El sicomoro (Egipto)
Desde los tiempos más antiguos, en Egipto los árboles son objeto de veneración divina, tal vez también porque eran muy escasos. Al este del cielo se encuentra el alto sicomoro, un Árbol Cósmico sobre el cual los dioses están sentados. Al frente, al oeste, en la frontera del desierto, vivía la “Señora del Sicomoro”, la diosa vaca Hathor, la que ha creado el mundo y todo lo que allí hay. Lleno de compasión, el sicomoro hace descender su follaje, saluda a los recién muertos y les da la bienvenida con agua y pan. Con ello les alcanza el alimento y la bebida, con lo que les asegura la vida después de la muerte. Sobre las ramas del sicomoro se sientan las almas de los muertos en forma de pájaro. Gracias a la ayuda del árbol sagrado las almas regresan al seno del mundo divino, de los seres eternos, que simplemente habían abandonado por la duración de una vida humana.
En las representaciones egipcias se encuentra frecuentemente el motivo del Árbol de la Vida, del cual nacen brazos divinos que están llenos de regalos y que riegan el Agua de la Vida de un recipiente.
El sicómoro empieza a mencionarse en épocas predinásticas en el Antiguo Egipto. En algunas ocasiones se menciona a Egipto como el “País de los sicomoros”, y al árbol se le llamaba falsa higuera o higuera egipcia. Según Zohay y Hopf, los egipcios eran los únicos que cultivaban este árbol, muy fácil de reproducir mediante esquejes.
Debido a su madera incorruptible, los egipcios lo relacionaron rápidamente con la muerte y la resurrección; de ahí que se plantaran cerca de las tumbas y que los ataúdes se construyeran cuando era posible con su madera blanda y ligera. También se hacían amuletos con la forma de sus hojas.
Al principio, la tapa del ataúd se identificaba con la diosa del cielo Nut, aunque, con el tiempo, el árbol acabó identificándose también con Hathor y con Isis, las tres señoras del sicómoro.
Es normal encontrar representaciones en las que aparecen Hathor o Nut subidas a un sicómoro dando de comer o de beber al ba del difunto. Nut adopta entonces el papel protector y compasivo de Hathor. Como árbol del viajero, era Hathor quien ofrecía sus higos a los viajeros que se encontraban con uno de estos árboles en el camino.
Hathor aparece a veces con la mención de “Dama del sicómoro del Sur”, refiriéndose al árbol que crece en Menfis, ya que el sicómoro de Norte crecía en Heliópolis.
El ataúd de Osiris estaba construido con madera de sicomoro y recibía la sombra del mismo árbol. Ser enterrado en un ataúd de esa madera significaba ser acogido por el abrazo de la gran madre en forma de Isis, Hathor o Nut.
Un jeroglífico muestra dos sicómoros iguales en el horizonte del este como las puertas del cielo por las que emerge cada día el sol, de ahí que también se le conozca como “El gran árbol de horizonte oriental”.
La diosa Isis, en forma de sagrado sicómoro, amamantando al faraón Tutmosis III. Dibujo en la tumba del rey, la KV34.
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