Este Mundo, a veces insólito

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Crates de Malos

Crates de Malos

Globo terráqueo de Crates de Malos

Reconstrucción hipotética de Dilke (s. II a. de C.)

Fuente: http://www.henry-davis.com/MAPS/AncientWebPages/113.html

Ilustración del globo de Crates de Malos, en la que Oecumene es el mundo conocido (Europa, Asia, y norte de África); Perioeci, las hipotéticas tierras desconocidas del hemisferio norte; Antoeci, las hipotéticas tierras desconocidas al sur del ecuador, inaccesibles por el calor; Antipodes, las hipotéticas tierras desconocidas en el lado opuesto del mundo, igualmente inaccesibles.

Crates de Malos (Malo, también llamada Malos, Asia Menor, 180 a. C.-150 a. C.) fue un cartógrafo, gramático y filósofo estoico griego, director de la biblioteca de Pérgamo.

Al margen de su actividad como filósofo, su mayor aportación fue la de construir el primer Orbe terráqueo esférico, añadiendo nuevos continentes al Ecúmene conocido, demasiado pequeño respecto al tamaño de la Tierra determinado por los cálculos de Eratóstenes. Este desequilibrio aparente, inaceptable por la cultura griega, que daba gran importancia a cuestiones como la armonía y el balance del universo, fue resuelto por Crates incorporando otros “continentes”, origen de lugares míticos como las Antípodas y el gran continente austral conocido como Terra Australis.

Crates de Malos (s. II a. de C.) visitó Roma como embajador del rey Átalo quien lo envió al Senado romano en agosto del año 159 a. de C. Durante su estancia se rompió una pierna visitando una cloaca. El periodo de convalecencia lo aprovechó para dar lecciones en la Urbe (Dilke, Green and Roman maps, p. 36). Crates construyó un globo terráqueo a escala de la Tierra en el que supuso la existencia de tres continentes más, cuya masa equilibraría la de la ecumene o mundo habitado: los llamó Periecos, Antípodas y Antecos y los situó donde hoy están, respectivamente América del Norte y Sur mientras el tercero sería un continente Austral. La presencia de esta Terra Incognita será constante en la cartografía, a partir de entonces. (Estrabón, Geografía  I 2.24). Durante el tiempo que invirtió en recuperarse, transmitió sus conocimientos a los miembros de la élite romana, haciendo lectura de los clásicos griegos. Organizó bibliotecas en Roma, y enseñó bajo el criterio de la anomalía (haciendo énfasis a las excepciones).

La teoría de Crates está inspirada en Homero pues este autor defiende que la acción de la Odisea se tiene lugar en el Atlántico -en concreto el viaje de Menelao que se desarrollaría entre Gades y la India-. Lo cierto es que, una vez que Eratóstenes redujo el tamaño de la tierra habitada a una cuarta parte de toda la Tierra, la consecuencia lógica era que existieran otros mundos habitados. A partir de ahí la simetría hizo el resto (Molina Marín, Geographica, p. 201).

Vivió en Roma, transmitió sus conocimientos a los miembros de la élite romana, haciendo lectura de los clásicos griegos. Organizó bibliotecas en Roma, y enseñó bajo el criterio de la anomalía haciendo énfasis a las excepciones.

Nació en Tebas, en la Beocia, y fue discípulo de Diógenes el Cínico. Según la regla de su secta, vendió sus bienes, cuyo producto confió a un banquero, encargándole que se los entregase a sus hijos, si no fuesen bastante cuerdos para hacerse filósofos, y si lo fuesen que lo repartiese al público. Era jorobado, feo y tan desaseado, que causaba repulsa y asco; a pesar de esto, inspiró una violenta pasión a Hiparquia, hermana del filósofo Metrocles. Hizo cuanto pudo para disuadirla del empeño que tenía de unirse a él; pero Hiparquia persistió en su extraño empeño y se casó con él. Son absurdos los pormenores que se han contado sobre las extravagantes condiciones que puso Crates a su consentimiento. Tuvo dos hijas, que casó con dos discípulos suyos.

Era sufrido y sobrellevaba los malos tratamientos sin devolverlos. En una ocasión un hombre llamado Nicodremo le dio una bofetada tal, que le hinchó el carrillo, de lo que no tomó más venganza que poner debajo del hinchado carrillo un letrero que decía: «Nicodemo lo ha hecho». Alejandro el Grande tuvo curiosidad de conocer a este Cínico, y le preguntó si deseaba que volviese a reconstruir su ciudad natal, Tebas. ¿Para qué? contestó Crates, ¿para que venga otro Alejandro y la vuelva a destruir?

Cuando le preguntaban para qué servía la filosofía, contestaba: para aprender a contentarse con vegetales y a vivir sin cuidados y sin inquietudes. Atribúyesele esta singular tarifa de gastos: se debe pagar al cocinero, diez minas; al médico, una dracma; a un adulador, cinco talentos; a un amigo de dar consejos, humo, y a un filósofo, tres óbolos.

Balkanatolia

Balkanatolia

El mundo es muy antiguo, existieron varios supercontinentes, entre otros: Gondwana al oeste y Laurasia al norte. Antes de él estuvo Pannotia (centrada en el Polo sur), pero es que antes de él estuvo Rodinia, del que se conoce su existencia gracias a pruebas de paleomagnetismo que permiten obtener la paleolatitud de los fragmentos, (aunque no su longitud). Un único continente que vivió hace 1.100 millones de años.

Science Alert‘ acaba de publicar el descubrimiento de un continente que existió hace unos 40 millones de años y fue hogar de una fauna muy exótica. Podría, además, haber allanado el camino para que los mamíferos asiáticos colonizaran el sur de Europa. Este continente olvidado fue Balkanatolia. Hace 34 millones de años descendió el nivel del mar y se formó un puente entre Europa y Asia, se convirtió en una puerta de entrada entre los dos, aunque todavía no se conoce cuándo y cómo llegó la primera ola de mamíferos asiáticos al sureste de Europa, fue bastante dramático, pues la aparición de los asiáticos llevó a una extinción repentina de los nativos en lo que se conoce como Grande Coupure o extinción masiva del Eoceno-Oligoceno, una época en la que la fauna cambió mucho y se formaron algunas de las cordilleras más altas de la actualidad, como los Alpes y el Himalaya.

Recientes hallazgos de fósiles en los Balcanes apuntan a una región peculiar que podría haber permitido a los mamíferos asiáticos colonizar el sureste de Europa entre cinco y diez millones de años antes de que ocurriera el Grande Coupure. Para ello, las investigaciones se centraron en los sitios fósiles de la zona que cubre la actual península de los Balcanes y Anatolia. El equipo reconstruyó los cambios paleogeográficas que ocurrieron en la región, la cual tiene “una historia compleja de ahogamiento episódico y resurgimiento”.

Fue una región peculiar que podría haber permitido a los mamíferos asiáticos colonizar el sureste de Europa entre cinco y diez millones de años antes de que ocurriera el Grande Coupure

Y lo que descubrieron es que Balkanatolia sirvió como trampolín para que los animales se trasladaran de Asia a Europa occidental, con la transformación de la antigua masa de tierra de un continente independiente a un puente terrestre, y la posterior invasión de mamíferos asiáticos, coincidiendo con algunos ‘cambios dramáticos paleográficos’. Hace más de 50 millones de años Balkanatolia era un archipiélago aislado separado de sus continentes vecinos, pero una serie de acontecimientos como el crecimiento de las capas de hielo antárticas lo conectaron con Europa occidental.

Los investigadores descubrieron fragmentos de una mandíbula perteneciente a un animal similar a un rinoceronte en Turquía, con una edad aproximada de 38 millones de años. Este fósil es, sin duda, el más antiguo descubierto en Anatolia hasta la fecha y contrasta la idea de que los animales aventureros atravesaron desde Asia a Europa a través de Balkanatolia como ruta de expansión meridional, aunque la idea sigue siendo debatida porque solo se basa en fósiles de mamíferos y se necesita una imagen más completa.

Muchos de los cambios geológicos que dieron lugar a Balkanatolia aún no se han entendido por completo, y es importante señalar que esta revisión es solo la interpretación de un equipo del registro fósil, que a veces puede ser escaso y fragmentado. Pese a todo ello, brinda una oportunidad única para documentar la evolución y la desaparición de la tierra en otro tiempo. Vivimos en un mundo muy antiguo y todavía queda mucho por conocer y explorar, sin duda.

Balkanatolia, hace 50 millones de años Alexis Licht & Grégoire Métais. CNRS.

Un equipo de paleontólogos y geólogos franceses, estadounidenses y turcos ha constatado la existencia de un continente olvidado, que hoy abarca los actuales Balcanes y Anatolia.

Bautizado como Balkanatolia, este continente era el hogar de una colección única de animales, a diferencia de los que se encuentran en Europa y Asia, escriben los investigadores en su nuevo estudio.

Pero una combinación de la caída del nivel del mar, con la expansión de las plataformas de hielo antárticas y los movimientos tectónicos, vincularon a Balkanatolia con Europa occidental hace de 40 a 34 millones de años, permitió que mamíferos procedentes de Asia colonizaran Europa.

Específicamente, los roedores y ungulados asiáticos hicieron la transición a Europa a través de Balkanatolia, según los fósiles encontrados. Los resultados de esta investigación se han publicado en Earth Science Reviews.

La Gran Ruptura

Durante millones de años a lo largo del Eoceno (hace 55 a 34 millones de años), Europa occidental y Asia oriental formaron dos masas de tierra distintas, con faunas de mamíferos muy diferentes.

Los bosques europeos fueron el hogar de fauna endémica con, por ejemplo, los paleotéridos (un grupo extinto lejanamente emparentados con los caballos actuales, pero más parecidos a nuestros tapires), mientras que Asia estaba poblada por faunas más cosmopolitas, incluidas las familias de mamíferos que se encuentran hoy en estos dos continentes.

Hace unos 34 millones de años, Europa occidental fue colonizada por especies asiáticas, lo que provocó una importante renovación de la fauna vertebrada y la extinción de sus mamíferos endémicos: un evento brutal denominado la “Gran Ruptura”.

Sorprendentemente, los fósiles encontrados en los Balcanes indican la presencia de mamíferos asiáticos en el sur de Europa mucho antes de la Gran Ruptura, lo que sugiere que la colonización fue prolongada.

Paradoja aclarada

Un equipo liderado por investigadores del CNRS de Francia ha aclarado a esta paradoja revisando descubrimientos paleontológicos anteriores, algunos que datan del siglo XIX, y reevaluando en ocasiones su datación a la luz de los datos geológicos actuales.

Este examen revela que, durante gran parte del Eoceno, la región correspondiente a los actuales Balcanes y Anatolia estuvo dotada de una fauna terrestre homogénea, pero distinta a la de Europa y Asia oriental.

Esta fauna exótica incluía, por ejemplo, marsupiales con afinidades sudamericanas y embritópodos (grandes mamíferos herbívoros parecidos a los hipopótamos) que antiguamente se encontraban en África.

Balkanatolia en la actualidad. Alexis Licht & Grégoire Métais. CNRS.

El equipo también descubrió en Turquía una nueva localidad fosilífera (Büyükteflek), fechada entre 35 y 38 millones de años, que revela mamíferos con afinidades claramente asiáticas, la más antigua conocida hasta la fecha en Anatolia.

Durante millones de años durante la época del Eoceno (hace 55 a 34 millones de años), Europa occidental y Asia oriental formaron dos distintas masas de tierra con faunas de mamíferos muy diferentes: Los bosques europeos albergaban fauna endémica como los paleoterios (un grupo extinto relacionado lejanamente con los caballos actuales, pero más parecido a los actuales tapires), mientras que Asia estaba poblada por una fauna más diversa, incluidas las familias de mamíferos que hoy se encuentran en ambos continentes.

Esta fauna exótica incluía, por ejemplo, marsupiales de afinidad sudamericana y embritópodos (grandes mamíferos herbívoros parecidos a los hipopótamos) que antes se encontraban en África. Por lo tanto, la región debe haber formado una sola masa de tierra, separada de los continentes vecinos.

El equipo también descubrió un nuevo depósito de fósiles en Turquía (Büyükteflek) que data de hace 38 a 35 millones de años, que produjo mamíferos cuya afinidad era claramente asiática, y son los primeros descubiertos en Anatolia hasta ahora. Encontraron fragmentos de mandíbulas pertenecientes a Brontotheres, animales parecidos a grandes rinocerontes que se extinguieron a finales del Eoceno.

Tercer continente euroasiático

Toda esta información permite esbozar la historia de este tercer continente euroasiático, encajado entre Europa, África y Asia.

Los investigadores han concluido que Balkanatolia debía estar formada por una única masa de tierra, separada de los continentes vecinos, y hogar de una fauna única.

Añaden que, probablemente, la gran glaciación que se produjo hace unos 34 millones de años, que también propició la formación del manto de hielo antártico y el descenso del nivel del mar, conectó Balkanatolia con Europa Occidental, dando lugar tiempo después a la citada “Gran ruptura”.

Este evento ha servido como criterio para definir el límite entre el Eoceno y el Oligoceno, y está caracterizado por las grandes extinciones y por la especiación alopátrida (causada básicamente por la presencia de una barrera geográfica) de especies primitivas aisladas, destacan los investigadores.

Sin embargo, aunque esta teoría parece apuntar más a un hecho que a una suposición, los investigadores han señalado que “la conexión pasada entre esas masas de tierra individuales de los Balcanes y la existencia de esta ruta de expansión meridional siguen siendo objeto de debate“.

Referencia

Los hallazgos se publican en el volumen de marzo de 2022 de Earth Science Reviews: Balkanatolia: The insular mammalian biogeographic province that partly paved the way to the Grande Coupure

Imagen: Sitio excavado en Turquía (Büyükteflek). Crédito: Alexis Licht y Grégoire Métais

Muela superior de un mamífero brontoterio de origen asiático: una especie de gran rinoceronte extinto a finales del Eoceno. [Alexis Licht & Grégoire Métais – CNRS] “Probablemente había varias provincias biogeográficas. Pero teníamos una fauna cercana a la que conocemos hoy: rinocerontes, primates antropoides, roedores. Una fauna bastante cosmopolita, con muchos taxones cercanos a los que conocemos hoy. ‘hui’, es decir, organismos vivos que comparten ciertas características bien definidas [ndlr. dérivé de taxonomie ou taxinomie, du grec τάξις signant classement, ordre].

Cambios climáticos

Grégoire Métais especifica que en ese momento, Asia, una región inmensa, estaba separada de Europa por un mar epicontinental poco profundo que se extendía desde Ucrania hasta Finlandia.

La transición Eoceno-Oligoceno está marcada por una combinación de factores, como cambios climáticos importantes.

El establecimiento de la Corriente Circumpolar Antártica tuvo un efecto importante en la circulación oceánica global y el clima, pero es poco probable que sea la causa de la glaciación del Oligoceno. [Florent Hodel et al., 2021 – CNRS] Estos pueden haber jugado un papel en la desaparición de los animales Balkanatolic: “Es un período frío. Hay una instalación de casquetes polares en los polos y la apertura del Estrecho de Drake [entre les océans Pacifique et Atlantique]: la Antártida ya no está conectada con América del Sur, lo que provoca la formación de una corriente oceánica circumpolar que cambiará profundamente la Tierra. Tenemos un clima generalmente más frío, hábitats más fragmentados y quizás los mamíferos asiáticos quizás estaban más adaptados a este tipo de ambiente.

La fauna de Balkanatolia aún es muy poco conocida: se revela gracias a algunos sitios en Europa del Este, incluido un sitio particular en Anatolia, señala el investigador. Con la oleada de mamíferos asiáticos, los de Balkanatolia no tuvieron descendencia: “En Europa occidental, hay muy pocos, si no ninguno, descendientes actuales de esta fauna que existió en el Eoceno, antes del Gran Corte en Europa”.

Grégoire Métais está encantado de hacer muchos más descubrimientos sobre la historia de esta región con su equipo formado por científicos de Estados Unidos, Francia, Holanda y Turquía: “Es solo el comienzo de una aventura”, concluye.

Mundo de Eratóstenes

Mundo de Eratóstenes

Eratóstenes

Nombre en griego antiguo: Ἐρατοσθένης ὁ Κυρηναῖος

Nacimiento: 276 a. C.; Cirene (Libia) o Apolonia de Cirene (Libia)

Fallecimiento: 194 a. C.; Alejandría (Egipto)

Educación

Supervisor doctoral: Calímaco

Alumno de

Ocupación: Matemático, astrónomo, poeta, bibliotecario, historiador, escritor, musicólogo, teórico de la música, geógrafo y elegist

Área: Geometría, teoría de números y geografía

Conocido por: criba de Eratóstenes, medición de la Tierra, esfera armilar

Cargos ocupados: Director de la Biblioteca de Alejandría

Empleador: Biblioteca de Alejandría

Alumnos: Ptolomeo IV

Eratóstenes de Cirene (en griego antiguo Ἐρατοσθένης, Eratosthénēs) (Cirene, 276 a. C.1​-Alejandría, 194 a. C.) fue un matemático, astrónomo y geógrafo griego de origen cirenaico. Concibió por primera vez la geografía como una disciplina sistemática, desarrollando una terminología que todavía se usa en la actualidad.2​ Es conocido principalmente por ser la primera persona en calcular la circunferencia de la Tierra, lo que hizo al comparar las altitudes del Sol del mediodía en dos lugares separados por una distancia Norte-Sur. Su cálculo fue notablemente preciso. También fue el primero en calcular la inclinación del eje de la Tierra (nuevamente con notable precisión). Además, pudo haber estimado la distancia desde la Tierra hasta el Sol e ideó intercalar cada cuatro años un día adicional en los calendarios, produciendo el año bisiesto.3Creó el primer mapa del mundo, incorporando paralelos y meridianos basados en el conocimiento geográfico disponible de su época.

Biografía

Eratóstenes, hijo de Aglaos, nació en 276 a. C. en Cirene. Estudió en Alejandría y durante algún tiempo en Atenas. Fue discípulo de Aristón de Quíos, de Lisanias de Cirene y del poeta Calímaco y también gran amigo de Arquímedes. En el año 236 a. C., Ptolomeo III le llamó para que se hiciera cargo de la Biblioteca de Alejandría, puesto que ocupó hasta el fin de sus días. La Suda afirma que, tras perder la vista, se dejó morir de hambre a la edad de 80 años; sin embargo, Luciano dice que llegó a la edad de 82 años; también Censorino sostiene que falleció cuando tenía 82 años. 02/09/21 c&a Eratóstenes poseía una gran variedad de conocimientos y aptitudes para el estudio: astrónomo, poeta, geógrafo y filósofo, su apellido fue Pentathlos, nombre que se reservaba al atleta vencedor en las cinco competiciones de los Juegos Olímpicos. Suidas afirma que también era conocido como el segundo Platón y diversos autores dicen que se le daba el sobrenombre de Beta, por la segunda letra del alfabeto griego, porque ocupó el segundo lugar en todas las ramas de la ciencia que cultivó.

Esfera armilar

A Eratóstenes se le atribuye la invención, hacia 255 a. C., de la esfera armilar que aún se empleaba en el siglo XVII. Aunque debió de usar este instrumento para diversas observaciones astronómicas, solo queda constancia de la que le condujo a la determinación de la oblicuidad de la eclíptica. Determinó que el intervalo entre los trópicos (el doble de la oblicuidad de la eclíptica) equivalía a los 11/83 de la circunferencia terrestre completa, resultando para dicha oblicuidad 23º 51′ 19″, cifra que posteriormente adoptaría el astrónomo Claudio Ptolomeo.

Según algunos historiadores, Eratóstenes obtuvo un valor de 24º y el refinamiento del resultado se debió hasta 11/83 al propio Ptolomeo. Además, según Eusebio de Cesarea, dedujo que la distancia al Sol era de 804 000 000 o de 4 080 000 estadios (según diferentes traducciones), la distancia a la Luna 780 000 estadios4​ y, según Macrobio, que el diámetro del Sol era 27 veces mayor que el de la Tierra. Realmente el diámetro del Sol es 109 veces el de la Tierra y la distancia a la Luna es casi tres veces la calculada por Eratóstenes, pero el cálculo de la distancia al Sol, admitiendo que el estadio empleado fuera de 185 metros, en la estimación de 804 000 000 estadios da 148 752 060 km, muy similar a la unidad astronómica actual. A pesar de que se le atribuye frecuentemente la obra Katasterismoi, que contiene la nomenclatura de 44 constelaciones y 675 estrellas, los críticos niegan que fuera escrita por él, por lo que se suele designar Pseudo-Eratóstenes a su autor.

Medición de las dimensiones de la Tierra

En el solsticio de verano, los rayos solares inciden perpendicularmente sobre Siena (Asuán). En Alejandría, más al norte, midiendo la altura de un edificio y la longitud de la sombra que proyecta, se puede determinar el ángulo formado con el plano de la eclíptica, en el que se encuentran el Sol y la ciudad de Siena, ángulo que es precisamente la diferencia de latitud entre ambas ciudades. Conocida esta, basta medir el arco de circunferencia y extrapolar el resultado a la circunferencia completa (360º).

Reconstrucción del siglo XIX (según Bunbury) del mapa de Eratóstenes del mundo conocido en su época.

El principal motivo de su celebridad es sin duda la determinación del tamaño de la Tierra. Para ello inventó y empleó un método trigonométrico, además de las nociones de latitud y longitud, al parecer ya introducidas por Dicearco, por lo que bien merece el título de padre de la geodesia.

Por referencias obtenidas de un papiro de su biblioteca, sabía que en Siena (hoy Asuán, Egipto) el día del solsticio de verano los objetos verticales no proyectaban sombra alguna y la luz alumbraba el fondo de los pozos; esto significaba que la ciudad estaba situada justamente sobre la línea del trópico de Cáncer, y su latitud era igual a la de la eclíptica que ya conocía. Eratóstenes, suponiendo que Siena y Alejandría tenían la misma longitud (realmente distan 3º) y que el Sol se encontraba tan alejado de la Tierra que sus rayos podían suponerse paralelos, midió la sombra en Alejandría el mismo día del solsticio de verano al mediodía, demostrando que el cenit de la ciudad distaba 1/50 parte de la circunferencia, es decir, 7º 12′ del de Alejandría. Según Cleomedes, Eratóstenes se sirvió del scaphium o gnomon (un protocuadrante solar) para el cálculo de dicha cantidad.

Posteriormente, tomó la distancia estimada por las caravanas que comerciaban entre ambas ciudades, aunque bien pudo obtener el dato en la propia Biblioteca de Alejandría, fijándola en 5000 estadios, de donde dedujo que la circunferencia de la Tierra era de 250 000 estadios, resultado que posteriormente elevó hasta 252 000 estadios, de modo que a cada grado correspondieran 700 estadios. También se afirma que Eratóstenes, para calcular la distancia entre las dos ciudades, se valió de un regimiento de soldados que diera pasos de tamaño uniforme y los contara.

Admitiendo que Eratóstenes usase el estadio ático-italiano de 184,8 m, que era el que solía utilizarse por los griegos de Alejandría en aquella época, el error cometido sería de 6192 kilómetros (un 15 %). Sin embargo, hay quien defiende que empleó el estadio egipcio (300 codos de 52,4 cm), en cuyo caso la circunferencia polar calculada hubiera sido de 39 614 km, frente a los 40 008 km considerados en la actualidad, es decir, un error de menos del 1 %.

Ahora bien, es imposible que Eratóstenes diera con la medida exacta de la circunferencia de la Tierra debido a errores en los supuestos que calculó. Tuvo que haber tenido un margen de error considerable y por lo tanto no pudo haber usado el estadio egipcio:5

  1. Supuso que la Tierra es perfectamente esférica, lo que no es cierto. Un grado de latitud no representa exactamente la misma distancia en todas las latitudes, sino que varía ligeramente de 110,57 km en el Ecuador hasta 111,7 km en los Polos. Por eso no podemos suponer que 7º entre Alejandría y Siena representen la misma distancia que 7º en cualquier otro lugar a lo largo de todo el meridiano.
  2. Supuso que Siena y Alejandría se encontraban situadas sobre un mismo meridiano, lo cual no es así, ya que hay una diferencia de 3 grados de longitud entre ambas ciudades.
  3. La distancia real entre Alejandría y Siena (hoy Asuán) no es de 924 km (5000 estadios ático-italiano de 184,8 m por estadio), sino de 843 km (distancia aérea y entre los centros de las dos ciudades), lo que representa una diferencia de 81 km.
  4. Realmente Siena no está ubicada exactamente sobre el paralelo del trópico de cáncer (los puntos donde los rayos del sol caen verticalmente a la tierra en el solsticio de verano). En realidad, se encuentra situada a 72 km (desde el centro de la ciudad). Pero debido a que las variaciones del eje de la Tierra fluctúan entre 22,1 y 24,5º en un período de 41 000 años, hace 2000 años se encontraba a 41 km.
  5. La medida de la sombra que se proyectó sobre la vara de Eratóstenes hace 2200 años debió ser de 7,5º o 1/48 parte de una circunferencia y no 7,2º o 1/50 parte. Puesto que en aquella época no existía el cálculo trigonométrico, para calcular el ángulo de la sombra, Eratóstenes pudo haberse valido de un compás,6​ para medir directamente dicho ángulo, lo que no permite una medida tan precisa.

Si se rehace el cálculo de Eratóstenes con la distancia y medida angular exacta desde Alejandría hasta el lugar geográfico situado justo en la intersección del meridiano que pasa por Alejandría con el paralelo del trópico de cáncer, se obtiene un valor de 40 074 km para la circunferencia terrestre.7​ Eso representa solamente 66 km o un 0,16 % de error de la circunferencia real de la Tierra medida por satélites avanzados, que es de 40 008 km, lo que demuestra la validez de su razonamiento. Esta ligera diferencia se debe a que la distancia entre Alejandría y la línea del trópico de cáncer es 1/46 parte de una circunferencia, pero la Tierra no es una esfera perfecta.

Posidonio rehízo el cálculo de Eratóstenes 150 años más tarde y obtuvo una circunferencia sensiblemente menor. Este valor fue adoptado por Ptolomeo y fue en el que probablemente se basó Cristóbal Colón para justificar la viabilidad del viaje a las Indias por occidente. Con las mediciones de Eratóstenes, el viaje no se habría llegado a realizar, al menos en aquella época y con aquellos medios, aceptando solo las certezas científicas. Los doctores consultados en Salamanca, a petición real, se basaron en ellos para determinar que el objetivo principal —llegar a China y Japón— era imposible dada la distancia. Finalmente, la empresa fue aprobada por la reina por las ventajas estratégicas y comerciales que preveía el proyecto y sobre objetivos secundarios, como la condición de Colón de obtener prebendas y porcentajes sobre las tierras que descubriera en camino.

El trabajo de Eratóstenes es considerado por algunos el primer intento científico en medir las dimensiones de nuestro planeta,8​ ya que se hicieron otros cálculos y se perfeccionaron siglos después por estudiosos tales como el califa Al-Mamun y Jean François Fernel.

Matemáticas

Se le debe un procedimiento, conocido como la Criba de Eratóstenes, para obtener de un modo rápido todos los números primos menores que un número dado. La versión informática de este procedimiento (algoritmo) se ha convertido con los años en un método estándar para caracterizar o comparar la eficacia de diferentes lenguajes de programación.

Eratóstenes también midió la oblicuidad de la eclíptica (la inclinación del eje terrestre) con un error de solo 7′ de arco, y creó un catálogo (actualmente perdido) de 675 estrellas fijas. Su obra más importante fue un tratado de geografía general llamado Geographica (en griego Γεωγραφικά, Geographika). En esta obra Eratóstenes describió y cartografió todo su mundo conocido, incluso dividiendo la Tierra en cinco zonas climáticas: 9​ dos zonas de congelación alrededor de los polos, dos zonas templadas y una zona que abarca el ecuador y los trópicos. 10​ Colocó rejillas de líneas superpuestas sobre los mapas que representaban la superficie de la Tierra. Usó paralelos y meridianos para vincular todos los lugares del mundo. Ahora era posible estimar la distancia desde ubicaciones remotas con esta red sobre la superficie de la Tierra. En Geographica se mostraron los nombres de más de 400 ciudades y sus ubicaciones.2

Otros trabajos

Eratóstenes era una de las figuras eruditas más preeminentes de su tiempo, y produjo trabajos que cubren un área extensa de conocimiento antes y durante su tiempo en la Biblioteca. Escribió sobre muchos temas: geografía, matemáticas, filosofía, cronología, crítica literaria, gramática, poesía e incluso comedias antiguas. Desafortunadamente, solo quedan fragmentos de sus obras después de la Destrucción de la Biblioteca de Alejandría.11​ La obra poética de Eratóstenes comprende dos obras: Erigone, elogiada repetidamente por Longino, y Hermes, la más conocida, poema de asunto astronómico y geográfico que trata de la forma de la Tierra, de su temperatura, de los diferentes climas y de las constelaciones. Escribió varios tratados sobre filosofía moral y se le atribuyen, sin certeza, otras obras filosóficas. Su primer trabajo, llamado Platonikos (platonicus), contempla la filosofía de Platón desde un punto de vista matemático. De acuerdo a Teón de Esmirna, un matemático pitagórico, el trabajo de Eratóstenes estudió definiciones básicas de geometría y aritmética, y abarcó temas como la música.1213​ Sus producciones históricas estuvieron ligadas íntimamente a las matemáticas, y su obra más importante en esta disciplina fue la Cronografía, en la que recoge las fechas de los acontecimientos literarios y políticos más importantes. Se cree que Las Olimpiadas, citadas por Diógenes Laercio y Ateneo, formaban parte de la Cronografía. También escribió un tratado Sobre la antigua comedia ática, del que son fragmentos Architectonicos y Skenographicos, en los que trató de la decoración, el vestuario, la declamación y el argumento de obras de Aristófanes y de Cratino, entre otros. También estudió la obra de Homero y escribió una biografía sobre la vida del poeta que no ha llegado hasta nuestros días. En la citada Eratosthenica, Bernhardy compiló la lista de todas las obras atribuidas a Eratóstenes, así como los fragmentos de sus escritos entonces conocidos, con excepción de Katasterismoi.

Inventó el mesolabio, uno de los primeros instrumentos descubiertos que es una primitiva calculadora.14

Ejes principales del Mapamundi de Eratóstenes

Mapa de Eratóstenes (276 a.C. – 194 a.C.) con la tierra conocida hasta ese momento.

Es el primer mapa en que se utilizan líneas para la latitud y longitud. O sea con un sistema de meridianos.

Como resultado de sus investigaciones  Eratóstenes confeccionó un mapamundi, que, aunque perdido, se ha podido reconstruir con gran precisión, gracias a los relatos de diversos exploradores y marinos con la ubicación de los mares, tierra, montañas, ríos y poblaciones. El mapa de Eratóstenes establece un sistema de meridianos y divide a la tierra habitada en departamentos, a los que él denomina sphragidas, los cuales se apoyaban en dos ejes perpendiculares: uno con dirección Norte-Sur, que era el meridiano que pasaba por Siena y Alejandría, y el otro de Oeste a Este, que pasaba  por las Columnas de HérculesAtenas y Rodas.

Algunas reconstrucciones. La más aceptada es la realizada en 1879 por E. H. Bunbury.

De: https://numerentur.org/1-eratostenes-de-cirene/

Las cabezas de Hexham

Las cabezas de Hexham

Parcialmente entresacado del artículo: Publicado el 29 abril, 2020 por MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional Pneumatología bajo MENADEL PSICOLOGÍA (Sergio Fritz Roa)

Hexham (/ˈhɛksəm/ HEKS-əm) es una ciudad de Reino Unido en Inglaterra en el condado de Northumberland, nordeste de Inglaterra. Es una villa comercial. Tiene una población de 11.900 habitantes en 2011.1

Tiene pequeños núcleos de población los cuales son: Corbridge, Riding Mill, Stocksfield y Wylam. Está a cuarenta kilómetros de Newcastle Upon Tyne.

En esta localidad existen varias leyendas: La piedra del Diablo, Las hermanas Pollock, El lobo de Allendale, y Las cabezas de piedra

Las cabezas de piedra de Hexham

Año 1971. Dos hermanos, Colin y Leslie Robson, juegan en el jardín de la casa. Uno de ellos empieza a desenterrar algo que sobresale levemente del suelo. Y así halla unas pequeñas cabezas esculpidas en dos piedras (de 6 centímetros de altura cada una), de aspecto primitivo y temible. Una parece representar a un niño monstruoso y la otra a una niña con apariencia de bruja.

A partir de ese momento, según la familia, empezaron a ocurrirles cosas extrañas, así como a algún vecino.

Debido a las situaciones extrañas en que la familia Robson se vio envuelta y, para buscar una respuesta a aquellas, entregaron las figuras a unos arqueólogos, uno de ellos Anne Ross. Estos pensaron de inmediato que podría auxiliarlos pues estimaron que se trataba de piezas antiguas y posiblemente celtas, siendo aquella una experta en Mitología Céltica (escribió libros sobre el tema). Ella aceptó y se llevó las dos piedras a su casa… Y, al poco tiempo empezó a verse afectada por insólitos hechos.

Para Anne Ross, las piedras tenían una antigüedad cercana a los dos mil años y se relacionaban con el “culto de las cabezas”, que realizaban los celtas. Así, por ejemplo, hay testimonios, especialmente de la zona cercana a Hexham donde los celtas lanzaban cabezas cortadas a sus enemigos. Para la señora Ross no había duda: las dos piedras eran célticas y tenían la finalidad de proferir una maldición. El culto a las cabezas de piedras era algo que venía estudiando hace mucho, y es así que en su libro “Pagan Celtic Britanic” (p.61) señalaba que “la cabeza humana era considerada por los celtas como un símbolo divino, y los poderes del otro mundo”.

Y aquí aparece otro personaje en esta laberíntica historia, llamado Desmond Craigie, quien desmiente la idea del origen celta de las piedras. Él señala que fue el autor de las mismas, las que le entregó a su hija para que jugara. Craigie había vivido hacía aproximadamente unos veinte años en la casa que posteriormente habitarán los Robson, y donde habían sido encontradas las ahora famosas “Piedras Diabólicas de Hexham”. Como nadie pareció creerle, hizo dos esculturas pétreas para demostrar que él realmente había sido el padre de los objetos que ocasionaban tanto ruido en la comunidad.

Desmond Craigie.

El último personaje de esta enigmática historia es Frank Hyde, a quien Don Robins le entregó las dos piedras, para que las investigara desde su especialidad: la radiestesia. Según ciertos sitios webs este al llevárselas en su vehículo, tuvo un impacto tremendo con el, desapareciendo desde allí las piedras de Hexham y sin saberse tampoco de Hyde…

Sin embargo, los estudios de la estructura y composición de las piedras, realizados por expertos demostraron que no se trataba de elementos confeccionados con cemento, como pretendía el señor Craigie, y que tampoco parecían tener factura moderna. El señor Hodson, uno de los investigadores, fue categórico e indicó que si hubiesen sido de cemento, faltaba el ingrediente más relevante en éste: el silicato de calcio. Hodson identificó el material como arenisca gruesa, con algún toque de cal y ciertos pigmentos de color.

Don Robins, un geólogo y experto en química inorgánica, autor de “Circles of silence” (un curioso estudio sobre las piedras), quien colaboró con Anne Ross en el libro “The Life and Death of a Druid Prince”, señaló que la figura conocida como “niño” era semejante a una calavera, de color gris verdoso y brillaba como cristales de cuarzo. El cabello parecía ir de adelante hacia atrás, con “rayas célticas”. El peso de esta figura era mayor al del cemento o concreto, incluso. Mientras, que la figura de la niña o mujer “bruja”, poseía pigmentos amarillos y rojos en el cabello. Sus ojos los calificó de “desorbitados” y era poseedora de pelo anudado. A pesar de su visión científica, no dudó en indicar que sentía una extraña, incómoda y densa presencia que emanaba de las piedras. De hecho, cuando se llevó las figuras a su hogar, las dejó en el automóvil y al prenderlo, todos los sistemas eléctricos del tablero de instrumentos se apagaron repentinamente. Pero, al mirar las piedras y decirles “¡Ya basta”, el vehículo partió sin problema…

La maldición habría terminado…

Posteriormente, como casi siempre, se sacaron conexiones con otros lugares y casos similares de diversa índole.

Por ejemplo: con el culto a la piedra en Chile (mitología Chiloé-Moais Chilotes); también en Chile el Namuncura de Río Bueno;

Desmond Craigie fabricó la cabeza de la izquierda para demostrar que sabía tallar roca.

Todo parece indicar que se trata de un fraude, un intento de llamar la atención.

Diafragma de Dicearco de Mesina

Diafragma de Dicearco de Mesina

Dicearco de Mesina

Dicearco (355 a. C.285 a. C.), natural de Mesina, fue un peripatético que se formó en el Liceo, la escuela que Aristóteles fundó en Atenas, donde se relacionó con Teofrasto1​ y se interesó por los asuntos relacionados con la moralidad. También fue político, historiador y geógrafo.

Su faceta más conocida es la de geógrafo. Midió la altura de algunas de las principales montañas de Grecia (primera operación de esta clase en la Antigüedad)2​ y realizó una serie de mapas y descripciones donde representó el mundo conocido hasta la época, obra que acompañará a su Mapamundi. Esta información fue de vital importancia para las campañas de Alejandro Magno.

Como historiador publicó su Historia de Grecia y, según la Suda, también escribió una Constitución de los espartanos que era leída en Esparta a los hombres jóvenes cada año.3

Diafragma de Dicearco de Mesina

Reconstrucción del siglo XIX (según Bunbury) del mapa de Eratóstenes del mundo conocido a su época. Está indicado el paralelo de Rodas (diafragma) y el meridiano de Rodas.

El diafragma de Dicearco de Mesina (hacia el 320 a. C.) es un concepto geográfico que puede ser interpretado de varias maneras. Desde el punto de vista moderno coincide, aproximadamente, con el paralelo de la isla de Rodas, 36°N.

El diafragma geográfico indicado está relacionado con varios temas (aparentemente alejados del concepto) y su estudio presenta un gran interés.

Consideración original

El primer sistema de coordenadas geográficas

Dicearco ideó una línea virtual que dividía el mundo conocido en su época (ecumene) en dos partes: una al norte y la otra al sur. Y la denominó diafragma.1

Según indican algunos expertos, esta línea geográfica fue la primera que la ciencia griega imaginó sobre la Tierra.2

El diafragma, añadido al meridiano que pasaba por Rodas, fue el primer sistema de coordenadas geográficas (ideado por Dicearco) de la historia. La obra de Dicearco fue muy admirada y él mismo considerado uno de los padres de la geografía. Fue clasificado por Estrabón en la segunda generación de geógrafos, junto a Demócrito, Eudoxio (astrónomo) y Éforo de Cime.

Medida y dimensiones

Según los antiguos (Claudio Ptolomeo entre otros), un grado del diafragma mesuraría 400 estadios, mientras que un grado de meridiano mesuraría 500 estadios.3

Mapa del Imperio Romano con los paralelos 35°N y 40° N indicados.

El legado griego

No existen dudas que los primeros en afirmar y sostener la esfericidad terrestre fueron los griegos, a partir del legado de Pitágoras. Entre ellos, el más grande geógrafo conocido fue Dicearco, nacido en la ciudad de Mesina, quien fue el primero en dimensionar el mundo conocido y habitado (ecúmene), al cual le asignó 40.000 estadios de Norte a Sur y 60.000 de Este a Oeste.

En su representación aparece una línea a la que denominó “Diaphragma”, la que atravesando el Mar Mediterráneo dividía a la superficie terrestre en dos mitades: una septentrional y otra meridional. En el mismo diseño agrega una segunda línea que, pasando por Rodas, dividía al ecúmene en oriente y occidente.

A Dicearco se le atribuyen una enorme cantidad de aportes y descubrimientos, entre otros la medida del arco de meridiano anterior y una minuciosa y detallada descripción general de la tierra. Según se sabe, Alejandro Magno (discípulo de Aristóteles) fue otro gran estudioso de las cartografías, a sabiendas de que el conocimiento del terreno era por aquel entonces un invalorable instrumento de poder para el gobierno.

Entre los grandes matemáticos y geómetras de la época no podemos olvidar a Eratóstenes, por ser el primero en calcular (con un error de unos pocos kilómetros) el perímetro terrestre, descubrimiento que le valió su tan merecida fama.

El genial Eratóstenes, quien fuera director de la Biblioteca de Alejandría, confeccionó un interesante mapamundi al que le incorporó un entramado de rectas paralelas y perpendiculares entre sí, muy similar al sistema de coordenadas que hoy todos conocemos. De ahí que se le reconozca como el padre del sistema de coordenadas geográficas Latitud y Longitud.

Reconstrucción de la carta de Dicearco.

Hacia 300 a. C. en la isla de Sicilia Dicearco de Messana hizo un nuevo mapa del mundo unas pocas décadas después de la invasión macedónica de la India. Es bastante curioso que en este mapa, aparece una isla completamente nueva, la isla de Taprobana, como los antiguos griegos la llamaban, o Sri Lanka, como hoy la conocemos. De hecho, la mayor parte de este mapa ilustra el territorio conquistado por Alejandro Magno hasta su muerte en 323 a. C.

Mundo de Herodoto

Mundo de Herodoto

Heródoto

Busto romano de mármol de Heródoto en el Museo Metropolitano de Arte.

Información personal

Nombre de nacimiento: Heródoto de Halicarnaso

Nombre en griego antiguo: Ἡρόδοτος Ἁλικαρνᾱσσεύς

Nacimiento: c. 484 a. C.; Halicarnaso, Caria, Anatolia

Fallecimiento: c. 425 a. C. (59 años); Turios, Calabria o Pella, Macedonia

Residencia: Halicarnaso, Samos y Turios

Ocupación:Historiador y geógrafo

Obras notables: Historias

Heródoto (en griego antiguo: Ἡρόδοτος Hēródotos; Halicarnaso, 484 a. C.Turios, 425 a. C.) fue un historiador y geógrafo griego, tradicionalmente considerado como el padre de la Historia en el mundo occidental y fue el primero en componer un relato razonado y estructurado de las acciones humanas.1

Dedicó parte de su vida a efectuar viajes para obtener la información y los materiales que le permitieron escribir una obra de gran valor histórico y literario.1​ No obstante, recibió severas críticas, incluso por parte de sus contemporáneos, por incluir en su trabajo anécdotas y digresiones que, aunque proporcionaban informaciones valiosas, poco tenían que ver con el objeto de estudio que se había propuesto: las luchas de los persas contra los griegos.1

Obra

Historiografía

Se le considera el padre de la historiografía (la primera vez que se le cita de esta forma es en el ciceroniano De legibus, 1, 5, 5) por su famosa obra Ἱστορίαι (Historiae, en realidad Historias, también conocida como Historia), literalmente «investigaciones, exploraciones» (de ἵστωρ, ‘saber, conocer’), escrita probablemente en Turios, una colonia panhelénica situada en la Magna Grecia. El terminus post quem de la obra se sitúa en el año 430 a. C.

Las Historiae o Nueve libros de historia son consideradas una fuente importante por los historiadores por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y de las primeras en prosa griega. El primer párrafo anuncia:

Ἡροδότου Ἁλικαρνησσέος ἱστορίης ἀπόδεξις ἥδε, ὡς μήτε τὰ γενόμενα ἐξ ἀνθρώπων τῷ χρόνῳ ἐξίτηλα γένηται, μήτε ἔργα μεγάλα τε καὶ θωμαστά, τὰ μὲν Ἕλλησι τὰ δὲ βαρβάροισι ἀποδεχθέντα, ἀκλεᾶ γένηται, τά τε ἄλλα καὶ δι’ ἣν αἰτίην ἐπολέμησαν ἀλλήλοισι.

Heródoto de Halicarnaso presenta aquí los resultados de su investigación para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que enfrentó a estos dos pueblos.

El conjunto fue dividido en nueve libros por su editor alejandrino del siglo III o II a. C., uno por cada musa: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope.

En ellos narra con precisión las Guerras médicas entre Grecia y Persia a principios del siglo V a. C., con especial énfasis en aspectos curiosos de los pueblos y personajes de unos y otros, al tiempo que describe la historia, etnografía y geografía de su tiempo.

Para sus obras históricas recurrió a fuentes orales y escritas. Cuando menciona las primeras, casi siempre alude a sus informadores de forma indefinida («según los persas…», «a decir de los griegos…»; «unos dicen… otros, en cambio, sostienen…»). Del carácter parcial y poco fiable de sus fuentes era consciente el propio autor, que escribió:

Me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a creérmelo todo a rajatabla; esta afirmación es aplicable a la totalidad de mi obra. (VII, 151, 3)

Entre las segundas pueden hacerse tres grandes grupos: a) datos obtenidos de los poetas, que conocía bien; b) inscripciones, listas oficiales y administrativas de los distintos Estados y oráculos y, finalmente, c) informaciones de los logógrafos y la literatura de su época.

Entre los poetas cita a Homero, Museo, Bacis, Olén, Aristeas, Arquíloco, Esopo, Solón, Alceo, Safo, Laso, Simónides de Ceos, Frínico, Esquilo, Píndaro y Anacreonte.

Pese a esta inspiración poética de Heródoto, influjo quizás de su tío Paniasis, del que asume la idea de un hombre impotente ante una divinidad que castiga sus faltas y su soberbia (hibris), se muestra a menudo crítico con dichas fuentes.

En cuanto al segundo tipo de fuentes, realiza algunas interpretaciones ingenuas de textos escritos en lenguas que desconoce, como los jeroglíficos u otras lenguas, dependiendo del testimonio no siempre fiable de los intérpretes o los personajes consultados. Por otra parte, los oráculos, con frecuencia comentados post eventum, ofrecen problemas de datación importantes.

El tercer tipo de fuentes está representado por los logógrafos, sobre todo Hecateo, y los filósofos presocráticos, algunas de cuyas ideas son citadas directa o indirectamente. En general, se inclina por obras de la literatura jonia. Como Hecateo, se muestra crítico, racionalizador o escéptico, con las tradiciones míticas.

Su metodología histórica se apoya en la verosimilitud apelando al sentido común, aplicada al análisis de tradiciones legendarias o controvertidas. Además utiliza la interpretatio graeca, helenizando costumbres y culturas extrañas de pueblos que no conoce desde dentro. Saca a veces conclusiones erróneas, por ejemplo, de la escasez de leones comparados con otros animales infiere que las leonas paren un solo cachorro y una sola vez en su vida. Es patente, además, su ignorancia en nociones de táctica y estrategia militar.

Este escaso rigor analítico se debe a que estaba aún en los albores del género histórico, pese a lo cual, en la Antigüedad se le reconocía como «padre de la Historia». Esto se evidencia en sus explicaciones de los acontecimientos humanos, en las cuales no está ausente la voluntad de los dioses.2

Su sucesor, Tucídides, será quien excluya todo aspecto religioso y busque una explicación puramente racional, basada en la relación causa efecto. Analiza los acontecimientos históricos intentando entender las causas o razones (aitiai) que los han causado, con un examen riguroso de las fuentes, más allá del mero acopio de todo tipo de tradiciones. Tucídides sustituyó el tratamiento anecdótico y cuasinovelesco del pasado por el análisis metódico del presente.

Mientras Heródoto titula su obra Historíe, como fruto y resultado de sus investigaciones personales in situ, Tucídides no llamará así su obra; el primero era heredero de la logografía jonia (escribe en jonio), mientras que el segundo era heredero de los sofistas, y la escuela sofística ateniense (escribe en ático).3

Reconstrucción del mapa de la Ecúmene de Heródoto, circa 450 a. C.

Geografía

Desde el punto de vista geográfico, Heródoto dejó constancia de una Ecúmene que se extendía desde Sudán a la Europa central y desde la India, en su límite oriental, hasta Iberia en el occidental. Durante el siglo VI a. C. el control que los cartagineses tenían de sus rutas comerciales por el Mediterráneo occidental y el estrecho de Gibraltar le impidió conocer fielmente esta parte del mundo y las costas atlánticas de Europa de primera mano, por lo que muchas de sus observaciones proceden de otras fuentes.

División de la obra

En la antigüedad las obras se conservaban en rollos de papiro. El texto de las obras se distribuía en varios rollos, de longitud más o menos similar, y teniendo en cuenta su división por capítulos, pero no coincidía con la separación temática original. La tendencia era armar rollos de 6 o 7 metros, que formasen un cilindro de 5 a 6 cm de diámetro, cómodos para llevar en la mano.

Hay fuertes indicaciones de que originalmente Heródoto ofreció su obra como una colección de veintiocho temas, llamados en griego logoi. Su extensión sería la adecuada para la recitación pública.45

Lengua y estilo

Como la Historia es la primera obra griega en prosa que se ha conservado, no es de extrañar que las principales características de su estilo sean la simplicidad y el arcaísmo. Ya Aristóteles definía su manera de escribir como «estilo ordenado o concatenado» (λέξις εἰρομένη). Heródoto era muy concreto escribiendo y rehúye las abstracciones; se fijaba en datos perceptibles. De ahí su lenguaje claro y sencillo que fue motivo de admiración en la Antigüedad. Sin embargo, su estilo supone un grado más alto de elaboración que el de Hecateo, caracterizado por las estructuras acumulativas y coordinadas. Los discursos de los tres últimos libros de Heródoto, aunque no perfila la psicología del orador, se caracterizan por su tensión histórica y las normas retóricas de la época.

Por otra parte, es notable el influjo de la epopeya y los géneros narrativos en su estilo. Longino en su tratado lo sublime le llama ὁμηρικώτατος: «gran imitador de Homero» (13, 3). Hay reminiscencias épicas en la fraseología, en la repetición casi literal de enunciados, en el empleo de patronímicos, en el uso de convenciones literarias y tópicos, en semejanzas conceptuales como la sustitución de la intensidad por la repetición, en el uso de estructuras como la composición anular inclusiva, aunque la más usada por él es la anafórica, etc.

En cuanto a la lengua, Heródoto compuso su obra en dialecto jónico con algunos aticismos.

Escritos

  1. Los nueve libros de la historia. El prólogo analiza las relaciones antiguas entre Asia menor y Grecia: Io raptada por los fenicios; Europa y Media por los griegos; Helena por los troyanos. Los nueve libros llevan cada uno el nombre de las nueve musas del arte:
    1. Clío: la victoria de Ciro II el Grande sobre el lidio Creso, la conquista de Asiria y del pueblo masageta.
    2. Euterpe: la conquista de Egipto por Cambises II (hijo de Ciro).
    3. Talía: el reinado de Darío I.
    4. Melpómene: el reinado de Darío I.
    5. Terpsícore: la primera guerra médica (la revuelta jónica y digresiones sobre la historia de Esparta y Atenas).
    6. Erato: la primera guerra médica (la reacción de los griegos y la victoria de Maratón).
    7. Polimnia: la segunda guerra médica.
    8. Urania: la segunda guerra médica.
    9. Calíope: la segunda guerra médica.
  2. Hechos líbicos (desaparecido).
  3. Hechos asirios (desaparecido).

Esteganografía

Probablemente uno de los ejemplos más antiguos del uso de la esteganografía sea el referido por Heródoto en Las historias.7​ En este libro, describe cómo un personaje tomó un cuadernillo de dos hojas o tablillas, rayó bien la cera que las cubría y en la madera misma grabó el mensaje y lo volvió a cubrir con cera regular. Otra historia, en el mismo libro, relata cómo otro personaje había rasurado a navaja la cabeza de su esclavo de mayor confianza, le tatuó el mensaje en el cuero cabelludo, esperó después a que le volviera a crecer el cabello y lo mandó al receptor del mensaje, con instrucciones de que le rasuraran la cabeza.

Geografía de Herodoto

Herodoto escribe sus nueve libros de la Historia «para impedir que el tiempo borre la memoria de la historia de la humanidad.» Se ocupa de su presente, como del presente de todos los pueblos que han pasado por la Tierra. El presente es para unos ya pasado y para otros futuro, pero para cada cual es presente. Herodoto se da cuenta (tal vez el mayor descubrimiento que hizo, según Kapuscinski) que nunca se cuenta una Historia real, sino que conocemos la contada por unos y otros según creen que ha sido o les interesa que así fuera.

Después de presentar Asia, Europa y África, Herodoto acaba su descripción del mundo con una observación llena de asombro: «No puedo alcanzar con mis conjeturas por qué motivo, si es que la tierra supone un mismo continente, se le dieron en su división tres nombres diferentes derivados de nombres de mujeres…»

Cuando Herodoto escribe los 9 libros de la Historia, el continente hasta entonces llamado Libya, ya que sólo era conocido el entorno mediterráneo donde habitaba este pueblo, recibe el nombre de África, que engloba además de libios, a egipcios y etíopes.

El mapa de Herodoto

Así concebía el mapa del mundo el griego Herodoto, considerado el “padre de la historia”, en el siglo V a.C. El mapa incluye los tres únicos continentes conocidos en aquella época.

Existen varias interpretaciones.

Artefactos de Tucson

Artefactos de Tucson

Artefactos de Silverbell

Los artefactos de Tucson, a veces llamados cruces de plomo de Tucson, cruces de Tucson, artefactos de Silverbell Road o artefactos de Silverbell, eran treinta y un objetos de plomo que Charles E. Manier y su familia encontraron en 1924 cerca de Picture Rocks, Arizona, que algunos pensaron inicialmente pudieron ser creados por las primeras civilizaciones mediterráneas que habían cruzado el Atlántico en el primer siglo, pero más tarde se determinó que era un engaño.[1] [2]

El hallazgo consistía en treinta y un objetos de plomo, incluyendo cruces, espadas y parafernalia religiosa / ceremonial, la mayoría de los cuales contenían inscripciones grabadas en hebreo o latín, fotos de templos, retratos de líderes, ángeles y un dinosaurio (inscrito en la hoja de plomo). De una espada). Uno contenía la frase “Calalus, la tierra desconocida”, que fue usada por los creyentes como el nombre del asentamiento. Los objetos también tienen números romanos que van desde 790 a 900 inscritos en ellos, que a veces se interpretaron para representar la fecha de su creación. El sitio no contiene otros artefactos, ni tiestos de cerámica, vidrios rotos, restos humanos o animales, ni signos de hogares o viviendas.[3] [1]

Historia

El 13 de septiembre de 1924, Charles Manier y su padre se detuvieron para examinar algunos antiguos hornos de cal mientras conducían al noroeste de Tucson en Silverbell Road. Manier vio un objeto que sobresalía aproximadamente 2 pulgadas (5,1 cm) del suelo. Lo sacó, revelando que el objeto era una cruz de plomo de 20 pulgadas (51 cm) de largo que pesaba 64 libras (29 kg). Entre 1924 y 1930 se extrajeron objetos adicionales del caliche, una capa de suelo en la que las partículas del suelo se han cementado entre sí mediante cal.[4] [5] Caliche a menudo toma un largo período de tiempo para formarse, pero se puede hacer y colocar alrededor de un artículo en un corto período de tiempo, según un informe escrito por James Quinlan, un geólogo retirado de Tucson que había trabajado para el Servicio Geológico de Estados Unidos.[1] [6] Quinlan también concluyó que sería fácil enterrar artículos en el material blando y limoso y el caliche asociado en el horno de cal donde se encontraron los objetos en el margen de las trincheras anteriores.[1] Se creía que los objetos, por su descubridor y sus principales partidarios, pertenecían a una colonia judeo-cristiana romana que existe en lo que ahora se conoce como Arizona entre 790 y 900 dC. Ningún otro hallazgo ha sido establecido formalmente como una colonia romana en el área, ni en ningún otro lugar de América del Norte.[3]

En noviembre de 1924, Manier llevó a su amigo Thomas Bent al sitio y Bent se convenció rápidamente de la autenticidad del descubrimiento. Al descubrir que el terreno no era de su propiedad, él inmediatamente estableció su residencia en el terreno con el fin de conservar la propiedad. Bent sintió que había dinero para hacer más excavaciones en el sitio.[3]

Inscripciones latinas

El primer objeto retirado del caliche por Manier fue una cruz de metal crudamente fundido que pesaba 62 libras (28 kg); Después de la limpieza se reveló que eran dos cruces separadas remachadas juntas. Después de su descubrimiento, Manier llevó la cruz al profesor Frank H. Fowler, Jefe del Departamento de Lenguas Clásicas de la Universidad de Arizona, en Tucson, quien determinó que el idioma de los artefactos era el latín. También tradujo una línea como lectura, “Calalus, la tierra desconocida“, de la cual se obtuvo el nombre de la supuesta colonia latina.[1]

Las inscripciones latinas en los supuestos artefactos registran supuestamente los conflictos de los líderes de Calalus contra un enemigo bárbaro conocido como el “Toltezus“, que algunos han interpretado como una supuesta referencia a la civilización tolteca mesoamericana.[1] Sin embargo, el latín en los artefactos parece ser un latín original muy inflexionado, o inscripciones descaradamente plagiadas de autores clásicos como Virgil, Cicero, Livy, Cornelius Nepos y Horace, entre otros. Esto ha llevado a muchos expertos a condenar los artefactos como fraudes.[1] Sin embargo, lo más sospechoso es que la mayoría de las inscripciones son idénticas a lo que aparecía en los libros de gramática latina ampliamente disponibles, como Latin Grammar de Harkness y Latin Grammar de Allen and Greenough , así como diccionarios como The Standard Dictionary of Facts.[1]

Opiniones sobre la autenticidad

Manier llevó el primer artículo al Museo Estatal de Arizona para que lo estudiara el arqueólogo Karl Ruppert. Ruppert quedó impresionado con el artículo y se fue con Manier al sitio al día siguiente, donde encontró una placa de caliche de 7 libras (3,2 kg) con algunas inscripciones que incluían una fecha de 800 AD. Se encontraron un total de treinta y un objetos.[3] Otros académicos contemporáneos, incluido George C. Valliant, un arqueólogo de la Universidad de Harvard que visitó la Universidad de Arizona en 1928 y Bashford Dean, curador de armas y armaduras del Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York, pensaron que los artículos eran falsos, [ 1] Neil Merton Judd, curador del Museo Nacional de la Smithsonian Institution, se encontraba en Tucson en el momento del descubrimiento de los objetos y, después de examinarlos, también pensó que eran falsos, y propuso que pueden haber sido creados por “un individuo mentalmente incompetente con un don para el latín antiguo y las guerras de la antigüedad “.[1] [7]

Partidarios

En la década de 1960, Bent escribió un manuscrito de 350 páginas titulado “Los artefactos de Tucson” sobre los objetos que no están publicados, pero que el Museo del Estado de Arizona los conserva.[3] Tanto Manier como Bent apoyaron los objetos como un auténtico hallazgo arqueológico.[3]

Lara Coleman Ostrander, una inmigrante de Tucson y profesora de historia de la escuela secundaria, estudió los antecedentes históricos de la investigación y tradujo la supuesta historia de Calalus a partir de los escritos sobre los artículos. El geólogo Clifton J. Sarle trabajó con Ostrander para presentar los Artefactos de Tucson a la prensa y la profesión académica.

El administrador de la Universidad de Tucson y director del Museo del Estado de Arizona, Dean Byron Cummings, llevó a los arqueólogos de la universidad a la ubicación donde se encontraron los artículos. Trajo diez de los objetos a la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y los mostró en museos y universidades en la costa este. El astrónomo Andrew E. Douglass, conocido por su trabajo en dendrocronología, también consideró los elementos como auténticos.[3]

En 1975, el profesor de la Universidad de Wake Forest, Cyclone Covey, reexaminó la controversia en su libro titulado Calalus: una colonia judía romana en América desde la época de Carlomagno hasta Alfredo el Grande. Covey estaba en contacto directo con Thomas Bent en 1970, y tenía previsto realizar excavaciones en el sitio en 1972, pero no fue permitido, debido a complicaciones legales que impidieron que la Universidad de Wake Forest liderara una excavación en el sitio.[3] El libro de Covey propone que los objetos son de un asentamiento judío, fundado por personas que vinieron de Roma y se instalaron fuera del actual Tucson alrededor del año 800 DC.[5]

Escépticos

El profesor Frank Fowler tradujo originalmente las inscripciones en latín en los primeros artículos y descubrió que eran de autores clásicos bien conocidos, como Cicerón, Virgilio y Horacio. Investigó los textos latinos locales disponibles en Tucson en ese momento y encontró que las inscripciones en los artículos principales eran idénticas a los textos disponibles.

El estudiante y excavador de Dean Cumming, Emil Haury, examinó de cerca los rasguños en la superficie de los objetos cuando fueron retirados del suelo y concluyó que fueron plantados, en parte debido a una cavidad en el suelo que era más larga que una barra de plomo que se eliminó . Después de que Cummings asumiera la presidencia de la universidad, sus opiniones cambiaron de manera confusa, posiblemente debido al escepticismo de Haury, o al sentimiento creciente de que los artículos no eran más que un engaño y, como presidente de la universidad, tenía que adoptar una postura diferente sobre el asunto. George MB Hawley se opuso firmemente a las opiniones de Bent sobre los objetos. Hawley incluso acusó a Ostrander y Sarle como perpetradores del engaño.[3] [4]

Posible creador

Un artículo local de noticias identificó a Timotéo Odohui como el posible creador de los artículos. Odohui era un niño mexicano que vivía cerca del sitio y era escultor. El artículo menciona su posible conexión con el sitio y su capacidad para elaborar objetos de plomo. Bent escribió que un artesano del área había recordado al niño, su amor por la escultura de metales blandos y su colección de libros en idiomas extranjeros, y les contó esto a los excavadores.[5] [8]

En la cultura popular

HP Lovecraft alude a los artefactos de Tucson en ” The Mound“, un cuento de fantasmas escrito por Zealia Bishop.[9] El arqueólogo y erudito de Lovecraft Marc A. Beherec sostiene que los artículos influyeron en algunos de los otros escritos de Lovecraft.[8] [10]

Los artefactos de Tucson se presentaron en el programa The History Channel, América Desenterrado en el episodio titulado “The Desert Cross”, el 22 de febrero de 2013.[11] Este episodio fue criticado por su metodología, su ignorancia (u omisión deliberada) del texto completo Sobre las cruces, y sus conclusiones.[12]

Limes en Moldavia

Limes en Moldavia

Murallas de Trajano

Como ocurre con todas las denominadas Murallas de Trajano, de la zona europea oriental, existe una gran confusión de interpretación, al no coincidir los países actuales, Ucrania, Rumania, etc., con los antiguos, que básicamente eran la Dacia romana, y limítrofes, con fronteras y denominaciones un tanto difusas. Dejando aparte, por supuesto, que estas murallas no fueron construidas en tiempos de Trajano.

La más importante de estas vallas/zanjas es la denominada Muro de la Serpiente, habiendo muchas otras más pequeñas. También hay que indicar que la última parte del Muro de Trajano Inferior, o de Athanarico, termina en Ucrania.

Los restos de los limes en Moldavia comprenden paredes de tierra y empalizadas. Hay dos fragmentos principales conservados en Moldavia: el Muro de Trajano Superior y el Muro de Trajano Sur (o Inferior).

Se cree que el Muro de Trajano del Sur o inferior, en Moldavia data del siglo III y fue construido por Athanaric[4] y se extiende desde Rumania: Buciumeni-Tiganesti-Tapu-Stoicani y luego otros 126 km de la aldea de Vadul en el distrito de Cahul. Por el río Prut se extiende hasta Ucrania y termina en el lago Sasyk por Tatarbunar. El Escudo de Armas del distrito de Cahul de Besarabia, Imperio ruso, incorporó el Muro de Trajano. Algunos académicos como Dorel Bondoc y Costin Croitoru piensan que fue hecho por los romanos, porque, para hacerlo, requería mucho conocimiento y mano de obra que los bárbaros como Athanaric no tenían.[5] [6]

Se cree que el Muro de Trajano Superior fue construido en el siglo IV por Greuthungi Goths para defender la frontera contra los hunos.[7] Se extiende 120 km desde el río Dniester por Chiţcani en el distrito de Teleneşti hasta el río Prut y se extiende hasta Tiganesti Sendreni en Rumania.

Fragmentos del muro de Trajano también son encontrados por Leova.

Antiguo mapa ruso que muestra claramente el Muro de Trajano Inferior (en color verde)

 

 

 

 

 

 

El Muro de Trajano Inferior (Muro de Athanaric en el mapa) estaba ubicado justo al norte del delta del Danubio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Murallas romanas en Rumanía (el “Muro de Greuthungi”, llamado incluso “Muro Alto de Trajano”, está en verde oscuro)

Gede

Ruinas de Gede

Las ruinas de Gede están formadas por los restos de enclave de cultura suajili. Están situadas en la localidad de Gede en la costa del océano Índico en Kenia, resguarda uno de los mayores misterios en la historia de África oriental.

Las ruinas del antiguo puerto se encuentran en la actualidad alejadas de la costa dentro de un bosque tropical que las recubre. Pese a la importancia de las ruinas no se ha encontrado ninguna referencia a esta ciudad en las fuentes históricas. Son datadas a través de la única inscripción encontrada sobre una tumba (1399 d. C.). Los principales restos están formados por la mezquita mayor, el palacio, las murallas y unas tumbas exteriores al recinto.

Ruinas de la Gran Mezquita en Gede.

Trozo de piedra con las inscripciones en árabe que se utilizaron para fechar el sitio.

Se debió tratar de un emplazamiento comercial ya que entre los restos se han encontrado cerámicas chinas. Se desconoce la causa de su desaparición, que pudo deberse a ataques de las tribus cercanas o al alejamiento de la costa.

La ciudad perdida de Gede, el “Machu Picchu” de Kenia

Esta urbe suajili ha desconcertado durante décadas a arqueólogos e historiadores por la falta de referencias a este emplazamiento en fuentes históricas, pero sus vestigios prueban que albergó una civilización avanzada antes de su abandono en el siglo XVII.

Situada a pocos kilómetros de las aguas turquesas del océano Índico que bañan la turística localidad de Watamu, en el sureste de Kenia, el yacimiento ocupa una pequeña porción de la reserva de Arabuko Sokoke, el mayor bosque costero de África oriental.

“Fue una de las ciudades más antiguas establecidas en la costa del Índico. Se empezó (su construcción) en el siglo XII. Llegó a ocupar 45 acres (18 hectáreas), de las que sólo se han excavado 12 acres (unas 5 hectáreas)”, explica a Efe el guía Hudson Mukoka, al precisar que su población pudo alcanzar unas “tres mil personas”.

Gede, que significa “preciosa” en la lengua de los oromos (uno de los pueblos que habitó la urbe), es un remanso de paz quebrada sólo por el canto de las cigarras -“la música del bosque”, según Mukoka- y las travesuras de los monos que salen al paso de los visitantes.

Espíritus al acecho

La tribu mijikenda, que vive actualmente en las inmediaciones, venera desde antaño las ruinas, que considera sagradas y custodiadas por “Los Ancianos”, espíritus al acecho de intrusos que osen profanar el lugar.

Sin embargo, Gede pasó inadvertida durante siglos hasta la llegada de los colonizadores británicos. En 1884, el explorador John Kirk redescubrió la urbe, aunque las excavaciones empezaron en 1948 supervisadas por James Kirkman, pionero de la arqueología suajili.

Kirkmam topó con un entorno casi sobrenatural. “Cuando comencé a trabajar en Gede -dijo-, tenía la sensación de que algo o alguien estaba mirando detrás de las murallas, ni hostil ni amistoso, pero esperando a lo que sabía que iba a suceder”.

A la sombra de baobabs, higueras y tamarindos, esos trabajos sacaron a la luz una sofisticada urbe edificada con piedra coralina sobre calles trazadas dentro de dos murallas concéntricas: la interna protegía a la élite y la externa todo el recinto.

“Este es el gran palacio, que se dividía en dos zonas: una residencia privada y un área de actividades públicas. Al rey le llamaban sultán“, señala Mukoka ante los escalones de la imponente puerta principal aún en pie, con arco de exquisita labor.

Asombran también los restos de ocho mezquitas, entre ellas la llamada “gran mezquita”, donde se conservan el minbar (púlpito) y la quibla orientada a la Meca, que “funcionaba como un altavoz y producía un eco”, aclara el guía, quien de repente grita “¡Allahu akbar (Alá es el más grande)! para recrear ese efecto acústico.

El yacimiento presenta asimismo ruinas de casas con baños e inodoros, pilares funerarios ornamentados y hasta un sistema de alcantarillado, obras que desmontan el (erróneo) estereotipo de que África carecía de desarrollo antes de la invasión colonial europea.

“Los visitantes dicen que (el emplazamiento) se parece a Machu Picchu“, comenta a Efe el Mukoka, en alusión al famoso santuario del imperio inca en Perú.

Al igual que Machu Picchu, Gede encierra muchos enigmas, como la causa de su abandono, que pudo deberse, según diversas teorías, a una falta de agua (nada menos que 28 pozos se han hallado en la urbe), un conflicto armado o una devastadora enfermedad.

Para descifrar esa incógnita, el paleontólogo keniano-estadounidense Chapurukha Kusimba, de la Universidad de South Florida (EEUU), hace excavaciones con ayuda de National Geographic para responder a una pregunta: “¿qué ocurrió realmente?”.

“Una de las cosas que queremos averiguar es si la población de Gede fue víctima de la peste negra”, la epidemia que causó estragos en el mundo en la Edad Media, explica a Efe por teléfono el profesor Kusimba, quien ha descubierto en los pozos “literalmente miles de ratas negras”, roedores a los que se culpó de la enfermedad.

El paleontólogo se siente intrigado también porque la urbe no consta en documentos históricos, ni siquiera en los mapas de los portugueses, que arribaron a finales del siglo XV a Malindi (a 16 kilómetros de Gede), “eran grandes cartógrafos y lo anotaban todo”.

De lo que nadie parece dudar es que la ciudad fue un relevante y próspero centro de intercambio comercial en el océano Índico.

No en vano, apunta Mukoka, los arqueólogos han desenterrado monedas de China, cuentas de Venecia (Italia), lámparas de hierro de India e incluso “unas tijeras españolas (de hierro) del siglo XVI” que pueden contemplarse en el pequeño museo anexo al yacimiento.

“Esto -agrega- es una prueba de que (Gede) comerciaba con pueblos de distintos países. Los objetos hallados indican que la ciudad alcanzó su cenit entre los siglos XV y XVI“, preámbulo de la decadencia que acabó sentenciando a muerte a la urbe.

Pese a la importancia de las ruinas (monumento histórico y popular atracción turística) y la nominación del Gobierno de Kenia, Gede no ha logrado todavía ingresar en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, aunque el profesor Kusimba cree que “merece estar ahí”.

Saber más: https://udare.es/ruinas-de-gede-en-watamu-la-costa-de-kenia/

Fotos: EFE/ Pedro Alonso