El criptograma de Levasseur
Subcategoría: escritura criptográfica.
Olivier Levasseur (Calais, 1680 o 1690 – Reunión, 7 de julio de 1730), fue un pirata, apodado La Buse o La Bouche (El Buzzard), llamado así debido a la rapidez con la que disparaba sobre sus enemigos.
Muchas historias sobre piratas y tesoros escondidos en remotos lugares surgen de una irresistible mezcla de realidad y ficción. Con el paso del tiempo la frontera entre lo mundano y lo imaginario termina por borrarse, se crean así leyendas apasionantes que perduran durante siglos. He aquí el caso de Levasseur, cuyo retrato al modo de pirata sanguinario ilustra este breve artículo, y su postrero reto. Viajemos a la francesa isla de Reunión, antiguamente Bourbon, en el Índico, día 7 de Julio de 1730.
Un pirata va a ser colgado en la horca, los soldados hacen guardia y el populacho murmulla acompañando al sonido de las olas. Ha llegado el fin para uno de los más afortunados piratas del Índico, Olivier Levasseur, apodado La Buse, el halcón. Con la soga al cuello, todo estaba ya perdido, pero antes de abandonar este mundo, asombró a todos desde el patíbulo al mostrar un documento que había escondido entre sus ropas y, lanzándolo ante quienes contemplaban la ejecución, exclamó:
Mes trésors à qui saura comprendre!
Al momento, Levasseur pendía ya de la soga, esperando la muerte en angustiosa agonía. ¡Mis tesoros para quien lo comprenda! Este fue el reto lanzado al destino por el pirata y, claro está, fue el instante fundacional de toda una carrera para localizar los tesoros escondidos en algún lugar del Índico por medio de intentos y esfuerzos por descifrar lo que en el trozo de papel caído del cadalso aparece.
Hasta el día de hoy nadie ha logrado encontrar el tesoro de Levasseur que, por lo que se sabe de sus correrías, podría ser muy cuantioso. En las últimas décadas ha sido buscado en las Islas Seychelles, pero todavía sin resultados públicos.
Levasseur, hijo y compañero de piratas, como Taylor o Moody, asaltó infinidad de barcos portugueses y franceses por todo el Índico a bordo de La Reina de las Indias. Su mayor golpe, junto a John Taylor, llegó en 1721, cuando capturaron al Nuestra Señora del Cabo, un gran barco portugués cargado de ricos tesoros. Este barco se convirtió en el nuevo buque insignia del pirata, renombrado como El Victorioso. Para disfrutar del tesoro, Levasseur se retiró a una isla cercana a Madagascar y llegó a un acuerdo con Francia para devolver alguno de los tesoros usurpados y conseguir el perdón, pero esto no pudo evitar que, tiempo después, terminara siendo capturado y ajusticiado. En el criptograma de Levasseur se incluiría, supuestamente, la guía para localizar su gran tesoro pero, aunque se conoce el método empleado en su cifrado, el texto resultante es tan oscuro que no ha sido comprendido todavía, por lo que el desafío del pirata sigue tan vivo como siempre…
Hasta el día de hoy, muchos cazadores de tesoros han buscado su fabuloso tesoro, estimado en un valor de 100 millones de libras del Reino Unido (2005).
En un documento, hay algunas coordenadas, y el texto en un alfabeto misterioso. En estos documentos se creyó ver la afirmación de la existencia de un tesoro en una isla localizada en el Océano Índico. Sin embargo, el nombre de esta isla no se menciona en ninguna parte.
A principios del siglo XX, el escritor y conservador del departamento de estampas de la Biblioteca Nacional de Francia, Charles de la Roncière, dijo en una entrevista el 15 de julio de 1934 para el Milwaukee Journal, que había colaborado en el estudio de un criptograma que pertenecía a una mujer joven cuyo nombre silenció (hoy se conoce como la Sra. Savy originaria de las islas Seychelles) que solicitó un libro llamado Las clavículas de Salomón. Su descifrado no fue nada concluyente, pero se lanzó a una búsqueda del tesoro. Varias hipótesis sobre la ubicación del tesoro se describen: hay quien cree que se encuentra en la isla La Réunion, por supuesto, en las Seychelles, Rodrigues, Madagascar, Mayotte, la isla de Sainte-Marie. El buscador de tesoros Bibique pasó gran parte de su vida buscando en La Réunion. En Rodrigues, el abuelo paterno del escritor JMG Le Clézio, se estableció y pasó veinte años en la isla en su búsqueda.
En 1947, el inglés Reginald Cruise-Wilkins estudió el problema y creyó descubrir que el caso tenía relación con Los doce trabajos de Heracles. Hasta 1970, buscó y cavó en la isla de Mahe (Seychelles). En una cueva, además de armas antiguas, algunas monedas, y otros restos fue lo único que encontró.
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