Ooparts
Oopart (Out of Place Artifact – Artefactos fuera de lugar) es la denominación que se la ha dado a decenas de objetos prehistóricos hallados en distintas partes del planeta que, dado su nivel de tecnología, desarticulan completamente la edad estimada mediante estudios físicos, químicos y/o geológicos. Algunos “Oopart” se han convertido en un quebradero de cabeza para los científicos que avalan la teoría de la aparición del hombre hace unos seis millones de años atrás, otros son claramente una falsificación. Se han catalogado algo más de 4.000. En general se pueden clasificar en:
Objetos presuntamente encontrados en culturas reconocidas, en lugares inesperados.
Objetos presuntamente producidos por culturas desconocidas.
Objetos presuntamente existentes antes que la raza humana:
La mayoría de los Ooparts conocidos consisten en objetos que no pertenecen a la época del yacimiento por ser demasiado modernos. Sin embargo, los métodos de datación revelan que estos objetos modernos, son tanto o más antiguos que el lugar donde se encuentran. Cabe aclarar que el método de Carbono 14 no es apto para datar a la mayoría de los Ooparts, ya que éstos carecen de material orgánico, sobre el cual trabaja dicho método.
Se considera que los Ooparts, encontrados y desaparecidos antes de mediados del siglo XX, no merecen crédito, ya que hasta entonces los sistemas o métodos de datación de antigüedad, eran escasos y poco fiables.
No soy partidario de la “teoría alienígena, o de otras civilizaciones”, aunque algunos estén muy obsesionados con el tema. Pero en ocasiones no hay más remedio que citarlo. No se incluyen aquellos que son una burda y clara impostura, como el caso de los “Jeroglíficos egipcios, en Álava (España) del 2006”. En otras ocasiones se trata de “expresiones de la Naturaleza”, como: el mecanismo de Kamchatka que son comátulas o lirios de mar, fósiles muy abundantes; o la antena de Eltanin que es Cladorhiza Concrescens, una variedad de esponja carnívora, y abundante.
En algunos casos hay comentarios resaltados en rojo, son aquellos de los que hay serias dudas de su veracidad.
En ningún caso se ha pretendido ser exhaustivo.
Toda la información se ha sacado de la red, y principalmente se han utilizado los datos al efecto, de Wikipedia.
Anillos de cobre en Whiteside
En 1851, se encontró en Whiteside Country, en Illinois, dos objetos de cobre incrustados en una roca a 38 metros de profundidad. Parecían un anzuelo y un anillo… (¿dos anillos?) Tenían 150000 años….
Artefacto de aluminio de Aiud – Rumania
Lugar: Aiud, Rumania
Condiciones del hallazgo: El artefacto fue descubierto por un grupo de trabajadores que realizaban una excavación en la rivera del río Mures, dos kilómetros al este de la ciudad de Aiud, Transilvania.
Tres objetos fueron encontrados simultáneamente en el mismo sitio, de los cuales dos eran huesos fósiles pertenecientes a un Mastodonte. El tercer objeto, el bloque de aluminio, se alojaba asimismo en el estrato número 35 y presentaba una evidente diferencia con cualquier pieza ósea animal u objeto geológico corriente.
El curioso bloque fue donado al Museo de Historia de Transilvania, para ser redescubierto y analizado muchos años mas tarde. Su peso resultó ser de 5 libras, y sus medidas aproximadas de 20 x 12,5 x 7 centímetros
Los exámenes químicos realizado en un laboratorio de Lausanne, Suiza, para determinar su composición, demostraron que el artefacto estaba constituido en su mayoría por aluminio (89%), con la participación menor de otros 11 metales en proporciones específicas. La gruesa capa de óxido de un milímetro de espesor que cubría de forma pareja al bloque ayudó a fechar la antigüedad de este en unos 400 años. Sin embargo, la capa geológica en la que fue hallado (pleistoceno) sugiere que el mismo ya existía desde hace unos 20.000 años en el pasado.
Florin Gheorghita, por su parte, tuvo la oportunidad de examinar el informe y el análisis realizado bajo la dirección de Dr.Niederkorn del instituto para el estudio de los metales y de minerales no metálicos (ICPMMN), localizado en Magurele, Rumania, hizo hincapié en que está compuesto de una aleación de metal extremadamente complejo.
Gheorghita afirma que la aleación se compone de 12 elementos diferentes, de los cuales se ha logrado establecer también el porcentaje del volumen de la de aluminio (89%). También identificó la presencia de cobre (6,2%), silicio (2,84%), zinc (1,81%), plomo (0,41%), Laguna (0,33%), el circonio (0,2 %), cadmio (0,11%), níquel (0,0024%), cobalto (0,0023%), bismuto (0,0003%), plata (0,0002%), y el galio (en cantidades) .
El hecho de que este objeto de metal raro se haya encontrado junto con huesos de Mamut (mastodonte) causa que uno se pregunte y plantea muchas cuestiones.
La sorpresa para los científicos no fue menor, ya que el aluminio en estado puro no se encuentra presente en la naturaleza, y la tecnología para lograr un grado considerable de pureza solo pudo ser alcanzada a mediados del siglo XIX.
La composición química del objeto y su inusual estructura, en la que se destacan dos perfectos agujeros ovales, han provocado el surgimiento de varias hipótesis acerca de su verdadero origen. Mientras algunos opinan que bien pudiera ser la pieza de una herramienta realizada por el hombre actual (no se especifica que herramienta podría ser) otros científicos han comparado al objeto con una versión reducida del punto de apoyo de un modulo de exploración espacial, tales como el modulo lunar o la pata de la sonda Viking. Según esta segunda versión, el objeto podría haber pertenecido a una nave espacial no terrestre, o un trozo de nave espacial terrestre que cayó en el río. No obstante, ni la antigüedad databa mediante el examen de la capa de óxido, ni la supuesta por el estrato geológico en el que se encontraba, han logrado explicar que función cumplía un objeto de una tecnología tan moderna, en un tiempo tan remoto.
Después se analizaron los resultados de la prueba, la cuña fue enviada al Museo de la historia en Transilvania, Rumania, donde se lo coloco en un estante, inalterado en su posición, durante dos décadas.
Florian Gheorghita, sosteniendo la cuña de Aiud
Finalmente, en 1995, otro investigador rumano, Florian Gheorghita, se topó con el artefacto en el sótano del Museo. A la cuña se le hicieron pruebas una vez más. Esta vez en dos laboratorios diferentes: el Instituto Arqueológico de Cluj-Napoca y un laboratorio suizo independiente. Las pruebas confirmaron los resultados al que llegaron Fischinger y Niederkorn.
Gheorghita escribió en la publicación Ancient Skies (Cielos Antiguos) donde preguntó a un ingeniero aeronáutico sobre los estudios del artefacto. El ingeniero señaló la configuración y el agujero perforado en la cuña y afirmó que un patrón de abrasiones y arañazos en el metal lo llevó a creer que era parte de un tren de aterrizaje de algún avión.
Se realizó un esbozo para ilustrar la configuración.
El boceto por Florian Gheorghita del artefacto en uso (que por cierto en gran parte no se parece a la pieza?).
Teoría esotérica.
Ya en las antiguas ciudades-estado tenían transportes avanzados — quizás incluso vehículos espaciales — les era fácil transnavegar por el mundo al igual que los aviones modernos de hoy en día.
Las pruebas de ingeniería y metalúrgica apoyan firmemente la teoría de que la misteriosa Cuña de Aiud es una pieza de un tren de aterrizaje que se cayó de un Vimana hace unos 20.000 años y se mantuvo oculta durante milenios después al haber sido engullido por los bancos arena del río Mures.
Quizás algún día la tierra revelará más de sus secretos, ojalá un Vimana completo — intacto.
Artefacto de Coso
El artefacto de Coso es una bujía encontrada dentro de un trozo de arcilla dura el 13 de febrero de 1961 por Wallace Lane, Virginia Maxey y Mike Mikesell mientras buscaban geodas cerca del pueblo de Olancha, California. Mikesell lo encontró al romper en dos esta roca.
Virginia Maxey, especuló en diferentes momentos que este objeto tenía una antigüedad de 100 o 500.000 años como indicaron Stromberg y Heinrich (2000, 2004). Maxey no pudo proporcionar información sobre la técnica de datación usada o evidencia alguna para calcular su edad. La fecha de los 500.000 años solo está basada en la opinión de un “geólogo” anónimo nombrado por la gente que descubrió este objeto. Tampoco se conoce la identidad, credenciales ni la especialidad de la persona que nombró a este “geólogo”. Ni siquiera se conoce si existe realmente. Como resultado esta fecha no tiene ningún fundamento pues no se conoce como fue calculada. Esta bien documentado que el nódulo que envuelve la bujía pudo haberse formado en años o décadas como se ha demostrado en ejemplos de encapsulamientos de objetos de metal o acero similares.
Origen
El origen del artefacto ha sido objeto de muchas especulaciones.
Explicaciones pseudocientificas incluyen:
- Una antigua civilización (como los Atlantes)
- Una “Humanidad” anterior a la actual.
- Visitas extraterrestres durante la prehistoria.
- Viajeros del tiempo que dejaron olvidado el objeto durante una visita al pasado.
Ciertos creacionistas han aclamado el objeto como una evidencia de una Tierra Joven, argumentando que si un objeto moderno como una bujía puede ser envuelta en piedra entonces la idea de rocas que toman millones de años en formarse puede deducirse como falsa. Sin embargo, geólogos y arqueólogos conocen desde hace muchas décadas que el ritmo al que se forman diferentes tipos de hormigón y sedimentan en capas de roca varía tanto que el grado en el que se consolidan los sedimentos en rocas no puede usarse para determinar su edad, ni siquiera la de la tierra.
Una investigación llevada por Pierre Stromberg y Paul Heinrich con la ayuda de los Colecionistas Americanos de Bujías sugiere que el objeto es una bujía Champion de 1920 y que esta fue usada en el área en trabajos de ayuda a la minería. En su informe, Stromberg y Heinrich (2000, 2004), indican que la bujía quedó envuelta en un hormigón compuesto de hierro derivado de la oxidación de la misma.2 Es común que objetos de metal y acero formen rápidamente sedimentos de óxido de hierro a su alrededor a medida que se oxidan en el suelo.
La localización actual del artefacto de Coso es desconocida. De sus descubridores sólo vive Maxey, que evita cualquier comentario al respecto.1
Las investigaciones iniciales
Muy poco se sabe acerca de las primeras inspecciones. Según Virgina Maxey, consultaron a un geólogo que examinó las conchas fósiles incrustadas en la muestra que dijo que la pieza habría tardado por lo menos 500.000 años para alcanzar su forma actual. Sin embargo, la identidad del geólogo sigue siendo un misterio, y sus resultados nunca fueron publicados. Otra persona realizó una investigación sobre el artefacto, y fue el creacionista Ron Calais. Calais realizó fotografías del mismo tanto con rayos X como con luz visible. Los rayos X revelaron que en la mitad superior del artefacto había una especie de bobina o muelle. En la otra mitad del artefacto reveló lo que parecía una funda de metal, presumiblemente de cobre, que cubría el cilindro de porcelana.
El último propietario conocido del artefacto de Coso era uno de los descubridores originales, Wallace Lane. Lane tenía el objeto expuesto en su casa, pero se negó rotundamente a permitir que nadie lo examinara. Tenía una oferta permanente de compra del artefacto por 25.000$. En septiembre de 1999, una búsqueda nacional para localizar a alguno de los descubridores originales resultó infructuosa. Al parecer Lane falleció. Maxey está vivo, pero evitando cualquier comentario público, y el paradero de Mikesell sigue siendo desconocido. Nadie sabe dónde está ahora el objeto.
Aviones precolombinos
En el Museo del Oro de Bogotá, dependiente del Banco de la República de Colombia, se encuentra una de las colecciones de piezas más curiosas de toda la época precolombina.
Entre valiosos collares, brazaletes, pulseras, figuras y otros ornamentos de oro se distingue especialmente un conjunto de Ornamentos Religiosos, tal y como han sido catalogados por los arqueólogos, con formas de pájaro, mariposa, pez volador, etc.
Estos ornamentos fueron encontrados en diferentes tumbas, como parte del ajuar funerario, y son atribuidos en su mayoría a la Cultura Tairona, que junto a la Muisca, Calima, Tumaco, Urabá, Cauca, Nariño, Malagana, Tierradentro, San Agustín, Quimbaya y Tolima forman las conocidas Culturas del Oro.
El área arqueológica Tairona, se encuentra ubicada al norte de Colombia, en la Sierra Nevada de Santa Marta, cerca de la ciudad de Barranquilla, donde aún perviven sus más directos descendientes, los indios Ijkas y Koguis.
Su máximo esplendor se desarrolló unos 500 años antes de la llegada de los conquistadores españoles al nuevo mundo, aunque las tumbas donde se han encontrado algunos de estos objetos, rondan casi los 2.000 años.
Existen otras piezas en manos de coleccionistas particulares pero, todas plantean la misma incógnita.
¿Son estos ornamentos la representación de pájaros, mariposas o peces? Su extraña forma ha llevado a varios expertos en aerodinámica como J.A. Ullrich, Ivan Sanderson, Arthur Poyslee, etc., a plantear la posibilidad de que estos elementos religiosos no sean exactamente ninguna especie animal, sino más bien auténticos modelos de aeroplanos a pequeña escala, con todas sus características técnicas.
Entre los detalles que se observan en estas valiosas piezas de oro, figuran la aparición de carlingas para los pilotos, timones de profundidad y dirección, planos de sustentación del fuselaje con una perfecta simetría aerodinámica, y alas especialmente diseñadas por su curvatura para prevenir las vibraciones existentes al superar la barrera del sonido.
Las reproducciones de estos posibles aviones han pasado con una nota sobresaliente a diferentes exámenes realizados en túneles de prueba y programas informáticos de simulación de vuelo, como el realizado por el profesor de aerodinámica y ex-piloto de combate J.A. Ullrich, quien llegó a afirmar categóricamente que, el diseño del ala de estos aparatos indicaba una capacidad de vuelo supersónica, y no sólo eso, también podría volar debajo del agua, sin que le fuesen arrancadas las alas.
Otro de sus compañeros, el Doctor A. Poyslee del Instituto Aeronáutico de Nueva York, precisó la imposibilidad de que estos objetos representasen a pájaros o peces, pues es imposible imaginar un pájaro con superficies sustentadoras tan precisas y aletas vueltas verticalmente hacia arriba.
A todo este conjunto de importantes datos técnicos que apoyan la hipótesis de que estos originalmente denominados Ornamentos Religiosos, sean en realidad pequeños diseños a escala de aviones prehistóricos, habría que añadir un último apunte más.
No existe en toda la zona donde han sido encontrados estos objetos, la menor referencia que haga mención a ningún culto relacionado con insectos, peces o pájaros, por lo que asociar su imagen a posibles ceremonias funerarias o religiosas no parece ser que tenga mucho sentido.
La utilización de un material tan valioso como el oro, siempre relacionado directamente con la realeza y los dioses, tampoco parece tener ninguna lógica a la hora de representar a estos supuestos animales, que bien podrían haber sido elaborados para cumplir el papel de amuleto u ofrenda, en otros materiales menos nobles como la piedra o la cerámica, también perfectamente dominados por los artesanos Tairones.
Seguramente a la mente de muchos astro-arqueólogos no escape la posibilidad de que estos aparatos sobrevolasen en tiempos inmemorables las pistas de Nazca, las figuras del Desierto de Atacama o el impresionante Candelabro de Paracas.
O aquel conocido como “Astronauta de Palenque”, no fuese más que la representación de uno de los pilotos de estas fabulosas Naves voladoras, como fabulosas eran las Naves voladoras de los dioses de la antigua India, que en pocos segundos podían trasladarse a cualquier punto del Planeta, y capaces de transportar pueblos enteros, como los Pájaros Tronantes de las leyendas de los pueblos indígenas del norte de América, de la Isla de Pascua, etc…
Y es, que tal vez, todo este conglomerado de curiosas circunstancias, no sean más que casualidades o simples suposiciones. Pero, lo que no escapa a la vista de nadie es que existen numerosos indicios que señalan al menos, a que muchos de los enigmas de la antigüedad tienen una explicación lógica, utilizando una perspectiva moderna y actual (tal vez ESPIRITUAL).
No podemos pues, hablar de exceso de fantasía entre determinados investigadores, sino más bien, de exceso de prejuicios de otros.
Batería de Bagdad
Dibujo de la batería de Bagdad.
Batería de Bagdad es el nombre dado a diversos jarrones fabricados durante el periodo parto (antes del año 226 d. C.), que algunos suponen que funcionaban como una pila eléctrica.
En 1936, durante unas excavaciones en una colina de Kujut Rabua, una aldea al sureste de Bagdad (Irak), los trabajadores del Departamento Estatal Iraquí del Ferrocarril descubrieron una vieja tumba cubierta con una losa de piedra. Durante dos meses, el Departamento Iraquí de Antigüedades extrajo de allí un total de 613 abalorios, figurillas de arcilla, ladrillos cincelados y otras piezas. Fueron fechados en el período de los partos (casi quinientos años entre 248 a. C. y 226 d. C.). También hallaron unos recipientes muy singulares de arcilla, con forma de jarrón y de color amarillo claro. En su interior había un cilindro de cobre, fijado con asfalto a la embocadura del cuello.Dentro del cilindro había una vara de hierro.
El recipiente medía 14 cm de alto por 4 cm de diámetro, mientras que el cilindro de cobre medía 9 cm de alto por 2,6 cm de diámetro La vara de hierro sobresalía 1 centímetro y daba la impresión de haber estado revestida de una fina capa de plomo.
En ese año (1939), el arqueólogo alemán Wilhelm König, entonces a cargo del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad, lo identificó como una probable pila eléctrica. Describió su hallazgo en el 9 Jahre Irak, publicado en Austria en 1940. El primer análisis de este objeto consistió en introducir en su interior un electrolito, y conectarle una lámpara, que se encendió muy débilmente. El informe oficial que se redactó después decía que este objeto se comportaba exactamente igual que una pila eléctrica moderna.
De regreso al Museo de Berlín (Alemania), König relacionó el descubrimiento con otros cilindros, varillas y tapones de asfalto similares provenientes de Mesopotamia; todos ellos con varillas delgadas de hierro y bronce. Le pareció que estas “baterías” se habrían podido unir en serie (una detrás de otra) para aumentar el voltaje producido.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Willard Gray, ingeniero en electrónica del Laboratorio de Alto Voltaje, de la General Electric Company, de Pittsfield (Massachussets, EE. UU.), fabricó un duplicado de estas baterías y las llenó con sulfato de cobre (aunque declaró que se podría haber usado otro líquido electrolito al alcance de los habitantes de Iraq de la época: zumo de uva corriente). La pila funcionó y generó entre uno y dos voltios.
Gray dijo que introdujo además una estatuilla de plata, que en dos horas se volvió dorada. Según él, había demostrado que la batería funcionaba, y que su probable uso era de restaurar objetos de plata.
Críticas escépticas
El arqueólogo König no mostró con qué material se podrían haber unido las “baterías”, ya que entre los miles de objetos arqueológicosencontrados en Mesopotamia no había ningún objeto metálico transmisor de la corriente eléctrica (como un alambre de hierro) de longitud suficiente para unir varias de estas “pilas”. König sostuvo que el objetivo de estas baterías era proporcionar la electricidad necesaria para realizar galvanización con oro y plata (aunque hasta el momento no se ha encontrado ningún objeto antiguo galvanizado).
Para König y Gray no había nada más fácil que afirmar que estos recipientes eran pilas. Sin embargo, la hipótesis de las pilas es insostenible: no se encontraron restos, ni siquiera trazas, de ningún electrolito dentro de los cilindros de cobre. Si estos recipientes se hubieran utilizado como generadores de tensión, deberían haber contenido algún electrolito, el cual, aunque hubiese pasado mucho tiempo, se habrían podido detectar en la actualidad. Además, tampoco se encontró el alambre necesario para hacer uso de las pilas.
El hecho de que al agregar sulfato de cobre como electrolito se haya generado una diferencia de potencial de 1,5 V, no implica que realmente se hubiesen utilizado como baterías, ya que cualquier otro recipiente que contenga dos metales puede generar una tensión eléctrica mínima si se le agrega algún elemento electrolítico.
El experimento del ingeniero Willard Gray (galvanizar en dos horas una estatuilla de plata con electrolito de zumo de uva) resultó ser falso. La pila de Bagdad podría haber generado como máximo 10 mA. Entonces para depositar 10 g de oro teóricamente serían necesarios casi 6 días de trabajo continuo (y 10 días para depositar 10 g de plata). En la práctica este tiempo se puede duplicar o triplicar.
Si se agrega vino, vinagre u otro ácido, la varilla de hierro se desintegraría en poco más de 1 año. No obstante esas varillas han llegado hasta nuestros días, clara muestra que no se utilizó ese par galvánico.
Aquellos que consideran que este artefacto era efectivamente una pila eléctrica, la califican de oopart (acrónimo en inglés de out of place artifact: artefacto fuera de lugar). Los escépticos en cambio piensan que el jarrón sólo servía para guardar pergaminos y cosméticos. En la serie Cazadores de Mitos, realizan un duplicado de estas baterías y tras varias pruebas consiguen unas descargas eléctricas bastante dolorosas. Aunque esto lo consiguieron usando estatuas “doradas” encima de las vasijas, y conectando varias en serie.
Actualidad
El 11 de abril de 2003, durante la Invasión de Irak, el Museo Nacional de Irak en Bagdad, fue asaltado y saqueado. Durante aproximadamente tres días muchas de las piezas de incalculable valor histórico fueron destruidas o robadas. Este es el caso de las “baterías de Bagdad”.
Aunque algunas versiones afirman que estas pudieron ser retiradas para su protección por el mismo gobierno iraquí como medida de protección ante los bombarderos, los más escépticos consideran que estas pasaron a formar parte del tráfico ilegal de antigüedades mesopotámicas.
Actualmente se desconoce su paradero.
Bloque de Filadelfia
En 1830, unas formas como de letras fueron descubiertas dentro de un bloque sólido de mármol, de una mina 12 millas al noroeste de Filadelfia. El bloque de mármol fue tomado de una profundidad de 60-70 pies. Esto fue reportado en el Periódico Americano de Ciencia (Vol. 19, 1831, Pág. 361).
Los trabajadores de la mina quitaron capas de gneis, una pizarra de mica, hornoblenda, pizarra talcosa y pizarras de arcilla primitiva antes de llegar a la capa desde donde fue cortado el bloque que contenía las formas como letras.
Mientras estaban serruchando a través del bloque, los trabajadores notaron una muesca rectangular, como de 1.5 pulgadas de ancho por 625 pulgadas de alto, desplegando dos caracteres levantados.
Algunos respetables caballeros de cerca de Norristown, Pensilvania, fueron llamados a la escena para inspeccionar el objeto. Es difícil explicar la formación de los caracteres como productos de procesos físicos naturales.
El bloque de piedra de Baalbeek
Las ruinas de Baalbek se encuentran a unos 90 kilómetros de Beirut (Líbano) en el Valle de la Beqaa, a los pies de las montañas del Antilíbano. Lo primero que llama la atención de este colosal conjunto arquitectónico es que, el mayor de los templos romanos de todos los tiempos fue construido en este emplazamiento. Nos referimos al Templo de Júpiter, cuyas columnas más altas alcanzaban los 32 metros y las más anchas 3,75 metros. Sólo algunas de ellas han resistido el paso del tiempo y las fuerzas de la naturaleza. Nobles e incluso emperadores de Roma recorrían más de 2.000 kilómetros para honrar la figura de su máximo dios, precisamente en este lugar del Medio Oriente.
Pero si hay algo que de verdad ha despertado la admiración y el asombro de todos los estudiosos, ha sido la terraza sobre la que se emplaza el Templo de Júpiter. Su origen es anterior a la ocupación romana, aunque no existe un consenso entre los investigadores para establecer quiénes fueron los constructores de tan impresionante estructura.
Y es que esta terraza cuenta con el grupo de bloques de piedra más pesados que se pueden encontrar en todo el mundo. En su muro sudeste existe una hilera de nueve bloques de granito donde cada uno de ellos mide 10 metros de largo por 4 de alto y 3 de fondo, con un peso de más de 300 toneladas. Justo en el lado opuesto, el muro sudoeste y a la misma altura, podemos ver en esta ocasión otra hilera de 6 bloques de las mismas características citadas anteriormente, y asentados sobre ellos, tres gigantescos bloques que han pasado a ser conocidos popularmente con el nombre del “Trilitón”.
Imagen real y un dibujo de los enormes bloques que sirven de plataforma al grandioso Templo de Júpiter.
Cada uno de estos bloques de duro granito mide nada más y nada menos que 20 metros por término medio. Su altura es de 4,5 metros y poseen un espesor de 3,5 metros. Las tres “chinitas”, sobrepasan fácilmente las 800 toneladas, aunque existe un cuarto bloque de mayores dimensiones denominado La Piedra del Sur, abandonado en una cantera próxima a Baalbek y al que le dedicamos uno de los capítulos de Tecnologías Perdidas.
Para añadir algo más de misterio a la terraza del Templo de Júpiter, diremos que han sido encontradas numerosas piedras vitrificadas, un fenómeno geológico que solo puede asociarse a la enorme acción de una fuente de calor.
Próximo a las ruinas de la mítica ciudad de Baalbek (Líbano), se encuentra la cantera de donde se extrajeron los enormes bloques de piedra que sirvieron para construirla.
Este lugar situado a los pies de la colina de Cheikh Abdallah no tendría nada de especial sino fuera porque aquí se encuentra el bloque de piedra tallado más pesado del mundo. Sus espectaculares medidas son 21,5 X 4,2 X 4,8 metros, y su peso supera con creces a los más grandes bloques encontrados en Baalbek, más concretamente a los del famoso trilitón, formado por bloques que rondan las 1.000 toneladas. En el caso de este bloque de Cheikh Abdallah, conocido con el nombre de La Piedra del Sur, se ha estimado su peso por encima de las 1.300 toneladas, aunque no existe un criterio común a la hora de calcularlo por los diferentes investigadores que han reparado en su descomunal tamaño, y son muchos los que se aventuran a asegurar que este bloque alcanza fácilmente las 2.000 toneladas.
El bloque de piedra de Baalbeek, en Líbano, que pesa cientos de toneladas, aunque moles ligeramente más livianas fueron movidas por los romanos, que ocuparon la región.
Bolas de piedra talladas
Son unas piedras esféricas talladas con diferentes surcos y cuyos tamaños van de los 70mm a los 114mm. Datan de hace unos 4.000 años y el gran número de ellas (se han encontrado vestigios de hasta 375 de estas bolas principalmente en Escocia) hace suponer que eran algo muy popular, aunque se ignora totalmente el uso que le daban. Algunos creen que se trataba de alguna especie de amuleto mágico y otros que eran algún tipo de arma arrojadiza. Otras teorías apuntan a que se trataban de pesas para algún tipo de balanza o incluso que se usaron para practicar algún juego.
Cabeza de Tecaxic-Calixtlahuaca
Cabeza de Tecaxic-Calixtlahuaca, de terracota encontrada en México con posible origen romano. Esta es una cabecita de terracota, descubierta en 1933, es un fragmento de una figura más grande. Fue descubierta en 1933 en una tumba precolombina en la zona de Tecaxic-Calixtlahuaca en el valle de Toluca.
Por el estilo de la barba, Bernard Andreae del German Institute of Archaeology en Rome, la ubico en el segundo siglo de nuestra era, y afirmo que era romana, y a veces aun se refiere así a la figura, pero los especialistas ahora afirman que el tocado no es romano, algunos ven un origen celta y otros vikingo.
Esto significaba que era muchos siglos anterior a todo el material de la tumba, lo que complicaba más la explicación.
La figura fue descubierta en 1933, cuando no había ningún método de fechado para este tipo de material, y no fue sino hasta que en 1995 se pudo hacer el análisis de termoluminiscencia, a cargo de P. Schaaf y G.A. Wagner en el “FS Archaeömetrie unit” de Heidelberg, Alemania, quienes la ubican entre el siglo 9 y 13 de nuestra época.
Sin embargo el análisis de termoluminiscencia es más confiable en este caso.
El sitio arqueológico donde se encontró estaba intacto y sin señales de ser alterado. No ha encontrado ningún resto similar en ninguna otra parte de América.
Originalmente, dado que la figura era mucho más antigua que el sitio arqueológico, Heine-Geldern especularon que pudo llegar ahí por una compleja ruta. A través de Asia y luego llegar a América por navíos Hindus o Chinos. El problema de esta hipótesis, es que la cabeza es demasiado frágil para haber sobrevivido a casi un milenio de viajes.
En el 2001, se hizo una revisión del caso, a cargo de Romeo H. Hristov de la University of New Mexico y Santiago Genovés T. de la UNAM. Ellos llegaron a 3 posibilidades, apoyándose en un origen más tardío, basados en el análisis de termoluminiscencia.
Hay que reconocer que no se puede llegar a una conclusión definitiva. Sin tener más datos, solo podemos especular sin llegar a ningún lado.
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