Antigüedad
Golden Rock, Birmania
El Golden Rock (Kyaik-htiyo o Kyaiktiyo), en lo alto de un acantilado cerca de Yangon, es uno de los sitios más sagrados de Birmania. Según la leyenda, la Roca de Oro en sí está precariamente encaramado en un mechón de pelo de Buda. La roca parece desafiar la gravedad, ya que constantemente parece estar a punto de rodar por la colina. En la parte superior de la roca se construyó una pequeña pagoda y cubierto con hojas de oro pegadas por los devotos. Un vistazo a la “Defying Gravity” Golden Rock se cree que es suficiente una fuente de inspiración para cualquier persona al budismo.
Se trata de una pequeña pagoda (7,3 metros (24 pies)) construido en la cima de una roca de granito cubierto de oro deja pegado en los devotos.
Es el tercer sitio de peregrinación budista más importante de Birmania después de la pagoda de Shwedagon y la pagoda de Mahamuni .
Señor de Palenque
Subcategoría: losa funeraria.
Kinich Janaab’ Pakal, rey de Palenque. Dibujo de un relieve, procedente de Palenque (Chiapas). Cultura maya, período Clásico.
El hombre del Palenque, conocido también como el señor Pakal (tal la transliteración del glifo de su nombre) es un personaje histórico que gobernó la ciudad maya de Palenque en el siglo VII.
En 1949 el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier descubre en el Templo de las Inscripciones de la ciudad de Palenque, bajo una escalera de cuarenta y cinco escalones, la tumba de un dignatario maya. La lápida del sepulcro era una gran losa cubierta de símbolos alusivos a la muerte y el renacimiento en la tradición maya.
Señor de Palenque es el nombre que se da a los soberanos mayas de B’aakal. El título es asumido principalmente por el más conocido de ellos, K’inich Janaab’ Pakal (26 de marzo de 603 – 31 de agosto de 683), conocido también como Pacal II o Pacal el Grande, cuya sede era la ciudad de Palenque. Pacal II es el más conocido de los Señores de Palenque, por los niveles de esplendor y sofisticación que alcanzó B’aakal durante su gobierno, así como por su tumba, considerada uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de mesoamérica. De la misma forma este fue uno de los líderes más reconocidos de la América Precolombina y tal vez el líder maya antiguo más reconocido de la historia mundial.
Sin embargo el término también puede ser usado para definir a los demás soberanos que reinaron en esta ciudad.
K’inich K’an B’alam II (“Chan Bahlam II”).
La lista siguiente comprende a los Señores que se sabe gobernaron Palenque, con las fechas de sus gobiernos:
• K’uk B’alam I (11 de marzo de 431 – 435)
• “11 Conejo” (sobrenombre, también apodado “Gasparín”; su nombre maya no es identificado, 10 de agosto de 435 – 487)
• B’utz Aj Sak Chiik (29 de julio de 487 – 501)
• Ahkal Mo’ Naab I (5 de junio de 501 – 1 de diciembre de 524)
• desconocido
• K’an Joy Chitam I (25 de febrero de 529 – 8 de febrero de 565)
• Ahkal Mo’ Naab II (4 de mayo de 565 – 23 de julio de 570)
• desconocido
• K’an B’alam I (8 de abril de 572 – 3 de febrero de 583)
• Yohl Iknal (gobernante femenino) (583-604)
• Aj Ne’ Ohl Mat (605-612)
• Pacal I (612)
• Sak K’uk (gobernante femenino) (612-615)
• K’inich Janaab’ Pakal (conocido también como Pacal II, o Pacal el Grande, 615-683)
• K’inich K’an B’alam II (conocido también como Chan Bahlam II, 683-702)
• K’inich K’an Joy Chitam II (702-711)
• Xoc (regente de Kan-Joy Chitam II, 711?-ca. 722)
• K’inich Ahkal Mo’ Naab III (conocido también como Chaacal III, 3 de enero de 721 – después de 729)
• K’inich Janaab’ Pakal (conocido también como Pacal III, ca. 742)
• K’inich K’uk B’alam II (8 de marzo de 765 – ?)
• Wak Kimi Janhb’ Pakal (conocido también como Pacal IV, 17 de noviembre de 799-?)
Hay que tener en cuenta que estos soberanos hacen parte de diferentes dinastías y linajes ya que el medio político de los mayas fue bastante inestable en el periodo clásico de esta cultura. No se sabe a ciencia cierta que dramas dinásticos y luchas por el poder existieron detrás del nombramiento de los señores de la ciudad.
En diversas publicaciones pseudocientíficas se afirma que el bajorrelieve de la tumba representa a un astronauta, destacando la presencia de una escafandra o casco, palancas de comando y la silueta estilizada de un cohete. Los autores de estas aseveraciones no son arqueólogos, desconocen la lengua maya y su expresión escrita (de hecho la “teoría” fue formulada antes de su descifrado) como así mismo ignoran la simbología de este pueblo, llegando al extremo de girar el sentido del relieve para que ajuste mejor a su concepto. Un estudio de las convenciones mayas al respecto permite afirmar que la imagen de Pacal está representada en posición fetal, resurgiendo de la tierra en el árbol cruciforme. La interpretación de la misma como un astronauta es, por lo tanto, un simple caso de pareidolia.
El Obelisco inacabado de Asuán
El Obelisco inacabado de Asuán, en Egipto, que pesa 1150 toneladas. Cerca de la isla de Sehel, en las cercanías de Assuán, se encuentran las famosas canteras de granito rojo cuyos restos dan cuenta de la industria pétrea que se desarrolló en aquella época. Todos los faraones admiraron la dureza y elegancia de este material que, entre otras cosas, dio origen al sarcófago, las paredes y los techos de la Cámara del Rey, en la Gran Pirámide: también a las columnas del templo de lsis, delante de la Esfinge, y a los grandes obeliscos del templo de Karnac. Innumerables toneladas de piedra fueron arrancadas de la tierra y transportadas por los egipcios desde aquellas canteras hasta los múltiples templos esparcidos a lo largo del Nilo. Pero también dejaron algo, algo tan grande que no pudieron mover. O quizá el famoso Obelisco Inacabado no fue realizado con tal tamaño para ser transportado, sino para dejar constancia de la desconcertante técnica con que fue diseñado.
No se ha hallado nada en él que indique el uso de cinceles o martillos, pues no quedaron restos de escoriaciones. Si se observa de cerca, se aprecian anchos surcos verticales producidos por algo parecido a una pala que modeló sus proporciones. La única explicación posible es que, cuando atacaron la cantera, la piedra estaba blanda.
Tanto en las caras laterales como en la parte superior de este Obelisco Inacabado se aprecian canales, paralelos, de igual tamaño. Se trata de huellas que han permanecido allí desde hace miles de años, pues no se sabe su antigüedad. Se dice que el monolito fue abandonado porque en él apareció una fisura, pero en los últimos exámenes que se han llevado a cabo se ha podido comprobar que tal fisura no existe, sino que en algún momento de la historia alguien quiso cortar la piedra para hacer un obelisco más pequeño. De hecho, se nota la acanaladura dejada por un cincel que se introduce en la piedra regularmente a una profundidad fija de 3 centímetros. Todo parece indicar que los autores se arrepintieron después y dejaron la mole de piedra tal cual.
A pocos metros del monolito, los químicos se entretuvieron en perforar la piedra circularmente, dejando así unos pozos de ignorado significado. En ellos cabe un hombre. Sus paredes, sin restos de golpes, no son rectas, de lo que se deduce que fueron ahuecadas de manera irregular, sin aparente esfuerzo y sin que en la operación interviniera máquina alguna.
Piedra de Rosetta
Subcategoría: estela con escrituras
La Piedra de Rosetta es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. El decreto aparece en tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, con diferencias menores entre ellas, esta piedra facilitó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios.
Originalmente dispuesta dentro de un templo, la estela fue probablemente trasladada durante la época paleocristiana o la Edad Media y finalmente usada como material de construcción en un fuerte cerca de la localidad de Rashid (Rosetta), en el delta del Nilo. Allí fue hallada en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante la campaña francesa en Egipto. Las tropas británicas derrotaron a las francesas en Egipto en 1801 y la piedra original acabó en posesión inglesa bajo la Capitulación de Alejandría. Transportada a Londres, lleva expuesta al público desde 1802 en el Museo Británico, donde es la pieza más visitada.
Debido a que fue el primer texto plurilingüe antiguo descubierto en tiempos modernos, la Piedra de Rosetta despertó el interés público por su potencial para descifrar la hasta entonces ininteligible escritura jeroglífica egipcia, y en consecuencia sus copias litográficas y de yeso comenzaron a circular entre los museos y los eruditos europeos. El estudio del decreto del faraón Ptolomeo V ya estaba en marcha y la primera traducción completa del texto en griego antiguo apareció en 1803. Sin embargo, no fue hasta 1822 cuando Jean-François Champollion anunció en París el descifrado de los textos jeroglíficos egipcios, mucho antes de que los lingüistas fueran capaces de leer con seguridad otras inscripciones y textos del antiguo Egipto. Los principales avances de la decodificación fueron el reconocimiento de que la estela ofrece tres versiones del mismo texto (1799), que el texto demótico usa caracteres fonéticos para escribir nombres extranjeros (1802), que el texto jeroglífico también lo hace así y tiene similitudes generales con el demótico (Thomas Young en 1814) y que, además de ser usados para los nombres extranjeros, los caracteres fonéticos también fueron usados para escribir palabras nativas egipcias (Champollion en 1822-1824).
Más tarde se descubrieron dos copias fragmentarias del mismo decreto, y en la actualidad se conocen varias inscripciones egipcias bilingües y trilingües, incluidos dos decretos Ptolemaicos, como el Decreto de Canopus del 238 a. C. y el Decreto de Menfis de Ptolomeo IV, c. 218 a. C. Por ello, aunque la Piedra de Rosetta ya no es única, fue un referente esencial para el entendimiento actual de la literatura y la civilización del Antiguo Egipto y el propio término «Piedra de Rosetta» es hoy usado en otros contextos como el nombre de la clave esencial para un nuevo campo del conocimiento.
Desde su hallazgo la piedra ha sido objeto de rivalidades nacionales, incluida su transferencia de manos francesas a británicas durante las guerras napoleónicas, una larga disputa sobre el valor relativo de las contribuciones de Young y Champollion a su desciframiento y, desde 2003, demandas para el retorno de la estela a Egipto.
Champollion, traductor de la piedra, estaba convencido de que la lengua copta, en la que se consideraba experto, era una derivación de la antigua lengua de los faraones. “Quiero saber el egipcio como el francés, -afirmaba-. El copto lo hablo yo solo, ya que nadie me entendería”. Durante años, en la tranquilidad de su casa de Grenoble, Champollion estudia incansable una de las cien copias de la piedra que mandara imprimir Napoleón. Comparando el texto demótico egipcio con el texto griego que tradujo al copto, espera encontrar no sólo su significado, sino también el valor fonético de las palabras y caracteres egipcios.
Años de laborioso y continuado esfuerzo, sin aparente fruto, terminan por alterar su salud y su bolsillo. Presa del pesimismo y la desolación, teme que otro se le adelante y le robe finalmente la gloria de descubrir la clave de los jeroglíficos. Thomas Young, ilustre filósofo ingles, vislumbraba por aquellos días el estrecho parentesco existente entre la denominada escritura cursiva (una variante del demótico) y los jeroglíficos.
Las conjeturas del profesor inglés serían pronto evidencias para Champollion. Al comparar las inscripciones entre sí, este último consigue finalmente demostrar que la escritura cursiva es en realidad una mera simplificación de la jeroglífica. A su vez, los caracteres demóticos no son sino la última degradación a la que, con el paso del tiempo, llegaron los signos originales. Acababa de descifrar la piedra.
LA ESCRITURA EGIPCIA
La escritura jeroglífica egipcia, a pesar de lo que pudiera pensarse, se rige por principios claros y sencillos. Dos tipos básicos de signos componen este singular sistema, los ortográficos y los simbólicos o jeroglíficos propiamente dichos, también llamados ideogramas. Los primeros (que a su vez, pueden clasificarse según las épocas, en cursivos y demóticos) conforman un alfabeto de 24 letras, mientras que los segundos sobrepasan los 700.
El Egiptólogo británico sir Alan Gardiner los catalogó en su magistral y universalmente aceptada “Gramática egipcia”. Lo primero que debemos aprender es cómo interpretar el abecedario, según aparece en el cuadro de esta página. Una vez conocidos los caracteres básicos que figuran en dicho cuadro, la mejor manera de familiarizarse con ellos es tratar de escribir nuestros propios nombres. Pero no es tan sencillo como puede parecer a primera vista, porque si usted pertenece al género femenino deberá dibujar al final de su nombre una mujer sentada. Por el contrario, para indicar género masculino deberá dibujar un hombre sentado.
En la escritura egipcia existen los ideogramas, símbolos que representan ideas y no expresiones ortográficas. Su función no es otra que la de transmitir una idea relacionada con el contexto en el que aparezcan dichos símbolos. El ideograma llamado “La momia” equivale a la expresión ortográfica wi que significa momia, y de twt que significa estatua. Hace referencia a la noción de forma, de cambio y de transformación. Este importante jeroglífico es relativamente tardío: no está fechado antes de la XII dinastía, aunque la práctica de la momificación es bastante anterior. La momia aparece de pie, estrechamente ceñida y cubierta con largas bandas de lino blanco. Lleva sobre la cabeza una máscara de cartón de estuco completada por una peluca y una barba postiza. Particularmente significativa es la similitud entre este jeroglífico y las estatuas funerarias llamadas oushebis, que se depositaban en la tumba del difunto como una suerte de sustituto destinado a reemplazarle en todas las tareas desagradables del mas allá.
Seguramente no hay nada que de forma más concreta pueda sugerirnos la idea de inmovilidad que una momia; sin embargo, para el egipcio de la antigüedad la momia representa un marcado concepto de cambio, de evolución y desarrollo en la larga cadena que representa la metamorfosis que todo ser, dios o mortal debe atravesar para alcanzar la perfección. Cada apariencia, cada aspecto de la realidad no son sino un momento transitorio que complementa el engranaje sin fin de un ciclo eterno.
La Piedra de Rosetta es un fragmento de una estela más grande, aunque posteriormente no se encontraron otras partes en el lugar en que fue hallada. Debido a que le faltan fragmentos, ninguno de sus textos está completo. El más dañado es el superior, escrito en jeroglífico, del que sólo son visibles catorce líneas, todas interrumpidas en su lado derecho y doce de ellas incompletas en el lateral izquierdo. El siguiente registro escrito en demótico ha sobrevivido mejor, pues tiene treinta y dos líneas, catorce de las cuales están ligeramente dañadas en el lado derecho. El texto inferior en griego cuenta con cincuenta y cuatro líneas, veintisiete de ellas completas y el resto gradualmente dañadas por la rotura diagonal de la esquina inferior derecha de la estela.
Posible recreación de la Rosetta
La Piedra de Rosetta tiene 112,3 cm de altura, 75,7 cm de ancho y 28,4 cm de espesor, mientras que su peso se estima aproximadamente en 760 kilogramos. Presenta tres inscripciones: la superior en jeroglíficos del antiguo Egipto, la central en escritura demótica egipcia y la inferior en griego antiguo. La superficie frontal está pulida y las inscripciones ligeramente incisas en ella, los laterales están suavizados y la parte posterior está toscamente trabajada, sin duda porque no estaba a la vista en su ubicación original.
Piedra de Donama
Subcategoría: petroglifos
La piedra de Donama es una roca en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el departamento de Magdalena, Colombia, en la cual están grabados muchos petroglifos, representando símbolos zoomorfos y abstractos. Sus dimensiones son aproximadamente 4 metros de diámetro y 3 de altura.
Se supone que los que hicieron esta talla fueron los Tayronas, en una época entre el 500 y el 1525. Hasta ahora se desconoce el significado de estos petroglifos. Algunos chamanes le dan varios significados simbólicos y espirituales. Según el investigador italiano Yuri Leveratto la piedra de Donama podría ser la rapresentacion simbólica de un cerebro. De hecho, la mente fue muy importante en la cosmogonía Tayrona y lo es en la actual filosofía de los Kogui e Ika.
La Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, es un macizo montañoso inmenso (aproximadamente 17.000 kilómetros cuadrados). Las cimas Colón y Bolívar (ambas a 5775 metros sobre el nivel del mar), son las más altas de Colombia y también las más altas del mundo cercanas al mar (no más de 42 kilómetros en línea recta).
En esta enorme área protegida, en la cual hay unos 40 valles diferentes, con ríos de diverso caudal y longitud, vivió, hasta 1600, el pueblo de los Tayrona, que hablaba una lengua parecida al Chibcha, como los Muiscas del altiplano cundiboyacense.
Estos indígenas vivían en cuatro centros principales: Bonda y Chairama (hoy Pueblito), cerca a la costa, Pocigueica y Teyuna (hoy Ciudad Perdida), al interior de la Sierra Nevada.
El sitio arqueológico definitivamente más importante de la Sierra Nevada es la Ciudad Perdida de los Tayrona o Teyuna, la cual fue descubierta sólo en 1975. Se trata de un conjunto de terraplenes delimitados por muros de contención donde estaban ubicadas las cabañas, usadas no sólo como casas sino también como recintos ceremoniales.
En uno de los valles de la Sierra Nevada se encuentra un imponente petroglifo llamado Piedra de Donama. Es una roca enorme, de aproximadamente cuatro metros de diámetro y tres de altura, de forma ovalada, en la cual están esculpidos extraños signos aparentemente abstractos, que se confunden los unos con los otros. En otras rocas cercanas hay algunos símbolos de aves, animales que representan el cielo, por lo que son sinónimo de cercanía al Sol, el Creador, el mundo que viene, o bien, el del futuro.
Sin embargo, los signos en la piedra son un misterio, ya que nadie conoce realmente su significado y los mismos Kogui, descendientes directos de los Tayronas, no saben o no quieren revelar el código que está escondido allí.
En mi opinión, la piedra de Donama podría ser la representación de un cerebro humano, y con esto los Tayrona tal vez quisieron decir que el cerebro del hombre es capaz de hacer cosas extraordinarias y maravillosas. De hecho, el cerebro, en la cultura Tayrona y hoy en la cultura Kogui, tiene un gran significado. Es considerado como la sede de la fuerza y la fertilidad y se tiene gran respeto al alcance de su poder.
Según algunos investigadores, los signos grabados en la roca son un código cifrado, una especie de Piedra de Rosetta de la civilización Tayrona, con la cual se fundamentaba el respeto a la naturaleza y la convivencia pacífica del hombre con sus semejantes, en total armonía con la Madre Tierra. Este orden fue destruido por la llegada del hombre blanco hace aproximadamente 500 años y aún no se ha restablecido, incluso parece que hoy en día el hombre se está arrastrando cada vez más hacia la barbarie.
YURI LEVERATTO
Piedra de los doce ángulos
Piedra de los doce ángulos en la Calle Hatum Rumiyoc (Ciudad del Cuzco), es considerada por muchos como la figura más representativa de la perfección lograda en la arquitectura inca. Corresponde al estilo arquitectónico: Cuzqueño, al tipo arquitectónico: Engastado o Enchased y a la Fase incaica: Regional o de la Confederación.
Ésta piedra es muy conocida, la peculiaridad que la hizo famosa es la presencia de 12 ángulos con los cuales encaja perfectamente a las piedras puestas alrededor, formando parte del muro de la calle Hatun Rumiyoc, en el centro del Cusco.
Hatun Rumiyoc, es una palabra quechua que en español significa “Piedra Grande”.
Éste un muro (construido con el tipo de piedra “diorita verde”) está ubicado en el exterior del palacio atribuido a Inca Roca (Sexto soberano de los incas – siglos XIII-XIV). La muralla es admirable por su arquitectura poligonal y por tener superposiciones de muro inca, colonial y republicano en su construcción.
En la actualidad forma parte del Palacio Arzobispal – Museo de Arte del Cusco.
Algunos de sus ángulos no están definidos.
Piedra de 14 ángulos
Piedra más pequeña que las anteriores y con algunos ángulos curvos.
La piedra del Sol
La Piedra del Sol es un disco monolítico de basalto con inscripciones alusivas a la cosmogonía mexica y los cultos solares. Es común e incorrectamente llamada Calendario Azteca. Probablemente fue un cuauhxicalli (recipiente ceremonial) o un temalácatl o altar de sacrificio gladiatorio, involucrado probablemente en la festividad mexica Tlacaxipehualiztli. Mide 3,60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas.
Probablemente en náhuatl fue llamada Ollin Tonatiuhtlan que significa “Tonatiuhtlan de Ollin” o “Sol de Movimiento”. Esta manera de llamarle tiene relación con la forma en que, según la cosmogonía mexica, se espera termine la era del Quinto Sol; los cuatro anteriores llevaban por nombre la manera en que ese sol finalizaría; se dice que “Ollin Tonatiuh” finalizará con una serie de terremotos.
No se ha determinado la ubicación original exacta de este monumento pero se sabe que se encontraba en algún sitio de la plaza principal de Tenochtitlan, donde se encontraban el Templo Mayor y los principales edificios de culto y poder político.
La Piedra del Sol fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la ciudad de México, en un área cercana a la acequia que corría por el costado meridional del Palacio Nacional. Durante los trabajos de nivelación de la plaza, en 1790, se descubrieron las dos “piedras” más famosas de la antigüedad indígena: la Coatlicue Máxima y la Piedra del Sol o Calendario Azteca. La Coatlicue quedó arrumbada en el patio de la Real Universidad y después se volvió a enterrar, y el Calendario fue adosado a un muro de la Catedral.
La Piedra del Sol es uno de los monolitos más antiguos que se conserva de la cultura mexica, cuyo tallado fue fechado alrededor del año 1479. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, probablemente ocupó un destacado lugar colocado sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco. Antes del reciente descubrimiento del monolito de Tlaltecuhtli, dios-diosa de la tierra, con sus 4 por 3,57 metros de altura y que se encuentra actualmente en proceso de salvamento y restauración, se pensaba que la Piedra del Sol era el más grande en dimensiones.
El primer estudio sobre la Piedra del Sol lo hizo Antonio León y Gama en 1792. Desde entonces, se han realizado infinidad de estudios sobre el monolito. Una de las preguntas que constantes sobre esta escultura calendárica es si su posición era horizontal o vertical. Ahora se sabe que la posición de la Piedra del Sol debía ser horizontal y mostraba la imagen del relieve solar como en muchos otros monumentos de forma cilíndrica. También se han hecho varias propuestas sobre el valor numérico de cada uno de los elementos presentes en el relieve, de tal manera que gracias a complicadas operaciones matemáticas, se supone que el monolito representa la suma de observaciones astronómicas y es el resultado de complicados cómputos calendáricos.
Tras su descubrimiento, la Piedra del Sol se colocó en el muro del costado poniente de una de las torres de la Catedral metropolitana. Aquí, la escultura se deterioró no sólo por estar al aire libre sino sobre todo porque, según los cronistas de la época, la gente lanzaba inmundicias y fruta podrida al relieve calendárico. Incluso los soldados que ocuparon la ciudad de México mataban el tiempo “tirando al blanco” al rostro de la deidad.
En 1885 los militares del gobierno porfiriano desprendieron el monolito del muro de la Catedral, para conducirlo al salón principal del Museo Nacional, que estaba ubicado (desde el gobierno de Maximiliano) en uno de los patios del Palacio Nacional, con salida a la calle de Moneda. El Calendario Azteca se convirtió en la pieza central de la “Galería de Monolitos”, que se fundó en 1887.
Piedra del Sol es un monumento de carácter solar que muestra elementos relacionados con el transcurrir del tiempo. El diseño de esta enorme escultura se compone de una imagen central rodeada de cinco círculos concéntricos. En cada una de estas bandas circulares aparecen elementos que conforman el sentido simbólico de connotación calendárica de este relieve.
La roca de Behistun
Subcategoría: estela con escrituras.
En 1847, Austen Henry Layard, un joven viajero con vocación de arqueólogo, descubrió bajo un montículo de la ciudad antigua de Nínive las ruinas del palacio de Senaquerib, entre las que se encontraba la biblioteca de Asurbanipal. Las tablillas encontradas fueron depositadas en el Museo Británico. Por otra parte, el arqueólogo Henry Rawlinson encontró una inscripción en la roca de Behistún con un texto políglota de la época del rey Persa Darío en antiguo persa, elamita y babilonio. Fue un hallazgo tan importante como el de la piedra de Rosetta pues su estudio sirvió para poder traducir e interpretar la escritura cuneiforme de los textos de las tablillas de la biblioteca.
La versión babilónica del texto de Behistun se descifró gracias al trabajo conjunto del orientalista francés Jules Opert, el orientalista irlandés Edward Hincks, el arqueólogo francés L. Frééderick Joseph Caignart de Saulcy y Rawlinson. La lengua escrita bajo este tercer sistema cuneiforme presentó una gran similitud con los dialectos semíticos que eran ya muy conocidos, hecho
La inscripción de Behistún (بیستون en persa moderno) es a la escritura cuneiforme lo que la piedra Rosetta a los jeroglíficos egipcios: el documento clave para el desciframiento de una escritura perdida, que muestra el mismo texto en otro idioma conocido. Se encuentra en la provincia de Kermanshah, al oeste de Irán. Fue erigida por el rey Darío I de Persia.
La inscripción incluye tres versiones del mismo texto, escritas en tres escrituras y lenguajes diferentes: persa antiguo, elamita y babilonio. Un oficial del ejército británico, Sir Henry Rawlinson, transcribió la inscripción en dos momentos, en 1835 y 1843. Rawlinson pudo traducir el texto cuneiforme en antiguo persa en 1838, y los textos elamitas y babilonios fueron traducidos por Rawlinson y otros después de 1843. El lenguaje babilonio era una forma tardía del acadio; ambas son lenguas semíticas.
La inscripción de Behistún fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2006. Abarca una zona de protección de 187 ha y una zona de respeto de 361 ha.
El texto de la inscripción es una declaración de Darío I de Persia, escrita en tres diferentes escrituras y lenguajes: dos lenguajes contiguos (persa antiguo y elamita), y babilonio encima de ellos. Darío gobernó el Imperio Persa desde el año 521 a. C. hasta el 486 a. C. En algún momento hacia el 515 a. C. ordenó la creación de esta inscripción, que describiera un largo relato de su ascenso frente al usurpador Gaumata y las subsecuentes guerras victoriosas de Darío y el sofocamiento final de la rebelión, para ser así inscritas en un acantilado cercano a la moderna ciudad de Bisistun, en las colinas de los Montes Zagros de Irán, en el punto donde se yerguen desde el llano de Kermanshah.
La inscripción mide aproximadamente 15 metros de alto por 25 de ancho, y se halla 100 metros por encima de un acantilado al lado de un antiguo camino que unía las capitales de Mesopotamia y Media (Babilonia y Ecbatana). Su acceso es muy complicado, ya que, después de su finalización, las laderas fueron eliminadas para hacer la inscripción más perdurable.
El texto en persa antiguo contiene 414 líneas en cinco columnas; el texto elamita incluye 593 líneas en ocho columnas y el babilonio tiene sólo 112 líneas. La inscripción fue ilustrada con un bajorrelieve de la vida de Darío, dos sirvientes y diez figuras de un metro de altura, que representan los diferentes pueblos conquistados; el dios Ahura Mazda está flotando arriba, bendiciendo al rey. Una figura parece haber sido agregada después de que las otras estuvieran acabadas, al igual que la barba de Darío, que es un bloque de piedra separado unido a la figura con pernos de hierro y plomo, un hecho realmente excepcional.
La primera referencia histórica de que se tiene noticia sobre la inscripción es a través del autor griego Ctesias de Cnido, quien conoció su existencia sobre el 400 a. C. Tácito asimismo la menciona e incluye una descripción de algunos de los antiguos monumentos auxiliares en la base del acantilado, donde había un manantial. Lo que se ha podido recuperar de ellos es coherente con la descripción de Tácito. Diodoro de Sicilia también escribe sobre el “Bagistanon” y sostiene que fue inscrito por la reina Semíramis de Babilonia.
Tras la caída del Imperio Persa y los reinos herederos (el imperio macedonio, el imperio parto y el imperio sasánida), y después de que la escritura cuneiforme cayera en desuso, la naturaleza de la inscripción fue olvidada, y se le atribuyó un origen cuando menos fantasioso o mítico. Durante siglos, en vez de ser atribuida a Darío (uno de los primeros reyes persas), se creyó que procedía del reino de Cosroes II de Persia (uno de los últimos).
Una leyenda narraba que había sido creada por Farhad, amante de la esposa de Cosroes, Shirin. Exiliado por su transgresión, se encomendó a Farhad la tarea de horadar la montaña para encontrar agua; si tenía éxito, le darían autorización para casarse con Shirin. Tras muchos años y ya con media montaña suprimida, Farhad encontró agua, pero Cosroes le informó que Shirin había muerto. Se volvió loco, y se lanzó desde lo alto del acantilado. Naturalmente, Shirin no había muerto, y se ahorcó al enterarse de la noticia.
La escritura del persa en caracteres cuneiformes fue la primera que se descifró. Los investigadores alemanes Oluf Gerhard Tychsen y Georg Friedrich Grotenfend y el filólogo danés Rasmus Christian Rask identificaron algunos signos. Casi todo el sistema fue descifrado por el orientalista francés Eugéne Burnouf; por otro lado, el británico Henry Creswicke Rawlinson, especialista en Asiria, interpretó el texto que había copiado el mismo de la montaña de Behistun y publicó sus resultados en 1846. Se consiguió descifrar antes la escritura cuneiforme persa por el conocimiento que se tenía de la lengua india pahlevi.
El sistema persa es el más sencillo y reciente de las escrituras cuneiformes. Está formado por 36 caracteres que son casi alfabéticos, aunque algunos signos se usaron con valor silábico. Y consta de una palabra que sirve para dividir. Su empleo se fija entre los años 550 a.C. al 330 a.C. El texto más antiguo podría ser una inscripción de Ciro el Grande en Pasargada y la más reciente una de Artajerjes en Persépolis (358 a.C. al 338 a.C.).
La escritura elamita en caracteres cuneiformes suele recibir el nombre de segunda forma, porque aparece en segundo lugar en las inscripciones trilingües de los reyes aqueménidas. El primer intento de descifrarla lo realizó el orientalista danés Neils Ludvig Westergaard en 1844. Ayudó a su interpretación la circunstancia que estuviera repetida palabra a palabra en las inscripciones trilingües, porque no sirvió de ayuda ninguna lengua conocida, moderna ni muerta. Contiene 96 signos silábicos, 16 ideogramas y 5 determinativos. Los caracteres del elamita están bastante claros, aunque haya dudas en el caso de unas cuantas palabras.
Roca Tarpeya
La Roca Tarpeya en la actualidad.
La Roca Tarpeya (“rupes Tarpeia” en latín) era una abrupta pendiente de la antigua Roma, junto a la cima sur de la colina Capitolina. Tenía vistas al antiguo foro romano. Durante la República, se utilizó como lugar de ejecución de asesinos y traidores, que sin ninguna piedad eran lanzados desde ella.
Según la leyenda, cuando Tito Tacio atacó Roma tras el rapto de las Sabinas, la virgen vestal Tarpeya, hija de Espurio Tarpeyo, que era gobernador de la ciudadela de la colina Capitolina, traicionó a los romanos abriendo las puertas de la muralla. El motivo de la traición fue bastante vulgar: Obtener lo que los sabinos “traían en sus brazos”… Tarpeya poco se esperaba que, en lugar de brazaletes de oro, obtendría golpes de sus escudos y que sería arrojada al vacío desde la roca que aún hoy lleva su nombre.
Hacia el año 500 a. C., Lucio Tarquino el Soberbio, séptimo rey de Roma, niveló la cima de la roca, retirando de ella los altares construidos por los sabinos, y construyendo un templo dedicado a Júpiter Capitolino. En la cima también se construyó un templo dedicado a Saturno, que contenía el tesoro de Roma, y que fue saqueado por Julio César en el año 49 a. C.
Idioma desconocido de Turquía
Subcategoria: escritura desconocida
Descubren en Turquía evidencias de un idioma desconocido de hace 2.800 años
Se trata de una tablilla de arcilla excavada en el yacimiento de Ziyaret Tepe.
Tushhan (también Tushan, o Tušhan) es un pueblo kurdo conocido como (Kurdo: Behramki) o (Kurdo: Tepe-i Barava)[1] por los residentes y era una ciudad antigua que los asirios han gobernado durante algún tiempo en Mesopotamia. Fue una capital de provincia en el alto valle del río Tigris, en la orilla sur y habitada desde el período Mitanni, y principalmente durante el período neoasirio durante la Edad del Hierro.
Ziyaret Tepe
Ziyaret Tepe. Ubicación en Turquía
Ahora se cree que está ubicado en el sitio del moderno Ziyaret Tepe (kurdo: Tepa Barava), provincia de Diyarbakır, Turquía.
Historia
El sitio de Ziyaret Tepe fue ocupado ya en la Edad del Bronce. La mayor parte del desarrollo urbano descubierto hasta la fecha es de finales de la Edad del Bronce y del Hierro. En la época asiria tardía se le conocía como Tushhan, hasta alrededor del 612 a. C. al 605 a. C., cuando cayó ese imperio. Se espera que el sitio sea inundado por la presa de Ilısu alrededor de 2014.
Arqueología
El trabajo en el lugar comenzó con 3 años de estudios de superficie y sensores remotos en 1997[2] [3] [4] Desde 2000 hasta 2014, el sitio estaba siendo excavado por un equipo dirigido por Timothy Matney de la Universidad de Akron.
Allí se encontró un conjunto importante de tablillas cuneiformes de arcilla, traducidas por Simo Parpola de la Universidad de Helsinki.[11]
Controvertida tablilla neoasiria
En 2009 se descubrió una tablilla cuneiforme en Ziyaret Tepe que contenía una lista de alrededor de 60 nombres. Era una lista de mujeres deportadas de un lugar desconocido alrededor del 800 a. C., durante el período del Imperio Neo Asirio. Según John MacGinnis del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge, estas mujeres pueden haber venido de los alrededores de las montañas Zagros. Dijo que la posibilidad más probable era que estos nombres pertenecieran a Shubrians, un pueblo que habla un dialecto de Hurrian.[12] [13] Este argumento recibió poco apoyo.[cita requerida]
Üçtepe
Ziyaret Tepe está bastante cerca de la ciudad de Üçtepe, ubicada cerca de Bismil, donde en 1861 John George Taylor encontró los famosos Monolitos Kurkh, monumentos asirios que contienen una descripción de la Batalla de Qarqar, de interés para los estudios bíblicos y del Antiguo Cercano Oriente.[14] De hecho, algunos eruditos creían que Üçtepe había sido la ubicación de Tushan en el pasado. Hoy los monolitos se encuentran en el Museo Británico.
Una “tableta” de la antigüedad revela una lengua olvidada de hace 2.800 años
El descubrimiento podría dar forma a la teoría de que el Imperio Asirio fue el primero multiétnico de la Historia
Los nombres son la clave. Como ya le ocurriera a Jean-Françoise Champollion en 1822, cuando descubrió que la repetición de la varios nombres de reyes en los tres textos de la piedra de la Rosetta -egipcio, demótico y griego antiguo- servía para establecer una relación que acabaría por descifrar los jeroglificos egipcios, un equipo de académicos de Cambridge se ha servido también de los nombres para confirmar la existencia de un idioma del que no se tenían registros, durante la época del Imperio Asirio (1813a.C.-609 a. C).
A través de la pieza descubierta por arqueólogos de Alemania y EE.UU en el yacimiento del palacio de Tushan, en el sudeste de Turquía, los expertos que trabajaban en la tablilla de cerámica grabada con caracteres cuneiformes en Ziyaret, Tepe, Turquía, descubrieron docenas de nombres escritos en una lengua que hasta ahora desconocían.
La clave para descifrar este vestigio del pasado fue la lista de 60 nombres inscrita en la tablilla. El arqueólogo de Cambridge John McGuinnis se percató de que 45 de esos nombres no tenían relación con ninguno de los cientos de ellos que hasta ahora se conocían del antiguo Oriente Medio, lo que indicaba que se encontraba ante una nueva lengua.
Los investigadores han llegado a la conclusión más probable de que la lengua debía de ser el Shubrian, que se habló en el área de Tushan antes de la llegada de los Asirios y de la que no se conservaba ningún documento escrito. Los nombres serían de mujeres esclavas procedentes de las montañas Zagros que rodean lo que ahora es Irán.
El texto de la tablilla de cerámica, formó parte en su momento del archivo del Palacio de Tushan, donde los oficiales del Imperio Asirio registraban las decisiones y actividad administrativa, política y económica. De ser cierta la teoría de que los nombres proceden de la lengua Subhrian y que las mujeres habían llegado a Tushan desde las montañas Zagros, confirmaría que el Imperio Asirio fue el primero multiétnico de toda la historia, tal y como afirmó el arqueólogo Johnn McGuinnis en la revista Journal of Near Eastern Studies.
Imagen cedida por la Universidad de Cambridge de una tablilla de arcilla grabada durante el imperio Asirio con una lista de nombres de mujer desconocidos. Foto EFE
Estambul.- Lishpisibe, Bisinume, Sasime. Son algunos de los exóticos nombres de mujer hallados en una tablilla de arcilla grabada durante el Imperio Asirio, hace 2.800 años, y que han permitido descubrir una lengua desconocida hasta la fecha.
“Sabemos que son nombres de mujeres porque a cada uno le antecede el símbolo asirio cuneiforme de ’nombre femenino’,” explicó a Efe John MacGinnis, miembro del equipo de arqueólogos responsable del hallazgo y que ha publicado el resultado de sus investigaciones en el último número del Journal of Near Eastern Studies.
Por la morfología de los nombres es obvio, añadió, que no corresponden al asirio ni al arameo ni a ningún otro lenguaje hablado en el Imperio Asirio del que se tenga constancia.
MacGinnis indicó que la lista se refiere a un grupo de mujeres oriundas de una región alejada y trasladadas al imperio, posiblemente a la fuerza, como era frecuente en aquella época.
“Podrían proceder de los Montes Zagros en Irán,” aventuró el profesor, ya que en otros documentos asirios hay una mención a un idioma llamado “mejranio,” que se habría hablado en aquella zona, entonces bajo dominio asirio, pero del que no se sabe nada más.
“Los nombres se leen como Lishpisibe, Bisinume, Sasime, Anamkuri, Alaqitapi, Rigahe…,” explicó MacGinnis, quien reconoce que no tiene claves sobre el tronco lingüístico al que podrían pertenecer.
“He consultado a un experto y estamos seguros de que no es una lengua irania (rama a la que pertenece el kurdo, hablado hoy en la zona),” aclaró.
La construcción de la presa, que inundará también el famoso pueblo histórico de Hasankeyf y otros yacimientos, se ha retrasado en parte debido a las protestas internacionales, pero MacGinnis cree que el Gobierno turco está decidido a completarla pronto, por lo que quiere poner fin a los trabajos arqueológicos en la zona.
La tablilla se conserva hoy en el museo de Diyarbakir, capital de la provincia turca a la que pertenece Ziyaret Tepe.
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