Escritura
Liber Floridus de Lambert
Mapamundi del Liber Floridus de Lambert
Canónigo de St. Omer
Liber Floridus
Lambert excribiendo la obra. Extracto del manuscrito Liber Floridus. Conservado en la Biblioteca de la Universidad de Gante.1
Lambert, canónigo de San Omer, Liber Floridus (Lille y Ninove, 1460).
Mapa mundial del siglo XII.
Liber Floridus (en español, Libro de las flores) es una enciclopedia medieval que fue compilada entre 1090 y 1120 por Lambert, canónigo de Saint-Omer.2 El texto recopila extractos de unas 192 obras diferentes.3
La enciclopedia medieval de Lambert contiene una historia universal, con un registro cronológico de eventos hasta el año 1119. Se trata de temas bíblicos, astronómicos, geográficos, filosóficos y de historia natural. Lambert escribió Liber Floridus originalmente en latín, y luego fue traducido al francés como Le Livre fleurissant en fleurs. Una descripción detallada se encuentra en la Historia comitum Normannorum, comitum Flandriae.4
El Liber Floridus fue la primera de las enciclopedias de la Alta Edad Media que poco a poco sustituyó a la obra de Isidoro de Sevilla.5 El manuscrito original, terminado en 1120 y dedicado a San Omer por Lambert, se ha conservado en la Biblioteca de la Universidad de Gante,1 aunque su última parte no ha sobrevivido.6 Una copia se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia, en París.7 También hay una copia en Bibliotheca Augusta, Wolfenbüttel, Alemania.3 Puede haber hasta seis copias manuscritas adicionales existentes, que datan de los siglos XII al XVI, producidos en Francia o Flandes. Liber Floridus tiene la reputación de ser una de las enciclopedias más famosas de la Edad Media.
Liber Floridus incluye varios mapas, entre los que se encuentra un mapamundi. El manuscrito de Gante, que es la más antigua de las copias conocidas y data de antes de 1125, incluye un mapa de partes de Europa y dos dibujos de zonas climáticas basados en el modelo Macrobio como un intento de hacer un mapa mundial completo. Las partes del boceto del mapa europeo muestran representaciones interesantes y extrañas. Se cree que Lambert realizó personalmente este manuscrito y los mapas asociados.3
Las copias de Wolfenbüttel y París con su mapamundi europeo datan de alrededor de 1150. Los historiadores no creen que estas fueran hechas por Lambert. R. Uhden señala que el mapa del mundo en la copia de Wolfenbüttel tiene una leyenda que dice que la fuente original era de Marciano Capella (fl. 410). Esta referencia ha sido respaldada por información encontrada en varias otras inscripciones en el mapa que son pasajes del Satyricon de Marciano, también conocido como De Nuptiis Philologiae et Mercurii.
Lambert recopiló su material de fuentes como las Etimologías de Isidoro, la Historia Brittonum y la crónica de la cruzada de Bartolf de Nangis. Lambert menciona con frecuencia a los cruzados de Saint-Omer y otros lugares, a quienes presumiblemente conoció cuando regresaron al hogar. En 1968 Albert Derolez publicó una copia del manuscrito de Gante, con introducciones históricas y paleográficas. Incluía varias fotografías de las páginas del manuscrito original.
El Liber a veces se ha atribuido incorrectamente a Lambert de San Bertin, un monje de la abadía de San Bertin. El compilador del Liber era canónigo de la cercana iglesia de Nuestra Señora de Saint-Omer. Su padre, Onulfus, también había sido canónigo en la misma iglesia.
Ejemplos de páginas
Representación de la Bestia del Apocalipsis.
Liber Floridus explica cómo terminará el mundo.
Mapamundi del Liber Floridus de Lambert de St. Omer
Hay varias versiones de este mapa, pero es de especial interés el que se conserva en la Herzog August Bibliothek de Wolfenbüttel. Es parte del Liber Floridus, una obra de carácter enciclopédico bastante importante en la época.
En esta versión, realizada en torno al año 1150, la relación entre el Atlántico, los límites del mundo conocido y las islas que lo conforman es muy clara. Las islas salpican el Atlántico como referencia fundamental. Resulta también interesante la mención gráfica a una cuarta parte del mundo que ocupa una página completa.
Más en: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492019000100149
El mapamundi presenta una importante peculiaridad. A primera vista responde al esquema de mapa zonal de tipo macrobiano con la diferencia de que no está orientado al norte sino al este. Aparentemente la parte izquierda comprende el mundo habitado en el hemisferio norte y la parte derecha tiene contenido literario sobre el mundo desconocido en el hemisferio sur, es decir, el cuarto continente que hemos visto en los mapas macrobianos y en los Beatos. En esto tiene cierta similitud con el mapa de Ripoll, que solo tiene contenido cartográfico en la parte izquierda y utiliza la parte derecha para introducir contenido metacartográfico. Pero el mapa de Lamberto va más allá, pues mientras en la parte izquierda aparece, en versión T-O, todo el mundo conocido, hasta Ethiopia deserta, lo que se pretende representar en el resto del mapa es la esfericidad de la Tierra y sus cuatro masas continentales, de modo que lo que tenemos, por primera vez, es un mapa esférico de la Tierra representado en un plano.
Galicia en el mapa de Lambert de Saint Omer
La cartografía de Lambert de Saint Omer, en la que Galicia ocupa un lugar destacado, establece la diferenciación clásica para el espacio ibérico, reservando “Galicia” para el área cristiana y utilizando “Hispania” para el área musulmana, señalando la época “Lusitania” y ” Tarracona”. He aquí un extracto de la pieza, publicada en Sermos Galiza 296.
Se considera una de las cartografías más importantes de la Edad Media europea. Incluido en Liber floridus por Saint Omer, realizado en las primeras décadas del siglo XII, nos han llegado varias copias. La versión más antigua, conservada en la biblioteca de la Universidad belga de Gante, es anterior a 1125 e incluye solo un mapa de Europa y un diseño TO, notable por su precisión en el área europea. Las otras dos versiones, la de Wolfenbüttel y la de París, que datan de 1150, son simplemente copias distintas de un mismo original, realizadas por el propio Lambert de Saint Omer, a diferencia de la primera de las versiones un mapa del mundo conocido, más allá del espacio europeo. Sin embargo, en el mapamundi recogido en el manuscrito de Wolfenbüttel figura como autor el cartaginés Martiño Capella.
El autor de la cartografía, Lambert de Saint Omer, fue un monje benedictino y canónigo de la catedral de Saint Omer de Calais, nacido en 1061 y muerto hacia 1150, que destacó por su gran erudición y gran conocimiento en temas históricos, teológicos y musicales. y geográfica. Su gran formación quedó probada en el Liber floridus, una auténtica enciclopedia de la época, terminada hacia 1120 y que es una completa historia del mundo conocido. La obra escrita en latín, además de una crónica de gran interés sobre la cultura normanda, aporta estudios en los campos de la astronomía, las ciencias naturales, la filosofía y la geografía. Las fuentes e influencias de esta obra son diversas, destacando la obra de autores que le antecedieron como Vela, San Isidoro o Idacio pero también su propia experiencia de viajar por diferentes puntos de Europa.
El Liber Floridus contiene, además de varios diagramas astronómicos, diez ilustraciones de tipo cartográfico, entre ellas, un “mapa de listas” tripartito con los nombres de los pueblos o razas de cada continente, otro mapa T-O en el centro de un diagrama de vientos, una figura de Augusto sosteniendo un globo terrestre en su mano izquierda (Fig. 177-A), y un globus terre que es un mapa de tipo zonal pero orientado al este como los tripartitos, rodeado por las órbitas de siete planetas y el zodíaco, y en el que hay una representación del mundo habitado con más de una docena de topónimos.
Mapa Zeno
Mapa Zeno
Mapa de Zeno o la “carta de Zeno” es un mapa del Atlántico Norte publicado por primera vez en 1558 en Venecia por Nicolo Zeno, un descendiente de Nicolo Zeno (italianización del apellido Zen Veneciano), uno de los hermanos Zeno; que eran dos surfistas en Venecia en el siglo XIV, que se habrían dedicado a la exploración del Atlántico Norte y los mares árticos alrededor de 1390. El joven Zeno publicó el mapa, junto con una serie de cartas, afirmando haberlas descubierto en un almacén en la casa de su familia en Venecia. Según Zenón, el mapa y las cartas datan de alrededor de 1400 y supuestamente describen un largo viaje realizado por los hermanos Zenón en 1390 al servicio de un príncipe llamado Zichmni. Los partidarios de la leyenda de Henry Sinclair I conde de las Orcadas, asumen que Zichmni es un error de transcripción de las Orcadas. El viaje supuestamente cruzó el Atlántico Norte y, según algunas interpretaciones, llegó a América del Norte.
Una reproducción del mapa Zeno de un libro de 1793.
El mapa de 1558 plagado de islas fantasma que pretendía demostrar que Venecia descubrió América. Indica Groenlandia sin hielos, con sus sierras e ¿islas desconocidas?
Representaciones fantasiosas de islas conocidas y desconocidas, como Frisia que parece ser las Islas Feroe, pero con la extensión sobreestimada y la isla de Icaria, que no está conectada con nada conocido. El resto del mapa tiene proporciones razonables y territorios probables.
Muchos historiadores consideran el mapa y la narrativa relacionada como un engaño, perpetrado por el joven Zenón para hacer una afirmación retroactiva de que Venecia había descubierto el nuevo mundo antes de Cristóbal Colón. La evidencia contra la autenticidad del mapa se basa en gran medida en la aparición de muchas islas fantasmas en el Atlántico Norte y frente a la costa de Islandia. Una de estas islas inexistentes era Frisia, donde los hermanos Zeno pasarían algún tiempo. La opinión actual de los estudiosos considera que el mapa se basa en los mapas existentes del siglo XVI.
El enigmático Mapa Zeno muestra con precisión las costas de los países de hoy en día, como Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Escocia y Islandia. Misteriosamente, este antiguo mapa también muestra la latitud y longitud exacta de un número de islas en nuestro planeta. Este es un gran enigma ya que el dispositivo necesario para medir la longitud, el cronómetro, no se inventó hasta 1765. Si esto no es suficiente misterioso, el mapa Zeno también representa a Groenlandia libre de glaciares, lo que significa que de alguna manera, alguien lo trazó antes de la era de Hielo.
Hoy en día sabemos que los vikingos llegaron a las costas del continente americano mucho antes de que Cristóbal Colón iniciase su famoso viaje. Pero si la noticia del descubrimiento colombino se extendió por Europa como la pólvora en los años subsiguientes, la cuestión vikinga se mantuvo en el limbo de la duda, hasta que las evidencias arqueológicas de las últimas décadas terminaron por darle veracidad.
Por eso durante el siglo XVI si alguien pretendiese haberse adelantado a Colón, solo tenía que retrotraerse a unos pocos años antes de 1492, sin reparar en la cuestión vikinga. Eso es lo que sucedió precisamente cuando Venecia quiso atribuirse la gesta del descubrimiento de América.
El problema es que el cartógrafo a quien se encargó la realización del falso mapa que lo demostraría fue tan chapucero que no solo se inventó numerosas islas que no existían en el Atlántico, sino que por su culpa muchas de esas islas fantasma siguieron apareciendo en los mapas europeos hasta varios siglos después.
El artífice de tal despropósito fue Nicolo Zeno, un historiador veneciano que en 1558 publicó el hoy conocido como Mapa de Zeno junto con una serie de cartas que, según afirmaba, se había encontrado en un almacén de su familia. Las cartas las habían escrito, supuestamente alrededor del 1400 (158 años antes), sus antepasados Nicolo y Antonio. En ellas describen un viaje de exploración realizado por el Atlántico Norte, recalando en las costas norteamericanas.
Nicolo Zeno el Viejo
Estas cartas son consideradas por muchos estudiosos como falsas, aunque hay quien les da cierta veracidad, basándose en que algunos de los hechos que relatan están probados documentalmente. Por ejemplo, el viaje de Nicolo a Inglaterra y Flandes en 1385.
En las cartas Nicolo cuenta como naufragó en una isla situada entre Gran Bretaña e Islandia, a la que da el nombre de Frislandia y que según él era mucho más grande que Irlanda. De allí sería rescatado por un misterioso príncipe llamado Zichmni, al que algunos investigadores identifican como Henry Sinclair, el cual dicen, poseía un reino de varias islas en el Atlántico al que llamaba Porlanda, así como el ducado de Sorant, al sureste de Frislandia.
Este Henry Sinclair existió realmente y fue conde de Orkney y Barón de Roslin, pero es objeto de muchas teorías alternativas y dudosas, relacionadas con la capilla de Rosslyn y el pre-descubrimiento de América.
Se ha sugerido que estas islas podrían ser las Feroe, a las que Nicolo habría confundido con una sola masa de tierra. Nicolo invita a Antonio a viajar a Frislandia, donde ambos viven durante catorce años bajo el mando de Zichmni atacando varios lugares como Estlanda (posiblemente las islas Shetland, por la similitud de los nombres que aparecen en las cartas) e Islandia, así como otras siete islas al este de ésta: Bres, Talas, Broas, Iscant, Trans, Mimant y Damberc. Todas estas islas son absolutamente ficticias.
Frislandia en el mapa de Coronelli (hacia 1698)
La explicación más plausible es que su descendiente, el historiador Nicolo Zeno, malinterpretó los nombres tomando las Shetland (donde hay una isla Bressay y otra Danaberg) por Islandia.
Nicolo, Antonio y Zichmni habrían viajado después a Groenlandia y de ahí al oeste, a una isla llamada Icaria y luego a otra llamada Engrouelanda. Todas estas islas y lugares aparecen en el mapa del joven Zeno.
Pero hay más porque las cartas también especifican que Nicolo murió en Frislandia en 1394. Sin embargo existen pruebas documentales de que escribió su testamento en Venecia en 1400. Y en el año de su supuesto fallecimiento la documentación le sitúa sometido a juicio en la ciudad por sus acciones como gobernador de Modona y Corone en Grecia, cargo que habría ejercido entre 1390 y 1392.
No está muy claro si fue el joven Nicolo Zeno quien fabricó las falsas cartas, o si fueron sus antepasados Antonio y Nicolo quienes inventaron la historia de sus exploraciones. El caso es que en 1558 apareció el mapa, publicado en Venecia junto con las cartas, en el cual aparecen todas las islas ficticias que hemos mencionado. La mayoría de historiadores opina que tanto el mapa como las cartas son un hoax, una falsificación perpetrada por su autor como reclamación retrospectiva del descubrimiento del Nuevo Mundo por los venecianos.
Investigaciones más recientes han sugerido que el mapa de Zeno está basado en otros existentes en el siglo XVI, como la Carta Marina de Olaus Magnus, el de Cornelis Anthoniszoon y el de Claudius Clavus. Pero con el añadido de todas las islas fantasma mencionadas en las cartas. Así, Estotiland aparece situada en la localización que corresponde a la península de Labrador, sugiriendo ser parte de Norteamérica.
En cuanto a Frislandia, continuó apareciendo en todos los mapas posteriores del Atlántico Norte entre la década de 1560 y la de 1660, durante casi un siglo, situada al sur de Islandia, hasta que los navegantes se cansaron de buscarla y los cartógrafos tuvieron que corregir su error. Aparece incluso en mapas del mismísimo Mercator, y en los de Jodocus Hondius, Coronelli y Visscher.
Algo parecido ocurrió con Icaria, Podalida, Neome y todas las demás islas fantasma.
En definitiva se le clasifica como fraude.
Mahmud al-Kashgari
Mahmud al-Kashgari
Estatua de cera de Mahmud al-Kashgari en exhibición en Estambul, Turquía.
Mahmud ibn Hussayn ibn Muhammed al-Kashgari (en árabe: محمود بن الحسين بن محمد الكاشغري – Maḥmūd ibnu ‘l-Ḥussayn ibn Muḥammad al-Kāšġarī; turco: Mahmûd bin Hüseyin bin Muhammed El Kaşgari, Kaşgarlı Mahmûd; uigur: مەھمۇد قەشقىرī, Mehmud Qeshqiri, Мәһмуд Қәшқири) fue un erudito qarajanida del siglo XI y lexicógrafo de las lenguas túrquicas, originario de Kasgar. En sus obras plasma la dialéctica contra la cultura de los uigures no musulmanes del reino de Qocho, con calificativos como «perros» y «tat» (infieles),123 que les cargaron de significado negativo previo a su exterminio.
Su padre, Hussayn, fue alcalde de Barsgan, una ciudad en la parte sureste del lago Issyk-Kul (actual Barskoon, en la provincia de Ysyk-Kol en el norte de Kirguistán) y estaba relacionado con la dinastía gobernante del kanato Qarajanida.
Obra
Mapa de los pueblos túrquicos de Mahmud al-Kashgari, siglo XI
Al-Kashgari estudió las lenguas túrquicas de su tiempo y en Bagdad4 compuso el primer diccionario completo de lenguas turcas, el Dīwān Lughāt al-Turk (en árabe: «Compendio de las lenguas de los turcos») entre 1072 y 1074.56 Estaba destinado a ser utilizado por el califato abasí, entonces nuevos aliados árabes de los turcos. El diccionario completo de Mahmud al-Kashgari, editado posteriormente por el historiador turco Ali Amiri,7 contiene especímenes de la antigua poesía turca en la forma típica de cuartetos (perso-árabe رباعیات rubā’iyāt, turco: dörtlük), que representan los principales géneros: épico, pastoral, didáctico, lírico y elegíaco. Su libro también incluyó el primer mapa conocido de las áreas habitadas por los pueblos turcos. Este mapa se encuentra en la Biblioteca Nacional de Estambul.8
Abogó por el monolingüismo y el purismo lingüístico de las lenguas túrquicas, y creyó en la superioridad de los pueblos nómadas (las tribus túrquicas habían sido tradicionalmente nómadas) sobre las poblaciones urbanas. La mayoría de sus contemporáneos de lengua turca eran bilingües en tayiko (una lengua persa), que era entonces el idioma urbano y literario de Asia Central.9
Tal como era una práctica común entre sus colegas contemporáneos, al-Kashgari a menudo citaba proverbios y poemas para ejemplificar el uso de las palabras. Organizadas de acuerdo a su contenido y su esquema métrico y rítmico, la mayoría de las estrofas se dividen en ciclos claramente delineables, relacionados con la guerra o la caza, la elegía de muerte, el amor, la naturaleza o la sabiduría proverbial.10
Uno de los poemas más históricamente significativos de al-Kashgari, habla de la conquista turco-islámica del último de los renombrados reinos budistas de Asia Central, el reino de Jotán de los saces iraníes:
¡Bajamos sobre ellos como una inundación!¡Salimos entre sus ciudades!Derribamos los ídolos de los templos¡Cantamos en la cabeza del Buda!1112
Los reinos túrquicos de Qarajanida y uigur de Qocho fueron ambos estados fundados por los invasores, mientras que las poblaciones nativas de la región eran los pueblos iraní y tocario junto con algunos chinos en Qocho e indios, que se casaron y se mezclaron con los invasores turcos, y prominentes miembros qarajanidas como Mahmud al-Kashghari mantuvieron una posición alta entre los uigures contemporáneos.13
Los turcos qarajanidas musulmanes emprendieron la yihad contra los turcos uigures budistas durante la islamización y la turquización de Sinkiang. La adoración turca no musulmana del dios túrquico Tengri fue burlada e insultada por Mahmud al-Kashgari, quien escribió un verso referido a ellos: – Los Infieles – ¡Que Dios los destruya!1415 Asimismo, al-Kashgari insultó a los budistas uigures como «perros uigures».10 Mientras Kashgari mostraba una actitud diferente hacia las creencias de los adivinos turcos y las «costumbres nacionales», expresó hacia el budismo un odio en su Diwan, donde escribió un ciclo de versos sobre la guerra contra los budistas uigures. Palabras de origen budista como toyin (clérigo o sacerdote) y Burxān o Furxan (es decir, Buda, que adquiere el significado genérico de «ídolo» en la lengua turca de Kashgari) tenían connotaciones negativas para los turcos musulmanes.1415
Muerte
Algunos investigadores piensan que Mahmud al-Kashgari murió en 1102 a la edad de 97 años en Upal, una pequeña ciudad al suroeste de Kashgar, y que fue enterrado allí. En la actualidad, hay un mausoleo erigido en su tumba. Pero algunos autores modernos rechazan esta afirmación, diciendo que la fecha de su muerte es simplemente desconocida.
Algunos afirman que en verdad Mahmad Kashghari era Hazrat Mullam.16
El mapa de Mahmud al-Kashgari muestra los lugares que se profetizó que aparecerían en el final de los tiempos
El mapamundi de Mahmud Al-Kashgari con la ciudad de Balasagun en el centro, una de las capitales del Kara-Khanid Khanate. Mahmud ibn Hussayn ibn Muhammed al-Kashgari fue un erudito kara-janí del siglo XI y lexicógrafo de las lenguas turcas de Kashgar. Al-Kashgari estudió las lenguas turcas de su época y en Bagdad compuso el primer diccionario exhaustivo de las lenguas turcas, el Diwan Lughat al-Turk (árabe: «Compendio de las lenguas de los turcos»). Su libro también incluyó el primer mapa conocido de las zonas habitadas por los pueblos turcos. El manuscrito está ilustrado con un mapa del mundo «turcocéntrico», centralizado alrededor de la antigua ciudad de Balasagun. Kirguistán se encuentra en el lugar hoy en día. El aspecto interesante de este mapa no es que el este esté situado en la parte superior, sino que se representan lugares específicos que se profetizó que aparecerían durante el final de los tiempos, incluyendo a Gog y Magog. Por lo demás, el mapa está lleno de símbolos convencionales, como líneas rojas para las cordilleras y líneas azules para las masas de agua.
Mapamundi del Beato de Saint-Sever
Mapamundi del Beato de Saint-Sever
Lluvia de fuego y sangre del Folio 137v del Apocalipsis de Saint-Sever.
San Juan recibiendo la Revelación del Folio 26v del Apocalipsis de Saint-Sever.
Mapamundi del Beato de Saint-Sever siglo XI con medidas 37 X 57 cm.
El Beato de Saint-Sever, también conocido como Beato de San Severo o Apocalipsis de Saint-Sever es el único de los Beatos conocidos copiado en época románica al norte de los Pirineos.
Según las fuentes, el manuscrito iluminado sería realizado alrededor de 1050–1070 en un scriptorium francés, muy probablemente en la Abadía de Saint-Sever, situada en el Camino de Santiago, pues según el ex libris de su página primera, está dedicado a Gregorio de Muntaner, de origen español, que fue su abad entre 1028 y 1072 y está firmado por Stephanus Garsia, que también sería un monje copista e iluminador español.
Se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional de Francia en París (Ms Lat. 8878).
Obra
Comprende los Comentarios sobre el Apocalipsis de Juan del Beato de Liébana (hacia el 786), así como los Comentarios sobre el Libro de Daniel de San Jerónimo. El programa de iluminación se distribuye así:
- Los Evangelistas y sus símbolos.
- La genealogía de Cristo (aquí muy detallada).
- Comentarios del Apocalipsis.
- Comentarios del libro de Daniel.
En sus 292 folios de pergamino, escrito en latín, en letras visigótica y carolina, con 108 miniaturas, 84 de las cuales son historiadas (entre ellas, 73 a página completa y 5 en doble página). Las páginas miden 365 x 280 mm.
Las diferencias estilísticas, hacen suponer que se intentó reflejar las nuevas tendencias artísticas del momento y llevan a pensar que hay varios escribas y pintores. Pero a pesar de esto las imágenes presentan una cierta unidad:
- Se puede considerar de estilo románico francés, entendiéndolo con un espíritu de avance e integrador a la vez de fusiones de modelos estilísticos anteriores, como el carolingio y el mozárabe.
- Otras veces, se presentan claras influencias extranjeras, como en algunas páginas-tapices que serían más bien de ascendencia irlandesa.
- Sin embargo, la estructura de las imágenes es la de los manuscritos mozárabes. Entre otras, se puede indicar la relación estructural de las páginas dobles presentando a los 144.000 elegidos en el Beato de Urgel y en el de Saint-Sever, los altares en T, etc.
Este carácter mixto se ve, por ejemplo, en la representación de la Nueva Jerusalén: como en todos los manuscritos mozárabes, está constituida por un cuadrado, pero en Saint-Sever, las arquerías son románicas, de medio punto, y no de arcos de herradura visigóticos.
Se destaca una “‘Maiestas Domini“, a doble página que recuerda a las existentes en las portadas románicas francesas, por lo que, una vez más, se establecen lazos de conexión entre los iluminadores de manuscritos y los artistas que trabajaban en las iglesias o catedrales de la época.
Influencias
Debido a su calidad y riqueza de composición, ha tenido una gran influencia posterior en la iconografía, pintura y escultura del románico posterior.
Su esplendor ha llegado hasta el arte contemporáneo, donde inspiró a Picasso para su cuadro Guernica, donde un soldado caído se parece a la figura de un cadáver en la miniatura del “Diluvio” del Beato.
Galicia
Esos tres continentes conocidos se corresponden con los descendientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, y se separan por masas de agua. Jerusalén aparece como el centro del mundo (umbilicum mundi). Beato de Saint Server. S. XI
Mapa de la Cottoniana
Biblioteca Cotton
País: Reino Unido
Tipo: colección y colección de manuscritos
Ubicación: ciudad de Westminster
Coordenadas: 51°31′46″N 0°07′37″O
Los Evangelios de Lindisfarne son tan solo uno de los tesoros coleccionados por Sir Robert Bruce Cotton.
La Biblioteca Cotton o Cottoniana (Cotton Library o Cottonian Library) fue una colección privada de Sir Robert Bruce Cotton M. P. (1571–1631), anticuario y bibliófilo, que incluía libros, manuscritos, monedas y medallas. La utilizaron los principales eruditos de la época, entre los que se encontraban Francis Bacon, Walter Raleigh y James Ussher. Richard James ejerció como su bibliotecario.1
A la biblioteca de Sir Robert se agregaron más tarde numerosos libros y artefactos procedentes de la disolución de los monasterios, colección conocida como la Biblioteca del Rey o Biblioteca Regia (King’s Library o Regius Library), y formó la base de lo que hoy es la Biblioteca Británica. El conjunto se convirtió en el mayor recurso único conocido de literatura en inglés antiguo e inglés medio. Varios trabajos muy conocidos, como Beowulf, el poema Perla y los Evangelios de Lindisfarne, sobreviven hoy solo gracias a la biblioteca de Sir Robert.
Historia
Formación de la colección
A principios del siglo XVII hasta los registros oficiales del Estado y los papeles importantes se conservaban pobremente, y a menudo eran retenidos en manos privadas, desatendidos o destruidos por los funcionarios. Sir Robert recopiló y almacenó cien volúmenes de papeles oficiales, lo que en la práctica estableció un precedente en el derecho inglés. En 1622, la casa de Sir Robert estaba con su biblioteca justo al norte del Parlamento. Strype se refiere así a la mansión Cotton: «en el pasaje que va de Westminster Hall al patio del Palacio Viejo, un poco más allá de las escaleras que suben a la capilla de San Esteban, hoy el Parlamento [es decir, en el presente la Cámara de los Comunes], está la casa de la antigua y noble familia Cotton, donde se conserva una muy estimable biblioteca de volúmenes manuscritos, tomados tanto del país como del extranjero». Sir Christopher Wren describió la casa en su época como «en una condición muy ruinosa».2 La biblioteca era un recurso valioso y el lugar de reunión tanto de anticuarios y eruditos como de políticos, incluyendo a los líderes de la oposición, como Pym, Selden, Wentworth o Sir Edward Coke.
Una prueba de tal importancia era muy valiosa en aquel tiempo, en el que la política del reino se dirimía históricamente entre el rey y el Parlamento. Sir Robert supo que su biblioteca era de vital interés público y, aunque permitió libremente su consulta, le hizo objeto de hostilidad por parte del Gobierno. El 3 de noviembre de 1629 fue arrestado por difundir un panfleto tachado de sedicioso (en realidad había sido escrito quince años antes por Robert Dudley) y la biblioteca fue clausurada con ese pretexto. Cotton fue liberado el 15 de noviembre, y se le levantaron los cargos al siguiente mayo, pero la biblioteca permaneció clausurada hasta la muerte de Sir Robert; siendo restaurada a su hijo y heredero Sir Thomas Cotton, en 1633. La narración moderna más prolija, aunque incompleta, de estos hechos es la proporcionada por D. S. Berkowitz en 1988.3
Donación de la biblioteca
El nieto de Sir Robert, Sir John Cotton, donó la biblioteca a la nación de Gran Bretaña. Su historia temprana se resume en el texto introductorio de las Actas del Parlamento 12 y 13 Gul. III c.7 de 1700/1, que establecen mediante estatutos un régimen fiduciario para la Biblioteca Cottoniana:4
Sir Robert Cotton, más tarde Barón de Connington en el Condado de Huntingdon, a su propio oneroso cargo y expensas y con la ayuda de los anticuarios más eruditos de su tiempo, coleccionó y adquirió los más útiles manuscritos, libros, pergaminos [registros] y otros escritos en muchos idiomas de gran uso y servicio para el conocimiento y preservación de nuestra identidad, tanto religiosa como civil. Estos manuscritos y otros escritos fueron recopilados tanto de ultramar como de varios coleccionistas privados de esas antigüedades en este reino, [y] son generalmente estimados hoy como la mejor colección de su clase en el mundo. Y como sea que la mencionada biblioteca ha sido conservada con el mayor cuidado y diligencia por Sir Thomas Cotton, hijo del mencionado Sir Robert y por Sir John Cotton de Westminster, nieto vivo del mencionado Sir Robert, y ha sido muy aumentada e incrementada por ellos y alojada en un lugar muy adecuado en la antigua mansión del mencionado Sir John en Westminster, muy conveniente para ese propósito. Y como sea que el mencionado Sir John Cotton, siguiendo los deseos e intenciones de sus mencionados padre y abuelo, está contento y deseoso de que las mencionadas mansión y biblioteca continúen en su familia y nombre y no sean vendidas o dispuestas de otra manera ni malversadas, y que la mencionada biblioteca deba ser mantenida y conservada con el nombre de Biblioteca Cottoniana para el público uso y beneficio […]
A partir de estos estatutos, se nombraron fiduciarios para la biblioteca, que la trasladaron desde la ruinosa Cotton House. Primero fue a Essex House, en el Strand, pero temiendo el riesgo de un incendio fue de nuevo trasladada a Ashburnham House, un poco al oeste del Palacio de Westminster.
El incendio de Ashburnham House
El Génesis Cotton resultó prácticamente destruido por el incendio de Ashburnham House.
El 23 de octubre de 1731 se produjo un incendio en Ashburnham House, en el que se perdieron numerosos manuscritos, mientras que otros papeles resultaron chamuscados o dañados por el agua. En total se perdió o dañó la cuarta parte de la colección.5 El bibliotecario, Dr. Bentley, escapó de las llamas con el valiosísimo Codex Alexandrinus bajo el brazo, una escena presenciada y más tarde descrita a Lady Charlotte Sundon por Robert Freind, director de la Westminster School.6 El portavoz Onslow, como uno de los fiduciarios estatutarios de la biblioteca, dirigió y supervisó personalmente un notable programa de restauración para los medios de su tiempo. El informe publicado de su trabajo resulta de importancia fundamental en la bibliografía sobre la biblioteca.7 Afortutadamente, se habían hecho copias de algunos de los manuscritos perdidos (aunque no de todos), y muchos de los dañados pudieron ser restaurados de forma satisfactoria en el siglo XIX.
Clasificación
Sir Robert Cotton organizó su biblioteca mediante una referencia a la estantería, estante y posición de un determinado volumen. Cada estantería de la biblioteca estaba coronada por el busto de un césar de la Antigua Roma, por lo que su notación se componía de:
- el nombre de un césar para la estantería;
- una letra mayúscula para el estante, comenzando por la A para el estante superior de cada estantería;
- un número romano para el volumen entre los contenidos en el estante.
De ese modo, los dos manuscritos más famosos de la biblioteca se denominan, por ejemplo, «Cotton Vitellius A.xv» y «Cotton Nero A.x». Para el día a día de Sir Robert eso significaba «bajo el busto de Vitelio, en el estante superior, el decimoquinto volumen», para el Liber Monstrorum del manuscrito de Beowulf; o «ve al busto de Nerón, estante superior, décimo tomo» para el manuscrito que contenía todos los trabajos del poeta Pearl. En la Biblioteca Británica aún se catalogan esos valiosos tomos por las referencias de Cotton.
De este esquema de clasificación se apartaba ligeramente la estantería dedicada al emperador Augusto, que estaba dedicada a planos y otros elementos de gran formato.
Mappa Mundi anglosajón, 1025-1050
Dibujante: Anónimo
Media: pigmentos sobre papel vitela
Fecha: 1025
El ‘mapa del mundo anglosajón’ contiene la representación más antigua conocida y relativamente realista de las Islas Británicas. Fue creado, probablemente en Canterbury, entre 1025 y 1050, pero probablemente se base en última instancia en un modelo que data de la época romana. Esto mostraba las provincias del imperio romano, de las cuales ‘Britannia’ (Inglaterra) era una. El mapa fue revisado y actualizado alrededor del año 800 y nuevamente alrededor del año 1000. Se agregó nueva información, pero en cada etapa ocurrieron errores y malentendidos en el proceso de copiado.
Como la mayoría de los primeros mapas, este tiene el Este en la parte superior. Sin embargo, las Islas Británicas (abajo a la izquierda) son inmediatamente reconocibles y se muestran las Orkneys, Scillies, Channel Islands y las islas de Man y Wight. La forma tortuosa de Escocia está particularmente bien dibujada. Londres, la capital sajona de Winchester y Dublín se indican con símbolos de ciudades de estilo romano. El tamaño de la península de Cornualles es exagerado, lo que probablemente refleja la importancia de sus minas de cobre y estaño en el mundo antiguo. Lo más tentador de todo es lo que parecen ser dos figuras luchadoras en la península. ¿Podrían referirse al conflicto entre los sajones y los nativos británicos en los siglos posteriores a la partida de los romanos a principios del siglo V, que dio origen a la leyenda del Rey Arturo?
El mapa de Cottoniana se sale de la tradición cartográfica medieval
Basado en el viaje del Arzobispo Sigeric de Canterbury desde Roma, se pensó que el Mapa de Cottoniana fue dibujado por primera vez alrededor del año 992-994. Después de un análisis más profundo del mapa del mundo, se decidió que en realidad fue ilustrado más cerca de 1025-1050. Curiosamente, este mapa se sale de las líneas de la cartografía medieval tradicional. Jerusalén no está en el centro del mundo, el Jardín del Edén no se encuentra en ninguna parte, y el este está en la cima en lugar del norte.
TÍTULO: El Mapa Cottoniana o Anglosajón
AUTOR: del Periegsis de Prisciano
DESCRIPCIÓN: La Cotton Tiberius es el ricamente iluminada del siglo XI manuscrito en el algodón colección de los británicos Biblioteca y contiene uno de la mas antigua y mas excelentes mapas del mundo. Llamado Cottoniana o Mapa anglosajón, data de 995-1050, justo antes la conquista normanda y no parece pertenecer a cualquiera de los identificables “familias” de la edad media mapas, como lo describe MC
Se dice que este mapa es el último de una larga tradición de mapamundis circulares que se trabajaron sin interrupción desde la antigüedad clásica, diseñados para mostrar todas las tierras contenidas entre las fronteras del imperio Romano. No ha quedado ningún original de estos mapas anteriores al Cottonian, pero sí conocemos la descripción precisa del “Orbis Terrarum” que dibujó Marcus Vipsanius Agrippa, con mucho más valor simbólico que geográfico, y que fue el inspirador de todos ellos. Este Mapamundi Anglosajón, aparte de ser el último mapa romano, también es el primero de la escuela anglonormanda cuyo máximo exponente serán los grandes discarios del siglo XIII.
Oriente. “Hic abundant leones”. Y en la esquina de la derecha el arca de Noé.
Los espacios en blanco de los antiguos mapas romanos estaban ocupados por dragones, serpientes o leones. Era una manera de indicar espacios desconocidos ante los que había que extremar precauciones. El mapamundi anglosajón de Cotton, también los tiene. Arriba a la izquierda, en la parte de Oriente que se acerca al norte -observemos que se trata de un mapa orientado y Oriente se ubica en la parte superior-, detrás del mar Caspio y de los montes caucásicos, avisa: “Hic abundant leones”. En África, entre Cartago y Mauritania, lo que hay son serpientes: “Zugis regio ipsa est in Affrica, est enim fertilis, sed ulterior bestiis et serpentibus plena” (También la región de Zugis está en África. Es muy fértil, pero después está llena de bestias serpientes”.
El mapa está centrado en el Mediterráneo occidental, nombra las cuatro grandes civilizaciones de la antigüedad: Babilonia, Media, Macedonia y Roma, la zona de Palestina aparece dividida entre las tribus de Israel y no se dibuja el paraíso en el extremo de Oriente.
Africa. “…bestiis et serpentibus plena””. Y en el extremo sur, la Antípoda y en ella, cinocéfalos (hombres con cabeza de perro).
Aunque los contornos de la parte occidental de Europa se comprimen para ajustarlos al espacio disponible, los perfiles están trazados con realismo y son reconocibles. No faltan detalles míticos, por ejemplo, la entrada del Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar está flanqueada por la torres de Hércules. Las costas de Inglaterra aparecen especialmente bien trabajadas. Es el más antiguo de los mapas medievales en los que las costas de Inglaterra, lugar donde se elaboró el mapa, aparecen reconocibles y ajustadas a su forma real, aunque a medida que se va acercando al norte las formas se diluyen y acaba deshaciéndose en un rosario de islas. También queda descolgada la península escandinava. Evidentemente los pormenores del extremo norte no eran demasiado conocidos.
Extremo occidental del mundo. Inglaterra, España, las columnas de Hércules y el norte de África.
El disco de Vladikavkaz
Disco de Vladikavkaz
El disco de Vladikavkaz es un fragmento de un disco de arcilla1 descubierto en 1992 en la ciudad de Vladikavkaz, en Osetia del Norte-Alania, República de Osetia del Norte-Alania, al sur de la Rusia europea, en el que se grabaron símbolos, posiblemente de una lengua antigua o desconocida.23
Descubrimiento
El disco fue descubierto en 1992 en el sótano de una casa de Vladikavkaz. En realidad, se trata de un fragmento de disco, que fue llevado al museo de la República de Osetia del Norte por su anónimo descubridor. Hecho de arcilla pura, de color marrón claro, la marca de una tabla era todavía visible en el reverso. La forma discoidal se pone de manifiesto por la curvatura del borde del fragmento, que permite restituir un diámetro de 10 cm. El grosor del objeto es de 1,1 cm en el centro, pero se reduce a medida que se acerca al borde hasta 0,5 cm. El fragmento restante mide 5 cm de borde a centro.4
Los campos están atravesados por líneas verticales y, por tanto, divididos en sectores en los que se han dibujado de tres a cinco signos. Se supone que se trata de una escritura jeroglífica y, que si así fuera, los sectores se corresponderían con palabras.
Comparación con el Disco de Festo
El disco de Vladikavkaz se compara a menudo con el disco de Festo, que está dividido en cuatro campos concéntricos, intersecados por líneas verticales, con sectores que contienen signos jeroglíficos.5 A diferencia del disco de Festo, que está grabado en ambas caras con sellos o moldes para cada signo y un punzón en las separaciones, el disco de Vladikavkaz está grabado a mano en una sola cara con un punzón. Para la investigadora Efi Polighianaki no hay duda de que se utilizó el mismo sistema gráfico para ambos discos. Si la autenticidad del disco de Festo se ha cuestionado la aparición del disco de Vladikavkaz ha vuelto a darle verosimilitud y complejidad por la distancia entre Creta y Vladikavkaz.
Desaparación del disco de Vladikavkaz
La autenticidad del disco se ha cuestionado sobre todo porque el disco desapareció en 2001 y los estudios del disco sólo pueden hacerse a partir de fotografías.
Marco G. Corsini
En diciembre de 1992 durante la limpieza del sótano de una casa de finales del siglo XIX un Vladikavkaz en Osetia del Norte se descubrió un fragmento de un disco de terracota de color marrón claro (el diámetro original se estima en 10 cm; grosor en el centro 1,1 cm; grosor en el borde 0,5) grabado en un lado de las marcas correspondientes en su mayoría a los homólogos los del disco de Phaistos. Mi primera impresión es que el fragmento, procedente de la cantera de los ladrillos y del material con el que se hicieron los cimientos de la casa, pasó desapercibido (obviamente) para los albañiles que lo dejaron entre los escombros del propio edificio. Averiguar de qué cantera o de qué otro lugar proviene el material de construcción de esta casa podría significar identificar el sitio, la zona sepulcral, donde se podrían guardar otros objetos similares junto con el ajuar funerario de una o más tumbas de jefes nómadas. El descubridor del fragmento Vladikavkaz lo entregó al museo de la República de Osetia del Norte. Posteriormente, el disco ha perdido sus huellas y quizás reaparezca un día u otro en una colección privada. El disco Vladikavkaz tiene algunas diferencias con el disco Phaistos. Además de las ya citadas (grabadas a mano y en una sola cara) no aparece escrita en espiral sino en anillos concéntricos. En cuanto a los signos, los hay diferentes respecto al silabario festio, pero esto es lógico, dado que el silabario debía rondar los 70-80 signos, y podemos reconstruir el silabario festio (incluidos los signos impresos y luego cancelados que no entrar en el texto definitivo) hasta más de 60 signos, la gran mayoría descubiertos por el escritor. Pero enseguida advierto que en el estado de cosas no logro identificar un solo signo de los que conozco entre los diferentes presentes en el registro de V. Sería deseable tener una foto que permitiera mejorar todos los detalles. Es evidente la mayor antigüedad del disco Vladikavkaz, cuyos signos se acercan gráficamente a los arquetipos de los jeroglíficos cretenses.
De Ossetia y sus alrededores n°9, Paris, 2001, por V.A. Kouznetsov traducido del ruso por Iaroslav Lebedynsky.
“Según la información disponible, en una casa situada en Vladikavkaz, se hizo en diciembre de 1992 una limpieza del sótano. Esta casa de ladrillos de dos pisos fue probablemente construida a fines del siglo XIX. Entre los detritus retirados del sótanos fue descubierto un fragmento de disco de terracota, cubierto sobre una cara con signos desconocidos. El descubridor anónimo del objeto lo llevó al museo de la República de Ossetia del Norte.
El disco de Vladkikavaz está hecho de arcilla pura de color marrón claro, la marca de una plancha es visible al reverso. La forma discoidal es reconocible por la curva del borde subsistente, que permite restituir un diámetro de 10 cm. El espesor al centro es de 1,1 cm, el disco se adelgaza hacia el borde donde no mide más que 0.5 cm de espesor; las fracturas muestran una pátina clara y dan la impresión de ser antiguas. El fragmento subsistente mide 5 cm del borde al centro, siendo de 5,2 cm la longitud del borde.
En la arcilla, han sido trazados antes de la cocción tres círculos concéntricos que dividen la superficie del disco en cuatro campos anulares. Los campos están recortados, por pequeños trazos verticales, en sectores al interior de los cuales han sido trazados de 3 a 4 signos. Se puede suponer que se trata de símbolos jeroglíficos y que lo sectores corresponden a palabras o a grupo de palabras. No parece dudoso que estamos frente a una escritura antigua.
En una primera ojeada, es evidente que el más próximo elemento de comparación es ofrecido por el célebre “disco de Festos” en Creta. Este último se encuentra igualmente dividido en cuatro campos concéntricos, separado por trazos verticales en sectores que contienen signos jeroglíficos. El disco de Festos fue encontrado en 1908 por Arthur Evans como resultado de las excavaciones de un palacio, en compañía de cerámicas del período Minoico Medio III y de una tablilla cuadrada con una inscripción en Linear A, datadas del siglo XVII. A.C. El disco de Festos se distingue así del fragmento descrito aquí por un diámetro notablemente más importante y por el empleo de matrices para imprimir los signos. Por otro lado, la inscripción en ese caso ocupa las dos caras, mientras que el disco de Vladikavkaz está cubierto de signos solamente de un lado.
El fragmento de Vladikavkaz es tan inesperado y sorprendente que se puede incurrir en la falta de preguntar por su autenticidad; su proveniencia local está excluida. ¿No podría tratarse de una falsificación, del siglo XIX por ejemplo? Esta pregunta esencial deberá ser inevitablemente examinada. Bien que sea difícil admitir en los falsificadores el nivel de conocimiento necesario de la escritura creto-minoica, subsiste un lugar para la duda.
La similitud con el disco de Festos es innegable. Efi Polygiannaki compara los dos y concluye que un mismo sistema de escritura ha sido empleado en las dos inscripciones, con la diferencia que la del disco de Festos es “tipográfica”, mientras que la de Vladikavkaz es “manuscrita”.Por ese hecho, los signos que se repiten están escritos con ligeras variantes.
Si el fragmento encontrado en Vladikavkaz proviene del Cáucaso septentrional o de la costa norte del mar Negro (cosa que ignoramos), puede constituir una prueba real de los lazos directos entre el mundo póntico -principalmente sus partes septentrionales y nororientales -y la civilización creto-micénica- Pero otra explicación, al menos tan verosímil, de su presencia en el sótano de una casa de habitación en Vladikavkaz es posible: un coleccionista o anticuario local pudo vivir ahí, y el objeto le pudo haber llegado por cualquier clase de vías complejas e intermediarias. El fragmento de disco, objeto incomprensible e inútil, habrá podido ser lanzado con otros detritus en el sótano, antes de comenzar una vida nueva en 1992. Desgraciadamente, esta idea no ha podido ser verificada.”
https://www2.uned.es/geo-1-historia-antigua-universal/GRECIA/disco_festos.htm
Se deduce que hay (de momento) serias dudas sobre este disco.
Mapamundi de Al-Masudi
Mapamundi de Al-Masudi
Nombre en árabe: المسعودي
Nacimiento: c. 896; Bagdad (califato abasí)
Fallecimiento: Septiembre de 956; El Cairo (Egipto)
Religión: Islam
Educación
Alumno de: Niftawayh
Ocupación: Geógrafo, historiador y escritor
Área: Historia
Abu ul-Hasan ‘Ali ibn al-Husayn ibn ‘Ali al-Masʿūdī (en árabe, أَبُو ٱلْحَسَن عَلِيّ ٱبْن ٱلْحُسَيْن ٱبْن عَلِيّ ٱلْمَسْعُودِيّ, Bagdad, 896 – Fustat, 956) fue un historiador y geógrafo, conocido como el «Heródoto de los árabes».1 Fue uno de los primeros en reunir las disciplinas de la historia y de la geografía científica en una obra de gran alcance, su Murūj adh-dhahab wa-maʿādin al-jauhar que en su momento era una historia del mundo conocido. Escribió Las praderas de oro y Libro de advertencia y revisión, crónicas que reflejan las inquietudes de su época.
Biografía
El atlas del mundo de Al-Mas’udi (invertido en el eje norte-sur) también incluye un continente al oeste del Viejo Mundo.
Debido a la escasez de las fuentes, es poco lo que se sabe sobre la vida de al-Masʿūdī. A pesar de la gran producción escrita, su figura fue completamente ignorada por la mayoría de los biógrafos contemporáneos a su época. Incluso en Kitāb al-Fihrist de Ibn an-Nadīm, uno de los diccionarios más completos de la cultura letrada árabe, la información sobre al-Masʿūdī se reduce a una serie de breves menciones.2 Debido a lo anterior, la única manera de arrojar la luz sobre la vida de al-Masʿūdī, es a través de sus propias obras.
La fecha exacta de nacimiento de Al-Masʿūdī se desconoce, pero la mayoría de los investigadores la sitúan entre 893 y 896 (279-283 AH). Era originario de Bagdad, la capital del Califato abbasí. Su nisba podría indicar la descendencia de ʿAbdallāh ibn Masʿūd, uno de los primeros conversos musulmanes y también uno de los compañeros más cercanos de Mahoma. La juventud del futuro viajero pasó en su ciudad natal. A pesar de no contar con evidencias directas, Charles Pellat a partir de sus obras deduce que durante la etapa formativa al-Masʿūdī tuvo la oportunidad de asistir a clases impartidas por varios maestros importantes de la época como Wakīʿ (m. 306/918), al-Faḍl b. al-Ḥubāb (m. 305/917) y Abū ʿAlī al-Djubbaʾī. Durante esta etapa también pudo haber conocido a aṭ-Ṭabarī (m. 310/923), Ibn Durayd (m. 321/934), al-Ashʿarī (d. 324/935), entre otros.2
En el período entre 912 y 915 al-Masʿūdī abandona Bagdad para emprender un largo viaje. Según so obra Murūj adh-dhahab en 915 visitó una serie de ciudades de Persia, de donde se dirigió a la India, atravesando Sind. De allí, posiblemente recorrió Ceilán y una parte de China. Esta etapa del viaje de al-Masʿūdī que corresponde a los territorios fuera del mundo islámico ha generado muchas dudas entre la comunidad académica.3 Su veracidad ha sido cuestionada, ya que no se cuenta con las evidencias contundentes de su estancia en Asia Oriental, mientras que sus descripciones de dicha región están basadas en otras fuentes. Por ejemplo, según Paul Lunde y Caroline Stone, una gran parte fue tomada de Ak̲h̲bār al-Ṣīn wa’l-Hind de Abū Zayd al-Sīrāfī, a quién al-Masʿūdī encontró durante su recorrido.4 En cualquiera de los casos, en 917 después de pasar por Yemen y Omán, regresó a Irak. Después de pasar cuatro años en su tierra natal, en 921 al-Masʿūdī emprendió un nuevo viaje a Siria. Cinco años más tarde, encontramos nuevamente al viajero visitando Jerusalén, Nazareth, entre otras ciudades de Palestina. En 927 hay un nuevo registro de su presencia en Damasco, Raqqa y Harran.
La última etapa de sus andanzas fue marcada por el paso por Armenia y la orilla del mar Caspio. Al final de su viaje al-Masʿūdī se establece en Fustat, la capital de la Dinastía ijshidí que de iure se encontraba bajo la soberanía de los Califas de Bagdad, pero de facto representaba una entidad política autónoma. Tras su llegada a Fustat, al-Masʿūdī ya no volverá a Bagdad, sumergida en los disturbios relacionados con el debilitamiento del poder central abbasí y el ascenso de los Búyidas. Precisamente en Fustat al-Masʿūdī completó una gran parte de sus trabajos, incluyendo las únicas dos obras que llegaron hasta nosotros y continuó trabajando hasta su muerte en 956.
Obra
al-Masʿūdī fue reconocido por su contribución al género de la geografía histórica. De los 36 tratados conocidos hasta nuestros días llegaron solo dos: Kitāb at-Tanbīh wa-’l-ishrāf (Libro de advertencia y revisión) y Murūj adh-dhahab wa-maʿādin al-jauhar (Los prados de oro y las minas de gemas). Su opus magna de treinta volúmenes intitulada Aḵbār az-zamān (Noticias/historia del tiempo) se ha perdido, igual que su apéndice al-Kitāb al-awsaṭ (El libro medio). El resumen abreviado de Aḵbār az-zamān con el que contamos en la actualidad se ha conservado bajo el título Murūj adh-dhahab wa-maʿādin al-ǧauhar (Los prados de oro y las minas de gemas). La segunda obra que llegó hasta la actualidad, Kitāb at-Tanbīh wa-’l-ishrāf,5 fue escrita poco tiempo antes de la muerte de al-Masʿūdī y contiene correcciones y aclaraciones de sus libros previos.6
Los prados de oro y las minas de gemas (Murūj adh-dhahab wa-maʿādin al-jauhar)
El estudio sistemático de Murūj adh-dhahab fue inaugurado en el siglo XIX por Silvestre de Sacy y retomado por especialistas como Ernest Renan. Entre 1861 y 1877 Barbier de Meynard y Pavet de Courteille elaboraron la primera traducción del texto completo al francés, lo que dio un impulso a su estudio. Murūǧ aḏ-ḏahab obtuvo una alta valoración entre la comunidad académica. Uno de los mayores expertos del siglo XX en literatura árabe, H.A.R Gibb: “no hay trabajo más maravilloso escrito en árabe.”6
El libro consta de dos partes. La primera reúne la descripción de las partes conocidas del mundo con la clásica división en siente climas con constantes digresiones de carácter proto-antropológico, propios para la literatura geográfica descriptiva árabe. La segunda parte ocupa aproximadamente dos tercios de la totalidad de la obra y está dedicada específicamente a la historia árabe-musulmana desde Mahoma hasta el reinado del Califa abbasí Abū ʾl-Qāsim al-Faḍl ibn al-Muqtadir (m. 974).7 En este sentido, Murūǧ aḏ-ḏahab es uno de los trabajos más ilustrativos de la vida cultural y política del Califato abbasí.
Contribución
En las descripciones geográficas, la metodología de al-Masʿūdī no se compara con la rigurosidad “científica” de autores como al-Bīrūnī. Sobre todo era un literato, un adīb, lo que lo acerca a autores como al-Jāḥiẓ o ibn al-Faqih, pero con un sesgo más serio y el estilo narrativo más disciplinado.
El legado de al-Masʿūdī enriqueció el género de la literatura geográfica descriptiva. Su imparcialidad en cuestiones étnicas y religiosas, su erudición y el alcance de sus intereses lo convierten en un autor de suma importancia tanto para el estudio de los asuntos internos del Califato, como para el análisis de la visión que tenía un representante de esta cultura del mundo circundante.
Nacimiento, viajes y producción literaria
Más información: Los prados de oro
Poco se sabe de sus medios y financiación de sus extensos viajes dentro y más allá de las tierras del Islam, y se ha especulado que, como muchos viajeros, pudo haber estado involucrado en el comercio.[6]
Hacia el final de Los prados de oro, al-Mas’udi escribió:
La información que hemos recopilado aquí es el fruto de largos años de investigación y dolorosos esfuerzos de nuestros viajes y jornadas por Oriente y Occidente, y de las diversas naciones que se encuentran más allá de las regiones del Islam. El autor de esta obra se compara a un hombre que, habiendo encontrado perlas de todo tipo y color, las junta en un collar y las convierte en un adorno que su poseedor guarda con gran esmero. Mi objetivo ha sido rastrear las tierras y las historias de muchos pueblos, y no tengo otro.[7]
Entorno intelectual de al-Mas’udi
Al-Mas’udi vivió en una época en que los libros estaban disponibles y eran baratos. Ciudades importantes como Bagdad tenían grandes bibliotecas públicas y muchas personas, como as-Suli, un amigo de Mas’udi, tenían bibliotecas privadas, que a menudo contenían miles de volúmenes. A principios de la era abasí, los prisioneros chinos llevaron el arte de la fabricación de papel al mundo islámico después de la batalla de Talas y la mayoría de los pueblos y ciudades grandes tenían fábricas de papel. El material de escritura barato disponible contribuyó a la animada vida intelectual.[9] Al-Mas’udi a menudo remite a los lectores a sus otros libros, suponiendo que estén disponibles. La alta alfabetización y el vigor del mundo islámico con su rica herencia cultural de filosofía griega, literatura persa, matemáticas indias, contrastaba con la de Europa, cuando el autor de la Crónica anglosajona estaba escribiendo. Estaba familiarizado con la obra médica de Galeno, con la astronomía ptolemaica, con la obra geográfica de Marino y con los estudios de los geógrafos y astrónomos islámicos.
En Los prados de oro, al-Mas’udi escribió su famosa condena de la revelación sobre la razón:
Las ciencias fueron apoyadas financieramente, honradas en todas partes, universalmente perseguidas; eran como edificios altos sostenidos por fuertes cimientos. Entonces apareció la religión cristiana en Bizancio y los centros de aprendizaje fueron eliminados, sus vestigios borrados y el edificio del saber griego fue destruido. Todo lo que los antiguos griegos habían sacado a la luz se desvaneció, y los descubrimientos de los antiguos se alteraron hasta quedar irreconocibles.
Al-Mas’udi incluyó la historia de las antiguas civilizaciones que habían ocupado la tierra sobre la que más tarde se extendió el Islam. Menciona a los asirios, babilonios, egipcios y persas entre otros. También es el único historiador árabe que se refiere (aunque indirectamente) al reino de Urartu, cuando habla de las guerras entre los asirios (dirigidos por la legendaria reina Semíramis) y los armenios (dirigidos por Ara la Hermosa).[12]
Al-Mas’udi estaba al tanto de la influencia de la antigua Babilonia en Persia. Tuvo acceso a una gran cantidad de traducciones de eruditos como ibn al-Muqaffa del persa medio al árabe. En sus viajes, también consultó personalmente a eruditos persas y sacerdotes zoroastrianos . Así tuvo acceso a mucho material, fáctico y mítico. Al igual que otros historiadores árabes, no tenía claro la dinastía aqueménida, aunque sabía de Kurush (Ciro el Grande). Fue mucho más claro sobre las dinastías más recientes y su estimación del tiempo entre Alejandro Magno y Ardashir se describe con mucha más precisión que en al-Tabari.
Sus amplios intereses incluían a los griegos y los romanos. Una vez más, al igual que otros historiadores árabes, no tenía claro la Grecia anterior a la dinastía macedonia que produjo a Alejandro Magno. Él es consciente de que hubo reyes antes de esto, pero no tiene claro sus nombres y reinados. Tampoco parece estar familiarizado con aspectos adicionales de la vida política griega como las instituciones democráticas atenienses. Lo mismo vale para la Roma anterior a César . Sin embargo, es el primer autor árabe existente que menciona el mito fundador romano de Rómulo y Remo.
En opinión de al-Mas’udi, la mayor contribución de los griegos fue la filosofía. Era consciente de la progresión de la filosofía griega desde los presocráticos en adelante.
También estaba muy interesado en los acontecimientos anteriores de la península arábiga. Reconoció que Arabia tenía una larga y rica historia. También era muy consciente de la mezcla de hechos interesantes en tiempos preislámicos, en mitos y detalles controvertidos de tribus competidoras e incluso se refirió a la similitud entre parte de este material y las contribuciones legendarias y narrativas de algunos persas medios e indios, libros a las Mil y Una Noches.[cita requerida]
Viajes en tierras más allá del Islam
En el año 933 Al-Masudi menciona a los marineros musulmanes, que llaman a las islas Comores: “Las Islas del Perfume” y cantan las olas que rompen rítmicamente a lo largo de amplias playas de arena perlada, las brisas ligeras perfumadas con vainilla e ylang-ylang, un componente en muchos perfumes.[13]
Ahmad Shboul señala que al-Mas’udi se distingue de sus contemporáneos por el alcance de su interés y la cobertura de las tierras y pueblos no islámicos de su época. Otros autores, incluso los cristianos que escribieron en árabe en el califato, tenían menos que decir sobre el Imperio bizantino que al-Mas’udi. También describió la geografía de muchas tierras más allá del califato abasí, así como las costumbres y creencias religiosas de muchos pueblos.[cita requerida]
Sus habituales consultas a los viajeros y la extensa lectura de escritores anteriores se complementaron en el caso de la India con sus experiencias personales en la parte occidental del subcontinente. Demuestra una comprensión profunda del cambio histórico, rastreando las condiciones actuales hasta el desarrollo de eventos a lo largo de generaciones y siglos. Percibió la importancia de las relaciones interestatales y de la interacción de musulmanes e hindúes en los diversos estados del subcontinente.[cita requerida]
Describió a los gobernantes anteriores en China, subrayó la importancia de la revuelta de Huang Chao a finales de la dinastía Tang y mencionó, aunque menos detalladamente que para la India, las creencias chinas. Su breve retrato del sudeste asiático destaca por su grado de precisión y claridad. Inspeccionó las vastas áreas habitadas por pueblos túrquicos, comentando lo que había sido la amplia autoridad de Khaqan, aunque este ya no era el caso en la época de al-Mas’udi. Transmitió la gran diversidad de pueblos túrquicos, incluida la distinción entre turcos sedentarios y nómadas. Habló de la importancia de los jázaros y proporcionó mucho material nuevo sobre ellos.[cita necesaria]
Su relato de la Rus es una importante fuente temprana para el estudio de la historia rusa y la historia de Ucrania. Nuevamente, si bien puede haber leído a autores árabes anteriores como Ibn Khordadbeh, Ibn al-Faqih, ibn Rustah e Ibn Fadlan, al-Mas’udi presentó la mayor parte de su material basado en sus observaciones personales y contactos realizados durante el viaje. Informó al lector árabe que los rus eran más que unos pocos comerciantes. Eran una colección diversa y variada de pueblos. Señaló su actitud independiente, la ausencia de una autoridad central fuerte entre ellos y su paganismo. Estaba muy bien informado sobre el comercio de la Rus con los bizantinos y sobre la competencia de la Rus en la navegación de buques mercantes y buques de guerra. Era consciente de que el Mar Negro y el Mar Caspio son dos cuerpos de agua separados.[cita requerida]
Al-Mas’udi también estaba muy bien informado sobre los asuntos bizantinos, incluso sobre los acontecimientos políticos internos y el desarrollo de los golpes palaciegos. Él registró el efecto de la migración hacia el oeste de varias tribus sobre los bizantinos, especialmente los búlgaros invasores. Habló de las relaciones bizantinas con Europa occidental. Y, por supuesto, estaba muy interesado en las relaciones bizantino-islámicas.[cita requerida]
Un ejemplo de la influencia de Al-Mas’udi en el conocimiento musulmán del mundo bizantino es que el uso del nombre Estambul (en lugar de Constantinopla) se remonta a sus escritos durante el año 947, siglos antes del eventual uso otomano de este término. Escribe que los griegos (es decir, los bizantinos del siglo X) la llaman “la Ciudad” (bulin en la escritura árabe, que carece de la letra p: en griego polin); “y cuando quieren expresar que es la capital del Imperio por su grandeza dicen Istan Bulin. No la llaman Constantinopla. Son sólo los árabes quienes la designan así”.[14] Una analogía actual sería el uso de las frases “Voy al centro de la ciudad” o “Voy a la ciudad” por parte de quienes viven cerca de Chicago o Londres, respectivamente.[cita requerida]
Tiene algún conocimiento de otros pueblos del este y oeste de Europa, incluso de la lejana Gran Bretaña y la Inglaterra anglosajona. Lo nombra, aunque es incompleto al respecto. Conoce París como la capital de los francos. Obtuvo una copia de una lista de gobernantes francos desde Clodoveo hasta su época.[cita requerida] Hace varias referencias a personajes interpretados como vikingos, descritos por él como majus, que llegaron a Al-Andalus desde el norte.[15]
El interés global de Al-Mas’udi incluía África. Era muy consciente de los pueblos de la parte oriental del continente (mencionando detalles interesantes de los Zanj, por ejemplo). Conoce menos África occidental, aunque nombra estados contemporáneos como Zagawa, Kawkaw y Ghana. Describió las relaciones de los estados africanos entre sí y con el Islam. Proporcionó material sobre las culturas y creencias de los africanos no islámicos.[cita requerida]
En general, sus obras sobrevivientes revelan una mente intensamente curiosa, un universalista que adquiere ansiosamente un trasfondo tan extenso del mundo entero como sea posible. La variedad geográfica de su material y el alcance de su espíritu siempre inquisitivo es verdaderamente impresionante.[cita requerida]
Recepción
Ernest Renan comparó a al-Masudi con el geógrafo griego Pausanias del siglo II d. C., mientras que otros lo compararon con el escritor romano Plinio el Viejo . Incluso antes de que el trabajo de al-Masudi estuviera disponible en idiomas europeos, los orientalistas [cita requerida] lo compararon con Heródoto, el antiguo historiador griego llamado “El padre de la historia”.
Influencias religiosas
Algunos de los primeros comentaristas de al-Masudi indican la influencia de los antagonismos religiosos. El erudito sunita Ibn Hajar escribió: “Los libros [de al-Mas’udi] son imprecisos porque era un chiíta, un muʿtazili“.[17] Adh-Dhahabi[18] y Taj al-Din al-Subki creían que él defendía la doctrina herética de Mu’tazili.[19] Las indicaciones de la teología chiita se citan a continuación:
Su descripción de Sistán (Irán)
“… es la tierra de los vientos y la arena. Allí el viento mueve los molinos y hace subir el agua de los arroyos, con lo cual se riegan los jardines. No hay en el mundo, y sólo Dios lo sabe, ningún lugar donde se haga un uso más frecuente de los vientos”. (947 dC)[21]
Mapamundi de Beato de Liébana
Mapamundi de Beato de Liébana
Mapamundi de Beato de Liébana conservado en el manuscrito de Saint Severn. El mapa se encara hacia el este y no hacia el norte, en contraste con lo usual en cartografía moderna. Se dice por tanto que el mapa está orientado.
El Mapamundi de Beato de Liébana (776) es una de las principales obras cartográficas de la Alta Edad Media. Fue elaborado por el monje lebaniego del mismo nombre, basándose en las descripciones aportadas por San Isidoro de Sevilla, Ptolomeo y las Sagradas Escrituras. Aunque el manuscrito original se ha perdido, aún quedan algunas copias de una fidelidad bastante grande respecto al original.
El mapa se reproduce en el prólogo del segundo libro de los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana. La función principal del mapa no es la de representar cartográficamente el mundo, sino la de servir de ilustración a la diáspora primigenia de los apóstoles.
Se conocen como «Los Beatos» los manuscritos de los siglos X al XIII, más o menos abundantemente ilustrados, donde se copian el Apocalipsis de San Juan y los Comentarios sobre este texto redactados en el siglo VIII por el Beato de Liébana. Escribió los Comentarios al Apocalipsis de San Juan (Commentarium in Apocalypsin), en el año 776. En esta versión pretende hacer frente a la crisis por la que pasaba la Iglesia en aquellos años e intenta demostrar que está en posesión de la traditio sobre la llegada y predicación del Apóstol Santiago en España. Para ello se basa en ciertos escritos del libro Breviario de los Apóstoles.
El mapamundi es uno de los conocidos como mapas T en O también llamados Orbis Terrarun. En estas piezas la O representa la concepción esférica del mundo mientras que la T son las masas de agua que dividen la tierra. Este tipo de mapas fue muy frecuente en la Edad Media aunque cabe destacar que la mayoría de los eruditos de la época ya sabían de la concepción esférica de la Tierra y no plana como se representa en este tipo de mapas.
En la Edad Moderna y sobre todo tras el descubrimiento del continente americano este tipo de mapas cayeron en desuso ya que no hacían posible la incorporación de las nuevas tierras descubiertas.
La cosmovisión europea altomedieval
Según las descripciones del Génesis que Beato tomaba por base, la Tierra era plana y sobre ella se elevaba la bóveda celeste en la que se movían el Sol, la Luna y toda una serie de luminarias menores como los planetas y las estrellas. Se consideraba que existían dos tipos de masas de agua: las aguas superiores, que eran contenidas por la bóveda celeste y que usualmente caían a la tierra en forma de lluvia, y las aguas inferiores, que eran las que nutrían los arroyos, los ríos y las grandes masas de agua salada.1
Esta imagen de El Jardín de las Delicias representa la cosmovisión hebrea recogida en el libro del Génesis. La tierra es un disco rodeado de dos masas acuosas: las aguas superiores, que ocasionalmente caen a la tierra en forma de lluvia cuando YHVH abre las compuertas del cielo, y las aguas inferiores, formadas por los mares, los lagos y el Océano. En las profundidades de la esfera del cosmos se halla el sheol, morada de los muertos hasta la llegada del Juicio Final.
En este Mapamundi, el orbe se representa como un disco circular rodeado por las aguas del Océano. La tierra se divide en tres continentes: Asia (semicírculo superior), África (cuadrante inferior derecho) y Europa (cuadrante inferior izquierdo), que corresponden respectivamente a los descendientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. Las masas continentales son separadas por corrientes de agua o mares interiores como el mar Mediterráneo (Europa-África), el río Nilo (África-Asia) y el Bósforo y el mar Egeo (Europa-Asia). En el centro del mundo se sitúa Jerusalén, la ciudad sagrada del judaísmo y la cristiandad, donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac y donde tuvieron lugar los sucesos de la Pasión y Resurrección de Cristo. La concepción de Jerusalén como umbilicum mundi era bastante usual en la espiritualidad cristiana medieval: en la Divina Comedia, Dante inicia su viaje a los infiernos desde el subsuelo de esta ciudad.
Descripción de los continentes
Asia
En esta ilustración de Las muy ricas horas del duque de Berry se representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal. Durante la Edad Media se creía que el Jardín del Edén se situaba en el extremo oriental del mundo, y que era posible, en teoría alcanzar aquel lugar. Colón lo intentó.
En el extremo oriental de Asia se halla el Jardín del Edén, territorio paradisíaco donde no hace frío ni calor y donde crecen árboles y maderas de todo tipo. En su centro se halla el Árbol de la Vida y junto a él una fuente de donde manan los cuatro ríos del Paraíso: Tigris, Éufrates, Pisón y Guijón. La entrada al Paraíso se halla protegida por un querubín que blande una espada de fuego. En la costa meridional del continente asiático se sitúa la India, enorme territorio atravesado por tres ríos de nombre Indo, Ganges e Hipane. Es abundante en hombres de color oscuro, elefantes, rinocerontes, especias y piedras preciosas como los rubíes, las esmeraldas o los diamantes.
Sus tierras están bendecidas por el viento del oeste, Favonio, y por ello dan dos cosechas al año. Allí se sitúan los montes del Oro, cuyo acceso está vedado a los humanos por grifos y dragones. Frente a la costa india se sitúan las islas de Taprobane (Ceilán), abundante en gemas y elefantes, Chrysa y Argyre, fecundas en oro y en plata respectivamente, y por último Tyle, cuyos árboles jamás pierden sus hojas (se ha especulado con que se trate de alguna isla de Indonesia).
Al oeste de la India se encuentra Partia, región que se extiende entre los ríos Indo y Tigris. Se divide en cinco provincias diferentes: Aracusia, la Partia propiamente dicha, llamada así por los partos, bravos guerreros que, procedentes de Escitia, fundaron un imperio que trató de igual a igual a Roma, Asiria, llamada así por Asur, el hijo de Sem, famosa por haber inventado la púrpura y todo tipo de perfumes y ungüentos; en ella se situaba Nínive, la capital del antiguo imperio de los asirios, y a donde fue a predicar inútilmente el profeta Jonás; Media, que se divide en dos partes, la Media Mayor y la Media Menor; y por último Persia, cuna del rey Ciro, el ungido de Dios, región donde surgió por primera vez la ciencia mágica, introducida por Nebroth el gigante, tras la confusión de las lenguas surgida en Babel.
Mesopotamia es la región situada entre los ríos Tigris y Éufrates. En ella se encuentran las regiones de Babilonia y Caldea. Babilonia fue la antigua conquistadora del reino de Judá y el lugar donde se exilió el pueblo judío. En esa ciudad tuvieron lugar las revelaciones del profeta Ezequiel, que tanta influencia tuvieron en la génesis de la Crónica Profética. De Caldea (sur de Mesopotamia) suponían las crónicas asturianas que procedían las hordas que invadieron España y fueron derrotadas por Pelayo en Covadonga. Entre las ciudades más importantes de esta región pueden citarse Ur, cuna del patriarca Abraham, así como Erech (Uruk), que fue fundada por Nimrod.
La tradición judeocristiana hace a Ur de Caldea patria del patriarca Abraham. Las Crónicas Albeldense y Rotense, cuando narran la invasión islámica de España, realizan una sutil distinción étnica entre los invasoras: Los bereberes (como Tarik) son descritos con el nombre de moros, mientras que a los árabes (la etnia de Muza ibn Nusair) se les denomina caldeos. Y es que en aquellos tiempos se consideraba que era Caldea y no Arabia la patria original de los sarracenos.
Al sur del río Éufrates y del sinus Persicum (golfo Pérsico) se situaba Arabia, región desértica cuya parte meridional (actual Yemen) recibía el nombre de Arabia Felix, la Arabia Feliz. Era una tierra rica, fértil, donde abundaban las piedras preciosas, la mirra y el incienso. En ella vivía el fabuloso ave fénix, que tras morir rodeado de fuego volvía a renacer de sus cenizas.
En la frontera noroccidental de Arabia, ya en territorios del imperio romano, se extendía la provincia de Siria, cuyos límites eran los montes Tauro y Cáucaso por el norte, el Éufrates por el Este, el mar Mediterráneo y Egipto a Occidente, y Arabia en el sur. Siria tenía tres provincias diferentes: Comagena, Fenicia y Palestina. El territorio de Fenicia llegaba desde el Mar Mediterráneo hasta el Monte Líbano y el Mar de Tiberiades. En ella se encontraban las famosas ciudades de Sidón y Tiro. En esta última predicaron tanto el profeta Elías como Jesucristo. Más al Sur se situaba Palestina, que a su vez se subdividía en cuatro provincias diferentes: Galilea, en la que se enclavaban Nazareth, el Mar de Tiberiades, donde trabajaban como pescadores buena parte de los apóstoles, y el monte Tabor, lugar donde tuvo lugar la Transfiguración.
El río Tigris tenía un tipo de agua agridulce. Es el río en que se encuentra la civilización sumeria, cerca del río Éufrates.
Se entiende como Beatos no sólo aquellos difuntos que la Iglesia Católica, a través del Papa, ha certificado y elevado sus virtudes hacia el camino de la canonización, sino que también son aquellos códices manuscritos medievales, que fueron realizados como copias al Explanatio in Apocalypsin o Comentario del Apocalipsis de San Juan, escrito por el Beato de Liébana en el año 776 a.C.
El mapamundi del Beato de Liébana es el más importante, y el prototipo de otros muchos mapas de Beatos, como el del Beato de Navarra, el del Beato de Saint Server, Beato del Burgo de Osma, etc…, todos inspirados en los denominados: mapas T en O también llamados Orbis Terrarun, cuyo precursor fue San Isidoro de Sevilla. Unos de otros suelen copias, con ligeras modificaciones, por lo que suelen ser prácticamente iguales.
Mapa de T en O
Mapa de T en O
San Isidoro de Sevilla, patrón de topógrafos y geodestas
San Isidoro de Sevilla, patrón de los topógrafos (fuente WikiMedia)
San Isidoro de Sevilla nació en Cartagena en el año 556 y falleció en Sevilla el año 636. Mientras que su padre era un hispano-romano de elevada condición social, su madre era una visigoda emparentada con la realeza. Cuando Cartagena fue tomada por los bizantinos, la familia de Isidoro tuvo que huir de la misma debido a que estos apoyaban al rey godo Agila I frente a Atanagildo (aliado de los bizantinos).
En su familia destacan sus hermanos Leandro (a quien Isidoro sucedió como Arzobispo de Sevilla), Fulgencio (quien llegó a ser obispo de Cartagena y Écija) y Florentina (de quien se dice que llegó a ser abadesa de más de cuarenta conventos). Los cuatro hermanos fueron canonizados y actualmente son los santos patrones de la diócesis de Cartagena, motivo por el cual se los conoce como los Cuatro Santos de Cartagena.
La época en la que vivió San Isidoro es la marcada por el final de la Edad Antigua, representada por la cultura romana, y el inicio de la Edad Media, representada por las nuevas nacionalidades de origen germano. El santo se propuso recomponer las debilitadas estructuras culturales de Hispania para contrarrestar las influencias culturales de los bárbaros. Propició el desarrollo de las artes liberales, del Derecho y de las ciencias, y en el Cuarto Concilio Nacional de Toledo, iniciado el 5 de diciembre del 633, estableció las bases de un decreto que impuso una política educativa obligatoria para todos los obispos del reino.
Su obra más conocida se llama Etimologías (627-630), la cual es un tratado en el cual se recoge todo el conocimiento de su tiempo (teología, historia, literatura, arte, derecho, gramática, cosmología, ciencias naturales…). Esta obra hizo posible la conservación de la cultura romana y su transmisión a la España visigoda y fue la base de la educación universitaria durante la Edad Media y el Renacimiento (los tres primeros volúmenes hacen referencia a los saberes englobados en el Trivium -gramática, retórica y dialéctica- y en el Quadrivium -aritmética, geometría, astronomía y música-).
Es en esta obra donde aparece por primera vez el mapa de T en O, también conocido como Orbis Terrarum, mapamundi de gran difusión en la Edad Media caracterizado por su gran contenido teológico.
Mapamundi de T en O realizado por Isidoro de Sevilla en Etimologías (fuente WikiMedia)
En estos mapas la O representa el mundo de forma circular (forma geométrica perfecta) rodeado por el océano. La T representa la articulación del espacio interior y la cruz, representando su eje vertical al Mar Mediterráneo (que separa Europa y África) y su eje horizontal, de derecha a izquierda, el Río Nilo, el Mar Negro y el río Don (que separan Europa y África). El mundo habitable (denominado Oikumene) está abarcado por Asia en la parte superior del mapa (el mapa está orientado al Este), Europa en el cuadrante inferior izquierdo y África en el cuadrante inferior derecho. Cada continente aparece marcado por cada uno de los descendientes de Noé: Sem (Asia), Jafet (Europa) y Cam (África).
Jerusalén ocupa el centro del mapa, el ombligo del mundo.
Debido a esta obra, se considera a San Isidoro santo patrón de topógrafos, cartógrafos y geodesias.
Reproducción facsímil en fotografía del Mapamundi que acompaña a las Etimologías de San Isidoro, en el manuscrito del códice de San Millán de la Cogolla, del año 946, conservado en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia (Códice 25/2).
Fecha aproximada por la de otras fotografías de Madrid con el sello oval estampado al dorso: “Hauser y Menet. Ballesta, 30. Madrid” (véanse en el Archivo de la Nobleza).
Fotografía de un mapamundi, en color sepia de varias tonalidades, a mayor tamaño que el original.
Sumario: Fotografía de un mapamundi de T en O, conservado en el manuscrito Etymologiarum libri XX, de San Isidoro de Sevilla, del códice del monasterio de San Millán de la Cogolla del año 946.
Ámbito geográfico: Mapa del mundo conocido en 946
El mapa de T en O
Este tipo de mapamundi es más una representación simbólica que cartográfica y representa una visión simplificada del mundo físico. Incluye distintos contenidos teológicos y simbólicos: La T es la cruz, y la O es el orbe, el mundo conocido —«Oikumene»— que a su vez está rodeado por agua, el mar océano. Todo ello en una representación circular, la forma geométrica perfecta.
El este se coloca en la parte superior del mapa y eso hace que el Paraíso Terrenal, situado en Asia y el territorio perfecto, esté localizado en la parte alta del mapa. El centro es normalmente Jerusalén, la ciudad santa del Cristianismo y umbelicus mundi, el ombligo del mundo. Los continentes pueden aparecer como los dominios de los hijos de Noé: Sem (Asia), Cam (África) y Jafet (Europa). El tamaño de Asia es similar al de Europa y África juntas. La T está formada por el Mediterráneo o por el Mediterráneo, el Nilo y el Don (antiguamente llamado el Tanais).
El mapa de T en O se consideraba una proyección aceptable de las partes habitadas del planeta puesto que Aristóteles había divido el planeta en zonas climáticas, con un clima gélido en los polos, una zona mortal de clima tórrido en el ecuador y unas zonas de temperatura suave y tierra habitable entre ambas. El desconocido hemisferio sur se consideraba deshabitado o inalcanzable por lo que no había gran interés en incluirlo en una representación del mundo, el Orbis Terrarum (las dos mismas iniciales del mapa).
El primero que dibuja este tipo de mapas es Isidoro de Sevilla que en sus Etimologías —una especie de enciclopedia de la época— tiene un capítulo XIV dedicado a «de terra et partibus», «de la Tierra y sus partes» donde hace esta representación geográfica del mundo.
Orbis a rotunditate circuli dictus, quia sicut rota est […] Undique enim Oceanus circumfluens eius in circulo ambit fines. Divisus est autem trifarie: e quibus una pars Asia, altera Europa, tertia Africa nuncupatur.
Las ideas de Isidoro no eran originales y se basaban en textos antiguos en particular del romano Plinio. Posteriormente recibe las aportaciones del inglés Bede (673-735) y el alemán Rabanus Maurus (776-856). Con el paso de los siglos los mapas de T en O se van haciendo más complejos, incorporan la figura de Jesucristo u otros personajes históricos o legendarios y van incluyendo localizaciones de lugares bíblicos como el Paraíso Terrenal, seres mitológicos o términos geográficos reales, como ciudades, ríos o montañas.
Representación impresa del mapa de T en O por Günther Zainer, Augsburgo, 1472, ilustrando la primera página del capítulo XIV de las Etimologías de Isidoro de Sevilla, donde los continentes aparecen como dominios de los hijos de Noé: Sem (Sem), Iafeth (Jafet) y Cham (Cam). El Mar Mediterráneo aparece muy esquemáticamente representado como una cruz Tau: el sector horizontal es llamado en latín «río Maremagnum» o «río Mar Grandioso» y el sector vertical es llamado Mediterráneo; los límites perfectamente circulares de tal mapa son el en esa época casi desconocido «río» o, en el caso de este “mapa” mar Océano -más allá del mismo se solía hipotetizar al Caos-. En otros mapas medievales muy similares al de la imagen aquí expuesta; sobre la T era frecuente dibujar, en lo que se suponía el centro de Asia al Paraíso Terrenal o Edén.
Por mapa de T en O, o mapa Orbis Terrarum, se conoce a un tipo de mapamundi, realizado en la Edad Media, caracterizado por su alta carga teológica. Las tierras emergidas y el océano que las rodea tienen forma circular, la «O», mientras que los mares que las dividen forman una «T» inscrita.
Los mapas de T en O irían ganando complejidad con el paso del tiempo. Un ejemplo son los mapamundis de los Beatos, siendo el más famoso el Mapa Mundi de Beato de Liébana, originados en los Comentarios al Apocalipsis de San Juan, del siglo VIII, que contienen numerosas ilustraciones acompañando al texto. El diseño pasa en ellos a ser oval o elíptico, representándose las tierras conocidas en torno al Mediterráneo. En algunas miniaturas a partir del siglo XIII el propio mundo, en su forma circular, aparece como el cuerpo de Jesucristo que en ocasiones se encuentra sentado sobre él, como creador, principio y fin del mundo que gobierna desde el trono en que se convierte el propio orbe. En el mapamundi del Salterio de la abadía de Westminster Cristo aparece sobre el mundo, bendiciéndolo con la mano derecha y llevando en la izquierda otro pequeño orbe con la división en T. También en ocasiones se introduce el paraíso terrenal, localizado al oriente, en Asia, como puede verse en los mapamundis de Ebstorf y Hereford, ambos de hacia 1300, y las antipodas, más allá del océano y habitadas por seres fantásticos.
Mapa provenzal de San Isidoro
Mapa de T en O, con escritura árabe del folio 116v del Códice toledano.
Este tipo de mapas tuvo una influencia básica en los llamados: mapas de los Beatos.
Carta de Paulo Orosio
Carta de Paulo Orosio
Nacimiento:c. 385; Braga (Portugal)
Religión: Iglesia católica
Ocupación: Historiador, escritor, teólogo y sacerdote católico
Paulo Orosio (en latín, Paulus Orosius) (¿Braga, provincia de Gallaecia?, c. 383-¿?, c. 420) fue un sacerdote, historiador y teólogo hispano, posiblemente natural de Bracara Augusta (lo que hoy se conoce como Braga, Portugal).1 Aunque hay algunos interrogantes sobre su biografía, como la fecha exacta de nacimiento, se sabe que fue una figura de gran prestigio desde el punto de vista cultural, dado que tuvo contacto con las grandes personalidades de su época, como Agustín de Hipona o Jerónimo de Estridón. Para relacionarse con ellos viajó por ciudades de la costa meridional del mar Mediterráneo, como Hipona o Alejandría.
Dichos viajes determinaron su vida y su producción intelectual. Con san Agustín no solo conversó sobre temas teológicos, sino que pudo colaborar con él en la elaboración de la obra La ciudad de Dios.2 Además, este lo eligió en 415 para viajar a Palestina e intercambiar información con otros autores, lo que también le permitió participar en un concilio en Jerusalén y, de vuelta, portar las reliquias de san Esteban. Finalmente, su fecha de fallecimiento tampoco se sabe con exactitud, aunque, en cualquier caso, no parece posterior a 423.3
A lo largo de su vida escribió tres obras, de entre las cuales sobresale la llamada Historiæ adversus paganos. Se trata de uno de los libros con más repercusión de la historiografía en el paso de la Edad Antigua a la Edad Media, así como de la hispana de todos los tiempos. Además, es el escrito en el que el autor pone de manifiesto su metodología histórica. Es básicamente una narración histórica desde los primeros tiempos hasta el momento en el que vive, aunque dando un papel preeminente a los pueblos paganos.4
Paulo Orosio fue una figura altamente influyente tanto desde el punto de vista divulgativo (Historiæ adversus paganos fue una de las principales obras utilizadas hasta el Renacimiento para estudiar la Antigüedad) como historiográfico (su metodología histórica tuvo gran repercusión en historiadores posteriores).56
Fuentes para su estudio
A pesar de que su obra ha tenido una gran repercusión, su biografía está cargada de interrogantes que impiden reconstruirla con precisión y seguridad. Dichos interrogantes, por la escasez de fuentes, son especialmente pronunciados en su nacimiento y su fallecimiento.7 No obstante, se trata de un autor ampliamente estudiado y por tanto existen diversos estudios que proponen fechas para ambos sucesos.
Las principales referencias para la biografía de Orosio provienen de los escritos de Genadio de Marsella y Braulio de Zaragoza, aunque no hay que olvidarse de sus propias obras.7 Además, Orosio es mencionado en algunas cartas de san Agustín.
Primeros años
A pesar de la escasez de fuentes al respecto, si se da por buena la fecha de nacimiento del apartado anterior —o, al menos, la horquilla de diez años entre 375 y 385— habría que enmarcar a Paulo Orosio en un momento de auge cultural junto a Hidacio, los Avitos o el propio Orosio.15 También hay que tener presente que el priscilianismo estaba en pleno desarrollo.
Las teorías clásicas plantean que Paulo Orosio podría pertenecer a una familia de buena posición social,16 lo cual le permitió acceder a una buena formación. Esta se desarrolló en términos cristianos, aunque Orosio, aceptando que nació en Braga, tuvo siempre un fuerte conocimiento de la cultura rural del momento.
La historiografía contemporánea señala que desde la juventud de Orosio se tenía la imagen de que era locuaz y erudito,17 aludiendo a afirmaciones tanto de san Agustín como del papa Gelasio I. En cualquier caso, todo lo referente a la juventud del autor no son más que hipótesis y conjeturas, pues, como ya se ha dicho, junto a su desaparición, es la época peor conocida de su biografía.
Viaje a África
Mapa esquemático con todos los viajes de Paulo Orosio.18
En principio, es seguro que Paulo Orosio vivió en Gallaecia (Hispania noroccidental) hasta 409, pero a partir de ahí, y hasta 415, no hay ninguna fecha segura. La cronología tradicional, o al menos la más extendida,19 plantea la sucesión de hechos que se desgranará en los siguientes párrafos.
Al parecer, Orosio tuvo que salir de Braga a raíz de las invasiones germanas. La fecha en que esto se produjo no está clara, pero lo que no se pone en duda es que salió de allí abruptamente. Incluso, el propio Orosio afirma que fue perseguido hasta la misma playa en la que embarcó.20
De entre todas las fechas planteadas para la salida de Braga, que van desde 409 hasta 414, lo más operativo es quedarse con las dos más aceptadas:
- 410: sostenida por G. Fainck. Así, Orosio tendría un margen de cinco años para colaborar con san Agustín antes de su viaje a Palestina.
- 414: la más aceptada. La propia obra de Orosio, Commonitorium, que data de 414, habla de su llegada, su encuentro con san Agustín, etcétera.
Lo cierto es que una vez Orosio salió de la península ibérica tenía claro que su destino era Hipona, para encontrarse con el mayor intelectual de la época: san Agustín. Desde su llegada, Orosio pasaría a formar parte del equipo que trabajaba junto a Agustín de Hipona, por lo que es posible que el autor colaborase en la elaboración de La ciudad de Dios o que al menos conociese la obra.2
En 415, san Agustín encargó a Orosio una tarea que solo podía realizar alguien de su más profunda confianza: viajar a Palestina para encontrarse con Jerónimo de Estridón, otro escritor con el que las relaciones no eran precisamente buenas.
Viajes a Palestina
El viaje a Palestina respondía a un doble motivo: el interés de Orosio, que quería tratar con Jerónimo de Estridón diferentes temas teológicos —en especial el relacionado con el origen del alma— y el interés de san Agustín, que le mandaba para estrechar lazos con dicho intelectual y para recabar información sobre la herejía pelagianista.21
De hecho, en 415, una vez instalado en Belén junto a Jerónimo, Paulo Orosio se entrevistó con el propio Pelagio por mandato de san Agustín. Además de recabar información sobre el pelagianismo, Orosio participó en 415 en un concilio en Jerusalén, en el cual Orosio mantuvo un enfrentamiento con Juan II —obispo de Jerusalén—, que le acusó de hereje ante todo el cónclave. Para defenderse, Orosio escribió su segunda obra, Liber apologeticus, en la cual rechazaba dicha afirmación de manera tajante.22
Lo primero que hizo Orosio al encontrarse con Jerónimo fue entregarle la correspondencia que traía para él de parte de san Agustín, lo que implicaba que el viaje estaba concebido desde el primer momento como de ida y vuelta, pues también debía entregar la correspondencia de Jerónimo a san Agustín a su vuelta. En paralelo a esto, a fines de 415 aparecieron las reliquias de san Esteban, y parte de estas fueron encomendadas a Orosio para que las trasladase hasta Braga.23 Eso marcaría tanto el inicio de su viaje de regreso como, desde el punto de vista actual, de una nueva época de su vida carente de fuentes para su estudio.
Últimos años
Dado que las reliquias de san Esteban aparecieron el 26 de diciembre de 415, Orosio no pudo partir con anterioridad a esta fecha. Aunque su idea era ir a Braga, tenía que pasar a la fuerza por Hipona —de hecho llevaba escritos de Jerónimo para san Agustín—, y también hay constancia de que pasó por Jerusalén y por Alejandría, aunque esto último no se sabe si lo hizo a la ida, a la vuelta o en ambas ocasiones.24
Durante su segunda estancia en Hipona, mantuvo una larga entrevista con san Agustín, en la que le entregó la correspondencia que portaba de parte de Jerónimo y le informó del encuentro que tuvo con Pelagio.25 Durante este reencuentro con san Agustín se gestó la gran obra de Paulo Orosio, las Historiæ adversus paganos. Sin embargo, surgen problemas a la hora de datar tanto la elaboración como la finalización del libro, para lo cual hay opiniones de diversos tipos:
- La hipótesis tradicional dice que el libro se llevó a cabo entre 416 y 417.26 La fecha se apoya en que en el Liber apologeticus aún no dice nada de su labor como historiador, y que en el prólogo habla del libro XI de la Ciudad de Dios de san Agustín, el cual no se publica hasta 416. Para justificar que Orosio escribiese siete libros en tan poco tiempo, se dice que pudo usar resúmenes.
- Una hipótesis más moderna, sostenida por Torres Rodríguez, dice que Orosio paró por segunda vez en Hipona un tiempo muy breve, para intentar volver a Hispania, cosa que no consiguió, y escribir el libro en una tercera estancia en Hipona, lo cual explicaría que en sus Historias se hable de sucesos ocurridos en Hispania en 417.
- Una tercera teoría ya clásica, sostenida por T. von Mörner y G. Fainck, habla de que se realizó un trabajo previo por parte de Orosio antes de viajar a Palestina. De hecho, esta idea ha sido reactivada por M. P. Annaud-Lindet en fechas más recientes, aunque con la variante de que Orosio habría escrito durante su regreso desde Palestina.
Desaparición
Tras la publicación de las Historias, no hay apenas información sobre Paulo Orosio. Se sabe que estuvo en Menorca, pero se desconoce la fecha en que falleció. Esta ausencia de referencias a Orosio pudo deberse a un distanciamiento con san Agustín, el cual no hace ninguna referencia clara a las Historias de Orosio una vez publicadas. Genadio de Marsella indica que el autor vivió, al menos, hasta el fin del mandato del emperador Flavio Honorio, que se prolongó hasta 423, pero no hay ninguna noticia de Orosio desde 417, y parece poco probable que un autor tan activo estuviese seis años sin dar noticias.3
Existen más posibilidades, desde una posible muerte repentina hasta una suerte de leyenda que habla de que Orosio finalmente llegó a Hispania, fundó un monasterio cerca del Cabo de Palos y terminó allí sus ideas, algo que hoy por hoy parece poco probable.3
Obras
Historiae adversus paganos, 1561
- Consultatio sive commonitorium ad Augustinum de errore Priscillianistarum et Origenistarum, en Migne, J. Patrología latina. París, 1844-1864, vol. 31, cols. 1212-1216. 1884
- Historia contra los paganos. Barcelona: Biblioteca Universitaria, 1983. 1983
- Historiarum adversis paganos. Leipzig, 1889. 1889
- Historiarum adversus paganos libri VII, en Migne, J. Patrología latina. París, 1844-1864, vol. 31, cols. 663-1174. 1844
- Liber apologeticus contra pelagianos de arbitrii libertate, en Migne, J. Patrología latina. París, 1844-1864, vol. 31, cols. 1173-1212. 1844
- Ratio orthographiae, en Migne, J. Patrología latina. París, 1844-1864, vol. 31, cols 661, s. 1844
- Seven books of History against the Pagans. Nueva York: [s.n.], 1936. 1936
- Variae dedicationes, en Migne, J. Patrología latina. París, 1844-1864, vol. 31, cols. 643-654 1884.
Commonitorium y Liber apologeticus
El Commonitorium y las Historias responden, al menos en origen, a la influencia directa que san Agustín ejerció sobre Orosio.27
Aunque el escrito más importante de Paulo Orosio fueron las Historiæ adversus paganos, también hay que tener en cuenta las otras dos obras que se conservan del autor, conocidas generalmente como Commonitorium y Liber apologeticus.28
El nombre completo del primer libro es Consultatio sive commonitorium ad Augustinum de errore Priscillianistarum et Origenistarum (en español: Consulta o advertencias de Agustín acerca del error de los priscilianistas y de los origenistas).27
Importancia de la geografía
Paulo Orosio concede, y esto también es digno de ser destacado, una gran importancia a la Geografía para su labor como historiador.58 La muestra de esto es la descripción geográfica del mundo que hace Orosio en el segundo capítulo del primero de los siete libros que componen las Historias.58
Colofón de un incunable de las Historiæ adversus paganos de Paulo Orosio, uno de los libros más copiados del Medievo.6
A pesar de que la descripción geográfica cuenta con algunas imprecisiones, como las referidas al empleo excesivo del sustantivo «Cáucaso» para referirse a otras cordilleras al margen de esta,59 es destacable que se incluya un capítulo geográfico. Esto ha conferido valor, en la historiografía moderna, a la obra de Orosio, gracias a autores como Lucien Febvre o Fernand Braudel.
Repercusión de la obra orosiana
Tomando por cierto el supuesto distanciamiento entre Paulo Orosio y Agustín de Hipona en los tramos finales de la vida del primero, esto no tuvo que producirse en ningún caso a raíz de las Historias, y de hecho no afectó en absoluto a su distribución y repercusión.60
A pesar de todo lo que se ha dicho anteriormente sobre la obra de Orosio, respecto a que en algunas ocasiones ha recibido críticas concretas, esta tuvo éxito prácticamente desde su confección, y hasta el Renacimiento fue tomada como una de las principales obras de la historiografía hispana.5 Este éxito hizo en buena medida que también se conservaran los otros dos escritos del autor.
Historiæ adversus paganos es una obra citada por todo tipo de autores, desde san Braulio hasta Dante Alighieri. Incluso, el propio Lope de Vega le dio un papel a Paulo Orosio en su obra El cardenal de Belén, lo que da buena cuenta de la longevidad de la fama de Orosio.6 De hecho, la obra no solo fue citada por doquier, sino que fue uno de los principales libros escolásticos para el estudio de la historia antigua durante toda la Edad Media.6
La obra ha sido ampliamente copiada, y se conservan nada menos que 82 manuscritos y 28 incunables de los primeros tiempos de la imprenta.6 Después se siguió copiando, e incluso se han conservado ediciones de la obra del siglo XVI en italiano y alemán.6
Respecto a las ediciones más actuales, desde el siglo XIX hay de todo tipo. En el caso de este artículo se ha trabajado sobre la edición de Torres Rodríguez, pero existen otras muchas igualmente válidas, tanto en castellano como en otros idiomas.
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