Construcción
Fuerte de Jaisalmer de Rajasthan en India
Jaysalmer (en hindi|जैसलमेर), apodada como “La Ciudad Dorada”, es una ciudad en el estado indio del Rajastán. Durante un tiempo existió el estado de Jaisalmer. La ciudad está situada en la cresta de una roca arenosa de color amarillento y está coronada por el Fuerte de Jaisalmer que con 99 bastiones corona la colina de Trikuta [Tres Picos] de 80 metros de altitud. En el interior de dicho fuerte se encuentra el palacio Maharaja Mahal, siete templos jainas y dos hinduistas. Muchos de los templos y edificios están esculpidos con gran riqueza.
La ciudad está situada en el desierto de Thar y tiene una población de alrededor de {78000 habitantes}. Es la capital administrativa del distrito de Jaisalmer. Jaisalmer recibe su nombre a partir de su fundador Rao Jaisal.1 Jaisalmer significa “El fuerte en la colina de Jaisal”. Frecuentemente Jaisalmer es llamada “La Ciudad Dorada” por el color dorado que le confiere la arena amarilla tanto a la ciudad como a sus alrededores. Una gran parte de la población vive dentro de sus muros y esto provoca que esté en peligro su conservación.
La arquitectura de la Ciudad Dorada, es un ejemplo de adaptación al clima agreste del desierto. La ciudadela corona la colina Tricuta con muros de 6,4 kms de longitud y 9 metros de altura, y con laderas escarpadas por debajo de los 99 bastiones. Dentro de la ciudadela, formada por un laberinto de diminutas callejas, encontrarás impresionantes havelis, antiguos palacios de mercaderes y ministros de la ciudad, construidos en el siglo XIX.
En el corazón de la ciudadela se levanta un grupo de siete templos jainistas interconectados, construidos entre 1470 y 1536 por los ricos mercaderes de la ciudad. Están bellamente labrados y se consagran a los tirthankaras jainistas como Rishabdeo o Parsvanatha.
La ciudadela con muros de hasta 10 metros de altura en algunos tramos, alberga una cuarta parte de los habitantes de Jaisalmer y como ya mencione al inicio del post, en Jaisalmer las autoridades han prohibido por completo la edificación de viviendas que no respeten la armonía del lugar. La piedra dorada-amarilla del Fuerte de Jaisalmer, posee 800 años, corona a la montaña Trikuta. El fuerte se alza sobre casi 30 metros sobre la ciudad y alberga un area complete de viviendas con grandes terraplenes.
Muralla de Tiznit
Tiznit تزنيت
Esta capital de provincia (nº57) se encuentra situada a 949 km de Ceuta y a 91 km. al sur de Agadir, en la región del bajo Massa, país de Chtouka.
De gran crecimiento en los últimos años es un centro agrícola, de comercio, transporte y turístico.
Fundada en 1882 por el sultán Muley Hassan I por la necesidad de crear esta ciudad como puesto defensivo para controlar las tierras del interior, el lugar elegido ofrece ventajas estratégicas tales como la proximidad a la costa (a 15 km) y la situación en la ruta comercial que une Essaouira y el Sáhara. Durante los primeros años del protectorado francés fue la sede del sultán azul El Hiba señor del Anti Atlas.
Tiznit fue cuna de la dinastía de los Almoravides a partir de la madrasa El Ouaggaguia en Aglou .
La historia de la región de Tiznit está también ligada a la importancia que le dieron los sultanes Alauitas. El sultán Moulay Hassan I visitó la ciudad en dos ocasiones, una en 1882 y la otra en 1886. Las murallas de la ciudad son obra suya.
En esta provincia se encontraba Sidi Ifni, enclave español, que llegó a ser provincia hispana a partir de 1958, que fue devuelto a Marruecos en 1969. Actualmente Sidi Ifni es un provincia independiente de la provincia de Tiznit.
El recinto de Tiznit es una línea de murallas de 7 km de largo y 3 metros de alto, atravesada por torres y cinco puertas (Aglou Bab, Bab el Khemis, Bab Targa, y de Bab el Maader Bab Oulad Jerrar) que recuerdan la de la ciudad de Essaouira.
La medina se divide en cuatro barrios alrededor de la fuente azul. Esta fuente es la que permitió el riego de los jardines que dieron fama a la ciudad.
Las casas son una reminiscencia de la forma tradicional y algunas se asemejan a los riads de Marrakech.
Muralla de Aigues-Mortes
Aigues-Mortes (en occitano Aigas Mòrtas) es una municipalidad francesa y localidad del Distrito de Nîmes, en Gard, Languedoc-Rosellón, Francia.
En su origen, allá por el siglo XIII, Aigues-Mortes fue elegida por Luis IX –quien posteriormente llegaría a ser San Luis-, como puerto de embarque en el Mediterráneo. En la época en la que Provenza pertenecía al imperio germánico y el Rosellón al reino de Aragón, fue intercambiada por tierras de Sommières. La ciudad de las aguas muertas, situada entonces en las orillas de una inmensa laguna, se comunica con el mar mediante canales (“graus”) y con el brazo más occidental del Ródano por sus inmensas marismas. Louis IX construye una calzada encauzada, el único acceso terrestre entre Aigues-Mortes y la tierra firme, defendida posteriormente por la Torre Carbonnière.
La ciudad se encuentra totalmente amurallada, en un recinto levantado en el siglo XIII y que ha llegado intacto hasta nuestros días. Desde su fundación hasta el año 1481 fue el principal puerto francés del Mediterráneo, siendo primada por el rey Luis IX de Francia y sus sucesores. Por ello, fue el punto de partida de las cruzadas desde Francia, hasta la anexión de Marsella en 1481.
Las murallas de Aigues-Mortes son ligeramente anteriores a la construcción de la ciudad, que se creó en 1246. A la muerte de San Luis, la cimentación de la muralla estaba parcialmente trazada. Las murallas fueron financiadas por un impuesto sobre cada mercancía que pasaba por el puerto, y hay que tener en cuenta que en esa época Aigues-Mortes era una de las principales escalas comerciales de la próspera república de Génova. Por este motivo, la posición de las puertas en este recinto amurallado en forma de cuadrilátero vino determinada por el trazado de las calles, ya fijado. Esto explica que las puertas de las murallas estén distanciadas a intervalos irregulares. La cimentación de la muralla descansa sobre una plataforma de madera apoyada sobre estacas de roble. La piedra calcárea procede de las canteras de Beaucaire y de Les-Baux-de-Provence y fueron traídas por barco. La muralla fue acabada en el siglo XIV y tienen una longitud de 1634 m.
Derinkuyu
Derinkuyu (Ciudad subterránea)
Coordenadas: 38°22′27″N 34°44′01″E
Localización de Derinkuyu en Turquía
Distrito: Derinkuyu
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Puerta circular de piedra que bloquea un pasillo en la ciudad subterránea de Derinkuyu.
Derinkuyu (en griego: Μαλακοπή) es una ciudad y distrito de la provincia de Nevşehir en Anatolia central, Turquía. En el censo de 2000, la población del distrito era de 24 631 habitantes, de ellos 11 092 correspondían a la ciudad de Derinkuyu. El distrito posee un área de 445 km², y la elevación media es de 1300 m, con el monte Ertaş de 1988 m como punto más alto.
Localizada en la región de Capadocia, Derinkuyu es conocida por ser la de mayor atracción turística de las 37 ciudades subterráneas abandonadas de esta región.
Derinkuyu se encuentra 29 km al sur de Nevşehir, y su nombre significa ‘pozo profundo’. Antiguamente llamada Melengübü, se cree que el lugar fue ocupado desde el siglo VII, aunque algunos arqueólogos especulan que es más antigua que Kaymaklı, otra famosa ciudad subterránea de la zona; ya que el primer nivel pudo haber sido excavado por los hititas alrededor del año 1400 a. C.
La ciudad subterránea de Derinkuyu y su vecina Kaymaklı forman parte del conjunto Parque Nacional de Göreme y sitios rupestres de Capadocia elegido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 1985.1
Historia
El militar e historiador griego Jenofonte, menciona las ciudades subterráneas de Capadocia en la Anábasis. En ese relato de la expedición de diez mil mercenarios en el Imperio Persa, en 399 a. C., explica que los habitantes de Anatolia habían excavado sus casas bajo tierra y vivían en alojamientos lo suficientemente grandes como para albergar una familia, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que éstos almacenaban.2
La facilidad de excavar el suelo volcánico de la zona, llevó a los moradores de Derinkuyu a crear una ciudad de varios niveles subterráneos, que fue utilizada como refugio de las frecuentes invasiones a Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación.
Las excavaciones arqueológicas modernas comenzaron en 1963, y han llegado a los cuarenta metros de profundidad, revelando la existencia de entre 18 a 20 niveles subterráneos, aunque solamente es posible visitar los ocho niveles superiores. El resto está parcialmente obstruido, o reservado para la investigación arqueológica y antropológica. Fue abierta a los visitantes en 1969 y hasta la fecha [¿cuándo?] sólo el diez por ciento de la ciudad subterránea es accesible para los turistas.
En el interior de la ciudad, pueden observarse establos, comedores, salas para el culto, cocinas (aún ennegrecidas por el hollín de los hogares), prensas para el vino, bodegas, cisternas de agua y áreas habitacionales. La ciudad cuenta con pozos de agua y galerías de comunicación.
En total, se han detectado 52 pozos de ventilación. Se calcula que estas instalaciones eran suficientes para dar refugio a diez mil personas. El laberinto de corredores cuenta además con tres puntos estratégicamente seleccionados, cuyo acceso podía ser bloqueado, desplazando las rocas adyacentes; impidiendo así la entrada de intrusos. Además, la ciudad tiene un túnel de casi 8 km de largo, que se cree la conectaba con la vecina ciudad subterránea de Kaymaklı.
La antigua ciudad subterránea de Derinkuyu: una red de túneles para 20.000 personas levantada hace miles de años
A Derinkuyu la rescató del olvido la casualidad, el mismo e imprevisible azar que ha acompañado otros grandes descubrimientos a lo largo de la historia. Se cuenta que en 1963 un vecino que vivía en una de las “casas-cueva” de la zona, en la región de Capadocia, actual Turquía, se dio cuenta de que estaba perdiendo gallinas de una forma misteriosa: se esfumaban tras colarse por una pequeña grieta abierta durante una reforma. Al indagar descubrió que se colaban por un pasadizo, pasadizo que conectaba a su vez con otro corredor, corredor que enlazaba con una ciudad subterránea.
Había dado con la amplia y antiquísima metrópoli soterrada de Elengubu (Derinkuyu).
Hoy aquel golpe de suerte, cuya historia relatan todavía los guías a los incrédulos viajeros que se desplazan hasta la zona para conocerla en persona, se ha convertido en una de las grandes atracciones de la región. Y una de las construcciones más fascinantes del país.
Derinkuyu es una maravilla milenaria, una enorme metrópolis subterránea que, se calcula, podía acoger hasta 20.000 personas durante meses. Los expertos calculan que la también conocida como antigua ciudad de Elengubu se extiende a más de 85 metros bajo tierra igual que un rascacielos con 18 niveles de galerías. Un tamaño extraordinario del que solo se puede conocer una parte. Suena a fantasía, una ciudad creada por los morlocks, pero Derinkuyu fue una realidad durante siglos.
Un refugio… a lo grande
Expertos como A. Bertini —precisa la BBC— creen que pudieron excavar los primeros niveles en la roca cuando fueron atacados por los frigios, hacia el 1.200 a.C. En la metrópolis se han encontrado de hecho objetos atribuidos a los hititas. Buena parte de la construcción se asocia también con los frigios. A su labor habría contribuido la propia geología de la región, maleable y con suelos secos.
Las construcciones se mantuvieron durante siglos, pasando, entre otros, por los persas y los cristianos de la era bizantina, hasta quedar abandonadas en la década de 1920 tras la guerra greco-turca. Con el tiempo la construcción adoptó dimensiones de auténtica urbe, con viviendas, espacios para almacenar alimentos y bebida, aulas, capilla y pasadizos con su propio sistema de seguridad.
En la imagen se aprecia cómo la puerta circular de piedra cerraba el pasillo, aislando a los habitantes del subsuelo.
Sus responsables llegaron a fabricar enormes rocas circulares y media tonelada de peso para desplazarlas hacia los accesos de los túneles y cegarlos ante el avance de sus enemigos.
Los investigadores creen que pudo servir en un principio al almacenamiento, si bien su uso principal sería el de refugio, un espacio temporal para resguardarse del acecho de los invasores.
“La sucesión de imperios y su impacto en los paisajes de Anatolia explican que se usasen refugios subterráneos como Derinkuyu”, comenta a la BBC el profesor Andrea de Giorgi, de la Universidad Estatal de Florida. Su apogeo se habría alcanzado de hecho hacia el VII, durante las incursiones islámicas. Para facilitar su ocupación disponía de un sistema de ventilación y un pozo protegido.
Aunque Derinkuyu resulta fascinante por sus características, no es la única ciudad subterránea de Capadocia, región por la que se distribuyen otras construcciones similares. Durante los trabajos de limpieza de una ladera en Nevsehir, Turquía, se descubrió de hecho una amplia ciudad soterrada que, se calculaba en 2014, podría extenderse a lo largo de 450.000 metros cuadrados.
Uno de los detalles más interesantes es el que Derinkuyu fue sufiendo dramáticos cambios a lo largo de su historia. Sobretodo en la era Bizantina, en la cual se agregaron unas considerables puertas de piedra para cerrarla desde dentro e impedir el acceso exterior. Detalle que indica el conocimiento de la ciudad por parte de los persecutores y posibles intentos de invasión. Sorprendentemente, gracias a sus fuentes y depósitos internos de comida, la ciudad podía acomodar cómodamente a 3 mil personas; pero si una crisis se desataba en el exterior, se cree que podía llegar a ser ocupada por 50 mil.
La ciudad fue utilizada como refugio por miles de personas que vivían en el subsuelo para protegerse de las frecuentes invasiones que sufrió Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación, y también por los primeros cristianos.
Los enemigos, conscientes del peligro que encerraba introducirse en el interior de la ciudad, por lo general intentaban que la población saliera a la superficie envenenando los pozos.
El interior es asombroso: las galerías subterráneas de Derinkuyu (en las que hay espacio para, al menos, 10.000 personas) podían bloquearse en tres puntos estratégicos desplazando puertas circulares de piedra. Estas pesadas rocas que cerraban el pasillo impedían la entrada de los enemigos. Tenían de 1 a 1,5 metros de altura, unos 50 centímetros de ancho y un peso de hasta 500 Kilos.
Además, Derinkuyu tiene un túnel de casi 8 kilómetros de largo que conduce a otra ciudad subterránea de Capadocia, Kaymakli.
Capadocia es una región de la Anatolia Central, en Turquía. Fotografía de Nevit Dilmen
En los niveles recuperados se han localizado establos, comedores, una iglesia (de planta cruciforme de 20 por 9 metros, con un techo de más de tres metros de altura), cocinas (todavía ennegrecidas por el hollín de las hogueras que se encendían para cocinar), prensas para el vino y para el aceite, bodegas, tiendas de alimentación, una escuela, numerosas habitaciones e, incluso, un bar.
La ciudad se beneficiaba de la existencia de un río subterráneo; tenía pozos de agua y un magnífico sistema de ventilación (se han descubierto 52 pozos de ventilación) que asombra a los ingenieros de la actualidad.
Meses bajo tierra
Pequeños agujeros perfectamente redondos en el centro de estas fuertes puertas habrían permitido a los residentes atacar a los invasores mientras mantenían un perímetro seguro.
“La vida bajo tierra probablemente fue muy difícil”, agregó mi guía Suleman.
“Los residentes hacían sus necesidades en vasijas de barro selladas, vivían a la luz de las antorchas y se deshacían de los cadáveres en áreas designadas”.
Cada nivel de la ciudad fue cuidadosamente diseñado para usos específicos.
El ganado se mantenía en los establos más cercanos a la superficie para reducir el olor y los gases tóxicos producidos por el ganado, así como para proporcionar una capa cálida de aislamiento vivo para los meses fríos.
Las capas internas de la ciudad contenían viviendas, sótanos, escuelas y espacios de reunión.
Identificable por sus techos abovedados de cañón únicos, una escuela misionera bizantina tradicional, completa con salas adyacentes para el estudio, se encuentra en el segundo piso.
Según De Giorgi, “la evidencia de la elaboración del vino se basa en la presencia de bodegas, cubas para prensar uvas y ánforas [tinajas altas de dos asas y cuello estrecho]”.
Estas habitaciones especializadas indican que los habitantes de Derinkuyu estaban preparados para pasar meses bajo la superficie.
Fuente de la imagen, Getty Images
Derinkuyu tenía muchas entradas, incluidas más de 600 que se encuentran dentro de casas privadas.
Ilustración vía Reddit
Más secretos por excavar
Pero lo más impresionante es un complejo sistema de ventilación y un pozo protegido que habría abastecido a toda la ciudad con aire fresco y agua limpia.
De hecho, se cree que la construcción temprana de Derinkuyu se centró en estos dos elementos esenciales.
Más de 50 pozos de ventilación, que permitían el flujo de aire natural entre las muchas viviendas y pasillos de la ciudad, se distribuyeron por toda la ciudad para evitar un ataque potencialmente fatal a su suministro de aire.
El pozo fue excavado a más de 55 metros de profundidad y los habitantes de la ciudad podían cortarlo acceder a él fácilmente desde abajo.
Si bien la construcción de Derinkuyu fue realmente ingeniosa, no es la única ciudad subterránea en Capadocia.
Con 445 kilómetros cuadrados, es simplemente la más grande de las al menos 200 ciudades subterráneas debajo de las llanuras de Anatolia.????
Más de 40 de estas ciudades más pequeñas se encuentran a tres o más niveles de profundidad bajo la superficie.
Muchas están conectadas a Derinkuyu a través de túneles excavados cuidadosamente, algunos de los cuales se extienden hasta 9 kms.
Todos ellos están equipados con vías de escape de emergencia en caso de que fuera necesario un retorno inmediato a la superficie.
Pero no todos los secretos subterráneos de Capadocia han sido excavados.
En 2014, se descubrió una ciudad subterránea nueva y potencialmente incluso más grande debajo de la región de Nevsehir.
La historia viviente de Derinkuyu llegó a su fin en 1923 cuando los griegos de Capadocia evacuaron.
Más de 2.000 años después de la probable creación de la ciudad, Derinkuyu fue abandonada por última vez.
Fotografía de Nevit Dilmen
Las otras teorías
A Andrew Collins, un experto en misterios de civilizaciones desaparecidas, Demir le había hecho ver algo: que algunas de las zonas más antiguas de ese entramado eran más altas que las modernas. Como si hubiesen sido acondicionadas para personas de mayor estatura. Él creía que podía remontar su antigüedad al Paleolítico. «Collins me propuso una explicación», recuerda Demir. «Cree que, hacia el noveno milenio antes de Cristo, Turquía sufrió una breve era glacial que duró 500 años. Y que los habitantes de estas regiones, más altos que nosotros, decidieron refugiarse del frío y la nieve del exterior excavando ciudades en las que la temperatura era constante. Como aquí, que nunca baja de los 10 ó 12 grados».
Andrew Collins, junto a autores bien conocidos en los países anglosajones como Graham Hancock, Rand Flem-Ath o Colin Wilson, defiende que existieron civilizaciones desarrolladas, mucho antes de Mesopotamia o Egipto, que se esfumaron tras la llegada de la última glaciación. Para todos ellos, aquel cambio climático de hace 11 ó 12.000 años colapsó el curso de la Historia y dio pie a leyendas como las del Diluvio -extendida entre todas las culturas del planeta- o la del hundimiento de la Atlántida. ¿Era, pues, Derinkuyu un vestigio de alguna de esas civilizaciones prehistóricas? ¿Era casualidad que en la región del planeta en la que nos encontrábamos hubiera florecido el mito de Shambalah, un mítico reino subterráneo cuyos tentáculos se extienden supuestamente bajo todo el continente de Asia?
Capadocia sigue alimentando el asombro con las chimeneas de Hadas de Göreme. Estas extrañas elevaciones puntiagudas son como altas columnas modeladas por la erosión y provistas de una roca superior, como sombrero. El nombre actual Göreme significa “no dejes de ver”, dicho por los nativos a los forasteros.
Murallas de Segovia
Segovia está situada en el interfluvio de los ríos Clamores y Eresma, sobre una meseta que se presenta por sí misma como un enclave fácilmente defendible, factor que fue aprovechado por sus primeros pobladores en épocas neolíticas. Posteriormente, el castro donde actualmente se asienta el Alcázar fue ocupado por diferentes pueblos prerromanos, principalmente celtíberos.
Tras la crisis del Imperio Romano del siglo II, tuvo lugar un proceso de amurallamiento que recorrió las posesiones imperiales por lo que muy probablemente sea éste el origen del primer trazado de la muralla.
La reconquista cristiana de Segovia fue llevaba a cabo por Alfonso VI en 1088. Esta misión conllevaba el refuerzo de las defensas de la ciudad, para lo que levantó una cerca que en forma y trazado se asemeja mucho a lo que ha llegado a nuestros días.
La pérdida del valor defensivo de la muralla durante el siglo XVI influyó en el urbanismo de la ciudad, pues se construyeron viviendas adosadas a la misma e incluso sobre ella. A partir del siglo XVII, las puertas y sus labores de portazgo se abandonaron. La muralla perdió entonces su valor defensivo, simbólico y territorial.
Durante el siglo XIX la muralla es considerada ya como un estorbo urbanístico y su demolición sirvió en algunos casos como pretexto para disminuir el paro obrero.
En el siglo XX trae un cambio de mentalidad y con él, la necesidad de conservar y valorar la muralla se hace patente. Comienza entonces una continua labor de restauración y conservación que llega a nuestros días.
En 1941, toda parte vieja de la ciudad comprendida dentro del antiguo recinto amurallado es declarada Conjunto Histórico Artístico. Finalmente, la UNESCO declara al recinto amurallado y a su Acueducto, Patrimonio de la Humanidad.
Se conserva buena parte del recinto amurallado que, partiendo del Alcázar, rodeaba a Segovia en época medieval.
Se reedificaron en el siglo XI, su fábrica es de mampostería caliza con grandes sillares de granito y cubos y arquerías ciegas. Se conserva la puerta de San Andrés, que está entre dos robustas torres, y las puertas de San Cebrián y Santiago, ambas con arcos de herradura y cuerpo bajo de sillería almohadillada. En su origen tenía dos puertas más, hoy desaparecidas. En el interior, en el antiguo cuerpo de guardia, se puede visitar el Espacio Informativo de la Muralla, que ofrece una imagen más amplia sobre el recinto amurallado que protege la parte alta de la ciudad. Además, es posible acceder al adarve, desde donde se contemplan vistas magníficas del barrio de la judería y de la arquitectura militar medieval de la ciudad, así como de la necrópolis hebrea que se extiende al otro lado del valle del Clamores.
La concejala de Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento, Claudia de Santos, explicó a la agencia Efe que, desde 2007, se han restaurado más de 1,1 kilómetros de muralla, con una inversión por encima de los 2,8 millones de euros, y matizó que aunque “se ha hecho mucho, es mucho lo que falta por hacer” Por ejemplo, de acuerdo con la concejala, está pendiente un proyecto con cargo al 1% cultural, para rehabilitar una zona derruida en muchos tramos, con un presupuesto en torno a un millón de euros, y otro para la musealización de alguna de las zonas recientemente rehabilitadas y abiertas al público. Otros temas pendientes están relacionados con el incremento de la arqueología y con asegurar alguna parte geológicamente inestable, así como la iluminación del tramo norte.
Los arqueólogos subrayaron que Segovia, cuyo casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así como el Acueducto, cuenta con uno de los tres recintos amurallados de España que se conservan completos, junto con el de Ávila y el de Lugo.
Construida sobre la base rocosa como una prolongación de la defensa natural creada por los valles de los ríos Eresma y Clamores, la muralla de Segovia tiene una longitud de 3,4 kilómetros y 86 torres, de las que 80 se conservan en pie.
En la visita, a los pies del Museo de Segovia, se mostraron restos de estructuras rupestres de antiguas construcciones cuya cronología se desconoce, por no haber sido aún objeto de estudios arqueológicos. Sí que ha sido documentado en varios puntos el posible foso excavado en la roca asociado al castro de la Primera Edad del Hierro, de acuerdo con los arqueólogos. Los expertos sostienen que en la construcción, entre finales del siglo XI y principios del XII, se reutilizan materiales de épocas anteriores, aunque la primera vez que aparece mencionada la muralla es en 1122, momento en que el concejo dona al cabildo los terrenos en donde se ubicará el posterior barrio de las Canonjías.
DESCRIPCIÓN DE LA MURALLA DE SEGOVIA
El perímetro amurallado se adapta a la roca sobre la que se eleva la ciudad. El lado oriental se abre a la llanura del Valle del Clamores y en el occidental, mirando hacia el Valle del Eresma, se sitúa el vértice afilado del Alcázar.
Descripción general de la muralla
Tiene una longitud de 3 km 406 m. El espesor de los lienzos alcanza los 2,5 m. La altura media de la muralla desde el pie de roca sobre el que cimenta hasta los merlones de coronación se estima en 9,47 m.
Puertas
Las puertas son elementos de cierre del recinto, no solo ante posibles invasiones, sino porque también tienen carácter jurídico, policial y fiscal, de acuerdo con el pago de derechos de paso de personas y mercancías.
- Puerta de San Andrés.
- Puerta de Santiago.
- Puerta de San Cebrián.
- Puerta de San Juan (desaparecida).
- Puerta de San Martín (desaparecida).
Postigos
Un postigo es una apertura en la muralla de menor entidad que una puerta, que servía para el paso de personas.
- Postigo del Obispo (desaparecido).
- Postigo del Alcázar (desaparecido).
- Postigo de La Fuente Cercada (desaparecido).
- Postigo de San Matías o Picado (desaparecido).
- Postigo de San Juan de los Caballeros.
- Postigo del Consuelo o Santa Columba.
- Postigo de La Luna o del Rastro.
- Postigo del Sol, de San Miguel, de los Coroneles o del Corpus Christi.
Casas fuertes
Casas fortificadas junto a la muralla:
- El Alcázar.
- La Casa del Sol o Matadero.
- La Casa de los Picos.
- La Casa de los condes de Chinchón, de los marqueses de Moya.
- La Casa de los Cáceres o Casa del marqués de Lozoya.
El número de cubos y torres estimado es de 86, de los cuales 80 están en pie actualmente. Ayudan a la estabilidad y defensa de la muralla, reforzando las zonas más débiles constructivamente, que son siempre los cambios de dirección.
Llamamos cubos a aquellos de planta circular y torres a las de planta cuadrada o rectangular. Predominan en número las torres sobre los cubos.
Adarve
Del que se conservan algunos visitables (en San Cebrián, San Andrés, ronda de don Juan II, Obispado, Zuloaga, Postigo del Consuelo o jardín de los Poetas).
Construcción y materiales
La muralla está ejecutada mediante técnicas tradicionales: mampostería ordinaria, en otros, con tapial de piedra con encofrados de madera y en otras zonas en el encofrado formado directamente por una fila de mampostería correctamente trabada. La argamasa es cal y arena, arena de baja calidad con un alto contenido de magras y limos, motivo por el cual, observamos que predomina el color rojizo.
En general, los lienzos y torres y los cubos de la muralla están realizados con mampuestos de roca caliza.
Murallas de Meknes
Meknes, o tambien llamada Mequinez, es una ciudad de Marruecos, que toma su nombre de la tribu bereber que la fundó con el nombre de Meknassi. Es la capital administrativa de la región de Meknès-Tafilalet. Esta ciudad se encuentra a 138 km al este de Rabat y 60 km al oeste de Fez. Esta es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. Estratégicamente se encuentra situada en el centro norte del país, lo que la convierte en una base ideal para visitar esta parte de Marruecos.
Esta ciudad está estrechamente relacionada con el peculiar sultán Moulay Ismail, segundo dirigente de la dinastía alaoui. La convirtió en capital durante su mandato que duro 55 años. Esta ciudad se convirtió prácticamente de la nada en una ciudad monumental como Rabat o Marrakech. Meknes llamada la “Versalles marroquí” es una ciudad imperial con una gran cantidad de monumentos históricos y sitios naturales, tiene más de 40 km de imponentes murallas defensivas y muchas mezquitas y es por eso que es llamada la “Ciudad de los cien alminares” es también la ciudad más cercana a las ruinas romanas de Volubilis (Oualili).
Ismail, el segundo hijo del Sultán de Marruecos, heredó un país muy fragmentado en tribus bereberes y beduinas a la muerte de su hermano, Al-Rachid, que no pudo recuperarse de las graves heridas sufridas tras caerse de su caballo. Nada más llegar al sultanato, Ismail decidió trasladar la capital desde Fez a Meknès, y ordenó rodear la ciudad por sus famosas murallas y construir un gigantesco palacio, levantado por un ejército de 25000 esclavos obtenidos mayoritariamente en asaltos piratas a barcos europeos. Desde Meknès, el sultán Ismail pugnará con puño de hierro por consolidar las fronteras del incipiente estado de Marruecos del asedio Otomano desde Argelia, y de la injerencia Europea, a la que arrebatará las ciudades de Tánger a los ingleses, y Larache y Mamoura a los españoles.
La majestuosa e Imperial ciudadde Meknès es el ejemplo más grande y mejor conservado de la arquitectura militar de Marruecos.
Además de ser una de las ciudades mas importantes del país en materia de edificaciones de carácter religioso, las tres murallas, construidas en adobe prensado, componían los tres anillos de defensa de la ciudad, una formidable fortificación en la época que contaba con un perímetro global de algo mas de 40 km, unas alturas que variaban entre los 7 y los 15 m y unos espesores que variaban desde el 1,5 en las mas simples (exteriores) hasta los 7 m de las interiores.
Ciudad Imperial, murallas, Bab En Nouara y Borj El Ma
De todas ellas, las que han llegado mejor conservadas hasta nuestros días son las de la Ciudad Imperial (las menos antiguas) y parte de las de la ciudad antigua (lo que actualmente es la medina) ya que de las murallas periféricas prácticame
nte no queda nada al haber sucumbido al paso del tiempo. El conjunto de estas murallas estaba dotado de torres de vigilancia, puntos fortificados y un buen montón de puertas que permitían el paso a los diferentes sectores de la ciudad; se dice de Meknès que era la ciudad de las “70 puertas”.
Bab-el-Mansour, la enorme puerta de acceso al interior de la muralla de Meknès
Las murallas kilométricas de la ciudad de Mequines
Gran parte de la información se encuentra en la web: http://www.viajeros.com/diarios/meknes/escribe-aqui-el-titulo-de-este-capitulo-3-8
Muralla de Fez
Fez (en árabe: فاس Fās; en francés: Fès pronunciación francés y marroquí: [fɛs]) es la tercera ciudad de Marruecos, después de Casablanca y Rabat, con una población de 1 968 150 habitantes según el censo de 2010 (gentilicio: fasi o fasí).
La ciudad de Fez es la capital del Islam en Marruecos, de la región de Fez-Bulmán y de la prefectura de Fez. Está situada en la región antiguamente llamada Hispania Nova.
Aunque Fez fue perdiendo protagonismo en favor de Marrakech, las dinastías almorávides y almohades no la descuidaron. Durante este tiempo se unificaron las dos zonas de la ciudad bajo una única muralla, 14 kilómetros de murallas de ocre y arena corren alrededor de la medina situada en un valle entre el Rif y el Medio Atlas. Construidas en tapial, típico de la zona musulmana de la época.
Una dirección web interesante, sobre Marruecos, monumentos y murallas, así como sus grandes ciudades (entre ellas Rabat y Fez), es : https://www.sientemarruecos.
Murallas de Valencia
Localización: Comunidad Valenciana, España.
Extensión: 1km (romanas), 2,5 (árabes) 4km (cristianas)
Fecha: S.I aC (romanas), S. IX d.C (árabes) y S.XIV d.C (cristianas).
Aunque sólo quedan vestigios, se citan por ser las murallas de la ciudad en que vivo.
En morado: murallas romanas, En rojo: murallas árabes, En naranja: murallas cristianas
Murallas romanas
Muy poco se conoce sobre el origen de las murallas romanas de Valentia, en el 138 a.C fue fundada, pero la mención a su recinto amurallado no se produce hasta que el cronista romano Salustio las cita al hablar sobre las “Guerras Sertorianas” entre Mario y Sila. Una las frases de su narración dice “Las tropas de Pompeyo derrotaron a las de Sertorio en el 75 a.C al pie de las murallas de Valentia“.
Después de la victoria de Pompeyo, este arrasaría la ciudad, quedando esta deshabitada durante 50 años hasta que en la época imperial se volvió a refundar. Sin embargo, no se realizan más menciones sobre sus murallas. De los pocos apuntes de los que disponemos, podemos decir que su puerta principal la “Puerta Sucronense” era llamada de tal forma ya que se orientaba hacia Sucro (actual Alzira).
Recreación de la muralla romana.
En la época republicana su construcción habría sido en tapial con piedras y opus caementicium, mientras que en la época imperial ya serían en sillares y ladrillos.
La Valencia romana fue una ciudad amurallada, aunque poco se sabe. Se cree que la muralla romana que rodeaba Valentia, llamada así por los romanos al considerarla tierra de valientes, tenía el siguiente recorrido: calle Conde Trenor, calle Serranos, calle Juristas, calle de la Corregeria, plaza de la Reina, calle Cabillers, calle Avellanas, calle San Luis Beltrán y calle Pintor López.
Dos calles principales eran las que separaban la ciudad; el Cardo máximo y el Decumento máximo. En cada extremo se encontraban cuatro puertas que daban acceso a la ciudad: la Saguntina, la Sucronense, la Celtiberia y la del Mar. El lugar donde estas dos calles se cruzaban es la actual Plaza de la Almoina.
Pero lo que no está tan documentado es que antes de la muralla romana, existió lo que los historiadores han denominado la muralla pre-romana, pues en la isla fluvial donde en el 138 a.C. Junio Bruto fundara Valentia antes de esa fundación ya habían asentamientos de pobladores que para defenderse de otros pobladores y quizá de los animales de la época, también levantaron una muralla, de las cuales se encontraron algunos vestigios.
En el año 138 a. C. el cónsul romano Décimo Junio Bruto Galaico licenció sus tropas de las campañas lusitanas. Como recompensa a la gallardía y coraje de sus hombres les concedió tierras en el levante hispano, exactamente en una isla fluvial cerca de la desembocadura del río Turia (Turius o Tyris), que estaba estratégicamente ubicada en el mejor vado natural del río por donde pasaba la Vía Heraclea, conocida después como Vía Augusta. La nueva aldea, que recibió el nombre de Valentia Edetanorum pronto obtuvo el rango de colonia.
El autor del siglo IV que escribió un resumen (Periochae) de la obra del historiador latino Tito Livio transmite la noticia de la fundación de la ciudad (Periocha LV, 4):3
Iunius Brutus cos in Hispania iis qui sub Viriatho militaverant, agros et oppidum dedit, quod vocatum est Valentia.
Valentia fue fundada por 2000 colonos sobre una de las terrazas del Turia. El núcleo principal estaba en el entorno de la actual Plaza de la Virgen y la catedral. Allí se encontraba el foro y el cruce de las dos calles principales (Cardo norte-sur y Decumano este-oeste), ambos ejes siguen hoy en el trazado de la ciudad y serían las actuales calles Salvador-Almoina la primera y Caballeros la segunda.
Hace 2.000 años, el río Turia, hoy convertido en los Jardines del Turia y sin agua por la ciudad de Valencia, se desparramaba en múltiples brazos antes de verterse al Mediterráneo. Era una zona de marismas, insalubre y palúdica, que los íberos habían rechazado por ser poco higiénica. Pero los romanos, que ya tenían experiencias positivas en eso de asentarse en territorios húmedos y complicados “Roma estaba en una situación parecida”, en su caso provocada por el río Tíber, no se arredraron, y un grupo de militares licenciados fundó la ciudad con el nombre de Valentia Edetanorum.
Valentia en el año 100 a.C.
Los principales edificios públicos de la primera ciudad han aparecido en l’Almoina y se articulan a partir de dos calles principales. Al oeste un establecimiento termal y diversas tabernae con funciones administrativas. Frente a los baños se erigía un santuario (2) de culto a las aguas, tal vez relacionado con Asklepios. En la manzana septentrional se ubicaba el horreum (3) o granero. La continuidad de estos edificios hidráulicos indicaría la existencia de manantiales naturales de agua, algo que, junto al paso de la Vía, estaría entre las razones de la elección de este lugar para ubicar la ciudad.
La primera Valencia fue arrasada por Pompeyo en el año 75 a. C. en el transcurso de las Guerras Civiles de Mario y Sila, en las cuales Valentia tomó parte muy activa, como dejaron constancia los historiadores y han corroborado los hallazgos en l’Almoina de 17 esqueletos (4) de soldados ejecutados, acompañados de numerosas armas.
Valentia estaba atravesada por la vía más importante de Hispania, la vía (5) Hercúlea o Augusta, que venía de Roma. Desde Valentia recorría la península hasta Gades (Cádiz). Según los itinerarios romanos, Valentia estaba entre Saguntum, al norte, y la desconocida Sucro (¿Albalat de la Ribera?, al sur.
Recreación de la muralla romana.
Restos de Valentia
Del Levante: 30.11.2013
El Ayuntamiento de Valencia ha recuperado, 26 años después de la aparición del primer indicio del circo romano, la memoria de este colosal edificio, cuyo tamaño equivaldría a tres campos de fútbol y donde se disputaban los deportes de masas del año 200 d. C.
El hallazgo del circo, construcción escasa en su época o al menos con escasas referencias arqueológicas, dejó en evidencia la relevancia de la Valentia romana. Así lo recoge la publicación dedicada circo romano de Valentia editada con motivo de la exposición inaugurada ayer en l’Almoina. En una época donde las inversiones en arqueología brillan por su ausencia, esta exposición rescata del olvido la memoria de del edificio más grande construida por los romanos en Valencia. En la exposición se puede ver la maqueta del circo, de tamaño equivalente a tres campos de fútbol, y recreaciones de cómo fue y dónde estaría en la actualidad de esta imponente construcción. En una de las figuraciones se aprecia la curva de la cabecera del circo con las metas superpuesta sobre la calle de la Paz y con la torre de Santa Catalina al fondo.
En la exposición se muestran las «pocas huellas» visibles del circo que hay en la ciudad y que, tal como informó este diario, están en un restaurante situado en el número 34 de la calle del Mar, en un hotel recientemente inaugurado en la calle Almirall número 15, y en la iglesia de San Juan del Hospital, en la calle Trinquete Caballeros, donde se localizó el muro y uno de los estanques de la «spina».
El circo se dividía en tres partes: la gradería perimetral con las doce cárceres (lugar desde el que salían los carros), la arena o pista y la «spina» o muro central de separación en torno a la cual giraban las cuádrigas o bigas. Con un mecanismo sincronizado las doce puertas de las cárceres se abrían a la vez y comenzaba el espectáculo. El graderío tenía una zona vip para personalidades ilustres llamada «pulvinar».
Muralla musulmana
En el 714 Tarik habría conquistado la ciudad de Valencia, a pesar de esto, la primera mención que se hace de las murallas musulmanas de Valencia es del S.X con el médico persa Al-Razi que describe la ciudad como una urbe con recinto amurallado y cuatro puertas, sin mencionar específicamente más datos sobre la misma.
La Muralla árabe de Valencia es una muralla defensiva que empezó a construirse en el siglo XI alrededor de la Ciudad Vieja de Valencia, de la cual todavía se conservan restos menores.
Tras la caída del Califato de Córdoba, a comienzos del siglo XI, Valencia se convirtió en capital de la Taifa de Valencia, y, por lo tanto, experimentó un importante crecimiento urbanístico.
El cronista Al-Udri dijo que Madinat al-Turab (Valencia) siendo gobernada por el nieto de Almanzor, serían construidos sus muros, tal y como dice “… no se conoce en Al-Andalus una ciudad de muros mas perfectos y hermosos que las de la ciudad de tierra (Valencia).”
Cuando en el S.XI Valencia se convierte en la capital de un reino Taifa y con el ataque de los bereberes del norte de África se hace urgente la construcción de un perímetro defensivo más eficaz que ofrezca una protección más segura a la incipiente ciudad musulmana. Sería Abd al-Aziz ibn Abi Amir, nieto de al-Mansur, el que construyese los imponentes muros valencianos contando ya con siete puertas. Entre 1021 y 1061 se llevaría a cabo estas construcciones hechas de tapial de hormigón con incrustaciones de piedras, torres de planta circular con una estancia abovedada en su cúspide con el fin de facilitar la labor de defensa. La anchura de los muros era de 2,25m y se colocaba una torre a cada 26 metros. También contaba con foso y barbacana, todo ello serviría para que durante muchos años los musulmanes resistiesen lo envites continuos de El Cid y posteriormente Jaime I el conquistador.
Durante el reinado de Abd al-Aziz ibn Amir (1021–1061) se construyó una nueva muralla con el propósito de proteger a la población y a aquellos que llegaban de otros lugares de Al-Ándalus. Según la descripción que nos ha legado el geógrafo Al-Udri, la muralla era de gran perfección y tenía siete puertas. Estaba construida de cemento y tenía torres semicirculares de obra hasta la última altura, donde se abrían en una sala cercada. En la actualidad pueden verse todavía restos de algunas de estas torres, especialmente en el actual barrio del Carmen, en la Ciudad Vieja de Valencia.
Puertas
Estas eran las siete puertas de la muralla árabe de Valencia, con el nombre árabe:
Situada aproximadamente donde hoy en día se encuentran las Torres de Serranos. Era la entrada norte a la medina. Recibía este nombre porque había frente a ella un puente mandado construir por Abd al-Aziz ibn Amir que cruzaba el río Turia, el que los musulmanes llamaban “Wadi al-Abiad”, de donde deriva “Guadalaviar”. Este puente era el único de piedra de la ciudad.
Bab al-Hanax
Situada entre la actual calle de Salinas y la de Caballeros. Era la entrada oeste de la ciudad.
Bab al-Qaysariya
Puerta menor que servía de acceso al zoco o mercado, situado en el entorno de la actual calle de les Mantes y del Trench.
Bab Baytala
Entrada sur de la ciudad. Situada en el cruce de la actual calle de Cerrajeros y de San Vicente Mártir. Por ella salían las caravanas para Denia, Játiva y Alcira.
Según Luis Lamarca, podría ser la Sucronense romana, conocida como Boatella.
Bab al-Xaria
Puerta este. Ubicada en la actual plaza de San Vicente Ferrer y conocida antes como de la Congregación, todavía hoy da nombre al barrio de la Xarea o Xerea. Se encontraba donde actualmente se encuentra la iglesia de Santo Tomás.
En época romana era la llamada puerta Pagador.
Bab Ibn-Sajar
Situada en la plaza contigua al actual Palacio Monasterio del Temple (orden que tras la conquista de Jaime I se encargó de defenderla). Según el cronista al-Udri estaba orientada hacia La Meca; esta puerta se correspondería con la antigua puerta Marina de época romana. Otros nombres que recibió fue Alī-Bufāt Muley, del Cid y del Temple.
Según el Llibre dels feyts de Jaime I (escrito hacia 1282), es allí donde se pactó izar la “señal real” que sería la prueba de la rendición de la ciudad, esto sucedió el 28 de septiembre del 1238. Según la crónica, Jaime I, cuando vio la citada señal se emocionó y llorando, se postró de rodillas para rezar unas oraciones.
Bab al-Warraq
Abierta en la actual calle del Salvador que daría a un puente de madera que comunicaba con unos arrabales al otro lado del río y el monasterio de la Trinidad.
Otros nombres que recibiría serían Catalans, Fulla, o Levante y Sol en tiempo de los romanos.
Torre del Ángel (plaza de los Navarros).
Desde el siglo XII y siguientes, el área amurallada se extendió en dirección al sur y el este, y va incorporar nuevos elementos defensivos, como las torres cuadradas construidas en tapial sobre base de cemento, o como la muralla exterior, construida entre la muralla y la trampilla. A la vez se reforzaron determinados puntos estratégicos para una mejor defensa. Tal es el caso del Tossal, donde se construyó una puerta apoyada para defender mejor el acceso. Durante las primeras décadas del siglo XIII, Valencia continuó fortificándose ante el avance de la conquista cristiana.
Torre de la muralla árabe del siglo XI rodeada de edificios (actual Barrio del Carmen).
Entre los diversos restos de la muralla árabe que se conservan, hace falta citar la sala de la Plaza del Tossal, un espacio museístico subterráneo donde se pueden observarse exposiciones, abundante documentación sobre la muralla y la Valencia islámica, un fragmento de foso correspondiente a la acequia de Rovella y, un ancho trozo de esta muralla. En el Barrio del Carmen también hay un par de torres, atrapadas en medio de las viviendas, una en la plaza del Ángel y la otra en la calle de la Mare Vella, ilustrada a la foto. También resta algún que otro lienzo de muralla, como por ejemplo en el antiguo pub “Bāb al-Hanax” entre la plaza de Sant Jaume y la calle de Cavallers y también en el “Forn Montaner”, entre la calle de Roteros y Palomino o en el edificio el Siglo de la entidad ACPV.
La muralla árabe empezaba en la antigua puerta de Roteros, que se abría aproximadamente por la actual calle de les Roques, al oeste de las Torres de Serranos. Se dirigía en dirección al sur por calle de les Roques, Palomino, plaza del Ángel, plaza Navarros, plaza Beneyto i Coll, calle de En Borràs, Adoberies, calle de Baix, plaza de San Jaime y del Tossal, calle de la Bosseria, plaza del Mercado, María Cristina, Sant Ferran, Moratín, las Barcas, Pintor Sorolla, plaza de Alfonso el Magnánimo y de Tetuán y cuando llegaba a borde río giraba a la izquierda hasta encontrarse de nuevo con la puerta de Bab al-Qantara.
En conjunto, la muralla árabe de Valencia englobaba el barrio de la Seu, la mitad oriental del Barrio del Carmen, la mitad occidental de la Xerea, y el norte del barrio del Mercado.
Con la construcción de la nueva muralla cristiana, parte de la muralla fue aprovechada como pared medianera entre casas y en algunas ocasiones sirvió para separar la ciudad cristiana de la morería, que estaba tras el Portal de la Valldigna, en la zona de las calles de Baix, de Dalt y Sant Miquel.
En la galería del Tossal (Musulmana)
Paño de torre de la muralla árabe. En C/ Blanquerías.
Restos de la Muralla Islámica de Valencia
La Galería del Tossal expone parte de la historia de la ciudad, mostrando parte de los restos de la muralla islámica de Valencia, así como una exposición sobre el patrimonio cultural de la ciudad.
Murallas cristianas
Construido en la Baja Edad Media, en torno a mediados del S.XIV, el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso ordenó la construcción de un nuevo perímetro defensivo que incluyese los barrios adyacentes de la ciudad antigua, teniendo así 4km de perímetro y 13 puertas. Finalizadas en 1370 se tuvieron que reconstruir varias veces debido a “La guerra de los dos Pedros“, entre Pedro I el Cruel de Castilla y Pedro IV de Aragón. Sin embargo, las murallas musulmanas no fueron derribadas si no que se mantuvieron con el objetivo de poseer un segundo anillo defensivo que diese más seguridad a la ciudad. En el S.XVIII aún permanecía gran parte del recinto amurallado con lo que Vicente Tosca elaboró el plano de la ciudad con la clara delimitación de las propias murallas. Ya en 1865 Cirilo Amorós decretaría el derribo de las murallas con el fin de realizar un ensanche de la ciudad el cual permitiese a Valencia seguir expandiéndose, y con el pretexto de dar trabajo a los obreros que con la crisis de la seda estaban en paro.
Recreación de la muralla cristiana
La muralla medieval de Valencia era un perímetro amurallado que rodeó la ciudad de Valencia (España) desde que fue levantada por orden de Pedro el Ceremonioso entre 1356 y 1370,1 hasta su derribo en el XIX a iniciativa del Gobernador Civil Cirilo Amorós Pastor.2
Los restos que aún perduran están catalogados como bien de interés cultural con código 46.15.250-182.3
Valencia tuvo otras murallas antes de estas. Hubo un recinto amurallado romano y posteriormente otro musulmán. Las murallas medievales de Valencia se refieren a las edificadas ya bajo dominio de la Corona de Aragón y que extendían el área protegida por las musulmanas. Se alcanzaba una superficie intramuros de 142 ha.1
Se comenzaron a construir en 1356 por el maestro picapedrero Guillem Nebot,4 finalizándose su edificación en 1370. Incluía dentro los nuevos arrabales más próximos a la muralla árabe. La urgencia de su edificación derivaba de la Guerra de los dos Pedros.1
En 1356 Pedro IV de Aragón impulsó a los Jurados de la ciudad a construir un nuevo recinto amurallado que incluyese los arrabales. De esta obra se encargó una junta municipal que en 1406 se transformaría en la Fàbrica de Murs i Valls, organismo encargado de su mantenimiento.4
La rápida construcción hizo que inicialmente fuera una estructura débil, ya que los muros eran de tapia y estaban reforzados por tierra extraída del foso que se había excavado ante la muralla. Los puntos más sólidos eran las puertas, donde los muros eran normalmente de piedra picada y estaban defendidos por torres.4
Los Jurados reconstruyeron el tramo norte en piedra, construyendo también las Torres de Serranos (1392–1398) en donde anteriormente había una puerta, la de Roteros, que a su vez aprovechaba la Puerta de Alcántara que era parte de la muralla musulmana. En este sector se añadió en 1398 la torre de Santa Bárbara o del Águila.4
También en el tramo norte se inició la construcción en 1390 del Portal Nuevo de la Santa Cruz (Portal Nou, el nombre perdura en la toponimia del siglo XXI) aunque su finalización no llegaría hasta 1471.4
En el extremo noroeste del recinto estuvo la torre de Santa Catalina, edificada en las mejoras de 1390.4 Esta torre fue derribada en 1772, reconstruida en 1833 y vuelta a derribar definitivamente en 1865.1
La parte occidental del recinto no estaba totalmente urbanizada. Incluía el burdel (Bordell), que era un barrio cerrado, así como el antiguo arrabal de Roteros y también muchos huertos. Hacia el Camino de Castilla, que entraba por las Torres de Cuart, estaba la Morería, otro barrio cerrado.4
En el siglo XIX se llevó a cabo la demolición de las murallas, con excepción de las torres de Serranos y Cuart. Esta medida contaba con la oposición del ejército, el cual se atribuía la propiedad de las mismas. Sin embargo Cirilo Amorós, gobernador civil interino, inició el derribo en 1865, con el pretexto de dar trabajo a los obreros en paro a consecuencia de la crisis de la industria textil.5
La muralla tenía una longitud de cuatro kilómetros. Incluía cuatro grandes puertas (portals grans), que eran las de Serranos, orientada al norte; la del Mar, al este; la de San Vicente, al sur; y la de Cuart, al oeste.1
A estas puertas mayores se añadían otras menores (portals xics), que inicialmente eran nueve: de los Judíos (Jueus), de Ruzafa (Russafa), de los Inocentes o de Torrente (Torrent), del Cojo o de las Dieciséis Llaves (del Coix o de les Setze Claus), de los Tintes (Tints), Portal Nuevo o de San José (Portal Nou), Portal de la Trinidad (Trinitat), dels Blanquers y Puerta del Real. Circunstancias posteriores llevaron a la apertura de nuevos accesos.1
El recinto comprendido dentro de los muros no estaba todo él construido, habiendo espacios libres e incluso huertos en algunos sectores.4 Asímismo las murallas árabes no fueron derribadas, de forma que servían de segunda línea defensiva y también para la separación de barrios, como la judería entre otros.1
Las murallas seguían la orilla sur del río Turia desde el actual Puente de las Artes, pasando por las Torres de Serranos, hasta el Paseo de la Ciudadela. Seguían por las actuales calles de Colón y Játiva hasta la de Guillem de Castro -en donde se encuentran las Torres de Cuart– volviendo al punto inicial y cerrando el círculo. Se aprecian a simple vista sobre la trama urbana de inicios del siglo XXI.
Construida en 1356, la Muralla Cristiana de Valencia tenía un perímetro de 4 kilómetros y 12 puertas, distribuidas en puertas grandes y puertas pequeñas.
La muralla árabe no se destruyó, si no que se mantuvo como medida de protección. Se abrieron puertas para una mejor comunicación. El Portal de la Valldigna todavía se conserva. La muralla cristiana se terminó de construir en 1370.
Las puertas grandes eran:
- La Puerta del Mar: al Este. Junto al actual Convento de Santo Domingo.
- Puerta de San Vicente: al Sur. Ubicada en la Plaza de San Agustín. (Iglesia de S. Agustín)
- Puerta de Cuarte: al Oeste.
- Puerta de Serranos: al Norte.
Las puertas pequeñas:
- Portal de los judíos: Situado en la Calle Colón, junto al Corte Inglés de Pintor Sorolla. Se pueden ver los restos junto a la estación de metro de Colón.
- Portal de Ruzafa: En la calle Játiva con el Paseo de Ruzafa.
- Portal de los Inocentes o de Torrente: Situada cerca de la calle del Hospital con el cruce de Guillem de Castro, frente al antiguo Hospital General.
- Portal del Cojo o de las “Setze claus”: Situado en la calle Guillen de Castro cruce con la calle Carniceros.
- Portal de los tintes: Recibía el nombre de Corona por su cercania al convento franciscano de la Corona, y dels Tints (Tintes) porque en sus proximidades se encontraba el barrio dedicado a esa actividad. Situado aproximadamente en el lugar donde hoy se levanta el Centro Cultural la Beneficencia.
- Portal Nuevo o de San José: se encontraba frente al actual Puente de San José en la plaza de Na Jordana.
- Portal de la Trinitat: situada frente al actual Puente de la Trinidad, a la entrada de la calle Salvador.
- Portal dels Blanquers
- Portal del Real: Situada frente al Puente del Real, conducía al Palacio Real.
De Remember València (II)
Torres, Puerta de Serranos.
Torres, Puerta de Quart.
Lienzo junto a las Torres de Cuart.
La Torre de l’Àngel:
Puerta de los Judíos.
El Portal Nou o de San José
Puerta del Real
Murallas de Sacsayhuamán
Sacsayhuamán (en quechua Saqsaywaman, de saqsay, lugar de saciarse, y waman, halcón, es decir, “Lugar donde se sacia el halcón”) es una “fortaleza ceremonial” inca ubicada dos kilómetros al norte de la ciudad del Cuzco. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacútec, en el siglo XV; sin embargo, fue Huayna Cápac quien le dio el toque final en el siglo XVI. Con el aniquilamiento de la nobleza inca desaparecieron de la memoria humana las técnicas que permitieron la construcción de esta monumental fortaleza o santuario; el cual produjo la admiración de Pizarro y sus hombres. Pedro Sancho, secretario de Pizarro, deja una primera descripción del edificio; pero la más detallada es la del Inca Garcilaso de la Vega (Cronista mestizo). La “fortaleza ceremonial” de Sacsayhuamán es con sus muros megalíticos, la mayor obra arquitectónica que realizaron los incas durante su apogeo. Desde la fortaleza se observa una singular vista panorámica de los entornos, incluyendo la ciudad del Cuzco.
Plano de Sacsayhuamán.
La “construcción ceremonial” de Sacsayhuamán está ubicada a 2 km del Cuzco, capital del antiguo Imperio inca; se encuentra a una altura de 3.700 msnm y abarca una extensión de 3’093 hectáreas. El valle se encuentra cercado por las montañas Ausangate, Pachatusán y Cinca, y esta bañado por el río Tullumayo. Esta zona posee un paisaje de gran belleza, flora y fauna abundantes, entre la que destacan las llamas y los halcones.
La zona donde se encuentra esta fortaleza corresponde a la cabeza del animal sagrado, y una de las traducciones que tiene esta palabra es, precisamente, cabeza de puma. Pachacútec Inca Yupanqui, el noveno Inca, rediseñó la ciudad y le dio forma de puma acostado (el puma es el guardián de las cosas terrenas).
El espacio que abarcan sus construcciones es particularmente grande; lo que más llama la atención son los tres muros de piedra que sugieren la figura de la fortaleza.
La construcción es típica de la arquitectura inca, aunque es el lugar donde esta técnica se usó a mayor escala. La roca se cortaba en la cantera de forma tosca con la forma aproximada requerida. Luego era arrastrada con cuerdas por cientos de hombres hasta el lugar de construcción, donde se le daba el tallado definitivo. Las cuerdas usadas eran tan impresionantes que fueron mencionadas por el conquistador español Diego de Trujillo en 1571 tras inspeccionar una habitación llena de material de construcción.
La suavidad aterciopelada de la piedra resalta en estas formaciones. Hay figuras diseñadas en las piedras y rocas, entradas a túneles subterráneos o chicanas, anfiteatros, construcciones de carácter ritual, probablemente relacionadas con el culto al agua. Este sitio desempeñó un importante rol en las actividades rituales incaicas.
Se piensa que correspondió a una fortaleza militar, en donde se entrenaba a los guerreros. Hay dudas al respecto, ya que, de acuerdo a su arquitectura, podría haber tenido un fin religioso y haber sido construido como un gran templo al Dios Sol. Sin embargo, durante la época de la conquista, mostró su eficacia como fortaleza para defender la ciudad. Su principal característica es la forma en que fue construida; cuenta con grandes bloques de piedra, alcanzando los más altos los 9 m. Se asevera que su construcción demoró 50 años aproximadamente, iniciándose en el período del Inca Túpac Yupanqui. Fue construida por 20.000 hombres.
Dentro de la fortaleza, había grandes almacenes de alimentos y armas, y también canales para la distribución del agua. El trono del Inca, ubicado junto a la fortaleza, consistía de una gran roca tallada y pulida en varios niveles, desde donde el soberano presidía las fiestas, celebraciones, desfiles y daba órdenes.
En la actualidad, quedan vestigios de las tres murallas escalonadas edificadas de piedra caliza de origen sedimentario y formación fasilífera.
Sacsayhuamán está dividida en diferentes sectores: Sacsayhuaman, Rodadero, Trono del Inca, Warmi K’ajchana, Baño del Inca, Anfiteatros, Chincana y Bases de Torreones, entre otros.
Hubo tres torreones ubicados en la parte superior de la fortaleza: Muyucmarca, Sallacmarca y Paucamarca. El primero tenía una forma cilíndrica con una altura equivalente a unos cuatro pisos y un diámetro de unos 22 metros. Se encontraba en el centro. El segundo tuvo forma cuadrangular. Desde allí se divisaba toda la ciudad del Cuzco. El tercero, también de forma cuadrada, estaba ubicado al otro extremo del Sallacmarca.
La fortaleza fue el escenario donde los Incas adoraban al sol en este templo para ceremonias religiosas. Se piensa que decenas de miles de personas se movilizaban en las fiestas especiales y hacían ofrendas y cierto tipo de peregrinaciones.
El tan reconocido método de datación llamado carbono 14 funciona sólo cuando hay material orgánico, pero no es capaz de datar el período en el cual se construyó un monumento.
Por ejemplo, el dato sobre la cultura Killke, ofrecido por un equipo de arqueólogos en el 2008, contrasta con la información clásica etno-histórica que reconocía a los Incas como los constructores de Sacsayhuamán a partir de 1438 d.C., durante el reino de Pachacutec.
El monumento, que para algunos es la representación de la cabeza de un puma, para otros una fortaleza para defender a Cusco y para otros un centro ceremonial, está compuesto por tres muros de aproximadamente 400 metros de largo y 6 de alto. Se calculó que algunas piedras pesan hasta 200 toneladas, mientras que el volumen total de los tres muros es de unos 6000 metros cúbicos.
En la zona al sur de los muros están las bases de lo que fueron probablemente tres grandes torres: Muyucmarca, Sallacmarca y Paucarmarca. Mientras que la primera tiene base circular, las últimas dos la tienen rectangular.
La Muyucmarca tenía unos 12 metros de altura y una base con un diámetro de 22 metros. En sus Comentarios Reales, el Inca Garcilaso de la Vega describe a Muyucmarca como una torre que servía como depósito de agua y que estaba conectada a las otras dos por túneles subterráneos.
Se narra que en la batalla de Sacsayhuamán, acaecida en 1536, el Inca Cahuide se lanzó al vacío desde la Muyucmarca, con el fin de no entregarse a los españoles.
Sobre el origen de Sacsayhuamán fueron escritas decenas de libros y se propusieron las teorías más extrañas para explicar cómo se llevó a cabo su construcción, hecho que hasta ahora está envuelto en el misterio.
Cózar
Subcategoría: Óvalos de piedra.
Trascripción del informe aparecido en el Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid 1912, en el que se describe un monumento protohistórico descubierto en Cózar. Los autores son Antonino Lenguas y Lázaro, que realizó el descubrimiento; y el Marqués de Cerralbo, político, arqueólogo y coleccionista.
Historia de Cózar – Documento:
Monumento Protohistórico
Este monumento se encuentra situado al NN.E. del pueblo de Cózar, en el partido judicial de Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, a una distancia de dos kilómetros, enclavado en una finca dedicada a cereales, propiedad de la viuda de Arroyo, colindante con otra llamada “Noria del Cuadrado”, propiedad de los herederos del Sr. Armero.
Tiene la figura de un óvalo construido con piedras sin labrar, que sobresalen algo más de medio metro de la superficie del suelo. Estas afectan irregulares y tamaños diferentes, teniendo por término medio cada una, cerca de un metro y de grueso más de medio; ignorando su total longitud porque en las pruebas practicadas por el que suscribe, no llegó a profundizar más que medio metro; de manera que puede asegurar pasa de un metro la altura de cada piedra. Están colocadas una junto a otra sin que se note ninguna argamasa entre piedra y piedra.
En la parte central del óvalo, a flor de tierra, existen otras piedras de mayor tamaño que las empleadas para la formación del monumento.
Se halla emplazado al pie de un altozano que tendrá de unos seis a ocho metros de altura, cuya falda ó ladera, por la parte donde se encuentra monumento es suave y de fácil acceso a la cumbre, que es plana y de bastante extensión, cultivada de viñedo y olivas.
Dividido el Óvalo por medio de dos ejes resultó tener el mayor de 60 varas de longitud y el menor de 20, encontrándose las entradas en los extremos del eje mayor, según puede apreciarse en el imperfecto diseño que acompaña.
Al lado izquierdo, por la parte más baja y al exterior, hay restos de otra edificación más pequeña.
También hace constar que se han encontrado diversos sitios de ese término municipal, algunas piedras pulimentadas de pequeño tamaño y una bala de piedra de unos ocho centímetros de diámetro que no he podido adquirir, poseyendo únicamente un idolito, encontrado también en aquella localidad, sin que pueda precisar el punto donde hayan sido hallados estos objetos.
No es raro encontrar círculos y óvalos compuestos por piedras sin labrar que acusan necrópolis unas veces neolíticas, y las más ibéricas, pero esos círculos son de corto diámetro de modo que, al llegar a 60 varas en el de Cózar, hay que concederle otra significación é importancia, ya fuere la de un templo primitivo, ya de un lugar de reunión protohistórica.
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