Antigüedad
Lábaro cristiano
Lábaro en el díptico consular de Probo.
El lábaro (< latín. labărum-i < griego λάβαρον / lábaron) era un estandarte que usaban los emperadores romanos. Se cree que los griegos usaron ya un estandarte de una figura parecida al lábaro, el vexillum. El lábaro fue después de Constantino el estandarte imperial aunque algunos quieren suponer que se usó durante todos los emperadores romanos.
El lábaro en tiempo de Constantino constaba de una larga lanza o pica cuyo astil era dorado atravesado en le alto de un pala, formando a manera de cruz. A la parte superior que se elevaba sobre el travesaño había una corona brillante de oro y de piedras preciosas; en medio de la cual se veía el monograma de Cristo formado por las dos letras iniciales griegas X y P (Ji y Ro) de este nombre en griego (χριστóς) puesta esta última en medio de la primera. Al mismo tiempo solía haber en cada lado las dos letras alfa y omega, primera y última del alfabeto griego. Del travesaño colgaba un paño cuadrado de púrpura bordado de oro y adornado de piedras preciosas, en medio del cual había un águila bordada de oro, en lugar de la que Constantino mandó poner el monograma de Cristo. En el intermedio que había entre la banderola y la corona, el Emperador hizo colocar su escudo de oro y los de sus hijos; pero esta última circunstancia no la hallamos en las medallas que tenemos de aquellos tiempos.
Eusebio y otros autores dicen que yendo a combatir Constantino contra Majencio, se le aparecio sobre el mediodía en el centro del Sol una cruz de luz, con esta inscripcion: HOC SIGNO VlNCES(con esta señal vencerás) y que entonces fue cuando mandó poner en el lábaro la señal de la cruz con el monograma de Cristo.
Juliano apóstata restableció el lábaro a su forma original poniendo en él el águila y las iniciales S. P. Q. R. (Senatus Populusque Romanus), disponiendo que en las otras insignias menores se pusieran las figuras de alguna divinidad del paganismo; pero esta innovación no fue duradera, pues después de su muerte volvió a usarse el lábaro de Constantino.
El lábaro, llamado también labarum en el bajo imperio, se llevaba en los ejércitos por un oficial llamado labarífero, que correspondía a nuestros abanderados y también delante de las procesiones que hacían los primeros fieles y a imitación de aquel se cree que se introdujo la costumbre de llevar los estandartes o pendones cuadrados que luego se usaron, llamados confalone por los italianos y ganfarons en catalan.
Aunque la etimología del término es discutida, se suele aceptar que proviene de laureum (laurel), aunque otros lo asocian al término céltico llafar (hablar). Aunque el lábaro más utilizado era el crismón, también se empleaba otra versión en la que aparecía la frase «In Nomine Christi Vincas Semper» (Que venzas siempre en Nombre de Cristo). Este tipo de lábaro puede observarse en el díptico consular del cónsul Probo, en el que aparece el emperador Flavio Honorio sosteniendo un lábaro.
Mándala
Mándala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana.
Mándala es un término de origen sánscrito, que significa diagramas o representaciones simbólicas bastante complejas, utilizadas tanto en el budismo como en el hinduismo.
• maṇḍala, en el sistema IAST de transliteración del idioma sánscrito.
• मण्डल, en escritura devanagari del sánscrito.
• Pronunciación: [mándala]
• Etimología: ‘círculo’.
El Diccionario de la lengua española de la RAE acepta tanto la versión etimológica «mándala» (pronunciada esdrújula) como la usual española «mandala» (pronunciada llana).
Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los iantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mándala.
Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros).
A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales.
Mandala significa círculo en sánscrito. Esta palabra es también conocida como rueda y totalidad. Más allá de su definición como palabra, desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente. También se le define como un sistema ideográfico contenedor de un espacio sagrado.
Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia.
Esta universalidad de los mándalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para Jung, el centro del mándala figura al sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación.
Lauburu
El lauburu es el nombre que recibe en euskera la cruz Sauvástica de brazos curvilíneos. Este símbolo se encuentra también muy frecuentemente entre las representaciones artísticas de otros pueblos europeos, como celtas y germanos, así como en dibujos y tallas visigóticas. Asimismo, pueden verse lauburus grabados en hórreos asturianos y gallegos (como por ejemplo en Grullos, Quirós y Piornedo), siendo denominados en este caso simplemente “tetrasqueles”. También han sido utilizadas esvásticas curvílineas de cuatro o más brazos en Aragón, donde se conocen como cuatrefuellas o “religadas” (este último nombre independientemente del número de brazos). Es actualmente uno de los símbolos más representativos y reconocibles del pueblo vasco, si bien tradicionalmente nunca ha sido usado, por ejemplo, en escudos o banderas de ningún territorio perteneciente a la región cultural vasca (Euskal Herria).
Sauvástica curvilínea en una pila bautismal cristiana en Alemania
El término “lauburu” procede de las palabras vascas lau = “cuatro” y buru = “cabeza”, por lo que su significado sería “cuatro cabezas”. Otras fuentes sugieren la procedencia latina del término. Así, este sería una adaptación popular del vocablo latino labarum, de donde también procedería la denominación de la estela cántabra de origen celta llamada lábaro. No obstante, el Padre Fidel Fita piensa que la relación es la inversa, siendo labarum una adaptación de tiempos de Octavio Augusto de la palabra vasca.
El lauburu es la variante curvilínea de la cruz gamada o esvástica (sánscrito: svastika), un tipo de tetrasquel. La esvástica, con sus variantes, es un símbolo muy común en muchas culturas indoeuropeas. Existen pruebas del uso de la esvástica rectilínea en el País Vasco antes de la invasión romana. Es por lo tanto posible que el lauburu proceda directamente de la esvástica rectilínea o que forme parte de una misma familia de signos con un origen común. Se han encontrado trisqueles y tetrasqueles prerromanos (triscelas y tétrascelas dextrógiros y levógiros) en Vizcaya, en las estelas encontradas en Arrieta, Fórua, Busturia, Meñaca, Dima y Zamudio.
Otro signo similar al lauburu es la llamada “rosa camuna”, uno de los petroglifos hallados en Val Camonica (Italia) y que data de tiempos de una civilización, los camuni, que vivieron en dicho valle durante la Edad del Hierro.
Lauburu en el pomo de la empuñadura de una makila (bastón típico vasco)
Su significado original es discutido, siempre partiendo de que es un símbolo precristiano: para algunos representaría el sol; para otros, el movimiento o las edades del hombre; otra interpretación dice que con giro a la derecha es símbolo de vida, y con giro a la izquierda es símbolo de muerte, razón por la cual aparece de esta última manera en monumentos funerarios.
El lauburu aparece en banderas u otras enseñas y es usado desde el siglo XVI o principios del XVII. También se pueden hallar en estelas funerarias, en los frontispicios de las casas y en otros lugares a modo de amuleto o talismán.
Modernamente se utiliza con profusión como símbolo de la cultura vasca, con carácter folclórico, no necesariamente político (pese a que en la actualidad su uso político está muy extendido en Euskal Herria).
Menorá (candelabro de 7 brazos)
La menorá (también escrito como maraca o menora; en hebreo מנורה) es un candelabro o lámpara de aceite de siete brazos, uno de los elementos rituales del judaísmo y asimismo uno de sus símbolos más antiguos; representaría los arbustos en llamas que vio Moisés en el Monte Sinaí (libro del Éxodo, 25). Es uno de los símbolos oficiales del Estado de Israel, apareciendo en su escudo.
A veces se confunde con la Januquiá, un candelabro de nueve brazos usado en la jánuca que es erróneamente llamado Menorá.
Según la historia, se encontraba en el Tabernáculo, y luego en el templo de Salomón.
Conocemos su apariencia entre otras cosas porque después que los romanos ocuparon el templo y destruyeron Jerusalén, se llevaron el candelabro a Roma.
Se puede apreciar en los bajorrelieves del Arco de la Victoria del emperador Tito.
Una menorá (o menora o menorah) procedente de una pieza de oro era usada en el Tabernáculo, el santuario portátil usado por los judíos (Ex 25,31-40; 37,17-24) y más adelante en su sucesor, el Templo de Jerusalén. Lámparas encendidas con aceite de oliva eran colocadas al final de cada brazo. Desde la destrucción del Templo, la menorá de siete brazos no ha tenido un rol formal en los servicios judíos. Para recordar la santidad del Templo, algunas autoridades olvidaron la fabricación de la menorá tal y como la que allí se usaba.
Lo cierto es que el candelabro con sus siete brazos representan:
• 1 – El Espíritu de Yahvé (el brazo que se encuentra en el centro),
• 2 y 3 – Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia (A los brazos que se encuentran a cada lado del que está en el centro respectivamente),
• 4 y 5 – Espíritu de Consejo y Poder (A los que se ubican en el centro de cada lado respectivamente),
• 6 y 7 – Espíritu de Conocimiento y de Temor a Yahvé (los que se encuentran a cada extremo del candelabro respectivamente) (Isaías 11:2)
La menorá es también un símbolo estrechamente asociado con la fiesta judía de la Jánuca.
Después de la recuperación del Templo de Jerusalén, sólo había aceite para alimentar la llama eterna durante un día. Milagrosamente, el aceite ardió durante ocho días, lo que fue suficiente para obtener más.
En la Torá se puede leer que Dios reveló el diseño de la menorá a Moisés. Una planta que crece en Israel llamada la moriah típicamente tiene siete ramas y se parece a una menorá, llevando a la teoría de que sirvió de inspiración a su diseño.
Según algunos escritos, Maimónides sostiene que la menorá en el templo tenía brazos rectos, no curvados como suele pintarse. Las representaciones judías de la menorá que datan de la época en que el templo estaba construido, junto con el dibujo en el Arco de Tito mostrando a los Romanos tomar la menorá para llevarla a Roma después de la destrucción del templo contradicen esta afirmación. Igualmente se encuentra la respuesta a esto (Likkutei Sichos vol. 21) donde se explica que el arco de Tito, fue ilustrado por un gentil sin conocer exactamente la forma, y por eso mismo se encuentran otras diferencias. 1) Tiene la forma de un dragón tallado, cuando según la ley judía es idolatría, y por consiguiente no era posible encontrar esa figura en el templo sagrado en Jerusalem. 2) La base de la menorá no tiene las 3 patas que están claramente escritas en la tora, que debía tener la menorá.
Menorá de la Plaza de los Huérfanos de Jaén, en homenaje a las familias de la diáspora sefardí.
Una segunda teoría del origen del diseño de la menorá se basa en lo que se conoce como la antigua cosmología hebrea. Según esta teoría, los siete brazos representan los siete cuerpos celestiales conocidos en aquel tiempo, el Sol, la Luna, así como Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. El historiador judío Josefo alude a esto en el tercer libro de sus Antigüedades de los judíos. En él, él identifica lo que interpreta como influencias paganas egipcias y griegas en el diseño del Tabernáculo y sus contenidos. Él escribe:
« (…) si alguno actúa sin prejuicio, y con juicio, mirad estas cosas, encontrará que fueron hechos a imagen y semejanza del Universo (…) y sobre las siete lámparas en el candelabro, ellas representan el curso de los planetas, de los cuales viene su número (…).»
Una tercera teoría es la que la menorá se originó como el árbol de la vida simbolizando a la diosa madre Asherah. En el Pentateuco, la menorá es limpiada de todo el simbolismo politeísta.
El destino de la menorá usada en el segundo templo es incierto. Una representación de él se preserva en el Arco de Tito, que todavía hoy se expone en Roma. Se dice que permaneció en Roma hasta que sufrió el saqueo de los vándalos en 455 d. de C. El ejército bizantino, bajo las órdenes del general Belisario la recuperó en 533 y la llevó a Constantinopla. Después, ninguna mención aparece en ninguna fuente bizantina. Existe la especulación de que fue llevada de vuelta a Jerusalén.
Actualmente la palabra menorá también significa el candelabro usado en la fiesta de Jánuca. La fiesta de Jánuca es la conmemoración de la victoria de los hebreos en la guerra contra los griegos.
La variación del rito de la misa católica del Camino Neocatecumenal, aprobada por la Santa Sede, también usa un menorá en sus celebraciones eucarísticas.
Hay variedad de diseños, desde el más tradicional, hasta el más estilizado; también los materiales con que están hechos pueden variar. Por ejemplo, los brazos no necesariamente mantendrán un radio de curvatura constante entre todos los candelabros, pues también hay menoras con brazos rectos; también el material no necesariamente será de metal, pues Diferentes tipos de Menoráhay menoras de vidrio; todo esto con el cumplimiento de las delimitaciones al respecto. Puede que los diseños y materiales varíen, pero se mantiene que haya tres lugares para las luces a cada lado y en medio, lugar para una luz central (conocida como el mensajero). El tamaño también es un factor variable.
Diferentes tipos de Menorá.
Media luna
En arte y simbolismo, una media luna o creciente es la forma que se produce cuando un disco circular tiene un segmento de otro círculo eliminado de su borde, de modo que lo que queda es una forma delimitada por dos arcos circulares de distintos diámetros que se cruzan en dos puntos (por lo general de tal manera que la forma adjunta no incluye el centro del círculo original).
Fue un símbolo utilizado por los antiguos turcos, y actualmente es considerada como un símbolo islámico.
La media luna es un símbolo muy común en el mundo árabe. Erróneamente se piensa que la luna creciente, así como la estrella, son símbolos oficiales del Islam, pero esto no es cierto. Ambos eran, simplemente, el símbolo del Imperio Otomano y no del Islam, pero dada la hegemonía que éste tuvo en el mundo árabe e musulmán, tanto la luna como la estrella fueron adoptadas por muchos países árabes en sus banderas posteriormente; el Islam cree que la adoración a símbolos u objetos materiales va en contra del monoteísmo. Si bien no son símbolos oficiales, sí se les puede considerar parte de la simbología de la cultura árabe.
El origen de este símbolo, la media luna, hay que buscarlo en la tradición pre-islamica, si bien alcanzó auténtica repercusión en los siglos XII y XIII, con el advenimiento del Imperio Otomano en Asia Menor, la cual figuraba en su bandera, y sigue figurando en la de la actual Turquía. Algunos autores buscan su origen hasta en la tradición sasánida.
Mahoma utilizó un estandarte conocido como “el águila”, un águila de estilo tardorromano montada en una lanza. Los abásidas usaron originalmente jabalinas o lanzas cortas como estandartes, tradición de corte romano introducida probablemente por árabes de la frontera siria. En alguna bandera tribal de la Nakha, de mediados del s. VII, me consta que ya aparece la media luna. Pero la media luna convivió durante mucho tiempo con otros símbolos, algunos muy populares, como la “Mano de Fátima” (quizá en origen un estandarte árabe pre-islámico), inscripciones del Corán “estandartizadas”, animales y bestias: leones, águilas, perros, dragones (introducidos por los turcos),… o los variados símbolos usados por la élite de los mamelucos entre los siglos XIII-XVI. Con el tiempo parece que la media luna se ha ido consolidando como símbolo musulmán por excelencia.
Como contrapunto los belgas para mofarse de los otomanos y desacreditar su símbolo, crearon el famoso croissant, que significa “creciente”, el cual devoraban en las comidas y que se extendió rápidamente por toda Europa. Esto es una leyenda muy cuestionada como falsa. La costumbre de elaborar un tipo de bollería con forma de medialuna curva se remonta a una tradición árabe milenaria, que perdura hoy en día en los bollos dulces como el tchareke de Argelia o el kaab el ghzal de Marruecos.
Aunque algunos autores han querido ver en ella la huella de la pezuña de un equino, en alusión a los jinetes islámicos conquistadores del mundo para el Islam (a mí se me parece poco a una pezuña, todo sea dicho).
Históricamente Mohamed un estandarte que era un águila montada en una lanza; asimismo los abasíes usaron originalmente jabalinas o lanzas cortas como estandartes. Esta tradición seguía el modelo de estandartes tardorromanos, introducida probablemente por árabes de la frontera siria.
Su historia es más interesante y debemos remontarnos muy atrás en el tiempo a los griegos y antes de Cristo.
Los griegos en su avance colonizador llegaron, en el año 667 a.C, a lo que hoy conocemos como Constantinopla. Arribaron griegos de Megara dirigidos por Byzas que fundó la colonia y posterior ciudad de Bizancio.
Era un punto estratégico en el comercio entre Europa y Asia menor que aportaba a los griegos un poder político y económico relevante, tanto que explica su dilatada preponderancia histórica.
Por ese motivo no tuvo una vida fácil, fue conquistada y reconquistada por presas, griegos atenienses y espartanos durante las guerras del Peloponeso hasta que consiguió su independencia en el 355 a.C.
En el 310a.C Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, como el resto de los griegos deseaba la hegemonía sobre toda Grecia y se decidió a reconquistar una vez más Bizancio.
Una noche oscura en que los macedonios estaban preparados para tomar la ciudad, la diosa de la noche Hécate, viendo lo que los macedonios pretendían hacer en su ciudad, hizo que apareciera unas luces en el puerto que provocaron los ladridos de los perros poniendo en alerta a los soldados bizantinos que pudieron rechazar el ataque.
Los bizantinos en honor a la diosa Hécate erigieron una estatua a Hécate, a quien atribuyeron el milagro, y pusieron en sus monedas la media luna, emblema de la diosa.
Las Galeras bizantinas portarían como estandarte la luna y la estrella desde entonces y después cuando Bizancio pasó a llamarse Constantinopla, o ciudad de Constantino el primer emperador cristiano de la Historia.
Hoy en día los arqueólogos sostienen que es un símbolo anterior a los otomanos, ya que en la III dinastía de Urik destacará el rey Ur-Nammu, en 2110 a. C., considerado el primer constructor de zigurats y creador de uno de los primeros códigos de leyes, en la conmemoración de sus construcciones, relacionado con la divinidad que está representada, ya figuraban la media luna (Inanna) y la estrella, siendo las celebraciones en su honor antes del comienzo de la primavera, en la última media luna creciente anterior a la primavera.
Estela del rey Ur-Nammu, en 2110 a. C., considerado el primer constructor der zigurats.
Ouróboros
El Ouroboros o Uroborus es un antiguo símbolo que representa una serpiente o el dragón come su propia cola.
El Ouroboros representa a menudo auto-reflexividad o carácter cíclico, especialmente en el sentido de algo que constantemente se vuelve a crear, el eterno retorno , y otras cosas que percibe como ciclos que comienzan de nuevo tan pronto como finales (comparar con el ave fénix). También puede representar la idea de la unidad primordial relacionada con algo que existe en o permaneciendo desde el principio con tanta fuerza o cualidades que no se puede extinguir. El Ouroboros ha sido importante en el simbolismo religioso y mitológico, sino que también ha sido utilizada con frecuencia en la alquimia ilustraciones, donde simboliza la naturaleza circular de la alquimista obra. También se asocia a menudo con el gnosticismo y el hermetismo. Carl Jung interpretó el Ouroboros como tener un arquetipo de importancia para el ser humano psique. El psicólogo junguiano Erich Neumann escribe de ella como una representación del “estado del amanecer” pre-ego , que representa la experiencia de la infancia indiferenciada de la humanidad y de cada niño.
El uróboros, también ouroboros, del griego «ουροβóρος», uróvoro, de oyrá, que quiere decir cola y borá, que significa alimento, es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme, engullendo su propia cola, conformando con su cuerpo una forma circular. El uróboros simboliza el esfuerzo eterno, la lucha eterna, o el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.
La primera aparición conocida del motivo de Ouroboros se encuentra en el enigmático Libro de los Infiernos, un antiguo texto funerario egipcio en la KV62, la tumba de Tutankamón , en el siglo 14 AC. El texto se refiere a las acciones del dios Ra y su unión con Osiris en el inframundo. En una ilustración de este texto, dos serpientes, la celebración de la cola en la boca, la bobina alrededor de la cabeza y los pies de un enorme dios, que puede representar el unificada Ra-Osiris.
Ambas serpientes son manifestaciones de la deidad Mehen , que en otros textos funerarios protege a Ra en su viaje al Otro Mundo. La figura divina conjunto representa el principio y el fin del mundo.
Uróboros. En la iconografía alquímica el color verde se asocia con el principio mientras que el rojo simboliza la consumación del objetivo del Magnum Opus (la Gran Obra).
El Uróboros, es un concepto empleado en diversas culturas a lo largo de al menos los últimos 3.000 años. Engloba varios conceptos similares y otros que no están relacionados y han sido asimilados recientemente por el cine y la televisión.
Generalmente un dragón representado con su cola en la boca, devorándose a sí mismo. Representa la naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno y otros conceptos percibidos como ciclos que comienzan de nuevo en cuanto concluyen. El mito de Sísifo. En un sentido más general simboliza el tiempo y la continuidad de la vida. Se usa como representación del renacimiento de las cosas que nunca desaparecen, solo cambian eternamente.
Xilografía de un uróboros, por Lucas Iennisius.
En un principio su uso más antiguo estaba en la emblemática serpiente del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia. Los uróboros se remontan a los jeroglíficos hallados en la cámara del sarcófago de la pirámide de Unas, en el 2300 a. C. El símbolo tradicional consiste en un dragón o una serpiente que se muerde la cola y crea un círculo sin fin.
Igualmente se puede encontrar un mito similar en la mitología nórdica. En esta mitología, la serpiente Jormungand llegó a crecer tanto que pudo rodear el mundo y apresarse su propia cola con los dientes. Este mito fue divulgado más ampliamente por la literatura de entre guerras del siglo XX. El deseo por la consecución del saber oculto, llegar a encarar las fuerzas elementales de la naturaleza, temibles y monstruosas, pero que finalmente conducen hacia la debilidad y la culpa.
El Uróboros representa la personificación de fenómenos naturales como el sol, las olas del mar, etc., subiendo hasta cierta altura y entonces cayendo bruscamente, para volver a empezar. Esto lo relaciona con el mito solar de Sísifo y Helio, el disco del sol que sale cada mañana y después se hunde bajo el horizonte. Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes que alcanzase la cima de la colina, la piedra rodaba de nuevo hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar desde el principio.
El ouroboros es el dragón o serpiente que queda encerrada sobre sí misma al morderse o «comerse» su propia cola, es el símbolo que representa la unión del principio ctónico de la serpiente, y el principio circular del mundo celeste. Esto lo confirma el hecho de que en algunas imágenes es mitad negro y mitad blanco, significando la oposición de diversas nociones como el cielo y la tierra, el bien y el mal, el día y la noche, el yin y el yang, y de todos los valores que portan tales opuestos. En un manuscrito de alquimia, el ouroboros posee la mitad negra —símbolo de la tierra—, en comunión con la otra mitad blanca moteada de puntos que representan las estrellas —el cielo—, aunado a la metáfora celeste del dragón.
En griego se denomina Ouroboros, y en algunas de sus representaciones lleva por complemento la inscripción que dice: Hen to pan (el Uno es el Todo).
Sabemos que la serpiente al cambiar de piel se rejuvenece constantemente, es el símbolo más significativo y complejo de todos los símbolos animales, y tal vez el más antiguo: combina lo masculino y lo femenino, es la fuerza primitiva de la vida, emblema de la divinidad creadora misma. El dragón es la personificación reptiliana del poder primordial, sinónimo frecuente de la serpiente en el mito y la leyenda, por ejemplo en Grecia y China se les llamaba drakonates a las serpientes grandes. Los dragones aparecen en múltiples narraciones como guardianes vinculados al inframundo y al conocimiento de los oráculos. El ouroboros representa el «círculo» en su materialización en la figura del animal del eterno retorno , pues sugiere que al fin le corresponde un nuevo comienzo en constante repetición, que el final de un camino o de un proceso significa un nuevo principio; de la imagen del círculo del animal que se cierra, resulta una expresiva metáfora de una repetición cíclica que significa la circulación de los tiempos, el fin de los mundos y nuevas creaciones, del morir y del renacer, en síntesis: la eternidad, ya simbolizada de antemano por el simple círculo.
Pentagrama
Un pentagrama, pentáculo, pentalfa o pentángulo.
Un pentagrama, también llamado pentáculo, pentalfa, pentángulo y estrella pitagórica es una estrella de cinco puntas dibujada con cinco trazos rectos. La palabra pentagrama proviene del griego πεντάγραμμον (pentagrammon), forma sustantiva de πεντάγραμμος (pentagrammos) o πεντέγραμμος (pentegrammos), adjetivo que significa “cinco líneas” o “de cinco líneas”. También se le denomina pentalfa porque su dibujo posee cinco letras A (alfa en griego) y pentáculo por poseer 5 ángulos agudos.
Un pentagrama ilustrando la sección áurea contenida en él.
El pentagrama o estrella de cinco puntas es un antiguo símbolo del Paganismo (al igual que el pentáculo, que es una estrella de cinco puntas dentro de
un círculo).
Su historia es probablemente una del más vieja del arte, pues los historiadores sospechan que los Sumerios utilizaron el pentagrama en sus rituales, y lo sostuvieron como objeto sagrado.
Según el Diccionario de las Ciencias Ocultas de J. Felipe Alonso y editado por Espasa Calpe, “…en la antigüedad este símbolo era considerado como idea de la perfección. Representa al andrógino aunque también al matrimonio y la felicidad.
En forma de estrella es para los masones, la estrella Flameante, símbolo de la materia prima, fuente inagotable de la vida y genio que eleva al alma a cosas grandes”.
El Pentagrama expresa la dominación del espíritu sobre los elementos de la Naturaleza. Con este signo mágico podemos dominar a las criaturas elementales que pueblan las regiones del fuego, aire, agua, tierra y éter. Ante este símbolo tiemblan los demonios y huyen aterrorizados.
Cuando el pentagrama está inscrito en un círculo (un pentáculo) une todos los aspectos del hombre. Une el cuerpo con la mente, lo espiritual con lo profano.
El Pentagrama Esotérico, con la punta superior hacia arriba sirve para hacer huir a los tenebrosos. El Pentagrama con la punta hacia abajo sirve para llamar a los tenebrosos.
El pentagrama, o estrella de cinco puntas, no es Satánico. Pitágoras lo usaba como un símbolo de salud y sus seguidores lo usaban para reconocerse entre ellos. En los tiempos Medievales, algunos caballeros Cristianos usaban el pentagrama como su símbolo
Los Satanistas usan el símbolo al revés, lo cual coloca los elementos de Fuego y Tierra hacia arriba (Fuego simboliza el poder del deseo y la pasión, y Tierra la prosperidad y bienes materiales), y Espíritu, espiritualidad, hacia abajo. Los satanistas también usan la cruz al revés.
Sistrel
Es la representación de la dualidad de las cosas. Representa también el crecimiento en relación con el movimiento del cosmos. Símbolo de vida eterna.
Se usaba frecuentemente para representar los equinoccios. Los momentos del año en que la duración del día se repartía por igual entre el día y la noche.
La doble espiral aparece con gran frecuencia en cuevas de Irlanda, simboliza la dualidad y el equilibrio entre la naturaleza y el balance de las cosas. En culturas orientales, su equivalente es el símbolo del Yin y el Yan.
Nudo sin fin
El nudo sin fin.
El nudo sin fin o nudo eterno (en sánscrito: Shrivatsa; tibetana DPAL be’u) es un símbolo del nudo y uno de los ocho símbolos auspiciosos. Es un marcador cultural importante en lugares significativamente influenciados por el budismo tibetano como el Tíbet, Mongolia, Tuva, Kalmykia, y Buriatia . A veces también se encuentran en el arte chino y se utiliza en nudos chinos.
Forma más compleja se ve en ca. 400 años de antigüedad china plato de laca.
El nudo sin fin o el nudo eterno (devanagari; sánscrito: wan; tibetana: དཔལ་བེའུ, Wylie: DPAL be’u) como Chandra et al. (1902:. P 69) indica el estado “… la marca auspiciosa representado por una soga enroscada emblema de amor…”. Por otra parte, representa la interrelación de la sabiduría y la compasión, la dependencia mutua de la doctrina religiosa y los asuntos seculares, la unión de la sabiduría y el método, la inseparabilidad de la vacuidad y la co-surgimiento dependiente, y la unión de la sabiduría y la compasión en la iluminación. También es un símbolo del simbolismo del nudo en la vinculación de los antepasados y la omnipresencia y el ritual mágico y meta – el proceso de unión (ver etimología de Tantra , Yoga y la religión ) (véase Namkha ). Esta metáfora del nudo / net / web también transmite la enseñanza budista de la Doctrina de la interpenetración.
El nudo sin fin se ha descrito como “un antiguo símbolo que representa el cruce de la ruta espiritual, el flujo de tiempo y movimiento dentro de lo que es eterno. Toda la existencia, dice, está limitado por el tiempo y el cambio, sin embargo, en última instancia, descansa serenamente en el Divino y lo eterno” varias interpretaciones del símbolo son:
• Amor Eterno y la Amistad
• La iconografía nudo sin fin simbolizado Samsara es decir, el ciclo interminable de sufrimiento o de nacimiento, muerte y renacimiento en el budismo tibetano.
• El hermanamiento entre la sabiduría y la compasión .
• Interplay y la interacción de las fuerzas de oposición en el dualista del mundo de la manifestación, llevando a su unión, y en última instancia, a la armonía en el universo.
• La dependencia mutua de la doctrina religiosa y la secular asuntos.
• La unión de la sabiduría y el método .
• La inseparabilidad de la vacuidad ( shunyata ) y la originación dependiente , la subyacente realidad de la existencia .
• Simbólico del simbolismo del nudo en la vinculación de los antepasados y la omnipresencia y el ritual mágico y meta – el proceso de la unión [ desambiguación necesaria ] (Ver etimología de Tantra , Yoga y de la religión ) (véase Namkha .)
• Dado que el nudo no tiene principio ni fin, también simboliza la sabiduría del Buda .
Nudos sin fin como símbolos místicos/mitológicos se han desarrollado de forma independiente en varias culturas. Un ejemplo bien conocido es el de los diversos nudos celtas.
La forma de entrelazado del hexagrama unicursal del ocultismo es topológicamente equivalente al nudo sin fin budista.
Shofar
El shofar (en hebreo שופר) es un instrumento musical de viento, fabricado con el cuerno de un animal puro (o kosher), como el carnero, cabra, antílope o gacela. Se utiliza en varias fiestas judías, así como en algunos servicios religiosos cristianos.
Este instrumento de viento es uno de los más antiguos conocidos por el hombre, usado desde hace más de 4.000 años. Se fabrica vaciando el interior de los cuernos de ciertos animales, prefiriéndose los que más curvatura posean. En el Año Nuevo Judío (Rosh Hashaná) y el Día del perdón (Yom Kipur) se toca el shofar durante la ceremonia de rezo y al final del rezo de Neila, solo una vez. En Rosh Hashaná se hacen 100 sonidos del shofar de la misma forma que el lamento de la madre de Sísara contiene 100 letras (Jueces, 4), y según la creencia, algunas comunidades acostumbran a producir un sonido largo final para confundir a Satanás (Ángel del Mal). Los sonidos son repeticiones de tres sonidos básicos conocidos como: Tekia (un solo soplo largo), Shevarim (tres soplos medianos) y Terua (nueve soplos cortos).
La palabra shofar significa en su raíz hebrea (Strong: 8231) brillo o brillar, ser, estar o hacer algo hermoso, hermosura o belleza, hacer una incisión o corte, incidir, corneta o cuerno curvo, algo que es aceptable, bueno o esplendido, trompeta, bocina, clarín.
Los sonidos principales son tres o cuatro, según se interprete, estos son en el orden de cómo deben ser tocados:
1. Tekiá – Shevarim – Teruá – Tekiá
2. Tekiá – Shevarim – Tekiá
3. Tekiá – Teruá – Tekiá
El sonido de cada grupo es repetido tres veces, en total de treinta interpretaciones, durante los servicios matutinos del Rosh Hashanah, el shofar es tocado cien veces, cada uno de los sonidos es tocado tres veces y éste a su vez es repetido tres veces durante el servicio, agregando noventa y nueve sonidos; al final, después vienen otro grupo de diez, haciendo cien sonidos. Los sonidos cortados del Shevarim y Teruá tienen el propósito de hacer recordar los suspiros y lamentos del pueblo por generaciones, despertando en la persona el arrepentimiento y la idea de regresar al camino de Dios.
El Tekiá Guedolá (el toque final) suena más como una nota alegre y recuerda el gran día, cuando el shofar mayor será tocado desde el Exilio a todo el pueblo de Israel, en la venida del Mesías.
Aunque el Shofar es esencialmente usado en las festividades religiosas judías dentro y fuera de sus Sinagogas, también es sonado en el mes de Elul (a excepción del Shabat) y la mañana anterior al Rosh Hashanah. Aunque existe una diferencia entre el sonido mandatorio de los días mayores, y los opcionales, además el Shofar también es usado como penitencia así como en el Yom Kippur Katan, y otros servicios, el modo de tocarlos varía de lugar en lugar.
Cuando Abraham ofrecía a Isaac en sacrificio por mandamiento divino y al intervenir el ángel en ese asesinato, fue entonces este evento llamado “El no sacrificio de Isaac”, al escoger Dios un carnero en su lugar. Desde ese momento el sacrificio humano quedaba obsoleto, cambiando la manera de pensar del hombre, es por eso que el cuerno de un carnero es sonado en ciertos rituales judíos para dar respeto a este animal, quien salvaría la vida del patriarca hebreo.
Simbólicamente significa que el humano debe morir por sus transgresiones, del cual el animal es la víctima que cubre estas transgresiones, así como en los días del perdón y del juicio divino.
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