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Antigüedad

La piedra del Sol

La Piedra del Sol es un disco monolítico de basalto con inscripciones alusivas a la cosmogonía mexica y los cultos solares. Es común e incorrectamente llamada Calendario Azteca. Probablemente fue un cuauhxicalli (recipiente ceremonial) o un temalácatl o altar de sacrificio gladiatorio, involucrado probablemente en la festividad mexica Tlacaxipehualiztli. Mide 3,60 metros de diámetro, 122 centímetros de grosor y pesa más de 24 toneladas.

Probablemente en náhuatl fue llamada Ollin Tonatiuhtlan que significa “Tonatiuhtlan de Ollin” o “Sol de Movimiento”. Esta manera de llamarle tiene relación con la forma en que, según la cosmogopiedra sol1nía mexica, se espera termine la era del Quinto Sol; los cuatro anteriores llevaban por nombre la manera en que ese sol finalizaría; se dice que “Ollin Tonatiuh” finalizará con una serie de terremotos.

No se ha determinado la ubicación original exacta de este monumento pero se sabe que se encontraba en algún sitio de la plaza principal de Tenochtitlan, donde se encontraban el Templo Mayor y los principales edificios de culto y poder político.

La Piedra del Sol fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la ciudad de México, en un área cercana a la acequia que corría por el costado meridional del Palacio Nacional. Durante los trabajos de nivelación de la plaza, en 1790, se descubrieron las dos “piedras” más famosas de la antigüedad indígena: la Coatlicue Máxima y la Piedra del Sol o Calendario Azteca. La Coatlicue quedó arrumbada en el patio de la Real Universidad y después se volvió a enterrar, y el Calendario fue adosado a un muro de la Catedral.

La Piedra del Sol es uno de los monolitos más antiguos que se conserva de la cultura mexica, cuyo tallado fue fechado alrededor del año 1479. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, probablemente ocupó un destacado lugar colocado sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco. Antes del reciente descubrimiento del monolito de Tlaltecuhtli, dios-diosa de la tierra, con sus 4 por 3,57 metros de altura y que se encuentra actualmente en proceso de salvamento y restauración, se pensaba que la Piedra del Sol era el más grande en dimensiones.

El primer estudio sobre la Piedra del Sol lo hizo Antonio León y Gama en 1792. Desde entonces, se han realizado infinidad de estudios sobre el monolito. Una de las preguntas que constantes sobre esta escultura calendárica es si su posición era horizontal o vertical. Ahora se sabe que la posición de la Piedra del Sol debía ser horizontal y mostraba la imagen del relieve solar como en muchos otros monumentos de forma cilíndrica. También se han hecho varias propuestas sobre el valor numérico de cada uno de los elementos presentes en el relieve, de tal manera que gracias a complicadas operaciones matemáticas, se supone que el monolito representa la suma de observaciones astronómicas y es el resultado de complicados cómputos calendáricos.

Tras su descubrimiento, la Piedra del Sol se colocó en el muro del costado poniente de una de las torres de la Catedral metropolitana. Aquí, la escultura se deterioró no sólo por estar al aire libre sino sobre todo porque, según los cronistas de la época, la gente lanzaba inmundicias y fruta podrida al relieve calendárico. Incluso los soldados que ocuparon la ciudad de México mataban el tiempo “tirando al blanco” al rostro de la deidad.piedra sol2

En 1885 los militares del gobierno porfiriano desprendieron el monolito del muro de la Catedral, para conducirlo al salón principal del Museo Nacional, que estaba ubicado (desde el gobierno de Maximiliano) en uno de los patios del Palacio Nacional, con salida a la calle de Moneda. El Calendario Azteca se convirtió en la pieza central de la “Galería de Monolitos”, que se fundó en 1887.

Piedra del Sol es un monumento de carácter solar que muestra elementos relacionados con el transcurrir del tiempo. El diseño de esta enorme escultura se compone de una imagen central rodeada de cinco círculos concéntricos. En cada una de estas bandas circulares aparecen elementos que conforman el sentido simbólico de connotación calendárica de este relieve.

La roca de Behistun

Subcategoría: estela con escrituras.

En 1847, Austen Henry Layard, un joven viajero con vocación de arqueólogo, descubrió bajo un montículo de la ciudad antigua de Nínive las ruinas del palacio de Senaquerib, entre las que se encontraba la biblioteca de Asurbanipal. Las tablillas encontradas fueron depositadas en el Museo Británico. Por otra parte, el arqueólogo Henry Rawlinson encontró una inscripción en la roca de Behistún con un texto políglota de la época del rey Persa Darío en antiguo persa, elamita y babilonio. Fue un hallazgo tan importante como el de la piedra de Rosetta pues su estudio sirvió para poder traducir e interpretar la escritura cuneiforme de los textos de las tablillas de la biblioteca.beisthun1

La versión babilónica del texto de Behistun se descifró gracias al trabajo conjunto del orientalista francés Jules Opert, el orientalista irlandés Edward Hincks, el arqueólogo francés L. Frééderick Joseph Caignart de Saulcy y Rawlinson. La lengua escrita bajo este tercer sistema cuneiforme presentó una gran similitud con los dialectos semíticos que eran ya muy conocidos, hecho

La inscripción de Behistún (بیستون en persa moderno) es a la escritura cuneiforme lo que la piedra Rosetta a los jeroglíficos egipcios: el documentobeisthun2 clave para el desciframiento de una escritura perdida, que muestra el mismo texto en otro idioma conocido. Se encuentra en la provincia de Kermanshah, al oeste de Irán. Fue erigida por el rey Darío I de Persia.

La inscripción incluye tres versiones del mismo texto, escritas en tres escrituras y lenguajes diferentes: persa antiguo, elamita y babilonio. Un oficial del ejército británico, Sir Henry Rawlinson, transcribió la inscripción en dos momentos, en 1835 y 1843. Rawlinson pudo traducir el texto cuneiforme en antiguo persa en 1838, y los textos elamitas y babilonios fueron traducidos por Rawlinson y otros después de 1843. El lenguaje babilonio era una forma tardía del acadio; ambas son lenguas semíticas.

La inscripción de Behistún fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2006. Abarca una zona de protección de 187 ha y una zona de respeto de 361 ha.

El texto de la inscripción es una declaración de Darío I de Persia, escrita en tres diferentes escrituras y lenguajes: dos lenguajes contiguos (persa antiguo y elamita), y babilonio encima de ellos. Darío gobernó el Imperio Persa desde el año 521 a. C. hasta el 486 a. C. En algún momento hacia el 515 a. C. ordenó la creación de esta inscripción, que describiera un beisthun3largo relato de su ascenso frente al usurpador Gaumata y las subsecuentes guerras victoriosas de Darío y el sofocamiento final de la rebelión, para ser así inscritas en un acantilado cercano a la moderna ciudad de Bisistun, en las colinas de los Montes Zagros de Irán, en el punto donde se yerguen desde el llano de Kermanshah.

La inscripción mide aproximadamente 15 metros de alto por 25 de ancho, y se halla 100 metros por encima de un acantilado al lado de un antiguo camino que unía las capitales de Mesopotamia y Media (Babilonia y Ecbatana). Su acceso es muy complicado, ya que, después de su finalización, las laderas fueron eliminadas para hacer la inscripción más perdurable.

El texto en persa antiguo contiene 414 líneas en cinco columnas; el texto elamita incluye 593 líneas en ocho columnas y el babilonio tiene sólo 112 líneas. La inscripción fue ilustrada con un bajorrelieve de la vida de Darío, dos sirvientes y diez figuras de un metro de altura, que representan los diferentes pueblos conquistados; el dios Ahura Mazda está flotando arriba, bendiciendo al rey. Una figura parece haber sido agregada después de que las otras estuvieran acabadas, al igual que la barba de Darío, que es un bloque de piedra separado unido a la figura con pernos de hierro y plomo, un hecho realmente excepcional.

La primera referencia histórica de que se tiene noticia sobre la inscripción es a través del autor griego Ctesias de Cnido, quien conoció su existencia sobre el 400 a. C. Tácito asimismo la menciona e incluye una descripción de algunos de los antiguos monumentos auxiliares en la base del acantilado, donde había un manantial. Lo que se ha podido recuperar de ellos es coherente con la descripción de Tácito. Diodoro de Sicilia también escribe sobre el “Bagistanon” y sostiene que fue inscrito por la reina Semíramis de Babilonia.

Tras la caída del Imperio Persa y los reinos herederos (el imperio macedonio, el imperio parto y el imperio sasánida), y después de que la escritura cuneiforme cayera en desuso, la naturaleza de la inscripción fue olvidada, y se le atribuyó un origen cuando menos fantasioso o mítico. Durante siglos, en vez de ser atribuida a Darío (uno de los primeros reyes persas), se creyó que procedía del reino de Cosroes II de Persia (uno de los últimos).

Una leyenda narraba que había sido creada por Farhad, amante de la esposa de Cosroes, Shirin. Exiliado por su transgresión, se encomendó a Farhad la tarea de horadar la montaña para encontrar agua; si tenía éxito, le darían autorización para casarse con Shirin. Tras muchos años y ya con media montaña suprimida, Farhad encontró agua, pero Cosroes le informó que Shirin había muerto. Se volvió loco, y se lanzó dbeisthun4esde lo alto del acantilado. Naturalmente, Shirin no había muerto, y se ahorcó al enterarse de la noticia.

La escritura del persa en caracteres cuneiformes fue la primera que se descifró. Los investigadores alemanes Oluf Gerhard Tychsen y Georg Friedrich Grotenfend y el filólogo danés Rasmus Christian Rask identificaron algunos signos. Casi todo el sistema fue descifrado por el orientalista francés Eugéne Burnouf; por otro lado, el británico Henry Creswicke Rawlinson, especialista en Asiria, interpretó el texto que había copiado el mismo de la montaña de Behistun y publicó sus resultados en 1846. Se consiguió descifrar antes la escritura cuneiforme persa por el conocimiento que se tenía de la lengua india pahlevi.

El sistema persa es el más sencillo y reciente de las escrituras cuneiformes. Está formado por 36 caracteres que son casi alfabéticos, aunque algunos signos se usaron con valor silábico. Y consta de una palabra que sirve para dividir. Su empleo se fija entre los años 550 a.C. al 330 a.C. El texto más antiguo podría ser una inscripción de Ciro el Grande en Pasargada y la más reciente una de Artajerjes en Persépolis (358 a.C. al 338 a.C.).

La escritura elamita en caracteres cuneiformes suele recibir el nombre de segunda forma, porque aparece en segundo lugar en las inscripciones trilingües de los reyes aqueménidas. El primer intento de descifrarla lo realizó el orientalista danés Neils Ludvig Westergaard en 1844. Ayudó a su interpretación la circunstancia que estuviera repetida palabra a palabra en las inscripciones trilingües, porque no sirvió de ayuda ninguna lengua conocida, moderna ni muerta. Contiene 96 signos silábicos, 16 ideogramas y 5 determinativos. Los caracteres del elamita están bastante claros, aunque haya dudas en el caso de unas cuantas palabras.

Roca Tarpeya

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La Roca Tarpeya en la actualidad.

La Roca Tarpeya (“rupes Tarpeia” en latín) era una abrupta pendiente de la antigua Roma, junto a la cima sur de la colina Capitolina. Tenía vistas al antiguo foro romano. Durante la República, se utilizó como lugar de ejecución de asesinos y traidores, que sin ninguna piedad eran lanzados desde ella.

Según la leyenda, cuando Tito Tacio atacó Roma tras el rapto de las Sabinas, la virgen vestal Tarpeya, hija de Espurio Tarpeyo, que era gobernador de la ciudadela de la colina Capitolina, traicionó a los romanos abriendo las puertas de la muralla. El motivo de la traición fue bastante vulgar: Obtener lo que los sabinos “traían en sus brazos”… Tarpeya poco se esperaba que, en lugar de brazaletes de oro, obtendría golpes de sus escudos y que sería arrojada al vacío desde la roca que aún hoy lleva su nombre.

Hacia el año 500 a. C., Lucio Tarquino el Soberbio, séptimo rey de Roma, niveló la cima de la roca, retirando de ella los altares construidos por los sabinos, y construyendo un templo dedicado a Júpiter Capitolino. En la cima también se construyó un templo dedicado a Saturno, que contenía el tesoro de Roma, y que fue saqueado por Julio César en el año 49 a. C.

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Idioma desconocido de Turquía

Subcategoria: escritura desconocida

Descubren en Turquía evidencias de un idioma desconocido de hace 2.800 años

Se trata de una tablilla de arcilla excavada en el yacimiento de Ziyaret Tepe.

Tushhan

Tushhan (también Tushan, o Tušhan) es un pueblo kurdo conocido como (Kurdo: Behramki) o (Kurdo: Tepe-i Barava)[1] por los residentes y era una ciudad antigua que los asirios han gobernado durante algún tiempo en Mesopotamia. Fue una capital de provincia en el alto valle del río Tigris, en la orilla sur y habitada desde el período Mitanni, y principalmente durante el período neoasirio durante la Edad del Hierro.

Ziyaret Tepe

Ziyaret Tepe. Ubicación en Turquía

Ahora se cree que está ubicado en el sitio del moderno Ziyaret Tepe (kurdo: Tepa Barava), provincia de Diyarbakır, Turquía.

Historia

El sitio de Ziyaret Tepe fue ocupado ya en la Edad del Bronce. La mayor parte del desarrollo urbano descubierto hasta la fecha es de finales de la Edad del Bronce y del Hierro. En la época asiria tardía se le conocía como Tushhan, hasta alrededor del 612 a. C. al 605 a. C., cuando cayó ese imperio. Se espera que el sitio sea inundado por la presa de Ilısu alrededor de 2014.

Arqueología

El trabajo en el lugar comenzó con 3 años de estudios de superficie y sensores remotos en 1997[2] [3] [4] Desde 2000 hasta 2014, el sitio estaba siendo excavado por un equipo dirigido por Timothy Matney de la Universidad de Akron.

Allí se encontró un conjunto importante de tablillas cuneiformes de arcilla, traducidas por Simo Parpola de la Universidad de Helsinki.[11]

Controvertida tablilla neoasiria

En 2009 se descubrió una tablilla cuneiforme en Ziyaret Tepe que contenía una lista de alrededor de 60 nombres. Era una lista de mujeres deportadas de un lugar desconocido alrededor del 800 a. C., durante el período del Imperio Neo Asirio. Según John MacGinnis del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge, estas mujeres pueden haber venido de los alrededores de las montañas Zagros. Dijo que la posibilidad más probable era que estos nombres pertenecieran a Shubrians, un pueblo que habla un dialecto de Hurrian.[12] [13] Este argumento recibió poco apoyo.[cita requerida]

Üçtepe

Ziyaret Tepe está bastante cerca de la ciudad de Üçtepe, ubicada cerca de Bismil, donde en 1861 John George Taylor encontró los famosos Monolitos Kurkh, monumentos asirios que contienen una descripción de la Batalla de Qarqar, de interés para los estudios bíblicos y del Antiguo Cercano Oriente.[14] De hecho, algunos eruditos creían que Üçtepe había sido la ubicación de Tushan en el pasado. Hoy los monolitos se encuentran en el Museo Británico.

Una “tableta” de la antigüedad revela una lengua olvidada de hace 2.800 años

El descubrimiento podría dar forma a la teoría de que el Imperio Asirio fue el primero multiétnico de la Historia

Los nombres son la clave. Como ya le ocurriera a Jean-Françoise Champollion en 1822, cuando descubrió que la repetición de la varios nombres de reyes en los tres textos de la piedra de la Rosetta -egipcio, demótico y griego antiguo- servía para establecer una relación que acabaría por descifrar los jeroglificos egipcios, un equipo de académicos de Cambridge se ha servido también de los nombres para confirmar la existencia de un idioma del que no se tenían registros, durante la época del Imperio Asirio (1813a.C.-609 a. C).

A través de la pieza descubierta por arqueólogos de Alemania y EE.UU en el yacimiento del palacio de Tushan, en el sudeste de Turquía, los expertos que trabajaban en la tablilla de cerámica grabada con caracteres cuneiformes en Ziyaret, Tepe, Turquía, descubrieron docenas de nombres escritos en una lengua que hasta ahora desconocían.

La clave para descifrar este vestigio del pasado fue la lista de 60 nombres inscrita en la tablilla. El arqueólogo de Cambridge John McGuinnis se percató de que 45 de esos nombres no tenían relación con ninguno de los cientos de ellos que hasta ahora se conocían del antiguo Oriente Medio, lo que indicaba que se encontraba ante una nueva lengua.

Los investigadores han llegado a la conclusión más probable de que la lengua debía de ser el Shubrian, que se habló en el área de Tushan antes de la llegada de los Asirios y de la que no se conservaba ningún documento escrito. Los nombres serían de mujeres esclavas procedentes de las montañas Zagros que rodean lo que ahora es Irán.

El texto de la tablilla de cerámica, formó parte en su momento del archivo del Palacio de Tushan, donde los oficiales del Imperio Asirio registraban las decisiones y actividad administrativa, política y económica. De ser cierta la teoría de que los nombres proceden de la lengua Subhrian y que las mujeres habían llegado a Tushan desde las montañas Zagros, confirmaría que el Imperio Asirio fue el primero multiétnico de toda la historia, tal y como afirmó el arqueólogo Johnn McGuinnis en la revista Journal of Near Eastern Studies.

Imagen cedida por la Universidad de Cambridge de una tablilla de arcilla grabada durante el imperio Asirio con una lista de nombres de mujer desconocidos. Foto EFE

Estambul.- Lishpisibe, Bisinume, Sasime. Son algunos de los exóticos nombres de mujer hallados en una tablilla de arcilla grabada durante el Imperio Asirio, hace 2.800 años, y que han permitido descubrir una lengua desconocida hasta la fecha.

“Sabemos que son nombres de mujeres porque a cada uno le antecede el símbolo asirio cuneiforme de ’nombre femenino’,” explicó a Efe John MacGinnis, miembro del equipo de arqueólogos responsable del hallazgo y que ha publicado el resultado de sus investigaciones en el último número del Journal of Near Eastern Studies.

Por la morfología de los nombres es obvio, añadió, que no corresponden al asirio ni al arameo ni a ningún otro lenguaje hablado en el Imperio Asirio del que se tenga constancia.

MacGinnis indicó que la lista se refiere a un grupo de mujeres oriundas de una región alejada y trasladadas al imperio, posiblemente a la fuerza, como era frecuente en aquella época.

“Podrían proceder de los Montes Zagros en Irán,” aventuró el profesor, ya que en otros documentos asirios hay una mención a un idioma llamado “mejranio,” que se habría hablado en aquella zona, entonces bajo dominio asirio, pero del que no se sabe nada más.

“Los nombres se leen como Lishpisibe, Bisinume, Sasime, Anamkuri, Alaqitapi, Rigahe…,” explicó MacGinnis, quien reconoce que no tiene claves sobre el tronco lingüístico al que podrían pertenecer.

“He consultado a un experto y estamos seguros de que no es una lengua irania (rama a la que pertenece el kurdo, hablado hoy en la zona),” aclaró.

La construcción de la presa, que inundará también el famoso pueblo histórico de Hasankeyf y otros yacimientos, se ha retrasado en parte debido a las protestas internacionales, pero MacGinnis cree que el Gobierno turco está decidido a completarla pronto, por lo que quiere poner fin a los trabajos arqueológicos en la zona.

La tablilla se conserva hoy en el museo de Diyarbakir, capital de la provincia turca a la que pertenece Ziyaret Tepe.