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Archivo diario: 26 agosto, 2024

El manuscrito Mathers

El manuscrito Mathers

En 1880 el reverendo Woodford encuentra, en una librería de segunda mano de Londres, unos manuscritos cifrados a los que acompaña una carta, escrita en alemán, según la cual quien descifre el texto podrá entrar en contacto con una sociedad secreta alemana llamada SDA (Sapiens Donabitur Astris). Se supone que esta sociedad custodia arcanos que serían revelados a quien hiciese méritos para ello. Woodford, que es masón, comunica el hallazgo a dos hermanos, el doctor Woodman y el doctor Wynn Westcott, que además de masones son expertos cabalistas.

William Wynn Westcott con un traje ceremonial. Foto: Wikipedia.

El manuscrito está cifrado según un método de Tritemo que ellos conocen, por lo que les resulta fácil ponerlo en claro, descubriendo que los sesenta folios de papel algodón contienen la descripción de cinco rituales iniciáticos. Siguiendo las instrucciones del texto entablan correspondencia con una tal Anna Sprengel de la SDA, la cual les encarga la creación de una rama inglesa de la sociedad secreta alemana Die Goldene Diimmerung, Golden Dawn en inglés, Aurora Dorada en español.

Para ayudarlos en su tarea contactan con otro masón, Samuel Liddell Mathers, que redacta los rituales mágicos fundacionales partiendo del contenido del manuscrito, al que añade material de su cosecha, y lo completa con mensajes recibidos por su señora mediante telepatía. Y así, Woodman, Westcott y Mathers (que ahora se hace llamar MacGregor) fundan en 1887 la sociedad ocultista más influyente en la Europa de finales del siglo XIX y principios del XX, la Orden Hermética Golden Dawn, a la que pertenecerán figuras de las artes y las letras como W.B. Yeats, Arthur Machen, Algernon Blackwood, A.E. Waite, Florence Farr, Maud Gonne o Evelyn Underhill, así como físicos, matemáticos, militares, médicos e intelectuales de diversas ramas. El hombre que desencadenó todo, el reverendo Woodford, había fallecido poco antes.

Más tarde se incorporaría la bestia parda de Aleister Crowley, que colaboraría eficazmente a que los miembros principales de la Golden Dawn se tirasen los trastos a la cabeza y varios de ellos se marcharan a fundar sus propias sociedades secretas. Pero esa es otra historia.

En fechas posteriores la investigación de los textos en alemán de las cartas pondrían en evidencia que están llenos de anglicismos y de formas de redactar extrañas a la lengua alemana, por lo que puede sospecharse con fundamento que fueron escritos por británicos. Y si las cartas son una falsificación, el propio manuscrito podría haber sido inventado por Mathers o Westcott. O escrito por un tercero que engañó a ambos. A favor de la autenticidad del manuscrito está el hecho de que el papel lleva marca de fabricación de 1809 y el texto contiene la transcripción correcta de jeroglíficos egipcios, cuya traducción solo pudo hacerse a partir de la interpretación de la Piedra Rosetta por Champollion en 1822. Pero, claro está, el manuscrito no tuvo por qué escribirse en la fecha de fabricación del papel, sino años más tarde.

Tampoco se ha encontrado rastro de la tal Anna Sprengel ni de su sociedad secreta. Ellic Howe formuló la teoría de que Westcott siguió el modelo de Blavatsky con las Estancias de Dzyan, es decir, inventó un manuscrito otorgado supuestamente por entes desconocidos para legitimar la fundación de la Golden Dawn. Miembros actuales de dicha sociedad han rebatido esta teoría.

Manuscrito cifrado de Mathers, página 13. Foto: Wikipedia.

En definitiva, el origen real del manuscrito cifrado permanece aún en el misterio, pero la sociedad ocultista que se creó a partir de él influyó poderosamente en la cultura de su época.

 

 

 

 

 

Página de la Poligrafía de Tritemo, libro que contenía la clave para descifrar el manuscrito. Foto: Wikipedia.