Antigüedad
Pagoda Negra – Templo de Suria (Konark)
Localización de Konark en la India. Se encuentra a 36 km de la ciudad sagrada de Puri.
El templo de Suria (también llamado la Pagoda negra o Templo del Sol) es un templo hindú situado en la localidad de Konark, en el estado de Orisa (India oriental). Dedicado a Suria, dios del Sol, es uno de los edificios más importantes del país por su arquitectura y los bajorrelieves que decoran sus muros, de temática fundamentalmente erótica. Fue construido a mediados del siglo XIII en el llamado estilo Orisa, y abandonado a partir del siglo XVI. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1984.
Historia
La localidad donde se encuentra el templo (Konārk) recibe su nombre de kona, que significa ‘lugar’, y arka, una denominación del Sol.
Los navegadores europeos dieron el nombre de Pagoda negra a este templo, y el de Pagoda blanca al templo de Jagannātha (en Puri). Eran entonces unas orientaciones muy útiles para la navegación en el golfo de Bengala. El templo de Konārak, entonces abandonado, había acumulado sobre la superficie de la piedra una suciedad que la oscurecía (retirada actualmente por la restauración), mientras que el templo de Puri estaba recubierto de un estuco blanco (que le fue quitado también posteriormente).
Konark parece haber estado dedicado al culto del Sol desde la Antigüedad. El Brahma Purāna indica que Konāditya, el nombre antiguo de Konark (siendo Aditya un nombre genérico del Sol, como uno de los hermanos dioses Adityas, hijos de Áditi), era uno de los lugares más sagrados de este culto en la tierra de Utkala, es decir en Orisa.
El templo se encontraba originalmente en la línea de la costa, aunque las deposiciones de arena lo han ido alejando considerablemente.
La leyenda
Según la leyenda, el príncipe Samba —hijo de Krishná y de Jambavati— había ridiculizado al sabio volador Nārada, un santo bastante feo. Este último se vengó indicando a Samba un lugar en el río donde numerosísimas mujeres se bañaban, tras haberse despojado de sus saris (túnicas hindúes). Mientras el joven varón disfrutaba del espectáculo, Krishná, advertido por Nārada, llegó y descubrió cómo su hijo miraba a sus madres (las 16.108 esposas de Krishna) mientras se bañaban.
Furioso, el dios castigó a su hijo inoculándole la lepra. Más tarde, Samba le demostró que Nárada le había manipulado, pero ya Krishná no podía retirar su maldición. Entonces el joven se dirigió hacia Suria, el dios que cura todos los males —particularmente aquellos de la piel—, fue hasta la costa y descubrió al norte de Puri una imagen del dios del sol sentado sobre una flor de loto. Se instaló en el lugar e hizo una penitencia de doce años, al cabo de la cual fue curado. En agradecimiento, erigió un templo, el primero que se construía sobre el sitio de Konark.
Parece que esta leyenda sea la transposición local de otra leyenda que decía que estos hechos legendarios habrían sucedido donde se encuentra también un templo de Suria, en la antigua Mula Samburu (el actual Multán, en Pakistán), a orillas del río Chandra Bhaga (hoy llamado Chenab, afluente del río Indo, en el Panyab).
Cuando el sitio de Konark de Oriss
a se convirtió en un centro importante de veneración de Suria, la leyenda fue relocalizada aquí para legitimar el lugar.
Las etapas de la constru
cción
Según el Mandala Apnaji —una crónica medieval—, el primer templo construido habría sido obra del rey Purandarakesari.
El templo principal (llamado Templo 1) fue construido por el rey Narasimha Deva I, de la dinastía de los Ganga del Este, durante su reinado que se extendió desde 1238 a 1264. Se han conservado los nombres de un cierto número de arquitectos que participaron en su realización: Shadashiva, Samantaraja, Gadhadhara Mahapatra, Ganga Mahapatra, Narayana Mahapatra, Vishvanatha Mahapatra (mahapatra significa gran arquitecto).
Las razones de la erección del edificio por Narasimha no son conocidas con exactitud, quizá para agradecer a Suria de haberle curado de una enfermedad (como hizo Samba en la leyenda) o bien en agradecimiento por el nacimiento con buena salud de un hijo varón, su sucesor. Su hijo Bhanu (que es otro nombre de Suria) será además el primero de la dinastía en tener un nombre solar. Se ha propuesto también como razón de esta construcción la conmemoración de una victoria de los Ganga contra los musulmanes que invadieron la región en el siglo XIII y que saquearon además un gran número de templos.
El cronista y secretario personal de Akbar, Abu’l Fadl, escribió al visitar el templo: «Incluso aquellos que tienen un juicio crítico y son difíciles de satisfacer quedan asombrados al verlo». Afirmó también que la construcción del templo absorbió doce años de impuestos de la provincia.
Las razones del hundimiento del skhara (cúlmine o cúpula) del templo principal no se conocen con seguridad. Se ha propuesto unas cimentaciones inadecuadas, la acción de una tormenta o un terremoto en 1630, e incluso algunos han sugerido que el edificio nunca se llegó a terminar. Sin embargo, la hipótesis de una degradación gradual después de que el edificio fuese abandonado es la que prevalece generalmente.
En efecto, en el siglo XVI los musulmanes de Bengala tomaron tras un asalto la dhvaja (la bandera), y tras esto el templo perdió su carácter sagrado y dejo de estar en funcionamiento. Por otro lado, no se sabe lo que sucedió con la efigie de Suria, quizá un ídolo de madera —por tanto perecedero, como el de Jgannātha de Puri— o quizá un disco solar metálico.
El especialista en arquitectura india James Fergusson visitó el templo en 1837, realizó varios dibujos y estimó la altura de los restos del sikhara en unos 45 metros. Más tarde, en 1868 y tras un terremoto, el arqueólogo Rajendralala Mitra no vio del edificio más que un montón de piedras de donde surgían algunas plantas.
Fergusson anotó también que algunas esculturas fueron arrancadas por el mhārāsh Kurdah para decorar el templo que se hizo construir en su fuerte. Los mrathas también sustrajeron un pilar que representaba a Auná (el amanecer, cochero del carro del sol), que instalaron en el templo de Jagannatha Puri.
La Pagoda Negra tiene 75 metros de altura, es decir, como un edificio actual de 25 pisos, pero lo que no tiene explicación ninguna es que su techo está coronado por un único bloque de piedra maciza de nada menos que 2.000 toneladas. Los técnicos y arquitectos actuales aseguran que, a día de hoy, no existe grúa en el mundo capaz de izar un peso como ese y menos aún a esa altura. Según la tradición parece ser que lo único que pudo usarse fue un Vìmana para cerrar la construcción, nótese además que Narada era “un sabio volador´´.
Las esculturas
Decoración sobre los muros de la plataforma.
El templo 1 está completamente cubierto de estatuas talladas sobre el muro, sin que esta explosión barroca moleste al efecto del conjunto. Las esculturas se pueden clasificar en varias categorías:
- las divinidades, en particular las tres estatuas de Suria,
- las tradicionales apsaras o ninfas celestes,
- escenas de la vida cotidiana en la corte, como las alasakanya (figuras clásicas de mujeres viéndose en el espejo), músicos, bailarines, escenas de la vida del rsh, dentro y fuera del palacio y en un gran número de circunstancias diferentes, escenas de procesión, de guerra;
- escenas eróticas, generalmente muy explícitas, que muestran diversas prácticas sexuales, desde el sexo oral hasta la zoofilia, pasando por tríos sexuales, escenas de penetración y diversos juegos sexuales. Estos bajorrelieves son los más abundantes en el templo y muestran que la sociedad india de la Edad Media (antes de la invasión inglesa, que duró siglos) era mucho más liberal en temas sexuales de lo que es actualmente.
- animales, ampliamente utilizados por su valor decorativo en las estatuas indias, siendo los más corrientes los elefantes, los leones y los caballos. Las relaciones con los animales retratados indican relaciones de afección y de herencia con el periodo budista. Se encuentran también camellos, ciervos, monos, tigres, búfalos, corderos e incluso una jirafa, parece ser signo de una relación con reinos africanos (seguramente por mar). El templo, que tiene forma de carro, es tirado por caballos de gran tamaño.
- motivos decorativos a menudo extraídos de la flora, o bien geométricos.
El estudio cuidadoso de las esculturas muestra una variación en su calidad que implica que, entre los centenares de artistas que trabajaron aquí, hubo alumnos, aprendices que se ocupaban de las piezas menores, y maestros que se reservaban las piezas más importantes, tanto por la talla como por su posición dentro del complejo.
El complejo del templo
Una de las 24 ruedas del templo.
Parte de la decoración de la plataforma principal, en el que se muestra la escena con la jirafa.
Los edificios del templo están orientados en el sentido este-oeste, el sentido de la trayectoria solar. El templo principal figura ser un carro tirado por caballos y montado sobre 24 ruedas.
Los trabajos de restauración
La primera sugerencia de restauración del templo tuvo lugar en 1806 por el Ministerio de Marina, con una finalidad puramente utilitaria, pues el templo servía de punto de referencia para los marineros. En 1838, la Asiatic Society of Bengal pidió responsabilidades al gobierno inglés para reclamar unas reparaciones tras las degradaciones cometidas por el vecino rsh de Khurda.
Posteriormente, y hasta finales del siglo XIX, las administraciones se contentaron de despejar la jungla que había invadido el templo y de levantar los caballos colosales, los elefantes y los gajavidala, estatuas tradicionales de un elefante subyugando un león, aunque posicionándolas de manera errónea dentro del complejo.
Las cosas se tomaron realmente en serio tras la visita de John Woodburn, el lugarteniente de Bengala, en diciembre de 1900, quien tomó consciencia del mal estado de los edificios y de la urgencia de los trabajos a efectuar. Concibió una campaña de restauración para salvarlo costase lo que costase. Se quitaron entonces los escombros y arena que se encontraban a los pies del edificio y se descubrió la plataforma con esculturas que la soportaba. Se comprendió posteriormente que no se trataba solamente de un edificio, sino de todo un complejo.
Para que la cúpula no se derrumbase, Woodburn decidió que el jagamohan (la parte del templo dedicada a la adoración del dios) se rellenara de piedras y se sellara. La medida fue efectiva y muy económica, aunque desde entonces impide penetrar en su interior. Se plantaron árboles para bloquear la arena y proteger el templo del viento marino.
En 1909 se descubrió el pequeño templo de Maya Devi, y al año siguiente se dieron por concluidos los trabajos de conservación que permitieron afianzar la estructura.
De hecho, los trabajos sobre el conjunto nunca se han detenido completamente desde entonces, habiéndose habilitado jardines en el complejo, y tratándose químicamente la piedra de tiempo en tiempo para garantizar su durabilidad.
El caballo de Uffington
El caballo de Uffington. En la región de Oxfordshire, mide 111 metros de la cabeza a la cola. Está en posición de carrera y diseñado en forma estilizada, como podrían haberlo hecho dibujantes de la actualidad; como que hasta tienen semejanza con dibujos de Picasso. ¿Cómo los hicieron? ¿Quiénes los hicieron?
La primera pregunta es de fácil respuesta. Sin duda raspando el pasto (de poco espesor) que cubre la piedra caliza (por lo tanto bien blanca), que cubre la colina. Ascendiendo por una senda lateral, pudimos situarnos en uno de sus lados y comprobar que el pasto sobre la piedra no tiene más de 10 centímetros de espesor. Por supuesto que para mantenerse tan perfectos durante tantos siglos han tenido que conservarlos evitando que las hierbas invadan al dibujo, pensamos que tijeras en mano.
Misterio añadido: dado que el que recortaba estaba subido a la colina le sería imposible tener la imagen completa de lo que estaba creando ¿cómo lo lograba para darle tal perfección? Imaginamos que previamente demarcaría los bordes y luego se dedicaría a vaciar el interior, pero… ¿no precisaba de otro que desde abajo lo fuera guiando? ¿A los gritos?
Y ¿con qué propósito?
No nos pregunten porque ni los ingleses lo saben.
La segunda pregunta: ¿Quiénes fueron los autores?
Otro enigma insondable. Lo cierto es que se cree que fueran anteriores ¡a los celtas!, es decir, más de 100 años antes de Cristo, ya que esas tribus antiguas que llegaron a las islas (como los pictos, los anglos, los normandos, etc.) ya los conocían y los veneraban como imágenes de origen divino.
El Candelabro de Paracas
Candelabro de los Andes, La cruz de Paracas, El tridente de Paracas
La cruz de Paracas, el candelabro de los Andes.
El Candelabro, en la bahía de Paracas, es un geoglifo famoso, ubicado en Paracas, Ica. Sus grandes dimensiones y su diseño sobre la arena permiten distinguir una relación con las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana. Su origen es aún un misterio.
En una suave colina de arena, en la Bahía de Paracas; se encierra un misterio de nuestra historia, un “Candelabro” inmenso, dibujado sobre la cambiante superficie de arena, sin que jamás se haya borrado.
Esta figura se encuentra dibujada en una superficie de arena endurecida de color blanquecino, como sí se tratara de un lienzo que cayera verticalmente desde el cielo hasta tocar las olas, que con violencia se estrellan contra la base oscura de roca estratificada, donde la playa no existe. De manera que tal lugar jamás fue un desembarcadero, ni punto de llegada para nadie. El poste principal mide aproximadamente 200 m de altura, en tanto que la figura toda abarca una amplitud de 60 mts. Los postes laterales alcanzan una longitud de 60 m desde su origen hasta la cumbre y los surcos que los hacen visible tienen una profundidad que varía de 1,2 m con 3,20 en el fondo.
Si navegamos por la costa de Perú podremos ver en una suave colina de arena, en la Bahía de Paracas, uno de los más grandes misterios de nuestra historia, un “Candelabro” inmenso, dibujado sobre la cambiante superficie de arena, sin que jamás se haya borrado.
Si hay algo que no pasa inadvertido para nadie es que, tanto su estratégica situación como sus enormes proporciones indican una clara intención por parte de sus realizadores para que fuese visto desde grandes distancias (con tiempo despejado es perfectamente visible a 20 km. de la costa).
Destacando, especialmente, su contemplación desde el mar pero sobre todo desde el aire.
En toda el área de Paracas, se han registrado al menos 106 emplazamientos arqueológicos, la mayoría dentro de la Reserva Nacional, que correspondes a diferentes etapas de antiguos pueblos prehispánicos que se remontan aproximadamente a unos 9.000 años.
Mucho se ha dicho a través de la historia acerca de esta enigmática figura: los conquistadores españoles, que al verlo creyeron que el Candelabro representaba a la Santísima Trinidad, interpretándolo como un buen presagio al descubrirlo. También se dice que los conquistadores descubrieron en él, una cuerda en el interior del Candelabro e indicios de que existieron otros cables y cuerdas, que conectaban a los otros dos brazos exteriores de la imagen,… pero no pudieron dar explicaciones acerca de la función de tales cuerdas; Von Däniken especuló que eran parte de un sistema de poleas. El investigador Robert Charroux sugirió que esta imagen pudo haber sido “un gigantesco sismógrafo y precisa, capaz de registrar las ondas telúrica y sacudidas sísmicas procedentes no sólo de Perú, sino de todo el planeta… “
También se ha sugerido (por Frank Joseph), que se asemeja una planta, de la familia de la belladona utilizada a veces como una droga alucinógena, sugiriendo que los habitantes prehistóricos de la región de Paracas viajaron al norte a California a recoger la planta (esta es la zona más cercana donde crece) y que utilizaban el geoglifo para ayudar a navegar a casa (!). Algunas historias del folklore local, aseguraban que fue hecha por marineros o piratas. Por parte de los arqueólogos, se considera que el Candelabro es una representación simbólica en honor al dios Viracocha, la imagen del cactus Sanpedro o la constelación de la Cruz del Sur. Se tiene la creencia de que el candelabro apunta hacia el Cuzco, lo cual es falso: apunta hacia la cercana Isla Blanca, lugar donde se han hallado importantes yacimientos arqueológicos y sacrificios.
Todavía hoy se utiliza como un hito, por los cruceros que frecuentan la península. Lamentablemente, hace algunos años fue víctima de un execrable ataque vandálico por un grupo de jóvenes evangélicos, azuzados por sus pastores en la delirante idea de “…deber destruir aquel símbolo satánico”.
El Candelabro es, sin duda, todo un enigma: si verdadera función aún es desconocida; solo se tiene la certeza de que fue hecho para verse desde muy lejos,… y desde el aire, pero ¿por quién?. Una clara muestra lo poco que sabemos de nuestro pasado y de todo lo desconocido que nos rodea en nuestro mundo.
Se tejen creencias de que esta figura señalaría la existencia de algún tesoro escondido por los temibles piratas que asolaron las Costas Americanas en busca del apreciado oro que los Conquistadores embarcaban a Europa, contrarios a esta teoría sostienen que los piratas eran seres burdos, que no harían semejante maravilla.
Otros estudiosos aseguran que tales líneas, imborrables al paso de los siglos, serian obras de seres de otros mundos, pues el Candelabro apunta directamente a las famosas líneas de Nazca, las que igualmente solo pueden apreciarse desde el aire y que sería señales de un gigantesco galaxpuerto para naves extraterrestres.
Versiones de leyendas afirman que los antiguos Peruanos que recorrían el mar, dibujaron este Candelabro con la finalidad de orientarse en sus travesías de pesca o de conquista, pues visto desde tierra no puede ser apreciado, lo que si ocurre desde el límpido mar Paraqueño. Como siempre, abundan las explicaciones que no explican nada.
¡Ah! Un detalle, el extraño geoglifo está, exactamente, en el punto donde se estabiliza el ecuador magnético de la Tierra. Pero, entonces ¿Cómo sabían hace siglos que la tierra tenía un campo magnético? Nosotros no lo hemos sabido hasta el siglo XX., y ¿Cómo conocían las características de dicho campo magnético?
Candelabro de Paracas.
Una teoría señala que fue realizado por José de San Martín (1778-1850), interpretando que se trata de un símbolo de la masonería y otra que es una señal para los navegantes.
Posiblemente fueron hombres astrónomos de la Cultura Nazca quienes construyeron este geoglifo, que no fue puesto allí para que los viajeros pasaran delante de él sin reparar en su presencia. Se asocia el geoglifo a la Constelación de la Cruz del Sur, conocida también como la Cruz de los navegantes, por indicar a los marinos del hemisferio Sur la ubicación del Polo Austral por medio de su eje principal que les servirá de guía y orientación en sus viajes. De cada uno de los brazos laterales, arranca su correspondiente poste, paralelo al eje principal, del que equivaldría al eje de la cruz del Sur, Guillermo Illescas en las meditadas investigaciones acerca de este geoglifo, lo ha identificado plenamente con la Cruz del Sur y algunas estrellas de la constelación Centauro que serían las que le dan su peculiar forma de Candelabro. “Volviendo los ojos al cielo podríamos comprobar -dice- que un poco más a la izquierda (al oriente) de la estrella Beta Cruz y un poco más arriba de ella (al norte) se encuentra la estrella Pi Centauro, la misma que al unirse con la estrella correspondiente de dicha constelación mediante una proyección generada entre las estrellas que se indican, serviría para determinar el poste lateral de ese lado resultando de ese modo, paralelo al eje principal.
El primero en mencionar el gigantesco dibujo, en 1926, fue el francés Victor Forbin, quien declaró que era un tridente dibujado por los atlantes.
Caral
En la zona de Chupacigarro en la ciudad sagrada de Caral, se encuentra un gigantesco Geoglifo de Caral (3.000 a.C.), el más antiguo del mundo que sólo puede ser vista desde el cielo, desde allí podemos ver como empieza la típica tradición de los antiguos peruanos por querer alcanzar los cielos, haciendo figuras gigantescas sobre el desierto para que pudiera ser apreciado por sus antiguos y misteriosos dioses voladores de la costa peruana.
En esta época la construcción de geoglifos llega a su máximo esplendor, contando con más de 10,000 líneas dibujadas a lo largo de más de 750 Km2 sobre las que se pude apreciar los gigantescos geoglifos de Nazca y Paracas, la línea recta más larga tiene 35 Km de longitud y cruza un valle y un río, sube un cerro sin siquiera desviarse, pues hasta pareciera que hubiera sido dibujado por un láser.
Geoglifo Tipo Sechin en Supe
El geoglifo se encuentra asociado al establecimiento denominado Chupacigarro. Puede apreciarse la cabeza del estilo Sechín sobre una duna estabilizada, detrás del establecimiento. Sus dimensiones son de 40 m de largo por 24 m de ancho. La figura consiste en una cabeza de perfil, orientada hacia el Este, con el ojo cerrado y la boca simple. El cabello, batido por el aire, o la sangre, que fluiría de la cabeza, da movimiento y dinamismo a la representación. Fue construida sobre la pendiente de una duna que muestra una inclinación de Este a oeste y de sur a norte. Tiene la parte más elevada hacia el sur y Este. Esta morfología le confiere una característica singular al geoglifo, pues sólo puede ser visto en toda su magnitud y detalle desde las colinas rocosas del noroeste. En cambio, como se puede notar en el levantamiento topográfico de la figura, ésta resulta distorsionada cuando se trata de apreciarla desde otras direcciones. El material constructivo empleado consiste en piedras angulares, de tamaño mediano y grande, colocadas directamente sobre la superficie de la duna, sin argamasa.
En la actualidad un trabajo serio desarrollado por algunos científicos norteamericanos y británicos como el astronauta Jim Woodman y el piloto inglés Julian Nott, determinaron después de varios experimentos que los antiguos peruanos si pudieron volar con métodos tradicionales, probando para esto unas enormes cestas de totora, atadas a unos gigantescos mantos de fibra de algodón, como se sabe, los mantos paracas poseían el récord mundial de 400 hilos por pulgada cuadrada, algunos tenían 20 metros de largo y fácilmente se podían elevar si se les ponía debajo del fuego. Este modelo se hizo a raíz de la observación de unos huacos y cerámicos encontrados en Nazca.
Unos extraños dibujos sobre cerámicas también se encontrarían sobre las piezas Moche y también sobre sus textiles, sumado a estas las antiguas leyendas de los indios voladores como la leyenda de Antarqui, sin embargo y a pesar de que siguiendo los métodos tradicionales y supuestamente míticos, los investigadores norteamericanos pudieron volar sin contratiempos y de manera segura, pero la comunidad científica pide encontrar una prueba física de un aparato así que haya sobrevivido hasta la actualidad, ya que no se pueden basar en simples dibujos milenarios a pesar de haber tenido éxito siguiendo los antiguos métodos tradicionales.
Uno de los gestores e investigadores más experimentados sobre este tema fue William F. Spohrer, quien investigaba mucho sobre las antiguas leyendas Nazcas, en donde una de ellas hablaba sobre como los jefes Nazcas después de morir, eran momificados y puestos sobre los canastos de totora para ser elevados con los globos hasta los aires, se dice que se elevaban tanto que se perdían en el cielo para reencontrarse con sus antiguos dioses. Otra leyenda también hace referencia sobre como los dioses castigaron a los antiguos peruanos por aprender a volar, pero claro, sólo son antiguas leyendas de la costa peruana.
Figuras antropomorfas en Ocucaje
Dos grandes geoglifos de estilo antropomórfico y 2 mil 700 años de antigüedad fueron descubiertos en el desierto de Ocucaje, al sur de Lima, publicó hoy el diario local El Comercio. Las figuras fueron descubiertas hace unos días por Eduardo Gómez de la Torre, un peruano que realiza recorridos turísticos desde el aire en la región de Ica, famosa por sus grandes y numerosos geoglifos conocidos como “las líneas de Nazca”.
Una de las gigantescas figuras antropomorfas descubiertas
Tras divisar las nuevas formas en el desierto, Gómez de la Torre se contactó con especialistas que confirmaron, gracias a las fotografías tomadas por el peruano, que las dos nuevas figuras pertenecen al periodo cultural Paracas-Cavernas, que se desarrolló en el año 200 antes de nuestra era.
Las figuras representan varios personajes antropomórficos que muestran sobre sus cabezas diferentes penachos, y hacen referencia, según las primeras investigaciones, a rituales practicados por los antiguos hombres paracas.
“Estos nuevos dibujos se pueden observar luego de las lloviznas y vientos que se presentan en el desierto y que, en algunos casos, ocultan las figuras y, en otros, las ponen al descubierto”, explicó Gómez de la Torre a El Comercio. Un caso similar ocurrió hace dos años, cuando otro grupo de geoglifos se encontró luego de que las fuertes ráfagas del desierto los destapara.
Geoglifos en Kazajistán
Los medios kazajos han informado del hallazgo en el sur de Kazajistán de unos geoglifos a los que comparan con las famosísimas líneas de Nazca.
Los geoglifos de Kazajstán (foto de arriba, gracias al reportero gráfico N. Dorogov) parecen representar una figura humanoide encajada entre dos estructuras inusuales. Los dibujos se encuentran en las remotas montañas Karatau en el sur de Kazajstán
En cuanto a explicaciones científicas, poco puedo decir. En el reporte original no se esbozaban, y desafortunadamente no he conseguido averiguar a qué tribu o civilización pertenecen.
Geoglifos de Azapa
Se ubican a 4 Km. al sureste de Arica. En Azapa, destacan los paneles denominados La Tropilla y Cerro Sagrado.
El primero lo integra un hermoso conjunto de camélidos encabezados por dos personajes con caracteres “Chamánicos”, que podrían simbolizar los espíritus que guían la tropa hacia la costa.
El segundo panel conserva un conjunto heterogéneo de dos figuras antropomorfas asociadas a otros animales que estarían vinculados a una aldea de colonos Incas altiplánicos, en relación a ritos de la actividad agrícola ganadera.
Además destacan en Azapa, las representaciones gigantescas de dos camélidos en técnica extractiva, contiguos a la aldea de Cerro Sombrero.
Técnica extractiva: Consiste en sacar o raspar el material superficial, arena, cascajo o piedra de tono oscuro, determinando una figura de tonalidad más clara.
En el Valle de Azapa en las laderas de los cerros se aprecian los llamados geoglifos. En esta área encontramos muchos cerros llenos de piedras negras de origen volcánico, y otros cerros blancos pelados de tierras claras característicos de desierto. Los pueblos originarios usaron distintas técnicas para hacer estas figuras gigantescas, la técnica de “adición” se traen piedras de otros lugares para adicionarlas a las laderas de los cerros de superficie más claras para formar los mosaicos; en cambio la “substracción” consiste en extraer las piedras de las laderas pedregosas para amontonarlas y así formar las figura dejando a su alrededor una zona despejada de piedras. En muchos casos usaban un combinación de las dos técnicas. En el Valle de Azapa la mayor parte de los mosaicos de geoglifos están formados usando la técnica de la adición de piedras más oscuras que contrastan con la tierra más clara de los cerros de esta parte del desierto de Atacama. Como les expliqué anteriormente los petroglifos son “grabados de figuras” en la piedra de las laderas de los acantilados. Para ello los aborígenes usaron la percusión y su herramienta de trabajo generalmente era una piedra más dura.
Unos camélidos de La Tropilla usan la técnica de adición.
Cerro Sagrado visto del Mirador de Alto Ramírez
Desde el Mirador de Alto Ramírez vemos en lontananza las extensas plantaciones de viñedos, olivares, invernaderos para la plantación de tomates y verduras; pero la maravilla que tenemos al frente es el llamado Cerro Sagrado en el cual los mosaicos han sido hechos por adición. Vemos claramente las figuras antropomorfas, y otras geométricas hechas con piedras volcánicas oscuras. Según el libro de Nuño estos geoglifos fueron recientemente restaurados, y representan figuras humanas, camélidos, serpientes, lagartos y otras figuras de carácter abstracto.
Los arqueólogos tienen distintas teorías para explicarnos cómo y porqué los pueblos originarios escogían sitios específicos para hacer los geoglifos ; unos dicen que marcan el sitio de la ubicación de aguadas, pozos de agua dulce, o la ruta de los antiguos caminos indígenas por los cuales transitaban las caravanas de camélidos en las que sus amos transportaban distintos productos para intercambiarlos en sus mercados de pueblos distantes hacia la costa, y los valles de las quebradas, desde los pueblos del altiplano. Algunos consideran que los geoglifos hayan sido santuarios donde se habrían realizado ceremonias religiosas relacionadas con el viaje. Estos además estaban ubicados cerca de algún centro administrativo de los incas. Algunos de estos geoglifos han sido restaurados, como los del Cerro Sagrado; sin embargo el guía nos explica que en general sólo se permite una restauración de un 25% pues por ser tan extensos no se puede garantizar que la “restauración” no afecte o altere otra zona del geoglifos. Su “lenguaje” o mensaje no han sido totalmente descifrados.
La Tropilla
Otra muestra de este arte la encontramos en el La Tropilla donde vemos una caravana de llamas que se dirige hacia la costa. Esta es una indicación que estos geoglifos señalaban las rutas de comercio. En el área de Cerro Sombrero se han descubierto grandes depósitos de guano de llamas, siendo esto prueba que esta era el cruce de las rutas de comercio de los pueblos del altiplano con los de la costa y resto del imperio incaico. Las fotos que siguen muestran los camélidos y la figura de un sacrificador.
La Tropilla en Cerro Sombrero, un cerro pedregosos en que se ha usado la técnica de substracción, amontonando las piedras para formar las figuras dejando despejado la tierra más clara de la falda del cerro.
La imagen del “sacrificador” y de unas llamas que lo acompañan tomada con teleobjetivo desde la carretera. Se distingue claramente la técnica usada.
Geoglifos de Chen Chen – Moquegua
Hacia el Sureste de la ciudad de Moquegua a 1,500 m. De distancia se encuentra el complejo arqueológico de Chen Chen, a una altura de entre 1474 y 1534 mts., sobre el nivel del mar.
Es uno de los asentamientos más importantes de la cultura Tiwanaku en la costa del sur andino del Perú, su población fue de origen altiplánico, floreciendo alrededor de los años 700 a 1000 D.C.
Desde 1958 diferentes investigadores y especialistas han realizado estudios y trabajos de rescate, se han podido analizar huesos humanos y se ha hecho un fechado radiocarbonico donde se da testimonio de una importante población en el valle de Moquegua y Osmore
La carretera binacional hacia Bolivia pasa por el lado sur del área habitacional y de cementerios y a unos 100 m., se ubican las colinas de mediana altura, allí se encuentran los geoglifos de Chen Chen, que son mayormente representaciones zoomórficas sobre el suelo y guardan similitud con áreas de Nazca, Palpa, Vitor Osmore, Caplina, Azapa, Sam Pedro de Atacama.
Las técnicas empleadas para grabar estas figuras eran el emplantillado y raspado como en cerro Sobrero en Azapa y otros. El investigador Lautaro Núñez sostiene que estos geoglifos están relacionados con la actividad de complementariedad que existía entre las poblaciones altoandinas. Los geoglifos están orientados hacia el este y oeste para señalar probablemente determinadas rutas.
Los geoglifos son siluetas de camélidos conformados por dos grupos bien definidos, el mas numeroso e interesante es el conjunto ubicado en el centro de esta cadena de colinas donde hay nueve animales, entre otros símbolos. Esta es la única evidencia de esa forma de arte cultural tiwanaquense que esta quedando in situ para la posteridad y que podemos observar preferentemente desde muy temprano o al atardecer.
Los geoglifos de Chen- Chen son un circuito turístico de la presencia milenaria, que no es observado a simple vista, pues hay que buscar los ángulos apropiados para poder ser divisado, a simple vista es un simple cerro de color rojo, con amontonamiento de piedras, pero si nos vamos ubicando, podemos ir apreciando unas figuras representativas de auquénidos, que se pueden encontrar en la parta más alta del cerro, a manera de siluetas representativas de los conocidos camélidos sudamericanos.
Se pueden apreciar que todos ellos están reunidos muy próximos y cercanos a manera de manada (algunos estáticos y otros en posición de movimiento); es necesario agudizar la vista para poder identificarlos, hay en tamaño grande y pequeños., todos ellos pueden observarse y apreciarse de acuerdo a la dirección del sol, se sugiere realizar esta caminata, por ser una zona seca, entre las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde, para ser observado en toda su dimensionalidad ya que esta se convierte en una experiencia muy significativa.
La interpretación de dichas imágenes, nos indica o muestra, que en este lugar; en el pasado habría una gran cantidad de alpacas, guanacos y vicuñas, que viven aquí en forma libre y espontánea, tal vez la presencia de bofedales y ojos de agua, que todavía se pueden encontrar en forma muy esporádica halla significado como la mayor muestra de la forma de vida de estas especies, que le dieron un encanto especial la paisaje natural del pasado; en el cual seguramente se organizaron y formaron grupos de cazadores que realizaron estas actividades primigenias para perseguirlos y cazarlos con la finalidad de obtener carne, piel y lana; cuyo beneficio les permitió sobrevivir al hombre de Chen – Chen.
Vista panorámica, en donde se puede apreciar en toda su amplitud a los GEOGLIFOS DE CHEN – CHEN. (Se puede observar a las figuras de la manada de auquénidos en actitud de movimiento)
Geoglifos de Chiza
Coordenadas: ¿19°12 ’12.51? ¿S, 70 ° 0’ 29.37? W.
Otro ejemplo de geoglifo Inca antiguo en el desierto de Atacama de Chile es el geoglifo de Chiza. Estos geoglifos no están demasiado lejos de los localizados en Tiliviche. Estos diseños son creados arreglando piedras oscuras grandes en la arena ligera. Estos geoglifos particulares representan imágenes de las personas, aves y otros animales. Lo que es notable sobre estos geoglifos Inca a diferencia de las líneas Nazca es que están por lo general colocados en lados de colina y visibles a la gente no sólo en el aire, sino también en la tierra, desde un camino cercano. Algunos son bastante grandes, tan alto como 400 pies.
El Pilar Ashoka
El Pilar Ashoka en India, al menos del 423 a. C. También se le conoce como ”Columna de hierro «inoxidable» de Mehauli en la India”. El pilar de casi siete metros de altura y con un peso de más de seis toneladas, fue construido por Atheas Chandragupta II (375-413). Está constituido por 98% de hierro forjado de pura calidad, y es un testimonio del alto nivel de conocimientos alcanzado por los antiguos indios herreros, en la extracción y el procesamiento de hierro. Ha atraído la atención de arqueólogos y metalúrgicos ya que ha resistido la corrosión de los últimos 1600 años, a pesar de las difíciles condiciones climáticas.
El pilar de hierro de Delhi: mide 7 metros de altura por 50 centímetros de diámetro, pesa unas 6 toneladas y a pesar del rigor del clima (monzón) ¡¡¡ nunca se oxida!!!
Tiene un epitafio grabado en 413, pero ya era reconocido como mucho más antiguo.
Desafortunadamente, por considerarlo como un objeto sagrado, ninguna investigación meditada atentamente ha sido posible.
El 18 de julio del 2002, los metalúrgicos del Instituto Indio de Tecnología de Kanpur anunciaron que ¡habían solucionado el misterio!
Durante los tres años siguientes a la erección del pilar, se habría formado de una forma natural una fina capa de “misawite” compuesto de hierro, oxígeno e hidrógeno, que protege el pilar del orín.
Esta capa protectora hubiera seguido espesándose hasta conseguir el 1/20° de milímetro actual.
La protección se formó por catálisis, gracias a la concentración importante de Fósforo, debida a la fabricación del hierro por los antiguos indios que mezclaban directamente el mineral con carbón de leña.
Recordemos que los seudoracionalistas explicaban la ausencia de corrosión por el clima seco de Delhi (¡¡¡ sic !!!) ¿Delhi estaría fuera de la zona del Monzón?
Otra explicación era que, a diario, los creyentes hindúes untaban el pilar con grasa (¡hasta una altura de 7 metros de altura, y sin que nadie los viera!).
Con este caso tenemos el ejemplo perfecto de un conocimiento perdido… y rescatado del olvido…
Así es la Ciencia que nos gusta, la que busca… con humildad…porque tenemos que aceptar la idea de que los antiguos todavía tienen mucho que enseñarnos.
Aun hoy en día nadie sabe realmente el por qué, pero este pilar de hierro que desde hace 1600 años se remonta soberbiamente hacia el cielo parece ser inmune a la corrosión y oxidación. Las teorías son muchas: desde el clima especial de Delhi, quizás el material utilizado o tal vez algún secreto cuyo ingeniero se llevó consigo a la tumba. Casi tan curioso como sus propiedades anticorrosivas es el método con el que fue construido, un complejo proceso de soldaduras primitivo. Estas propiedades obviamente llevaron a que la población local comience a explicarlas mediante magia y leyendas.
Algunos hechos físicos acerca de la columna son razonablemente bien establecidos: que es de 7,3 metros de altura, con un metro por debajo de la tierra, el diámetro es de 48 centímetros en el pie, disminuyendo a 29 cm en la parte superior, justo debajo de la base de la maravillosamente hecho a mano, que pesa aproximadamente 6,5 toneladas, y fue fabricado por la soldadura de forjado. Pero, dicho esto, casi todo lo demás en la columna está rodeada por la controversia aguda: ¿Para quién se hizo? Exactamente cuándo? ¿De dónde se trasladó a Delhi? ¿Cuál es el verdadero significado de la larga inscripción en caracteres Brahmi grabado en ella? Que ha realizado las inscripciones más tarde, y cuando? ¿Quién tenía la columna cuando se trasladó a su ubicación actual, y por qué? ¿Qué procesos exactos fueron seguidos en la creación que en la forma en que los principios de un punto del tiempo, el 4to/5to siglo después de Cristo? Por encima de todo, desde el punto de vista de los científicos, ¿cuál es el secreto, el gran misterio, detrás del hecho de que sea prácticamente no tenga oxidación? Parece no haber fin a las preguntas.
Tomemos el caso de la inscripción Brahmi solo. Lecturas de esta de seis líneas, la inscripción de tres estrofas en verso sánscrito varían considerablemente, la que más se publica es que por la flota, que se tradujo en 1888. Se habla, en términos muy poética, de los poderosos, todo monarca conquistador que tenía el pilar hecho: “Aquel sobre cuyo brazo la fama fue inscrito por la espada, cuando en la batalla en los países Vanga, que amasó (y vuelta) de nuevo con (su) seno a los enemigos que, uniendo así, vinieron contra él…, por las brisas de cuyas proezas del océano del sur es aún todavía perfumado”. Sin embargo, este panegírico elocuente además, cuando se trata de identificar al rey con claridad y dar más detalles acerca de la erección de la columna, la inscripción de repente deja algunas preguntas sin respuesta: obviamente, no para los que vivían en aquellos primeros tiempos, pero para las generaciones posteriores, para los que tanta información se perdió en los siglos que han transcurrido.
Así, el verso concluye con las palabras: “El que, teniendo el nombre de Chandra, llevaba una belleza de rostro, como (la belleza de) la luna llena, que en la fe fija la mente en (el Dios) Vishnu, (había) esta norma elevada de lo divino Vishnu establecido en la colina (llamada) Vishnupada”. Pero ¿quién era el rey Chandra sigue siendo un rompecabezas. Por otros motivos, históricos o paleográfico, se puede concluir que el pilar pertenece al período Gupta, pero, de entre los Gupta imperial, que es lo que se refiere aquí simplemente por el nombre de ‘Chandra’: Chandragupta I, Chandragupta II, también se celebra como Vikramaditya, o, como algunos creen firmemente, Samudragupta? Una vez más, los Gupta se sabe que han sido devotos del Señor Vishnu, pero ¿dónde estaba el cerro llamado “Vishnupada” ubicado?
Preguntas como éstas son, sin embargo, sólo una muestra relativamente simple de los temas que se centran en el gran pilar. Hay otros, los muy complejos, que han participado las mentes de los estudiosos. El profesor Balasubramaniam se dirige a ellos en su investigación, sin perder de vista una vez de la elegancia pura del pilar, especialmente de su capital exquisitamente hecho sobre el que una figura de Garuda, el ‘Sun-pájaro’, que es el vahana de Vishnu, o una chacra, el disco que es su emblema, una vez que hubiera sostenido. Hay capítulos de larga y detallada sobre las características estructurales de la columna, la metodología de su elaboración, una investigación general sobre otros objetos de hierro grande en la antigua India, incluyendo los pilares de hierro en Dhar y Mandu en Madhya Pradesh, en el monte Abu en Rajasthan, la Kodachadri Hill en Karnataka. Pero, lógicamente, el capítulo más densamente argumentado está en la naturaleza resistente a la corrosión de este pilar de hierro, el contenido de P y el S-contenido del acero al carbono de baja leve de la que se hace, el proceso de protección contra la oxidación, el color de lo que la oxidación no es, análisis espectroscópicos, son todos los temas, algo que ha llevado a ser considerado como un “milagro” de la tecnología, teniendo en cuenta los tiempos en que se forjó el pilar y erigido.
Con tantas incógnitas sobre este pilar, se han creado innumerables posibles orígenes sobre la misma, siendo la que explica que el pilar de hierro de Delhi fue construido por extraterrestres y su función era la de servir de antena para comunicarse con su mundo, donde había otro pilar con las mismas características, era como un puente de comunicación o gran antena de envío de datos o de teletransportación.
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