Naturaleza
Océano panafricano
Océano panafricano
El Océano panafricano es una hipótesis paleo-oceánica cuyo cierre creó el supercontinente de Pannotia.[1] El océano pudo haber existido antes de la ruptura del supercontinente de Rodinia. El océano se cerró antes del comienzo del Eón Fanerozoico, cuando el océano Panthalassa se expandió, y finalmente fue reemplazado por él.
El anterior supercontinente Rodinia se fragmentó hace unos 750 millones de años en tres continentes: Proto-Laurasia (que a su vez se fragmentó, aunque finalmente se reensambló como Laurasia), el cratón continental del Congo y Proto-Gondwana (toda Gondwana excepto el cratón del Congo y Atlántica). Proto-Laurasia giró hacia el Polo Sur, mientras que Proto-Gondwana hizo lo propio y el cratón del Congo se situó entre ambos, hace alrededor de 600 millones de años. Esto formó Pannotia. Con tanta masa de tierra en torno al Polo Sur, probablemente fue una de las épocas de la historia geológica con más glaciares.2
Ubicación del supercontinente Pannotia hacia el Polo Sur.
Mirovia puede ser esencialmente similar al Océano Panafricano o el precursor. Se cree que el Océano Panafricano existió antes de la desintegración del supercontinente de Rodinia. El cierre del Océano Panafricano dio como resultado la formación del supercontinente de Pannotia.
Pannotia tenía forma de “V” orientada hacia al noreste. Dentro de la “V” se encontraba el océano Panthalassa, que en el futuro se convertiría en el océano Pacífico. Había una dorsal oceánica en el medio del océano Panthalassa. Fuera de la “V”, rodeando a Pannotia, se localizaba un gran océano antiguo, el denominado océano Panafricano.
Su forma era de “V” orientada hacia el noreste, y dentro de éste se encontraba el océano Panthalassa, el cual se convertiría en el futuro en el océano Pacífico, en tanto que rodeando el supercontinente se encontraba el gran océano antiguo Panafricano.
Círculos del mar Adriático
Los círculos del mar Adriático
Los científicos no encuentran explicación al hallazgo de 50 circunferencias en el fondo marino y en cuyo interior no crece nada
El misterioso hallazgo de unos sospechosos círculos de origen desconocido en el mar Adriático, junto a la costa croata, ha dado lugar a numerosas teorías sobre el origen de este extraño fenómeno. El biólogo Mosor Prvan, de la organización «Sunce» para la preservación de entorno humano, ha asegurado que «se trata de círculos perfectos, impecablemente delineados sobre el fondo del mar, de modo que la yerba Posidonia oceánica no traspasa un milímetro. Jamás he visto algo así».
A lo largo de la isla de Dugi Otok, situada en la Dalmacia central cerca de Zadar, hay 28 círculos, todos de un diámetro idéntico de unos 50 metros, todos a la misma distancia de la costa y alejados unos de otros todos a unos 300 metros. Hasta ahora, se han detectado más de 50 círculos de este tipo, también cerca de las islas de Premuda, Molat, Unije, Susak y Srakane, pero creen que podría haber más.
El extraño fenómeno fue descubierto por casualidad por «Sunce» el año pasado (2013) mientras documentaban las especies marítimas de esa zona, primero al estudiar fotografías desde el aire y luego al explorar la zona con buzos. En medio de los círculos no crece nada, puro sedimento, arena desierta, explica el biólogo Mosor Prvan en declaraciones a Efe.
Extrañas hipótesis
«Parece como si alguien hubiera eliminado la Posidonia con enormes sacacorchos. No sabemos cuándo fueron creados, ni cómo, pero vemos que por alguna razón, la planta no crece sobre los bordes de los círculos y que dentro de los mismos tampoco ha echado semillas, según sería de esperar», explica. «Sunce» ha intentado averiguar si este fenómeno se debe a la pesca ilegal con dinamita o por prospecciones de petróleo, pero expertos en esas materias han asegurado que actividades ese tipo dejan huellas muy diferentes.
«Es un misterio. Hay que investigar la posibilidad de que el ejército de la antigua Yugoslavia realizara aquí unos experimentos desconocidos. Pero la población local no recuerda nada de este tipo, habrá que ver», comenta Prvan. El biólogo considera que sería necesario hacer un análisis químico del terreno dentro de los círculos, hacer excavaciones y realizar otras mediciones, para hallar posibles pistas.
La explicación extraterrestre
La población local no duda en relacionar los círculos con alienígenas y «extraños destellos» en el cielo que ven ocasionalmente desde hace años, también al final del verano pasado. Según el portal informativo «24 sata», varios habitantes habían informado en septiembre de extraños destellos, breves y grandes, sobre el mar, a lo largo de la línea que une las islas mencionadas, mientras el ejército negó simulacros militares en la zona.
En 1997 la policía registró un extraño fenómeno sobre las islas frente a Zadar, como «globos resplandecientes que se sumergían en el mar», que nunca tuvo explicación, asegura «24 horas». No obstante, Renato Batel, director del reconocido centro de investigaciones marítimas «Rudjer Boskovic», asegura que en el mar pasan muchas cosas que parecen extrañas, pero todas tienen al final su explicación científica.
«Por ejemplo, me llaman buceadores para contarme que al sumergirse cerca del buque austro-húngaro hundido (en 1914) Baron Gautsch (cerca del archipiélago de Brijuni) oyen música vienesa, tocada en piano», cuenta en declaraciones a Efe.«Yo les explico que no existen fantasmas, solo sonidos variados en el mar que el cerebro asocia con el trágico naufragio» concluye el científico croata. Una explicación que para unos mitigará el enigma de los círculos pero para otros podría destapar un nuevo misterio submarino
Mirovia
Mirovia
Rodinia se centraba probablemente al sur del ecuador.4 Puesto que la Tierra en ese momento experimentaba la glaciación del Período Criogénico y las temperaturas eran al menos tan frías como actualmente, gran parte de Rodinia pudo haber estado cubierta por glaciares o formando parte del casquete de hielo del Polo Sur. El interior del continente, distante de los efectos moderadores del océano, es probable que fuera estacionalmente muy frío (clima continental). Rodinia estaba rodeado por el superocéano que los geólogos denominan Mirovia (de Mir, la palabra rusa que significa «paz»).
Mirovia puede haber sido un Superocean que rodea el supercontinente llamado Rodinia en la Era Neoproterozoica. El superoceano también se llama Mirovoi y existió aproximadamente 1 mil millones a 750 hace millones de años. Mirovia puede ser esencialmente similar al Océano Panafricano o el precursor.
Los océanos actuales son sólo una muestra de lo que hace mucho tiempo, millones y millones de años, era conocido como el gran Panthalassa. Según la teoría de la deriva continental, del geofísico y astrónomo Alfred Wegner, antes de la formación de los continentes actuales, había un gran continente llamado Pangea (del griego toda la tierra). Esta Pangea estaba rodeada por tanto por un inmenso océano, el que se conocía como Panthalassa (del griego todos los mares).
Sería la ruptura de Pangea la que crearía la cuenca del actual océano Atlántico y del océano Ártico, provocando también el cierre de la cuenca de Tetis y creando la cuenca del océano Índico.
Continentes que formaron el supercontinente Rodinia
Existen hipótesis que van un poco más lejos que esta teoría y aseguran que antes de la Pangea habría existido un supercontinente mucho más compacto llamado Rodinia. Así, se considera que Rodinia se formó entre hace 1.3 y 1.23 millones de años, y se rompió hace 750 millones de años. Éste, estaría a su vez rodeado por un antecesor del Panthalassa llamado Mirovia, una masa inmensa de agua que habría pasado parte de su existencia congelada, incluso hasta los dos kilómetros de profundidad.
En la zona oeste de Laurentia, episodios tectónicos que precedieron a esta separación, produjeron riftes fallidos que albergar grandes cuencas sedimentarias. Mirovia, el océano global que rodeaba Rodínia, comenzó a encogerse debido a la expansión de los océanos Pan-Africano y Pantalásico. Entre 650 y 550 millones de años, otro supercontinente se encontraba en formación, la Pannotia, cuya forma recordaba un “V”. Dentro de este “V” emergía la Pantalassa, mientras en el exterior de éste se situaba el Océano Pan-Africano y las remanentes de Mirovia.
Reconstrucción del supercontinente Rodinia
La mayoría de las reconstrucciones muestran el núcleo de Rodinia formado por el cratón norteamericano (el último paleocontinente de Laurentia), rodeado en el sudeste con el cratón de Europa del Este (Báltica), el cratón amazónico (Amazonia) y el cratón de África Occidental. En el sur, con los cratones del Río de la Plata y San Francisco; en el suroeste con los cratones Congo y Kalahari, y en el noreste con Australia, India y Antártida Oriental.
Las posiciones de Siberia y el norte y sur de China al norte del cratón norteamericano, difieren mucho según la reconstrucción a la que se haga referencia.
Supercontinente Rodinia y el océano que lo rodea es Mirovia
Hace 650 millones de años, los cambios climáticos desencadenados por la formación del supercontinente Rodinia habían dejado, a la superficie de la Tierra, cubierta de una capa de hielo de 1,5 kilómetros de espesor. La temperatura se mantenía en 40°C. Los organismos marinos, la única vida en el planeta, casi habían desaparecido. El futuro de la vida en la Tierra pendía de un hilo. Pero bajo el hielo, el supercontinente era un caos. Inmensas erupciones volcánicas destrozaban Rodinia. La acumulación de calor en la base del supercontinente, sería la causa de su destrucción. Fue como cubrir la Tierra con una manta; el calor que se generaba en el interior de la Tierra, se acumuló debajo de ese manto. Ese calor provocaría el fin de la glaciación global. Cuando Rodinia se fragmentó, el dióxido de carbono expulsado por las erupciones creó un efecto invernadero temporal. Las capas de hielo retrocedieron. Rodinia se había resquebrajado en fragmentos gigantescos, y el dominio del hielo sobre la vida, llegó a su fin. Durante el despertar de Rodinia se formaron mares poco profundos, y el nivel de oxígeno aumentó.
Pangea última
Pangea última
Representación aproximada de Pangea Última.
Se le denomina Pangea Última, Neopangea o Pangea II al hipotético supercontinente sugerido por Christopher Scotese, que se formará dentro de 250 millones de años, de acuerdo a la teoría de la deriva continental, el cual recibe el nombre de su antiguo predecesor Pangea.
El concepto de supercontinentes describe la fusión de toda, o casi toda la masa continental de la Tierra en un único y continuo continente. En la predicción de Pangea Última, la subducción en el Atlántico occidental, al este de América del Norte (signos de esta acción se puede ver hoy en día en la fosa de Puerto Rico), lleva a la subducción de la dorsal oceánica del Atlántico, que a su vez conlleva a la destrucción de la cuenca oceánica atlántica, causando que el océano se reduzca, acercando a América hacia África y Europa de nuevo. Como la mayoría de los supercontinentes, el interior de la Pangea Última probablemente será un desierto semiárido expuesto a temperaturas muy elevadas.1
Formación
De acuerdo a la hipótesis de Última Pangea, los océanos Atlántico e Índico seguirán llegando hasta nuevas zonas de subducción tras haberse re-unido los continentes hoy conocidos, formando la futura Pangea. Se predice que la mayoría de los continentes y micro-continentes actuales colisionaran con Eurasia, del mismo modo que lo hicieron la mayoría de los continentes, cuando chocó Laurasia.
Alrededor de 50 millones de años en el futuro, se prevé que Norteamérica dé un giro levemente contrario (Alaska estaría entonces por la zona de las Latitudes Subtropicales) y Eurasia rotaría hacia la derecha con lo que Gran Bretaña estaría más cerca del Polo Norte y Siberia hacia el sur, hacia las latitudes subtropicales.
Se prevé que África choque con Europa y Arabia, cerrando el mar Mediterráneo y el mar Rojo. Se formaría entonces una larga cadena montañosa, desde lo que hoy es España, a través del sur de Europa en donde se encuentran Italia y Grecia, hasta el Medio Oriente y Asia. De igual manera, se prevé que Australia colisione con el sudeste de Asia y cree una nueva zona de subducción, la cual rodearía Australia y se extendería hacia el oeste a través del océano Índico central. Mientras tanto, el Sur de California y Baja California chocarán con Alaska formando nuevas cordilleras entre ellos. Algunos incluso han previsto que en estas nuevas cordilleras se formarán picos más altos que el Monte Everest.
Uno de los cambios más importantes que se predijo en el escenario de Pangea Última es el comienzo de una nueva zona de subducción a lo largo de la costa oriental de América del Norte y América del Sur. El océano Atlántico se ampliara, a pesar de que Puerto Rico y Escocia (en la zona oriental del Caribe y la placa de Escocia, respectivamente) se podrían mover hacia el norte y hacia el sur respectivamente, a lo largo de la costa este de América del Norte y del Sur. Con el tiempo, esta acumulación de terrenos hacia el oeste crea una nueva zona de subducción que consumirá el océano Atlántico.
Alrededor de 100 millones de años en el futuro, se prevé que la ampliación del océano Atlántico se detendrá y comenzará a encogerse.
En el transcurso de 150 millones de años, el océano Atlántico se ha reducido como resultado de la subducción debajo de las Américas. El océano Índico se ha reducido también en el norte, debido a la subducción de la corteza oceánica en la trinchera central india. La Antártida chocará con Australia y con la Fosa Central india, y el Sur de Australia empuja a la Antártida hacia el norte de Australia, que en este momento se prevé que ha chocado con el Sudeste de Asia. Las capas de roca que contienen los restos de la ciudad de Nueva York, Boston y Washington D.C. se convertirían en altas sierras montañosas.
En 250 millones de años en el futuro, los océanos Atlántico e Índico se cerraran. América del Norte habrá chocado con África, América del Sur se envolverá alrededor de la punta sur de África, con la Patagonia unida a Indonesia, existe un remanente del océano Índico (llamado océano Indo-Atlántico). La Antártida una vez más, es el Polo Sur, y el Pacífico ha aumentado en general, cubriendo la mitad de la Tierra.
La ruptura y el futuro
En el escenario de la formación de Pangea Última, su ruptura puede ocurrir dentro de 300 millones de años en el futuro, y probablemente llevará a la formación del Atlántico de nuevo, pero la hipótesis no predice la forma de la superficie terrestre luego de la ruptura. Probablemente la Pangea Última se separará en dos o más continentes como en el pasado. La divergencia continuará y los restos colisionarán unos contra otros, creando un supercontinente de nuevo. Este ciclo de formación de supercontinentes probablemente continuará hasta que el Sol se convierta en una gigante roja, que probablemente será lo suficientemente grande para consumir a la Tierra y a los otros planetas interiores (Mercurio, Venus y Marte), terminando el ciclo definitivamente, en unos 4 ó 5 miles de millones de años en el futuro. Aunque la Tierra logre escapar de ser absorbida por la gigante roja, su núcleo y el manto se enfriarán, interrumpiendo el ciclo y convirtiendo a la Tierra en un planeta frío circulando alrededor de lo que queda del Sol, que para entonces será una enana blanca.
Como no existe seguridad de que esto vaya a ocurrir, se presenta un escenario alternativo, donde el Atlántico continúa expandiéndose, y el Pacífico desaparece al chocar América del Norte con América del Sur y Asia, creándose el supercontinente Amasia.
Apariciones en la cultura
- La serie de National Geographic Channel Naked Science: Episodio: Colliding Continents, menciona la formación de Pangea Última.
- En la novela de Michael Swanwick, Atrapados en la prehistoria, en aproximadamente 500 millones de años en el futuro una versión de este supercontinente es el hogar de los Unchanging, una nueva especie de ave dominante.
- En la serie de televisión Futuro salvaje, que postula que todos los continentes de la Tierra se reunirán en un supercontinente en 200 millones de años.
- Chris Roberson fija la novela en un mundo en el que un continente es una versión de Pangea Última.
- En el videojuego desarrollado por Shigeru Miyamoto y producido por Nintendo, Pikmin 3, se hace referencia a esta forma terrestre en el planeta denominado PNF-404 que es el nombre dado por los Kopai al planeta, donde habitan unos seres denominados Pikmin.
- La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de los Mormones, sostiene esta idea de una nueva unión continental. Creen que por medio de una revelación al fundador de la fe, Joseph Smith, Jr., se le mostró el futuro de la Tierra. En uno de sus libros aprobados como Escritura se lee: “Y será una voz como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos que derribarán los montes; y no se hallarán los valles. Mandará al mar profundo, y será arrojado hacia los países del norte, y las islas serán una sola tierra; y la tierra de Jerusalén y la de Sion volverán a su propio lugar, y la tierra será como en los días antes de ser dividida.”2
Aurica
Aurica
Se presenta una variante del posible continente Novopangea y/o Pangea última.
Súpercontinente Aurica. Es la hipótesis de lo que ocurrirá en la Tierra en el futuro lejano. (Universidad de Lisboa)
Un grupo de geólogos liderados por Joao Duarte, de la Universidad de Lisboa, propusieron que la Tierra está formando un nuevo supercontinente, al que llaman Aurica, por el cierre de dos viejos océanos que ya cumplieron la mitad de su tiempo de vida: el Pacífico y el Atlántico.
Ellos presentaron evidencias de que se ha comenzado a hundir una placa bajo el borde suroeste de Iberia, lo que reforzaría su hipótesis de que no es un sólo océano el que se cerrará, sino ambos.
Para la Tierra reunir sus partes de nuevo pareciera ser como volver al pasado.
Hace 200 millones de años todos los continentes estaban reunidos en un supercontinente llamado Pangea, y este no fue el único supercontinente que existió. Al separarse los actuales continentes se formaron los océanos Pacífico y Atlántico.
Así es como lucía Pangea.
Sin embargo, si el Atlántico desarrollase nuevas áreas de subducción, algo que podría estar ocurriendo ya, tanto el Pacífico como el Atlántico podrían cerrarse. Esto significa que debería crearse una nueva cuenca oceánica para reemplazarlos.
En este escenario, la grieta panasiática que atraviesa Asia desde el oeste de India hasta el Ártico se abriría para formar un nuevo océano. El resultado sería la formación del supercontinente Aurica. Debido a la deriva actual de Australia hacia el norte, se situaría en el centro del nuevo continente, ya que el Extremo Oriente y América cerrarían el Pacífico a cada lado. Las placas europeas y africanas se reunirían así con América por el cierre del Atlántico.
La iniciación a la subducción es una piedra angular en el edificio de la tectónica de placas. Marca el punto de inflexión de los ciclos de Wilson de la Tierra y, en última instancia, también de los superciclos. En este documento, exploramos las consecuencias de la invasión de la zona de subducción en el Océano Atlántico, siguiendo los descubrimientos recientes en el margen SW Iberia. Discutimos un argumento de flotabilidad basado en la premisa de que la litosfera oceánica antigua es inestable para soportar grandes cuencas, lo que implica que debe eliminarse en zonas de subducción. Como consecuencia, proponemos un nuevo modelo conceptual en el que los océanos tanto del Pacífico como del Atlántico se cierran simultáneamente, lo que lleva a la terminación del superciclo terrestre actual ya la formación de un nuevo supercontinente, al que llamamos Aurica. Nuestro nuevo modelo conceptual también proporciona información sobre la formación y destrucción de supercontinentes (superciclos) propuestos para tiempos geológicos pasados (por ejemplo, Pangea, Rodinia, Columbia, Kenorland).
“Durante la historia del planeta, los continentes parecen reunirse y dividirse en un ciclo recurrente”, señaló el grupo de investigadores, incluidos Wouter Schellart y Filipe Rosas.
La siguiente imagen muestra la hipótesis de la Tierra del mañana (abajo) frente a la Tierra de hoy (arriba), con sus continentes separados.
(supercontinente Aurica. La Tierra hoy (arriba) y como se espera que sea en 300 millones de años (abajo). (Universidad de Lisboa))
Esto significa que en los próximos 200 millones de años los continentes de la Tierra se unirán de nuevo.
Si bien esto era aceptado, aún no estaba claro cómo sucedería. Hay muchos enigmas en la formación de la Tierra, que no encuentran explicación científica.
El equipo de Duarte relató que la ciencia hablaba de tres escenarios posibles acerca de cómo sucederá este reagrupamiento.
El primero era que algunos piensan que el Atlántico pronto comenzaría a desaparecer en un fenómeno que llaman introversión, dejando al viejo Pacifico.
El segundo escenario es que se cierre el océano Pacifico, en un fenómeno que llaman extroversión, y quede el Atlántico.
La tercera opción es que todos los continentes se junten en el Polo Norte. Esto preservaría los dos viejos océanos, tanto el Atlántico como el Pacífico, en un escenario denominado ortoversión.
“Todos estos escenarios tienen un problema”, dice el estudio, pues quedarían placas tectónicas oceánicas de más de 500 millones de años, pero de acuerdo a los geólogos, “la observación de que las placas oceánicas tienen más de 200 millones de años son esencialmente inexistentes en la Tierra”. Se cree que es porque son más densas y pesadas, lo cual las hace hundirse.
Esto obliga a pensar que ambos océanos, Pacífico y Atlántico, se cerrarán. El equipo de Lisboa presentó evidencias de que esto ya estaría sucediendo en nuestro planeta.
La ciencia ya sabe que el Pacífico se está cerrando, pero del Atlántico no estaba claro.
Para que los océanos se cierren se conoce que debe haber una zona de subducción, es decir una placa oceánica pesada y vieja que empuje y se meta debajo de otra más liviana en el litoral.
El Anillo de Fuego en el Océano Pacífico concentra las zonas de subducción más importantes del planeta, con escenarios de fuertes movimientos sísmicos.
(Anillo de Fuego en el Pacífico concentra las zonas de subducción más importantes del planeta. (Wikimedia))
Duarte, Schellart y Rosas presentaron evidencias del descubrimiento de importantes zonas de subducción del Atlántico.
Hay dos zonas de subducción completamente desarrolladas: una está en el arco de Scotia, en la zona Austral del Atlántico, y otra en el arco de las Antillas Menores.
La siguiente es una imagen del Arco de Scotia, en el Atlántico Austral, entre Chile-Argentina y la Antártida.
(Arco de Scotia en el Atlántico entre Sudamérica y la Península Antártica. (Wikimedia))
A continuación la zona de subducción del Arco de las Antillas Menores, que será seguramente escenario de importantes eventos tectónicos en el futuro:
Además advirtieron la existencia de una tercera zona de subducción, de desarrollo nuevo en el planeta, que se estaría formando al suroeste de Iberia.
Los geólogos consideraron que el gran terremoto de Lisboa de 1755, lo representa, y es una señal de que se está llevando a cabo una importante actividad tectónica en el área.
El evento causó la muerte del 25 a 30% de la población de Lisboa en dicha época.
En este ciclo de unión y separación de continentes, los océanos se comienzan a cerrar de a poco después de 100 a 200 millones de años después de su nacimiento.
Las evidencias indican que no sólo al Pacífico le llegó la hora, sino también al Atlántico. Ello sustenta a la hipótesis que es con el cierre de ambos océanos que finalmente nacerá el nuevo supercontinente Aurica.
(Arco de las Antillas Menores en CentroAmérica. (Wikimedia))
Novopangea
Novopangea (Hipotético)
Novopangea es un hipotético futuro supercontinente, que existiría dentro de 250 millones de años. Fue postulado por Roy Livermore a finales de 1990 en la revista New Scientist. Supone el cierre del Océano Pacífico, lo que provocará la fusión de Eurasia con América del Norte, el acoplamiento de Australia con Asia oriental y el movimiento al norte de la Antártida, en tanto que África se fusionaría totalmente con el sur de Europa. Su hipótesis implica el desarrollo sucesivo de tres supercontinentes: Amasia, Novopangea y Pangea Última.12 La formación de Novopangea fue mostrada en la serie Futuro salvaje.
El hipotético supercontinente futuro Novopangea
Esta teoría está inspirada en la de Amasia postulada por Hartnady, sólo que en el caso de Novopangea, Livermore ha admitido que añade una nueva grieta entre el Océano Índico y el Atlántico norte, por lo que su proyección se abre un pequeño océano allí.
Amasia
Amasia
El hipotético supercontinente futuro Amasia
Configuración del hipotético supercontinente Amasia, ideado por Chris Hartnady.
El supercontinente futuro Amasia es un posible supercontinente que se formará sobre el Polo Norte en aproximadamente 50 a 200 millones de años, a través de la fusión de Asia y Norteamérica.
Esta teoría fue desarrollada por el geólogo de la Universidad de Ciudad del Cabo Chris Hartnady en 1992, quien explica que la predicción se basa principalmente en el hecho de que la placa del Pacífico ya está subduciendo bajo Eurasia y América del Norte.
Este proceso, en caso de continuar, hará que ambos continentes se fusionen, provocando a su vez el cierre del Océano Pacífico, lo que llevará a que el Océano Atlántico pase a ser mayor que éste.
Amasia es un posible supercontinente del futuro que podría formarse por la fusión de Asia y Norteamérica. Esta configuración, que es una alternativa de Pangea Última, podría efectuarse si la dorsal mesoatlántica del océano Atlántico continúa abriéndose mientras Eurasia rota bajo el impulso de África en dirección al norte. Bajo tales circunstancias, Norteamérica podría fusionarse con Asia a lo largo de la línea de sutura de Siberia. Aproximadamente al mismo tiempo, Australia y la Antártida se dirigirían al noreste en un proceso que cerraría en gran parte el océano Pacífico. El Atlántico actual habría crecido entonces hasta convertirse en el océano más grande del nuevo mundo.
En 1992, el geólogo Chris Hartnady, de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, aceptó el desafío de imaginar el próximo supercontinente. Como el Atlántico continúa ampliándose, explicó: «las Américas, moviéndose en el sentido de las agujas del reloj alrededor de un punto central en el nordeste de Siberia, parecen destinadas a fusionarse con la margen este del futuro supercontinente, al que el geólogo de Harvard Paul Hoffman llamó Amasia».
En esta visión del futuro, Australia continúa hacia el Norte, mientras que África y la Antártida permanecen más o menos en sus posiciones actuales.
Roy Livermore, de la Universidad de Cambridge, llegó a una conclusión similar. A fines de los años 90 creó su propia versión de Amasia, un supercontinente que llamó Novopangea: «Me he tomado la libertad de abrir una nueva grieta entre el océano Índico y el Atlántico norte -dice-. Sabemos que la grieta del este africano está activa, de manera que proyectamos eso al futuro abriendo un pequeño océano. África oriental y Madagascar se mueven a través del océano Índico hasta llegar a Asia; Australia ya ha tocado el sudeste asiático».1 Al sur de lo que hoy es India, una cadena montañosa ha surgido del mar a lo largo de una nueva zona de subducción. Justo al sur se encuentra la Antártida. En el futuro ideado por Livermore, todos los actuales continentes forman parte: «No creo que la Antártida se quede en el polo -afirma-. Quiero que venga hacia el Norte». Para que esto suceda postula una nueva zona de subducción.2
Mitchel et al, Nature
Los continentes, en su actual distribución (izda.) y en el futuro, formando Amasia
Surgirá dentro de cien millones de años de la fusión de América y Asia a 90º de donde se encontraba su predecesor, Pangea
Hace más de 200 millones de años, todos los continentes actuales estaban reunidos en uno solo, Pangea, que se convirtió en la cuna de los dinosaurios, un período perfectamente documentado en el registro geológico. Después, esa gran masa de tierra se fue separando hasta que el mundo obtuvo su aspecto actual. Sin embargo, los cinco continentes que ahora conocemos no son definitivos. Chocarán unos contra otros, se superpondrán y se fundirán. Dentro de unos cien millones de años, según creen los científicos, surgirá otro supercontinente. Ya ha sido bautizado como Amasia, nacerá de la fusión de América y Asia, y es más que probable que ningún ser humano llegue a conocerlo. Una nueva investigación publicada en Nature sugiere que Amasia se formará a 90 grados de distancia de donde estaba situado Pangea. Según este modelo, las Américas se mantendrán en el «anillo de fuego» del Pacífico, cerrando el Océano Ártico y el Mar Caribe.
La idea de una nueva Pangea nació a principios de los años 90, pero fue Christopher Scotese, geólogo de la Universidad de Texas, quien predijo su evolución. La hipótesis tradicional de la evolución del futuro supercontinente sugiere que se formará encima del supercontinente anterior (introversión) o en el lado opuesto del mundo (extroversión). Ross Mitchell y sus colegas de la Universidad de Yale han desarrollado un modelo alternativo en el cual el nuevo supercontinente se originará a un ángulo de 90 grados de distancia del anterior (orthoversion). Este modelo sugiere que Amasia se formará dentro del gran círculo de subducción que rodeó a su predecesor.
Por otra parte, los autores aseguran que su modelo es consistente con los datos paleomagnéticos utilizados para determinar las distancias entre los sucesivos supercontinentes del pasado: Nuna o Columbia, el más antiguo, que existió hace aproximadamente de 1.800 a 1.500 millones años; Rodinia, de 1.100 millones de años, y Pangea. Amasia será el siguiente, pero tampoco será el último.
¿’Amasia’ o ‘Eurica’? Eurasia y América se unirán en un ‘supercontinente’
Los investigadores de la Universidad de Yale afirman que la unión de Eurasia y América es inevitable y concluirá en un plazo de entre 50 y 200 millones de años.
La hipótesis de los científicos se basa en la existente actividad tectónica de las masas de tierra y su constante movimiento. La presencia de esos factores, según dicen, hace inevitable el choque de Eurasia y América, que supuestamente tendría lugar en el Polo Norte.
Al hipotético continente ya le dieron el nombre Amasia.
A América y Eurasia les seguirán África y Australia, afirman los investigadores. Este proceso acabará juntando a todos los continentes actuales en uno, que los científicos han llamado Nueva Pangea.
Eurafrasia
Eurafrasia
Población: 4 300 000 0002 hab.
Subdivisiones: Europa, Asia y Africa
Países: 150 países[mostrar]
Dependencias: 10[mostrar]
Idiomas regionales: 24[mostrar]
Organizaciones regionales: Unión Europea y Unión Africana
Eurafrasia,13 Eurasiáfrica,4 África-Eurasia,5 Afro-Eurasia,67 Afroeurasia,8 Euroafricasia, Asieuroáfrica4 o continente euroasiáticoafricano es el supercontinente más grande de la Tierra. Se ubica en el hemisferio oriental y parte del occidental e incluye a África y a Eurasia (este último formado por Europa y Asia).7 Está considerado un «ensamble tricontinental».9También llamado «Viejo Mundo»10 o «Antiguo Continente», abarca más de 85 millones de km²,1 de un total de tierra emergida de casi 150 millones en todo el planeta; esto lo convierte en la región mundial de mayor tamaño.8 En 2008, albergaba cerca del 86 % de la población mundial.8 Ha sido la zona más poblada en toda la historia de la humanidad.8 Isaac Asimov calculó el total de su población y su extensión, sumando los datos correspondientes a cada uno de los continentes involucrados, y comentó al respecto: «Prescindiendo del canal de Suez, puede uno ir desde el cabo de Buena Esperanza al estrecho de Bering o a Portugal o Laponia sin cruzar agua salada; así que ese conjunto de tierras forma un solo continente».11
«Eurafrasia» es un neologismo estrictamente geográfico.1Este concepto se relaciona con otros términos similares, como ecúmene o «World Island», este último designado por el geopolítico y geógrafo inglés Halford John Mackinder y que apareció por primera vez en su obra «The Geographical Pivot of History». Mackinder le definió como la gran masa continental continua.12 Esta terminología, junto a las demás, se suele utilizar con frecuencia en gran cantidad de textos y artículos geopolíticos.1314
Términos relacionados
Los siguientes conceptos están relacionados con la denominación «Eurafrasia», aunque difieren en ciertos puntos:
- Ecúmene (del griego οἰκουμένη, «tierra habitada»): un concepto de la Antigüedad clásica sobre el mundo conocido en ese entonces, que se limitaba a Europa y parte de Asia y África.15 Varios historiadores, como Marshall Hodgson, Alfred Kroeber, Arnold Toynbee, William McNeill y Leften Stavrianos rescataron este término antiguo para referirse a las civilizaciones agrarias del cuarto milenio, que estaban en contacto unas con otras. Hodgson, sin embargo, fue quien comenzó a usar «Afro-Eurasia» en relación a «ecúmene».16
- Viejo Mundo: un término relacionado con la era de los descubrimientos, en contraste con el Nuevo Mundo, representado por las Américas.17 Sin embargo, el término ha quedado desactualizado y se prefiere la denominación «Eurafrasia» para incluir los tres continentes, dado que refleja la constante relación entre ellos.18 William McNeill utiliza este término como sinónimo de «Afro-Eurasia», pese a que otros lo rechazan por considerarlo eurocentrista.16
- World-Island o isla mundial: se trata de un concepto acuñado por el geógrafo inglés Halford John Mackinder en una teoría presentada en su artículo «The Geographical Pivot of History».12 Mackinder define la «isla mundial» como una masa continental continua, que técnicamente excluye las islas como Gran Bretaña.19 También la consideraba el centro del mundo y una región privilegiada en términos de riqueza y población.20 Si bien Marco Valigi, Gabriele Natalizzia y Carlo Frappi consideran a «Eurafrasia» un sinónimo de World-Island,20 otros autores puntualizan que la diferencia entre los dos conceptos es que el primero incluye todas las islas consideradas parte de África, Europa y Asia.16 Por su parte, Isaac Asimov, en su ensayo «La isla del mundo», defiende esta denominación y si bien encuentra ridículo el acrónimo «Eurafrasia», confiesa que estuvo tentado de proponerlo.11
Arnold Toynbee usó este término para llamar al «complejo de continentes interconectados».21 El escaso reconocimiento del término «Eurafrasia» y sus variantes se debe, según al historiador estadounidense Ross E. Dunn, al «mito de los continentes», según el cual existen siete masas de tierra separadas por las aguas intercontinentales; esto llevó a un dogmatismo que impidió que América del Sur y del Norte fueran considerados un solo continente en la década de 1950.16 Sin embargo, tanto Dunn como David Christian, de la Universidad Estatal de San Diego, consideran que el concepto es imprescindible para estudiar fenómenos históricos o sociales que tuvieron lugar fuera de las fronteras de Asia, Europa y África, como en el caso del Imperio romano o la ruta de la seda.81621
Geología
Separación de Pangea.
Aunque se considera que Eurafrasia tiene dos o tres continentes separados, no es un supercontinente propiamente dicho. En vez de eso, es la parte mayor del ciclo supercontinental. Según Christian, estudiar el desarrollo geológico de Afroeurasia permite verla como una gran estructura con historia propia más allá de la historia de la humanidad.8
El lugar más antiguo de Eurafrasia es el cratón de Kaapvaal, que junto con Madagascar y parte de la India y el oeste de Australia formaron parte del primer supercontinente, Vaalbará o Ur alrededor de tres mil millones de años atrás.22 Desde entonces, se ha separado en supercontinentes. Tras la ruputra de Pangea hace doscientos millones de años, las placas norteamericana y euroasiática formaron Laurasia, mientras que la placa africana permaneció en Gondwana, del que después se desprendió la placa Índica.8 Esta impactó contra el sur de Asia y dio comienzo a la formación de los Himalayas;23 en el mismo período, también se fusionó con la placa australiana. La placa arábiga se separó de África treinta millones de años atrás e impactó contra la placa irania entre diecinueve y doce millones de años atrás; esto permitió la formación de las cadenas montañosas Alborz y Zagros. Después de esta conexión inicial de los tres continentes, el corredor bético se cerró, junto al arco de Gibraltar, hace un poco menos de seis millones de años; esto unió el norte de África con Iberia. Por eso, Solé Sabarís afirma que el estudio de la geología de España constituye un campo fundamental para estudiar el proceso de desarrollo de Eurafrasia.24 Esto llevó a que la cuenca del Mediterráneo se secara, lo que produjo la crisis salina del Messiniense. Eurasia y África volvieron a separarse: la inundación zancliense de hace 5,33 millones de años devolvió las aguas al mar Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar, y el rift del golfo de Suez acentuó la división de África y la placa arábiga.
En la actualidad, África está conectada con Asia solo por un puente de tierra —dividido por el canal de Suez en el istmo de Suez— y se separa de Europa por el estrecho de Gibraltar y el canal de Sicilia. El paleogeólogo Ronald Blakey ha considerado los próximos 15 a 100 millones de años de desarrollo tectónico como bastante establecidos y predecibles 25 En ese tiempo, se supone que África continuará dirigiéndose hacia el norte. El estrecho de Gibraltar se cerrará dentro de seiscientos mil años y el mar Mediterráneo se evaporará.2627 No se formará ningún supercontinente en este tiempo, aunque el registro geológico está plagado de cambios repentinos en la actividad tectónica que hace que las proyecciones a futuro sean «muy, muy especulativas».25 Existen tres posibilidades, llamadas Novopangea, Amasia y Pangea última.28 En las dos primeras, el océano Pacífico se cierra y África permanece fusionada con Eurasia, pero este supercontinente se divide mientras que África y Europa se dirigen al oeste; en la última, Europa, Asia y África rotan hacia el oriente y el océano Atlántico se cierra.
Subdivisiones
Eurafrasia se divide en el canal de Suez en África y Eurasia; esta última puede subdividirse en Europa y Asia. Por razones históricas y culturales, también se la ha dividido en Eurasia-África del Norte y África subsahariana.29
Puntos extremos
A continuación se listan los puntos extremos de Eurafrasia, es decir, las localizaciones geográficas que se encuentran en el extremo de un punto cardinal dentro del supercontinente. Se ha propuesto que, para calcularlos, se tenga en cuenta los puntos extremos de los continentes que lo conforman.211
Eurafrasia (con las islas)
- Norte — Cabo Fligely (isla Rodolfo, Tierra de Francisco José, Rusia)
- Sur — Cabo de las Agujas, Sudáfrica
- Oeste — Santo Antão, Cabo Verde
- Este — Diómedes Mayor, Rusia
Eurafrasia (continente)
- Norte — Cabo Cheliuskin, Rusia
- Sur — Cabo de las Agujas, Sudáfrica
- Oeste — Península de Cabo Verde, Senegal
- Este — Cabo Dezhneva, Rusia
Mapas
Países de África
Países de Asia
Países de Europa
América
América
Segundo supercontinente de la Tierra
América
Gentilicio: americano/a; panamericano/a1
Superficie: 43 316 000 km²
Población: 1 041 034 0002 hab.
Subdivisiones
América del Norte
América del Sur
América Central
Países: 35 países
Dependencias: 25 dependencias
América es el segundo continente más grande de la Tierra, después de Asia. Ocupa gran parte del hemisferio occidental del planeta. Se extiende desde el océano Glacial Ártico por el norte hasta las islas Diego Ramírez por el sur, en la confluencia de los océanos Atlántico y Pacífico, los cuales a su vez delimitan al continente por el este y el oeste, respectivamente.
Con una superficie de más de 43 316 000 km², es la segunda masa de tierra más grande del globo, cubriendo el 8,4 % de la superficie total del planeta y el 30,2 % de la tierra emergida, y además concentrando cerca del 12 % de la población humana. Las mayores aglomeraciones urbanas de América son Ciudad de México, Nueva York, São Paulo, Los Angeles y Buenos Aires.
Debido a su gran tamaño y sus características geográficas, en algunas culturas América se divide tradicionalmente en América del Norte, América Central, y América del Sur.4 Algunos geógrafos consideran a América Central como una subregión dentro de América del Norte. Atendiendo a sus características culturales, se distinguen América Anglosajona y América Latina.
América fue poblada desde el Asia oriental y evolucionó durante miles de años sin tener contacto con otros continentes, estableciéndose diversas culturas a lo largo de todo su territorio y generando sus propias revoluciones neolíticas. A partir de la llegada de los españoles en 1492, el continente estableció un intercambio social y ecológico significativo con Eurasia y África.
Toponimia
Universalis Cosmographia, de Martín Waldseemüller (1507), fue el primer Mapamundi en denominar «América» a ese continente. El mapa cartografía el océano Pacífico y el istmo centroamericano antes del «descubrimiento» atribuido a Balboa en 1513. El mapa es conocido como el Certificado de Nacimiento de América y se encuentra en la Galería de Tesoros de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
La primera vez que se utilizó el nombre «América» en Europa para designar las tierras a las que llegó Colón fue en un tratado titulado Cosmographiae Introductio, redactado por Mathias Ringmann y otros para acompañar al planisferio mural Universalis Cosmographia, dibujado por el cartógrafo alemán Martín Waldseemüller, donde además, por primera vez, América aparecía rodeada de agua y perfectamente diferenciada de Asia, con banderas castellanas y leyendas que indicaban que aquellas tierras habían sido descubiertas per mandatum regis Castelle.
Mapa de América por el cartógrafo Jodocus Hondius, realizado c. 1640
El nombre «América» aparecía sobre América del Sur, todavía separada de América del Norte por un estrecho paso interoceánico. El tratado corregía las concepciones ptolemaicas incorporando los descubrimientos de españoles y portugueses, pero titulaba al nuevo continente América en honor a Américo Vespucio a quien tanto el tratado como el mapa atribuían el descubrimiento.567 Vespucio, navegante de origen florentino que realizó algún viaje al servicio de España, fue probablemente el primer europeo en proponer que esas tierras eran en realidad un continente nuevo y no parte de Asia como pensaba Cristóbal Colón. Siguiendo la línea de los otros continentes con nombre femenino, se latinizó el nombre del explorador y se feminizó, resultando América.8 Gracias al desarrollo de la imprenta, las denominaciones de Waldseemüller se divulgaron rápidamente en los círculos científicos de Europa.9
Para referirse a las islas y toda la masa continental del hemisferio occidental, el geógrafo de origen flamenco Gerardus Mercator usó la misma palabra América por primera vez en sus trabajos cartográficos con un mapa del mundo editado en el año 1538. Por otro lado, la Monarquía Española denominó jurídicamente a sus posesiones americanas como Reinos castellanos de Indias. La Corona Británica las llamó Indias Occidentales.
Otras teorías que ya no aportan documentación, más tardías y que también están menos difundidas, afirman que el nombre América proviene de un mercader, Richard Amerike,10 que habría financiado el viaje de Juan Caboto,11 a Terranova en 1497 o de una región llamada Amerrique, ubicada en la actual Nicaragua,12 la cual poseía grandes recursos de oro que habrían descubierto tanto Colón como Vespucio, y que incluso este último habría cambiado su nombre en honor a dicha zona.
Modernamente se han reivindicado antiguos nombres indígenas como denominaciones autóctonas del continente, entre ellos se destaca Abya Yala, usado por la etnia Kuna13 y Cem Ānáhuac por los aztecas.14
Geografía física
América corresponde a la segunda masa de tierra más grande del planeta, luego de Eurasia. Tiene una extensión aproximada de 42 978 000 km². Se extiende de norte a sur desde el cabo Columbia (87° N, Canadá) en el océano Glacial Ártico hasta las islas Diego Ramírez (57° S, Chile), ubicadas en el paso de Drake que separa al continente americano de la Antártida. Su punto más oriental corresponde al cabo Branco en Brasil (34° W) mientras que el más occidental corresponde a la islas comendador bering en las islas Aleutianas (178° E), junto al estrecho de Bering que separa a Alaska del continente asiático.
Está compuesta por tres subcontinentes: América del Norte, América Central y América del Sur y un arco insular conocido como las Antillas. De acuerdo a las teorías de la deriva continental y de tectónica de placas, lo que sería América del Norte y América del Sur habrían permanecido durante millones de años separadas. Luego de la división de Gondwana y Laurasia ambos subcontinentes habrían viajado hasta sus actuales posiciones quedando unidos por Centroamérica, un puente de tierra surgido entre ellos por acción de las placas tectónicas, que fuera primero un arco insular y más tarde se convirtiera en tierra continua. El punto más delgado de esta unión lo constituye el istmo de Panamá, formado hace tres millones de años. Otro arco insular, las Antillas, constituyen una segunda conexión entre los subcontinentes.
El Parque nacional de Yellowstone, ubicado en el oeste de los Estados Unidos, fue el primer parque nacional creado en el mundo en 1872.
En el territorio americano, las placas de la corteza terrestre (Norteamericana, del Caribe y Sudamericana) en su desplazamiento desde el centro del atlántico hacia el oeste, forman el cordón montañoso del borde occidental de América producto del proceso de subducción de la placa del Pacífico. Está compuesta básicamente por una serie de altas cordilleras en la costa occidental (principalmente las Montañas Rocosas, la Sierra Madre Occidental y los Andes, todas parte del Cinturón de fuego) producto del choque de las placas continentales con la oceánica y llanuras en las zonas orientales donde se ubican las dos cuencas fluviales más grandes del mundo: la del río Misisipi en Norteamérica y la del río Amazonas en Sudamérica.
La costa, aunque en gran parte es regular, presenta tramos desmembrados principalmente en sus extremos dando origen a las islas del Ártico canadiense y Groenlandia en el norte, y Chile y Tierra del Fuego en la zona austral. Otros grupos de islas importantes corresponden a las islas Aleutianas en el extremo noroccidental, las Antillas en el mar Caribe, las islas Galápagos en medio del Océano Pacífico y las islas Malvinas en el Atlántico Sur.
Aparte del macizo brasileño y el escudo guayanés, el macizo montañoso, separado de una franja de relieve montañoso como es la cordillera de los Andes, el complejo montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta es considerado el macizo montañoso más grande del mundo ubicado cerca de un litoral costero, el cual se eleva abruptamente desde las costas del mar Caribe hasta alcanzar una altura de 5.775 metros en sus picos nevados, ubicados a tan solo 42 kilómetros de este.24
Flora y fauna
La flora y la fauna de América es muy variada y diversa por su gran extensión territorial y diversos ecosistemas, climas y biodiversidad. Siendo así el continente con mayor biodiversidad del planeta.
Doggerland
Doggerland
Mapa que muestra las hipotética dimensiones de Doggerland (c. 8000 a. C.). Proporcionaba un puente de tierra entre la isla de Gran Bretaña y la Europa continental.
La línea roja marca el Banco Dogger, el cual es probablemente una morrena formada en el Pleistoceno.1
Doggerland es el nombre dado por arqueólogos y geólogos a una antigua masa de tierra en el sur del mar del Norte, que conectaba la isla de Gran Bretaña al continente europeo durante y después de la última Edad de Hielo. Se mantuvo emergida hasta 6500 o 6200 a. C., aunque poco a poco fue tragado por el aumento del nivel del mar. Estudios geológicos han sugerido que Doggerland fue una gran área de tierra seca que se extendía desde la costa este británica y frente a la actual costa de los Países Bajos hasta las costas occidentales de Alemania y Dinamarca.2 fue probablemente un hábitat rico con asentamientos humanos en el período mesolítico.3
Marco teórico
El potencial arqueológico de la zona se planteó a principios del siglo XX, pero el interés se intensificó en 1931, cuando un barco de arrastre faenando entre los bancos de arena y bajíos de los bancos Leman y Ower al este de The Wash sacó a relucir una elegante cornamenta de púas que data de una época en que la zona era una tundra. Con posterioridad, otros barcos han extraído restos de mamuts y leones, entre otros restos de animales terrestres, y un pequeño número de herramientas prehistóricas y armas que fueron utilizadas por los habitantes de la región.
Desaparición
Como los niveles de los mares y océanos subieran después del fin de la última etapa glacial de la era de Hielo actual, Doggerland comenzó a sumergirse en el mar del Norte, aislando la península británica de Europa continental, aproximadamente 6500 a. C.4 El Banco Dogger, el cual era una tierra alta de Doggerland, se cree que se mantuvo como isla hasta el 5000 a. C.4 Antes de inundarse completamente, Doggerland fue una planicie ondulante con sistemas de ríos con meandros asociados a canales y lagos. Etapas claves se creen ahora que incluyeron la evolución gradual de bahías con una gran marea entre Inglaterra y el banco Dogger oriental en el 7000 a. C., con un aumento rápido del nivel del Mar produciendo que el Banco Dogger se convirtiera en una Isla y que Gran Bretaña finalmente se desconectara del continente.5 Este aumento coincide con la inundación del Ponto Euxino.
Una hipótesis más reciente es que gran parte de las tierras costeras restantes, ya muy reducidas en tamaño de la superficie original, fueron inundadas por un maremoto alrededor de 6200 a. C. (aproximadamente 8200 AP), causado por un corrimiento de tierra submarino costa afuera de Noruega conocido como el Corrimiento Storegga. Esta teoría sugiere que el maremoto derivado de este corrimiento de tierra fue devastador para cualquier población mesolítica costera. Después del tsunami de Storegga parece que Gran Bretaña finalmente se separó del continente y cada uno siguió su propio Mesolítico.5
La extrema lentitud de los procesos geológicos nos ha hecho creer que la Tierra es estable. Que es lo que es. Que la forma de sus continentes, moldeados a través de los milenios a manos del viento, el agua y el hielo, es perenne. Que si viajamos doscientos años hacia adelante, el mundo será lo que es hoy. Las montañas seguirán donde las dejamos. Y llevaríamos razón.
Esto también es cierto, eso sí: hemos asumido de antemano que una vez la Tierra no fue así. Que en cierto momento los continentes estuvieron pegados. Sin embargo, miramos al pasado geológico de la Tierra como quien observa una historia fantástica: hechos no relacionados con nuestra vida como humanos. Pero los movimientos geológicos y geográficos de nuestro planeta han sido, en ocasiones, tan drásticos y vertiginosos que han afectado a pobladores humanos.
Y el mejor ejemplo de ello es Doggerland.
Alrededor del año 6.000 antes de Cristo los seres humanos ya habían descubierto al agricultura y la ganadería, y en Oriente Medio y otras latitudes más benignas las civilizaciones comenzarían a aflorar, con sus rebosantes ciudades, unos pocos milenios más tarde. En Europa, sin embargo, la huella de las glaciaciones y las condiciones climáticas extremas habían limitado el desarrollo social, tecnológico y económico de sus escasos habitantes, muchos aún cazadores-recolectores.
Una parte de estos proto-europeos vivían en lo que hoy llamamos Mar del Norte. Se desplegaban por las llanuras tranquilas y relativamente fértiles de una tierra llamada Doggerland, sumergida de forma definitiva cuando el fin de la última glaciación elevaría el nivel del agua de forma fatal. Aquella tierra conectaba a las islas británicas con la actual Jutlandia, con los actuales Países Bajos y, en suma, con la Europa continental. Un puente que, de haber pervivido, habría cambiado la historia del continente para siempre.
De derecha a izquierda, el proceso de desaparición de Doggerland desde los últimos estertores de la glaciación hasta nuestros días. (Wikipedia)
Los indicios de Doggerland se convirtieron en certezas cuando las primeras investigaciones geológicas del siglo XIX revelaron la existencia de los periodos glaciales. El último terminó aproximadamente hace 18.000 años, pero las grandes placas de hielo que congelaron parte del hemisferio norte no se evaporaron de la noche a la mañana. En este contexto, y durante el Mesolítico europeo, un periodo de intensos cambios demográficos y culturales previo a la revolución neolítica, los europeos de antaño habitaron Doggerland.
Se cree que el hielo retenido por la glaciación habría descendido el nivel del mar unos 120 metros, liberando grandes lotes de tierra en todo el planeta, pero muy especialmente en las tierras bajas del norte de Europa. El fenómeno se dio en otras latitudes de igual modo y con anterioridad: las porciones de tierra reflotadas en el hoy estrecho de Bering facilitaron la colonización humana de América, así como otras tierras bajas facilitaron el acceso a hoy tierras aisladas como Japón y Australia.
Gran Bretaña, por aquel entonces y gracias a Doggerland, estaba conectada a Europa, lo que facilitó cierto intercambio cultural y demográfico poco antes de su aislamiento. Es probable que lo que hoy conocemos como el Támesis o el Sena, ambos ríos cortos que desembocan en el Mar del Norte o en el Canal de la Mancha, convergieran en un gran estuario con el Rin, extendido más allá de su desembocadura en Países Bajos. El gran sistema-río moriría las aguas del Atlántico a través de un brazo de mar que, más tarde, se convertiría en el Canal.
Aquella tierra se asemejaría, en términos de paisaje, fauna y flora, tanto a las del norte de Europa como a Gran Bretaña: gran acceso a fuentes de agua en forma de ríos, lagos y lagunas; una costa quebrada y expuesta a las corrientes marítimas del Atlántico; y un terreno relativamente llano salpicado de colinas. Un espacio óptimo en el que desarrollar, más tarde, una civilización, si bien mucho más frío. No en vano, fue el aumento de las temperaturas el que deparó el destino fatal de Doggerland.
¿Qué sucedió para que Doggerland pasara a mejor vida? El proceso fue gradual: las progresivas inundaciones, causadas por el deshielo, empujaron a muchos de sus habitantes a otras partes de Europa (ya fueran las islas o las llanuras del norte de Europa). La desaparición paulatina de los grandes bloques de hielo septentrionales se unió a diversos deslizamientos de tierra que, como el de Storegga, de proporciones gigantescas, provocaron olas gigantes y tsunamis que sepultaron Doggerland.
La desaparición de Doggerland causó importantes cambios, como se explica aquí, en el paisaje Europeo pre-Neolítico. De haber pervivido, un contrafactual interesante, es probable que la diversidad genética del norte de Europa hubiera sido mayor. El terreno, llano, fértil y apto para la agricultura, podría haber sostenido una pequeña civilización cuya lengua y cultura habría tenido una importante influencia en el resto del continente. En su lugar, los habitantes de Doggerland se mezclaron y se asimilaron a las poblaciones más al sur, a salvo de las inundaciones.
De Doggerland conocemos mapas exactos gracias a las exploraciones geológicas realizadas tanto por investigadores (utilizando las tecnologías del siglo XXI) como por las compañías interesadas en explotar los pozos petrolíferos del mar del Norte. El cómputo de conocimiento y la muy variada evidencia arqueológica disponible ha permitido realizar mapas tan completos como este de National Geographic, en el que se revela la soberbia extensión del terreno inundado y antes habitado.
Un mapa de Thomas Foot de 1796 en el que se ilustran los ya conocidos bancos de arena del Mar del Norte, poco profundo por obra y gracia de Doggerland. Fueron las primeras pistas que condujeron al hallazgo posterior de la Europa sumergida. (Wikipedia)
Y bien, ¿qué interés tiene para nosotros Doggerland? Más allá del conocimiento puro, una pequeña lección. Aquellas tierras fueron consumidas por las aguas del Atlántico cuando las temperaturas aumentaron, provocando una migración masiva y la pérdida de unas comunidades humanas que, aún primitivas, se vieron abocadas al pozo de la historia. El crecimiento del mar, en territorios muy bajos, tiene consecuencias así de devastadoras, así de drásticas. Fue un cambio del paisaje similar al que hoy nos enfrentamos.
De igual modo, el vertiginoso aumento de las temperaturas durante los últimos años ha provocado que las perspectivas de un drástico aumento del nivel del mar sean reales. El cambio climático podría devolvernos nuestro particular Doggerland: uno en el quedarían inundadas gran parte de Norteamérica, del sur de la India o del norte de Europa, los antaño terrenos adyacentes a Doggerland. Llanuras fértiles y accesibles para las aguas marítimas en caso de notorio crecimiento.
Nombrado en honor al Dogger Bank, que a su vez recibió el nombre de los barcos de pesca holandeses del siglo XVII llamados doggers. La existencia de Doggerland fue sugerida por primera vez en un libro de finales del siglo XIX “Una historia de la Edad de Piedra” por H.G. Wells, ambientada en una región prehistórica donde uno podría haber caminado en seco desde Europa hasta Gran Bretaña.
Mapa que muestra la extensión hipotética de Doggerland (c. 10,000 aC), que proporcionó un puente terrestre entre Gran Bretaña y Europa continental
El deslizamiento de Storegga fue un deslizamiento de tierra que involucró aproximadamente 180 millas de longitud de la plataforma costera en el Mar de Noruega que causó un gran tsunami en el Océano Atlántico Norte. Los descubrimientos en la región de Doggerland han incluido los restos de artefactos de mamut, rinoceronte y caza que se han dragado desde el fondo marino del Mar del Norte. En 1931, un famoso descubrimiento llegó a los titulares cuando un arrastrero llamado Colinda levantó un trozo de turba mientras pescaba cerca del Ower Bank, a 25 millas de la costa inglesa. Para asombro del pescador, la turba contenía un punto de asta de púas adornado utilizado para el arpón de peces que databa de entre 4.000 y 10.000 aC.
Otros descubrimientos extensos de hallazgos prehistóricos han incluido fragmentos de textiles, paletas y viviendas mesolíticas en la costa de Dinamarca. Además, los asentamientos con pisos hundidos, canoas, trampas para peces y una serie de enterramientos en el delta del Rin / Mosa de los Países Bajos, y un fragmento de cráneo de un neandertal, datado en más de 40,000 años dragado desde el Middeldiep, en la costa de Zeeland. Los buzos incluso han descubierto parches de bosques prehistóricos, como el descubrimiento en 2015 frente a las costas de Norfolk, cuando el grupo de investigación “Seasearch” estaba estudiando la vida marina e inesperadamente encontró restos de árboles y ramas comprimidos.
Varias universidades han participado actualmente en numerosos estudios para cartografiar la geología de Doggerland, comprender la flora y la fauna de esta tierra olvidada. La historia de Doggerland es una advertencia cautelosa sobre el poder que ejerce la naturaleza en la configuración del paisaje a través del cambio climático. Pueblos enteros se vieron desplazados cuando el mar invadió una región más grande que muchos países europeos. Hoy en día, más de mil millones de personas viven cerca de las líneas costeras, en zonas vulnerables.
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