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Antigüedad

Inscripción de Behistún

Inscripción de Behistún

La inscripción de Behistún, grabada en la pared de un acantilado, contiene el mismo texto en tres idiomas, donde se explica la historia de las conquistas del rey Darío I, y está ilustrada con imágenes talladas del soberano con otros personajes presentes.

Coordenadas:  34°23′26″N 47°26′09″E

País:  Irán

N.° identificación: 1222

La inscripción de Behistún (en persa: بیستون ) es una inscripción monumental en piedra de la época del imperio aqueménida (s. VI a.C.). Está inscrita sobre la pared de un acantilado en la provincia de Kermanshah, al oeste de Irán, a unos 100 metros de altura. Fue ordenada inscribir por Darío I de Persia en algún momento posterior a su accesión al trono del imperio persa en 522 a.C. y antes de su muerte en 486 a.C.

La inscripción incluye tres versiones del mismo texto, en tres lenguajes diferentes, empleando escritura cuneiforme: persa antiguo, elamita y babilonio. Un oficial del ejército británico, Sir Henry Rawlinson, transcribió la inscripción en dos momentos, en 1835 y 1843. Rawlinson pudo traducir el texto cuneiforme en antiguo persa en 1838, y los textos elamitas y babilonios fueron traducidos por Rawlinson y otros después de 1843. Está inscripción es a la escritura cuneiforme lo que la Piedra de Rosetta a los jeroglíficos egipcios: el documento clave para el desciframiento de una escritura antigua desconocida que muestra el mismo texto en otro idioma conocido. El lenguaje babilonio era una forma tardía del acadio; ambas son lenguas semíticas. La inscripción de Behistún fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2006. Abarca una zona de protección de 187 ha y una zona de respeto de 361 ha.

La inscripción

El texto de la inscripción es una proclamación de las hazañas de Darío I de Persia previas a su acceso al trono. Los tres textos, que presentan básicamente el mismo contenido, están escritos en tres lenguas distintas, usando para cada uno una adaptación de la escritura cuneiforme. El panel inmediatamente bajo el friso está escrito en persa antiguo, una lengua indoeuropea. Los otros dos textos fueron escritos en elamita y babilonio, ambas lenguas semíticas. Darío gobernó el Imperio Persa desde el año 521 a. C. hasta el 486 a. C. En algún momento hacia el 515 a. C. ordenó la creación de esta inscripción, que describiera un largo relato de su ascenso frente al usurpador Gaumata y las subsecuentes guerras victoriosas de Darío y el sofocamiento final de la rebelión, para ser así inscritas en un acantilado cercano a la moderna ciudad de Bisistun, en las colinas de los Montes Zagros de Irán, en el punto donde se yerguen desde el llano de Kermanshah.

La inscripción mide aproximadamente 15 metros de alto por 25 de ancho, y se halla 100 metros por encima de un acantilado al lado de un antiguo camino que unía las capitales de Mesopotamia y Media (Babilonia y Ecbatana). Su acceso es muy complicado, ya que, después de su finalización, las laderas fueron eliminadas para hacer la inscripción más perdurable.

Columna 1 (DB I 1-15), boceto de Fr. Spiegel (1881).

El texto en persa antiguo contiene 414 líneas en cinco columnas; el texto elamita incluye 593 líneas en ocho columnas y el babilonio tiene sólo 112 líneas. La inscripción fue ilustrada con un bajorrelieve de la vida de Darío, dos sirvientes y diez figuras de un metro de altura, que representan los diferentes pueblos conquistados; el dios Ahura Mazda, representado como Faravahar, se muestra flotando sobre el conjunto de figuras mientras bendice al rey. Una figura parece haber sido agregada después de que las otras estuvieran acabadas, al igual que la barba de Darío, que es un bloque de piedra separado unido a la figura con pernos de hierro y plomo, un hecho realmente excepcional.

En la historia antigua

La primera referencia histórica de que se tiene noticia sobre la inscripción es a través del autor griego Ctesias de Cnido, quien conoció su existencia sobre el 400 a. C. Tácito asimismo la menciona e incluye una descripción de algunos de los antiguos monumentos auxiliares en la base del acantilado, donde había un manantial. Lo que se ha podido recuperar de ellos es coherente con la descripción de Tácito. Diodoro de Sicilia también escribe sobre el “Bagistanon” y sostiene que fue inscrito por la reina Semíramis de Babilonia.

Tras la caída del Imperio Persa y los reinos herederos (el imperio macedonio, el imperio parto y el imperio sasánida), y después de que la escritura cuneiforme cayera en desuso, la naturaleza de la inscripción fue olvidada, y se le atribuyó un origen cuando menos fantasioso o mítico. Durante siglos, en vez de ser atribuida a Darío (uno de los primeros reyes persas), se creyó que procedía del reino de Cosroes II de Persia (uno de los últimos). Una leyenda narraba que había sido creada por Farhad, amante de la esposa de Cosroes, Shirin. Exiliado por su transgresión, se encomendó a Farhad la tarea de horadar la montaña para encontrar agua; si tenía éxito, le darían autorización para casarse con Shirin. Tras muchos años y ya con media montaña suprimida, Farhad encontró agua, pero Cosroes le informó que Shirin había muerto. Se volvió loco, y se lanzó desde lo alto del acantilado. Naturalmente, Shirin no había muerto, y se ahorcó al enterarse de la noticia.

Descubrimiento

Textos cuneiformes de la inscripción de Behistún.

No fue hasta 1598, cuando el inglés Robert Sherley la vio durante una misión diplomática en Persia en nombre de Austria, que la inscripción atrajo por primera vez la atención de los eruditos de Europa Occidental, quienes llegaron a la conclusión de que era un relato de la ascensión de Jesús. Las interpretaciones bíblicas erróneas por parte de los europeos fueron abundantes en los dos siglos siguientes, incluyendo teorías tales como que se trataba de Cristo y sus apóstoles, las tribus de Israel o Salmanasar I de Asiria.

En 1835, Sir Henry Rawlinson, un oficial del ejército británico que entrenaba al ejército del Sah de Persia, empezó a estudiar seriamente la inscripción. Como en esa época el nombre de la ciudad de Bisistun se había anglicizado en “Behistun”, el monumento empezó a ser conocido como la “inscripción de Behistun”. A pesar de su inaccesibilidad, Rawlinson consiguió escalar el acantilado y copiar la inscripción en persa antiguo. La versión en lengua elamita se encontraba al borde de un abismo, y la versión en lengua babilonia estaba cuatro metros más abajo; ambas estaban lejos de ser fácilmente alcanzables y se dejaron para ulteriores intentos.

Pertrechado con el texto persa, y con una tercera parte de un silabario puesto a su disposición por el experto en escritura cuneiforme Georg Friedrich Grotefend, Rawlinson empezó a trabajar para descifrar el texto. Afortunadamente, la primera sección del texto contenía una lista de reyes persas idéntica a la descrita por Heródoto. Emparejando los nombres y los caracteres, Rawlinson pudo descifrar en 1838 la forma cuneiforme usada por el persa antiguo.

Vinieron luego los dos textos restantes. Después de una prolongación de su servicio en Afganistán, Rawlinson volvió a estudiar la inscripción en 1843. Con unos tablones cruzó el espacio existente entre el texto en persa antiguo y el elamita, y lo copió. Entonces encontró a un resuelto chico de la zona que escaló por una grieta del acantilado con cuerdas y aparejos hasta el texto babilonio, de manera que se pudieran tomar moldes en papel maché. Rawlinson tradujo el texto y el lenguaje babilonios, independientemente de Edward Hincks, Julius Oppert y William Henry Fox Talbot, quienes también contribuyeron al descifrado. Edwin Norris y otros fueron los primeros que hicieron lo mismo con el elamita. Conociendo tres de los lenguajes primarios de Mesopotamia, y tres variaciones de la escritura cuneiforme, estos descifrados fueron una de las claves para situar la Asiriología en una situación de modernidad.

La figura inferior muestra los estilos de escritura de tres grandes sistemas cuneiformes: babilónico, ugarítico y asirio.

Se cree que Darío quiso situar la inscripción en un lugar inaccesible para mantenerla a salvo de modificaciones. Su legibilidad jugó un papel secundario, pues el texto es completamente ilegible desde el nivel del suelo. El monumento sufrió algunos daños en la Segunda Guerra Mundial porque los soldados británicos lo usaban para prácticas de tiro. El rostro de Ahura Mazda está completamente destrozado.

http://www.proel.org/index.php?pagina=alfabetos/sumerio

https://reydekish.com/2016/06/10/el-redescubrimiento-de-las-lenguas-ancestrales/

Se conocen signos más o menos desde 3.400-3.200

Camino de los Patriarcas

Camino de los Patriarcas

Way of the Patriarchs (blue) with Via Maris (purple) and King’s Highway (red)

Camino de los Patriarcas (en hebreo: דֶּרֶךְ הֲאָבוֹת Derech ha’Avot Lit. Camino (de) los Padres), es una antigua ruta norte-sur que atraviesa la tierra de Israel. El nombre es utilizado por los eruditos bíblicos debido a menciones en las narraciones bíblicas que fue viajado con frecuencia por Abraham, Isaac y Jacob.

También se llama el camino de la colina o la ruta del canto [3] porque sigue la línea del canto de la cuenca de las montañas de Samarian y de Judaean. Pasa de Meguido y Hazor al sur de Beerseba por medio de Siquem, Bet-el, Jerusalén, Efrata y Hebrón. A diferencia de la Via Maris y la Carretera del Rey, que eran carreteras internacionales que cruzaban los territorios de muchos pueblos, la Ruta de los Calles estaba totalmente dentro del territorio del antiguo Israel.

En los tiempos modernos, la ruta sigue aproximadamente la carretera 60 original (sin los bypass más recientes), pasando por Afula, Jenin, Naplusa, Ramallah, Jerusalén, Belén, Halhul, Hebrón y Dhahiriya.

Ya encontramos a Abraham usando esta ruta. Después de entrar en la tierra, se dirige a Siquem. Luego, a través de Beth El, termina en Hebrón y más tarde en Beer-Sheva.

Hallazgos del Camino de los Patriarcas

Ritual Baths

Hito romano adyacente a mikve cerca de Alon Shvut Roman milestone adjacent to mikve near Alon Shvut

Las estaciones de la manera fueron descubiertas a lo largo de la ruta entre Beersheba y Jerusalén de la época del templo antiguo y más adelante durante las eras helenísticas y romanas. Los baños rituales (Mikvaot, hebreo: מקוואות) sirvieron a los peregrinos durante su viaje. [5] [6]

Milestones

Hitos se han descubierto a lo largo de la ruta que señala que, incluso en la época romana, la ruta se utilizó como una carretera principal. [Cita requerida] Las piedras representan la distancia a Jerusalén.

The Maccabees in Gush Etzion

El Camino de los Patriarcas se puede ver en Beit Zechariah (hoy un pequeño pueblo árabe) donde tuvo lugar una batalla entre Yehuda Maccabee y los griegos. Fue allí donde el hermano de Judá, Elazar HaHorani, fue asesinado después de apuñalar y matar a uno de los elefantes griegos. Este incidente se conmemora con el nombre de la comunidad adyacente, Elazar.

In Jerusalem

La historia bíblica de la Concubina de la Colina (Jueces 19), habla de una pequeña caravana familiar que viaja en la ruta de la cresta desde Belén hacia Jerusalén.

La antigua Jerusalén (la vieja ciudad de hoy) no fue situada en la cuenca de la montaña. De hecho, The Ridge Route no pasó directamente a través de la antigua ciudad, sino que estaba situado justo al oeste, a unos 20 minutos a pie de las murallas de la ciudad. La ruta de Bethel hacia el sur habría pasado por los barrios de hoy de Beit Hanina, Shuafat, Colina Francesa, Givat HaMivtar y Kerem Avraham, cruzando Jaffa Road en el centro de Jerusalén moderno detrás del edificio de la tienda de HaMashbir y continuando Shmuel HaNagid St. (altura del pico: Monasterio de Ratisbona), King George St., Keren HaYesod St., y finalmente el Camino de Hebron a Bethlehem

East-West connections

Way of the Patriarchs (blue), (1)Sunset Road, (2)Red Ascent, (3)Aphek Ascent, (4)Beit Horon Ascent, (5)Ayalon Road, (6)Lachish Road

La ruta conectada a la Vía Maris y la Carretera de los Reyes a través de varios caminos este-oeste:

(1) Una conexión importante fue “El Camino de la Puesta del Sol” (Hebreo: דֶּרֶךְ מְבוֹא הַשֶּמֶש Derech Mevo HaShemesh) (Deuteronomio 11: 29-30) que conduce desde La Carretera del Rey, cruzando el río Jordán en la ubicación del Puente de Adán de hoy Jisr Damiat) y ascendiendo por el Valle de Tirtza (Wadi Al Fara) hasta el monte Gerizim y Siquem. Hoy en día la parte oriental de la Ruta 57 sigue aproximadamente la antigua vía.

(2) La “Ascensión Roja” (Hebreo: מַעֲלֵה אֲדֻמִּים Ma’ale Adumim) (Josué 15: 7 y Josué 18:17) formó un límite de la tribu de Judá ascendiendo desde el Valle de Achor hasta Debir y girando hacia el norte A Gilgal. Toma su nombre de la roca roja alineando el ascenso. La carretera 1 entre Jerusalén y el valle del Jordán sigue la antigua ruta.

(3) Al oeste de Siquem, la antigua “Ascensión Aphek” de la Vía Maris y la llanura costera pasaron por Aphek, Soco y Kfar Saba y Qalqilyah de hoy. La autopista 55 duplica la parte oriental de esta ruta.

(3) Al oeste de Siquem, la antigua “Ascensión Aphek” de la Vía Maris y la llanura costera pasaron por Aphek, Soco y Kfar Saba y Qalqilyah de hoy. La autopista 55 duplica la parte oriental de esta ruta.

(5) La subida de Jaffa a Jerusalén a través de la llanura de Ayalon ahora es duplicada por la ruta 412, la carretera 44 y la ruta 1.

(6) Más al sur, la carretera 35 sigue aproximadamente el camino de la antigua “Lachish Road” desde Gaza, Ashkelon y Ashdod a través de la región de Lachish hasta Hebrón.

“El Camino de los Patriarcas”

Se trata de un camino conocido como el de los patriarcas, que recorre a lo largo Israel desde Beer Sheba al sur hasta Nazaret al norte. Si hace 4 mil años era el sendero principal de los rutinarios viajes y caminatas de Abraham, Isaac o Jacob, hoy esta asfaltado y transformado en una ruta, la numero 60.

Las rutas en Israel se llaman por números, cuanto menos cifras tienen su nombre mas rápidas son, las autopistas llevan un solo digito y los caminos de tierra 4 dígitos (hay solo dos excepciones en el país, las numero 431 y 471). Las rutas pares van de norte a sur y las impares de este a oeste y si de peligro hablamos, esta debería llamarse por lejos la ruta numero 1. Si de conflicto hablamos, también.

En ese gran tramo que atraviesa los territorios de Judea y Samaria viven asentados judíos que se los puede apodar de muchas maneras: fanáticos, colonos, nuevos sionistas, pioneros, extremistas o fundamentalistas pero de ninguna manera “locos”. Después de ver este video, van a entender los motivos de su asentamiento en esa zona. Se trata de tierras que históricamente nos pertenecen, que no conseguimos diplomáticamente cuando hicieron la partición de Palestina y que se conquistaron o se reconquistaron durante la guerra de los seis días… bueno… la historia es conocida por todos y cada uno de nosotros tiene ya su idea formada hacia ellos.

La historia hubiese sido diferente si los primeros sionistas que retornaron a Israel se hubieran instalado en la parte histórica bíblica judía del mapa, esta de Judea y Samaria y no en la hermosa parte de la costa mediterránea, la históricamente conocida como Filistea ja ja ja

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Ruta comercial del Volga

Ruta comercial del Volga

Principales rutas comerciales de los varegos: la ruta comercial del Volga (en rojo) y la ruta griega (en violeta). En naranja, otras rutas comerciales de los siglos VIII–XI.

En la Edad Media, la ruta comercial del Volga conectaba Europa del Norte y el noroeste de Rusia con el mar Caspio. Los rus usaban esta ruta para comerciar con los países musulmanes en las costas del sur del mar Caspio, a veces llegando aún más lejos, como a Bagdad. . Desde Aldeigjuborg, los rus podían viajar por el río Vóljov diluyes arriba hasta Nóvgorod, también desde ahí, al lago Ilmen y, más lejos, ascendiendo el río Lovat.

La ruta funcionaba simultáneamente con la ruta comercial del río Dniéper, más conocida como la ruta comercial de los varegos a los griegos, y perdió su importancia hacia el siglo XI.

Establecimiento

La ruta comercial del Volga fue establecida por los eslovenos ilmenos (del lago Ilmen o Novgorod Slavs) que se asentaron en el noroeste de la actual Rusia en el siglo IX. Primero se establecieron en un asentamiento llamado Stáraya Ládoga, unos 10 km al sur de donde el río Vóljov desagua en el lago Ládoga. Las pruebas arqueológicas sugieren actividades comerciales de los rus a lo largo de la ruta comercial del Volga, como muy pronto en el siglo VIII. Los más tempranos y grandes hallazgos de monedas árabes en Europa se hicieron en lo que ahora es Rusia, a lo largo del Volga, en el distrito de Yaroslavl.

Arrastre (Volokut vólokom), de Nicholas Roerich (1915), que recrea el arrastre de un barco de un río a otro por tierra.

Una reserva de monedas encontrada en Peterhof, cerca de San Petersburgo, contiene veinte monedas con grabados en árabe, turco (posiblemente jázaro) y griego y runas en nórdico antiguo, éstas últimas representan más de la mitad del total. Habiendo examinado la mayor parte de las monedas árabes en Europa Oriental, Valentín Yanin concluye que el sistema monetario más temprano que tuvo Rusia estuvo basado en los sistemas tempranos monetarios de África en aquella época.

Funcionamiento

Desde Aldeigjuborg, los rus podían viajar por el río Vóljov aguas arriba hasta Nóvgorod, y desde ahí, al lago Ilmen y, más lejos, remontando el río Lovat. Llevando sus barcos a través de un portaje, alcanzaban las fuentes del río Volga. Los comerciantes llevaban piel, miel y esclavos a través de los territorios de las tribus finesas y permias, llegando a la Bulgaria del Volga. Desde allí, continuaban el camino del Volga hasta el territorio de los jázaros, cuya capital Atil era un concurrido puerto en la costa del mar Caspio. Es decir, la ruta unía el Jaganato de Rus, la Bulgaria del Volga con el Janato Jázaro. Desde Atil, las mercancías rus viajaban a través del mar y luego en caravanas hasta la ciudad de Bagdad.

Una reserva de monedas descubiertas en Peterhof, cerca de San Petersburgo, contiene veinte monedas con grabados en árabe, turco (posiblemente jázaro) también griego también runas en nórdico antiguo, permaneces últimas representan más de la mitad del total. Primero se establecieron en un asentamiento conocido como Stáraya Ládoga, unos 10 km al sur de donde el río Vóljov desagua en el lago Ládoga. Desde allí, proseguían el paseo del Volga hasta el territorio de los jázaros, cuya capital Atil era un concurrido puerto en la importa del mar Caspio.

Los más tempranos y grandes hallazgos de monedas árabes en Europa se hicieron en lo que ahora es Rusia, a lo largo del Volga, en el distrito de Yaroslavl. La ruta comercial del Volga fue fundada por los eslovenos ilmenos (del lago Ilmen o Novgorod Slavs) que se asentaron en el noroeste de la actual Rusia en el siglo IX. Las pruebas arqueológicas proponen actividades comerciales de los rus a lo largo de la ruta comercial del Volga, como muy pronto en el siglo VIII.

Habiendo examinado la mayor fragmente de las monedas árabes en Europa Oriental, Valentín Yanin concluye que el sistema monetario más temprano que tuvo Rusia hallo fundamentado en los sistemas tempranos monetarios de África en aquella época. Es decir, la ruta reunía el Jaganato de Rus, la Bulgaria del Volga con el Janato Jázaro. Desde Atil, las mercancías rus viajaban a través del mar también luego en caravanas hasta la ciudad de Bagdad. Transportando sus barcos a través de un portaje, lograban las fuentes del río Volga. Los comerciantes portaban piel, miel también esclavos a través de los territorios de las tribus finesas también permias, llegando a la Bulgaria del Volga. La ruta funcionaba simultáneamente con la ruta comercial del río Dniéper, más sabida como la ruta comercial de los varegos a los griegos, también dejó su importancia hacia el siglo XI.

Los Rus y los dírhams

Los varegos suecos, émulos de sus parientes vikingos daneses y noruegos en sus largos viajes en Occidente, se dedicaron a partir del siglo IX no tanto al pillaje como al comercio de pieles, madera y esclavos con el Oriente bizantino y el califato abasí. Su propósito era obtener productos de lujo y muy especialmente moneda de plata árabe, que se encuentra en grandes cantidades en las excavaciones arqueológicas del área del Volga.

Dinar del siglo XI encontrado en la isla de Bornholm, Dinamarca.

Los suecos, desde sus bases bálticas en las actuales Finlandia y nordeste de Rusia, crearon en las primeras décadas del siglo IX una ruta comercial que unía el curso medio del Volga con el golfo de Finlandia y la región de Mälar, en la actual Suecia central, basada en la creciente demanda de productos de lujo de origen árabe y de su moneda de plata.

Desde la región media del Volga algunos escandinavos se dirigieron hacia la orilla del mar Caspio y llevaron sus mercancías desde allí a lomos de camellos hasta la misma Bagdad. Otros llegaban sólo hasta las tierras de los búlgaros, instalados en el Volga, mientras que también hubo otros que se instalaron en Itil, capital del reino judío de los jázaros o kázaros, como comerciantes o guerreros.

Es en esta época cuando se comienzan a datar hallazgos de dírhams en tesoros en la cuenca del Volga. A partir de estos enclaves los suecos, que según los anales francos en el año 839 se autodenominaban Rhôs y que fueron conocidos como Rhus en las fuentes eslavas y Rus en las árabes, bajaron por el curso del Dnieper camino de Bizancio, y estuvieron presentes o incluso tomaron el control de las principales ciudades del área como Kiev, Nóvgorod o Chernigov.

Relevancia de las pieles a lo largo de la historia de Rusia

Las pieles tuvieron en Rusia una extensa historia aun antes de que se transformaran en parte insustituible del mercado mundial de pieles. Así, los antiguos rusos utilizaban la piel en su vida cotidiana, se trataba de una prenda abrigadora para los fríos inviernos y también en una suave cubierta para el sueño en tanto que luego, y por largos siglos, Rusia exportaría pieles en abundancia tanto hacia Occidente como al Oriente.

La exportación de pieles finas seria la base económica para la creación de la Rus de Kiev* y para el florecimiento posterior de los principados rusos del Noreste donde, a base de la exportación de pieles, surgiría el estado centralizado de Moscu.

*Estado medieval surgido en el siglo IX en Europa oriental agrupando poblaciones eslavas y fino-ugrias. Se considera la primera conformación estatal de los pueblos eslavos del este. Su mayor desarrollo se produjo cuando su capital se sitúo en Kiev, actual capital de Ucrania. Dejaría de existir en el siglo XII por luchas intestinas por la sucesión del trono.

Tras la disolución de la Rus de Kiev, Novgorod se transformaría entre los siglos XII-XV en el mas importante principado entre los eslavos del este, el cual comerciaba con pieles de ardilla en gran cantidad mientras que entre los siglos XIV-XVI, el Principado de Moscu, base del actual estado ruso, adquirió prácticamente un monopolio sobre la exportación de pieles de cebellina a Europa.

La búsqueda de materia prima llevaría luego a los rusos hacia el este, a los Urales y Siberia pues entonces el vender algunas pieles podía permitir vivir en el sector central de Rusia desahogadamente por el resto de la vida. Así, los rusos comenzaron a desplazarse hacia el Este sin importarles las dificultades y privaciones con que podrían encontrarse. La búsqueda de pieles al Este seria liderada sobre todo por empresarios y cosacos quienes llegarían hasta Alaska permitiendo consolidar la presencia territorial del Imperio Ruso hasta el Océano Pacifico.

Con el paso de los siglos la piel como fuente de ingresos iría poco a poco fueron desvaneciéndose. Al principio, surgió la lana de las ovejas inglesas, que se transformaron en una material mas barato y renovable para la conservación del calor del cuerpo humano, y luego los cazadores exterminarían prácticamente toda la población de cebellinas en el este de Rusia. Recordemos que antes del siglo XX, antes de la época de la masiva expansión del algodón, y, posteriormente, de las telas sintéticas, las pieles en Europa y en Asia eran el único material para la confección de prendas de vestir abrigadoras. Además, las pieles más hermosas eran objeto de prestigio equivalente a piedras preciosas y a artículos de joyería.

Esa larga historia de dependencia económica de un único recurso volvería a repetirse con posterioridad de modo que los mismos territorios que entregaban pieles en abundancia a los principados rusos terminarían aportando hidrocarburos a la URSS y a Rusia en los siglos XX y XXI. La similitud es tal que incluso el gasoducto North Stream, por el que hoy se vende gas natural a Europa, recorre la misma ruta que seguían en la Rus medieval los comerciantes de la Liga Anseática que adquirían pieles del Principado de Novgorod.

Siglos X-XI

A fines del primer milenio, el territorio de Rus estaba cubierto de densos bosques, poblados con abundantes animales de piel fina constituyéndose entonces las tierras rusas en una fuente prácticamente inagotable de piel. Su abundancia era tal que incluso hoy en día en el centro de la parte europea de Rusia, como en el norte de Ucrania y en Bielorrusia no escasean los castores y ni que decir sobre la presencia de animales con pieles mas sencillas, como la nutria o la ardilla.

Mil años atrás los príncipes rusos, habiendo unido las tierras desde Novgorod a Kiev, se transformarían en monopolistas de hecho en el comercio internacional de pieles que se extendía entonces desde el Medio Oriente hasta Europa occidental pues los centros económicos mas ricos de aquel tiempo -Bagdad, Constantinopla, Venecia, Colonia- no contaban con mercados alternativos de pieles aparte de Rus.

Contando con recursos prácticamente ilimitados de pieles y sin tener competencia en sus envíos a los países árabes, a Bizancio y a los estados de Europa, a cambio de las cuales se recibía sobre todo metales preciosos, Rus crearía bases económicas sólidas para el desarrollo de un Estado poderoso.

Pero además de obtener una parte significativa de sus ingresos de las exportaciones de esa materia prima las pieles de cebellina, marta, castor y de otros animales jugaban el rol de monedas de modo que con piel se podía pagar por artículos, servicios religiosos, etc. y se constituían por si mismas en una forma de recaudación de tributos. Así, uno de los primeros registros escritos de la antigua Rus, la llamada “Crónica de tiempos antiguos”, afirma que en 883 el príncipe Oleg Veshchi lucho contra las tribus de los drevlyan, forzándolos a pagar tributo con pieles de marta. Los drevlyan vivían en los bosques entre el Dniepr y el Pripyat, y mil años atrás en esta región abundaba la marta, cuya piel se consideraba en tercer lugar en valor después de la cebellina y el zorro plateado.

El valor de las pieles era tan alto que mercaderes y altos dignatarios las entregaban en herencia de generación en generación. Además, en días solemnes y de celebración se obsequiaban pieles y artículos de piel (shubas, gorros) a miembros de la familia de príncipes, a sacerdotes, a invitados ilustres o a embajadores de países extranjeros como también a quien fuera responsable de alguna acción meritoria.

Por medio de los escritos del erudito persa de inicios del siglo X, Ibn-Ruste, se pueden conocer incluso algunos precios de las pieles. Así, en Xazaria (mapa superior) la piel de marta costaba 2 veces y media el valor de un dirgem*, mientras que en Rus se compraba solo por 1 dirgem. En cuanto a la piel de ardilla a inicios del siglo X se vendía en Rus a los extranjeros por 1/4 de dirgem. Según fuentes rusas de la época, las monedas árabes dirhem se llamaban kuna en ruso precisamente porque su valor en el curso de los siglos se igualo al costo de una piel de marta (kunitsa). En tanto, pequeños trozos de plata de esas monedas se llamaban veveritsa o veshka, es decir, ardilla.

*Se sabe que en el siglo X un dirgem (dirham, dirhem), era una pequen-a moneda de plata del Califato árabe, que pesaba cerca de 2-3 gramos. De ese modo, con 1 kg de plata se pedían comprar casi 2 mil pieles de ardilla que era suficiente para confeccionar 2 decenas de shubas de esa piel.

De acuerdo al erudito árabe, Abu Xamid Al-Garnati, una piel de ardilla costaba en Rus lo mismo que una pieza grande de pan. Para entonces, un milenio atrás, el pan representaba algo mucho más valioso que hoy en día de modo que una piel de ardilla era equivalente al valor de un día de trabajo de un hombre libre adulto en Rus. Para entonces, la piel de marta cebellina era como minima 200 veces mas cara que la de ardilla. Es destacable que aunque Al-Garnati naciera en el siglo XI, en España y viviera en Sicilia y Egipto estuviera muy bien informado sobre el comercio ruso de pieles dado que en la región del Mediterráneo, Rus era la única fuente y proveedor de pieles de la época.

El Principado de Novgorod

A mediados del siglo XII se conformarían a partir de las tierras de la llamada Rus de Kiev cerca de 15 territorios y principados, en un proceso de desmembración creciente que permitiría conformar a inicios del siglo XIII un total de 50 territorios y principados que creció a 250 en el siglo XIV. El Principado de Novgorod (arriba en verde según su extensión en 1400) se conformaría como territorio independiente de la Rus de Kiev en 1136 y existiría como tal hasta fines del siglo XV cuando Ivan III (Abuelo de Ivan el Terrible, el primer Zar de Rusia) lo conquisto y lo integro a las tierras del Gran Principado de Moscu.

El florecimiento de la Rus del noreste durante el siglo XII esta relacionado con las exportaciones hacia Occidente y Asia de pieles de gran valor, materia prima aportada por los bosques vírgenes situados entre los ríos Oka y Volga, lo que fortalecería la importancia económica de la ruta entre el Volga y el Báltico dejando en un plano secundario la ruta comercial que atravesaba las tierras de la Rus de Kiev.

Con sus 3.692 km el Volga es el río más extenso de Europa. En tanto, el río Oka cuenta con 1.499 km y es un afluente del Volga, el más grande por la orilla derecha del río que, recordemos, fluye en la imagen inferior de arriba hacia abajo (noroeste a sureste)

El comercio con pieles era una de las principales actividades de la Liga Hanseática, a la cual se integraría Novgorod.

Las pieles se vendían por lote, según su precio y tipo. Así, las de cebellina, armiño, marta y huron se vendían por lotes de 40 unidades mientras que las de ardilla en lotes de 40 y también de miles de pieles.

En Novgorod los comerciantes de la Hansa empaquetaban las pieles en grandes toneles de madera, el embalaje más cómodo para el transporte por mar de estos productos. Cada uno de esos toneles permitía almacenar de 4-7 mil pieles (que si se trataba de ardillas pequeñas podían llegar hasta a 12 mil unidades).

En primavera estos barriles con pieles se llevaban por el Mar Báltico hacia Lubeck y Bremen, de donde las pieles rusas se llevaban hasta Londres, Paris y Florencia. A cambio los rusos recibían diversos productos que luego se comerciaban en la misma Novgorod o en principados vecinos. Entre esos productos estaba la plata que llegaba a Rusia sobre todo gracias a las exportaciones de pieles y que permitía pagar salarios y también el tributo al Xan tártaro*, que consideraba también pieles como parte de pago.

*Los Principados rusos desde el siglo XIII hasta fines del siglo XV (algunos principados solo hasta el siglo XIV) vivirían en condiciones de dependencia política y de pago de tributos primero al Imperio mongol y luego a su sucesor, la llamada Horda dorada. Se considera que este periodo de vasallaje llevo a Rusia a un retroceso significativo en su desarrollo en relación a Europa pero que también permitió mantenerla alejada de los intentos del catolicismo europeo de extenderse mas hacia el Este. Los cartógrafos europeos del siglo XV consideraban a Moscu un vasallo de los tártaros por lo que en sus mapas llamaban a la mayor parte del territorio ruso “Gran Tartaria”, condición que solo se modificaría a mediados del siglo XVI cuando ya Moscu había cesado el pago de tributos a la Horda dorada.

Desde inicios del siglo XIV los archivos de Europa occidental conservarían de modo parcial los documentos de la Hansa (unión comercial y política de ciudades alemanas) sobre sus interrelaciones con la Republica de Novgorod, gracias a lo cual por primera vez en la historia de Rusia se podrían conocer de modo aproximado las cifras y las condiciones del comercio con pieles.

Liga Hanseatica alrededor del 1400.

La Hansa fue una unión comercial conformada en el siglo XII y que agrupo entre los siglos XIV-XVI a un conjunto de ciudad europeas y que controlaba el comercio principalmente en los mares Báltico y del Norte. La Liga Hanseatica, cuya cabeza era la ciudad de Lubeck, consideraba también la participación de otras ciudades donde se encontraban sus representantes. Entre las más importantes de ellas se encontraba Novgorod por lo que el comercio de Rus con la Liga Hanseatica se realizaba a través de Novgorod.

La liga usaba como lingua franca el bajo alemán medio (el cual no lograría ser antecesor del alemán moderno que desciende del alemán hablado más al sur). En bajo alemán Hansa se traduce como gremio.

El gran comprador y vendedor de las pieles rusas entonces era la Orden Teutónica*. En 1398 los caballeros cruzados adquirirían en Novgorod 136 mil pieles y al año siguiente 38 mil, 43 mil en 1400 y 51 mil en 1403. La sociedad de comerciantes alemanes en Venecia entre 1409-1412 vendería en el Mediterráneo más de 200 mil pieles adquiridas en Novgorod.

*Orden de caballeros de religión católica fundada tras la 3era cruzada a Tierra santa, a fines del siglo XII. Entre los siglos XIII-XV, apoyada por el Papa, llevo una política de expansión sobre el Mar Báltico y los territorios rusos del noroeste logrando conformar un extenso territorio.

Se calcula que desde Novgorod se exportaban hacia Europa no menos de medio millón de pieles anuales. Más del 90% del volumen lo constituían ardillas, la piel más masiva y de menor precio de la Edad Media. La ardilla se recolectaba junto con los granos como parte significativa de los tributos que se cobraban en los extensos territorios que iban desde Novgorod hasta Suzdal. En la medida de la extinción de la ardilla o, lo que parece mas verosímil, del incremento de sus volúmenes de exportación, los cobradores de Novgorod tuvieron que desplazarse a otras tierras que se consideraban tierra de nadie y forzar a las poblaciones locales a pagarles tributos en pieles.

En el curso de 3 siglos la ardilla lideraría de manera estable las exportaciones de Novgorod mientras que otras pieles (armiño, castor, cebellina, zorro, comadreja), que se valoraban a mucho mayor precio no constituirían en términos de volumen competencia a la ardilla. Según estadísticas que se conservan de las operaciones de la Hansa, comerciantes alemanes solo a través de Revel (la actual Tallin, capital de Estonia) sacaron desde Novgorod en 1391 casi 25 mil pieles de ardillas y solo 780 de armiño con apenas 41 de marta cebellina.

Aunque entre los siglos XIV-XVI se exportaron desde Novgorod una inmensa cantidad de ardillas la cantidad de especialistas en el curtido de pieles en la misma ciudad (Скорняк, skornyak en ruso) fue muy poco significativa, sin superar los 200 maestros, sumados a sus asistentes, considerado una cantidad de población en Novgorod de 40-50 mil personas pues la Hansa exigía la venta solo de materia prima, es decir, de pieles no tratadas, rehusándose de adquirir de los rusos pieles ya curtidas o prendas de piel ya confeccionadas.

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Viajes de Ulises

El viaje de Ulises

Inspirado por el éxito de Heinrich Schliemann en la búsqueda de Troya y siguiendo los mismos métodos, Victor Berard (1864, Morez, Francia-1931) viajó por el Mediterráneo intentando reconstruir el itinerario seguido por Ulises, tal como se narra en La Odisea.

En una vieja enciclopedia he encontrado un mapa ilustrado que representa el viaje narrado por Homero, y ubica los diferentes lugares según Berard, desde Troya hasta Itaca, pasando por los reinos de Circe, Calipso, Nausicaa, la isla de las sirenas, los cíclopes, los lestrigones…

Si la investigación, los supuestos y las ideas de Berard sobre la Odisea son muy plausibles, sus demostraciones han sido criticadas a la luz de los conocimientos actuales sobre la antigua Grecia, en particular los métodos anacrónicos que empleó. Berard utilizó su propio barco para reconstruir el viaje de Ulises, lógicamente un navío moderno y usó técnicas modernas desconocidas para los antiguos griegos. Berard partió de la premisa de que Homero no inventó nada y describió lugares reales, punto de vista cuestionable.

(Publicado en Miércoles, 28 Abril, 2010 por Carlos Cesar Alvarez )

LOS VIAJES DE ULISES

Ulises – Odiseo pasó veinte años fuera de Ítaca: los diez que duró la guerra de Troya y otros diez años que transcurrieron desde el fin de la guerra hasta su llegada a Ítaca.

El rey Ulises de Ítaca, conocido también como Odiseo, protagonizó un legendario viaje lleno de desventuras cuando trataba de regresar a su hogar después de la Guerra de Troya, las cuales fueron narradas por Homero en el poema cuyo título deriva del propio nombre del héroe: la Odisea.

Ítaca era una de las islas Jónicas, localizadas al oeste de Grecia. En todas estas islas se han encontrado bastantes restos de cerámica y otros objetos que pertenecen a la época micénica, es decir, al último periodo de la Edad de Bronce. También se sabe por la investigación arqueológica que la isla de Cefalenia, muy próxima a Ítaca, incrementó notablemente su población a finales del siglo XIII a C, cuando se produjo un conflicto bélico en el sur de Grecia que provocó la emigración de una parte de sus habitantes hacia otros territorios helénicos. Así pues, no resulta extraño que uno de los principales héroes aqueos de la Guerra de Troya, datada en los inicios del siglo XII a C, procediese de esa zona del mar Jónico.

Otros descubrimientos apuntan a que las islas Jónicas y la vecina costa del Epiro formaban parte de una ruta marítima comercial que conectaba Grecia con el sur de Italia, y que podría haber enriquecido a los habitantes de Ítaca en aquella época. Se ha encontrado cerámica micénica de principios del siglo XII a C, procedente del Peloponeso y de Cefalenia, en los yacimientos de Punta Melisa y Roca Vecchia, situados en el sureste de Italia. En Surbo, otra localidad de la región italiana de Apulia, se encontró una espada micénica del mismo tipo que se utilizaba entonces en Epiro y en las islas Jónicas.

  1. V. Luce indica, en el capítulo 7 de su libro “Homero y la Edad Heroica”, que la zona de Ítaca donde se han hallado más objetos de la época micénica se sitúa al norte de la isla. También relata Luce que entre 1930 y 1932 se realizaron unas excavaciones en la bahía de Polis (situada al noroeste de Ítaca), en una cueva-santuario rupestre donde el héroe Ulises recibió culto durante la época clásica. En esta cueva encontraron una espada y una lanza de bronce, así como los restos de 13 calderos con trípodes de bronce, datados alrededor de 800 a C, cuya existencia tuvo que haber sido conocida por Homero, ya que el poeta los menciona en el canto XIII de la Odisea. Homero debió de creer que la antigüedad de estos objetos de bronce, depositados en la cueva de Ítaca, era mucho mayor, ya que se refirió a ellos como un regalo ofrecido a Ulises por los 13 reyes de los feacios, habitantes de la isla de Esqueria o Corfú. Más recientemente, el arqueólogo T. Papadopoulos ha descubierto, en un enclave montañoso llamado Exoghi (próximo a la citada bahía), los restos de un edificio de la época micénica que bien podría haber sido la residencia de un gobernante.

Las navegaciones de Ulises, narradas en la Odisea, discurren en su mayor parte por las costas de Italia, Sicilia y las islas próximas. Estas regiones del Mediterráneo central habían sido frecuentadas por los aqueos o micénicos, quienes llegaron a establecer factorías comerciales de carácter permanente en el golfo de Tarento y en la costa oriental de Sicilia. También es sabido que los griegos fundaron las primeras colonias en Italia y Sicilia durante el siglo VIII a C, antes de que Homero escribiese la Odisea. No obstante, hay otra parte más fabulosa del relato en la cual Ulises viaja hasta el Océano para visitar los dominios de Hades o la tierra de los muertos, después de haber pasado un tiempo en la isla de Circe. Una vez que llega allí, Ulises habla con las almas de los difuntos, especialmente con la del adivino Tiresias porque necesitaba su consejo.

Si dividimos las navegaciones de Ulises en dos etapas, una anterior a su fantástica visita a la morada de los muertos, y otra etapa posterior, se puede comprobar que su viaje se desarrolló de una forma coherente, desde el punto de vista geográfico, y que todos los lugares en los que se detuvo son perfectamente identificables. Desde su partida de la ciudad asiática de Troya, que estaba situada al nordeste del mar Egeo, junto al estrecho de los Dardanelos, las escalas de la primera etapa del viaje son las siguientes:

1) La ciudad de Ismaro, habitada por la tribu de los cicones, que se encontraba en la costa de Tracia, al norte del Egeo.

2) La isla de Citera, situada en Grecia, al sur del Peloponeso.

3) El país de los lotófagos, pertenecientes a la tribu libia de los gindanes, que se encontraba en la costa norteafricana de Túnez, al este del golfo de Gabes.

4) La isla de los cíclopes, que se identifica con la isla de Vulcano, situada al norte de Sicilia.

5) La isla de Eolo, el guardián de los vientos, que es la isla Lípari, vecina de la isla de Vulcano. Esta isla de Lípari fue visitada por los navegantes micénicos desde el siglo XVI a C.

6) El país de los lestrigones que se hallaba en Formia, en la costa italiana que se extiende entre las regiones de Campania y el Lacio.

7) La isla de Circe, que es el promontorio o monte Circeo, en el litoral del Lacio.

Tras navegar hasta el lejano occidente para visitar los sombríos dominios de Hades, Ulises regresó a la isla o promontorio de Circe, y se dirigió entonces hacia el sur por la costa del mar Tirreno, para poder llegar finalmente a su hogar en Ítaca. Éstos son los lugares que recorrió en la segunda etapa del periplo:

1) Las islas de las Sirenas, que son las pequeñas islas Sirenusas, próximas al golfo de Nápoles y a la ciudad de Sorrento (llamada Syrrenton por los griegos, un nombre que también se asemeja al de las míticas Sirenas). Las tres islas Sirenusas son actualmente conocidas como Li Galli, y la mayor de ellas es Gallo Longo, que no mide más de 500 metros.

2) El estrecho donde acechaban los monstruos Escila y Caribdis es el estrecho de Mesina, que separa Italia de Sicilia. Estos dos seres monstruosos deben de estar relacionados con las peligrosas rocas y corrientes que encontraban los navegantes en el citado estrecho, las cuales podían hacerles naufragar. También se ha dicho que los seis largos cuellos de Escila podrían representar unos regueros de candente lava producidos por el volcán Etna, el cual se sitúa cerca del estrecho, y que Caribdis era un peligroso remolino que se formaba en el mar.

3) La isla de Helios es Sicilia, también llamada Trinacria por su forma triangular.

4) La isla Ogigia, donde vivía la ninfa Calipso, es la isla de Gozo, muy próxima a Malta (de acuerdo con el testimonio de Calímaco, un autor griego citado por el geógrafo Estrabón). Los nombres de Malta y Gozo derivan de Melite y Gaudos, antiguas denominaciones usadas por los griegos.

5) La isla de Esqueria o Skheria, habitada por los feacios, era la isla de Córcira (la actual Corfú), tal como indica Estrabón en su Geografía. Desde esta isla, que se sitúa al noroeste de Grecia, Ulises pudo regresar finalmente a Ítaca.

En conclusión, el famoso viaje de Ulises discurre del siguiente modo: Desde el mar Egeo las tormentas lo arrastran hasta la costa septentrional de África. Se dirige después a las islas que se encuentran al norte de Sicilia; continúa su viaje por el mar Tirreno hasta el promontorio Circeo, situado al sur del Lacio, y después de visitar la tierra de los muertos en el lejano occidente, vuelve al promontorio Circeo y pone proa hacia el sur llegando a la costa de Sicilia y a la isla de Gozo, junto a Malta. Allí es retenido durante años por la ninfa Calipso, pero finalmente consigue partir de nuevo y navega en línea recta hasta el mar Jónico; llega entonces a la isla de Corfú y, ayudado por los feacios, se desplaza hasta su patria en Ítaca.

Ya en Ítaca, comprueba que su palacio se halla invadido por un numeroso grupo de pretendientes que trataban de casarse con su esposa Penélope y mientras consumían los bienes del palacio. Odiseo accede al palacio disfrazado de mendigo y con ayuda de su hijo Telémaco y del viejo porquerizo Eumeo y del boyero Filetio mata a todos los pretendientes, que son hijos de las mejores familias de Ítaca.

Cuando los padres de los pretendientes muertos pretenden cobrarse venganza en Odiseo y Telémaco, y el viejo Laertes, mata de una lanzada a Eupites, padre de Antinóo, interviene Palas Atenea para poner fin a la lucha y por consejo de Zeus hace que “se olvide la matanza de los hijos y de los hermanos, ámense los unos a los otros, como anteriormente y haya paz y riqueza en gran abundancia”. Orden que Odiseo, “muy alegre en su ánimo” cumplió con gusto.

Tras lo narrado en la Odisea, en el último de los poemas del Ciclo Troyano, la Telegonía se describe que Odiseo viaja al país de los tesprotos donde acabó casado con la reina Calídice. Pero al morir Calídice, regresó a Ítaca, donde Penélope había dado a luz a Poliportes. Posteriormente Telégono, hijo de Circe y Odiseo, llegó a Ítaca en busca de su padre y mató por error a Odiseo, su padre, pero, tras reconocerlo, se lamentó de lo ocurrido y llevó al cadáver a Penélope junto a Circe. Finalmente Telégono se casa con Penélope su madrastra y Telémaco con la diosa Circe, madre de su hermanastro.

En otras versiones posteriores, se cuenta que Penélope habría sido seducida por alguno de los pretendientes, y Odiseo habría por ello devuelto a Penélope con su padre o incluso la habría matado. En otras versiones, habría sido desterrado por Neoptólemo, el hijo de Aquiles a Etolia, donde moriría a edad avanzada.

Según una leyenda, Odiseo seria el fundador de Lisboa. El antiguo nombre de la capital portuguesa, Olissipo ha sido interpretado por algunos historiadores como una referencia a Ulises, su supuesto fundador.

http://www.estudiogeneraldehumanidades.es/grecia/la_odisea.html

Camino de los Reyes

Camino de los Reyes

El Camino de los reyes (en rojo) en el siglo XIV a. C.

El Camino de los Reyes fue una ruta comercial de vital importancia para el creciente fértil, que unía el Nilo con el Éufrates cruzando la península del Sinaí y el Levante mediterráneo. Su importancia estratégica está en el fondo de las guerras entre los distintos imperios, Egipto, Hati o Asiria, y posiblemente en las que mantuvieron el Reino de Israel y el de Judá.

Durante el primer milenio antes de Cristo, numerosos estados antiguos, incluyendo a Edom, Moab, Amón y varios sistemas políticos arameos, dependían en gran medida de la Carretera del Rey para el comercio.

Una de las referencias más antiguas al Camino de los Reyes es bíblica:

La Carretera del Rey o Derech HaMelech se refiere en el Libro de Números, (Números 20:17, 21:22), donde se relata que los israelitas, en su viaje de Éxodo, necesitaban usar el camino. Habían salido de Cades, y pidieron derecho de paso frente al rey Edom, pero se les negó el paso. Él juró que los atacaría si usaban el camino. Incluso se ofrecieron a pagar por el agua que su ganado bebía. Sin embargo, el rey Edom les rechazó el paso y avanzó contra ellos con una fuerza grande y fuertemente armada. Después de hacer un desvío y llegar a la región de Transjordania entre el río Arnón y el río Jabbok, [6] dirigieron la misma petición a Sihon, el rey amorreo, y por segunda vez en la misma carretera se les negó el paso y el rey Sihon los contrató En batalla en Jahaz. Y ganaron esa batalla por el filo de la espada, una llamada cercana. – Como resultado, ganaron control en esa tierra y al norte de ella. Las tribus de Manasés (mitad oriental), Gad y Reuben subsecuentemente establecieron esos territorios.

Muchas de las guerras de los israelitas contra los reinos de las tierras altas trans-jordanas durante el período del Reino de Israel (y su reino hermano, el Reino de Judá) probablemente fueron combatidas, al menos en parte, por el control de la Autopista.

Trazado

Comenzaba en Heliópolis y se dirigía al este, a Clysma (Suez). Atravesaba el desierto del Sinaí por el paso de Mitla, protegido por las fortalezas de Nekhl y Themed, hasta llegar a Eilat y Aqaba en el norte del Mar Rojo.

Desde el golfo de Aqaba, ya en Oriente Medio, tomaba la dirección norte siguiendo el valle de Aravá y pasando por Petra, Ma’an, Udruh, Sela, y Shaubak, y cruzando las ciudades moabitas de Al Karak y Madaba, hasta llegar al mar Muerto. Desde allí seguía al río Jordán por su margen oriental, pasando por Rabbah (Ammán), Gerasa y Bozrah, hasta alcanzar luego Damasco.

Una vez en Damasco se unía a la Vía Maris, virando hacia el este, para llegar a Resafa en el curso superior del río Éufrates, pasando por Palmira.

Otros usos

Esta ruta también fue usada por los nabateos, que traficaban con artículos de lujo como resina de incienso y especias desde el sur de Arabia hasta Petra.

Durante el período romano, una sección del camino formó parte de la Via Nova Trajana, que unía Europa con Arabia. El camino se llamaba Vía Regia. El emperador Trajano lo reconstruyó y lo rebautizó vía Traiana Nova, bajo cuyo nombre sirvió como una carretera militar y comercial a lo largo de los limos fortificados Arabicus.

Un momento difícil fue durante el período de los cruzados, cuando el camino pasó por la provincia de Oultrejordain del Reino cruzado de Jerusalén. [3] Durante los períodos de tregua, las caravanas del Hajj solían ser dejadas ilesas por los señores cruzados de Oultrejourdain, con la memorable excepción de Raynald de Châtillon, que atacó y saqueó dos veces a los peregrinos. Sus acciones eventualmente conducirían no sólo a su propia muerte a manos de Saladino, sino por completo a la caída del reino de los cruzados en 1187. [4] [5]

Posteriormente la ruta ha sido utilizada por los peregrinos cristianos a Tierra Santa, para acceder al Monte Nebot o a Betania. Para los musulmanes, fue la ruta principal del Hajj a la Meca, hasta que los otomanos construyeron el Tariq al-Bint en el siglo XVI.

En Jordania moderna, su ruta es seguida por la carretera 35 y la carretera 15 que conecta Irbid en el norte con Aqaba en el sur. Su parte meridional cruza varios wadis profundos, haciéndole un camino altamente escénico si curvy y algo de baja velocidad.

Jordania explota turísticamente el tramo que cruza su territorio, con visitas a Amán, Jerash, Madaba, el castillo cruzado de Al Karak (Crac de los moabitas), Betania (donde fue bautizado Jesucristo), Petra, Shaubak (Crac de Montreal) y Aqaba.

 

Camino de los Patriarcas (1) Camino de la puesta del sol, (2) Ascenso Rojo, (3) Ascenso Aphek, (4) Ascenso Beit Horon, (5) Camino Ayalon, (6) Camino Lachish

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Camino Real Persa

Camino Real Persa

Mapa del Imperio aqueménida y el Camino Real.

El Camino Real en un mapa de las satrapías aqueménidas

El Camino Real Persa fue una antigua carretera construida por el rey persa Darío I en el siglo V a. C. Darío construyó el camino para facilitar una comunicación rápida a través de su extenso imperio que abarcaba desde Susa hasta Sardes. Los mensajeros podrían viajar 2.699 km en siete días.

El historiador griego Heródoto escribió: «No existe nada en el mundo que viaje más rápido que estos mensajeros persas». Heródoto también dijo de estos mensajeros que: «Ni la lluvia, ni la nieve, ni el calor, ni la oscuridad de la noche, les impedirá cumplir con la obligación que se les ha encomendado a la mayor velocidad posible». Esta frase sirvió de inspiración para el lema extraoficial de los servicios de correos, – fue inscrito en la James Farley Post Office en Nueva York y se considera a veces como los Estados Unidos Credo del servicio postal.

King Darius I

Recorrido del Camino Real

El recorrido del Camino Real Persa ha podido ser reconstruido a partir de los escritos de Heródoto, la investigación arqueológica y otras fuentes históricas. Comenzaba en el oeste, en Sardes (a unas 60 millas al este de Esmirna, en la actual Turquía), se dirigía al este, a través de lo que ahora sería la sección centro-norte de Turquía, hacia la antigua capital Asiria de Nínive (actual Mosul, en Irak). Luego seguía hacia el sur hacia Babilonia.

Cerca de Babilonia, se cree que se dividía en dos tramos, uno que se dirigiría hacia el noreste y luego al oeste, a través de Ecbatana y siguiendo la Ruta de la Seda. La otra continuaba al este, a través de la futura capital del imperio persa, Susa, (actual Irán) y luego al sudeste, hacia Persépolis.

Historia del Camino Real

Debido al hecho de que el Camino Real no seguía ni la ruta más corta, ni la más fácil, entre las ciudades más importantes del Imperio aqueménida, los arqueólogos creen que las secciones más occidentales del Camino debieron haber sido construidas originariamente por los reyes Asirios, dado que el Camino se adentra en el corazón de su antiguo imperio. Otros segmentos orientales (en lo que hoy es Irán) luego formarán parte de la mayor ruta comercial conocida: la Ruta de la Seda.

En cualquier caso, Darío I convirtió al Camino Real en lo que se conoce hoy en día. Mejoró el firme de la carretera, y conectó diferentes partes convirtiéndola en una sola. La finalidad primaria era conseguir un medio de comunicación rápido, utilizando los pirradaziš o mensajeros del reino.

La construcción del Camino Real en tiempos de Darío fue de tal calidad que la carretera siguió utilizándose en tiempos del Imperio romano. Todavía sigue en pie un puente que data de los tiempos de Darío, en Diyarbakır, Turquía. Una mejora posterior por parte de los romanos de un lecho de carretera con una superficie de grava de 6,25 m de ancho, sostenida dentro de un recubrimiento de piedra, se encontró en un tramo cerca de Gordium [6] y uniendo las partes en un todo unificado que se extiende unas 1677 millas, Principalmente como una carretera de correos, con ciento once estaciones de desplazamiento mantenidas con un suministro de caballos frescos, un modo rápido de comunicación utilizando relés de mensajeros montados rápidos, pirradazis del reino.

En 1961, bajo una concesión de la sociedad filosófica americana, S. F. Starr trazó el estiramiento de la carretera de Gordio a Sardis, identificando cruces de río por los pilares antiguos del puente.

El valor del Camino Real no pasó desapercibido, y en los siglos siguientes a su construcción, otros intentaron imitarlo. Los griegos construyeron algunos caminos, aunque no tan extensos porque sus imperios eran generalmente más pequeños que el de Persia. Los egipcios también construyeron caminos, aunque éstos fueron utilizados primero para mover materiales de construcción para las pirámides y otros monumentos. Algunas de las carreteras egipcias son anteriores a las de Persia y no pueden, por supuesto, haber sido inspiradas por el Camino Real, pero otras parecen haber sido construidas siguiendo el modelo persa, y es más probable que hayan sido influenciadas por el éxito persa. Otras civilizaciones que construyeron caminos que pudieron haber sido influenciados total o parcialmente por Persia incluyeron China imperial, la India, y posiblemente Creta (aunque hay evidencia que los caminos cretense pudieron haber sido desarrollados independientemente).

El camino, aunque sin el sistema pirradaziš, todavía estaba en uso en la época romana. El puente en Amida (moderno Diyarbakir en Turquía) es una ilustración.

Por último, en una de las ironías de la historia, el Camino Real también hizo posible la caída de Persia del poder. Alejandro Magno, en sus guerras de expansión, tropezó con sus ejércitos por el Camino Real. En este caso, ya había derrotado a los ejércitos fronterizos persas, y luego usó el Camino Real para mover rápidamente sus tropas al corazón del Imperio Persa. Llegando rápidamente a Persépolis, el ejército de Alejandro saqueó y quemó la capital persa y luego pasó a derrotar a más ejércitos persas hasta recibir la rendición del emperador persa. Con esto terminado, Alejandro continuó con más conquistas antes de detenerse finalmente en la India, habiendo conquistado prácticamente todo el mundo conocido por los griegos de esa época.

Esta lección, al parecer, no fue plenamente apreciada por los romanos. Mil años después, bajo ataque de los bárbaros de fuera del imperio, las tropas de la frontera romana fueron derrotadas. Los ejércitos bárbaros victoriosos fueron entonces capaces de avanzar rápidamente por el Imperio Romano a lo largo de caminos militares romanos, atacando las guarniciones romanas y las ciudades antes de que pudieran establecer sus defensas. Esto culminó en el saqueo de Roma, la eventual caída del Imperio Romano, y marcó el comienzo de la “Edad Oscura” de la Europa medieval.

Referencias culturales al Camino Real

Se dice que Euclides contestó a la pregunta del rey Ptolomeo sobre una forma más sencilla de aprender matemáticas diciendo que «no hay Camino Real hacia la geometría».

Esta frase ha sido imitada en un contexto moderno en el ensayo No Silver Bullet, en el que Fred Brooks dice sobre las mejoras en ingeniería del software: «No hay un Camino Real, pero hay un camino».

Charles Sanders Peirce, en su How to Make Our Ideas Clear (1878), dice: “No hay un camino real a la lógica, y las ideas realmente valiosas sólo se puede tener al precio de una estrecha atención”. Este ensayo fue reivindicado por William James como instrumental en la fundación de la escuela filosófica del pragmatismo.

Sigmund Freud describió los sueños como el “camino real hacia el inconsciente” (“Via regia zur Kenntnis des Unbewuften”).

Karl Marx escribió en el prefacio de 1872 a la edición francesa de Das Kapital (Volumen 1), “No hay camino real a la ciencia, y sólo aquellos que no temen la escalada fatigosa de sus caminos empinados tienen la oportunidad de ganar sus cumbres luminosas. “

El camino real al romance (1925) es el primer libro de Richard Halliburton, cubriendo sus viajes del mundo como un hombre joven de Andorra a An

Referencias

En inglés:

Chapar Khaneh

“Chapar Khaneh” (Persa: چاپارخانه, چاپارخانه, چاپارخانه, چاپارخانه) es un término persa para el servicio postal usado durante la era de Achaemenid. El sistema fue creado por Ciro el Grande, el fundador del Imperio Persa y más tarde desarrollado por Darío el Grande, como el método real de comunicación en todo el imperio. Cada “Chapar Khaneh” era una estación situada principalmente a lo largo del camino real, una carretera antigua de 2500 kilómetros, que se extendiera de Sardis a Susa, conectando la mayor parte de las ciudades principales del imperio.

La descripción de Herodotus del “camino real” y de los varios “Chapar Khanehs” a lo largo de él es como sigue: [3]

“Ahora la verdadera cuenta de la carretera en cuestión es la siguiente: Existen estaciones reales en toda su longitud y caravanserais excelente, y en todo, atraviesa un tramo habitado y está libre de peligro En Lydia y Frigia hay veinte estaciones dentro Una distancia de 94½ parasangs.Al salir de la frigia los Halys tiene que ser cruzado, y aquí hay puertas a través de las cuales debe pasar antes de que pueda atravesar el arroyo.Una fuerza fuerte custodia este puesto.Cuando usted ha hecho el pasaje, y están llegando En Cappadocia, 28 estaciones y 104 parasangs le llevan a las fronteras de Cilicia, donde el camino pasa por dos juegos de puertas, en cada una de las cuales hay un guardia, dejando estas atrás, se pasa por Cilicia, donde se encuentran tres Estaciones en una distancia de 15½ parasangs. El límite entre Cilicia y Armenia es el río Eufrates, que hay que cruzar en botes. En Armenia los lugares de descanso son 15 en número, y la distancia es 56½ parasangs. Hay un lugar donde se guarda un guardia. Cuatro grandes arroyos cruzan este distrito, todos los cuales tienen que ser atravesados ​​por medio de barcos. El primero de ellos es el Tigris; El segundo y el tercero tienen ambos nombres iguales, aunque no sólo son ríos diferentes, sino que ni siquiera corren del mismo lugar. Para el que he llamado el primero de los dos tiene su fuente en Armenia, mientras que el otro fluye después fuera del país de los Matienians. El cuarto de los arroyos se llama Gyndes, y éste es el río que Ciro dispersó cavando por trescientos sesenta canales. Saliendo de Armenia y entrando en el país de Matienian, usted tiene cuatro estaciones; Estas pasadas te encuentras en Cissia, donde once estaciones y 42½ parasangs te llevan a otro arroyo navegable, el Choaspes, en las orillas de las cuales se construye la ciudad de Susa. Así, el número entero de las estaciones se eleva a ciento once; Y muchos son de hecho los lugares de descanso que se encuentran entre Sardis y Susa.

Los “Chapars” eran correos expresos a los que se les proporcionaban suministros y caballos frescos en cada estación a lo largo del camino, permitiéndoles completar rápidamente su camino sin tener que procurarse suministros solos o esperar a que su caballo descansara.

Heródoto describe el camino entre Sardes y Susa en las siguientes palabras [Historia de Herodoto 5,52-53].

Mapa de Royal RoadAs considera este camino la verdad es la siguiente. En todas partes hay estaciones reales con excelentes lugares de descanso, y todo el camino corre por el país que es habitado y seguro.

  1. A través de Lydia y Frigia se extienden veinte etapas, que ascienden a 520 kilómetros.
  2. Después de la frigia sucede el río Halys, en el que hay una puerta que uno debe pasar a través de cruzar el río, y un fuerte puesto de guardia se establece allí.
  3. Luego, después de atravesar hacia Capadocia, es por este camino veintiocho etapas, que son 572 kilómetros, hasta las fronteras de Cilicia.
  4. En las fronteras de los Cilicianos pasarás por dos juegos de puertas y postes de guardia; luego, tras pasar por éstos, tres tramos, de 85 kilómetros, recorrerán Cilicia.
  5. El límite de Cilicia y Armenia es un río navegable llamado Eufrates. En Armenia el número de etapas con lugares de descanso es de quince y 310 kilómetros, y hay un puesto de guardia en el camino.
  6. Luego de Armenia, cuando se entra en la tierra de Matiene, hay treinta y cuatro etapas, que ascienden a 753 kilómetros. A través de esta tierra fluyen cuatro ríos navegables, que no pueden ser cruzados sino por transbordadores, primero el Tigris, luego un segundo y tercero llamados ambos del mismo nombre, Zabatus, aunque no son el mismo río y no fluyen de la misma región (Pues el primero mencionado de ellos fluye de la tierra armenia y el otro de los de Matienians), y el cuarto de los ríos se llama Gyndes […].
  7. Pasando de allí a la tierra de Cissian, hay once etapas, 234 kilómetros, al río Choaspes, que es también una corriente navegable; Y sobre esto se construye la ciudad de Susa. El número de estas etapas asciende en total a ciento once.

Este es el número de etapas con lugares de descanso, como uno va de Sardes a Susa. Si el camino real ha sido correctamente […] medido el número de kilómetros de Sardes al palacio de [el rey Artaxerxes I] Mnemon es 2500. Así que si uno viaja 30 kilómetros cada día, pasan unos noventa días en el viaje.

Fig. 7-Estación en las inmediaciones de Madakeh, con el recorrido del camino real. Dibujo de W. Kleiss,

1981, p. 49.

Fig. 8-Estación en las inmediaciones de Germabad, con el recorrido del camino real. Dibujo de W. Kleiss,

1981, p. 46.

Ruta de la Seda

Ruta de la Seda

La ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Sus diversas rutas comenzaban en la ciudad de Chang’an (actualmente Xi’an) en China, pasando entre otras por Karakorum (Mongolia), el Paso de Khunjerab (China/Pakistán), Susa (Persia), el Valle de Fergana (Tayikistán), Samarcanda (Uzbekistán), Taxila (Pakistán), Antioquía en Siria, Alejandría (Egipto), Kazán (Rusia) y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas de Europa, llegando hasta los reinos hispánicos en el siglo XV, en los confines de Europa y a Somalia y Etiopía en África oriental.

El término “Ruta de la Seda” fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda, cuya elaboración era un secreto que solo los chinos conocían. Los romanos (especialmente las mujeres de la aristocracia) se convirtieron en grandes aficionados de este tejido, tras conocerlo antes del comienzo de nuestra era a través de los partos, quienes estaban al tanto de su comercio. Muchos productos transitaban estas rutas: piedras y metales preciosos (diamantes de Golconda, rubíes de Birmania, jade de la China, perlas del golfo Pérsico), telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, porcelana, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.

En junio de 2014, la Unesco eligió un tramo de la Ruta de la Seda como Patrimonio de la Humanidad con la denominación Rutas de la Seda: red viaria de la ruta del corredor Chang’anTian-shan. Este sitio abarca un tramo de 5000 kilómetros de la gran red viaria de las Rutas de la Seda que va desde la zona central de China hasta la región de Zhetysu, situada en el Asia Central, incluyendo 33 nuevos sitios en China, Kazajistán y Kirguistán.1

El experto en prehistoria André Leroi-Gourhan considera esta ruta como un espacio de intercambios activo desde el Paleolítico. Heredera de la ruta de Jade, cuyos restos se remontan a hace 7000 años. Sin embargo, la ruta no se menciona en las crónicas chinas hasta el siglo II a. C.2
Este itinerario sería el resultado3 de la curiosidad del emperador chino Wu (gob. 141-87 a. C.) de la dinastía Han por los pueblos civilizados lejanos, que se decía que habitaban en las regiones occidentales más allá de las tribus bárbaras.

Los griegos, y luego los romanos, comenzaron a hablar del «país de los Seres» desde el siglo IV a. C. para designar a China. Hacia el comienzo de la era cristiana, los romanos se vuelven grandes amantes de la seda después de haberla adquirido a los partos, que estaban entonces organizando este comercio.

Los sogdianos, originarios de la actual Uzbekistán, aseguraron entre los siglos VI y VIII la mayor parte del comercio entre China y Occidente. Políglotas, proporcionaron muchos espías, traductores o agentes diplomáticos a cualquier persona que quisiera emplearlos. Maestros de la Transoxiana (la región situada entre los ríos Oxus y Sir Daria), percibirieron muchos impuestos que enriquecieron las prestigiosas ciudades de Samarcanda y Bujara. También contribuyeron a la difusión de religiones como el nestorianismo o el maniqueísmo.

Partidas a través del continente

A medida que la domesticación de los animales de carga y el desarrollo de la tecnología del transporte marítimo permitían que los pueblos prehistóricos tuvieran la capacidad de llevar cargas cada vez más pesadas a grandes distancias, los intercambios culturales y comerciales se desarrollaron rápidamente. Las praderas propiciaban el fértil pastoreo, con agua y un fácil paso para las caravanas y por ello, las vastas praderas de las estepas asiáticas facilitaron que los comerciantes recorrieran inmensas distancias, desde las costas del Pacífico hasta África e internándose profundamente en Europa.

Desde el segundo milenio a. C. la nefrita (uno de los dos tipos de jade) estaba siendo negociada desde las minas de la región de Yarkanda y Khotan hasta China. Estas minas no estaban muy lejos de las minas de lapislázuli y espinela (Balas Ruby) de Badakhshan y, aunque separadas por las formidables montañas del Pamir, al parecer había rutas a través de ellas en uso desde tiempos muy remotos.

Las momias del Tarim encontradas en la cuenca del Tarim — localizadas a unos 200 km al este de Yingpan, en la ruta de la Seda—, que datan de 1600 a. C. en la época del antiguo reino de Loulan, sugieren la existencia de contactos muy antiguos entre el Este y el Oeste. Estos restos momificados podrían haber sido de personas que hablaban lenguas indoeuropeas, lenguas que se siguieron usando en la cuenca del Tarim, en la moderna región de Xinjiang, hasta su sustitución por las influencias túrquicas del norteño Imperio xiongnu, y por influencias del oriente de China de la dinastía Han, que hablaban lenguas sino-tibetanas.

Tras los contactos de la China metropolitana con los nómadas de los territorios fronterizos occidentales en el siglo VIII a. C., el oro se introdujo desde el Asia central y los talladores de jade de Hotan Kashteshi comenzaron a hacer diseños imitando el estilo de los pueblos de las estepas, adoptando el arte animal escita (representaciones de animales en combate). Este estilo se refleja particularmente en las placas rectangulares de oro y de bronce para los cinturones, con versiones en jade y esteatita.

La expansión de las culturas escitas —que se extendieron desde la llanura húngara y los montes Cárpatos hasta el corredor chino de Gansu y que conectaban Irán y Oriente Medio con el norte de la India y el Punyab— jugó sin duda un papel importante en el desarrollo de la Ruta de la Seda. Los escitas acompañaron al asirio Asarhaddón cuando invadió Egipto, y sus distintivas puntas de flecha triangulares se han encontrado en sitios tan al sur como Asuán. Estos pueblos nómadas dependían de las poblaciones asentadas vecinas para una serie de importantes tecnologías, y además de asaltar algunos asentamientos vulnerables para abastecerse, también alentaron que se desarrollase un comercio de larga distancia que contaba con una fuente de ingresos por el pago de unas tarifas previamente concertadas. Los mercaderes escitas sogdianos desempeñaron un importante papel en períodos posteriores en el desarrollo de la ruta de la Seda.

Época helenística

El primer paso importante en la apertura de la ruta de la Seda entre Oriente y Occidente llegó con la expansión del imperio de Alejandro Magno en Asia central. En agosto de 329 a. C. Alejandro fundó la ciudad de Alejandría Escate o «Alexandria más lejana» en la desembocadura del valle de Fergana en el actual Tayikistán.5 La ciudad se convirtió más tarde en un punto de parada importante en la ruta de la Seda septentrional.

Moneda que representa al rey grecobactriano Eutidemo I (230-200 a. C.)

Probable soldado griego en el tapiz Sampul, un tapiz de lana del siglo III-II a. C., Sampul, Urumqi Xinjiang Museum.

Los griegos se mantuvieron en Asia central durante los siguientes tres siglos, primero a través de la administración del Imperio seléucida, y luego con el establecimiento del reino grecobactriano en la región de Bactria. Continuaron expandiéndose hacia el este, sobre todo durante el reinado de Eutidemo I (230-200 a. C.), que extendió su control más allá de Alejandría Escate hasta llegar a la Sogdiana. Hay indicios de que pudo haber conducido expediciones hasta Kashgar, en el Turkestán chino, dando lugar a los primeros contactos conocidos entre China y Occidente alrededor del año 200 a. C.. El historiador griego Estrabón escribió: «extendieron su imperio incluso hasta los Seres (China) y los Phryni».6

Exploración china de Asia central

Con el Mediterráneo conectado con el valle de Fergana, el siguiente paso era abrir una ruta a través de la cuenca del Tarim y el corredor de Gansu hasta alcanzar la propia China. Este esfuerzo se realizó desde el lado chino, alrededor de 130 a. C., con el envío de embajadas de la dinastía Han hasta Asia central. El emperador Wu envió en el año 138 a. C. una embajada con el objetivo estratégico de conseguir formalizar una alianza militar con los yuezhi para frenar el poder y agresividad de los xiongnu —una confederación de tribus nómadas que amenazaba constantemente la seguridad de China, a pesar de la Gran Muralla, haciendo incursiones para saquear las riquezas de sus vecinos, principalmente campesinos—. Zhang Qian partió al mando de 98 hombres, siendo apresado muy pronto, un periodo que le permitió aprender mucho sobre los pueblos y rutas en la región. Trece años después, y tras haber permanecido cautivo más de diez años, logró regresar a la corte imperial con sólo un miembro de la partida. Aunque no había logrado establecer ni una sola de las alianzas militares de su misión, Zhang sí informó a la corte de la existencia de treinta y seis reinos en las fronteras occidentales de China, algunos verdaderas potencias comerciales como Nag-Si (Persia), Tiaozhi (Caldea) y Li-Qian (el Imperio romano). Zhang también contó de los magníficos caballos de las llanuras del valle de Fergana que tenían los Dayuan (luego llamados los «caballos celestiales»), mucho más fuertes y veloces que los caballos chinos, con los que la caballería del Imperio Han podría enfrentarse a los xiongnu en mejores condiciones.7

Los chinos enviaron por ello numerosas misiones diplomáticas y comerciales, alrededor de diez cada año, que llegaron hasta sitios tan lejanos como la Siria seléucida.

Las principales rutas de la seda y principales ciudades entre 500 a.C. y 500 (en latín).

Esas misiones con los reinos del valle de Fergana no podían garantizar la seguridad ni afianzar el comercio, por lo que China preparó una invasión a gran escala, aunque solo en la segunda embestida en el año 102 a. C. logró conquistar todas las tierras entre sus propias fronteras y los reinos de Fergana. Después de la derrota de los xiongnu, los ejércitos chinos se establecieron en Asia central y los chinos consiguieron no sólo asegurarse la importación de los famosos caballos de las estepas, sino establecer sus propios productos en los mercados de esos reinos.8 Cuando Wu envió una delegación al rey Mitrídates II en el 110 a. C., eso dio inicio a un comercio que acabaría siendo la parte central de la importante vía de comercio internacional que llegará a ser la ruta de la seda. Cincuenta años más tarde, cuando Marco Licinio Craso cruzó el Éufrates para conquistar Parthia en el año 53 a. C., se asombró al ver un brillante, suave y maravilloso nuevo tejido. Unas décadas más tarde, las más acaudaladas familias de Roma estaban maravilladas de vestirse con el más preciado tejido: la seda. El historiador romano Florus también describe la visita de los numerosos enviados, incluyendo a los Seres, al primer emperador romano César Augusto, que reinó entre el 27 a. C. y el 14 d. C.

Algunos eruditos sostienen que el emperador chino Wu se interesó primero en el desarrollo de las relaciones comerciales con las sofisticadas civilizaciones urbanas de Fergana, Bactria y del Imperio parto: «El Hijo del Cielo al oír todo esto razonó así: Fergana (Dayuan) y las posesiones de Bactria (Ta-Hsia) y el Imperio parto (Anxi) son países grandes, llenos de raras cosas, con una población que vive en moradas fijas y entregada a ocupaciones casi idénticas a las de los chinos, pero con ejércitos débiles, y que dan gran valor a los ricos productos de China» (Hou Hanshu, Libro de Han Posterior). Otros9 creen en cambio que el emperador Wu estaba interesado principalmente en la lucha contra los xiongnu y que el comercio principal comenzó sólo después de que los chinos hubiesen pacificado el corredor de Hexi.

Apertura de la Ruta de la Seda

La Ruta de la Seda se originó durante el siglo I a. C., siguiendo a los esfuerzos de los yuezhi y xiongnu en la cuenca del Tarim para consolidar un camino hacia el mundo occidental y la India, tanto a través de asentamientos directos en el área de la cuenca como de relaciones diplomáticas con los países de los dayuan, partos y bactrianos más al oeste. Las rutas de la Seda fueron una «compleja red de rutas comerciales» que dio a la gente la oportunidad de intercambiar bienes y cultura.10

Imperio romano

Poco después de la conquista romana de Egipto en el año 30 a. C., florecieron a una escala sin precedentes las comunicaciones regulares y comerciales entre China, el sudeste asiático, la India, Oriente Medio, África y Europa. El comercio greco-romano con la India que había comenzado con Eudoxo de Cícico en 130 a. C., seguía aumentando, y según Estrabón (II.5.12), en la época de César Augusto, hasta 120 barcos zarpaban cada año desde Myos Hormos, en el Egipto romano, hacia la India.11

La partida de Maës Titianus se convirtió en los viajeros que penetraron más lejos hacia el este por la Ruta de la Seda desde el mundo mediterráneo, probablemente con el objetivo de regularizar los contactos y reducir el papel de los intermediarios, durante uno de los momentos de calma entre las intermitentes guerras de Roma y Partia, que repetidamente obstruía el movimiento a lo largo de la Ruta de la Seda. El comercio intercontinental y las comunicaciones se hicieron regulares, organizados y protegidos por las “grandes potencias”. Pronto siguió un intenso comercio con el Imperio romano, confirmado por la afición romana por la seda china (suministrada a través de los partos), a pesar de que los romanos pensaban que la seda se obtenía de los árboles. Esta creencia fue confirmada por Séneca el Joven en su Fedra y por Virgilio en sus Geórgicas. Cabe destacar que Plinio el Viejo lo sabía mejor: hablando de la bombyx o polilla de la seda, escribió en sus Historias naturales «Tejen telas, como las arañas, que se convierten en un lujoso material para la ropa de las mujeres, llamada seda».12

El Senado romano emitió, en vano, varios decretos para prohibir el uso de la seda, por razones económicas y morales: la importación de seda china causó un enorme flujo de salida de oro, y los vestidos de seda se consideraban decadentes e inmorales.

La unificación de Asia central y del norte de la India dentro del Imperio kushán en los siglos primero a tercero reforzó el papel de los poderosos comerciantes de Bactria y Taxila.14 Fomentaron la interacción multicultural como lo indican los tesoros de sus hordas del siglo II, con productos del mundo grecorromano, China y la India, por ejemplo, en el sitio arqueológico de Begram.

El Imperio romano, y su demanda de sofisticados productos asiáticos, se derrumbó en Occidente en el siglo V.

El historiador bizantino Procopio afirmó que dos monjes cristianos finalmente descubrieron la manera de cómo se hacía la seda. A partir de esa revelación, se enviaron espías para robar los huevos de los gusanos de seda, lo que permitió la producción de seda en el Mediterráneo.15

Medieval

La Ruta de la Seda representa un temprano fenómeno de integración política y cultural debido al comercio interregional. En su apogeo, sostuvo una cultura internacional que enlazaba a grupos tan diversos como los magiares, armenios y chinos. La ruta experimentó períodos principales de popularidad y actividad en diferentes épocas y en diferentes puntos a lo largo de su longitud: en el oeste, su apogeo fue la época del Imperio bizantino; en la sección del Nilo-Oxus, desde el período del Imperio sasánida al del Ilkanato; y en la zona sinítica desde el período de los Tres Reinos hasta el de la dinastía Yuan. El comercio entre Oriente y Occidente se desarrolló también por mar, entre los puertos de Alejandría, en Egipto, y de Guangzhou, en China, siendo fomentado a lo largo de todo el océano Índico.

Bajo su fuerte dinámica de integración, por un lado, y de los impactos de cambio que transmitía, por otro, las sociedades tribales que previamente vivían en aislamiento a lo largo de la Ruta de la Seda o de pastores que procedían de un desarrollo cultural bárbaro, se sintieron atraídos por las riquezas y las oportunidades de las civilizaciones conectadas por la ruta, teniendo en las rutas de merodeadores o mercenarios. Muchas tribus bárbaras se convirtieron en cualificados guerreros capaces de conquistar ciudades ricas y tierras fértiles, y forjar fuertes imperios militares.

A.V. Dybo señaló que «según los historiadores, el principal motor de la Gran Ruta de la Seda no solo eran los sogdianos, sino los portadores de una cultura mezcla sogdiana-túrquica que a menudo provenian de familias mixtas».16

Los sogdianos dominaron el comercio entre Oriente y Occidente a partir del siglo IV hasta el siglo VIII, siendo Suyab y Talas sus principales centros en el norte. Fueron los principales comerciantes de caravanas del Asia central. Sus intereses comerciales estaban protegidos por el resurgente poder militar de los göktürks, cuyo imperio ha sido descrito como «una empresa conjunta del clan Ashina y los sogdianos».14 17 Su comercio, con algunas interrupciones, continuó en el siglo IX en el marco del Imperio uigur, que hasta el 840 se extendió por el norte de Asia central y obtuvo de China enormes entregas de seda a cambio de caballos. En esta época las fuentes chinas mencionan que las caravanas de sogdianos viajaban hasta la Alta Mongolia. Jugaron un papel igualmente importante religioso y cultural. Parte de los datos sobre Asia oriental que fueron proporcionados por los geógrafos musulmanes del siglo X, en realidad, se remontan a datos sogdianos del periodo 750–840 y por lo tanto muestran la supervivencia de los vínculos entre el Este y el Oeste. Sin embargo, después de la caída del Imperio uigur, el comercio sogdiano pasó por una crisis. Lo que principalmente surgió desde el Asia central musulmana fue el comercio de los samánidas, que reanudaron el camino del noroeste que llevaba a los jázaros y a los Urales, y el del noreste, que conducía hacia las cercanas tribus túrquicas.14

La Ruta de la Seda dio origen a agrupaciones de estados militares originarios del norte de China, abriendo el Asia central y China a religiones como el nestorianismo, maniqueismo, budismo, y más tarde islamismo, y creando la influyente Federación de Jazaria, que al final de su gloria trajo el mayor imperio continental que existió nunca: el Imperio mongol, con sus centros políticos encadenados a lo largo de la Ruta de la Seda (Pekín, en el norte de China; Karakorum, en el centro de Mongolia; Samarcanda, en Transoxiana; Tabriz, en el norte de Irán; Sarai y Astracán, en el curso del Bajo Volga; Solkhat, en Crimea; Kazán, en Rusia central; y Erzurum, en el este de Anatolia), realizando la unificación política de zonas anteriormente libres y conectadas de forma intermitente por bienes materiales y culturales.

En Asia central, el islam se expandió a partir del siglo VII, haciendo un alto en su progresión hacia el occidente chino tras la batalla de Talas en el año 751. Los túrquicos islámicos siguieron la expansión a partir del siglo X, lo que terminó por perturbar el comercio en esa parte del mundo, y acarreando la casi desaparición del budismo. Durante gran parte de la Edad Media, el Califato islámico (centrado en el Cercano Oriente) tuvo a menudo el monopolio sobre gran parte del comercio realizado a través del Viejo Mundo.

La expansión mongola por todo el continente asiático, desde alrededor de 1207 hasta 1360, contribuyó a la estabilidad política y a restablecer la Ruta de la Seda (a través del Karakorum). También puso fin al monopolio del Califato islámico sobre el comercio mundial. Debido a que los mongoles pasaron a dominar las rutas comerciales, ello permitió que más comercio entrase y saliese de la región. Las mercancías que a ellos no les parecían valiosas si eran vistas a menudo como muy valiosas en el Oeste: como resultado, los mongoles recibieron a cambio gran cantidad de bienes de lujo occidentales, aunque nunca abandonaron su estilo de vida nómada. Poco después de la muerte de Genghis Khan, la Ruta de la Seda quedó en manos de las hijas de Genghis Khan.

El diplomático mongol Rabban Bar Sauma visitó las cortes europeas en 1287-1288 y presentó un detallado informe por escrito de regreso entre los mongoles. Por la misma época, el explorador veneciano Marco Polo se convirtió en uno de los primeros europeos que recorrieron la ruta hasta China, y sus relatos, documentados en Los viajes de Marco Polo, abrieron los ojos occidentales a algunas de las costumbres del Lejano Oriente. No fue el primero en traer de vuelta esas historias, pero fue sin duda el más leído. Había sido precedido por numerosos misioneros cristianos en Oriente, como Guillermo de Rubruck, Benedicto de Polonia, Giovanni da Pian del Carpine y André de Longjumeau. Otros enviados más tardíos fueron Odorico de Pordenone, Giovanni de’ Marignolli, Juan de Montecorvino, Niccolò de’ Conti, o Ibn Battuta, un viajero marroquí musulmán que pasó por el actual Medio Oriente y que recorrió toda la Ruta de la Seda, desde Tabriz, entre 1325–1354.18

El siglo XIII vio también los intentos de una alianza franco-mongola, con intercambio de embajadores y (fallidos) intentos de colaboración militar en Tierra Santa durante las últimas Cruzadas, aunque al final los mongoles en el Ilkhanato, después de haber destruido las dinastías de los abásidas y los ayyubidas, con el tiempo se convirtieron ellos mismos al islam, y firmaron en 1323 el Tratado de Alepo con el superviviente poder musulmán, el sultanato mameluco de Egipto.

Algunos estudios de investigación indican que la peste Negra, que devastó Europa a finales de la década de 1340, podría haber alcanzado Europa desde el Asia central (o China) a lo largo de las rutas comerciales del Imperio mongol.19

Desintegración

La fragmentación del Imperio mongol aflojó la unidad política, cultural y económica de la Ruta de la Seda. Los señores Turkmeni marchando ocuparon tierras alrededor de la parte occidental de la Ruta de la Seda, que pertenecían al decadente Imperio bizantino. Después del Imperio mongol, los grandes poderes políticos a lo largo de la Ruta de la Seda quedaron económica y culturalmente separados. Acompañando a la cristalización de varios estados regionales sucedió una disminución del poder nómada, en parte debido a la devastación de la muerte Negra y en parte debido a la invasión de civilizaciones sedentarias equipadas con pólvora.

La pólvora y la temprana modernidad en Europa condujeron a la integración de los estados territoriales y a un creciente mercantilismo. Mientras tanto, en la Ruta de la Seda, la pólvora y la modernidad temprana tuvieron el efecto contrario: el nivel de integración del Imperio mongol no se pudo mantener, y se redujo el comercio (aunque en parte debido a un aumento de los intercambios marítimos europeos).

La ruta de la seda dejó de servir como ruta marítima de la seda alrededor de 1453, con la supremacía otomana de Constantinopla. Los gobernantes otomanos de la época eran antioccidentales, luchando contra los cruzados, y conscientes de la pérdida de Andalucía, en el oeste, por lo que expresaron su descontento embargando el comercio con el oeste. Las cosas se aliviaron un poco casi un siglo más tarde, cuando Venecia fue capaz de cortar un trato difícil con los otomanos, recobrando por un tiempo parte de su peso económico como intermediarios.

Nuevas Rutas Marítimas Europeas

La desaparición de la Ruta de la Seda tras el fin del reinado de los mongoles fue uno de los principales factores que estimularon la búsqueda de nuevas rutas hasta el próspero Imperio chino por parte de potencias europeas, sobre todo por vía marítima. Se esperaban grandes beneficios de la relación comercial directa con Asia. Este fue el principal factor que impulsó las exploraciones portuguesas del océano Índico, incluyendo el mar de China, dando lugar a la llegada del primer barco mercante europeo a las costas de China en 1513, bajo el mando de Jorge Álvares y Rafael Perestrello, seguido por la misión diplomática y comercial de 1517 encomendada a Fernão Pires de Andrade y Tomé Pires por Manuel I de Portugal, la cual inauguró formalmente las relaciones entre el Imperio portugués y la dinastía Ming durante el reinado del emperador Zhengde. La entrega de Macao (Macao) a Portugal en 1557 por el emperador de China (como recompensa por los servicios prestados contra los piratas que infestaban el mar de China Meridional) dio lugar al primer puesto comercial y marítimo europeo permanente entre Europa y China. Otras potencias europeas seguirían su ejemplo en los próximos siglos provocando la eventual desaparición de la Ruta de la Seda.

El viaje de descubrimiento de Cristóbal Colón de 1492 tenía como objeto buscar una ruta comercial alternativa a China, desde España, a través del Atlántico.20 Hasta unos años después del Descubrimiento de América, se pensó que la expedición de Colón había llegado al continente asiático. No fue hasta el descubrimiento del océano Pacífico por el español Vasco Núñez de Balboa (tras cruzar el Istmo de Panamá) en 1513, que cartógrafos y navegantes supieron que América era un “Nuevo Mundo“, situado en Europa y Asia. La búsqueda de una ruta marítima a China se retomó unos años más tarde, con la expedición de Magallanes y Elcano de 1519 a 1522, la primera en cruzar el Pacífico y la primera en dar la vuelta al mundo. Con el descubrimiento del ‘tornaviaje’, o ruta de regreso de Filipinas a México a través del Pacífico, a cargo de Andrés de Urdaneta en 1565, se estableció la ruta del Galeón de Manila, la primera en cruzar regularmente el Pacífico en ambas direcciones, concretamente entrela Capitanía General de Filipinas y la Nueva España. Esta ruta a su vez enlazaba por tierra (a través de México) con la ruta de las Flotas de Indias que unían América y España a través del Atlántico, creándose así una gran ruta combinada de alcance mundial, entre Asia y España, que duró desde 1565 hasta principios del siglo XIX. Esta gran ruta española es también uno de los primeros ejemplos de mundialización o globalización.

.En 1594, Willem Barents dejó Ámsterdam con dos barcos para buscar el pasaje del Noreste al norte de Siberia, en el extremo este de Asia. Llegó a la costa occidental de Nueva Zembla y la siguió hacia el norte, siendo finalmente obligado a dar marcha atrás cuando confrontó su extremo norte. A finales del siglo XVII, los rusos restablecieron una ruta comercial terrestre entre Europa y China bajo el nombre de la Gran carretera siberiana.

Mientras los portugueses (y, posteriormente, otros europeos) estaban entrando en China desde su costa meridional, por ruta marina, se planteó la cuestión de si resultaba ser el mismo país que Cathay, al que Marco había llegado por vía terrestre. Hacia 1600, los jesuitas destinados en China, dirigidos por Matteo Ricci, estaban seguros de que así era, pero otros no estaban todavía convencidos. Para comprobar la situación sobre el terreno, Bento de Góis, un antiguo soldado y explorador portugués que se había unido a los jesuitas como hermano lego en Goa (India), viajó en 1603-1605 desde la India a través de Afganistán siguiendo una de las rutas terrestres tradicionales de la Ruta de la Seda (a través de Badakhshan, los Pamires, Yarkand o Yarkant, Kucha y Turpan hasta la frontera china de los Ming en Suzhou, Gansu.21

Leibniz, haciéndose eco de la percepción que prevalecía en Europa hasta la Revolución Industrial, escribió en el siglo XVII que: «Todo lo exquisito y admirable viene de las Indias Orientales… Gentes instruidas remarcan que en el mundo entero no hay comercio comparable al de China».22

En el siglo XVIII, Adam Smith declaró que China había sido uno de los países más prósperos del mundo, pero que había permanecido estancada durante mucho tiempo y que sus salarios siempre fueron bajas y las clases bajas eran particularmente pobres.

China ha sido durante mucho tiempo uno de los países más ricos, es decir, uno de los más fértiles, mejor cultivados, con más industria y de los más poblados del mundo. Parece, sin embargo, que ha permanecido estancado durante mucho tiempo. Marco Polo, que lo visitó hace más de quinientos años, describe su agricultura, su industria y su población casi en los mismos términos que los viajeros de hoy en día. Tal vez adquirió, incluso mucho tiempo antes, todo el conjunto de riquezas que la naturaleza de sus leyes e instituciones permite conseguir.

Época actual

El Puente Terrestre Euroasiático se refiere a veces como la «Nueva Ruta de la Seda». El último eslabón de una vía férrea a lo largo de la Ruta de la Seda se terminó en 1990, cuando las redes ferroviarias china y kazaja se conectaron en el paso de Alataw (Alashan Kou o puerta de Zungaria). En la actualidad (2013), la línea es utilizada por servicios directos de pasajeros desde Urumqi, en Sinkiang (China), hasta Almaty y Astana, en Kazajistán.24

Desde julio de 2011 la ciudad china de Chongqing está oficialmente conectada con la alemana de Duisburgo por un servicio ferroviario de mercancías a través de Eurasia25 En comparación con las rutas marinas comerciales tradicionales desde Guangzhou y Shanghai, el tiempo de viaje con Europa por conexión ferroviaria lleva poco más de 13 días por tren de carga frente a los 36 días por barco de contenedores.

Recorrido

Xi’an es —del lado chino— el extremo oriental de la Ruta de la Seda. El recorrido se ha considerado oficialmente “abierto” por el general chino Zhang Qian es el siglo II a. C. Los emperadores Han asediados por los bárbaros nómadas (los xiongnu) decidieron abrir al comercio y al mundo exterior la seda, entonces monopolio del Estado: realmente necesitaban aliados y caballos. En el apogeo de la dinastía Tang (618-907), la ciudad capital de Chang’an (Xi’an) albergaba dos millones de personas, diez veces más que las grandes ciudades de Constantinopla o Córdoba, y mil veces más que Aix-la-Chapelle en los tiempos de Carlomagno.26

La cerámica italiana de mediados del siglo XV estuvo fuertemente influenciada por la cerámica china. Una placa Sancai (“Tres colores”) (izquierda), y un jarrón Ming tipo azul y blanco (derecha), hecho en el norte de Italia, a mediados del siglo XV. Musée du Louvre.

Los convoyes de caravanas partían de las ciudades de Xi’an, Lanzhou o Xining y emprendían camino hacia el corredor de Gansu. A continuación, contorneaban el desierto de Taklamakan, uno de los más áridos del mundo, ya fuese por el norte o por el sur. Estos dos itinerarios posibles tenían cada uno diferentes variantes y estaban salpicados por villas y ciudades y caravasares, cuyo número e importancia variaron con el tiempo. Todas las pistas progresaban a lo largo de una cadena de oasis-fortalezas situados en la periferia del desierto y al pie de las altas montañas de los Tian Shan y Kunlun:

A partir de Kashgar y Yarkand, las pistas se reunían para ir hacia Persia y la India a través de las altas montañas del Asia central (Pamires, Hindú Kush y Karakorum), para seguir después por la Sogdiana (Samarcanda, Bujara, Merv), Bactria (Balkh) y Cachemira (Srinagar). En realidad, muy pocas personas tuvieron la oportunidad de recorrer toda la ruta, entre otros Marco Polo, su padre y su tío.

Las mercancías procedentes de Oriente o de Occidente se intercambian en los oasis, convertidos en importantes puestos comerciales frecuentados no solo por comerciantes, sino también por peregrinos, soldados y espías. En su apogeo, la Ruta de la Seda conectaba —del lado oeste— el Imperio bizantino y —del lado este— una vasta región que se extiendía desde los territorios de los Tres Reinos hasta los de la dinastía Yuan en la zona china.

Una enorme red de cultura

A pesar de que el Barón von Richthofen bautizara, en 1870, a esta red comercial importantísima como (en alemán) Seidenstrasse, o Ruta de la Seda, es importante aclarar que la seda no era el único bien que se comerciaba a lo largo y ancho de la misma. China importaba, principalmente, oro, plata, piedras preciosas, marfil, cristal, perfumes, tintes y otros textiles provenientes de Europa y de los reinos por donde transitaba la ruta y de otros aledaños que tenían sus propias rutas comerciales que engarzaban, en algún punto, con la misma Ruta de la Seda. El Imperio del Centro (China) exportaba mayormente seda, pieles, cerámica, porcelana, especias, jade, bronce, laca y hierro.

No era común que los comerciantes atravesaran la Ruta de la Seda en todo su largo y ancho. Los mercaderes intentaban buscar el mejor precio a través de los mercados de su propio territorio o aventurándose en las fronteras de otros países, donde vendían sus mercancías, y los compradores, a su vez, extendían los bienes por su propio reino, o llevándolos a las fronteras de los más próximos en busca de mejores beneficios. Este canje, obedeciendo a leyes de mercado, hacía llegar las mercancías y bienes desde Chang’an (actual Xi’an) hasta Antioquía, en Siria, y de allí hasta Constantinopla, donde esperaban los navíos venecianos que llevarían esta inmensa cantidad de bienes y riqueza, no sólo proveniente de China, sino también de todos los países asiáticos y medio-orientales.

Una cabeza y cuello de caballo de cerámica (rotos desde el cuerpo) de la Dinastía Han Tardía (siglos I y II d. C.)

El eje Roma-Chang’an marcaba el principio y el final de una gran cadena de intercambios, cuyos eslabones enlazaban a territorios que hoy corresponden a Turquía con Siria, a Irak con Persia, al Cáucaso con las fronteras de la India y China; y cuyos centros comerciales, en los que se realizaban las últimas y las primeras transacciones, dependiendo si se avanzaba hacia Changan o hacia el Caspio, eran las ciudades próximas al valle de Fergana (Bukhara, Khiva y Samarcanda) o las situadas en el inhóspito desierto de Takla-Makan, cuyos oasis eran bien conocidos por los conductores de las caravanas; especialmente los de las ciudades de Tashkurgán, Kashgar, Yarkand y Jotán en las que, por imperativos del clima, estaban obligadas a detenerse durante un período de tiempo siempre incierto hasta alcanzar el límite oeste de la verdadera China de entonces: la Puerta de Loulan.

Kashgar (la actual Kashi, en China), punto de encuentro de las caravanas procedentes de la India, Afganistán, Tayikistán y Kirguisistán, era el otro extremo de la Ruta de la Seda en el territorio chino y, por tanto, el primer encuentro directo para las mercancías, las ideas y las religiones entre China, Occidente y el sur de Asia. La ciudad de Yarkand, visitada por Marco Polo en dos ocasiones (en 1271 y en 1275), sigue siendo uno de los enclaves comerciales más importantes de la región autónoma de Xinjiang y uno de los centros musulmanes de mayor importancia en la República Popular China.

Un rinoceronte chino de bronce con incrustaciones de oro y plata de la Dinastía Han Occidental (202 a. C. – 9 d. C.)

Por la Ruta de la Seda no circulaban solamente mercaderes con bienes de todos los reinos, sino también asaltadores, ladrones y pilluelos, por lo que los caminos no eran totalmente seguros. Así, lo peor que les podía pasar, era que por aquellos desfiladeros y glaciares se despeñara un camello, perdieran al animal y a su preciada carga, y además su estiércol, que utilizaban como combustible. Y aún era peor si el camello perdido transportaba comestibles. Casi en el 80 % de la Ruta no hay árboles; solo hielo, nieve y glaciares. Algunas caravanas no llegaron nunca a su destino. Unas eran asaltadas por bandas feroces de asesinos, que para hacerse con las mercancías no dudaban en matar, y otras veces, morían los caravaneros víctimas de accidentes o enfermedades. En cada localidad que paraban para descansar, debían proveerse de comida para un mes, por lo menos. No es de extrañar, que Plinio el Viejo dijese que la seda china era muy cara (“gastos inmensos”).

Jade chino y placas esteatitas, en estilo escita del arte animal de las estepas, siglos IV-III a. C. British Museum.

La Ruta de la Seda también fue una vía por la que el budismo se extendió por toda Asia. Misioneros budistas de la India llevaron las enseñanzas del Buda desde la India a Taxila, de Taxila al Tíbet, del Tíbet a Dunhuang, donde penetró en China. Los conocimientos más avanzados de la época, propios de las Universidades Budistas de Nalanda, Vikramasila, Odantapuri, Vilabhi y Ratnagiri, entre otras, circularon asimismo de un país a otro junto con los peregrinos, monjes, maestros y discípulos que viajaban en busca de conocimientos o a llevar sabiduría a los monasterios del Tíbet, de Dunghuang o al complejo de monasterios en las Grutas de Mogao, en China. Igualmente, monjes de todos los países iban de peregrinaje a la India en misiones para encontrar manuscritos y textos budistas originales para traducirlos a las lenguas vernáculas de sus propias regiones y traer conocimientos nuevos en los campos de la filosofía budista, la medicina o la astronomía.

Paralelamente a los monjes budistas, también recorrieron esta ruta hacia el siglo V los monjes y misioneros cristianos nestorianos, quienes fundaron varias misiones en el trayecto logrando un especial éxito entre los mongoles Khitan, e incluso una misión en la capital occidental de la China, la ya citada Xi’an (estela de Singanfu), y los misioneros maniqueos que convirtieron a los turcos uigures de Turfán.

Más tarde, con el apogeo del Islam bajo la Dinastía Omeya (661-750), que quería controlar las más importantes líneas comerciales a China, tomó la mitad occidental de la Ruta de la Seda, y esta se vio interrumpida, ahogando el comercio de otras naciones con precios elevados y altas tasas. Este fue el principio del fin.

El aspecto más importante del entramado comercial de esta ruta es el papel de intermediarios que ejercían los comerciantes islámicos. Éstos, conscientes de los beneficios económicos que dejaba este trasiego comercial, no permitieron la entrada de comerciantes europeos o asiáticos en la ruta, convirtiéndose en los elementos que hacían funcionar el sistema. Las caravanas procedentes de Siria y Mesopotamia cruzaban todo el continente asiático para adquirir -a bajo precio- los productos que después venderían -a precios desorbitados- a los comerciantes o intermediarios europeos. Para ello, las caravanas hacían uso de una red de albergues llamados caravansarays para pernoctar, protegerse y proveerse.

Para el mundo islámico, la Ruta supuso una excelente fuente de ingresos que se convirtió en la base de su economía. Para Europa, una sangría económica irrenunciable (los productos eran insustituibles). Como respuesta a este hecho, Europa se lanzó a buscar nuevas rutas marítimas, originando la era de los descubrimientos.

Decadencia

Una nueva situación política en China (protagonizada por las dinastías Tang, Song y Yuan desde el siglo VII hasta mediados del siglo XIV) y una nueva realidad económica y cultural en Occidente hicieron posible el restablecimiento de nuevas relaciones entre los dos mundos gracias a que, junto a las mercancías, empezaron a intercambiarse también las ideas, los conocimientos artísticos, los idiomas y las religiones. Desde entonces, las Rutas de la Seda dejaron de ser caminos exclusivos de los comerciantes y de los militares, y empezaron a ser transitados cada vez con más frecuencia por intelectuales y por monjes de las principales religiones del mundo, que supieron también, como si fueran ávidos comerciantes del espíritu, intercambiarse entre ellos las enseñanzas de Buda, Confucio, Jesucristo y Mahoma.

Oriente y Occidente comenzaban así a necesitarse el uno al otro, a pesar de que el enemigo acechaba siempre desde el norte; en esta ocasión, desde Mongolia. Y aunque la intensidad del comercio aumentaba incesantemente desde el siglo VIII, también crecían en igual o mayor proporción los asaltos, los saqueos, las confiscaciones y los asesinatos masivos perpetrados por las hordas nómadas del norte; tribus que, después de ser unificadas por Genghis Khan a principios del siglo XIII, demostraron que eran invencibles.

Hacia el siglo XV, con el auge de la navegación y las nuevas rutas marítimas comerciales, así como el apogeo de los Imperios árabe, Imperio mongol y turco (selyúcidas y otomanos, ambos por igual en períodos distintos de tiempo) fue languideciendo lentamente la importancia de la Ruta de la Seda como principal arteria comercial entre Oriente y Occidente, y algunas de las más florecientes e imponentes ciudades a lo largo de su recorrido fueron perdiendo importancia e influencia y, olvidados por el mundo exterior, se convirtieron en una vaga sombra de lo que fueron.

Al igual que la idea de los bienes religiosos o culturales, por la Ruta de la Seda se podía pasar la enfermedad y la infección. Los viajeros ayudaron a agentes patógenos se propagaran en poblaciones que no hayan heredado o adquirido inmunidad a ciertas enfermedades. Por lo que una epidemia podría tener consecuencias dramáticas. El caso más famoso es el de un brote de peste en el siglo XIV, la plaga estalló en China hacia el año 1330, esta usaba como vectores a los roedores y de los roedores a las pulgas y de las mismas a los seres humanos, siendo altamente contagiosa y (antes los conocimientos médicos de esa época) altamente letal. Durante mucho tiempo, la plaga apareció sólo en la provincia sureña china de Yunnan. A principios del siglo XIV las tropas mongolas dispersaron las pulgas infectadas, a continuación la peste se propagó rápidamente y los barcos comerciales (principalmente venecianos) complementarios a la Ruta de la Seda que partían de Kaffe (asediada por los mongoles) en la península de Crimea transportaron en el año 1348 la peste a la Europa mediterránea y luego tal terrible peste llegó al centro de Europa. Esta propagación rápida de la plaga que, como ya se ha indicado, recibe el nombre de la peste negra fue ayudada en particular por el comercio pieles que portaban pulgas.

En esa época se destacan los viajes de los europeos Giovanni da Pian del Carpine y Marco Polo.

Marco Polo

Marco Polo no fue el primer europeo en recorrer la ruta, pues al menos Mateo Polo y Nicoló Polo (tío y padre de Marco, respectivamente) habían realizado un viaje similar antes de invitar a Marco Polo a tomar parte en la segunda expedición al khanato de China. La celebridad de este viajero no se debe a su novedad, sino a la descripción del viaje y las maravillas narradas en su libro “Il Milione” (El millón), más conocido en español como Los viajes de Marco Polo o Libro de las maravillas.

Mapa de los viajes de Marco Polo en 1271–1295.

Varios misioneros viajaron con anterioridad a Marco Polo. En 1245, Giovanni de Pian Carpine, acompañado por Esteban de Bohemia, viajaron hasta el Volga y llegaron a entrevistarse con Genghis Khan. Cuando llegaron a Karakorum presentaron al nuevo Khan la carta que les había dado el papa para que se convirtieran al cristianismo e hicieran frente común ante el Islam. También, en 1254, Rubruquis junto con Bartolomé de Cremona fueron al centro de Asia por orden del rey de Francia, san Luis IX, con la misión de convertir a los mongoles. Llegaron hasta Karakorum en 1254.

Durante el Renacimiento, otros europeos viajaron con posterioridad a Marco Polo al Imperio chino, a la corte del Hijo del Cielo: Jorge Pire, Fernão Pires y los jesuitas. Jorge Pires llegó en 1513 a las islas Lintín y Ferno Pires (mercader) hizo la primera factoría comercial europea en el estuario de Zhujiang. La Compañía de Jesús, en cambio, fue para evangelizar y ganarse el favor del monarca y las clases privilegiadas; el primer enviado fue el célebre Mateo Ricci en 1583.

Máximas extensiones de la Ruta de la Seda (rojo) y la de la Ruta de las Especias (azul). El Cercano Oriente era la última escala antes de entrar a Europa. En cuanto a la Ruta de las Especias, la misma desde aproximadamente el siglo VIII se extendió marítimamente más al sur con el nombre de Corredor Zwahili, tocando Zanzibar y aproximadamente las costas ubicadas entre los actuales límites de Mozambique y Sudáfrica. Tal corredor Zwahili transportaba oro, diamantes, marfil, pieles y esclavos.

Detalle de los pasajes Norte y Sur alrededor del desierto de Taklamakan.

 

Comerciantes en la ruta.

 

Rutas de las caravanas

Rutas de las caravanas

No se puede hablar de la ruta de las caravanas, como una sola, ya que ha habido muchas, desde prácticamente tiempos prehistóricos, y a lo largo de diversos países y  culturas, según sus necesidades. También se utilizaron diversos medios y animales de transporte, que dependía de los lugares de salida y llegada, y de la mercancía a transportar.

Aquí nos limitaremos a algunos comentarios y datos, de algunas de las más importantes y/o conocidas.

Caravana es la comitiva de personas que, montando en cabalgaduras o a bordo de vehículos, viajan unos tras otros.[1] Históricamente son el medio de desplazarse de los pueblos nómadas o de las grandes migraciones de pueblos; y el medio de realizar el comercio a larga distancia y toda clase de expediciones terrestres.

Caravana en el Sahara argelino, 1990.

Las caravanas eran conocidas ya en tiempo de los fenicios y ellas eran las que llevaban a los puertos de Levante los productos de la India y de la China. La religión mahometana, imponiendo como precepto la obligación de visitar La Meca, aumentó su número; de modo que desde la Edad de Oro islámica “caravana” (de la palabra persa kārvān)[1] designa a la reunión de mercaderes y peregrinos que se asocian para viajar juntos a fin de cruzar con seguridad ciertas regiones de Asia y África. Cada caravana nombra su jefe ó agá (de la palabra turca aǧa -oficial del ejército-[2] ).[3]

Caravana en el entorno de Jerusalén, 1913.

El animal de monta y carga más utilizado era el camello, que además de su proverbial adaptación a la travesía del desierto está capacitado para transportar una carga útil de unos trescientos kilos. Las principales caravanas llegaban a reunir miles de camellos, hasta diez mil según el testimonio de Ibn Battuta (siglo XIV); una caravana modesta, como las que siguen existiendo en la actualidad, reúne de veinte a cincuenta, en grupos de unos cinco camellos, cada uno de los cuales está cargo de un camellero.[4] Una caravana de cinco o seis mil camellos bien organizada transportaba una carga equivalente a la de los veleros más capaces, también organizados en flotas, coordinándose en un sofisticado sistema de comercio a larga distancia dirigido por grandes comerciantes árabes y de otras nacionalidades y religiones, incluyendo a judíos y cristianos (especialmente los de los puertos mediterráneos: venecianos, genoveses, barceloneses, etc.),[5] en distintas formas de asociación comercial y con fórmulas de pago y crédito muy desarrolladas. Las caravanas estaban sometidas a una rígida organización y reglamentación, que incluía las etapas fijas en los oasis donde se reponía el agua y se creaban establecimientos específicos (los caravasares). Los productos intercambiados eran seda de la China, pimienta y otras especias provenientes de las islas de la actual Indonesia y que pasaban por la India, esclavos, oro y marfil de África central hacia el Mediterráneo, coral de África del Norte que se llevaba a Asia,[6] ámbar y estaño procedentes del Norte de Europa, sal, madera, caballos y todo tipo de productos manufacturados de múltiples procedencias (armas, tejidos, cuero, cerámica, papel, libros, etc.)[7]

El comercio transahariano se refiere al tráfico de mercancías a través del Sahara hasta alcanzar África Subsahariana desde la costa del Norte de África, Europa o el Levante. Si bien ha existido desde tiempos prehistóricos, el apogeo de esta ruta comercial se produjo entre los siglos VIII hasta el XVI.

Djenné, fundada en 800, era un centro comercial importante, ahora Patrimonio de la Humanidad.

El Sahara tuvo una vez un medio ambiente muy diferente. En las actuales Libia y Argelia, desde al menos el 7.000 A de C, ya existía pastoreo, cuidado de ovejas y cabras, e importantes asentamientos donde se trabajaba la cerámica. El ganado fue introducido en el Sahara Central (Ahaggar) entre los años 4000 y 3500 A de C. Pinturas rupestres significativas (fechadas entre el 3500 y el 2500 A de C), en lugares actualmente extremadamente secos, muestran vegetación y presencia animal en lugares donde no se esperaría en la actualidad.1

Como desierto, el Sahara es hoy una extensión hostil que separa la economía del Mediterráneo de la economía de la Cuenca del Níger. Como indica Fernand Braudel, cruzar esta zona (especialmente sin transporte mecanizado) vale la pena solo cuando unas circunstancias excepcionales aseguran la expectativa de lograr una ganancia extraordinaria que compense el coste y el peligro de tal travesía.2 El Sahara siempre ha sido hogar de pueblos que practicaban el comercio, pero en un entorno local.[cita requerida]

Un edificio en Oualata, en el sureste de Mauritania.

El comercio en la época pre colonial fue liderado por las caravanas de camellos. Estos camellos eran engordados durante varios meses en las planicies del Magreb o del Sahel, antes de unirse a una caravana. De acuerdo a Ibn Battuta, explorador que acompañó una de estas caravanas, el tamaño medio por caravana era de 1.000 camellos. Algunas caravanas podían llegar a una extensión de hasta 12.000 camellos.3 4 La caravana era guiada por un bereber muy bien pagado, quien conocía el desierto y podía asegurar una travesía segura a través de su bien conocido desierto. La supervivencia de una caravana era precaria y dependía de una muy cuidada coordinación. Se enviaban “corredores” adelantados hasta los oasis, de modo que el agua pudiera ser enviada a la caravana cuando esta estaba todavía a varios días de llegar al manantial, dado que las caravanas no podían transportar suficiente agua para toda la travesía.[cita requerida]

Inicios del comercio transahariano

Oasis de Bilma, en el noreste de Níger, con el macizo del Kaouar al fondo.

El comercio prehistórico se expansión en la esquina noreste del Sahara en la era Naqada. Los egipcios del período predinástico del período Naqada I comerciaron con Nubia en el sur de su territorio, con los oasis del desierto occidental hacia el oeste y con las culturas del Mediterráneo oriental hacia el oeste.5 También importaban obsidiana de Etiopía para dar forma a cuchillas y otros objetos.6

La ruta a través del Uadi Hammamat desde el Nilo hasta el Mar Rojo fue conocida en períodos tan tempranos como la era predinástica.7 Existen pinturas describiendo barcos de mimbre egipcios siguiendo esta ruta con fechas anteriores al 4.000 A de C.8 Antiguas ciudades de la Dinastía I de Egipto surgieron en las desembocaduras tanto del Nilo como del Mar Rojo,7 atestiguando la popularidad de esta antigua ruta. Pronto se convirtió en una ruta principal desde Tebas hasta el puerto del Mar Rojo de Elim, desde donde los viajeros se dirigían o bien hacia Asia, o Arabia, o hacia el Cuerno de África.7 Existen registros documentando el conocimiento de esta ruta por parte de Sesostris I, Seti, Ramsés IV y también, posteriormente, el Imperio Romano, especialmente para productos derivados de la minería.9

La ruta comercial de Darb el-Arbain, pasando por Kharga en el sur y Asiut en el norte, comenzó a ser utilizada en épocas tan tempranas como el Imperio Antiguo de Egipto para el transporte y comercio de oro, marfil, especias, trigo, animales y plantas.10 Posteriormente, los antiguos romanos protegerían esta ruta rodeándola de varios fuertes y pequeños puestos, algunos de los cuales protegían importantes asentamientos y zonas de cultivos. Descrita por Herodoto como una carretera “que se atraviesa… en cuarenta días”, se convirtió en su tiempo en una importante ruta terrestre de comercio entre Nubia y Egipto,11 pasando a conocerse posteriormente como la Carretera de los Cuarenta Días. Desde Kobbei, 25 millas al norte de al-Fashir, la ruta pasaba a través del desierto por Bir Natrum, otro oasis y mina de sal, hasta Wadi Howar, antes de entrar en Egipto.12 La ruta de Darb el-Arbain era la más oriental de todas las rutas centrales.

La más occidental de las tres rutas centrales era la Carretera de Ghadames, que discurría desde el Río Níger en Gao hacia el norte hasta Ghat y Ghadames antes de alcanzar Trípoli. Próxima a esta estaba las más accesible de las tres rutas, conocida como Carretera de Garamanteana, denominada así por los antiguos gobernantes de la tierra por la que discurría y también llamada la Travesía de Bilma. Esta ruta transcurría hacia el sur por el desierto cercano a Murzuk antes de girar hacia el norte para pasar entre las montañas de Alhaggar y Tibesti, alcanzando finalmente el oasis de Kawar. Desde Kawar, las caravanas pasaban por las grandes dunas de arena de Bilma, donde sal de roca se extraía en grandes cantidades de diferentes minas para su comercio. Finalmente, se alcanzaba la sabana norte del Lago Chad. Esta era la ruta más meridional, y su principal objeto de comercio eran esclavos y marfil del sur a cambio de sal.

Las rutas occidentales eran la Carretera de Walata, a partir del Río Senegal, y la Travesía de Taghaza, a partir del Río Malí, que tenían su terminación norte en el importante centro comercial de Sijilmasa, ubicado en Marruecos, justo en la frontera norte del desierto.12 El crecimiento de la ciudad de Aoudaghost, fundada en el siglo V A de C, fue incentivado por su posición en el extremo sur de la ruta transahariana.[cita requerida]

Hacia el este, las tres antiguas rutas conectaban el sur con el Mediterráneo. Los pastores del Fezzan de Libia, conocidos como los Garamantes, controlaban estas rutas en fechas tan remotas como el 1.500 A de C. Desde su capital de Germa en el Wadi Ajal, el Imperio Garamanteano se adentraba hacia el norte hastsa el mar y hacia el sur hasta el Sahel Hacia el siglo IV A de C, las ciudades estado independientes de Fenicia habían expandido su control hasta el territorio y rutas controladas en su días por los Garamantes.12 Shillington afirma que los contactos con el Mediterráneo se incrementaron gracias a la apertura de la ciudad portuaria de Cartago. Fundada hacia el año 800 A de C, Cartago se convirtió en un nudo central para el comercio de África Occidental de oro, marfil y esclavos. África Occidental recibía a cambio sal, telas, mobiliario y objetos de metal. Shillington identifica esta ruta comercial como la fuente del hierro fundido de África Occidental.13 El comercio continuó en los tiempos de Roma. Aunque existen referencias clásicas al comercio directo entre el Mediterráneo con África Occidental (Daniels, p.22), la mayor parte de este comercio fue llevado a cabo por intermediarios que habitaban la zona y conocían las rutas de paso a través de las zonas secas.14 La Legión III Augusta posteriormente aseguró estas rutas en beneficio del Imperio Romano hacia el siglo I D de C, protegiendo la frontera sur del imperio durante los siguientes dos siglos y medio.12

Introducción del camello

Caravana en tiempos modernos de camellos cerca de Ahaggar en el Sahara central, en 2006.

Herodoto mencionó como los Garamantes cazaban a los trogloditas etíopes con sus carros. Este relato se asocia con descripciones de caballos tirando carros de guerra en pintura rupestre contemporáneo en el sur de Marruecos y en el Fezán, dando origen a la teoría de que los garamantes, u otro pueblo del Sahara, habría creado rutas de carros para proveer a Roma y Cartago con oro y marfil. No obstante, se ha argumentado en contra de esta tesis que no se han hallado esqueletos de caballos datando de esta época, y que los carros habrían sido vehículos poco apropiados para comerciar dada su pequeña capacidad y tamaño.15

La evidencia más temprana de camellos domesticados en la región se remonta al siglo III. Utilizados por los bereberes, permitían un contacto regular a través de todo el Sahara, si bien las rutas comerciales regulares no se desarrollaron hasta el comienzo de las conversiones al Islam en África Occidental en los siglos VII y VIII.15 Se desarrollaron principalmente dos rutas comerciales. La primera discurría por el desierto occidental desde el actual Marruecos hasta el Río Níger, mientras que la segunda iba desde el área ocupada por el Túnez actual hasta el área del Lago Chad. Estas travesías eran relativamente cortas y contaban con la existencia de una red esencial de oasis ocasionales que fijaban la ruta como inexorables puntos en un mapa. Más hacia el este de Fezán, Libia era intraspasable como consecuencia de su falta de oasis y las duras tormentas de arena.16 Una ruta desde el Níger hasta Egipto fue abandonada en el siglo X como consecuencia de los peligros que implicaban.[cita requerida]

Comercio transahariano en la Edad Media

El ascenso del Imperio de Ghana, ubicado en lo que el área que actualmente ocupan Malí, Senegal y el sur de Mauritania, fue a la par del crecimiento del comercio transahariano. Las economías mediterráneas tenían escasez de oro pero podían ofrecer sal, que se extraía de lugares como la mina de sal africana de Taghaza, mientras que estados de África Occidental como Wangara disponían de importantes reservas de oro pero carecían de sal. El comercio transahariano de esclavos también fue importante, al existir un importante tráfico de africanos hacia el norte, donde solían servir como sirvientes o concubinas esclavas.17 Los estados de África Occidental importaban a cambio soldados esclavos con elevada formación. Se estima que entre los siglos X y XIX se transportaron entre 6.000 y 7.000 esclavos hacia el norte cada año.18 Se calcula, de modo aproximado, que un número de unos 9 millones de esclavos fueron exportados a través de la ruta de caravanas transahariana norte.19 Se establecieron varias rutas comerciales, de las cuales quizá las más importantes eran las que terminaban en Sijilmasa e Ifriqiya, en lo que es actualmente Marruecos, hacia el norte. En estos puntos, así como en otras ciudades del norte de África, los bereberes habían aumentado su contacto con el Islam, lo que hizo que estos se fueran convirtiendo progresivamente. Hacia el siglo VIII, multitud de musulmanes viajaban ya hacia Ghana, lo que supuso que también en Ghana muchos se convirtieran al Islam. Es posible que este Imperio recibiera privilegios por esta conversión. Alrededor del año 1050, Ghana capturó Aoudaghost, si bien nuevas minas de oro alrededor de Bure redujeron el comercio a través de esta ciudad, beneficiando de esta manera a Sosso, que posteriormente formaría el Imperio de Malí.

Rutas comerciales del Sahara hacia el año 1400, con el moderno territorio de Níger señalado.

A diferencia de Ghana, Malí fue un reino musulmán, y bajo este, el comercio de oro y sal continuó. Otros artículos de comercio menos importantes fueron los esclavos, las nueces de kola del sur, y los abalorios de esclavo y conchas de caurí del norte (utilizadas como moneda). Fue bajo el Imperio de Malí que las grandes ciudades en torno al margen del Río Níger, como Gao y Djenné, prosperaron, alcanzando Tombuctú un elevado conocimiento en toda Europa por su gran riqueza. Se desarrollaron importantes centros comerciales en el sur de África Occidental, en una zona de transición entre el bosque y la sabana. Entre los ejemplos más significativos destacan Begho y Bono Manso (en la actual Ghana) así como Bondoukou (en la actual Costa de Marfil). Las rutas de comercio occidentales siguieron siendo importantes, siendo los principales centros comerciales Ouadane, Oualata y Chinguetti, localidades ubicadas todas ellas en la actual Mauritania, mientras que las ciudades tuareg de Assodé y posteriormente Agadez crecieron en torno a la ruta oriental en lo que es actualmente Níger.

El desarrollo de la ruta transahariana del este condujo al ascenso del Imperio Kanem-Bornu, ubicado en el área del Lago Chad. Esta ruta comercial era de algún modo menos eficiente, y solo alcanzó un uso intensivo cuando se produjeron disturbios y agitación en el oeste durante las conquistas almohades.

El establecimiento de una nueva clase social superior en la zona de NígerSenegal hizo aumentar la demanda de bienes de lujo. Además el comercio se vio favorecido por la protección estatal ofrecida por Ghana. Un factor adicional era la apertura de las minas de sal en Taghaza e Idschil en la actual Argelia, ya que la sal era un bien muy cotizado en el oeste de África. El punto final de la ruta de comercio era hasta el siglo XI la ciudad de Sidschilmasa.

Con el establecimiento del Imperio songhai a partir de 1400, Tombuctú, en las orillas del río Níger, se convirtió en el centro comercial más importante de la zona de Sahel. La desintegración del imperio tras una invasión marroquí alteró sustancialmente el comercio con el Sahara central ya que faltaba el gobierno central que podía proteger las rutas de las caravanas. Por esto a partir del siglo XVII la principal ruta del comercio transahariano se traslada al camino entre el lago Chad y Trípoli (“ruta del bornus”).

Este traslado ocasionó el auge económico de los reinos Hausa y del Imperio de Bornú en la zona del Chad. Ya que la importancia del comercio de oro a través del Sahara había decaído debido a las rutas mercantiles por mar establecidas por los europeos, se incrementó la importancia del comercio de esclavos con el mundo islámico sobre la ruta entre el Chad y Trípoli.

Aunque la ruta principal del comercio se trasladó repetidas veces a lo largo de la historia se seguía utilizando y se establecían nuevas rutas secundarias. Tan sólo con la colonización francesa en el siglo XIX, el comercio empezó a dirigirse a las regiones costeras del océano Atlántico.

La Unión Africana y el Banco Africano de Desarrollo apoyan la Carretera Transahariana que va desde Alger hasta Lagos vía Tamanrasset y que tiene por objetivo estimula el comercio transahariano. La ruta está asfaltada excepto 200km en el norte de Níger. No obstante, las restricciones aduaneras y fronterizas dificultan el tráfico. Solo unos pocos camiones realizan el comercio transahariano, fundamentalmente de carburante y sal. Se han propuesto otras tres autopistas a través del Sahara.

Rutas caravaneras

Caravanas de La Meca

Representación de una caravana de peregrinos en Maqamat al-Hariri Schefer,[8] una colección de maqamas ilustrada por Al Wasiti,[9] 1213.

Las dos grandes caravanas de la Meca, partían una de El Cairo y otra de Damasco. La primera se componía de peregrinos procedentes de Egipto, costas africanas del Mediterráneo, Marruecos y algunos estados del Atlántico. Iban cargados de agua, comestibles y mercaderías. En este viaje se empleaban cien días de ida y vuelta y como había que cruzar desiertos y países de escasos recursos el camino era muy molesto. La caravana llegaba a la Meca a fines de junio y el mercado quedaba abierto durante doce días. Los mismos peregrinos para disminuir los gastos del viaje, llevaban algunos productos de su país.

La caravana de Damasco, compuesta de peregrinos de todas las provincias del imperio turco, no era menos numerosa que la de El Cairo, siendo al mismo tiempo de gran importancia comercial. Esta caravana iba dirigida por el bajá de Damasco o un delegado suyo que daba la señal de partida y de llegada disparando un tiro. Marchaban a vanguardia y retaguardia unos cuantos jinetes armados, al paso que otros tenían el encargo de recoger los rezagados. Los peregrinos iban por orden de provincias o ciudades.

En cada estación donde había agua se construía un pequeño fuerte y un depósito para abrevadero de camellos. El fuerte estaba defendido todo el año por una pequeña guarnición encargada al mismo tiempo de custodiar un almacén de víveres. La caravana pagaba cierto derecho en cada una de las estaciones, las cuales solían distar entre sí de diez a doce leguas.[3]

Otras caravanas africanas

Había además caravanas que sólo tenían un fin comercial y salían de Fez, Túnez y Trípoli hacia el interior de África. Algunas empleaban cincuenta días en el camino. Como la época de su paso era conocida las poblaciones acudían a su encuentro para verificar cambios de productos.

Tres caravanas salían desde el África Central a El Cairo: una de Murzuk por el desierto de Libia, otra de Sennar, y la tercera de Darfur. No llegaban en épocas fijas porque tenían muchos tropiezos en el camino; llevaban esclavos, marfil, polvos de oro y otros géneros.[3]

Extremo Oriente

Caravana de la ruta de la seda representada en el Atlas catalán, ca. 1375.

En las caravanas de Asia se usaban elefantes y muchos caballos. Había también caravanas desde el Tíbet, Samarcanda y China, hasta Rusia y Siberia. La seda, el , el algodón y el arroz de China se cambiaban por las pieles, tejidos, paños y vidriados de Rusia.[3]

Caravana de yaks en Nepal.

Caravanas americanas

Véanse también: Colonización de Estados Unidos, Viejo Oeste, Camino de Santa Fe y Rutas históricas en Estados Unidos.

Véanse también: Chuckwagon, Conestoga wagon y Prairie Schooner.

De 1883 a 1889 estos equipos de veinte mulas[14] transportaron bórax del Valle de la Muerte por el Desierto de Mojave.

Jean Léon Pallière, Tropa de carretas (representación de una caravana argentina), 1858.

En la zona andina, el papel equivalente a los camelleros del Viejo Mundo lo cumplieron, desde época precolombina, los llameros, conduciendo caravanas de llamas.[15]

Caravanas en el arte y la cultura

El orientalismo en literatura y pintura tuvo en las caravanas uno de sus temas, idóneo por su ambientación exótica. La pieza En un mercado persa, de Ketèlbey (1920), incluye una descripción musical de la llegada de los caravaneros.

Rutas caravaneras de África Occidental entre 1000-1500.

Rutas caravaneras en el norte de África en la Edad Media

Rutas comerciales de los nabateos.

Rutas comerciales del Próximo Oriente Antiguo.

Rutas caravaneras en el Asia Central durante la Edad Media.

Ruta comercial de la obsidiana en el IV milenio a.C.

Oblast de Sir Daria, cruce para las caravanas Bujara.

Guardar

Guardar

Ruta del ámbar

Ruta del ámbar

Entre el Neolítico y la Edad del Bronce hay una auge del uso de los metales. Su búsqueda conducirá a la formación de rutas dedicadas al descubrimiento de nuevos yacimientos o a su intercambio; estos movimientos estarán ligados en un primer momento con el uso del bronce y luego con el del hierro.

Existen dos yacimientos principales en Europa de donde se extrae el ámbar: el del Báltico y el del mar del Norte (de menor productividad). La zona de mayor actividad extractiva era los alrededores de Kaliningrado). Existían dos rutas del ámbar des de sus yacimientos de extracción. La ruta del oeste que viajaba a través de los territorios de Elba y del Rin hasta dirigirse al puerto griego de Marsella y otra ruta oriental que seguía el curso del Vístula e allí se dividía en otras dos rutas, una en dirección a la ciudad comercial griega del Olbia, en el Mar Negro y otra que se dirigía a la ciudad de Aquilea en el mar Adriático, atravesando parte de la actual Austria y Republica Checa.

El ámbar fue fuertemente demandado por la sociedad romana, entre los siglos I y III d.C. principalmente, tras la conquista de la Pannonia, y el contacto con las tribus celtas que lo utilizaban tanto para la medicina – contiene ácido sucínico, que es un bioestimulante único- como para la religión –figuras votivas- o la joyería -como ajuar personal-. Las referencias clásicas en relación con el ámbar, “el Oro del Norte”, las tenemos de la mano de Plinio el Viejo (23-79 d.C.) o Tácito (55-120 d.C.). El primero, en su Historia Natural, nos indica que proviene de las costas del Mar Báltico, a 600 millas romanas de Carnuntum (889 km.) y que era transportado hasta la provincia romana de Pannonia por las gentes de Barbaricum, más allá del Limes romano del Danubio. Tácito, va más allá, y en su obra Germania, nos indica que es la tribu de los Esti, habitantes de la península de Sambia, los únicos que obtienen el ámbar y que posteriormente lo venden en su estado natural a los mercaderes, alcanzando precios astronómicos: entre la alta sociedad romana un pedazo de ámbar llegaba a valer más que un esclavo de complexión atlética. Su importancia llegó a ser tal que, según el escritor griego Pausanias (115-180 d.C.), en Olimpia, el más importante de los santuarios de la Antigua Grecia, existía un retrato de ámbar del divinizado Augusto.

Ha sido encontrado Ámbar en la tumba de Tutankhamon en Egipto y en el Templo de Apolo de Delfos en Grecia.

Amuleto de gladiador. Londres

Tras la conquista de Pannonia, las legiones de Tiberio construyeron una vía de comunicación entre Carnuntum (Austria), en el Danubio, y Aquileia (Italia), en el Norte de la península itálica, la cual es conocida como la “Ruta del Ámbar”. Gracias a esta calzada tuvieron un gran desarrollo poblaciones como Scarbantia (Sopron-Hungría), Savaria (Szombathely-Hungría), Poetovium (Ptuj-Eslovenia), Celeia (Celje-Eslovenia), y Emona (Ljubljana-Eslovenia). Tras dejar Emona, la vía ascendía los Alpes julianos por el Paso de Piro (Hrusica, a 867m. sobre el nivel del mar) y desde allí descendía hasta Aquileia, en la costa norte del mar Adriático.

   
            Carnuntum  (foto: risotto al caviale)   Aquileia. Puerto (foto: risotto al caviale)

Parte de la antigua calzada romana del Ámbar se puede ver en la provincia austríaca de Burgenland y en el museo provincial de Eisenstadt donde se guardan preciosas piezas romanas de ámbar.

La Ruta del ámbar es una antigua ruta comercial que conectaba el Mar del Norte y el Mar Báltico con Italia, Grecia, el Mar Negro y Egipto desde antes del nacimiento de Cristo y durante un vasto período posterior. Un componente vital para la elaboración de objetos ornamentales, el ámbar, era transportado por esta ruta. Los principales trayectos fluviales eran realizados por los ríos Vístula y Dniéper.

El ámbar era negociado por esta ruta comercial ya desde la Prehistoria. Con la expansión del Imperio romano hasta el Danubio, probablemente hacia inicios del siglo I bajo los gobiernos de César Augusto y Tiberio, la ruta se convirtió en una calzada romana dentro del área perteneciente al Imperio. El trayecto romano de la ruta del ámbar puede ser encontrado en los registros de la Tabula Peutingeriana (un mapa que muestra la red de caminos del Imperio romano, creado en el siglo IV). La calzada que ofrecía mayor seguridad en períodos invernales, uniendo Carnuntum en el Danubio, con Aquilea en Italia, era conocida como ruta romana del ámbar. Plinio el Viejo (2379), describió cómo era hecho el transporte del ámbar desde las costas bálticas hasta Aquileia por esa ruta y desde entonces ésta recibió el nombre con el que se le conocería.

La ruta principal seguía en dirección sur partiendo en las costas del Báltico, en Prusia a través de las tierras de Boii (actual Bohemia) hasta llegar al Mar Adriático. Fue encontrado ámbar báltico en la tumba del faraón egipcio Tutankhamón, así como se envió desde el Mar del Norte ámbar para el Templo de Apolo en Delfos como ofrenda. A partir del Mar Negro, el comercio podía seguir en dirección al Cáucaso, y el resto de Asia, a lo largo de la Ruta de la seda, otra antigua ruta de comercio.

En Escandinavia la ruta del ámbar llevó las influencias del Mar Mediterráneo a los países más al norte de Europa, probablemente haciendo surgir la prolífica cultura de la Edad de Bronce Nórdico.

Tramos conocidos por país

Europa Central

Baúl recubierto con ámbar.

Las más cortas (y probablemente las más antiguas) calzadas evitaban las áreas alpinas e iban de las costas del Mar Báltico (Estland) a través de Polonia, pasando por la región de Moravia en República Checa, siguiendo el curso del río March en Eslovaquia hasta la Baja Austria, cruzando el Danubio en Carnuntum, aproximadamente 50 km al este de Viena. Evitando los pasos montañosos de los Alpes, la ruta continuaba por Scarbantia (Sopron, Hungría), Savaria (Szombathely, Hungría), Poetovio (Ptuj, Eslovenia), Emona (Liubliana, Eslovenia) hasta llegar a Aquilea en la costa del Mar Adriático. Entre Sopron y Szombathely, la ruta del ámbar pasa por la región central de Burgenland, (distrito de Oberpullendorf), una área de extracción de hierro celta muy importante para la industria bélica romana. Este tramo de la ruta es considerado actualmente Patrimonio Mundial. En los siglos III y IV, la ruta perdió su función de conexión entre Italia y Carnuntum. Desde que la ruta romana del ámbar desapareció en medio de la construcción de modernas carreteras, algunos trayectos de la antigua ruta aún pueden ser reconocidos en fotografías aéreas en campos de cereales recientemente arados.

Alemania

Varias calzadas unían el Mar del Norte (Nordsee) y el Mar Báltico (Ostsee), especialmente desde la ciudad de Ambur (actual Hamburgo) por el Paso del Brennero (Brennerpass), siguiendo en dirección sur hacia Brindisi (Brundisium) en Italia y Ambracia (Grecia).

Suiza

La región de Suiza posee un número de calzadas alpinas, concentradas alrededor de la ciudad de Berna (Bernstein es la palabra del idioma alemán para ámbar) y probablemente originada en los márgenes de los ríos Ródano y Rin.

Países Bajos

Una pequeña parte, incluyendo Baarn, Barneveld, Amersfoort y Amerongen, conectaba el Mar del Norte con el Bajo Rin francés.

Bélgica

Una pequeña parte sigue en dirección sur de Amberes y Brujas hacia las ciudades de Braine-l’Alleud y Braine-le-Comte, ambas cuyos nombres originales eran “Brennia-Brenna” (en latín: “Burner”). La ruta continuaba hasta el río Mosa pasando por Berna en Suiza.

Francia

Tres calzadas pueden ser identificadas partiendo desde la región conocida como Brenne hasta la desembocadura del Loira pasando por Bresse y Berna, cruzando los Alpes en dirección a Suiza e Italia. Fragmentos de calzadas se encuentran en Amberes (próximo a Burdeos), siguiendo en dirección a Béarn y utilizando los Pirineos como una ruta de comercio.

Ruta del ámbar hoy

En Polonia la autopista A1 es también conocida como Autopista del ámbar (Ruta del ámbar).1

La ruta del ámbar en Lituania

El ámbar encontrado en el Mar Báltico ha sido desde siempre muy apreciado y deseado. Mercantes marinos recogían este material, también conocido como “el oro de Lituania”, a lo largo de la Ruta del Ámbar hasta los países más lejanos de Europa y Asia, incluso llegando a Egipto. Hoy en día a lo largo de la Ruta del Ámbar, la cual llegó hasta la costa del Adriático, se encuentra una ruta turística extendida a lo largo de la costa báltica desde Kaliningrado hasta Letonia.

Secciones de la Ruta del Ámbar en Lituania

Los importantes 98 km de la Ruta del Ámbar se extienden a lo largo de la costa de Lituania. Realice un viaje por esta ruta y visite las principales atracciones turísticas; familiarícese con la historia del ámbar, su producción, su procesado y su joyería. Cuando viaje, asegúrese de ver:

  • La Galería- Museo Mizgiris en Nida. Este museo situado en una acogedora localidad costera, exhibe una gran colección de arte de ámbar, aquí se pueden comprar joyas de ámbar únicas realizadas in situ por artistas locales. El museo atrae por su brillante colección de ámbar contando además, con una muy amplia paleta de colores y con el mayor trozo de ámbar, el cual pesa alrededor de 2 kilogramos.
  • La Bahía del Ámbar en Juodkrante.  En el siglo XIX, se halló en este lugar el mayor yacimiento arqueológico del mundo del ámbar y una exclusiva pieza de ámbar del Neolítico (la cual data del siglo III antes de Cristo). Estos hallazgos están ahora en la colección del Profesor R. Klebs, y se conoce como el tesoro de Juodkrantė. Se compone de más de 400 piezas de joyería en ámbar, y particularmente, valiosas figuras de ámbar con formas humanas y animales. La colección se exhibe en diversas exposiciones y pueden verse réplicas en el museo del Ámbar de Palanga.
  • El Museo de Historia de la Lituania Menor. Exhibe el ámbar encontrado entre los siglos V y VI, aquí se puede aprender la historia del ámbar, ver collares antiguos de ámbar, los cuales en otro tiempo se utilizaban no solo como joyas, sino también como moneda de cambio.
  • Colección de ámbar en Karklė. Los científicos dicen que es en este lugar, en el pueblo de Karklė, donde hoy en día se encuentra ámbar de manera más abundante en Lituania. Así que no se sorprenderá al encontrarse con unos 30 buscadores de ámbar arrastrando los pies lentamente a lo largo de la playa y en busca de esta preciada resina que llega a la orilla empujada por las olas del mar. De un paseo por allí y quién sabe, tal vez tenga la suerte de encontrar una gota del oro de Lituania.   Museo del Ámbar en Palanga. El museo fue fundado en la amplia casa señorial de Tiškevičiai, rodeada por 100 hectáreas de hermoso jardín. Las quince salas del museo, exhiben las más increíbles piezas de ámbar encontradas cerca del mar Báltico, habiendo piezas de ámbar que le contarán la historia de este material, viéndose su tradicional procesamiento y también, acogiendo diversas exposiciones. Una de las exposiciones más interesantes y más grandes del museo es la de las inclusiones en ámbar, como las de insectos, tablillas de madera y esporas atrapadas en el ámbar para siempre.
  • Taller de ámbar abierto en Palanga. Aquí, puede ver a artesanos profesionales del ámbar realizando todo el proceso de fabricación de joyas de este material, desde la materia prima, a una pieza de arte terminada, pudiéndose comprar las piezas de ámbar aquí creadas.
  • Samogitian Alka en Šventoji. Se cree que Samogitian Alka, en las dunas de la costa, es la única “iglesia” pagana restaurada en Lituania. El interés turístico aquí, se basa en los ritos y rituales realizados con polvo de ámbar en sacrificios.

¿Qué es el ámbar?

El ámbar es una sustancia que se forma como resultado de la fosilización de la resina de los árboles, generalmente coníferas, a través de unos procesos químicos denominados polimerización. Es una sustancia poco habitual en la Naturaleza, dado que para su formación es necesario primero que el árbol expulse resina y que posteriormente atrape a algún insecto que haga que la resina se endurezca. Por último se debe de dar el enterramiento de la resina, por arenas o arcillas, para que se produzca el proceso de fosilización y el consiguiente paso de resina a ámbar.

El ámbar del Báltico fue comercializado desde al menos el siglo VIII a.C. hasta la época romana a través de los grandes ríos de Europa y los Alpes. Data del Eoceno (Cenozoico) y tiene entre 22 y 50 millones de años. Procede de la fosilización  de la resina de una planta conocida como Pinus succinifiera. Los yacimientos de esta resina fósil  son muy grandes, con una producción de varias toneladas al año.

Utilidades del ámbar

Aunque el ámbar no tiene quilates, ha sido siempre muy valorado y apreciado y también es conocido como el “oro de Lituania”. Todo el mundo está fascinado por las joyas únicas y las inusuales obras de arte realizadas en ámbar. Pero se sabe también que sirve para estimular y contiene ciertas propiedades para la salud. Así, el ámbar ha sido utilizado no sólo como adorno, sino también para el tratamiento de enfermedades o dolores. Los antepasados ​​lituanos utilizaban ámbar en amuletos para protegerse contra los poderes del mal, a los niños se les daban piezas de ámbar para que las masticasen que así, sus dientes creciesen más rápido y más fuertes.

Recientemente, la terapia de ámbar se ha reavivado de nuevo mediante infusiones, preparados de ácido succínico, aceite o polvo, o té de ámbar con propósito curativo o de fortalecimiento. Por sus características, esta bebida es equivalente al famoso té chino.

Ruta del Té

Ruta del Té

Antigua Ruta del Té y Caballos

Introducción a La Antigua Ruta del Té y Caballos

La Ruta del Té y del Caballo es un trayecto legendario que durante miles de años permitió el intercambio del té de Yunnan y Sichuan por los caballos del Tíbet. China es el país natal del té y dio origen a todos los métodos de cultivo, elaboración y degustación.

La ruta del té y los caballos fue una ruta comercial entre Lhasa en el Tíbet y la zona productora de té en Sichuan en China.14 Esta ruta que cruza la meseta del Tíbet, supera, en algunos pasos alturas de 5000 metros sobre el nivel del mar. La ruta, transportando té hacia Lasha y caballos en el sentido contrario, estuvo activa hasta mediados del siglo XX. El primer tramo de la ruta entre Yaan y Kangding en China, donde el té era transportado por porteadores demoraba unos 20 días. Las cargas transportadas superaban frecuentemente el peso del mismo porteador, hombres y mujeres llevaban hasta 135 kilogramos. Ancestralmente cada Kilogramo de té transportado era recompensado con un kilogramo de arroz.

En Kangding, a unos 2550 metros sobre el nivel del mar, el té era cocido y envuelto en paquetes impermeables, protegidos con piel de yak, cargados en caravanas que demoraban 3 meses en llegar a Lhasa.

Según antiguas tradiciones, la afición de los tibetanos por el té se remonta al siglo VII de nuestra era, introducido por la esposa china del monarca tibetano. El té utilizado en el Tíbet es la variedad más rústica de la planta del té. En efecto los bloques de té enviados se preparan, hasta nuestros días, con los tallos, las ramas y las hojas más grandes, lo que lo hace más amargo.

A partir del siglo XVIII los ladrillos de té se convirtieron en moneda de cambio, en el siglo XII el comercio alcanzaba anualmente millones de kilos para cambiarlos por unos 25.000 caballos para el ejército chino.

Discurre a través de las peligrosas colinas y ríos de la cordillera de Hengduan, en las tierras salvajes y los bosques a través de “el techo del mundo”. Se trata de uno de los caminos más peligrosos en este planeta. Durante miles de años, numerosas caravanas han estado viajando silenciosamente por ella. En el camino, todavía se pueden ver claramente los orificios de 70 cm de profundidad en las placas de piedra marcadas con los cascos de los caballos. Y parece que tienen muchas historias para contar. Los altares de Mhanee que se encuentran en la carretera están grabados con diferentes tipos de escrituras religiosas y lemas. Esta, la antigua ruta del té y caballos, es una de las carreteras más altas, más escarpadas y más antiguas del mundo.

Representación escultórica de la Ruta del Té y del Caballo en la ciudad de Kunming a modo de homenaje a esa antigua vía comercial.

El comercio entre el té y el caballo

El comercio del té y de los caballos ha sido desde antiguo un rasgo común entre los chinos han y los tibetanos, el cual comenzó aproximadamente durante la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), cuando el famoso navegante y diplomático Zhang Qian (张骞) viajó a Asia Occidental y vio en el país de Daxia (actual Irán) cañas de bambú y telas chinas que habían llegado no a través de la Ruta de la Seda, sino a través de la Ruta del Té y del Caballo. Este itinerario alcanzó su apogeo durante la dinastía Tang y se consolidó durante la dinastía Song (960-1279), momento en el cual se estableció una organización especial para tramitar este comercio. En la dinastía Ming (1368-1644) se continuó con la gestión de la dinastía Song y se estableció el llamado Departamento del té y del caballo. La razón por la que todas las dinastías prestaron tanta atención a dicho comercio radica en el deseo de mantener la prosperidad y la estabilidad en la zona fronteriza del sudoeste chino.

La antigua ruta del té y caballos es un pasaje formado por el comercio de té y caballos en la antigua China entre la tierra interior y remotas zonas de nómadas. El comercio de Te y caballos era una actividad de intercambiar el “té” de la zona central con los “caballos” de la zona de las minorías. Como un medio importante para el intercambio económico entre las regiones de Han y regiones de las minorías, jugó un papel importante para la comunicación entre los diferentes grupos étnicos, tanto económico como cultural. “La antigua ruta de té y caballos ” es un camino posterior formado por el comercio del té y caballos en el pasado entre el noroeste de Yunnan y sureste de Tíbet. A lo largo de este viejo camino, se encuentran los mejores paisajes naturales y lugares culturales de China. El desarrollo adecuado hará que el camino se convierta en una de las mejores zonas del mundo para viajar. El desarrollo turístico de la antigua ruta de té y caballos ha sido incluido en un proyecto de China “el plan de quince años para el turismo” como parte de las estrategias regionales asociadas.

En los viejos tiempos, el pequeño pasillo entre el Tíbet y el mundo exterior estuvo sellado por largo tiempo.

En el siglo séptimo, Tubo surgió en la meseta Qinghai-Tíbet. Ellos construyeron un puente de hierro en el río Jinsha entre Yunnan y Tíbet para comunicar directamente con China y Myanmar.

En el siglo séptimo, Tubo surgió en la meseta Qinghai-Tíbet. Ellos construyeron un puente de hierro en el río Jinsha entre Yunnan y Tíbet para comunicar directamente con China y Myanmar.

En la dinastía Song, debido a que el gobierno había perdido todas las fronteras y era imposible de comerciar, el mercado principal para el comercio del té y caballo se trasladó al suroeste de China.

En la dinastía Yuan, el gobierno pedirá la construcción de carreteras, postas y puestos de correos.

En la dinastía Ming, el gobierno continuó con la construcción de carreteras.

En la dinastía Qing, en la organización posterior del Tíbet fue renombrado como “Tang”. La gestión de estaciones fue mejorada y completada.

Al final de la dinastía Qing y el comienzo del nuevo régimen de la República, muchos comerciantes de té escaparon de este lugar.

Hasta el final de la 2 a Guerra Mundial, la antigua ruta de té y caballos se había convertido en la principal ruta comercial internacional del área suroeste.

La antigua ruta del té y caballos cuenta con tres rutas principales: la meseta Qinghai-Tíbet (Carretera antigua Tangzhu), Yunnan-Tíbet, el Tíbet y Sichuan.

La ruta de Yunnan-Tíbet se construyó durante la dinastía Tang. Es lo que usamos principalmente en hoy día: a partir de Xishuangbanner en su borde extremo sur, todo el camino hacia el norte a través de Pu’er, Dalí Shaxi en Jianchuan, Lijiang, y luego a Nyingchi, finalmente llegó a Lhasa.

Después de 1957, el gobierno chino construyó el camino Yunnan-Tíbet y Zhong-Xiang de forma motorizada. Muchos materiales y materias primas fueron transportados al Tíbet. Eso terminó con las formas obsoletas de llevar las cargas por el hombre y los caballos en la antigua ruta de té y caballos.

La ruta de Sichuan-Tíbet comenzó en Ya’an, atravesaron Luding y Kangding en la región de Chamdo en el Tíbet y, a continuación, Lhasa…

Cultura de la Antigua Ruta del Té y Caballos

La antigua ruta del té y caballos es un importante camino para el turismo natural y cultural. Maravillas de la naturaleza, patrimonios de la civilización, las antiguas costumbres de las étnicas y un sinfín de historias románticas que se extienden a lo largo del camino. Se trata de un sedimento de la historia que abarca las actividades y la vida de la gente de este lugar durante miles de años.

La antigua ruta del té y caballos cruza Sichuan, Yunnan, Gansu, Qinghai y el Tíbet. En esta zona viven muchos grupos étnicos, es un lugar lleno de historias, comedias y tragedias. Es un tesoro cultural de siglos de antigüedad.

El desarrollo turístico de la antigua ruta de té y caballos es muy rápido. Principalmente se enfoca en la construcción de infraestructura, tales como instalaciones de transporte, hoteles, alimentación y alojamiento, electricidad y suministro de agua, y finalmente la seguridad. Mientras tanto, también supone muchos esfuerzos externos en el desarrollo de productos turísticos con el fin de impulsar el crecimiento de otras industrias y para activar la economía de Chamdo.

Atracciones en La Antigua Ruta del Té y Caballos

La antigua ruta del té y caballos se ubica en la vasta zona del oeste de China, a lo largo de esta ruta, hay diversos recursos turísticos, que incluyen la variedad de estilos de vida, la cultura de los grupos étnicos, los espléndidos monumentos imperiales y las huellas religiosas. Siguiendo un orden desde el sur al norte se encuentran:

Xishuangbanna |Tengchong| Dali | Lijiang | Shangrila(Diqing)

En la encrucijada del suroeste de China donde se unen las provincias de Yunnan y Sichuan y la Región Autónoma del Tíbet se encuentran numerosas montañas y valles con una abundante vegetación. Allí era donde serpenteaba un misterioso sendero, el de mayor nivel sobre el mar y conocido como la Ruta del Té y del Caballo (茶马古道). Se originó a partir del comercio de té y caballos con los países fronterizos, además de otros productos variados. Este recorrido puede competir en importancia con la Ruta de la Seda (丝绸之路), sólo que no se hizo tan famosa como ella.

Ambas rutas supusieron eslabones y puentes decisivos en la permuta comercial y de todo tipo entre China, el Sudeste Asiático, Asia Meridional, Asia Occidental y Europa. Además, y sin quererlo expresamente, sirvieron también para el intercambio cultural y para difundir la amistad entre los diversos pueblos.

Itinerario de la antigua ruta

La antigua Ruta del Té y del Caballo cuenta con dos principales itinerarios de acuerdo con los distintos lugares de partida: uno es el trayecto Yunnan-Tíbet, mientras que el otro es el de Sichuan-Tíbet —además existía otro itinerario desde Shanghái hasta el Tíbet durante la dinastía Tang (618-907)—. El primero parte de la ciudad de Xishuangbanna, lugar de origen del té Pu’er, hacia el norte y pasa por Simao, Honghe y Kunming para luego girar hacia el oeste, atravesando lugares como Chuxiong, Dali, Lijiang, Shangri-la y Chengdu, ya en la provincia de Sichuan. Mientras, el segundo parte de la ciudad de Ya’an, hacia el oeste pasando por lugares como Batang y finalizando también en Chengdu, siendo este el punto de encuentro de los dos itinerarios. La antigua ruta continúa desde aquí hacia el oeste para dirigirse directamente a Lhasa, la capital de Tíbet, desde ahí atraviesa diversas fronteras y llega a Nepal, India, Myanmar y Tailandia, para dispersarse a países del Asia Occidental y Europa. El itinerario Yunnan-Tíbet tiene una longitud superior a los 3.800 kilómetros, mientras que el de Sichuan-Tíbet recorre unos 3.100 kilómetros.

Los porteadores se encargaban de transportar en sus espaldas las hojas de té en fardos de bambú hasta los confines de China.

Estas dos principales rutas están repletas de otros senderos, grandes o pequeños, que se unen estrechamente en la encrucijada de Yunnan, Tíbet y Sichuan, de manera que es difícil de fijar el punto exacto de partida y el final, es decir, es imposible encontrar las ubicaciones exactas de ambos extremos de la ruta. Se inicia en una zona indeterminada de bastante tamaño y termina en otro sitio todavía más grande e incierto.

Durante los primeros años de la dinastía Song, se compraron caballos con monedas de cobre, pero los pastores las fundieron para hacer armas, lo cual provocó una gran inquietud en la corte. Posteriormente, se prohibió comprar caballos con monedas, por lo que fueron sustituidas por telas, té, hierbas medicales, etc. Debido al entorno geográfico y a la costumbre de ingerir alimentos con alto contenido calórico, como el zanba (1), y productos lácteos procedentes de yak, carne de ternera y cordero, y a la falta de verduras, los tibetanos necesitaban el té para descomponer las grasas, desintoxicarse y mejorar la digestión. Por eso, los tibetanos inventaron y desarrollaron el hábito de beber el té con mantequilla salada de yak. Sin embargo, en las aéreas tibetanas no se producía té y se veían obligados a transportarlo desde las llanuras centrales de China, donde en la antigüedad usaban los caballos importados de Yunnan, Tíbet y Sichuan. Por eso, a la vez que se desarrolló el intercambio de té, floreció también el comercio de caballos entre esas zonas y el interior del país.

Caravana legendaria

Cuando hablamos de caravanas nos referimos a las recuas que transportaban mercancías en la antigua Ruta del Té y del Caballo. Utilizando un símil, si decimos que la ruta es un disco de vinilo con los surcos en la tierra suroeste de China, las huellas incesantes de los caballos y las caravanas serían la aguja del tocadiscos que reproduce esa canción embriagadora.

La caravana, como vehículo, es un tipo de transporte muy utilizado en el suroeste de China, sobre todo en la antigua Ruta del Té y del Caballo. Frente al dificultoso y peligroso entorno natural y a su forma de existencia, la caravana se fue forjando gradualmente su propia cultura y costumbres. Entre las empresas comerciales y las caravanas de diversa procedencia, así como entre los propios miembros de una misma caravana se establecieron y formaron relaciones de cooperación y asistencia mutua.

La primordial forma organizativa de una caravana era la familia y el nexo de unión con otras caravanas era el mismo itinerario y el tipo de mercancía que se transportaba. Cada caravana recibía el nombre de (把) y un solo capataz podía hacerse cargo de un máximo de doce caballos, lo que le hacía parecer como un ejército bien entrenado y organizado. El líder de la caravana y sus ayudantes tenían cada uno su propio trabajo que se estipulaba al amanecer antes de cada salida.

Generalmente, desde Xishuangbanna hasta Lhasa se necesitaban unos 180 días, pero si se viajaba a la India el trayecto podía llevarles hasta un año solo la ida. Día tras día, año tras año, caravana tras caravana, generación tras generación, la ruta se llenaba de comerciantes cuya existencia dependía de ella misma. Como los vaqueros del lejano Oeste americano, eran héroes montados a caballo, exploradores de nuevas rutas, aventureros, comerciantes y agremiados individuales o en grupo. A la vez que protagonizaban leyendas personales, forjaban el desarrollo del suroeste chino. Aunque lo que transportaban era principalmente té y caballos, lo que difundían era cultura y sentimientos espirituales.

Hoy en día, en la antigua Ruta del Té y del Caballo, ya no se ven las caravanas ni se escucha las melodiosas campanillas de los caballos, sin embargo, las huellas de los antepasados, junto con las interminables leyendas e historias que generó, permanecen todavía vivas en la memoria de la gente.

El té de Yunnan es recolectado directamente de los arbustos por las mujeres de las diversas minorías étnicas.

La cuna del té

China es el país natal del té y la provincia de Yunnan es el lugar de origen de esa infusión con carácter ya internacional.

Esta provincia se ha visto, desde siempre, favorecida por su exuberante naturaleza al estar encarada hacia el trópico de Cáncer, al contrario de otras zonas del globo situadas en la misma latitud que son desérticas, pues goza de selvas tropicales. El arbusto de té más antiguo del mundo crece en esta tierra mágica, mientras que todos los métodos y costumbres de cultivo, la elaboración y la degustación del té son originarios de China. Ya en la dinastía Tang, el poeta Lu Yu (陆羽, 733-804) escribió el manual Chájīng (茶经, La Obra Clásica del Té). Fue la primera vez que se registró detalladamente su origen, plantación, elaboración y la forma de beberlo.

Alrededor de los siglos XVI-XVII, el té de la provincia de Yunnan llegó hasta Guangzhou llevado por las caravanas, desde donde los barcos de La Compañía Británica de las Indias Orientales lo difundieron por toda Asia, Europa y Norteamérica. En aquel entonces, los ingleses pagaron a los comerciantes chinos con plata y China siempre mantuvo una balanza comercial favorable entre China y el Reino Unido. Más tarde, a La Compañía Británica de las Indias Orientales se le ocurrió cambiar el té chino por opio, lo que acabó causando el estallido de las dos Guerras del Opio (鸦片战争, 1839-1842 y 1856-1860). En ese momento, la India era colonia del Reino Unido, por lo que en la década de los años 30 del siglo XIX los británicos aprovecharon las características orográficas de ese país para cultivar té ahí. Para ello, visitaron las plantaciones de China y aprendieron las técnicas de cultivo y elaboración, introduciendo las semillas de las variedades que más se aclimataron a las características de la India.

Saqueo de la residencia Yuanmingyuan (antiguo Palacio de Verano de Beijing) por las fuerzas anglo-francesas en 1860 durante la Segunda Guerra del Opio (1856-1860).

De hecho, el té chino influyó también en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783), pues el que bebían los norteamericanos era importado por la Compañía Británica de las Indias Orientales desde China. En 1773, los ingleses anunciaron la subida de los impuestos al té que se exportaba a Estados Unidos, lo que provocó la ira de los colonos americanos. En Boston, la gente subió a los barcos de dicha compañía y vertió 324 cajas de té al mar. Este acto fue conocido como el famoso Motín del té (Boston Tea Party) que provocó dos años más tarde la Guerra de Independencia de los Estados Unidos que duró hasta 1783, finalizando con la rendición de los británicos en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de País, alumbrando una nueva nación: los Estados Unidos de América.

En protesta del Acta del Té, que gravaba la importación del té chino, los colonos americanos lanzaron al mar todo un cargamento en Boston. Era el 26 de diciembre de 1773 y se convirtió en el precedente de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783).

Los antiguos residentes de Yunnan cultivaban el té para saciar la sed tras utilizar sus hojas como infusión, lo que hizo separar por primera vez la comida de la bebida, un gran paso en la dieta de los seres humanos. Quizá por esta razón, el famoso erudito y sinólogo británico Joseph Needham (1900-1995) dijo en una ocasión que el té “es la quinta contribución china al mundo después de la pólvora, el papel, la imprenta y la brújula”. Hoy en día, hay más de 50 países en todo el mundo que cultivan los arbustos de té y cerca de cien países que importan el té desde China. Así, el té ocupa en la actualidad un puesto muy importante entre las tres bebidas más saludables del mundo.

En China, tanto la gente de clase alta como los emperadores, eruditos o de clase baja como los plebeyos o los pescadores, todos consideran que tomar el té es un gran placer. Existe un refrán que dice: “los siete productos más importantes en una familia son la leña, el arroz, el aceite, la sal, la salsa de soja, el vinagre y el té”. Podemos ver, pues, que el té juega un papel muy importante en la vida cotidiana de los chinos. Señalar que el té que se transportaba por la antigua Ruta del Té y del Caballo era el pŭ’ěr (普洱茶), cultivado en la provincia de Yunnan, cuyas propiedades sobre la salud humana son bien conocidas.

Nota: (1). El zānba (糌粑) es harina de la cebada qingke (青稞) tostada, alimento básico de la nacionalidad china zang o tibetana.

Porteadores

Cuando el té valía más que la porcelana o la seda, porteadores y bestias de carga se deslomaban para salvar el puerto tibetano de Zar Gama, a 4.600 metros, a lo largo de la Ruta del Té y los Caballos. Hoy los viajeros la recorren en coche o camioneta.

En 1946 los porteadores seguían acarreando 135 kilos de fardos de té con destino al Tibet. Parando cada pocos metros para apoyar la carga en la muleta, tardaban tres semanas en cubrir los 225 kilómetros que separan Yaan de Kangding. Más tarde se usarían animales de carga.

El té viaja a la antigua usanza, a pie, con este nómada que carga con dos grandes fardos, comprados en la ciudad mercado de Ganze, en Sichuan, hasta su campamento. Cada paquete contiene cuatro «ladrillos», más de nueve kilos de té. Dado el elevado consumo de té por parte de los tibetanos, hasta 40 tazas al día, este cargamento llega para apenas un mes.

 

Monasterio de Ganze,

En el monasterio de Ganze, cada mañana se preparan y sirven 370 tazas de té.

El paso de Tro

La carretera entre Sichuan y el Tibet, siguiendo el trazado de la antigua Ruta del Té y los Caballos, asciende por el paso de Tro, alcanzando una altitud de casi 5.400 metros.

 

Historia del té

Camellia sinensis

El té es la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua. En la actualidad se cultiva en más de 40 países pero procede originariamente de China. La planta Camellia Sinensis se da en zonas húmedas y cálidas y se obtienen calidades aceptables en diferentes altitudes, lo que cambia las características y propiedades dando la gran variedad de tés existente hoy en día.

 Plantación de té

La planta puede llegar a medir de 10 a 15 metros de altura, pero en las plantaciones se deja crecer sólo hasta 1,2 metros para mayor comodidad en la recolección. Tarda 3 años en madurar y pueden durar hasta 40 años las más longevas. Tienen una floración anual (primavera) y la flor se usa para aromatizar.

Shen-Nung

La bebida es originaria de China en torno a 3000 aC. Por entonces se utilizaba como remedio medicinal. La leyenda cuenta que el emperador Shen-Nung alentaba a sus gentes a hervir el agua como medida de prevención ante enfermedades. Estando en el campo cobijado bajo un árbol de té, unas hojas del árbol cayeron sobre su agua caliente y empezaron a colorear el agua en un tono cobrizo. Dícese que después de beberlo se sintió reconfortado por lo que pronto hizo crear plantaciones para consumir la fantástica bebida. Existen otras historias, pero lo importante es saber que hace 5000 años se empezó a cosechar y consumir esta bebida. Se puede decir que el té es el medicamento más extendido del mundo. “Mejor tres días sin comida que uno sin té” dice un proverbio chino.

Pero no fue hasta el sigo VI aC cuando empezó a distribuirse por toda la región de china en las famosas rutas de té. Entre ellas, la más conocida, la ruta del té y caballos. Fue una ruta comercial entre Lhasa en el Tíbet y la zona productora de té, Sichuan, en China. Esta ruta que cruza la meseta del Tíbet transportaba té hacia Lhasa y volvían caballos a Sichaun que introducían en el ejercito Chino. Durante el camino, el té se procesaba (era cocido y envuelto en paquetes impermeables) para que aguantara la larga ruta que podía durar más de tres meses.

Ruta del té y caballos

En el siglo IX, un monje budista llevó el té a Japón y allí también le aplicaron propiedades curativas. Posteriormente su consumo se asociaba a la cultura y era común preparar y beber té en diferentes actos y ceremonias.

A principios del siglo XVII, durante la dinastía Ming, China era una civilización próspera y avanzada tecnológica y culturalmente. Cuando llegaron los europeos (portugueses y holandeses) empezó a crearse comercio entre ambas partes del mundo. Los chinos sólo querían oro y plata de los europeos, y a cambio, uno de los productos estrella que ofrecieron fue el té. Fue por entonces cuando se empezó a oxidar las hojas de té con el fin de conservarlo mejor en el tiempo. Este fue el nacimiento de lo que hoy conocemos como té negro. Anteriormente, en la región de Yunnan existía el té Pu Erh (ruta del té y caballos), que consiste en otra elaboración para conservar el té en el tiempo. Se humedece después de secar y se prensa en forma de  tortas circulares, nidos o ladrillos. Posteriormente se envuelve en papel de arroz. La característica de este té es que mejora la calidad con el tiempo y se pueden tener tés de cosechas de hace 50 años. Es el único té con denominación de origen.

Al principio no tuvo mucho éxito, pero cuando en holanda empieza a consumirse de forma más generalizada se exporta a países como Francia. Muestra de ello las cartas escritas por Madame Sévigné donde cuenta cómo está enamorada de esta bebida. Por otro lado, también se introdujo el té en Rusia por un regalo al zar Alexis de los mongoles. Los rusos aumaron el té en las largas caravanas por las que se transportaba en las rutas siberianas, variedad aún vendida y conocida como Russian Caravan.

Catalina de Braganza

En Inglaterra la primera aparición documentada del té ocurrió en 1658. Pero fue 1662 el año clave para su reconocimiento cuando el rey Carlos II de Inglaterra tomó por esposa a la portuguesa Catalina de Braganza. La nueva reina era consumidora habitual de té y trajo en su dote una caja de té de China el cual utilizaba para recibir a sus invitados en los eventos de la corte, lo que hizo que su consumo se extendiera entre las clases altas del país. Pocos años después su consumo era tan extendido que empezó a competir con la cerveza y la ginebra como bebida más consumida entre los habitantes.

 Cutty Shark

El principio del siglo 18 fueron los años donde se extendió de manera general por el resto de Europa. Más tarde en el siglo 19 se empieza a plantar té en la India y Ceylan para cubrir la demanda de té en Europa. Hasta entonces la planta no crecía fuera de China salvo en la región de Assam. Fueron los ingleses quienes sacaron la planta a la India y se aplicaron técnicas para abaratar el precio. A su vez se utilizaron barcos del estilo Clipper americano, como el Cutty Shark, veleros rápidos que hacían llegar el té antes a Europa desde Asia.

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