Carta de al Mursi
Carta de al Mursi
La carta de al-Mursi de 1461, conservada en el Museo Naval de Estambul (Núm. 882), es la última de las cartas mediterráneas islámicas del siglo XV que se conocen.
Carta de al-Mursi. Museo Naval de Estambul (Núm. 882). 90 x 53 cm
Ibn Sabin al-Mursí
Abdalḥaqq b Ibrāhim Ibn Sab’īn (Murcia, 1217– La Meca, 1270) fue un maestro sufí natural de al-Ándalus y filósofo neoplatónico.1 Él mismo se autodenominaba Ibn Dāra. Cuando tenía unos 30 años, fue forzado a abandonar su tierra y se asentó en Ceuta. De este tiempo es su obra más conocida, las Cuestiones Sicilianas.2 Debido a la suficiente fama que tenía en ese momento, el gobernador de Ceuta le encargó la respuesta de una serie de preguntas filosóficas que el emperador Federico II le había hecho al sultán almohade Abu Ala Al-Mamun “Abdul-Wahid II. Aunque este es el planteamiento que aparece en la introducción de las Cuestiones Sicilianas, parece ser realmente se trate de un manual de filosofía para estudiantes.3
Posteriormente, se vio de nuevo forzado a exiliarse, pasando por Bades (Peñón de Vélez de la Gomera), Bugía, Túnez, Gabès, El Cairo, hasta llegar a La Meca. Durantes este periplo, fue en Bugía donde conoció a su discípulo más fiel, el poeta y sufí de Guadix al-Shushtari.
Contribuyó a la creación, en el mundo islámico, de la leyenda negra de Averroes, andalusí como él y de una generación anterior a la suya.4 Sobre el autor cordobés llegó a decir: “Está fascinado por Aristóteles y lo engrandece hasta casi imitarlo en los sentidos y en los primeros inteligibles. Si oyese al Sabio decir que uno está de pie a la vez que sentado, lo diría él también y lo creería”.
La inscripción de autoría dice que “este trabajo del médico (tahib) Ibrāhīm al-Mursī (Ibrahim de Murcia), se terminó en la ciudad de Trípoli el 5 del mes de Ramadán de 865”, es decir, el 23 de junio de 1461, y esto es lo único que se sabe del autor. La calificación de murciano se mantiene dos siglos después de que la taifa de Murcia cayera en manos cristianas, por lo que probablemente se refiere al origen de su ascendencia más que al lugar de su nacimiento. La ciudad de Trípoli (Tarabulus) puede ser la Tripoli de Libia o la de Siria medieval (actual Líbano). Algunos entienden que debe ser la primera por la clara influencia mallorquina, por la letra magrebí, por la supuesta precisión de los topónimos de la costa africana según Ettore Rossi, porque coincide con el meridiano central y porque, como dice Herrera, en los geógrafos magrebíes la segunda suele llamarse Tarabulus al-Sham (Trípoli de Siria). Otros, como Mercé Comes, creen que debe ser la de Siria, porque se sabe que había una colonia con personas procedentes de la región levantina de al-Andalus y porque en la carta está significada con un castillo con bandera. También lo cree así Kahlaoui, indicando que Trípoli de Siria, como el Cairo, donde gobernaba el soberano mameluco, está dignificada con la formula “Alá la proteja”.
Lo más intrigante es el calificativo de médico. Parece que debió ser más conocido por practicar algún tipo de medicina y que su actividad de cartógrafo era secundaria. Campbell (nota 347) lo califica de amateur, como el monje Bartolomeo de Pareto, aunque nada dice sobre su calidad. Kahlaoui estima que su amateurismo queda patente tanto en el trazado de las costas como en las ilustraciones. En fuentes turcas, sin embargo, se encuentran elogiosos comentarios, describiéndolo como científico y cartógrafo, autor de una carta náutica propia, no derivada de la cartografía europea, cuya precisión, muy cercana a la realidad, es superior a la producción europea, salvo imperfecciones en remotos lugares, como las islas Británicas y en las costas del mar de Azov. La carta fue dada a conocer por Doğan Uçar en 1981, en un breve estudio publicado en turco e inglés, donde analiza su perfección geográfica y cartográfica, comparándola con Dulceti, al-Tanji, Yehuda Ben Zara y Andrea Benincasa.
La carta se conserva en bastante buen estado, aunque hay algunas zonas borrosas por haberse guardado en condiciones de humedad. En el cuello del pergamino hay una rueda de calendario similar a la de al- Tanji con las fechas del año juliano en que se produce el periodo de influencia de cada una de las mansiones lunares. La estructura de la red de rumbos es diferente a la carta de al-Tanji, pues solo hay un centro, situado al sur de Salerno, del que parten 16 líneas hasta otros tantos puntos de una circunferencia, los cuales, a su vez, están unidos entre sí e irradian líneas hasta los extremos del mapa. Hay decoración en los bordes, con un trenzado de nudos infinitos que en los bordes norte y sur lleva insertas la inscripción de firma y la escala de millas.
Si en las otras cartas magrebíes se podía detectar una influencia mallorquina, aquí es predominante. Se muestra principalmente como una carta de tipo mallorquín, de lujo o semi-lujo, aunque también tiene elementos de influencia italiana e islámica.
Los autores han visto conexiones de esta carta con otros modelos que al-Mursi puede haber manejado. Dice Kahlaoui que las ciudades de Génova y Venecia son comparables a las cartas de Pere Rosell y ambas apuntan a Batista Beccari. El corte del cuello del pergamino en forma de alero también apunta a la carta de Beccari de 1426, seguida después por la de Valseca de 1439. Comes indica que la carta sigue el modelo mallorquín de Dulceti, pero con algunos rasgos de estilística italiana, de forma semejante a la que puede verse en las cartas posteriores de Canepa de 1480 y 1489. Herrera, en un trabajo de 2009,467 indicó que las ilustraciones del castillo de Segura (donde nacen los ríos Segura y Guadalquivir), de Barcelona y de las islas Lanzarote y Fuerteventura son casi idénticas a las de la carta que Bertran y Ripoll firmaron en Barcelona en 1456, lo que demuestra que al-Mursi copiaba, entre otros, de un modelo casi contemporáneo, hoy perdido, desconociéndose cómo pudo haber llegado a su poder. En su trabajo de 2010 (nota 463) añadió que también procede de este modelo la decoración de la mayoría de banderas de señalización urbana. En la figura 410 vemos el castillo de Segura en ambas cartas. Un detalle interesante es que en la carta de al-Mursi el cuartelado heráldico de la bandera de Castilla y León está reproducido a la inversa, como si estuviera reflejado en un espejo, aunque esto no quiere decir, en opinión de Herrera, que necesariamente se quisiera neutralizar su significado político.
Cartas de Bertran/Ripoll y de al-Mursi
Carta de al-Mursi. La Meca
Escena de fauna salvaje norteafricana: al-Mursī, carta náutica (Trípoli, 1461) [Estambul, Deniz Müzesi: n. º 882].
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