Gerardus Mercator
Gerardus Mercator
Gerardus Mercator a sus 64 años, grabado de Frans Hogenberg
Información personal
Nacimiento: 5 de marzo de 1512jul. Rupelmundo
Fallecimiento: 2 de diciembre de 1594 Duisburgo
Sepultura: iglesia del Salvador
Familia
Cónyuge: Barbara Schellekens; Gertrude Vierlings
Educado en: Studium Generale Lovaniense; Universidad Católica de Lovaina
Supervisor doctoral: Regnier Gemma Frisius
Alumno de: Georgius Macropedius
Información profesional
Ocupación: Matemático, geógrafo, filósofo, teólogo, cartógrafo, inventor, cosmógrafo, profesor universitario y fabricante de instrumentos
Área: Geografía y cartografía
Estudiantes: John Dee
Gerard Kremer, conocido por su nombre latinizado Gerardus Mercator (Rupelmundo, Flandes; 5 de marzo de 1512–Duisburgo, Sacro Imperio Romano Germánico; 2 de diciembre de 1594), también llamado Mercator o Gerardo Mercator, fue un geógrafo, matemático y cartógrafo flamenco,1 famoso por idear la llamada proyección de Mercator, un sistema de proyección cartográfica conforme, en el que se respetan las formas de los continentes pero no los tamaños. Fue uno de los primeros en utilizar el término «atlas» para designar una colección de mapas.
Mapa de Europa realizado por Mercator en 1589.
Planisferio de Rumold Mercator, de 1587.
Nació en Rupelmundo, Flandes. Su nombre era Gerard de Cremere (o Kremer). Mercator es la latinización de su nombre, que significa ‘mercader’. Recibió educación del humanista Macropedius en Bolduque y en la Universidad Católica de Lovaina.
En 1534, Mercator se dedicó al estudio de las matemáticas, la astronomía y la geografía bajo la tutela del matemático Gemma Frisius. También aprendió a hacer grabados gracias a la ayuda de Gaspard van der Heyden, grabador y constructor de globos terráqueos (mapas esféricos). A principios del siglo XVI, los cartógrafos, o dibujantes de mapas, empleaban gruesos caracteres góticos que limitaban el espacio disponible para añadir información en los mapas. No obstante, Mercator adoptó un nuevo estilo italiano de escritura cursiva —o letra itálica— que resultó muy útil en la fabricación de globos terráqueos y un tipo de letra más adecuado para los grabados en cobre de los mapas.. Escribió al respecto un libro que fue el primero que trataba sobre este tema (Europa del Norte). Trabajó como grabador con Frisius y van der Heyden en la elaboración de un mapa esférico en 1536.2
Su primer trabajo en solitario fue la elaboración de un mapa de Palestina en 1537, después de lo que dedicó tres años a su Exactissima Flandriae Descriptio (La descripción más exacta de Flandes), el mejor mapa de Flandes confeccionado hasta el momento.3
En 1544 por mostrarse tolerante al protestantismo es acusado de herejía y pasó en prisión siete meses. En 1552, se trasladó a Duisburgo donde abre un taller de cartografía. Trabajó en la elaboración de un mapa de Europa, compuesto por seis paneles, que completó en 1554; también se dedicó a enseñar matemática. Asimismo realizó otros mapas. Fue nombrado cosmógrafo de la corte por el duque Guillermo de Cléveris en 1564. Durante estos años, concibió la idea de una nueva proyección aplicable en los mapas, que utilizó por primera vez en 1569, la cual sería conocida posteriormente como proyección de Mercator; lo novedoso en su propuesta del nuevo sistema de proyección era que las líneas de longitud eran paralelas, lo cual facilitaba la navegación por mar al poderse marcar las direcciones de las brújulas con líneas rectas.
Estimuló a Abraham Ortelius a hacer el primer atlas moderno, Theatrum Orbis Terrarum en 1570. Posteriormente Mercator comenzó a elaborar su propio atlas, organizado en varios tomos, el primero de los cuales fue publicado en 1578 y consistía en una versión corregida de los mapas de Ptolomeo, aunque esta edición también incluía algunos errores propios de Mercator. En 1585, se publicaron mapas de Francia, Alemania y Países Bajos, y en 1588 se agregaron mapas de los Balcanes y Grecia.
En el título de su obra Atlas sive Cosmographicae meditationes de fabrica mvndi et fabricati figura (Atlas, o meditaciones cosmográficas sobre la creación del universo y el universo en tanto creación) es donde aparece por primera vez el término Atlas para describir una publicación de ese tipo. Los dos primeros tomos aparecieron en 1594 y el tercero al año siguiente completado por su hijo Rumold.4
Mercator contribuyó al campo de la musicología a partir de su medición de las distancias entre los tonos y los semitonos de la escala diatónica. Dicho campo se relaciona con la cartografía en lo que hace a las mediciones que tienden a la percepción de lo continuo. Se llega al límite del continuo cuando se le dificulta a la mente distinguir con claridad dos puntos contiguos. El interés de Mercator son los límites de la percepción auditiva de los intervalos de altura, lo cual le lleva a definir el noveno de tono como el intervalo más pequeño. Llega a dicho intervalo a partir de la medición sistemática de los 5 tonos enteros de la escala diatónica –Do-Re, Re-Mi, Fa-Sol, Sol-La, La-Si–. Mientras, para los semitonos naturales –Mi-Fa, Si-Do– observa que cada uno mide solamente 4 novenos de tono. A nivel micro, la escala que encuentra Mercator contendría un total de 53 micro-divisiones de noveno de tono: 45 novenos de tono en los 5 tonos enteros y 8 novenos de tono en los 2 semitonos.
Legado
Mercator falleció sin haber terminado su atlas. Fue su hijo Rumold Mercator, quien concluiría la obra publicando más mapas en 1595.
El Museo Mercator, en Sint-Niklaas, Bélgica, tiene una exposición permanente con trabajos sobre la vida y el legado de Mercator.
Eponimia
- El cráter lunar Mercator lleva este nombre en su memoria.5
- El asteroide (4798) Mercator también conmemora su nombre.6
- El Telescopio Mercator ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos lleva su nombre
En la actualidad la mayoría de los mapas se basan en proyecciones modificadas o en una combinación de las anteriores, para corregir en lo posible las distorsiones. Entre las más usuales figuran la proyección policónica de Lambert, utilizada para fines educativos, o la de Winkel-Tripel, adoptada por la National Geographic Society en 1998 y cada vez más utilizada en atlas y libros de texto. Sin embargo, los mapas más utilizados hoy en día siguen fieles a Gerardus Mercator: los servicios online como Bing Maps, OpenStreetMap, Google Maps o MapQuest usan una variante de la proyección de Mercator. Y también los mapas rectangulares que se hacen hoy en día de otros mundos (Venus, Marte, o Mercurio por ejemplo) usan el sistema de Gerardus Mercator.
En 1512 Gerardus Mercator, cuyo verdadero nombre era Gerard Kremer, llegó al mismo mundo que luego habría de plasmar en algunos de los más famosos mapas jamás realizados. Era flamenco y estudió ciencias en la Universidad de Lovaina, decantándose profesionalmente por la cartografía. Ésta experimentaba entonces un momento álgido por el descubrimiento del Nuevo Mundo y la necesidad de incorporar sus tierras a los mapas.
Sus aportaciones, entre ellas una tan curiosa como cambiar el estilo de letra que se utilizaba en los globos terráqueos por otro más pequeño y práctico que dejaba mayor espacio para el dibujo, le valieron ser nombrado cosmógrafo de la corte en 1564. Fue en ella donde inventó un nuevo tipo de proyección cartográfica en la que la esfera terrestre se traspasaba cilíndricamente al plano y las líneas de longitud pasaban a ser rectas y paralelas. Algo tan simple como eso facilitaría enormemente el trabajo de los marinos, permitiéndoles trazar rumbos a partir de las líneas que marcaban las brújulas.
El mapamundi de Mercator, llamado Nova et Aucta Orbis Terrae Descriptio, hoy conocido como UTM (Universal Transversal Mercator), fue publicado en 1569 y supuso la aparición de los meridianos y los paralelos que actualmente siguen utilizándose. La contrapartida, si se puede llamar así, está en que la proyección de Mercator distorsiona algo el mapa, deformando las zonas septentrionales y meridionales.
Pero el genial cartógrafo no se limitó a eso. También tuvo la idea de llamar atlas a un conjunto de mapas, partiendo del personaje de la mitología griega que sostenía el mundo sobre sus espaldas, y estableció el método para ordenarlos para ser usados como herramienta. En 1594, poco después de su fallecimiento, se publicó el Theatrum Orbis Terrarum, el primer atlas propiamente dicho; Mercator no fue el autor sino Abraham Ortelius, pero sí quien le animó a hacerlo.
Curiosamente, pese a sus innovaciones científicas (eliminó los monstruos marinos que solían decorar los mapas), Mercator era hijo de su tiempo y se las vio y se las compuso para armonizar los conocimientos cartográficos con lo que contaban la Biblia, Fruto de ello fue un trabajo geográfico- histórico-religioso denominado Atlas sive cosmographicae meditationes de fabrica mundi et fabricati figura; no lo terminó pero casi: abarca desde el Génesis hasta 1568.
Sorprendentemente, los mapamundis con los que aprendimos geografía mundial en el colegio poco tienen que ver con la realidad. Actualmente, existen más de 400 proyecciones distintas para reflejar la superficie terrestre. Ninguna de ellas es exacta al cien por cien
Los errores de Mercator y el primer mapamundi
En el siglo XVI era prioritario disponer de una herramienta que asegurase las rutas comerciales, a pesar de que con ella la representación del mundo estuviera distorsionada.
Pedro Gargantilla: 21/08/2021
En Rupelmonde (Bélgica) hay un museo que hace las delicias de todos los apasionados de la cartografía y las cartas de navegación, es el Museo Mercator, que homenajea a uno de sus hijos más ilustres, el matemático y cartógrafo Gerardus Mercator (1512-1594).
Este flamenco fue el primero en realizar mapamundis ‘modernos’, en los que se incluían todo el globo terráqueo de una forma fidedigna y plana (horizontal), que son los mapas con los que todos nosotros hemos estudiado geografía.
En su momento fue una verdadera innovación, ya que hasta entonces los globos terráqueos se hacían de forma individual, con esferas de madera y eran pintados a mano.
La proyección de Mercator
El flamenco imaginó que nuestro planeta estaba contenido en un cilindro infinitamente largo y con un radio equivalente al terrestre, de forma que tan solo el ecuador tocara el cilindro.
Con esta filosofía trazó rectas desde el centro de la Tierra hasta todos los puntos, de forma que cortasen la superficie del cilindro y que al desplegarlo se generase un mapa plano. De este modo, los meridianos y los paralelos forman una malla de líneas rectas perpendiculares entre sí.
Los meridianos son equidistantes y se extienden hasta el infinito a medida que se acercan a los polos y las líneas de latitud son horizontales y de la misma longitud que el ecuador, pero con un espaciado que aumenta al acercarse a los polos.
Son precisamente estas singularidades las responsables de que las dimensiones reales no sean exactamente iguales a las que aparecen representadas.
España es como Kenia
Islandia y Alaska, por ejemplo, aparecen sobredimensionadas en los mapas. En el caso del país europeo tiene una superficie un poco menor que Benin, un país africano situado en el Golfo de Guinea (100.000 kilómetros cuadrados y 112.000 kilómetros cuadrados, respectivamente), cuando la representación en los mapas está claramente inclinada hacia Islandia.
Alaska con 1.7 millones de kilómetros cuadrados tiene una superficie inferior a la de la República Democrática del Congo (2.3 millones de kilómetros cuadrados) a pesar de que en la proyección de Mercator el estado norteamericano es claramente mayor.
Nuestro país, situado en el paralelo 36, es otro de los beneficiados en esta proyección geográfica, ya que con una superficie aproximada de medio millón de kilómetros cuadrados ocupa un espacio mucho mayor que Kenia –atravesado por el Ecuador-, con una superficie está en torno a los 580.000 kilómetros cuadrados.
Posiblemente, el ejemplo más llamativo de deformación geográfica se produce cuando comparamos Sudamérica –con más de diecisiete millones ochocientos mil kilómetros cuadrados- con Europa, con diez millones quinientos mil kilómetros cuadrados de superficie. En los mapas geográficos ambas se muestran similares, lo que traduce un error relativo cercano al cuarenta y uno por ciento.
Todas estas discrepancias se deben a que, al tratarse de una proyección cilíndrica, las regiones más alejadas de la línea del ecuador se encuentran más distorsionadas, al deformar los espacios comprendidos entre los meridianos y los paralelos.
A pesar de estas ‘injusticias geográficas’ la aportación de Mercator fue determinante para crear los famosos portulanos con los que los marineros del siglo dieciocho trazaban los rumbos de navegación, obviando la esfericidad de la curvatura terrestre. Y es que el cartógrafo intentó lo imposible, cuadrar un círculo en un plano.
Una última curiosidad, al flamenco también debemos que utilicemos la palabra ‘Atlas’ para referirnos a una colección de mapas, nombre que tomó del personaje de la mitología griega.
En la proyección de Mercator, Europa sale bien proporcionada pero los tamaños están exagerados en las zonas polares / Crédito: Strebe
La proyección de Peters es otra famosa representación cilíndrica, que muestra de manera más equilibrada la proporción de tamaño de los continentes pero que tiene otro fallo: las superficies y distancias están deformadas. Otros sistemas resuelven el problema de la proporción, pero nos dan una imagen “limitada” del globo: las proyecciones cónicas representan de manera fiel aquellos países que se encuentran en las regiones de latitudes medias pero que no muestran el total del globo en un mismo papel.
En la proyección de Gall-Peters, los tamaños de los países están proporcionados, pero no las formas y distancias.
En su Atlas de 1569, enseña el continente Antártico con datos más precisos todavía que los de Oronce Fine. Un detalle curioso: su descripción del Antártico es más precisa que la que hizo de América del sur y África del sur, elaborada sin embargo a partir de informes sacados de sus contemporáneos, y ¡considerada como más fiable!
Hay algo raro en este hecho. Fraude por posible manipulación posterior.?????
De Geografía Infinita:
¿Por qué las brújulas apuntan hacia el norte? Porque hay imanes que las atraen. Esta idea llevó a pensar a los cartógrafos que debía de haber un enorme imán en el Polo Norte. Y ese fue el razonamiento detrás de el siguiente mapa, que muestra el Ártico con una montaña magnética en su centro.
Nada más y nada menos que Gerardus Mercator, el cartógrafo por excelencia, autor de la proyección que aún hoy utilizamos en los mapas, combinó esta lógica con los detalles de un texto medieval perdido llamado «Inventio Fortunata».
Describió al Polo Norte como la confluencia de los mares del mundo, que fluían sin cesar hacia un abismo. El Rupes Nigra, una roca «negra y reluciente» de 33 millas de circunferencia y tan «alta como las nubes», estaba rodeada por un mar interior.
El segundo borrador del Septentrionalium Terrarum, publicado en 1606. Gerardus Mercator / Dominio público
Curiosidades: http://findinterestingplaces.com/articles/north-pole-map-mercator
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