Archivo diario: 17 julio, 2024
Diego Ribero
Diego Ribero
Diego Ribero (también conocido como de Ribero, (de) Rivero, Ribeiro o Ribeira en los documentos portugueses) (? – Sevilla, 16 de agosto de 1533),1 fue un cosmógrafo (cartógrafo) e inventor portugués que trabajó desde 1518 al servicio de la Corona española.
Biografía
El gran mapa de Diego Ribero de 1529: Reproducido del original en el museo de la ‘Propaganda’ de Roma del Papa León XIII. Reproducción de W. Griggs, Londres, hacia 1887.
Nacido como Diogo Ribeiro, en portugués, era hijo de Alfonso Ribeiro y Beatriz de Oliveira, aunque no hay registro conocido de la fecha y el lugar de su nacimiento.2 Se cree que se habría convertido en marino a una edad temprana y que habría participado en varios viajes a la India como piloto de barco. Según varios informes, Ribero habría navegado con Pedro Alfonso de Aguiar, quien se desempeñó como capitán en las armadas de los exploradores Vasco da Gama (1502), Lopo Soares de Albergaria (1504), y Alfonso de Albuquerque (1509).2
Carrera al servicio de los españoles
Entró al servicio de Carlos I de España en 1518, como cosmógrafo de la Casa de Contratación de Sevilla,3 adoptando la carta de naturaleza española hacia 1519. Posiblemente participó en la preparación de los mapas llevados en la Expedición de Magallanes-Elcano, la primera circunnavegación de la Tierra.
El 10 de junio de 1523 fue nombrado «cosmógrafo real» y «maestro de hacer cartas, astrolabios y otros instrumentos de navegación», y finalmente sucedió a Sebastián Caboto como piloto mayor del reino, cuando Caboto partió en un viaje. (Caboto publicó su primer mapa en 1544.)
En 1524 Ribero participó como integrante en la delegación española en la Conferencia de Badajoz, constituida para resolver la disputa hispanoportuguesa sobre si las islas Filipinas caían del lado español o portugués en la división hemisférica acordada en el Tratado de Tordesillas.
En 1527 se encargó de realizar el Padrón real (también Patrón real) de dicho año, el mapa maestro oficial, y secreto, a partir del cual se hacían las cartas de navegación usadas en todos los barcos españoles de la época, considerado el primer mapa científico del mundo.
En 1531 inventó una bomba de achique de bronce, que lograba evacuar diez veces más agua que anteriores modelos.
Diego Ribero murió en 1533.
Primer mapa científico del mundo
Mapa del Nuevo Mundo (Mundus Novus) de Diego Ribero de 1529, copia en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos
La obra más importante de Ribero es el Padrón real de 1527. Dicho padrón, del que se conservan copias en la biblioteca de Weimar (Mundus Novus) y en la biblioteca Vaticana (Ciudad del Vaticano) (Propoganda Map), es el primer planisferio basado en observaciones empíricas de latitud. Está fuertemente influenciado por la información recopilada durante el viaje de Magallanes–Elcano.
El mapa delinea con bastante precisión las costas de Centroamérica y Suramérica: incluye a las islas Malvinas, aunque no aparecen ni Australia ni la Antártida, y el subcontinente indio figura con un tamaño demasiado pequeño. El mapa muestra por primera vez, entre otros, la extensión real del océano Pacífico y también por vez primera, de forma continua, la costa oriental de América del Norte (posiblemente basándose en la exploración de dicha costa de Esteban Gómez en 1525). También muestra las líneas del Tratado de Tordesillas. Al río Orinoco se le denomina río Dulce.
En Norteamérica, un largo río sin identificar desciende hasta la bahía de Chesapeake. A primera vista, el diseño parece inexplicable, pues ningún río de similares características desemboca en dicha bahía. Sin embargo, la orientación norte-sur del río, su extensión, y sus dos grandes afluentes sugieren vívidamente al río Mississipi, con sus grandes tributarios Ohio y Missouri. Tres ríos al oeste de esta cuenca podrían representar a los ríos Pánuco, Presas y Río Grande del Norte. Puesto que la costa de Norteamérica en este planisferio se curva exageradamente hacia el este, es posible que el cartógrafo –Diego Ribero- tomó equivocadamente esta sección de la costa por un segundo golfo de México, situando erróneamente los ríos allí. Podemos suponer que Ribero copió los ríos de un prototipo sin topónimos, de origen portugués, de ahí su error, ante la ausencia de datos de un marino que haya navegado la región (los ríos carecen de nombre).
Mapa de Diego Ribero que muestra los ríos incógnitos de Sudamérica. 1527
El origen portugués del prototipo copiado por los cartógrafos reales de España queda demostrado en la toponimia del río Paraná; en el mapa de 1527 se lo llama “Jordam”, nombre impuesto por los portugueses a un pequeño río al norte de Río de Janeiro, el cual aparece desplazado a 32° sur en el mapa de Caverio. Los españoles, confundidos por la latitud, creyeron que la bahía representada era el estuario del Río de la Plata, razón por la cual llamaron “Jordam” al río representado en el prototipo de origen portugués. Claramente, el mapa no corresponde a la navegación de un marino español, pues los cartógrafos no hubiesen atribuido al Paraná un nombre portugués correspondiente a un río menor del Brasil. Lo hubiesen llamado Paraná (nombre indio), o le hubiesen impuesto un nombre español, como hicieron después.
El mapa de Ribero también muestra una serie de cadenas montañosas, que nosotros identificamos como la precordillera amazónica llamada “La Montaña”, y más al sur, la cordillera central argentino-boliviana, continuando a través de la Sierra de Ancasti hasta las sierras de Córdoba y San Luis, así como los montes del Chaco boreal y la Sierra de Maracajú, en Matto Grosso do Sul. Así como en el caso del los ríos, la representación es selectiva, como si hubiesen querido mostrar ciertas vías navegables y las montañas a las cuales llevan esos ríos, con exclusión de todo otro accidente geográfico, por más importante que sea.
Comparando el mapa de Weimar (1527) con otros producidos por los cartógrafos reales de España en el mismo período, se hace evidente que su hidrografía y su orografía son apócrifas. El mapa español conocido como “Planisferio Salviati” de 1527, producido por el mismo equipo de cartógrafos, no muestra ninguno de esos ríos y montañas.
Otro mapa de la serie del Padrón Real, producido por Diego Ribero en 1529, no muestra el Amazonas ni el río boreal que nosotros suponemos es el Mississipi, y en lugar del diseño apócrifo del Paraná, presenta una vista diferente de esta cuenca hidrográfica, de acuerdo con la información traída por un barco de Sebastián Gaboto recientemente retornado a Sevilla. Por cierto, aquí el río (llamado “Jordam” en el mapa de 1527) se denomina “Gran Río de Paraná”, y se explica que “ahora está allí Sebastián Gaboto, y ha construido una fortaleza…”
Parece ser pues que la representación de los grandes ríos americanos en el mapa de Weimar es producto de una información apócrifa de origen portugués. Pero hemos visto que los mapas de Caverio y Waldseemüller, los cuales también muestran regiones geográficas no conocidas en su tiempo, fueron copiados asimismo de un prototipo portugués. Así, es posible concluir que los diferentes elementos apócrifos presentes en dichos mapas derivan del mismo prototipo americano que estaba en las manos del rey de Portugal antes de 1502.
Mapa de Ribero que oculta los ríos incógnitos. 1527
Esta conclusión es confirmada por documentos referidos a un mapa precolombino de América. El primero de dichos documentos es la carta escrita en el año 1500 por Mestre Joao, astrónomo de la flota de Cabral, desde la costa del Brasil, y dirigida al rey de Portugal:
“En cuanto al sitio de esta tierra, mande traer Su Alteza un mapamundi que tiene Pero Vaaz Bisagudo, y en él podrá ver Vuestra Alteza el sitio de esta tierra, si bien aquel mapamundi no certifica esta tierra ser habitada, o no: es mapamundi antiguo…”
Este documento, de autenticidad incuestionable, se conserva en el Archivo Nacional de la Torre de Tombo, en Portugal; no se trata de un comentario gratuito, sino que se dirige al rey de Portugal en la ocasión solemne de tomar posesión del Brasil en su nombre. No puede sostenerse que un mapa hecho después de 1492 fuese llamado “antiguo” por Mestre Joao apenas siete u ocho años más tarde; además, ningún marino conocido había relevado la costa americana tan al sur como la flota de Cabral (16° 9’ sur).
Así, tenemos aquí una mención explícita a un mapa precolombino de América. Apenas dos años después de esta carta, los mapas de Caverio y “Cantino” muestran regiones desconocidas de la geografía americana; parece evidente que las copiaron del mapamundi antiguo entregado por Vaaz Bisagudo al rey.
Con respecto a la ruta seguida por una copia abocetada del prototipo desde Lisboa al Gimnasio Vosguense, donde trabajaba Waldseemüller, ya hemos visto que el cartógrafo alemán expresó en el título de su trabajo que había copiado el Nuevo Mundo de una ilustración de Vespucio. Parece que el boceto acompañaba la versión francesa de la Lettera a Pier Soderini, la cual Vespucio había enviado desde Lisboa a René de Lorena, patrón de Waldseemüller, en 1505. Así, ambos mapas, el de Caverio y el de Waldseemüller, parecen haber sido copiados de un mapa americano prototipo que se guardaba en Lisboa.
Aún resta mostrar quién llevó un fascímil del prototipo americano a España: en 1524 el cartógrafo portugués Jorge Reinel recibió 30.000 reales del emperador Carlos V, muy probablemente como pago por información referida al prototipo americano; apenas dos años y medio después, los españoles produjeron el mapa de 1527, mostrando los grandes ríos americanos no descubiertos aún, uno de ellos con nombre portugués.
Tenemos así tres series de mapas americanos que muestran regiones geográficas no exploradas aún por marinos europeos:
1. La serie portuguesa aparecida hacia 1502 (Caverio y “Cantino”)
1. La serie alemana de Waldseemüller, iniciada en 1507.
1. La serie española comenzada con el mapa de Weimar de 1527.
Inmediatamente antes de la publicación de cada una de estas series de mapas, surgió información de una fuente en Lisboa; los sabemos por la carta de Mestre Joao fechada en 1500, la Lettera de Vespucio de 1505, y el pago a Jorge Reinel en 1524. Parece evidente que dicha fuente de información es el “mapamundi antiguo” entregado al rey de Portugal por el capitán Pero Vaaz da Cunha, apodado “O Bisagudo” en el año 1500.
He intentado una reconstrucción de este mapa prototipo de América, a partir de los elementos aquí analizados. Parece haber excluido el litoral Pacífico americano y la cordillera de los Andes, y terminado a 40° sur. Pero es una vasta y detallada representación de vastas regiones de América, y poca duda cabe de que corresponde a viajes desconocidos anteriores a Colón.
Reconstrucción del mapa precolombino de América entregado por Pedro Vaaz da Cunha, “O Bisagudo”, al rey de Portugal en el año 1500, y copiado después por Caverio, Waldseemuller y Ribero.
Es imposible que entre 1492 y 1500 hubiese varias expediciones oceánicas de envergadura que permitiesen explorar la costa atlántica americana entre los 42° y los 40° sur, los grandes ríos con sus principales afluentes, el océano Pacífico, el interior de México y Sudamérica hasta el pie de los Andes, sin que el mundo se enterase de ello, especialmente desde que los ojos de Europa estaban puestos en la empresa transatlántica tras el viaje de Colón. Cuando combinamos esto con la evidencia del “mapamundi antiguo” visto por Mestre Joao en 1500, debemos reconocer que existió un prototipo precolombino.
No es aquí el lugar para repetir mis argumentos en forma extensa; sólo deseo señalar los archivos de la portuguesa Orden de Cristo, cuya tradición era muy antigua, y pudo incluir referencias a navegaciones antiguas y medievales. Los navegantes portugueses estaban afiliados casi todos a esta Orden; Enrique el Navegante fue su Gran Maestre, y Vasco da Gama uno de sus Caballeros. Es muy probable que Pero Vaaz da Cunha, en cuya posesión se encontraba el “mapamundi antiguo”, fuese también un Caballero de Cristo. Tal vez en los últimos años del siglo XV él encontró el prototipo en los Archivos de la Orden de Cristo. Al respecto, es significativo que una copia abocetada del mismo fuese enviada a René, duque de Lorena, patrón de Waldseemüller y miembro de una casa tradicionalmente aliada con la Orden de Cristo.
Sea cual fuere la verdad acerca de sus orígenes, parece evidente que hubo en efecto un mapa precolombino de América en Portugal, y que dicho mapa influenció no sólo los primeros mapas portugueses del Nuevo Mundo, sino también el planisferio de Waldseemüller y el Padrón Real español. Este mapa reveló a Américo Vespucio que el Nuevo Mundo era un continente separado del Asia, y le reportó la gloria de bautizar América con su propio nombre.
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