Este Mundo, a veces insólito

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Antigüedad

Las lámparas de Dendera

Las lámparas de Dendera, grabado en bajorrelieve en un templo dedicado a la Diosa Hator. A comienzos de los años ochenta, los investigadores Peter Krassa y Reinhard Habeck, dieron la voz de alarma al lanzar una hipótesis revolucionaria basada en la utilización de la energía eléctrica en el antiguo Egipto. Así parecían atestiguarlo numerosos relieves esculpidos sobre las paredes de distintos templos, como los de Edfú, Kom Ombo y Dendera.dendera1

Las lámparas de Dendera es el nombre que reciben, en medios pseudocientíficos, varios relieves de piedra (solos o en doble representación) esculpidos en los muros del templo de Hathor de Dendera, en Egipto, iniciado por Nectanebo I (siglo IV a. C.) y terminado en época romana. Los bajorrelieves son interpretados por los egiptólogos como una serpiente surgiendo de una flor de loto, un símbolo de carácter mitológico:

Relieve de Harsomtus «Horus unificador de las Dos Tierras», con una de las llamadas «lámparas», grabadas en el muro de una de las criptas. Ejemplo célebre de pareidolia.

 Los espléndidos y enigmáticos relieves de la cripta son cosmogónicos y muestran una serpiente (símbolo del principio dualista subyacente en toda la creación, como en el Génesis la separación del cielo y la tierra) nacida de una flor de loto, símbolo de la creación como una manifestación de la conciencia.

Explicación científicadendera2

Representación en la planta baja.

Harsomtus es la denominación que dieron los griegos al dios egipcio Hor-sema-tauy, «Horus unificador de las Dos Tierras», que adopta diversas formas en las representaciones, y una de ellas es la de serpiente emergiendo de un loto. Dichos lotos cerrados de los que nace Harsumtus, bajo interpretaciones totalmente desconocedoras de la mitología egipcia, son las supuestas bombillas.

Interpretaciones no científicas

En contraste con la interpretación científica, otros investigadores plantean la hipótesis de que los relieves representan el uso de la tecnología eléctrica en el Antiguo Egipto, comparando los objetos centrales de los relieves con otros dispositivos similares más modernos (como los tubos de Geissler, tubos de Crookes, y lámparas de arco eléctrico). Esta hipótesis parece «obvia» para el ufólogo Erich Von Däniken, más aún al encontrarse en una «cripta secreta». Däniken ignora u omite que también existen representaciones similares en la planta baja y en otras zonas del templo.

La sugerencia humorística de Joseph Norman Lockyer a un colega de que las lámparas eléctricas explicarían la ausencia de restos de antorchas en las tumbas egipcias ha sido remitida a veces como argumento en apoyo a esta interpretación, si bien, en realidad, el científico quería demostrar el uso de un sistema de reflexión con espejos.

Los partidarios de esta interpretación también han utilizado como argumento un texto antiguo referido a «largos mástiles cubiertos con placas de cobre» pero el egiptólogo Bolko Stern ha descrito en detalle que dichos postes estaban cubiertos de cobre para usarlos en ritos mágicos, no para usar la electricidad o los rayos, pues no se ha encontrado ninguna prueba de la manipulación de electricidad en Egipto.dendera4dendera3

Peter Krassa y Reinhard Habeck han ideado una teoría básica de la operación del dispositivo como lámpara eléctrica, aunque sus conclusiones no han sido aceptadas por la egiptología.

En la época en que se grabaron varias supuestas lámparas, ya existía la Biblioteca de Alejandría, donde acudían los mejores pensadores del mundo helénico (como Arquímedes), y ninguno dejó constancia de la existencia de lámparas eléctricas en Egipto.

La lente de cristal de Heluan

La lente de cristal de Heluan. Encontrada en una tumba, hoy permanece en el Museo Británico de Londres. De 5.000 años de antigüedad y que hoy día solo se puede elaborar empleando métodos electroquímicos para hacer oxido de Cesio, que no se descubrió hasta 1803 por el alemán Jakos Berzelius. Se trata de un objeto realizado en cristal de roca encontrado en Heluan, Egipto, concretamente en la tumba del faraón Semempses. El objeto se considera actualmente como una lupa y está expuesto en el Museo Británico. Es una lupa de perfección absoluta y se cree que se utilizaba para observar el cielo, pero en lugar de ofrecer respuestas, ofrece muchas preguntas.

 

Lente de Helwan

Tal sería el caso de los antiguos habitantes de Helwan, situada a 30 km al sur de El Cairo (Al este de Menfis), una necrópolis con más de 10 mil tumbas, descubierta en 1946, una antigua ciudad egipcia en la que, casualmente, a principios del siglo XX se fundaría un observatorio astronómico. Según la datación de una lente pulida encontrada en una tumba pertenelenteheciente a las primeras dinastías del antiguo Egipto, el pueblo de Helwan ya dominaba con exquisitez la técnica del pulido de lentes, 5 000 años antes de que por primera vez  Galileo Galilei sostuviera un telescopio en sus manos.

Lente de Layard

Al mismo tiempo, en Nimrud, la antigua capital de Asiria, el arqueólogo Austen Henry Layard efectuaba una serie de descubrimientos sobre los cuales nadie volvería a interesarse haslentelayta 1966. Por entonces, investigadores como Derek de Solla Price, profesor de Historia de la Ciencia de la Universidad de Yale (Estados Unidos), estudió uno de aquellos objetos que, por su aspecto, parecía una lente pulida de una pieza de cuarzo de gran calidad y sin imperfecciones internas. El estudioso incluso descubrió alrededor del cristal una serie de virutas de metal que le hicieron suponer que la lente estuvo acoplada a algún tipo de montura: “Todo apunta a que se trata de una lente de forma toroidal elaborada con esa forma a propósito. Y las lentes de este tipo sólo tienen un uso: corregir el astigmatismo”. El problema científico es que estas “gafas” –un OOPART en toda regla– tienen 1.500 años de antigüedad más que las primeras confeccionadas por la ciencia moderna.

También conocida con el nombre de “lente asiria”, pues fue encontrada en el salón del trono del palacio de Nimrud, en la antigua Asiria. Encaja perfectamente en la cuenca de un ojo humano. Se puede ver en el Departamento de Antigüedades de Asia Occidental en el Museo Británico de Londres, catalogada con el número 12091. Está manufacturada en cristal de roca y su forma es plano-convexa.

Lentes cartaginesas

Conjunto de 16 lentes (2 de cristal de roca y 14 de vidrio) descubiertas por arqueólogos franceses (1.902) en el yacimiento de Cartago en Túnez. Todas son plano-convexas y se encontraron todas juntas en el interior de una caja. Están datadas en el siglo IV a.C.lentecar

Lentes troyanas

De Solla Price (Británico, investigador del mecanismo de Anticitera) continuó con sus investigaciones y halló otros muchos restos similares. Sólo en Cartago o Troya catalogó, respectivamente, 16 y 48 cristales pulidos con las mismas características y función. Al parecer, en diferentes pueblos del Mediterráneo y de Asia Central se fabricaron desde hace 3.000 años, con cierta asiduidad, este tipo de lentes que fueron pulidas utilizando un tipo de herramientas que hasta ahora nos resultan desconocidas.

Los esqueletos de Guadalupe

Estos esqueletos son restos humanos encontrados en una isla de las Antillas, pero con la peculiaridad de que fueron hallados en un estrato con una datación geológica de al menos 28 millones de años, es decir de la época del Mioceno, mucho antes de que los seres humanos modernos aparecieran en la isla. Para muchos investigadores la datación no es correcta, pero el debate sigue abierto.

Uno de los esqueletos incrustado en la losa de piedraesqueleto

Una de las muestras extraídas de las costas de Guadalupe, cerca de la aldea de Moule, fue una losa de piedra de unas dos toneladas de peso que fu enviada al Museo Británico en 1812, donde fue expuesta al público, pero con la llegada de la teoría de Darwin, la losa quedó relegada al sótano. Una de las cosas a favor es que estos restos han sido estudiados de forma científica y pueden seguir observándose hoy en el Museo Británico. El problema es que estos esqueletos no encajan con la teoría de la evolución, pues es imposible encontrar seres humanos modernos hace 28 millones de años. Sólo el estudio geológico o arqueológico podrá demostrar si realmente el estrato donde se encontraron los esqueletos pudiera no ser del Mioceno, cosa que no se ha logrado hasta ahora.

Mapa de Piri Reis

Fragmento del mapa de Piri Reis.piri1

El mapa de Piri Reis es un fragmento de un mapa elaborado por el almirante y cartógrafo otomano Piri Reis en 1513. Piri Reis nació en Galípoli hacia 1470. Sobrino de un célebre corsario, Kemal Re’is, desde muy joven acompañó a su tío en sus correrías marinas, participando en las campañas navales contra Venecia y en la conquista de la isla de Rodas en 1523. Dos años antes de esta fecha había publicado el Libro de las Materias Marinas, cuya exhaustiva información hacía referencia exclusivamente al Mediterráneo. Una nueva versión ampliada, dedicada al sultán Suleiman, concluyó en 1526, con una dedicatoria en verso en la que contaba la historia de un astrónomo que se llamaba Kolón…, que salió en busca de Antyle… y la descubrió. Hoy la ruta es muy conocida y su mapa llegó hasta nosotros.

En ella se refería también al mapa que él mismo había dibujado años atrás y del que había hecho obsequio a Selim I en El Cairo. En los márgenes detalla sus fuentes: un mapa de Cristóbal Colón, encontrado en un barco español apresado en 1501, y cuatro mapas portugueses más recientes. Además contó con los informes de un marino que había participado en los primeros viajes colombinos, posteriormente capturado por su tío, que lo había hecho su esclavo.

Por contener aparentes representaciones de tierras entonces desconocidas y a raíz de los propios escritos de Reis indicando que otras de sus fuentes habían sido “los antiguos reyes del mar”, ha suscitado gran interés como «enigma». Es, por otro lado, el mejor testimonio de los mapas que dibujó Colón de las tierras por él descubiertas, de los que tan sólo se ha conservado un pequeño boceto del norte de La Española. El original se conserva en el Museo Topkapi Sarayi de Estambul donde se localizó en 1929, pero no suele estar expuesto al público.

Descripción

El mapa está pintado en cuero de gacela, con un entramado de líneas que atraviesan el océano Atlántico. Llamadas líneas de rumbo son típicas de las cartas de los marinos medievales tardíos y no indican latitud y longitud, sino que se usan como ayuda para establecer direcciones (hoy en día, se usan también en aviación). En el bahriye (comentario marginal) anotó: “Un mapa de esta clase no lo posee nadie hoy en día”. El mapa incluye bellísimos dibujos, acompañados de inscripciones que indican descubrimientos importantes. Uno de ellos se corresponde, casi con total certeza, con la expedición de Pedro Álvares Cabral de 1500. Se cree que Cabral “descubrió” Brasil cuando los vientos lo sacaron de su ruta, en un viaje a las indias orientales.

La península Ibérica y la costa de África occidental están dibujadas con mucho cuidado, casi como en las cartas portulanas. Es frecuente que reciba el nombre de “portulano”, a pesar de que no lo sea stricto sensu. Muchos de los nombres de estas regiones se dan en turco, sin transliterar del castellano o el portugués. En lo alto del mapa hay un barco anclado junto a un pez, con dos personas sobre su lomo: una clara referencia a la leyenda medieval de San Brandán de Irlanda. Como está copiado cuidadosamente de uno de sus mapas fuente, evidencia que al menos uno de los mapamundis mencionados por Piri Reis era una producción europea medieval y no un mapa de “los antiguos reyes del mar”.

Descubrimiento

En 1929 el Palacio de Topkapi, en Estambul, Turquía, estaba en proceso de ser convertido en museo. Un grupo de eruditos que trabajaban clasificando material en la sección de archivos del Imperio otomano hizo un descubrimiento notable: una sección de un mapa de principios del siglo XVI basada, en apariencia, en cartas dibujadas por Cristóbal Colón en su viaje al Nuevo Mundo.

El hallazgo fue presentado a la comunidad científica dos años después por el orientalista alemán Paul Kahle en el 18º congreso de la especialidad, y causó una profunda impresión. El portulano presentaba una inscripción particularmente relevante:

Las costas e islas de este mapa fueron obtenidas del mapa de Colón.

De acuerdo a la investigación subsecuente, la historia del mapa comenzó en 1501, nueve años después del descubrimiento de Colón, cuando Kemal Reis, capitán de la flota otomana, capturó siete naves cerca de las costas de España, y descubrió mediante interrogatorio a las tripulaciones que uno de ellos, que había viajado con el Almirante hacia el Nuevo Mundo, poseía un mapa dibujado por Colón en persona. Kemal envió al marino a su sobrino Piri, también capitán naval y cartógrafo.

En 1511 Piri Reis comenzó a diseñar un nuevo mapa que contendría todos los recientes descubrimientos ibéricos. Usó unas veinte fuentes cartográficas, de las cuales se conoce la procedencia de catorce: cuatro (por entonces novedosas) cartas portuguesas, ocho ptolemaicas, una árabe y la colombina entregada por el marino español capturado. La carta arábiga describía La India; las portuguesas, América, el Océano Índico y China; la de Colón, el Caribe. No se ha determinado a que cartas ptolemaicas se refería.

En 1517 presentó su mapa al sultán Solimán el Magnífico, que, impresionado, lo retribuyó ascendiéndolo a almirante. En 1521 produpiri3jo otra contribución a la cartografía mundial: una cartilla de guía a las costas e islas del Mar Mediterráneo, publicada bajo el nombre de “Kitab-i Bahriye” (“El libro del marinero”). Incluía un recuento del descubrimiento del Nuevo Mundo por Colón, virtualmente idéntico a una extensa descripción en el lado izquierdo del portulano. Esta obra fue de suma ayuda para los peritos que intentaban determinar la autenticidad del mapa de Reis, que llegaron a una conclusión positiva.

Mapa de Bartolomé Colón de las Indias Occidentales (1506) según el boceto de Alessandro Zorzi.

Piri se retiró a Galípoli, y trabajó durante los siguientes tres años, reduciendo los mapas fuente a una misma escala, lo que era una labor muy dificultosa. Al terminarla, agregó esta inscripción:

El autor de esto es el humilde Piri ibn Hajji Muhammad, conocido como el sobrino de Kemal Reis, en la ciudad de Galípoli en el Sagrado Mes de Muharram del año 919 [1513].

Hasta el descubrimiento del mapa de Piri Reis, había únicamente dos fuentes cartográficas —ambas indirectas— para comprender cuál era la visión de Cristóbal Colón sobre sus propios descubrimientos. Una de éstas era un boceto recogido en un códice de 1522 por Alessandro Zorzi, cartógrafo de Venecia, que dijo que se basaba en un mapa piri2traído por Bartolomé Colón (hermano del descubridor) en 1506. Pero el mapa de Zorzi contenía información que en ese año era desconocida y por lo tanto no puede usarse para deducir cómo eran los conceptos geográficos del Almirante, aunque muestre al Nuevo Mundo como una parte de Asia.

Mapamundi de Juan de la Cosa (1500). Cuba ya aparece como una isla.

El único otro mapa superviviente de la época es el dibujado por Juan de la Cosa, miembro de la primera expedición colombina de 1492, que posteriormente navegaría también con Américo Vespucio. Pero este mapa —datado en 1500— muestra correctamente Cuba como una isla, mientras que Colón no sólo creía que Cuba era una península asiática sino que se lo hizo jurar a sus tripulantes por miedo a las consecuencias que el hecho de haber arribado a una isla y no a un continente podría causar en su reputación (la expedición había zarpado de España con el propósito de hallar una ruta a las Indias a través del Atlántico).

El mapa y sus relatos debieron haber sido muy útiles al gobierno otomano: demostraban que las nuevas rutas descubiertas por los exploradores hispanos y lusitanos suponían una amenaza para el dominio turco de los mares del Océano Índico y el Golfo Pérsico. Muchos años después, en 1551, el mismo Reis fue puesto al mando de una flota con la misión de ahuyentar a las fuerzas portuguesas que frecuentaban el Golfo.

Es por estos motivos que la conferencia de Paul Kahle en 1931 sobre el mapa sorprendió tanto a su audiencia y tuvo una repercusión tan grande. Parecía casi milagroso que el único registro cartográfico directo del mayor descubrimiento de todos los tiempos se hubiera preservado en una biblioteca de Estambul, y que debamos su conservación a un pirata de la marina otomana. Sin embargo, a pesar de la dimensión del hallazgo documental, su atracción se disipó rápidamente. Pocos investigadores desde la época de Kahle han examinado con detalle los componentes colombinos del mapa de Reis, y la cuestión de hasta qué punto representa las ideas del descubridor no está resuelta en absoluto. Imago Mundi, por ejemplo, una de las más importantes revistas sobre la historia de la cartografía, jamás dedicó un artículo propio al mapa de Piri Reis.

 Hipótesis que intenta correlacionar el contorno inferior del mapa de Piri Reis con el de la costa patagónica argentina y las Islas Malvinas.

 Otra hipótesis, menos aceptada, que intenta correlacionar el contorno americano del mapa de Piri Reis con el de la costa venezolana y brasileña.piri4

Análisispiri5

Porción meridional de América

La mayoría de los eruditos considera que las alegadas similitudes del perfil meridional del mapa de Reis con el de la costa antártica son en extremo tenues y coincidentales. Durante siglos, antes del descubrimiento del continente blanco en el siglo XIX, los cartógrafos habían dibujado una gran masa austral de tierra (la Terra Australis Incognita) basados en la presunción de simetría exigida por Aristóteles y Eratóstenes, entre otros naturalistas griegos; la masa meridional del mapa de Reis podría ser una continuación de esta tradición. En un principio se creía que el extremo sur de Sudamérica y el de, una vez descubierta, Australia, debían estar unidos a esta gran tierra polar, de la que se pensaba que era mucho mayor de lo que es el verdadero continente blanco.

Se ha sugerido que la supuesta Antártida que figura en la parte meridional del mapa no es otro perfil que el de la costa patagónica oriental, girada en sentido antihorario unos noventa grados debido a falencias en los mapas portugueses en los que Reis se basó (entre los navegantes de la península ibérica era común el modificar substancialmente la longitud posicional de los territorios para situarlos a un lado u otro del límite asignado por el Tratado de Tordesillas), o por limitaciones de espacio en la piel de gacela que sirve de sustrato al dibujo. En efecto, pudo darse el caso de que Piri Reis, o el escriba que copió su obra, reparase en que al llegar al Río de la Plata, se estaba acabando la valiosa piel de gacela. En este momento podría haber girado la línea costera hacia el este y haber descrito un semicírculo que le cupiera en el cuero. Este tipo de prácticas eran muy habituales en la época.

Una examen minucioso del borde costero apoya esta visión, revelando representaciones de las bocas y angosturas del Estrecho de Magallanes y zonas aledañas, los principales golfos y bahías, y las Islas Malvinas (el archipiélago cuya isla principal es llamada por Reis isla de Sare); la zona de la gran bahía o golfo intermedio correspondería al Río de la Plata, y el punto más oriental de la costa, al extremo meridional de Argentina, en Tierra del Fuego. Además, las anotaciones del mapa, que indican que el área es calurosa y habitada por serpientes, no encajan en la suposición de que se trata de la Antártida, pero sí en la hipótesis patagónica. Al mismo tiempo, una nota sobre las alegadas Malvinas dice que allí la primavera “llega antes”, lo cual no es cierto para los territorios insulares al sur de la Convergencia Antártica.

Gregory McIntosh

Gregory McIntosh, un historiador de la ciencia cartográfica, examinó el mapa en detalle y publicó sus resultados en The Piri Reis Map de 1513 (Atenas y Londres: University of Georgia Press, 2000). Allí sostiene que la fuente colombina que Reis menciona fue usada para dibujar el Caribe: esta zona es, en efecto, de excepcional importancia. En su extremo noroeste se halla una gran isla llamada La Española (hoy Haití y la República Dominicana), descubierta por Colón en su primer viaje y donde había establecido una colonia, indicada en el mapa con tres torres. Inmediatamente al sur de La Española se ve Puerto Rico, y al noreste un conjunto de islas que llama “Úndizi Vérgine” (“Las Once Vírgenes”). Dado que este nombre es claramente italiano, no portugués ni español, evidencia el origen colombino de este sector. En efecto, muchos de los nombres de puertos y accidentes geográficos usados por Reis se encuentran también en textos colombinos. Por lo tanto tampoco esta zona se basaría en mapas de la Antigüedad remota.

Es evidente que Colón deformó La Española en sus mapas, haciéndola quedar completamente desproporcionada con respecto a Brasil y orientada de norte a sur en vez de este a oeste. De esa manera quedaba sorprendentemente parecida a las representaciones convencionales del Cipango (Japón) de Marco Polo que se ven en los mapas de Martin Behaim o Paolo Toscanelli, que Colón utilizó. El Almirante, al menos en su primer viaje, estaba convencido de haber hallado aquel territorio fabuloso, y habría dibujado su Española con esta forma para apoyar su tesis.

Un elemento aún más importante para reafirmar el origen colombino de esta zona del mapa frente a su supuesto origen arcaico es que la verdadera isla de Cuba no aparece, tal y como es lógico en un mapa colombino, pues Colón pensaba al principio que el territorio continental americano era una parte de Asia, y lo dibujó como tal. En el mapa de Piri Reis, la proyección continental que se halla frente a La Hispaniola es, con toda seguridad, Cuba; y aparece de norte a sur tal y como Colón creía, influenciado por las descripciones de Marco Polo sobre Catay. Dado que Colón pensaba que había hallado la costa asiática, lógicamente dibujó el continente de esta manera, según la representación convencional. De hecho, todo sector continental en el extremo noroeste está etiquetado con topónimos que en los viajes colombinos fueron asignados a lugares cubanos.

McIntosh afirma que el mapa muestra dos grupos de Islas Vírgenes porque Piri Reis las tomó de dos mapas distintos sin advertir que representaban lo mismo.

La delineación de la costa brasileña en la carta de Piri Reis es mucho más precisa que la caribeña. La relación y distancia entre Sudamérica y la costa africana occidental, por ejemplo, es mucho más correcta que en la mayoría de mapas europeos de su época. Los nombres que aparecen en esa zona, claramente transliterados del italiano y el castellano, quedan nítidamente asociados a los informes de viaje de Américo Vespucio y otros.

Charles Hapgood

El área caribeña del mapa es tremendamente imprecisa. El estadounidense Charles Hapgood intentó hacerla encajar postulando una proyección equidistante desde un punto de origen próximo a El Cairo, diciendo que la isla que aparece claramente identificada como la Hispaniola es en realidad Cuba y reorientando todas las regiones caribeñas del mapa. Esta tesis ha sido recibida con escepticismo por la comunidad científica, y se le ha acusado de deformar la realidad para adaptarla a la teoría.

Uno de los detalles topográficos más sorprendentes, y de los que han causado más discusiones, es la presencia de una cadena montañosa a lo largo de Sudamérica, que Hapgood identificó como los Andes. Los ríos que parten de ella, lógicamente, se consideran el Amazonas, el Orinoco y el Río de la Plata; y el animal con dos cuernos que se halla junto a las montañas, según Hapgood, es una llama.

Sin embargo, el mapa de Piri Reis no es el primero en mostrar montañas en el interior de Sudamérica. El Planisferio de Caverio (Biblpiri6ioteca Nacional de París) y la carta de Martin Waldseemüller de 1507 dibujan la costa este de Sudamérica —aunque esquemáticamente— y una cadena montañosa adornada con árboles.

Mapa de Nicolaus Caverio (1504-05). Se aprecia una cordillera en aproximada concordancia con la de los Andes, pero no aparece la mítica Tierra del Sur.

El mapa de Caverio se dibujó entre 1504 y 1505, mucho antes de que se explorara esa zona del interior. Existe una similitud extraordinaria entre este mapa y el de Piri Reis, por lo que cabe suponer que el uno se basa en el otro. Piri Reis podría haber tenido acceso también a los mapas de Waldseemuller (1507), Clareanus (1510) y Johannes de Stobnicza (1512).

Todos están relacionados entre sí y, casi sin duda, se derivan del mapa de Caverio. En particular, el mapa de Johannes de Stobnicza pudo haber sido accesible para Piri Reis, pues fue impreso en Cracovia —una edición de Claudio Ptolomeo— en 1512, un año antes del dibujo del pirata turco. Este podría ser uno de los mapas que llamó “dibujados en la época de Alejandro el Grande” (356323 a. C.) a que hace referencia el propio Reis, cayendo en la confusión que existía entre los dos Ptolomeos (siendo el más antiguo Claudio Tolomeo, astrónomo, matemático y geógrafo griego, del siglo II a. C.).piri7

 Mapamundi de Abraham Ortelius (1570), en el que figura la inmensa tierra austral fundida a la Isla Grande de Tierra del Fuego.

La zona de la Antártida y la costa de tendencia hacia el este, situadas en el extremo inferior fue crucial para las hipótesis de Hapgood. Pero, aunque ninguno de los mapas derivados del de Nicolo Caverio muestre un continente antártico, otros grupos de mapas antiguos sí lo hacen. A partir del siglo XV los cartógrafos frecuentemente incluyeron una gran masa meridional que unía África con Asia, haciendo del Océano Índico un mar interior: esta noción geográfica se deriva de interpretaciones ptolemaicas de la Terra Australis. Cuando el portugués Hernando de Magallanes pasó entre Sudamérica y la isla de Tierra del Fuego (a través del estrecho que lleva su nombre), creyó que la Isla se trataba del extremo norte del mítico territorio del que hablaban los griegos antiguos. No fue sino hasta el viaje de Francis Drake de 1578 cuando esta idea se corrigió.

La búsqueda de la Terra Australis duró siglos, produciendo el descubrimiento de la gran isla que ahora lleva el nombre que tanto fascinó a los cartógrafos renacentistas: Australia. Pero la Antártida no se quiso manifestar a los grandes descubridores. Existen indicios de que fue avistada antes de su descubrimiento oficial en 1820, por ejemplo el relato de Américo Vespucio —desplazado 500 millas (unos 900 km) de su ruta por los vientos— donde habla de una Tierra Vista: quizás las Islas Malvinas o tal vez la propia Antártida. Algunos de los textos que dan soporte a esta hipótesis son presumiblemente apócrifos, pero la evidencia cartográfica inmediatamente posterior tiende a apoyarla.

Dándose cuenta de las inconsistencias Hapgood se fijó en la Tierra de la Reina Maud, que está desplazada 10º hacia el este. Es aquí donde entró en juego Harold Ohlmeyer: para encajar el mapa con el de la expedición sismológica de 1949 (que cartografió algo más de 600 km) tuvo que levantar el nivel del mar la friolera de 200 metros (se calcula que si se fundieran todos los hielos continentales el nivel del mar no ascendería ni 100 metros). No obstante, el error más grave de Hapgood y Ohlmeyer fue presuponer que el perfil de una Antártida sin hielo era similar al que tiene con 30 millones de kilómetros cúbicos de hielo encima: si desapareciera un peso tan tremendo se estima que el continente ascendería un promedio de 600 metros, mostrando un perfil totalmente distinto. Y, por supuesto, la última vez que la Antártida estuvo libre de hielo no fue hace 12 000 años, sino 13 millones de años.

En 1514, el año posterior a la finalización del mapa de Piri Reis, dos barcos portugueses y otros dos holandeses informaron cosas parecidas. Si esta llamada PressillgtLandpiri8t era o no la Antártida es tema de discusión, pero no lo es el hecho de que un buque del siglo XVI bien construido y pilotado pudiera llegar muy al sur.

Planisferio de Rumold Mercator (1587). Sigue apareciendo una Terra Australis Incognita.

Hapgood admite que hay unas 900 millas de la costa sudamericana que no aparecen en el mapa otomano.

A la fecha no existen evidencias históricas que sustenten que la carta de Reis procede de “antiguas civilizaciones” o de culturas desconocidas. El mapa de Piri Reis se considera actualmente una extraordinaria y bella compilación de todo el conocimiento geográfico de la Europa medieval tardía.

Gavin Menzies

El ex capitán de las Fuerzas navales británicas, y experto cartógrafo Gavin Menzies en su libro 1421: The Year China Discovered The World presenta la teoría de que la masa terrestre meridional del mapa de Reis es realmente la Antártida y que está basada en cartas chinas anteriores. El almirante Hong Bao habría cartografiado esta costa a las órdenes del legendario almirante Zheng He unos setenta años antes de que Colón descubriera América. La expedición habría tenido como objetivo colocar a todo el planeta bajo el control tributario del emperador chino. La teoría de Menzies ha sido desacreditada por la historiografía científica.

Recordemos que la primera expedición de estudio a la Antártica fue dirigida por el Capitán Ritscher entre los años 1.938 y 1.939. Existen otros mapas de la misma época:

  • Mapa de  Zeno (1.380) donde aparece Groenlandia sin hielos.
  • Mapa de Yehudi Ibn Ben Zara (1.487) con una Groenlandia surcada de ríos, valles y montañas, que no pudieron ser confirmados hasta el año 1.947 mediante los sondeos de una expedición francesa capitaneada por Paul Emile Victor.
  • Mapa Caneiro, del siglo XV, donde aparece la costa Oriental de África con toda precisión.
  • Mapa de Andreu Benincasa, con todo tipo de detalles de la costa Norte de Europa.
  • Mapa de Jorge Reinel (1.510) con excelentes representaciones del Océano Indico y parte de Australia.
  • Mapa de Orenteus Finaeus (1.531) donde aparecen ríos y montañas en la Antártica.
  • Mapa de Adji Ahmed (1.559), donde aparece el continente americano al completo.

http://cnho.wordpress.com/2010/01/06/un-mapa-magufo-el-mapa-de-piri-reis-1513/

De: https://universidadalma.wordpress.com/2015/10/23/mapas-imposibles/

Este mapa es imposible por numerosos motivos:

La isla de Marajo en la desembocadura del río Amazonas sólo fue descubierta en el año 1543.

Las islas Malvinas fueron descubiertas en el año 1592.

Los Andes están representados, a pesar de que todavía no se les conoce.

La llama, mamífero típico de América del Sur, está pintado sobre los Andes, y fue en 1598 cuando los españoles lo identificaron.

Las grandes islas por encima del ecuador, desconocidas, corresponden a las altiplanicies submarinas de los islotes Sn Pedro y Sn Pablo, sobre la Gran Dorsal Atlántica (cuya existencia nadie sospechaba).

En él se ven las costas del Antártico que se descubrirá sólo en 1818, es decir 300 años más tarde.

América del Sur está unida con el Antártico por un istmo que desapareció hace 10.000 años.

El elemento más sorprendente, el que más plantea problemas:

Las orillas del Antártico que se pueden ver son las de la Tierra de la Reina Maud ¡sin ningún hielo! Este trazado fue confirmado en 1949 con los apuntes sísmicos de una expedición anglosueca.

Aún si quedan algunos científicos para seguir pretendiendo que el casquete entero data de varios millones de años, otros aceptan la posibilidad que esta parte del Antártico pudiera emerger de los hielos durante aproximadamente 9.000 años, hace por lo menos ¡ 6.000 años !

 

 

 

 

 

 

 

El Mecanismo de Anticitera

El mecanismo de Anticitera es una calculadora mecánica antigua diseñada para el cálculo de la posición del Sol, la luna, y algunos planetas, permitiendo predecir eclipses. Fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, entre Citera y Creta, y se cree que data del 87 a. C.

 Imagen original del mecanismo de Anticitera.anticitera1

Investigaciones

Estructura del mecanismo de Anticitera.

Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI.

De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más “inteligente”.

Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo también epicíclico derivado de Apolonio de Perga.

No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado más que respetable de certeza, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.

Proyecto de investigación Antikytheraanticitera2

 Reconstrucción del mecanismo de Anticitera en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas (fabricado por Robert J. Deroski basándose en el modelo de De Solla Price).

El proyecto de investigación Antikythera, un equipo internacional de científicos con miembros de la Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth), Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E. Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R. Hudland) paraanticitera3 el estudio del mecanismo de Antikythera, desarrolló una fotografía 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución.

El resultado fue que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Calípico (cuatro ciclos Metónicos, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos de Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un enorme nivel científico en su diseño.

Gracias a las técnicas actuales, se habría podido entender el funcionamiento del aparato. Basándose en la forma de las letras que pueden leerse en el mecanismo (H. Kritzas) se estableció su año de construcción, entre el 150 y el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.

Como Hiparco fue el más importante astrónomo de la época, es posible que ese científico sea quien pensó el complicado mecanismo del instrumento.

Fijación de la fecha de los Juegos olímpicosanticitera4

En el año 2008, Tony Freeth, Alexander Jones, John Steele y Yanis Bitsakis, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.

Nuevas investigaciones

Recientemente, en el año 2010, el grupo de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. En primer lugar, ha descifrado cómo el mecanismo reflanticitera5ejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodíaco, sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc). Sus contribuciones invitan a proponer la hipótesis según la cual el sistema de epiciclos y deferentes no surgió como respuesta a una exigencia platónica de circularidad de los astros, basada en su divinidad, sino por una razón mucho más terrestre: simplemente como una solución mecánica a la problemática de reflejar con engranajes las regularidades planetarias conocidas por los babilonios.

Inscripciones halladas en un misterioso dispositivo de relojería de dos mil años de antigüedad sugieren que el artefacto se había inspirado en dispositivos anteriores construídos por el gran matemático griego Arquímedes.

El mecanismo pudo haber sido usado por los filósofos para mostrar el funcionamiento del cielo —esto es, enseñar astronomía—, tal como lo señaló Cicerón, que escribió, en el primer siglo antes de nuestra era, acerca de dispositivos de bronce que modelaban erróneamente los movimientos del Sol, la Luna y los planetas alrededor de la Tierra.

 El origen del mecanismo de Anticitera seguía siendo un misterio hasta que recientemente se logró descifrar algunas inscripciones que muestran que su calendario usaba nombres regionales para los meses. Los nombres de los meses concuerdan con los usados en las colonias griegas fundadas por la ciudad de Corinto y el primer candidato es Siracusa, en Sicilia.

 

Moneda de Illinois

Pleistoceno medio (Entre 400.000 y 200.000 años). Cuasi-moneda. Illinois, Estado Unidos. En 1871, William E. Dubois, del Instituto Smithsoniano, informó del hallazgo de varios objetos manufacturados localizados en niveles muy profundos en Illinois. El primer objeto era una especie de moneda de cobre encontrada en Lawn Ridge, condado de Marhall, Illinois. En una carta a la mencionada institución J. W. Moffit, operador de la perforadora, decía que descubrió la moneda a 40 metros de profundidad incrustada en depósitos arcillosos con una antigüedad de entre 400.00 y 200.000 años.moneda

 El Profesor A. Winchell estudió el objeto compuesto de una aleación de cobre desconocida en aquella época. A pesar de la corrosión, la pieza redonda tenía aristas muy netas y uniformes en su espesor. El dibujo representaba una cara femenina coronada y parecía grabado con ácido. En la otra cara, un animal de orejas largas y puntiagudas con una larga cola deshilachada, venía acompañado de otro, parecido a un caballo. En el contorno de las dos caras se divisaban unas letras de escritura desconocida.

La presunta moneda tenia la forma poligonal y estaba grabada por ambas caras. En opinión del investigador W.E. Dubois, la uniformidad del espesor de la moneda se debía a que probablemente fue confeccionada en un taller. El contorno había sido cortado con una cizalla y los cortantes fueron posteriormente limados. Esta moneda parece indicar que en América del Norte se desarrolló una civilización hace unos 200.000 años.