Suela de zapato en Nevada
Suela de zapato, Nevada, estados Unidos. El 8 de octubre de 1922, el diario New York Sunday American publicó un interesante articulo titulado “El misterio de la suela de zapato petrificada hace cinco millones de años de antigüedad”. Era una de esas informaciones que atrapan la atención del lector al instante. El autor, el Dr. W.H. Ballou-Ballou, explicaba que un ingeniero de minas y geólogo llamado Jihn T. Reid se topó con la desconcertante huella mientras buscaba fósiles en Nevada. El examen de la misma reveló que se trataba de una huella correspondiente a un pie calzado, al que incluso se le divisaban las marcas del hilo de coser y hasta las muescas generadas por el continuo roce del talón. Reid trasladó su insólito fósil a Nueva York, donde intentó interesar a los científicos del Museo Americano de Historia Natural, aunque la respuesta que recibió fue tajante: “La huella es la mejor imitación de un objeto artificial que jamás hayamos visto”. A pesar de todo, confirmaron que el sedimento donde apareció la huella se formo en la era triásica. El veredicto de la clase científica no satisfizo a Reid, que encargó nuevos análisis y fotografías a un químico del Instituto Rockefeller. Las nuevas aportaciones dejaron poco espacio para la duda: la suela era obra humana. Pero ¿quién fabricaba zapatos hace 200 millones de años?
Reid consiguió a un microfonógrafo y a un químico analista del Instituto Rockefeller, quien hizo fotos y análisis del espécimen.
Los análisis quitaron cualquier duda de que la suela de zapato había sido sujeta a la fosilización Triásica…. Las ampliaciones de la microfotografía son veinte veces más grandes que el espécimen mismo, mostrando hasta el último detalle de vuelta de hilo y doblado, demostrando que la suela de zapato no es un parecido, sino que es estrictamente el trabajo manual de un hombre.
Incluso para el ojo desnudo, los hilos pueden verse distintamente, junto con los contornos definitivamente simétricos de la suela del zapato. Dentro de este borde y corriendo paralelo a el es una línea que parece haber sido regularmente perforada para sus puntadas.
Huella humana en Lovelock
Por otra parte, en Caw Canyon, a unos cuarenta kilómetros al este de Lovelock, en el Estado de Nevada, se halló otra huella humana perteneciente a un cuerpo esbelto, ágil, armonioso y equilibrado estampado en arcilla. Esta huella fue datada en la mitad de la Era Terciaría. Y recordemos que la ciencia empírica tradicional sitúa la aparición del hombre en la siguiente, la cuaternaria.
Huella de zapatos
Cámbrico (Entre 570 y 500 millones de años) Huellas de zapatos. Utah, Estados Unidos. En 1968, William J. Meister, dibujante y coleccionista de trilobites, encontró la huella de un zapato en terreno de pizarra cerca de Antílope Springs, a 60 km. de Delta, estado de Utha. La muesca apareció cuando Meister abrió un bloque de pizarra. En el interior de la huella se observan fósiles de trilobites, unos artrópodos marinos ya extinguidos. La pizarra con la huella y los fósiles de trilobites tenían entre 590 y 505 millones de años de antigüedad. Meister describió su hallazgo en un articulo publicado en Creation Research Quarterly: No se distinguían planta, ni dedos, ni talón; pero si los bordes perfectamente marcados de una bota puntiaguda de 32,5 cm. de largo, 11,25 cm. de ancho y 7,5 cm. de profundidad en el taco. “La marca del talón estaba incrustada en la piedra tres milímetros más que el resto de la huella. La pisada parecía pertenecer al pie diestro, porque el calzado estaba mas desgastado en el lado derecho del tacón, como sucede en cualquier zapato de ese pie”. En el mismo artículo se menciona también como el 4 de julio de 1969, el Dr. Clarence Coombs, del Columbia Union College de Maryland, y Maurice Carlisle, geólogo, visitaron el lugar del descubrimiento. Tras las excavaciones, Carlisle encontró en el mismo nivel de la huella, una capa de barro que le convenció de la consistencia de aquella pisada fósil, ya que el barro demostraba que el pie ejecutor había estado alguna vez sobre la superficie. Sin embargo, los científicos rechazaron el descubrimiento argumentando que se trataba de una rareza, de un simple capricho de la erosión.
Huellas en Big Hill
En la cumbre de Big Hill, de los montes Cumberland, en el condado de Jackson (Kentucky), hay una capa de arenisca carbonífera. Hacia 1880 la atravesaba un camino para carretas, las cuales acabaron por romper la superficie de la roca. Al limpiar los detritos resultantes, se descubrió una serie de huellas en esa capa carbonífera de unos 300 millones de años de antigüedad. Las había de oso, de un animal parecido a un gran caballo y dos “huellas de un ser humano, de buen tamaño, con los dedos de los pies separados y claramente marcados”. Estas huellas fueron examinadas por el profesor J.F. Brown, del Berea College, de Kentucky. (The American Antiquarian, 7:39, enero de 1885.
Huellas de calzado en Pershing
La huella de un calzado de cuero fue encontrada en 1927 en la caliza triásica del cañón Fisher, en el condado de Pershing (Nevada), por Alfred E. Knapp. Según las microfotografías de la huella, el cuero estaba cosido a mano con un cabo más fino que el normalmente utilizado por los zapateros en 1927. La caliza triásica suele datarse entre hace 180 y 225 millones de años. (Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, pág. 18)
Huellas en Rockcastle
En 1938 el doctor Wilbur Burroughs, director del departamento de geología del Berea College, de Kentucky, anunció que había descubierto diez huellas de pies humanoides en la arenisca carbonífera de una granja propiedad de O. Finnell, en las alturas de la parte norte del condado de Rockcastle. Las huellas tenían 24 centímetros de largo y 15 a lo ancho de los dedos, y la longitud de la zancada era de 25 centímetros. No había señales de cola ni de patas delanteras.
Ni las fotomicrografías ni la fotografía infrarroja revelaron señales de tallado o marcado artificial en las huellas o a su alrededor, y el examen microscópico de los granos de arena indicó que los situados dentro de las huellas habían sufrido una presión. Esto, que sería el resultado natural de una huella hecha por el peso de un pie humano, era imposible de reproducir artificialmente.
Se calculó en unos 250 millones de arios la antigüedad de la roca en la que se encontraron las huellas, que fueron destruidas de modo vandálico en años recientes. (Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, págs. 6-7
Huellas de sandalias en Managua
En 1884, Earl Flint, representando el museo de Peabody y la universidad de Harvard, descubrió en una cantera cerca de Managua (Nicaragua), a orillas del lago Gilva, a 60 centímetros de profundidad, huellas de homínidos, unas con sandalias, otras indicando el uso de un bastón. Las mayores medían 40 centímetros de largo. Su antigüedad se estima a 200.000 años.
Huellas en Glenn Rose
Huellas en Mount Vernon
Diez pisadas halladas a algunos kilómetros de Mount Vernon, en 1931, por el doctor Wilbur Burroughs del departamento de geología del Berea College de Kentuky (USA) fueron datadas en 250 millones de años. El estudio con microfotografías muestra que quién o quienes las hicieron eran bípedos que caminaban erguidos.
Huellas en San Luis
Un par de huellas de pie humano adornaban un bloque de caliza situado en la orilla occidental del río Missisipi, en San Luis. En 1816 ó 1817, el bloque fue arrancado por un tal George Rappe y llevado al pueblo de Harmony (hoy New Harmony), en Indiana.
Las huellas tenían 26 centímetros de largo y 10 de ancho en los dedos, y estaban separadas 15.5 centímetros en los talones y 34 en los dedos, informó Henry R.Schoolcraft.
El etnólogo Henry R. Schoolcraft dibujó las huellas humanas encontradas en la caliza de San Luis para ilustrar su informe, publicado en 1822.
Los dedos están muy separados, y el pie plano, como suele ocurrir en los que acostumbran andar descalzos. A pesar de ello, las huellas resultan
sorprendentemente naturales, y muestran todas las impresiones musculares y la curva del talón y los dedos con una precisión y fidelidad que he sido incapaz de reproducir con exactitud en el presente dibujo…
Todas las apariencias llevan a la conclusión de que estas impresiones fueron hechas en una época en que la roca estaba lo bastante blanda para recibirlas por presión, y que las huellas son naturales y auténticas.
En el complejo devenir geológico, esa caliza se endureció hace unos 270 millones de años. Se dice que roca y huellas mostraban los mismos indicios de desgaste y antigüedad.(The A merican Journal of Science and A rts, 1:5: 223-31, 1822
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