Ooparts
Oopart (Out of Place Artifact – Artefactos fuera de lugar) es la denominación que se la ha dado a decenas de objetos prehistóricos hallados en distintas partes del planeta que, dado su nivel de tecnología, desarticulan completamente la edad estimada mediante estudios físicos, químicos y/o geológicos. Algunos “Oopart” se han convertido en un quebradero de cabeza para los científicos que avalan la teoría de la aparición del hombre hace unos seis millones de años atrás, otros son claramente una falsificación. Se han catalogado algo más de 4.000. En general se pueden clasificar en:
Objetos presuntamente encontrados en culturas reconocidas, en lugares inesperados.
Objetos presuntamente producidos por culturas desconocidas.
Objetos presuntamente existentes antes que la raza humana:
La mayoría de los Ooparts conocidos consisten en objetos que no pertenecen a la época del yacimiento por ser demasiado modernos. Sin embargo, los métodos de datación revelan que estos objetos modernos, son tanto o más antiguos que el lugar donde se encuentran. Cabe aclarar que el método de Carbono 14 no es apto para datar a la mayoría de los Ooparts, ya que éstos carecen de material orgánico, sobre el cual trabaja dicho método.
Se considera que los Ooparts, encontrados y desaparecidos antes de mediados del siglo XX, no merecen crédito, ya que hasta entonces los sistemas o métodos de datación de antigüedad, eran escasos y poco fiables.
No soy partidario de la “teoría alienígena, o de otras civilizaciones”, aunque algunos estén muy obsesionados con el tema. Pero en ocasiones no hay más remedio que citarlo. No se incluyen aquellos que son una burda y clara impostura, como el caso de los “Jeroglíficos egipcios, en Álava (España) del 2006”. En otras ocasiones se trata de “expresiones de la Naturaleza”, como: el mecanismo de Kamchatka que son comátulas o lirios de mar, fósiles muy abundantes; o la antena de Eltanin que es Cladorhiza Concrescens, una variedad de esponja carnívora, y abundante.
En algunos casos hay comentarios resaltados en rojo, son aquellos de los que hay serias dudas de su veracidad.
En ningún caso se ha pretendido ser exhaustivo.
Toda la información se ha sacado de la red, y principalmente se han utilizado los datos al efecto, de Wikipedia.
Esfera negra de Ucrania
La esfera negra de Ucrania es posiblemente uno de los objetos más inquietantes de entre todos aquellos catalogados como Ooparts. ¿Una fuente agotada de energía de procedencia extraterrestre? ¿Un artefacto de antimateria para fines desconocidos? ¿Un aparato para comunicaciones extrasensoriales del pasado?… Las teorías que se plantean son muchas y diversas ante esta pequeña esfera de colores negruzcos que fue encontrada en una mina de arcilla, en el año 1975, en las solitarias y frías tierras de Ucrania.
La esfera ovoide, fue hallada por un trabajador en una cantera de arcilla al oeste de Ucrania, a unos 8 metros de profundidad y en unos estratos datados de hace unos 10 millones de años. El hombre le dio un golpe para partirla y ver su interior, pero tan solo resquebrajó un poco la superficie. El interior parecía estar compuesto de una especie de cristal oscuro. Sin darle demasiada importancia al hallazgo, se lo regaló a su hijo a modo de juguete. El niño, tiempo después y perdido también el interés, lo dejó olvidado en el colegio donde un profesor lo encontró y lo llevó al museo de la localidad, donde se olvidó durante varios años, hasta que el profesor Boris Nikolayevich Naumenko, miembro del Instituto de Física de la Tierra de la Academia Rusa de las Ciencias, reparó en él e intuyó que aquella piedra era algo fuera de lo común.
De la mano de Naumenko, dos auténticas instituciones científicas: el doctor Menkov, del Instituto de Física de Moscú, y su colega Valentín Fomenko, de la Asociación Industrial y Científica “Soyuz”, se hicieron cargo de la investigación de este enigmático objeto.
Datos sobre la investigación:
La esfera tiene forma ovoide, el eje de simetría mide 8,75 centímetros, y el diámetro perpendicular de mayor longitud es de 8,47 centímetros. Su peso es de 617,22 gramos. Su densidad, de 1,934 gramos/centímetro cúbico es inferior a la del cristal, el cuarzo o la obsidiana.
Los estudios geológicos de antigüedad y el estudio de los estratos donde fue encontrada, dataron la piedra en una época cercana a los 10 millones de años de antigüedad.
El doctor Formenko llevó a cabo, con una unidad industrial de rayos X RUP 150/300, una radiografía de la esfera, comprobando que el núcleo, semejante a medio huevo, poseía una densidad menor que cero, es decir, se trataba de una masa negativa. ¿Estaban ante la primera muestra de antimateria de la historia?
Durante muchos años, decenas científicos han intentado crear de forma artificial núcleos de antimateria en laboratorios, pero nadie lo ha conseguido hasta el momento.
Los datos antes expuestos, unidos a que su supuesta antigüedad, están muy lejos del alcance de cualquier actividad humana, deja abierta la posibilidad de que fuera construida por una civilización desconocida hasta la fecha.
Obviamente, si se especula con la probabilidad de que la masa del núcleo sea negativa, los doctores rusos han llegado a plantear la hipótesis de que se trate de un depósito de antimateria, empleado –siempre hipotéticamente– como una fuente de energía.
La piedra se sigue estudiando, aunque por el momento, nadie se atreve a dar un veredicto sobre su procedencia o el posible uso que se le diera a este objeto. Todo son suposiciones ante una muestra más, bastante clara, de que hace millones de años, otras civilizaciones caminaban por nuestro planeta.
Y si en realidad estamos ante un depósito de antimateria… ¿Se podría volver a reactivar en algún momento?… o lo que es más inquietante, ¿Qué sucedería en este caso? Podría tratarse de un agujero negro que por motivos desconocidos se desactivó, o es posible que fuese dejado a propósito en este planeta con motivos oscuros y desconocidos. Todo un cúmulo de dudas y preguntas, todavía sin respuesta.
Las esferas de Nueva Zelanda
Unos meses después, en abril de 1972 habían caído en la localidad de Ashburton, Canterbury, South Island, Nueva Zelanda, cuatro esferas metálicas con letras del alfabeto cirílico. Por eso los periodistas dijeron que pertenecían a un satélite artificial de los soviéticos. (Casos 92 a 95)
A la 1 de la mañana del 3 de abril, se escuchó una fuerte explosión. Horas después aparecieron desperdigadas en un radio de unos 16 kilómetros una de la otra, cuatro bolas de una aleación de titanio. Las esferas pesaban unos 13.6 kilogramos y medían unos 38 centímetros de diámetro. Dejaron unos huecos quemados, pero nadie resultó herido.
Las esferas fueron encontradas por varios granjeros de la localidad. Uno de ellos, John Lindores, se sorprendió al encontrar dos de las bolas en su potrero. Cuando las encontró pensó que alguien le estaba jugando una broma. Avisó a sus vecinos y alguien dijo que podrían ser radiactivas. Luego llamaron a la policía.
Un tercer objeto esférico cayó en un club hípico.
Se ordenó a los guardias rurales que estuvieran alertas por si aparecían más, para tratar de recuperarlas. Después de varios días de una búsqueda infructuosa, finalmente el 8 de abril el guardia rural Jack McClure, al realizar un patrullaje por esa zona desértica, encontró una y la entregó a las autoridades.
Se dijo que el 23 de junio de 1972 se encontró otra esfera en Nueva Zelanda. Esta mostraba una abertura en uno de sus lados. Algunos ufólogos, incluyendo el mexicano Jaspersen, dijeron que fueron casi 50 las esferas que cayeron en Nueva Zelanda, cubriendo un radio de unos 80 kilómetros. Se dijo que estaban fabricadas de Cadmio, Bario, Remio (sic) y Níquel. (Caso 96)
Seguramente estas esferas sí eran extraterrestres, ya que estaban construidas con Remio, un elemento que pertenece a la familia de la Krypyonita y del elemento 115 de Bob Lazar, de los que nunca se ha sabido que existan en estado natural en la Tierra. ¿O acaso se trataba de otro de los vocablos pseudocientíficos a los que nos tienen acostumbrados los ufólogos?
En ese mismo año, sólo que el 28 de junio y a 90 kilómetros de distancia de donde se encontró la primera esfera, unos granjeros hallaron otra igual. Esta fue encontrada en Hakataramea Valley, South Canterbury. (Caso 97)
Originalmente The New Zealand Joint Intelligence Bureau clasificó los hallazgos en el nivel “Restricted”.
Pesaba cinco kilogramos y medía 15 pulgadas de diámetro.
El 12 de julio se encontró la última esfera muy cerca del pueblo de Muloorina o Mullorina (Nueva Gales del Sur). Esta última medía 6 pulgadas de diámetro y pesaba tres kilogramos. Presentaba un orificio de una media pulgada (aproximadamente 12 milímetros). Había una oquedad recubierta con una delgada capa de plomo. (Caso 98)
En 2002 el gobierno de Nueva Zelanda desclasificó la información sobre las esferas caídas en Canterbury en 1972. Desde la caída se había sospechado que pertenecían a la Unión Soviética. Los archivos del Ministry of Foreign Affairs recientemente desclasificados contienen la correspondencia girada entre las autoridades de Nueva Zelanda, la Unión Soviética y los Estados Unidos. The New Zealand Herald publicó parte del reporte de investigación ya desclasificado. Los documentos dicen que las bolas fueron analizadas por los científicos de Nueva Zelanda. Estos científicos encontraron que las esferas eran de origen soviético.
La correspondencia de Sir Keith Holyoake, entonces Ministro de Asuntos Exteriores, concluía que eran, probablemente, recipientes de gas a presión del tipo usado en los cohetes y vehículos espaciales.
De acuerdo con Graeme Beere, antiguo consejero del Ministro de Defensa de Nueva Zelanda, las legislaciones, local e internacional, indicaban que los restos espaciales deberían regresarse a sus legítimos dueños.
En efecto, el Artículo 5 del Agreement on the Rescue of Astronauts, the Return of Astronauts and the Return of Objects Launched into Outer Space, un tratado internacional, indicaba que cualquier acontecimiento de este tipo debía ser reportado al Secretario General de la ONU. Pero Sir Holyoake dijo que los soviéticos formalmente habían negado la propiedad.
Un reporte de la división de tecnología extranjera del US Air Forces Systems Command indicaba que las esferas pertenecían uno de los cohetes que intentaron colocar en órbita la cápsula no tripulada Venus 9. Este intento falló. El 31 de marzo de 1972 la nave se partió en 4 pedazos, dos de los cuales permanecieron en una órbita baja, para finalmente caer a la Tierra. Luego el aparato fue renombrado como Cosmos 428.
Mientras las dos superpotencias discutían la propiedad del objeto, el Club de Ponis de Ashburton solicitó al Gobierno Neocelandés que retirara la pieza debido a que pronto tendrían una competencia.
Como los soviéticos negaron cualquier relación, los objetos quedaron en propiedad de los granjeros que las habían encontrado.
John Lindores, por ejemplo, la mantuvo en exhibición en su sala, pero luego la guardó en un closet cuando pasó la novedad, para finalmente donarla a Jim Chivers, curador del Museo de Aviación de Ashburton, cuando se mudó y vendió su granja.
Esferas de piedra de Costa Rica
Esfera de piedra en el Museo Nacional de Costa Rica, parte fundamental de la arqueología nacional.
Las Esferas de piedra de Costa Rica son un grupo de más de quinientas petrosferas ubicadas principalmente en el sur de Costa Rica en la llanura aluvial del Delta del Diquís (confluencia del Río Sierpe y Río Grande de Térraba), Península de Osa y en la Isla del Caño. Las esferas son conocidas localmente como “Las bolas de Costa Rica”. Como conjunto se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.
Descripción
Las dimensiones de las esferas oscilan en un rango de los 10 centímetros hasta los 2,57 metros de diámetro y su peso llega a superar las 16 toneladas. La mayoría están hechas en piedras duras como granodiorita, gabros y algunas pocas en caliza. Los arqueólogos a través de la estratigrafía de su emplazamiento y de otros objetos encontrados en su cercanía, estiman que las piedras fueron ubicadas por los indígenas de la zona entre el 300 A.C y 300 D.C., pero su trabajo escultórico científicamente no ha podido ser datado aún. También se han encontrado junto a cerámica del tipo “polícroma de Buenos Aires” (1000 a 1500 A.C.) y se ha establecido que la zona estuvo habitada desde hace al menos 8000 años. Han sido descubiertos 34 sitios arqueológicos, desde el Delta del Diquís en el sur, la Isla del Caño a 17 kilómetros de la costa, llanuras atlánticas hasta en Papagayo, Golfo de Nicoya a 300 kilómetros al norte del Delta del Diquís. Hoy cientos de estas esferas pequeñas se encuentran en colecciones privadas y museos dispersos por el mundo.
Historia
La primera incursión española en la zona data de 1516, cuando Hernán Ponce y Bartolomé Hurtado partieron de la península de Asuero en Panamá hasta las costas del Delta. Luego en 1522 Gil González Dávila junto a su piloto Andrés Niño, navegó desde el Golfo de Chiriquí hasta el mismo Delta del Diquís. Con un grupo de exploradores, Gil González marchó por tierra hasta la zona conocida hoy con el nombre de Palmar, no sin antes tomar por asalto la villa del Cacique Coto ubicada en las cercanías del río que hoy lleva su nombre. A ninguno reportó como llamativo nada más que el abundante oro que usaban “los salvajes” de la zona. Cuando el “conquistador” español Juan Vázquez de Coronado en el año 1563 estuvo en el Valle del Diquís, reportó al Rey Felipe con carta fechada el 2 de julio de ese año, en detalle todo lo que vio y “recolectó”, pero no describió nada parecido a esferas de piedra. Sin embargo en “Los Anales Sur-Americanos”, en 1547 Francisco Pizarro el conquistador del Perú dicta al escriba sus crónicas: “Escuché que los altos señores de este imperio se reúnen cada cuatro años en el país de las bolas donde al parecer reciben consejos de grandes sabios”, versión que se ha venido confirmando por el descubrimiento en Costa Rica, de objetos e influencias artesanales tanto de Olmecas, Aztecas, Mayas como de Quechuas, Chibchas e Incas, así como la escuela de sukias llamada Guayabo ubicada en Turrialba de Cartago.
Descubrimiento
Ahora conocemos las bolas de piedra por su descubrimiento en 1939, cuando la compañía bananera “Standard Fruit Company” empezó a deforestar tales territorios para cultivar banano. Desde entonces se vieron como un misterio y algunas de ellas fueron dinamitadas, por la creencia de que en su interior había oro. La primera mención internacional fue un pequeño artículo arqueológico de Doris Stone publicado en 1943 en “American Antiquity”, atrayendo la atención de Samuel Kirkland Lothrop del Peabody Museum y Universidad de Harvard, que 1948 estaba en Costa Rica, contactó en San José a Doris Stone, quien le aportó información y contactos para investigar en zona más conocida donde estaban apareciendo las esferas de piedra. Finalmente Lothrop publicó sus investigaciones en “Archaeology of the Diquís Delta, Costa Rica 1963”. Desde 1970 las autoridades del Gobierno protegen las esferas de piedra precolombinas y sus emplazamientos. Se han reensamblado algunas dinamitadas bajo el cuidado del Museo Nacional, quien con el apoyo de la ley está recuperando otras que habían sido trasladadas por particulares a empresas, residencias e instituciones públicas. Incluso, los estudiantes y vecinos de Palmar Norte, bloquearon las calles para impedir la salida de los camiones que intentaban sacarlas.
Situación actual
El Museo Nacional asociado a universidades nacionales e internacionales, ha efectuado múltiples investigaciones arqueológicas y actualmente se construye en Finca 6 de Palmar Sur, Cantón de Aguirre, el “Parque de las Bolas de Piedra”, propuesto originalmente por el arquitecto Ibo Bonilla en 1979, para ubicar las esferas recuperadas, de las cuales no se conoce su locación original. El “Parque cán basat róje” (esferas de piedra en dialecto indígena) es parte de un amplio proyecto arqueológico, bajo la guía del Museo Nacional de Costa Rica y el padrinazgo del reconocido escultor Jorge Jiménez Deredia. En el año 2010 los investigadores John Hoopes de la Universidad de Kansas, Nuria Sanz del Centro de Patrimonio Mundial de la Humanidad, Helaine Silverman del Consejo Internacional de Museos y otras autoridades académicas, visitaron el sitio de las esferas de piedra, para evaluar la elegibilidad y protección de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Bolas de piedra y cultura costarricense
Las esferas de piedra están íntimamente ligadas a la memoria colectiva de los costarricenses, quienes hacen reproducciones en piedra, bronce, acero, vidrio y concreto armado, para ubicar a la entrada de casas e instituciones e indican que su fin es más que decorativo, es sentido de identidad, por su simbolismo geométrico y espiritual. Desde sus inicios, los edificios de la Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia, Caja del Seguro Social, Universidad e Costa Rica, Museo del Niño y la Embajada de Costa Rica en Washington (USA) entre otros, instalaron sendas esferas de piedra como primer símbolo fáctico.
Las esferas en el arte y arquitectura de Costa Rica
Al estar la esfera dentro del inconsciente colectivo, muchos artistas la han usado como inspiración en pintura, escultura, literatura, poesía y arquitectura, inclusive está en las ilustraciones de los billetes de cinco mil colones. La Plaza de la Justicia, ubicada en el Circuito Judicial en San José, en el año 2007 fue remodelada por los arquitectos Ibo Bonilla y Hernán Hernández, que en un conjunto escultórico de 200 metros de largo y 47 metros de alto, ubicaron dos esferas de 3,10 metros de alto, alineadas con una pirámide (que ilumina y ventila una sala para 500 personas en el subsuelo) y el paralepípedo de mármol del edificio de la Corte Suprema de Justicia. Colocando en un solo eje los 3 sólidos platónicos en el paisaje urbano. En el año 2009, el escultor Jorge Jiménez Deredia culminó una declarada influencia de las esferas en su obra, con la exposición en el Foro Romano (Italia) de esculturas monumentales basadas en el concepto de las esferas precolombinas, siendo el inicio de una gira internacional denominada “Ruta de la Paz”. Fue la primera exposición de arte contemporáneo en ese emblemático sitio histórico. El Museo Nacional en el año 2010 construye por la Plaza de la Democracia un nuevo vestíbulo basado en una esfera de cristal de 8 metros de diámetro con una auténtica esfera de piedra en su interior. El 1 de mayo del 2010, el traspaso presidencial de Oscar Arias (Premio Nobel de la Paz) a Laura Chinchilla (primera presidenta de Costa Rica), tiene como tema de escenográfico a las esferas precolombinas.
Mitos
Han surgido muchos mitos alrededor de estas esferas, su significado, sus constructores, fines, técnicas constructivas y de transporte, fecha y canteras de las piedras: hechas por descendentes de la Atlántida, geomorfosis natural, pociones secretas para ablandar la piedra, que en el centro tienen una semilla de café, participación de extraterrestres, ejes energéticos complementarios a Nazca y Pascua, delimitación territorial, hitos conmemorativos, representación del eterno femenino, dispositivos navegacionales, símbolo perfecto de la divinidad, fuentes de energía y bienestar, dispositivos de equilibrio tectónico, puertas dimensionales. Enfoques esotéricos han sido tratados en múltiples libros como en los escritos por el explorador suizo Erich von Däniken y escritor español Juan José Benítez.
Versión oficial
La idea de que fueron jardines astronómicos con fines de calendarizar ciclos agrícolas o que servían para establecer el rango social dentro de la tribu son las explicaciones, por ahora, más aceptadas por la arqueología.
Las esferas metálicas de Klerksdorp
Las esferas de Klerksdorp son unas bolitas de pirita que se han ido encontrando en Ottosdal (Sudáfrica) sobre estratos Precámbricos de hace 2.800 millones de años por mineros. Estas se exponen en el museo de Klerkdorp.
Se dice que su forma esférica y finos surcos sólo pueden haber salido de seres inteligentes. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo.
Sin embargo, probablemente sean nódulos de pirita de origen metamórfico, y nódulos de ‘goethita’ formados del desgaste de la pirita. En un artículo sobre este asunto Paul Henrich recalca que las fuentes de Cremo, en lo que se refiere a las esferas supuestamente ‘anómalas’, eran en realidad las Weekly World News (Noticias Mundiales Semanales), una fuente que difícilmente cabe aceptar como seria y reputada.
Desde principios de los años ochenta, en el que los mineros de la mina de plata de Wonderstone en Klerksdorp (Sudáfrica), empezaron a encontrar entre el “pyrophyllite” centenares de bolitas metálicas con marcas o ranuras de unión. Este pyrophyllite está formado por sedimentos de más de 2.800 millones de años.
Habiéndose encontrado un total de unas 200, las esferas metálicas fueron halladas en forma paulatina por mineros que trabajaban sobre estratos precámbricos de 2.800 millones de años de antigüedad. El tamaño de estas esferas oscila entre los 3 y los 8 centímetros de diámetro, alojando algunas de ellas en su interior un material esponjoso que se desvanece con enorme facilidad al seccionarlas y quedar en contacto con el aire. Su exterior está formado por una aleación de acero y níquel de gran dureza, llamando poderosamente la atención unas finas líneas o surcos que rodean las esferas dividiendo en dos partes iguales a las mismas.
Lo más sorprendente en las mismas es el hecho de que, se encuentran en las mismas tres líneas paralelas grabadas, que hacen pensar que tienen un origen exterior, la datación es de aproximadamente tres millones de años.
La singularidad de su aspecto externo induce a pensar un origen artificial para los ejemplares que actualmente se exhiben en el Museo de de Klerkdorp, aunque algunos investigadores atribuyen a su forma un origen natural.
Todas las esferas presentan una forma esférica y pulida, con una línea recta rodeando el diámetro mayor, frecuentemente acompañada de dos paralelas distribuidas hacia un lado y hacia el otro de la línea central.
Debido a la aparente contrariedad entre la edad de la capa geológica en las que fueron halladas y el presunto origen moderno de las mismas, muchos especialistas opinan que las esferas pertenecieron a una civilización de tecnología avanzada, extinguida hace más de 2.800 millones de años, cuando la roca que las contenía comenzó a solidificarse.
Los detractores de dicha teoría se inclinan a pensar que las piedras son el producto de nódulos de pirita y goethita de origen metamórfico. No obstante, el tallado de las líneas carece de argumento sostenible tanto por su caprichoso aspecto, como por la dureza del material con que tendrían que haber sido talladas.
Según otros investigadores, como el profesor de geología A. Bissehoff, de la Universidad de Potchefstroom, las esferas pertenecen al aglomerado de la limonita. Sin embargo, los artefactos de Klerksdorp fueron hallados en nichos individuales, al contrario de la disposición con que suelen encontrarse los aglomerados de limonita.
Con similar destino al de otros oopart, el misterioso origen de las esferas de Klerksdorp probablemente permanezca en el olvido eterno, aguardando tras la vitrina de un museo.
Se dice que su forma esférica y finos surcos sólo pueden haber salido de seres inteligentes. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo.
Las extrañas esferas fueron repartidas entre varios museos de Sudáfrica, como el de Klerksdorp y Soweto, otras fueron a parar a manos de coleccionistas particulares e incluso algunas viajaron para un estudio más detallado al Instituto del Espacio de California pero, ni unos ni otros han sido capaces de emitir un informe en el cual aparezcan las respuestas que den una explicación lógica a la existencia de estas esferas.
El misterio de las esferas de Klerksdorp tienen su origen en algunas publicaciones difundidas entre 1980 a 1990, la primera de ellas, publicada en 1982, fue un artículo firmado por “Jimson S.” y un grupo de científicos desconcertados por las esferas, publicado el 27 de julio de 1982 en el Weekly World News.
El periódico informó de la noticia del descubrimiento de estos objetos misteriosos en las canteras de bicarbonato de la ciudad de Ottosdal (en el Transvaal occidental) Sudáfrica; las esferas obtuvieron su nombre del museo de Klerksdorp, en la que fueron depositadas.
El descubrimiento fue presentado también en una ponencia sobre el precambriano, en ese momento, según los conocimientos científicos actuales, en el terreno no existían formas de vida inteligente, únicamente colonias de bacterias y seres unicelulares, y los datos sobre las mismas van a parar allí.
Las esferas encontradas son de dos tipos: las primeras compuestas de metal tachonado en azulado con puntos blancos, y las restantes, huecas y repletas en su interior de un material elástico blanco. Según Roelf (Rolfe) Marx, del Museo de Klerksdorp, las bolas son un misterio, sobre todo a causa de las tres incisiones paralelas perfectamente inscritas en el ecuador de las mismas, que hacen pensar que han sido marcadas por alguien inteligente.
En una carta fechada el 12 de septiembre de 1984, Marx ofrece más información sobre las misteriosas esferas alegando que fueron encontradas en excavaciones cerca de la mina de pirofilita de Ottosdal. La fórmula química de la pirofilita es Al2Si4O10 (OH) 2, este es un mineral secundario, de aluminio fillosilicato de aspecto suave. Las esferas son muy duras.
Una vez más y de acuerdo con Marx, el profesor de geología en la Universidad de Potchefstroom, el profesor A. Bisschoff, declaró que las esferas son una concreción de limonita (fórmula FeO (OH) nH2O), un óxido de hierro hidratado que se forma por la descomposición de otros minerales ferrosos. Una concreción es una masa compacta y envolvente de la roca, formada por la cementación localizada en torno a un núcleo.
Pero según un grupo de científicos nos encontramos con que, en general, las concreciones de limonita se producen en racimos, y no aisladas y, por supuesto, sin ranuras o signos paralelos. Además, según la escala de Mohs sobre la dureza, nos da un mínimo de 6, mientras que la dureza de la limonita es de 5 a 5.5.
En la década de los 90 estas misteriosas esferas fueron consideradas y utilizadas como una fuente fiable por Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, y fueron incluidas en una serie de libros prohibidos de Arqueología, que se presentaron como una verdadera historia y muy bien documentada.
Corren rumores (podría ser leyenda urbana) de que algunos de estas esferas, según Marx habrían girado sobre su propio eje movidas por una fuerza desconocida. Lamentablemente, la piedra con ranuras fue robada del museo antes de que pudieran realizarse más análisis científicos.
Como ya se ha mencionado, las esferas se encontraron en una cantera de pan, un material blando que se origina de la transformación de un depósito sedimentario metamórfico.
Según el profesor A. Bisschoff, de la Universidad de Potchefstroom en Johannesburgo, los surcos paralelos puede ser el resultado de un proceso natural de consolidación.
Además, en publicaciones científicas y técnicas han documentado los resultados de los nódulos de pirita y goethita metamórficas con origen en las minas donde se encontraron algunas esferas (información de, LT, Jacobs, H., Allen, JT, y Bozzoli , GR, 1937, Wonderstone. El Geológico de Sudáfrica en el Boletín no. 8, Pretoria, Sudáfrica, Jackson, JA, y Bates, RL, 1987, en el Glosario de Geología. Instituto Geológico Americano, Alexandria, Virginia).
El misterio de las mismas sigue sin resolverse y han sido incluidas en lo que se llama OOPArt (artefactos fuera de lugar, es decir, objetos fuera de lugar en el sentido de anacrónico) en todos los aspectos.
Existen tres teorías acerca de las mismas: en primer lugar, se aboga por los creacionistas, los ámbitos en que fueron creadas de forma natural por la propia tierra, que, de acuerdo con esta línea de pensamiento, se produjo sólo unos pocos miles de años atrás; Otra teoría dice que las esferas han sido introducidas en la tierra por extraterrestres.
Por último, se contempla la posibilidad de que estos artefactos son atribuibles a una civilización antigua de la que se ha perdido toda la memoria. Habida cuenta de la desaparición de la esfera, con las tres muescas del museo, no pueden llevarse a cabo ensayos científicos para llegar a una conclusión.
Pero lo que más sorprendió a los científicos no fueron todos estos datos, sino que además están sorprendentemente equilibradas… tanto es así que sobrepasan los niveles exigidos por la NASA para construir sus giroscopios para los trasbordadores espaciales. Si se hacen girar, algunas de ellas no llegan a la cienmilésima de pulgada de balanceo. Este nivel de perfección sólo se puede conseguir en institutos sumamente especializados y después de un estudio sobre gravedad cero. Es absolutamente desconcertante.
Esqueleto Humano en Illinois
Esqueleto Humano, Illinois, Estados Unidos. En diciembre de 1962 la revista americana The Geologist dio a conocer el hallazgo de una serie de huesos humanos hallados en un sedimento de carbón del condado de Macoupin, Illinois, (EE.UU.), los huesos estaban cubiertos de una corteza brillante muy dura, tan negra como el carbón mismo y con el aspecto de la pizarra, que tras ser retirada dejo los restos óseos al descubierto, presentando su estado natural. C. Brian Trask, del Instituto Geológico de Illinois, dato el carbón en 286 millones de años. De ser así, los huesos supondrían una prueba de la existencia del hombre en fechas mucho más remotas que las admitidas.
Estegosaurio de Angkor Wat
Angkor Wat es un templo de Angkor en Camboya. Uno de los más grandes de la Tierra, construido para el rey Suryavarman II en el siglo 12. Se ha convertido en un símbolo de Camboya, que figura en su bandera nacional, y es la principal atracción del país para los visitantes.
Junto a la entrada principal del templo de Ta Prohmhay hay una columna en los que se puede apreciar la forma de un dinosaurio, más precisamente un estegosaurio.
Naturalmente éste diseño carece completamente de sentido en aquella época ya que es imposible imaginar que durante el siglo XII los dinosaurios existieron en las selvas de Camboya. Incluso pensar que la civilización de jemer poseía algún tipo de conocimiento sobre los dinosaurios, y en particular sobre éste tipo de saurio que pobló los continentes de América del Norte y Europa durante el Jurásico, parece realmente imposible de creer.
Lo curioso de ésta figura es que en la misma columna, se encuentran inmortalizados los distintos animales de la fauna de Camboya y fácilmente identificables a los ojos del observador.
Entre las teorías que intentan explicar racionalmente éste suceso, existen dos posturas contundentes. La primera de ellas indica que en realidad se trata de un reptil, en particular un cocodrilo. La otra y posiblemente la más acertada, es que sería un hipopótamo con su lomo cubierto de hojas.
Las figuras de Acámbaro.
Cerca de Guanajuato, México, con supuestas pinturas de dinosaurios. En 1923, Waldemar Julsrud, comerciante de origen alemán, y el padre Fray José María Martínez descubrieron el emplazamiento arqueológico de Chupicuaro, de la época preclásica, que contenía vasos, tazones y figurinas de la cultura india más antigua conocida, llamada con el nombre del sitio, de una antigüedad de hasta 1.000 años antes de J.C. (anterior a los indios Tarascos, la cultura india más antigua conocida en aquella época).
Este descubrimiento “clásico” no suscitó ninguna polémica en cuanto a su paternidad disputada por un coleccionista rival.
Unos años más tarde, en julio de 1944, Waldemar Julsrud, de 69 años de edad hizo un descubrimiento en Acámbaro, pequeña ciudad mejicana situada a menos de 300 kms al noroeste de Méjico, en la provincia de Guanajuato.
Mientras se paseaba a caballo a lo largo de una zanja cerca de la colina del toro, con uno de sus empleados, un granjero llamado Odilon Tinajero, su atención fue atraída por un trozo de cerámica que salía del suelo. Era una figurita de terracota de un estilo que desconocía.
Mandó a su empleado cavar y llevarle todas las piezas similares que podría encontrar. Unos días más tarde, Tinajero se presentó con una carretilla llena de estos artefactos. Julsrud se quedó estupefacto por el estilo y la diversidad de las figuritas. Hizo un trato con su empleado: él le pagaría 1 peso por cada figurita entera; y nada por las estropeadas que, sin embargo tendría que entregarle ( y que conservó ).
Su objetivo era evitar que su granjero las fabricara (de todos modos no hubiera tenido suficiente tiempo ni maña y el precio pagado era demasiado bajo) e incitarle a excavar con mucha precaución.
Las figuritas fueron descubiertas por grupos de entre 20 y 40 en el interior de pozos a una profundidad variable de 1,20 metros hasta 1,80.
No eran pozos funerarios, puesto que sólo se encontraron 6 calaveras durante las excavaciones. Según la hipótesis de Julsrud, parece que habían sido sepultadas deprisa para evitar su saqueo por los primeros colonos españoles.
Más de 33.500 objetos de cerámica (en su mayoría), piedra, jade y obsidiana fueron encontrados. Todos son únicos, ninguno ha sido duplicado. Su tamaño varía desde unos centímetros hasta menos de un metro. Varios tipos de arcillas fueron utilizados (su examen daría una indicación valiosa de su procedencia), y todos fueron fabricados por el método del “fuego abierto” (entonces la fabricación de objetos falsificados no habría sido inadvertida por el humo y las grandes cantidades de leña – rara y cara en esta región – necesarias).
A pesar de su gran diversidad, se pueden clasificar, según su estilo, por centenares incluso por millares, como procedentes de culturas diferentes.
Las figuras de Acámbaro son una colección de más de 32.000 piezas descubiertas en el municipio de Acámbaro, México por Waldemar Julsrud, que representan figuras que algunos afirma que son dinosaurios, animales extintos y culturas del viejo continente. En 1969, las figuras fueron fechadas en el Museum’s Applied Science Center for Archaeology (MASCA) utilizando una técnica que apenas estaba en desarrollo, la termoluminiscencia. Los resultados preliminares dieron 2,500 A.C. Sin embargo, en 1972 se repito el fechado y se concluyo que las piezas eran falsificaciones recientes. Según el laboratorio, el fechado de 1969 fue debido a un fenómeno de quimioluminiscencia, debido a su fabricación tan reciente, y que en 1969 no se sabía que podía ocurrir.
Evidencias de fraude
Las circunstancias de la excavación de las figuras son motivo de sospecha. Julsrud afirma que pagó a los campesinos por cada figura que les entregaron, por lo que es plausible que éstos fabricaran las estatuillas y las hiciesen pasar por auténticas reliquias.
En 1952, el arqueólogo Charles DiPeso, afiliado a la “Amerind Foundation” de Arizona, visito la zona, estudio la colección y observo a los excavadores durante su trabajo.
Según DiPeso, la superficie de las figuras evidenciaban que eran de fabricación reciente. No mostraban las características habituales de elementos que han permanecido enterrados durante miles de años. Si hubiesen sido auténticas reliquias estarían arañadas y rotas como el resto de artefactos encontrados en esa área de México. La estratigrafía de las piezas indicaba que habían sido enterradas con tierra de distintas etapas arqueológicas.
DiPeso además informo que conoció a una familia local que le índico que habían estado fabricando y vendiendo las piezas a Julsrud a peso cada una desde 1944, inspirándose en las películas que veían en el cine local.
Artefactos fuera de lugar
Estas figuras se han vuelto un caso emblemático de los llamados “artefactos fuera de lugar”. Por un lado, grupos creacionistas las han usado para afirmar que seres humanos convivieron con dinosaurios y por lo tanto la tierra tiene menos de 6.000 años. Otros autores como Charles Hapgood y Cremo las han usado para afirmar la existencia de civilizaciones con decenas de miles de años de antigüedad. En ambos casos se afirma que la ciencia oficial esta ocultando las pruebas.
En contraste, la arqueología moderna las considera un fraude.
Figuras de arcilla en Idaho
Figuras de arcilla. Idaho, Estados Unidos. En 1889, una pequeña estatuilla de barro que representaba a un ser humano fue hallada en Nampa, Idaho. La figura fue encontrada en un pozo minero a 100 metros de profundidad en una capa arcillosa sedimentada hace varios millones de años. La estatuilla estaba hecha del mismo material que las bolas de arcilla mencionadas anteriormente. Medía algo menos de cuatro centímetros de altura y representa a una figura femenina tan perfecta como las mejores esculturas de la Grecia clásica. Encontrada en capas del Plioceno y Pleistoceno (Entre 7 millones y 400.000 años).
Figuras de aleación cobre
El 1870, un caluroso mes de Agosto, en Lawn Ridge, en Peoria, estado de Illinois, J.W. Moffit encontró algo increíble. Era una pieza extraña que estudio el profesor A. Winchell. Era de una aleación de cobre desconocida en la época. Estaba corroída, era redonda con aristas y uniforme en su espesor… El dibujo parecía una cara femenina coronada… Y parecía que ciertos detalles había sido grabados al ácido… En la otra cara representaba a un animal con orejas largas y puntiagudas, estaba acompañado por un caballo y una leyenda en una escritura desconocida… Estaba a 30 metros de profundidad y su edad se estimó entre los 100000 y los 150000 años.
La Fuente Magna
La Fuente Magna, encontrada en Bolivia. Denominada como la “piedra roseta de las Américas”, esta fuente encontrada muy cerca de las orillas del lago Titicaca y considerada inicialmente como una burda falsificación, ha atraído cada vez más la atención de distintos investigadores que en gran número, han defendido su autenticidad. La clave para la polémica estriba principalmente en la presencia de escritos en dos lenguas que absolutamente nada tienen que ver con el punto geográfico de su localización, como son la escritura cuneiforme sumeria y la semítica. Del mismo modo tanto los grabados como el estilo que acompañan a los textos están en perfecta consonancia con las tradiciones mesopotámicas. Solo falta determinar qué hacían los sumerios en América hace más de 5.000 años.
Fuente Magna, conocido también como Vaso Fuente. Fue descubierto en Bolivia por un campesino en un terreno privado que se dice que perteneció a la familia Manjon, situado en Chúa, a unos 80 kilómetros de La Paz, en las cercanías del lago Titicaca. Se afirma que algunas partes del vaso estarían escritas en caracteres cuneiformes sumerios, protosumerios y semitas mesopotámicos. Es una pieza grande, semejante a un vaso para libaciones, utilizado probablemente durante ceremonias religiosas. Fue encontrado en 1950 por un agricultor cerca de la localidad de Chua, cerca al lago Titicaca. Actualmente se encuentra en un pequeño museo de la calle Jaén, La Paz, en Bolivia: Museo de metales preciosos “Museo de Oro”.
En la parte externa, el vaso contiene algunos bajorrelieves zoomorfos (de origen tihuanacoide), mientras que en el interior, además de una figura zoomorfa o antropomorfa (según la interpretación), hay incisos dos tipos de escritura diferentes, un alfabeto antiguo, proto-sumerio, y el quellca, idioma de la antigua Pukara, civilización precursora de Tiwanaku.En 1960, el arqueólogo boliviano Max Portugal Zamora efectuó algunos pequeños trabajos de restauración en el vaso de piedra e intentó descifrar sin éxito la misteriosa escritura que está tallada en la parte interior.
Entre varios estudiosos debemos destacar la apertura y amplitud del investigador norteamericano Clyde Ahmed Winters PhD. quien tiene amplia experiencia en escrituras y lenguas antiguas, que a centrado sus estudios en encontrar relación de pueblos africanos en la América precolombina.
Fue uno de los pocos estudiosos que se animaron a descifrar esos signos. El Dr. Winters nos hizo llegar la suya que dice: “Acérquense en el futuro a una persona dotada de gran protección en el nombre de la gran Nía. Este oráculo sirve a las personas que quieren alcanzar la pureza y reforzar su carácter. La Divina Nía difundirá pureza, serenidad, carácter. Usa este talismán (la Fuente Magna), para hacer germinar en ti sabiduría y serenidad. Utilizando el santuario adecuado, el santo ungüento, el sabio jura emprender el justo camino para alcanzar la pureza y el carácter. Oh sacerdote, encuentra la luz única para todos los que desean una vida noble.”
Según los textos antiguos, Ni-ash (Nammu o Nía) era la diosa que dio a luz al Cielo y a la Tierra, en los tiempos de los sumerios. El bajorrelieve que hay en la parte interior del vaso, que puede evocar una rana (símbolo de fertilidad), según algunos investigadores es justamente la representación de Nía, la diosa de los Sumerios.
En opinión de Winters, esos signos hasta podrían considerarse “presumerios” es decir, más antiguos que la lengua mas antigua del mundo.
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