. Sin embargo, el nombre de esta isla no se menciona en ninguna parte.
A principios del siglo XX, el escritor y conservador del departamento de estampas de la Biblioteca Nacional de Francia, Charles de la Roncière, dijo en una entrevista el 15 de julio de 1934 para el Milwaukee Journal, que había colaborado en el estudio de un criptograma que pertenecía a una mujer joven cuyo nombre silenció (hoy se conoce como la Sra. Savy originaria de las islas Seychelles) que solicitó un libro llamado Las clavículas de Salomón. Su descifrado no fue nada concluyente, pero se lanzó a una búsqueda del tesoro. Varias hipótesis sobre la ubicación del tesoro se describen: hay quien cree que se encuentra en la isla La Réunion, por supuesto, en las Seychelles, Rodrigues, Madagascar, Mayotte, la isla de Sainte-Marie. El buscador de tesoros Bibique pasó gran parte de su vida buscando en La Réunion. En Rodrigues, el abuelo paterno del escritor JMG Le Clézio, se estableció y pasó veinte años en la isla en su búsqueda.
En 1947, el inglés Reginald Cruise-Wilkins estudió el problema y creyó descubrir que el caso tenía relación con Los doce trabajos de Heracles. Hasta 1970, buscó y cavó en la isla de Mahe (Seychelles). En una cueva, además de armas antiguas, algunas monedas, y otros restos fue lo único que encontró.
Cyrillic Projector Cipher
Subcategoría: escritura criptográfica.
Washington DC, el escultor Jim Sanborn, famoso por la escultura Kryptos de la CIA, también creó algunas esculturas relacionadas, en las que incluye tanto el texto de Kryptos, y algo de texto encriptado de Rusia sobre las operaciones de la KGB. El mejor ejemplo fue el proyector cirílico, que se creó en la década de 1990 y después se instala de forma permanente en la Universidad de Carolina del Norte, Charlotte en 1997. Se resolvió en septiembre de 2003 por un equipo internacional con participación del Grupo de Kryptos.
El mensaje en el proyector cirílico ha resultado ser en dos partes. La primera parte descifrada es un texto en ruso alentando agentes secretos para controlar psicológicamente las posibles fuentes de información. La segunda parte parece ser una cita parcial de la correspondencia clasificada KGB soviética sobre el Sajarov disidente, con la preocupación de que su informe a la Conferencia Pugwash estaba siendo utilizado por los estadounidenses para un programa anti-soviético.
El proyector cirílico fue originalmente una pieza se muestra en la galería muestra Sanborn en la década de 1990. En 1997, se instaló de forma permanente en la Universidad de Carolina del Norte, de Charlotte. El proyector es un cilindro de bronce, de cinco pies de ancho y varios metros de altura, con cientos de caracteres cirílicos cortados a través de su circunferencia de metal. Por la noche, una luz brillante en el interior del cilindro brilla a través de las letras, iluminando el patio del campus con el texto cifrado cirílico.
Los desafíos de RSA
Competición de cifrado.
La Competición de factorización RSA fue un desafío propuesto por los Laboratorios RSA el 18 de marzo de 1991 para fomentar la investigación en la teoría computacional de números y la dificultad práctica de la factorización de números enteros grandes. Publicaron una lista de semiprimos (números que tienen exactamente dos factores primos) conocida como los números RSA, con un premio en metálico para la factorización con éxito de algunos de ellos. El más pequeño de todos, un número con 100 cifras decimales conocido como RSA-100 fue factorizado en pocos días[cita requerida], pero la mayoría de los números más grandes aún no han sido factorizados y se espera que permanezcan así durante bastante tiempo. La compañía RSA canceló la competición en el año 2007.
Este desafío estaba diseñado para seguir el ritmo al estado del arte en la factorización de enteros. Una aplicación importante es la elección de la longitud de la clave del algoritmo de cifrado mediante clave pública de RSA. Los avances en este desafío deberían ser un indicador de qué longitudes de clave son todavía seguras y por cuánto tiempo. Como los laboratorios RSA son los proveedores de los productos basados en RSA, el desafío se usa como incentivo a la comunidad académica para atacar el núcleo de sus soluciones, esto es, para comprobar su fortaleza.
Hay una serie de desafíos modernos juegos de ordenador, entre ellos varios desafíos de factoring de los laboratorios RSA que tienen implicaciones para la fortaleza de los sistemas de clave pública, y algunas equivalente difíciles desafíos de curvas elípticas, también en relación con la clave pública agrietamiento (ver aquí por Bruce Schneier alta matemática análisis del debate curva RSA / elíptica). Al escribir estas líneas, el desafío RSA más recientemente resuelto, fue en noviembre de 2005, cuando el RSA-640, un número de 193 dígitos, se ha conseguido factorizar (ganó un premio de $ 20.000). Hay varios más en la lista, con premios de hasta $ 200,000, que aún no se han roto. Muchos fly-by-noche de aceite de serpiente empresas de cifrado también se puso a desafíos que son sin duda famosa por los medios de comunicación a veces recoger el desafío sin sentido crítico, pero no son por lo general vale la pena mencionar en esta lista.
Números de RSA son números compuestos que tienen exactamente dos factores primos (es decir, los llamados semiprimes) que se han enumerado en el Desafío de Factoring de RSA Security ®.
Mientras números compuestos se definen como números que se pueden escribir como un producto de menor número conocido como factores (por ejemplo, 6 = 2 x 3 es compuesta con los factores 2 y 3), los números primos no tienen tal descomposición (por ejemplo, 7 no tiene ningún otro factor de 1 y sí mismo). Factores primos por lo tanto, representan un elemento fundamental (y único) la descomposición de un entero positivo dado. Números RSA son tipos especiales de números compuestos especialmente elegidos para ser difícil de factor, y que se identifican por el número de dígitos que contienen.
Aunque RSA-640 es un número mucho menor que el monstruo de 7.816.230 dígitos primo de Mersenne conocido como M 42 (que es el número primo más grande conocido), su factorización es significativo debido a la curiosa propiedad de que probar o refutar una serie de ser primo (“tests de primalidad”) parece ser mucho más fácil que la identificación de los factores de un número (“factorización en números primos”). Así, mientras que es trivial para multiplicar dos números grandes P y Q conjuntamente, puede ser extremadamente difícil determinar los factores si sólo su producto pq es dado. Con algunos ingenio, esta propiedad puede ser utilizada para crear sistemas de cifrado práctico y eficiente para los datos electrónicos.
Números de RSA fueron separados inicialmente en intervalos de 10 decimales cifras de entre uno y 500 dígitos, y se entregaron los premios de acuerdo a una fórmula complicada. Estos números originales se denominan según el número de dígitos decimales, por lo que RSA-100 era un número cien dígitos. Mientras que las computadoras y los algoritmos se hizo más rápido, los números de desafío sin mayorar fueron retirados de la lista de premios y se sustituye por un conjunto de números fijos con premios en efectivo. En este punto, la convención de nomenclatura también se cambió de modo que el número final indica el número de dígitos en el binario representación del número. Por lo tanto, el RSA-640 tiene 640 dígitos binarios, lo que equivale a 193 dígitos decimales.
Aunque RSA-640 cuenta con cifras levemente inferior a las anteriormente factor RSA-200, su factorización lleva la ventaja adicional de una recompensa en efectivo de $ 20,000 de RSA Laboratories para el equipo responsable de esta hazaña.
Números de RSA recibido una amplia atención cuando un número de 129 dígitos conocido como RSA-129 fue utilizado por R. Rivest, Shamir R., L. y Adleman para publicar uno de los primeros mensajes de clave pública junto con una recompensa de $ 100 para el descifrado del mensaje (Gardner 1977). A pesar de la creencia generalizada en el momento en que el mensaje codificado por el RSA-129 se necesitarían millones de años en degradarse, fue factor en el año 1994 con un cálculo distribuido que aprovecharse ordenadores de la red extendió por todo el mundo realizando un múltiplo polinomio de criba cuadrática (Leutwyler 1994). El resultado de todo el procesamiento de números concentrada fue descifrado del mensaje codificado para obtener el profundo mensaje de texto sin formato “Las palabras mágicas son aprensivos quebrantahuesos”. (El quebrantahuesos es una rara buitre rapaz encuentra en las montañas de Europa.)
Factorización de RSA-129 seguido factorizaciones anteriores de RSA, RSA-100-110, y RSA de 120. Los números reto RSA-130, RSA-140, RSA-150, RSA-155, RSA-160, RSA-200, y RSA 576-también fueron factor posteriormente entre 1996 y mayo de 2005.
Como muestra la tabla siguiente, el RSA-704 a RSA-2048 permanecerá abierta, llevando premios de $ 30.000 a $ 200.000 para el que es inteligente y persistente como para seguirles la pista. Una lista de los números de desafío abierto puede ser descargado de RSA o en la forma de un paquete de Mathematica desde el repositorio de paquetes MathWorld .
Disco de Festos
Subcategoría: escritura ideográfica.
El disco de Festo (o disco de Phaistos) es un disco de arcilla cocida con inscripciones en ambas caras fechado a finales de la edad de Bronce. Fue descubierto el 15 de julio de 1908 por el arqueólogo italiano Luigi Pernier en la excavación del palacio minoico de Festos, cerca de Hagia Triada, en el sur de Creta. El propósito de uso y su origen aún no han sido determinados, lo que ha convertido a este objeto en uno de los más famosos misterios de la arqueología. Actualmente se encuentra en el museo de Heraklion en Creta.
La inscripción fue realizada mediante presión de sellos jeroglíficos preformados sobre la arcilla blanda, en una secuencia espiralada hacia el centro del disco. Este fue luego cocido a alta temperatura. Algunos arqueólogos suponen que la escritura del disco de Festos es minoica, pero no se trata ni del lineal A ni del lineal B. Aproximadamente 10 signos del disco son similares a signos de la escritura lineal. Por esa razón, otros especialistas le atribuyen un origen no cretense. Por ejemplo, según la teoría «protojónica», el disco sería la obra de un pueblo cicládico.
Yves Duhoux (1977) lo data entre 1850 y 1650 a. C., basándose en el informe de Pernier que indica que el disco fue hallado en un contexto Minoico Medio inalterado. Jeppesen (1963) lo ubica con posterioridad a 1400 a. C., basándose en una traducción errónea del informe de Pernier. Dudando de la viabilidad del informe de Pernier, Louis Godart (1990) se limita a admitir que arqueológicamente el disco puede datarse a cualquier momento de las épocas minoicas media y tardía. J. Best (en Achterberg et al. 2004) sugiere una fecha en la primera midad del siglo XIV a. C., fundamentándola en su datación de la tablilla PH1 hallada junto con el disco.
El doctor Jerome M. Eisenberg, editor jefe del Minerva, The International Review of Ancient Art & Archaeology, publicó un artículo afirmando con rotundidad que el disco es un fraude. Según Eisenberg, el disco fue obra de su supuesto descubridor, Luigi Pernier.
Eisenberg sostiene que Luigi Pernier estaba “desesperado” por impresionar a sus colegas y decidió crear él mismo una “reliquia” con un texto pictográfico imposible de traducir. Pero los bordes de la pieza, perfectamente lisos y afilados, han levantado la sospecha. “Las piezas minoicas de arcilla se cocían de forma accidental; Pernier no se dio cuenta de esto”, asegura Eisenberg en el último número de la revista Minerva, publicada por la Sociedad de Anticuarios de Londres.
Para demostrar o refutar la teoría de Eisenberg bastaría con hacer un test de termoluminiscencia a la pieza que permita establecer su fecha exacta. Sin embargo, las autoridades griegas no le han dado de momento permiso para sacar el disco de su caja argumentando que es demasiado delicado
Texto de la inscripción
Hay 61 «palabras», 31 en el lado A y 30 en el lado B, numeradas A1 a A31 y B1 a B30, respectivamente, de afuera hacia adentro. La siguiente transcripción es una lectura siguiendo ese orden (con los signos «cabeza emplumada» al comienzo de las palabras y los signos de tachadura al final). La palabra más corta tiene dos símbolos, y la más larga siete. Las marcas o tachaduras se transcriben aquí como barras diagonales (/). La transcripción comienza en la línea vertical de cinco puntos, circulando una vez por el borde del disco en el sentido de las agujas del reloj (13 palabras en A, 12 en B) antes de continuar en espiral hacia el centro (18 palabras más en cada lado). El signo final de una palabra en A8 está borrado; Godart hace notar que podría parecerse a los signos 3 o 20. Evans consideró el lado A como el frente, pero desde entonces nuevos argumentos técnicos hacen inclinarse a pensar que el lado frontal es el B.
Hay que mencionar que el sentido de lectura es uno de los clásicos temas de discusión entre los especialistas. La lectura de exterior a interior mencionada en el párrafo anterior no es la más aceptada ni mucho menos.
Los signos de la transcripción que se muestra más abajo aparecen orientados de izquierda a derecha (o de derecha a izquierda, si se comienza la lectura por el centro de la espiral en lugar de su borde exterior), y el lector puede leerlos siguiendo las faces de las figuras humanas y animales (tal como se leen los jeroglíficos egipcios o anatolios).
En transcripción numérica:
Lado A:
02-12-13-01-18/ 24-40-12 29-45-07/ 29-29-34 02-12-04-40-33 27-45-07-12 27-44-08 02-12-06-18-? 31-26-35 02-12-41-19-35 01-41-40-07 02-12-32-23-38/ 39-11
02-27-25-10-23-18 28-01/ 02-12-31-26/ 02-12-27-27-35-37-21 33-23 02-12-31-26/ 02-27-25-10-23-18 28-01/ 02-12-31-26/ 02-12-27-14-32-18-27 06-18-17-19 31-26-12 02-12-13-01 23-19-35/ 10-03-38 02-12-27-27-35-37-21 13-01 10-03-38
Lado B:
02-12-22-40-07 27-45-07-35 02-37-23-05/ 22-25-27 33-24-20-12 16-23-18-43/ 13-01-39-33 15-07-13-01-18 22-37-42-25 07-24-40-35 02-26-36-40 27-25-38-01
29-24-24-20-35 16-14-18 29-33-01 06-35-32-39-33 02-09-27-01 29-36-07-08/ 29-08-13 29-45-07/ 22-29-36-07-08/ 27-34-23-25 07-18-35 07-45-07/ 07-23-18-24 22-29-36-07-08/ 09-30-39-18-07 02-06-35-23-07 29-34-23-25 45-07/
La «cabeza emplumada» (02) sólo está al comienzo de las palabras, seguida en 13 ocasiones por el «escudo» (12, que en algunas ocasiones está al final de una palabra). Seis palabras aparecen dos veces cada una: la secuencia de tres palabras 02-27-25-10-23-18 28-01/ 02-12-31-26/ aparece dos veces (A14-16, A20-22). En A19 aparece por tercera vez 02-12-31-26/. Otras cuatro palabras aparecen dos veces cada una, 02-12-27-27-35-37-21 (A17, A29), 10-03-38 (A28, A31), 22-29-36-07-08/ (B21, B26) y 29-45-07/ (A3, B20).
Los desciframientos propuestos del disco de Festo son innumerables y van en todos los sentidos posibles: vasco, chino, dravídico, hitita, griego, luvio, pelásgico, semítico, eslavo, sumerio, por nombrar algunos. De todas formas, si uno de ellos es correcto, todos los otros son erróneos.
Diciembre de 2014
“Es lo más parecido a una Piedra de la Rosetta minoica que se conoce”, ha afirmado Gareth Owens
Louis Godart, haciendo referencia al halo de misterio e incertidumbre que rodea al disco de Festos, escribió: “Nadie puede descifrar un texto de tan sólo 242 signos si no posee ninguna base firme a propósito del mismo texto y del mensaje que contiene. Junto a la fascinación que ejerce, el disco, por ahora, está condenado a guardar celosamente su misterio“.
Sin embargo, Gareth Owens afirma haber resuelto parcialmente enorme enigma arqueológico. Las claves para conocer su significado habrían sido descubiertas por él (experto en lenguaje minoico) y por John Coleman (profesor de Fonética en la Universidad de Oxford). También han contado con la ayuda de Christophoros Charalambakis, (profesor de Lingüística en la Universidad de Atenas y maestro del propio Gareth Owens).
Gareth Owens junto al disco de Festos, en el Museo de Heraklion
Fotografía realizada por cretazine.com
Owens y Coleman creen en torno al 80% del disco de Festos puede ser leído usando valores de sonido de la Micénica Lineal B -descubierto por Ventris en 1952-. Owens ha llegado a afirmar que”es lo más parecido a una Piedra de Rosetta minoica”
El siguiente paso, y el más difícil es comprender qué expresan exactamente sus símbolos, aspecto en el que continúan trabajando. Por el momento, la idea que consideran más factible es que se trate de una escritura sagrada de los minoicos,”algo así como una biblia minoica”, ya que en el disco se hace referencia en varias ocasiones a una diosa minoica, muy ligada a la figura de la maternidad.
Elamita Antiguo
Subcategoría: ecritura desconocida.
Elamita antiguo era un alfabeto silábico deriva del proto-elamita y fue utilizado entre 2250 y 2220 aC en el reino de Suse en el sudoeste de Persia (actual Irán). Fue nombrado después de Elam, la capital de Suse, aunque fue inventado probablemente en una fecha anterior. Elamita antiguo sólo ha sido parcialmente descifrado, principalmente por Walter Hinz.
Elamita Antiguo consistió en cerca de 80 símbolos y fue escrito en columnas verticales de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
La escritura cuneiforme elamita lineal, de 103 signos conocidos, en su mayoría silábicos, representa una simplificación de los viejos pictogramas proto-elamitas cuyo número ascendía a unos 400.
La escritura lineal elamita se desarrolló a partir de la escritura proto-elamita, conocida por unas 1.400 inscripciones relacionadas con transacciones económicas encontradas sobre todo en Susa (3100-2900 a. C.).
Los primeros testimonios de la lengua elamita provienen del siglo vigésimo tercero antes de Cristo. El denominado Tratado de Naram-Sin, escrito en cuneiforme fue hecho entre Naram-Sin (2254-2218) e Hita, el noveno rey de Awan, en contra de sus enemigos, los gutios. El sucesor de Hita, Puzur-Insusinak, último de doce reyes de Awan (c. 2200 a. C.) desarrolló la escritura elamita lineal, conocida por diecinueve inscripciones del siglo vigésimo tercero a. C. La creación de esta escritura se puede explicar como una reacción contra los siglos de dominación cultural y política de Mesopotamia sobre Elam. El contenido de las inscripciones es conocido gracias a los textos paralelos acadios que representan un paso clave en el desciframiento de la escritura.
A través de los siglos, tres guiones distintos elamita desarrollados.
• Protoelamita es el más antiguo sistema de escritura conocido de Irán. Fue utilizado durante un breve período de tiempo (alrededor de 3100 a 2900 aC), tablillas de arcilla con escritura proto-elamita se han encontrado en sitios diferentes a través de Irán.
• Elamita lineal es un sistema de escritura de Irán acreditada en unas pocas inscripciones monumentales solamente. Con frecuencia se afirma que elamita lineal es un sistema de escritura silábica derivada del proto-elamita, aunque esto no puede ser probada.
• Elamita cuneiforme escritura fue utilizada de alrededor de 2.500 a 331 aC, y fue adaptado de la acadio cuneiforme.
Tablilla de Susa (3.000 a. C.)
Tablilla trilingüe: persa antiguo, babilonio y elamita
Escritura Pictográfica del Valle del Indo
Subcategoría: escritura ideográfica.
Escritura Pictográfica del Valle del Indo
La civilización del valle del Indo floreció alrededor de 2600 a 1800 aC en el sub-continente indio, dejando tras de sí miles de objetos con inscripciones de una escritura pictográfica que parece haber sido compuesto por cerca de 400 signos.
Una gran cantidad de trabajo que se ha hecho en el análisis de los mensajes que están disponibles, pero hasta la fecha la escritura todavía no ha sido descifrada.
Rajesh Rao, profesor de ingeniería y ciencias informáticas en la Universidad de Washington, es el autor principal del estudio. En éste han colaborado también expertos de diversas instituciones hindúes.
El término escritura del Indo —también llamado idioma protoíndico — se refiere a breves secuencias agrupadas de símbolos vinculadas con la cultura del valle del Indo.
Sellos con caracteres en la escritura del Indo, actualmente en poder del Museo Británico.
Según se estima, dicha civilización de rasgos netamente urbanos floreció buena parte del III milenio (2600 a 2500 a. C.) y se extinguió aproximadamente a mediados del II milenio (1800 a 1500 a. C.). No obstante, debido a nuevas excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en la región, los límites temporales forzosamente estarán bajo debate considerando el nuevo material de interés que pueda surgir. Los yacimientos proto-históricos más importantes emparentados con la supuesta escritura son, Harappa y Mohenjo-daro Por ahora, el conjunto de signos y símbolos que poseían los habitantes de esos centros, no suele aparecer inciso sobre paredes, lápidas de tumbas, estatuillas, tablillas de arcilla, papiro o códigos como en otros tipos conocidos de sistemas de escritura, sino que viene grabado principalmente en lajas —piedras lisas— de forma cuadrada y rectangular, llamados por los peritos «sellos» (seals en inglés). También se ha encontrado sobre otros materiales imperecederos, como por ejemplo en vasijas o fragmentos de vasijas de cerámica, tablillas de cobre, utensilios variados de bronce y sobre varas de marfil y de hueso. Las piedras lisas que llevan inscripciones se destacan por su estilo particular de incisión y su apariencia exquisita.
Características de la escritura del Valle del Indo
• Los objetos descubiertos en el curso de los años muestran un número reducido de símbolos en su superficie. El promedio de los signos grabados es de cuatro o cinco. De manera similar, el documento que registra ‘la inscripción’ más larga comprende 17 signos no repetitivos, conocido como M-314 o 26 signos, i. e., M-494 (Parpola, 1994) Esa conspicua brevedad de signos sobre ‘los sellos’ ha dado origen a hipótesis diferentes respecto a su función. Es posible que contuvieran nombres personales, títulos profesionales, administrativos o de propiedad o bien podían haber servido de documentos de identidad, tarjetas de intercambio, amuletos u objetos votivos.
• En muchas lajas aparecen estampadas figuritas de animales identificables como cebúes, búfalos, rinocerontes, [http://www.catshaman.com/121Indus/stiger.JPG tigres, elefantes y asimismo ciertas criaturas fantásticas como unicornios o seres tricefálicos. Por algún motivo, no aparecen animales típicos del escenario campestre y salvaje hindú, tales como cobras, pavos reales, vacas lecheras, camellos, monos y asnos. Hasta que no se obtengan más datos sobre esa cultura, no se puede decir con precisión si las lajas servían para catalogar animales y por qué se observa la presencia de determinados animales, mientras se da la ausencia de otros.
• Los objetos incisos no vienen acompañados de otro código de símbolos o de otra forma de escritura paralela para que los expertos especulen acerca de textos bilingües.
• La dirección de la escritura parece ser de derecha a izquierda.
• El número de signos, conforme numerosos autores, puede variar de 50 a más de 500 dependiendo de la manera de identificarlos y contarlos. Con eso se intenta decir que aún hay polémica en cuanto a las ligeras modificaciones o combinaciones de los signos básicos, técnicamente llamados alógrafos.
• Hasta el día de hoy se han recuperado más de 4000 artefactos incisos.
Sin embargo, en vista de nuevas evidencias, se espera que las afirmaciones de arriba sean descartables y/o mejorables.
Los mayores obstáculos al desciframiento
Los siguientes factores se consideran como los mayores obstáculos a la comprensión y al desciframiento de dicha escritura:
• La escritura del Indo desapareció hace mucho tiempo, lo cual dificulta aún más la identificación de la lengua de sustrato o de la familia de lenguas a la que pertenece. En el caso de que fuera una lengua aislada, sería casi imposible llegar al codiciado desciframiento.
• La longitud media de las inscripciones es de menos de cinco signos.
• La falta de textos bilingües va a ocasionar más dudas y más investigación de naturaleza intuitiva.
• No hay una segmentación final de los minitextos que sea aceptada por todos los expertos. Más allá de las especulaciones personales, la sintaxis y la morfología de dicha lengua resultarán por tanto oscuras.
• Tampoco hay acuerdo respecto a un número fijo de signos que componen la escritura.
Intentos de desciframiento
A lo largo de los años se ha intentado numerosas veces (el profesor Gregory Possehl habla de más de 60 intentos, mientras el autor hindú Iravatham Mahadevan menciona más de 100 intentos) descifrar la escritura en cuestión, pero ninguna de las propuestas ha sido recibida con júbilo por la comunidad científica. Las reprensiones ásperas, ligeras o el mero silencio han sido constantes entre los autores respecto a lo propuesto y enunciado.
Algunos de los estudiosos que han abogado primero por un entendimiento y luego por un posible desciframiento han sido:
• En 1877, Alexander Cunningham pensó que la escritura era el arquetipo de escritura brahmi usada en la época del eemperador Aśoka.
• En 1982, S. R. Rao —en su libro The Decipherment of the Indus Script (‘el desciframiento de la escritura del Indo’) — se ofrece a comentar que la lengua de sustrato tiene que ser el sánscrito védico, o sea una forma temprana del sánscrito (que es un idioma indoeuropeo empleada en los textos védicos). Además, opina que muchos de los signos son compuestos y que hay un conjunto básico de signos simples, a partir de los cuales se han formado los compuestos.
• En 1932, Flinders Petrie era de la opinión de que la escritura del Indo funcionaba como los jeroglíficos egipcios, aunque no se ofreció a sugerir que los idiomas subyacentes estuvieran genéticamente emparentados.
• En 1974, J. V. Kinnier Wilson —en su libro Indo-Sumerian: A New Approach to the Problems of the Indus Script (‘el indo-sumerio: un nuevo acercamiento a los problemas de la escritura del Indo’) — intentó establecer un vínculo entre la cultura del valle del Indo y la civilización sumeria. El autor consideró que ambas culturas eran ramas del mismo tronco étnico, aunque por otro lado se ha confirmado que epigráficamente no hay pruebas de conexión entre ellas. Su metodología se basaba en la comparación de las formas externas de signos de ambas civilizaciones. Esa manera de dilucidar el problema es similar a la de Guillaume de Hevesy, quien vio una semejanza sorprendente entre los símbolos del valle del Indo y los glifos rongo rongo de la Isla de Pascua, alegando su origen común.
• En 1992, Walter Fairservis Jr. —en su libro The Harappan Civilization and its Writing: A Model for the Decipherment of the Indus Script (‘la civilización de Harappa y su escritura: un modelo de desciframiento de la escritura del Indo’) — analizó la forma de los signos y seleccionó palabras procedentes de un idioma drávido para que se adaptaran al icono escogido. Al final, el autor determinó el significado del símbolo particular tomando por referencia el drávido. Entre las lenguas de la familia drávida, se pueden citar, entre otras, el tamil antiguo, el telugu, el malayam y el kannada.
• Yuri Knorozov —uno de los responsables principales del desciframiento de los glifos mayas— y sus colaboradores rusos realizaron un análisis distributivo de los signos y hallaron que la estructura indicaba una lengua de naturaleza sufijante y aglutinativa, como el turco o el japonés de hoy. De ese modo, según ellos, el candidato más probable en ese contexto sería una lengua del tronco drávido.
• Otros investigadores de peso que han apostado por el drávido como lengua de sustrato son el profesor finlandés Asko Parpola, que ha editado el corpus de inscripciones en varios tomos, creyendo que los símbolos reflejan una escritura logo-silábica y el hindú Iravatham Mahadevan.
• Finalmente, hay que decir que si los signos fueran exclusivamente pictogramas o logogramas, existiría la alternativa de que no contuvieran información alguna sobre la lengua hablada por los antiquísimos escribas, ya que no se puede denominar una escritura en el sentido más restringido de la palabra. En un artículo publicado online en 2004, un trío de estudiosos estadounidenses, Steve Farmer, Richard Sproat y Michael Witzel, basado en análisis comparativos, estructurales y de frecuencia de los signos, han favorecido la idea de que la escritura del Indo no estaba asociada a un definido lenguaje oral. Careciendo, por tanto, de valores fonéticos, tendría un estatus meramente emblemático, lo que por otra parte explicaría la extrema brevedad del material gráfico inciso. Los sellos, según ellos, parecen ser artefactos producidos en masa, destinados a ser utilizados en rituales comunitarios y llevarían encima símbolos religiosos y de sacrificio.
La antigua y misteriosa cultura del Indo fue contemporánea de las civilizaciones egipcia y mesopotámica, y aproximadamente entre los años 2600 y 1900 a.C. ocupó el valle del río Indo en la zona que hoy comprende el Pakistán oriental y el noroeste de la India. Se trató de una avanzada civilización urbana que dejó símbolos escritos en sellos, amuletos, objetos de cerámica y pequeñas tablillas.
El caso es que la civilización del Indo data del 2500 AC o más y que tal conexión, implica que se trataba de un pueblo que conocía muy bien el océano y que probablemente expandió su actividad por el continente americano.
Civilización tan misteriosa como la de la Isla de Pascua, ya que desapareció después de habernos legado un testimonio rarísimo y único. Se trata del testigo mudo de una sociedad urbana y moderna que construía ciudades en cuadrículas urbanísticas, asfaltaba sus calles y poseía red de alcantarillado amén de una rigurosa planificación constructora.
La Piedra Roseta permitió que eruditos del siglo XIX tradujeran símbolos dejados por una antigua civilización y consiguieran gracias a ello descifrar el significado de los jeroglíficos egipcios. Pero los símbolos encontrados en muchos otros artefactos antiguos permanecen envueltos en un manto de misterio, incluyendo los de un pueblo que habitó el valle del Indo en lo que hoy es la frontera entre India y Pakistán.
Algunos expertos se cuestionan incluso si esos símbolos del valle del Indo representan realmente una lengua o por el contrario son sólo meros pictogramas sin relación alguna con la lengua hablada por sus creadores.
Un científico informático, Rajesh Rao de la Universidad de Washington, ha dirigido un estudio estadístico del alfabeto del Indo, comparando los patrones de los símbolos con varios alfabetos lingüísticos y sistemas no lingüísticos, incluyendo el ADN y un lenguaje de programación de ordenadores. Los resultados apuntan a que los patrones del alfabeto del Indo están más cerca de los de las palabras habladas, apoyando ello la hipótesis de que ese alfabeto es tal cosa y codifica una lengua por el momento desconocida.
Las relaciones comerciales con otras civilizaciones próximas como la mesopotámica han sido puestas de relieve por los arqueólogos. Una tienda de Harappa se encontró en la ciudad de Eshunna, a unas 20 millas de Bagdag, y objetos de lujo de la propia Harappa han sido hallados en excavaciones en ciudades como Ur.
Pero esta civilización del Valle del Indo nos ha dejado una herencia que es todavía una incógnita: su escritura no ha podido ser descifrada como la que aparece en los jeroglíficos cretenses o la escritura Rongorongo de la Isla de Pascua.
La encontramos en tablillas de barro, objetos de metal y piedras lisas utilizadas como sellos. Se trata de una escritura en parte pictográfica que muestra motivos humanos y animales, pero su significado y organización es todo un misterio.
No tenemos a día de hoy información sobre la lengua subyacente de esta escritura. Algunos investigadores hindúes creen que la escritura se podría leer como una forma ancestral del sánscrito, pues el Hindi, uno de los idiomas oficiales de la India, se basa en él.
Sin embargo, la escritura del Indo podría estar relacionada con otras familias de idiomas de la India, lo mismo que la familia del dravidiano meridional, que incluye también el tamil.
La escritura no hace referencia a ningún personaje o líder que aparezca en otros textos históricos de otra civilización como ocurre con el faraón Ramsés II, que lo encontramos en textos griegos que hablan de los antiguos egipcios.
Además, a día de hoy, no se cuenta con un epígrafe como la piedra de Rosetta, que fue clave pare descifrar los jeroglíficos egipcios, para la escritura del Indo.
Ha habido más de 100 intentos por descifrar la escritura del Indo desde los años 20 del siglo pasado, y lo más discutido son cuántos signos tiene.
En 1982 el arqueólogo indio Shikaripura Ranganatha Rao publicó un estudio en el que afirma que la escritura está basada en el sánscrito y contiene solo 62 signos. No obstante, en 1994, el investigador finlandés Asko Parpola describió 425 signos; fue secundado por Iravatham Mahadevan, el más destacado investigador de esta escritura.
Andrew Robinson, de Nature, apunta que la mayoría de los investigadores creen que hay demasiados signos en la escritura del Indo para que sea un alfabeto o un silabario, en el que los signos representan sílabas. Por el contrario, lo más probable es que sea una escritura logo silábica, que mezcla cientos de símbolos por palabras y conceptos, y un menor número de signos que representan sílabas.
La evidencia se inclina por que esta escritura está escrita en un idioma proto-dravidiano. Algunos investigadores han sido capaces de descifrar el significado de algunos grupos de signos usando el viejo tamil.
Se espera que la excavación de más enclaves arqueológicos en el valle del río Indo, no llegan al 10 por ciento los lugares excavados, revele a la comunidad científica el misterio de esta escritura.
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