Archivo diario: 6 diciembre, 2024
PS General Slocum
PS General Slocum
Historial
Tipo: vapor de ruedas y desastre marítimo
Asignado: 1891
Destino: Quemado y hundido el 15 de junio de 1904.
Reflotado, convertido en la barcaza Maryland y hundido el 4 de diciembre de 1911 en una tormenta
Características generales
Desplazamiento: 1.284 toneladas
Eslora: 76 metros
Manga: 11,4 metros
Calado: 3,7 metros
El PS General Slocum1 fue un vapor de ruedas de pasajeros construido en Brooklyn, New York, en 1891. Durante su vida útil, sufrió varios accidentes como encallamientos y colisiones.
El 15 de junio de 1904, el General Slocum se incendió y se hundió en el East River en la ciudad de Nueva York.1 En el momento del accidente, realizaba un trayecto fletado para llevar a los miembros de la Iglesia Luterana Evangélica Alemana de San Marcos (Germano-estadounidenses de Little Germany, Manhattan) a un picnic de la iglesia. Se calcula que murieron 1.021 de las 1.342 personas que iban a bordo.2 El desastre del General Slocum fue el más mortífero de la zona de Nueva York hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001. Es el peor desastre marítimo de la historia de la ciudad y del siglo XX hasta que el Titanic lo superó unos años después y es el segundo peor desastre marítimo en las vías navegables de Estados Unidos, tras la explosión y hundimiento del buque de vapor Sultana.3 Los acontecimientos que rodearon el incendio del General Slocum se han tratado en varios libros, obras de teatro y películas.
En el punto 4 del mapa, es aproximadamente donde ocurrió la tragedia.
Hace 120 años, un vapor de ruedas que llevaba más de 1300 miembros de la escuela dominical de una Iglesia Luterana de Nueva York, en su mayoría niños, se incendió y naufragó en medio del East River. La sucesión de errores del capitán y las nulas medidas de seguridad del buque. Un desastre que mantuvo el triste récord de cantidad de víctimas en territorio estadounidense hasta el atentado contra las Torres Gemelas
El día primaveral se perfilaba como un escenario ideal para la fiesta que todos esperaban, el picnic anual de la Iglesia Luterana de San Marcos del Lower East Side, que ese miércoles 15 de junio de 1904 tenía como atractivo adicional un paseo por el East River hasta Long Island a bordo del vapor de ruedas General Slocum. Por eso, desde temprano a la mañana, 1358 integrantes de la comunidad alemana de Nueva York – en su mayoría maestros, madres y alumnos de la escuela dominical – abordaron el barco llenos de expectativas, sin imaginar que poco después se convertirían en protagonistas de la peor tragedia de la historia de la navegación mundial antes del hundimiento del Titanic.
La Iglesia había hecho el esfuerzo de pagar 350 dólares – una suma alta para la época – por el alquiler en exclusiva del General Slocum y así darles una alegría a los chicos, que recorrían y observaban embelesados los tres pisos del vapor de madera, que estaba al mando del capitán William Van Schaick y contaba con una tripulación de 29 hombres. Cuando zarpó, a las 9 de la mañana, el barco estaba atestado de niños, vigilados por padres y maestros.
El General Slocum a punto de hundirse entre las llamas
Según la reconstrucción de los hechos, el barco llevaba una hora de navegación cuando uno de los chicos corrió hasta donde estaba el capitán y le dijo que había un incendio. Creyendo que se trataba de una broma infantil, Van Schaick le respondió de mal modo.
La tripulación demoró diez minutos fatales en darse cuenta de que realmente había fuego en una cabina de lámparas llena de trapos aceitosos y viruta. Ya era tarde, porque el fuego comenzaba a propagarse de manera voraz por la estructura de madera del vapor. A partir de ese momento, un cúmulo de errores del capitán, sumado a una serie de fallas de seguridad del barco potenciaron la tragedia.
El capitán Van Schaik cometió un error tras otro al mando del General Slocum
El incendio y el pánico
-¡Hay fuego! – le dijo el chico de 12 años al capitán.
-¡No molestes! ¡Metete en tus cosas! – le respondió Van Schaick haciendo un gesto para que se alejara.
Eran las diez de la mañana y de haberle prestado atención al niño, el capitán del General Slocum podría haber minimizado las consecuencias del desastre. Solo reaccionó cuando un miembro de la tripulación le dijo, diez minutos más tarde, que había fuego en la cabina de lámparas y que se estaba propagando.
Pero Von Schaick volvió a equivocarse: en lugar de llevar el vapor hacia tierra en el punto más cercano para facilitar la evacuación y permitir que los bomberos atacaran las llamas, decidió seguir adelante a toda máquina hacia una pequeña isla que estaba más lejos en el East River.
El rescate de los sobrevivientes
Más tarde les dijo a los investigadores que no quería correr el riesgo de propagar el fuego al muelle y al resto de la ciudad, pero la estrategia resultó mortal para los pasajeros, porque al avanzar a toda máquina con viento en contra las llamas se avivaron hasta propagarse por casi todo el barco.
Muertes por fuego y agua
Los pasajeros aterrorizados por las llamas y sin indicaciones precisas por parte de la tripulación reaccionaron de manera desesperada. Además, todo estaba fallando: las mangueras contra incendio estaban podridas y no servían, los botes salvavidas estaban en malas condiciones y tan fuertemente atados que era imposible soltarlos, y los salvavidas se hundían.
Algunos pasajeros se tiraron al agua y trataron de ganar la costa, pero casi nadie lo logró porque muchos fueron arrastrados por la rápida corriente del río. La mayoría de los que iban a bordo eran mujeres y niños que, como la mayoría de los estadounidenses de la época, no sabían nadar.
Cadáveres a la vera del río Hudson
Las crónicas de la época relatan que hubo madres que les pusieron salvavidas a sus hijos y los bajaron al agua, para verlos hundirse como piedras. Luego se comprobó que no estaban llenos de corcho, sino de un material no flotante que los hacía pesados y les impedía flotar. Otros niños murieron pisoteados por quienes corrían de un lado a otro, presos del pánico, y más personas perdieron la vida cuando el incendio derrumbó algunas de las cubiertas y el fuego las consumió.
Mientras tanto, la desesperada carrera que el capitán le impuso al barco en llamas tuvo el peor de los finales al encallar contra las rocas de la costa de North Brother Island. La investigación demostró que entre cien y quinientas personas murieron cuando la sección sobrecargada de estribor de la cubierta de huracanes se derrumbó, arrojándolos a aguas profundas, mientras que otros perdieron la vida al ser golpeados por la rueda de remos que aún giraba. Solo los que atinaron a lanzarse por la parte de proa tuvieron más suerte, porque cayeron en aguas poco profundas y menos correntosas, lo que les permitió a muchos salvar sus vidas.
El intento de apagar las llamas
El General Slocum permaneció varado en North Brother Island durante aproximadamente 90 minutos antes de liberarse y desplazarse un kilómetro y medio hacia el este, donde se hundió definitivamente frente a la costa del Bronx en Hunts Point.
Saldo de una tragedia
La investigación realizada por las autoridades navales determinó que murieron ahogadas o quemadas 1021 personas, todos pasajeros salvo dos miembros de la tripulación. Se contabilizaron 180 heridos y solo 251 personas salieron ilesas de la catástrofe, casi todas ellas rescatadas por dos remolcadores que acudieron con rapidez al lugar del desastre. En cuando al capitán Von Schaick, abandonó el General Slocum antes que muchos de los pasajeros. Salvó su vida saltando a uno de los remolcadores junto con varios de los tripulantes.
Los últimos instantes del General Slocum
La ciudad y el país entero quedaron conmocionados por el tremendo saldo en vidas que dejó el hundimiento del vapor. Al día siguiente, The New York Times relató que “hombres cargando camillas con víctimas de la calamidad empezaron a llegar a la estación Avenida Alexander. Al principio se tenía la esperanza de que ese lugar sería lo suficientemente grande para albergar a los muertos, pero no fue así porque su capacidad fue rápidamente colmada y muchos cadáveres debieron ser trasladados a otros lugares”.
Las víctimas fueron enterradas en cementerios alrededor de Nueva York: 58 en el Cementerio de los Evergreens y 46 en el Cementerio Green-Wood, ambos en Brooklyn. La mayor parte recibió sepultura en el Cementerio Luterano en Middle Village, donde durante años se realizaron homenajes en su memoria y los demás muertos en la tragedia.
Una impunidad casi total
Después de la investigación, Von Schaick y otras siete personas fueron acusados por un gran jurado federal. Además del capitán, debieron sentarse en los tribunales el presidente, el secretario, el tesorero, el comodoro y dos inspectores de la compañía propietaria del vapor, la Knickerbocker Steamship Company.
El capitán perdió la vista de un ojo a causa del incendio. Los informes indican que el Capitán Van Schaick abandonó al General Slocum tan pronto como se asentó, saltando a un remolcador cercano, junto con varios tripulantes. Fue hospitalizado en el Hospital Líbano.
Los pasajeros, testigos y personal de emergencia cometieron muchos actos de heroísmo. El personal y los pacientes del hospital en North Brother Island participaron en los esfuerzos de rescate, formando cadenas humanas y sacando a las víctimas del agua.
El informe sobre de la comisión investigadora sobre el capitán y la tripulación del General Slocum fue lapidario. “Las pruebas presentadas ante la Comisión establecen el hecho de que el capitán no hizo ningún intento de combatir el fuego, examinar su estado o controlar, asegurar, dirigir o ayudar a los pasajeros de ninguna manera. … Un hecho esencial de la negligencia es el fracaso total del capitán para combatir el fuego o ayudar a los pasajeros. En menor grado, los pilotos, de la misma manera, después de varar el bote, y mientras todavía había muchos pasajeros a bordo, no cumplieron con su deber de asistir y rescatar a dichos pasajeros. Muy poca asistencia o control ejercido por cualquiera de los oficiales o tripulantes en nombre de los pasajeros”, señaló.
El funeral de los muertos en la tragedia
Luego de un juicio polémico, el único condenado fue Von Schaick, que fue declarado culpable de negligencia criminal por no mantener en condiciones los elementos contra incendios del vapor. En cambio, el jurado no pudo llegar a un veredicto sobre los otros dos cargos de homicidio involuntario. Recibió una pena de 10 años de prisión, pero solo pasó tres años y medio en la cárcel de Sing Sing antes de ser beneficiado con la libertad condicional.
La Knickerbocker Steamship Company la sacó barata, pagando una multa relativamente pequeña a pesar de la evidencia que demostraba que había falsificado los registros de inspección del vapor.
A medida que pasaron los días se fueron sumando los muertos
Memoria de una catástrofe
Los restos hundidos del General Slocum fueron rescatados y convertidos en una barcaza de 625 toneladas llamada Maryland, que se hundió en el río Sur en 1909 y, luego de ser reflotada y reparada, volvió a naufragar en el Océano Atlántico frente a la costa sureste de Nueva Jersey durante una tormenta el 4 de diciembre de 1911. Allí quedó para siempre.
Con el correr de los años, la tragedia del General Slocum dio lugar a novelas, libros de investigación periodística, temas musicales y películas documentales y de ficción.
Las víctimas también tienen un monumento: La Fuente en Memoria del Slocum, en Tompkins Square Park, donada en 1906 por la Sociedad de la Simpatía de las Damas Alemanas. Está hecha de mármol rosa de Tennessee, tiene a dos niños que miran hacia el mar y su inscripción dice: “Son los niños más puros de la Tierra, jóvenes y hermosos”
Es una fuente para beber que todavía calma la sed de los sedientos, con su agua fría que brota de un surtidor con la forma de la cabeza de un león.
Fuente de la imagen, BBC World Service
Pie de foto, Titular de la portada del diario The World: Lista de muertos de Slocum puede llegar a 1.000.
Fuente de la imagen, BBC World Service
Pie de foto, Escena en el funeral por la tragedia del General Slocum. Imagen: New York Public Library
El Informe de la Guardia Costera de 1904 estimó las siguientes cifras de víctimas de un total de 1388 personas involucradas en el desastre:
Estado | Pasajeros | Tripulación |
Total a bordo | 1,358 | 30 |
Adultos | 613 | – |
Niños | 745 | – |
Muerto | 955 | 2 |
Muerto identificado | 893 | 0 |
Muertos desaparecidos y no identificados | 62 | 0 |
Herido | 175 | 5 |
Ileso | 228 | 23 |
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