Oopart
Las esferas metálicas de Klerksdorp
Las esferas de Klerksdorp son unas bolitas de pirita que se han ido encontrando en Ottosdal (Sudáfrica) sobre estratos Precámbricos de hace 2.800 millones de años por mineros. Estas se exponen en el museo de Klerkdorp.
Se dice que su forma esférica y finos surcos sólo pueden haber salido de seres inteligentes. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo.
Sin embargo, probablemente sean nódulos de pirita de origen metamórfico, y nódulos de ‘goethita’ formados del desgaste de la pirita. En un artículo sobre este asunto Paul Henrich recalca que las fuentes de Cremo, en lo que se refiere a las esferas supuestamente ‘anómalas’, eran en realidad las Weekly World News (Noticias Mundiales Semanales), una fuente que difícilmente cabe aceptar como seria y reputada.
Desde principios de los años ochenta, en el que los mineros de la mina de plata de Wonderstone en Klerksdorp (Sudáfrica), empezaron a encontrar entre el “pyrophyllite” centenares de bolitas metálicas con marcas o ranuras de unión. Este pyrophyllite está formado por sedimentos de más de 2.800 millones de años.
Habiéndose encontrado un total de unas 200, las esferas metálicas fueron halladas en forma paulatina por mineros que trabajaban sobre estratos precámbricos de 2.800 millones de años de antigüedad. El tamaño de estas esferas oscila entre los 3 y los 8 centímetros de diámetro, alojando algunas de ellas en su interior un material esponjoso que se desvanece con enorme facilidad al seccionarlas y quedar en contacto con el aire. Su exterior está formado por una aleación de acero y níquel de gran dureza, llamando poderosamente la atención unas finas líneas o surcos que rodean las esferas dividiendo en dos partes iguales a las mismas.
Lo más sorprendente en las mismas es el hecho de que, se encuentran en las mismas tres líneas paralelas grabadas, que hacen pensar que tienen un origen exterior, la datación es de aproximadamente tres millones de años.
La singularidad de su aspecto externo induce a pensar un origen artificial para los ejemplares que actualmente se exhiben en el Museo de de Klerkdorp, aunque algunos investigadores atribuyen a su forma un origen natural.
Todas las esferas presentan una forma esférica y pulida, con una línea recta rodeando el diámetro mayor, frecuentemente acompañada de dos paralelas distribuidas hacia un lado y hacia el otro de la línea central.
Debido a la aparente contrariedad entre la edad de la capa geológica en las que fueron halladas y el presunto origen moderno de las mismas, muchos especialistas opinan que las esferas pertenecieron a una civilización de tecnología avanzada, extinguida hace más de 2.800 millones de años, cuando la roca que las contenía comenzó a solidificarse.
Los detractores de dicha teoría se inclinan a pensar que las piedras son el producto de nódulos de pirita y goethita de origen metamórfico. No obstante, el tallado de las líneas carece de argumento sostenible tanto por su caprichoso aspecto, como por la dureza del material con que tendrían que haber sido talladas.
Según otros investigadores, como el profesor de geología A. Bissehoff, de la Universidad de Potchefstroom, las esferas pertenecen al aglomerado de la limonita. Sin embargo, los artefactos de Klerksdorp fueron hallados en nichos individuales, al contrario de la disposición con que suelen encontrarse los aglomerados de limonita.
Con similar destino al de otros oopart, el misterioso origen de las esferas de Klerksdorp probablemente permanezca en el olvido eterno, aguardando tras la vitrina de un museo.
Se dice que su forma esférica y finos surcos sólo pueden haber salido de seres inteligentes. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo.
Las extrañas esferas fueron repartidas entre varios museos de Sudáfrica, como el de Klerksdorp y Soweto, otras fueron a parar a manos de coleccionistas particulares e incluso algunas viajaron para un estudio más detallado al Instituto del Espacio de California pero, ni unos ni otros han sido capaces de emitir un informe en el cual aparezcan las respuestas que den una explicación lógica a la existencia de estas esferas.
El misterio de las esferas de Klerksdorp tienen su origen en algunas publicaciones difundidas entre 1980 a 1990, la primera de ellas, publicada en 1982, fue un artículo firmado por “Jimson S.” y un grupo de científicos desconcertados por las esferas, publicado el 27 de julio de 1982 en el Weekly World News.
El periódico informó de la noticia del descubrimiento de estos objetos misteriosos en las canteras de bicarbonato de la ciudad de Ottosdal (en el Transvaal occidental) Sudáfrica; las esferas obtuvieron su nombre del museo de Klerksdorp, en la que fueron depositadas.
El descubrimiento fue presentado también en una ponencia sobre el precambriano, en ese momento, según los conocimientos científicos actuales, en el terreno no existían formas de vida inteligente, únicamente colonias de bacterias y seres unicelulares, y los datos sobre las mismas van a parar allí.
Las esferas encontradas son de dos tipos: las primeras compuestas de metal tachonado en azulado con puntos blancos, y las restantes, huecas y repletas en su interior de un material elástico blanco. Según Roelf (Rolfe) Marx, del Museo de Klerksdorp, las bolas son un misterio, sobre todo a causa de las tres incisiones paralelas perfectamente inscritas en el ecuador de las mismas, que hacen pensar que han sido marcadas por alguien inteligente.
En una carta fechada el 12 de septiembre de 1984, Marx ofrece más información sobre las misteriosas esferas alegando que fueron encontradas en excavaciones cerca de la mina de pirofilita de Ottosdal. La fórmula química de la pirofilita es Al2Si4O10 (OH) 2, este es un mineral secundario, de aluminio fillosilicato de aspecto suave. Las esferas son muy duras.
Una vez más y de acuerdo con Marx, el profesor de geología en la Universidad de Potchefstroom, el profesor A. Bisschoff, declaró que las esferas son una concreción de limonita (fórmula FeO (OH) nH2O), un óxido de hierro hidratado que se forma por la descomposición de otros minerales ferrosos. Una concreción es una masa compacta y envolvente de la roca, formada por la cementación localizada en torno a un núcleo.
Pero según un grupo de científicos nos encontramos con que, en general, las concreciones de limonita se producen en racimos, y no aisladas y, por supuesto, sin ranuras o signos paralelos. Además, según la escala de Mohs sobre la dureza, nos da un mínimo de 6, mientras que la dureza de la limonita es de 5 a 5.5.
En la década de los 90 estas misteriosas esferas fueron consideradas y utilizadas como una fuente fiable por Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, y fueron incluidas en una serie de libros prohibidos de Arqueología, que se presentaron como una verdadera historia y muy bien documentada.
Corren rumores (podría ser leyenda urbana) de que algunos de estas esferas, según Marx habrían girado sobre su propio eje movidas por una fuerza desconocida. Lamentablemente, la piedra con ranuras fue robada del museo antes de que pudieran realizarse más análisis científicos.
Como ya se ha mencionado, las esferas se encontraron en una cantera de pan, un material blando que se origina de la transformación de un depósito sedimentario metamórfico.
Según el profesor A. Bisschoff, de la Universidad de Potchefstroom en Johannesburgo, los surcos paralelos puede ser el resultado de un proceso natural de consolidación.
Además, en publicaciones científicas y técnicas han documentado los resultados de los nódulos de pirita y goethita metamórficas con origen en las minas donde se encontraron algunas esferas (información de, LT, Jacobs, H., Allen, JT, y Bozzoli , GR, 1937, Wonderstone. El Geológico de Sudáfrica en el Boletín no. 8, Pretoria, Sudáfrica, Jackson, JA, y Bates, RL, 1987, en el Glosario de Geología. Instituto Geológico Americano, Alexandria, Virginia).
El misterio de las mismas sigue sin resolverse y han sido incluidas en lo que se llama OOPArt (artefactos fuera de lugar, es decir, objetos fuera de lugar en el sentido de anacrónico) en todos los aspectos.
Existen tres teorías acerca de las mismas: en primer lugar, se aboga por los creacionistas, los ámbitos en que fueron creadas de forma natural por la propia tierra, que, de acuerdo con esta línea de pensamiento, se produjo sólo unos pocos miles de años atrás; Otra teoría dice que las esferas han sido introducidas en la tierra por extraterrestres.
Por último, se contempla la posibilidad de que estos artefactos son atribuibles a una civilización antigua de la que se ha perdido toda la memoria. Habida cuenta de la desaparición de la esfera, con las tres muescas del museo, no pueden llevarse a cabo ensayos científicos para llegar a una conclusión.
Pero lo que más sorprendió a los científicos no fueron todos estos datos, sino que además están sorprendentemente equilibradas… tanto es así que sobrepasan los niveles exigidos por la NASA para construir sus giroscopios para los trasbordadores espaciales. Si se hacen girar, algunas de ellas no llegan a la cienmilésima de pulgada de balanceo. Este nivel de perfección sólo se puede conseguir en institutos sumamente especializados y después de un estudio sobre gravedad cero. Es absolutamente desconcertante.
Esqueleto Humano en Illinois
Esqueleto Humano, Illinois, Estados Unidos. En diciembre de 1962 la revista americana The Geologist dio a conocer el hallazgo de una serie de huesos humanos hallados en un sedimento de carbón del condado de Macoupin, Illinois, (EE.UU.), los huesos estaban cubiertos de una corteza brillante muy dura, tan negra como el carbón mismo y con el aspecto de la pizarra, que tras ser retirada dejo los restos óseos al descubierto, presentando su estado natural. C. Brian Trask, del Instituto Geológico de Illinois, dato el carbón en 286 millones de años. De ser así, los huesos supondrían una prueba de la existencia del hombre en fechas mucho más remotas que las admitidas.
Estatua de Traveston
Estegosaurio de Angkor Wat
Angkor Wat es un templo de Angkor en Camboya. Uno de los más grandes de la Tierra, construido para el rey Suryavarman II en el siglo 12. Se ha convertido en un símbolo de Camboya, que figura en su bandera nacional, y es la principal atracción del país para los visitantes.
Junto a la entrada principal del templo de Ta Prohmhay hay una columna en los que se puede apreciar la forma de un dinosaurio, más precisamente un estegosaurio.
Naturalmente éste diseño carece completamente de sentido en aquella época ya que es imposible imaginar que durante el siglo XII los dinosaurios existieron en las selvas de Camboya. Incluso pensar que la civilización de jemer poseía algún tipo de conocimiento sobre los dinosaurios, y en particular sobre éste tipo de saurio que pobló los continentes de América del Norte y Europa durante el Jurásico, parece realmente imposible de creer.
Lo curioso de ésta figura es que en la misma columna, se encuentran inmortalizados los distintos animales de la fauna de Camboya y fácilmente identificables a los ojos del observador.
Entre las teorías que intentan explicar racionalmente éste suceso, existen dos posturas contundentes. La primera de ellas indica que en realidad se trata de un reptil, en particular un cocodrilo. La otra y posiblemente la más acertada, es que sería un hipopótamo con su lomo cubierto de hojas.
Las figuras de Acámbaro.
Cerca de Guanajuato, México, con supuestas pinturas de dinosaurios. En 1923, Waldemar Julsrud, comerciante de origen alemán, y el padre Fray José María Martínez descubrieron el emplazamiento arqueológico de Chupicuaro, de la época preclásica, que contenía vasos, tazones y figurinas de la cultura india más antigua conocida, llamada con el nombre del sitio, de una antigüedad de hasta 1.000 años antes de J.C. (anterior a los indios Tarascos, la cultura india más antigua conocida en aquella época).
Este descubrimiento “clásico” no suscitó ninguna polémica en cuanto a su paternidad disputada por un coleccionista rival.
Unos años más tarde, en julio de 1944, Waldemar Julsrud, de 69 años de edad hizo un descubrimiento en Acámbaro, pequeña ciudad mejicana situada a menos de 300 kms al noroeste de Méjico, en la provincia de Guanajuato.
Mientras se paseaba a caballo a lo largo de una zanja cerca de la colina del toro, con uno de sus empleados, un granjero llamado Odilon Tinajero, su atención fue atraída por un trozo de cerámica que salía del suelo. Era una figurita de terracota de un estilo que desconocía.
Mandó a su empleado cavar y llevarle todas las piezas similares que podría encontrar. Unos días más tarde, Tinajero se presentó con una carretilla llena de estos artefactos. Julsrud se quedó estupefacto por el estilo y la diversidad de las figuritas. Hizo un trato con su empleado: él le pagaría 1 peso por cada figurita entera; y nada por las estropeadas que, sin embargo tendría que entregarle ( y que conservó ).
Su objetivo era evitar que su granjero las fabricara (de todos modos no hubiera tenido suficiente tiempo ni maña y el precio pagado era demasiado bajo) e incitarle a excavar con mucha precaución.
Las figuritas fueron descubiertas por grupos de entre 20 y 40 en el interior de pozos a una profundidad variable de 1,20 metros hasta 1,80.
No eran pozos funerarios, puesto que sólo se encontraron 6 calaveras durante las excavaciones. Según la hipótesis de Julsrud, parece que habían sido sepultadas deprisa para evitar su saqueo por los primeros colonos españoles.
Más de 33.500 objetos de cerámica (en su mayoría), piedra, jade y obsidiana fueron encontrados. Todos son únicos, ninguno ha sido duplicado. Su tamaño varía desde unos centímetros hasta menos de un metro. Varios tipos de arcillas fueron utilizados (su examen daría una indicación valiosa de su procedencia), y todos fueron fabricados por el método del “fuego abierto” (entonces la fabricación de objetos falsificados no habría sido inadvertida por el humo y las grandes cantidades de leña – rara y cara en esta región – necesarias).
A pesar de su gran diversidad, se pueden clasificar, según su estilo, por centenares incluso por millares, como procedentes de culturas diferentes.
Las figuras de Acámbaro son una colección de más de 32.000 piezas descubiertas en el municipio de Acámbaro, México por Waldemar Julsrud, que representan figuras que algunos afirma que son dinosaurios, animales extintos y culturas del viejo continente. En 1969, las figuras fueron fechadas en el Museum’s Applied Science Center for Archaeology (MASCA) utilizando una técnica que apenas estaba en desarrollo, la termoluminiscencia. Los resultados preliminares dieron 2,500 A.C. Sin embargo, en 1972 se repito el fechado y se concluyo que las piezas eran falsificaciones recientes. Según el laboratorio, el fechado de 1969 fue debido a un fenómeno de quimioluminiscencia, debido a su fabricación tan reciente, y que en 1969 no se sabía que podía ocurrir.
Evidencias de fraude
Las circunstancias de la excavación de las figuras son motivo de sospecha. Julsrud afirma que pagó a los campesinos por cada figura que les entregaron, por lo que es plausible que éstos fabricaran las estatuillas y las hiciesen pasar por auténticas reliquias.
En 1952, el arqueólogo Charles DiPeso, afiliado a la “Amerind Foundation” de Arizona, visito la zona, estudio la colección y observo a los excavadores durante su trabajo.
Según DiPeso, la superficie de las figuras evidenciaban que eran de fabricación reciente. No mostraban las características habituales de elementos que han permanecido enterrados durante miles de años. Si hubiesen sido auténticas reliquias estarían arañadas y rotas como el resto de artefactos encontrados en esa área de México. La estratigrafía de las piezas indicaba que habían sido enterradas con tierra de distintas etapas arqueológicas.
DiPeso además informo que conoció a una familia local que le índico que habían estado fabricando y vendiendo las piezas a Julsrud a peso cada una desde 1944, inspirándose en las películas que veían en el cine local.
Artefactos fuera de lugar
Estas figuras se han vuelto un caso emblemático de los llamados “artefactos fuera de lugar”. Por un lado, grupos creacionistas las han usado para afirmar que seres humanos convivieron con dinosaurios y por lo tanto la tierra tiene menos de 6.000 años. Otros autores como Charles Hapgood y Cremo las han usado para afirmar la existencia de civilizaciones con decenas de miles de años de antigüedad. En ambos casos se afirma que la ciencia oficial esta ocultando las pruebas.
En contraste, la arqueología moderna las considera un fraude.
Figuras de arcilla en Idaho
Figuras de arcilla. Idaho, Estados Unidos. En 1889, una pequeña estatuilla de barro que representaba a un ser humano fue hallada en Nampa, Idaho. La figura fue encontrada en un pozo minero a 100 metros de profundidad en una capa arcillosa sedimentada hace varios millones de años. La estatuilla estaba hecha del mismo material que las bolas de arcilla mencionadas anteriormente. Medía algo menos de cuatro centímetros de altura y representa a una figura femenina tan perfecta como las mejores esculturas de la Grecia clásica. Encontrada en capas del Plioceno y Pleistoceno (Entre 7 millones y 400.000 años).
Figuras de aleación cobre
El 1870, un caluroso mes de Agosto, en Lawn Ridge, en Peoria, estado de Illinois, J.W. Moffit encontró algo increíble. Era una pieza extraña que estudio el profesor A. Winchell. Era de una aleación de cobre desconocida en la época. Estaba corroída, era redonda con aristas y uniforme en su espesor… El dibujo parecía una cara femenina coronada… Y parecía que ciertos detalles había sido grabados al ácido… En la otra cara representaba a un animal con orejas largas y puntiagudas, estaba acompañado por un caballo y una leyenda en una escritura desconocida… Estaba a 30 metros de profundidad y su edad se estimó entre los 100000 y los 150000 años.
La Fuente Magna
La Fuente Magna, encontrada en Bolivia. Denominada como la “piedra roseta de las Américas”, esta fuente encontrada muy cerca de las orillas del lago Titicaca y considerada inicialmente como una burda falsificación, ha atraído cada vez más la atención de distintos investigadores que en gran número, han defendido su autenticidad. La clave para la polémica estriba principalmente en la presencia de escritos en dos lenguas que absolutamente nada tienen que ver con el punto geográfico de su localización, como son la escritura cuneiforme sumeria y la semítica. Del mismo modo tanto los grabados como el estilo que acompañan a los textos están en perfecta consonancia con las tradiciones mesopotámicas. Solo falta determinar qué hacían los sumerios en América hace más de 5.000 años.
Fuente Magna, conocido también como Vaso Fuente. Fue descubierto en Bolivia por un campesino en un terreno privado que se dice que perteneció a la familia Manjon, situado en Chúa, a unos 80 kilómetros de La Paz, en las cercanías del lago Titicaca. Se afirma que algunas partes del vaso estarían escritas en caracteres cuneiformes sumerios, protosumerios y semitas mesopotámicos. Es una pieza grande, semejante a un vaso para libaciones, utilizado probablemente durante ceremonias religiosas. Fue encontrado en 1950 por un agricultor cerca de la localidad de Chua, cerca al lago Titicaca. Actualmente se encuentra en un pequeño museo de la calle Jaén, La Paz, en Bolivia: Museo de metales preciosos “Museo de Oro”.
En la parte externa, el vaso contiene algunos bajorrelieves zoomorfos (de origen tihuanacoide), mientras que en el interior, además de una figura zoomorfa o antropomorfa (según la interpretación), hay incisos dos tipos de escritura diferentes, un alfabeto antiguo, proto-sumerio, y el quellca, idioma de la antigua Pukara, civilización precursora de Tiwanaku.En 1960, el arqueólogo boliviano Max Portugal Zamora efectuó algunos pequeños trabajos de restauración en el vaso de piedra e intentó descifrar sin éxito la misteriosa escritura que está tallada en la parte interior.
Entre varios estudiosos debemos destacar la apertura y amplitud del investigador norteamericano Clyde Ahmed Winters PhD. quien tiene amplia experiencia en escrituras y lenguas antiguas, que a centrado sus estudios en encontrar relación de pueblos africanos en la América precolombina.
Fue uno de los pocos estudiosos que se animaron a descifrar esos signos. El Dr. Winters nos hizo llegar la suya que dice: “Acérquense en el futuro a una persona dotada de gran protección en el nombre de la gran Nía. Este oráculo sirve a las personas que quieren alcanzar la pureza y reforzar su carácter. La Divina Nía difundirá pureza, serenidad, carácter. Usa este talismán (la Fuente Magna), para hacer germinar en ti sabiduría y serenidad. Utilizando el santuario adecuado, el santo ungüento, el sabio jura emprender el justo camino para alcanzar la pureza y el carácter. Oh sacerdote, encuentra la luz única para todos los que desean una vida noble.”
Según los textos antiguos, Ni-ash (Nammu o Nía) era la diosa que dio a luz al Cielo y a la Tierra, en los tiempos de los sumerios. El bajorrelieve que hay en la parte interior del vaso, que puede evocar una rana (símbolo de fertilidad), según algunos investigadores es justamente la representación de Nía, la diosa de los Sumerios.
En opinión de Winters, esos signos hasta podrían considerarse “presumerios” es decir, más antiguos que la lengua mas antigua del mundo.
El Hierro de Wolfsegg o Cubo Salzburgo
El Hierro de Wolfsegg (o Cubo Salzburgo) es un pequeño trozo de hierro encontrado dentro de un bloque de carbón en el pueblo de Wolfsegg Austria. Fue supuestamente hallado por un minero de nombre Reidl, mientras se desempeñaba en una fundición de en Schondorf, Austria. La rotura de un trozo de lignito, proveniente de un yacimiento de Wolfsegg de 60 millones de años de antigüedad, dejó al descubierto un cuerpo de naturaleza férrea con características poco convencionales.
Este objeto es interesante porque su origen es un misterio. A veces se ha aducido como prueba de que allí existieron, en épocas prehistóricas, civilizaciones que sobrepasaron al género humano moderno en el desarrollo tecnológico. En el año 1885 el Doctor Gurlt descubrió un cubo. El hijo del propietario de la fundición lo donó al Museo ‘Heimathaus’ en Vöcklabruck, pero en 1910 el objeto desapareció misteriosamente. Años más tarde reapareció y desde 1950 hasta 1958 se expuso en el museo nacional de Oberosterreichisehes de Linz (Austria) donde se conserva también el molde; pero según Peter Kolosimo, el original salió de Austria, y hoy se puede ver en el Museo Salisbury, en el Reino Unido.
Un informe que apareció en el diario científico Nature (volumen 35, 11, noviembre de 1886, pag 36) describe el objeto como “casi un cubo”, “con una incisión profunda”.
El hierro mide 67 mm de alto, 67 mm ancho, y 47 mm en la parte más gruesa. Pesa 785 g, y su peso específico es 7,75.
Es posible que el objeto sea un meteorito de hierro, considerando su composición y la superficie característicamente picada. No está claro, de todos modos, cómo un meteorito obtendría esta forma peculiar.
El Hierro de Wolfsegg fue examinado en 1966 en el Museo de Historia Natural de Viena. La opinión final del Doctor Kurat del Museo y el comité del Geologisches Bundesanstalt en Viena es que el objeto es simplemente hierro fundido artificial. Una de las hipótesis más aceptadas a partir de 1966, propuso al Hierro de Wolfsegg como parte de una antigua herramienta minera. Podría ser que tales objetos de hierro fueran usados como lastre en maquinaria primitiva de explotación minera. Sin embargo, allí no aparece ninguna prueba de que tales bloques de hierro fueran fabricados para la minería. Ante los argumentos críticos, señalando que las melladuras podrían ser las características de un meteorito corriente, en 1966-67 fue analizado por el Museo Naturhistorisches, en Viena, usando una técnica de microanálisis por rayos catódicos; pero en la muestra de hierro no se halló ningún rastro del níquel, cromo o cobalto, propios de meteoritos, descartando este origen.
Por otra parte, la carencia de azufre mostró que tampoco era pirita, u “oro de los tontos”, llamado así por su parecido a este metal, pero conteniendo un 45.4% de hierro. La opinión final del Doctor Kurat del Museo y el comité del Geologisches Bundesanstalt en Viena fue que el objeto era simplemente hierro fundido artificial. Una de las hipótesis más aceptadas a partir de 1966, propuso al Hierro de Wolfsegg como parte de una antigua herramienta minera.
Una posterior investigación, hecha por Hubert Mattlianer en 1973, concluyó que la pieza era resultado de una fundición obtenida mediante la técnica llamada ‘cera perdida’. Un moldeo muy conocido por arqueólogos, pues se trata de un procedimiento escultórico muy antiguo, con el que se lograban figuras metálicas, mediante un molde realizado en cera de abeja. Este molde se cubría de un barro especial, se metía en un horno, y la cera derretida salía por unos orificios preparados en el barro, mientras este se endurecía. Entonces se le inyectaba el metal fundido, que adoptaba la forma del recipiente final.
Con esta técnica se obtuvo ‘el ‘centauro de los Rollos‘, originaria de hallazgos del siglo VI a. C, en el Peloponeso, e importada a España por el Museo Arqueológico Nacional.
Hilo de oro en Escocia
En 1844, en Escocia, junto a los ríos Rutherford y Tweed, se halló a 2´5 metros de profundidad un hilo de oro incrustado en una roca. Se expuso en el periódico local, el “Kelso Chronicle” y se dató en 200000 años de antigüedad.
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