Árbol hebreo
El árbol de la vida es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Está compuesto por 10 esferas (sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado (sefirá) que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la Creación. Se le considera la cosmología de la Cábala.
Algunos creen que este «Árbol de la Vida» de la Cábala corresponde al Árbol de la Vida mencionado en la Biblia (Génesis 2, 9).
Este concepto gnóstico fue adoptado más tarde por algunos cristianos, hermetistas, y aun paganos.
Cuenta una leyenda hebrea que:
Moisés se enamoró de una joven llamada Séphora (hija de Jethró, un gran mago), una vez que la vio se enamoró de ella y la pidió en matrimonio.
Ella le contestó:« no sabéis el peligro que corréis al hacerme esta proposición, puesto que mi padre tiene por costumbre el mandar, a todos los que me pretenden, que vayan, antes de saber su contestación, a arrancar cierto árbol maravilloso, el cual mata a cuantos a él se acercan con aquel propósito.»
«Como Moisés le preguntara entonces, con incredulidad, qué clase de árbol era aquel de tal poder dotado, explicó la joven que sin duda él ignoraba que Dios, en el sexto día de la creación del mundo, creó también una vara que, como bastón o cayado, entregó a Adán; que al morir éste, pasó la vara sucesivamente a manos de Enoc, de Noé, de Sem, de Abraham, de Isaac, de Jacob y de José, y como este último se la llevó a Egipto, la gente del pueblo, al morir él, la dejó en el palacio del Faraón. —«Mi padre —añadió la joven—, que era entonces uno de los principales magos del monarca, adivinó en seguida lo que significaba aquella vara. La llevó a su jardín, la plantó en la tierra y bien pronto echó raíces, llenándose de flores y de frutos. Desde aquel día data la costumbre de mi padre de mandar a los que quieren casarse conmigo que arranquen aquel árbol, y en cuanto a él se acercan quedan muertos.»
»No hizo caso alguno Moisés del consejo de Séphora, y resolvió probar fortuna. Fue a visitar al padre; le pidió a su hija en matrimonio; recibió la acostumbrada respuesta, y, sin inmutarse lo más mínimo, fue al jardín, arrancó el árbol, y llevándolo en la mano, volvió a presentarse a Jethró, quien, quedándose asombrado y lleno de temor, acudió en seguida a sus sortilegios para saber qué significaba la derrota que acababa de sufrir ante aquel extranjero. Lo que sacó en claro fue que tal hombre estaba destinado a causar graves males a Egipto, y así había que acabar con él cuanto antes mejor. Mandó, pues, que le prendieran y le arrojaran a un profundo foso. Allí se hubiera muerto de hambre a no ser por el secreto auxilio de Séphora, que, entre compadecida y enamorada, estuvo manteniéndole nada menos que ¡durante siete años! ………
En las enseñanzas esotéricas de los hebreos, la Cábala, se habla del árbol invertido como descripción del proceso descendente de la Creación. El Árbol Sefirot es una imagen de la creación, un diagrama de los principios que rigen todo el universo. Representa el descenso de las energías divinas en el mundo material y su nuevo ascenso.
En lo más alto del árbol se encuentra la Corona, Kether. Es la unidad de la cual surgen las otras nueve emanaciones de lo Divino, los Sefirot, las Esferas de Dios. Los Sefirot son atributos, fuerzas y posibilidades de lo divino, los cuales nacen de la energía primordial, y escalón tras escalón, descienden en la materia, es decir, encarnan.
El Árbol Sefirot está formado por tres columnas verticales. En la cúspide del que se ubica en el centro se encuentra Kether; en lo más alto del pilar derecho, Chochma, el principio masculino primordial; y en la cúspide del pilar izquierdo se encuentra Binah, el principio femenino primordial. Chochma y Binah representan así la primera dualidad, y los tres primeros Sefirot juntos (Kether-Chochmah-Binah) forman la Tríada Cósmica.
La columna central, en cuya punta se encuentra Kether, termina en Malkuth, el Reino. Malkuth es la corona del árbol invertido, la manifestación realizada y materializada, o sea, el mundo físico que nos rodea.
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