Precolombina
Puerta de Aramu Muru
Subcategoría: Pared de piedra.
El Portal de Aramu Muru es un lugar histórico-mitológico ubicado cerca al municipio de Juli, no lejos del lago Titicaca. A 35 kilómetros de la atrayente ciudad de Puno en el Perú, en el denominado “Bosque de Piedra”, entre las montañas de Hayu Marca (Puerta de los Dioses) y el lago Titicaca.
El portal de Aramu Muru tiene la forma de un cuadrado de 7 metros de lado tallado en la roca. Hasta ahora no se ha realizado un serio estudio arqueológico que pueda revelar la fecha de cuando los primeros pobladores empezaron a considerar sagrado este lugar.
Las dimensiones de esta increíble «piedra» de una sola pieza sorprenden al visitante: siete metros de alto por otros tantos de ancho. Los pocos estudios arqueológicos realizados hasta el momento no han podido explicar convenientemente cómo se pudo llevar a cabo su construcción, ni cómo sus creadores lograron tal grado de homogeneidad en su superficie, completamente plana, al igual que el tallado de los bordes externos. Otra cuestión que se desconoce es si el bloque fue transportado desde otra zona o se encontraba ya en este punto.
En su base se distingue un «pórtico» tallado – en realidad es un vano ciego, pues no conduce a ninguna parte –, lo suficientemente amplio como para que quepa un ser humano.
Según cuenta la leyenda, hace unos 450 años, Aramu Muru un sacerdote del Imperio Inca, se escondió en las montañas, pasando por el Portal, para guardar de los conquistadores españoles un disco de oro Coricancha creado por los dioses con el fin de curar a los enfermos y para ayudar en la iniciación de los chamanes-sacerdotes. Hoy en día el portal es visitado por creyentes que siguen la teoría de la gran hermandad blanca.
Aparentemente el ingreso no conduce a ningún lugar, sin embargo ésta extraordinaria puerta es el ingreso para trasladarse hacia el futuro como también al pasado, únicamente se les abren a los Maestros Mayores y aquellas personas que se han preparado en los misterios conciénciales del mundo andino más profundo.
También una historia más reciente relata como en 1974 gran parte de los integrantes de una banda de música lograron “atravesar” la Puerta no volviendo a salir, historia dada a conocer por el resto de la banda que no llegó a atravesar la Puerta.
Los habitantes del lugar dicen que es la entrada al “Templo de la Iluminación de los Dioses Merú” o “Hayu Marca”, y cuentan extrañas historias sobre esta puerta, como que algunas tardes se hace semi-transparente dejando entrever una ciudad iluminada.
También cuentan que al tocar con ambas manos los lados interiores del marco de la puerta de piedra y apoyando la cabeza en una hendidura que hay en esta, se pueden percibir extrañas sensaciones tales como la visión de fuego, melodías musicales e incluso la visión de túneles que atraviesan la montaña.
Aunque de los cientos de personas que han intentado percibir estos fenómenos, sólo unas pocas consiguieron notar alguna de las sensaciones anteriormente descritas.
Comos sea, Aramu Muru, Meru o “Azur-Mah”, es un personaje real que habría existido físicamente hace miles de años atrás. Una leyenda lo conecta con la Puerta de Hayumarca: Se afirma que el sacerdote de Lemuria “desapareció” en la Puerta para esconder de los españoles el disco de oro de su civilización. Pero esta historia involucra entredichos. Por una parte, la conquista fue hace 500 años, no en tiempos post Lemurianos. Y por otro lado, hay sólidas informaciones que señalan el Qoricancha del Cusco y la huida al Antisuyo en el Siglo XVI como la vía de escape del Disco Solar a Paititi. Además, varios escritores esotéricos confunden Mu y Lemuria. Hay que decir que ambos son dos mundos distintos. El primero, evoca un presunto continente desaparecido en el Pacífico, la Kasskara de los indios Hopi, cuyos posibles restos se amparan en la isla de Pascua, Tahití, Samoa, las islas Cook, las Tongas, las Marshall, las Kiribati, las Carolinas, las Marianas, Hawai y las islas Marquesas (entre otras). De allí provendría Aramu Muru. Y, por otro lado, “Lemuria” fueron vastas tierras que, en una época remota de nuestro mundo, se hallaban unidas a África y Madagascar, cuna del ser humano, en el actual océano Índico.
Pueblo Bonito
Subcategoría: Ciudad abandonada.
Pueblo Bonito fue un antiguo complejo habitacional que albergó a los antiguos indios pueblo, portadores de la cultura anasazi. Pueblo Bonito es la estructura más grande conocida en el Cañón del Chaco (Chaco Culture National Historical Park), en la parte norte de Nuevo México. Esta estructura fue ocupada entre 828 a 1126. El nombre le fue dado por los exploradores españoles al ver la magnificencia de sus ruinas, aunque el nombre original no se sabe.
En enero de 1941 la pared denominada “Threatening Rock” (Roca Amenazadora), una sección del Cañón del Chaco conocida también como tse biyaa anii’ahí (espacio de la roca inclinada) en idioma navajo, se colapsó, destruyendo parte de la estructura trasera de la construcción de pueblo bonito, llevándose consigo varios cuartos.
Los constructores de Pueblo Bonito sabían de esta amenaza, aunque de todos modos, decidieron construirlo debajo de la gran roca, que se alzaba unos 30 metros del piso, pesando aproximadamente 30 000 toneladas, lo cual compensaron construyendo un refuerzo estructural para el bloque.
La civilización de pueblo bonito floreció entre los años 800 a 1200, esta civilización fue un importante centro comercial de Turquesas, siendo la Cultura tolteca su principal aliado en Mesoamérica para la comercialización de dicha gema, extendiéndose después en todo México y Centroamérica.
Las turquesas eran intercambiadas por guacamayas, campanas de cobre y otras artesanías, de las miles de cerámicas y piezas encontradas en excavaciones se pueden notar en su mayoría piezas de origen (indígena) Méxicano, pronto al hacerse la turquesa tan común esta cultura comenzó a menguar en sus exportaciones, llegando casi a la extinción, dedicándose estos primero pobladores de América a otras actividades y emigrando a otros lugares de Nevada y Nuevo México, la cultura Anasazi fue principalmente cosechadora de maíz; El comercio de estas piedras preciosas a pesar de haber desaparecido en la memoria de los pueblos mexicanos, si quedarían leyendas que en parte contribuirían al llegar los españoles con las leyendas de “las siete ciudades doradas”, motivándolos a buscar esas ciudades llenas de oro más al norte.
Sería un grupo de exploradores españoles, del cual no se tienen nombres los primeros en redescubrir este gran edificio de más de 800 habitaciones, quienes llevarían las noticias. Más tarde los primeros exploradores de nuevo México en busca de las siete ciudades de oro serían Fray Marcos de Niza, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Esteban el Moro, y Francisco Vázquez de Coronado, que buscarían incesantemente las míticas ciudades encontrando dos de ellas Cíbola y Quivira pero sin oro alguno.
Sería hasta 1774 en que Don Bernardo de Miera y Pacheco identificaran el Cañón del Chaco poniendo la palabra “Chaca” en un mapa, la cual fue una transliteración al castellano para una palabra de origen navajo, para “Chacra Mesa” y “Chaco”.
En 1849 el teniente del U.S. army James H. Simpson acompañado de un guía del Pueblo de San Juan (San Juan Pueblo) de apellido Carravahal (Carbajal), en una expedición militar llegaron al Cañón del Chaco, los cuales examinaron 8 ruinas entre ellas las de Pueblo Bonito, siendo estos los nombres que Carbajal dio en español como eran conocidos esos pueblos, en su reporte militar dio una breve descripción del Cañón chaco, con dibujos de R. H. Kern. Richard Wetherill, George H. un estudiante de historia natural, comenzaron las excavaciones de Pueblo Bonito en 1896 las cuales terminaron en 1900. Estas excavaciones fueron financiadas por B. Talbot Hyde y Frederick E. Hyde, Jr. de la ciudad de New York, quienes eran filántropos y coleccionistas.
En estas primeras excavaciones dos hombres encontraron 190 cuartos del total de 800, los cuales fotografiaron e hicieron un mapeo de la estructuras mayores del cañón (otras poblaciones), los artefactos encontrados fueron puestos a disposición del American Museum of Natural History. Después de estas excavaciones, Richard Wetherill busco tener control del cañón para sus propias ganancias personales, incluyendo además de Pueblo Bonito, a Chetro Ketl y Pueblo Del Arroyo.
Una reconstrucción digital de Pueblo bonito.
Él busco unas leyes de protección para sí mismo sobre las ruinas, las cuales fueron invalidadas por la General Land Office en 1904 fue así como el gobierno federal estadounidense toma posesión formal de esas tierras, pidiéndole a Wetherill que parara con toda excavación asta esa fecha, el cual continuo corriendo un establecimiento comercial asta su muerte en 1910.
En la parte de atrás en Pueblo Bonito hay una serie de Petroglifos dibujando unos pies con seis dedos, un elemento encontrado en otros artes rupestres de la cultura pueblo.
Estas imágenes fueron hechas alrededor del 900 o 1000 d. C.
Pueblo Bonito es la mayor construcción de las trece ‘grandes’ casas en el cañón del chaco y esta dividido en dos secciones por un muro precisamente alineado, el cual corre de norte a sur a través de la plaza central, dándole forma de una D, con medidas de 1,4 ha o 4 acres. Unas “Gran Kiva” se encuentran puestas en cada lado del muro, creando un patrón simétrico común en la mayoría de las Grandes casas. En adición de las gran kivas, otras treinta kivas (estructuras ceremoniales) han sido encontradas, las más grandes medían 22 metros (66 pies) las cuales se encuentran asociadas con el Gran patio central. El interior de las habitaciones era un poco mayor de la norma común para los Antiguos Pueblos.
El área de pueblo bonito cubre aproximadamente dos hectáreas o 4 acres, y la parte antigua fue construida entre 825 a 950 (la primer parte) la cual contó con cerca de 800 habitaciones, cifras conservadoras lo sitúan alrededor de 650, para el 1200. Esta estructura escalonada fue de cuatro y cinco niveles de alto. Cada cuarto media cerca de 2 pies 8 pulgadas y 5×4 metros (16 x 13 pies). En la última fase de su construcción, algunos lugares de la planta baja fueron rellenados con escombros para soporte de los pisos más altos. La apariencia de centro en la arquitectura y su construcción de múltiples niveles produjo paredes tan gruesas como de tres pies (1 metro).
La Kiva principal.
Las estimaciones arqueológicas para este gran asentamiento humano varían, los cuales sitúan cada cuarto para una pareja, o hasta una familia de cuatro.
A principios del siglo pasado, las estructuras eran vistas como pequeñas ciudades, acomodando muchas personas en un cuarto, así desde esta perspectiva en el tiempo de mayor auge en Pueblo Bonito, pudieron haber sido varios miles de personas viviendo en este emporio comercial.
Aunque análisis recientes han bajado la población a 800, datos primariamente tomados debido al pequeño número de chimeneas usables en las ruinas, por lo regular estas eran colocadas en la planta baja, cerca de la Plaza central; las cuales se encuentran asociadas en sus entradas a una serie de cuartos según se avanza en la estructura.
Estos cuartos se conectaban entre sí por varias entradas interiores, algunas de ellas con forma de T. Así de estos análisis una familia completa pudo haber habitado de entre 3 a 4 cuartos, estos a su vez contenían pequeños espacios usados para almacenamiento. Prácticamente no había forma externa de acceso a los cuartos del edificio más que los que conducían del patio o jardín central.
Una puerta de entrada a Pueblo Bonito.
Aunque la capacidad de Pueblo bonito pudo albergar a una gran población, es posible que no haya sido ni una ciudad o aldea, debido al entorno o el medio ambiente impropio para sostener una gran población. Las excavaciones en el lugar no han revelado un número significativo de Køkkenmøddings de basura lo cual indicarían un área residencial.
Una sugerencia común entre los arqueólogos es que Pueblo bonito pudo haber sido un centro espiritual de reunión entre las diferentes tribus pueblo, debido a la presencia de las Kivas las cuales han sido comúnmente usadas para funciones rituales al igual que los otros lugares dentro del Cañón chaco.
Pueblo Bonito al igual que las demás Grandes casas permite al explorador comprender el grado de desarrollo y entendimiento que los Anasazi/Los Antiguos pueblos tenía de los ciclos solares y lunares, los cuales se encuentran marcados en los petroglifos que rodean el área del acantilado, al igual que la posición de Pueblo bonito en sí mismo con estos ciclos.
La Piramide Circular de Cuicuilco
Subcategoría: Pirámide.
El sitio se ubica en el suroeste de la cuenca de México en un antiguo delta del río formado por las corrientes que bajaban del Zacatépetl y el actual bosque de Tlalpan. Al parecer, su nombre significa “Lugar de Oración” o “Lugar del Arcoiris” (también es conocido como lugar donde se hacen cantos y danzas o lugar de colores y cantos). Se afirma que el desarrollo del lugar, desde época temprana, se debe a su posición estratégica, ya que el occidente de la cuenca se conecta con la entrada al valle de Toluca. Asimismo, se considera que el declive de Cuicuilco se generó entre 100 a.C.-1 d.C., y aunque hubo una ligera recuperación durante 1-150 d.C., la presencia de deidades del fuego, y ceniza volcánica en los pisos, sugiere fuerte actividad volcánica en la cuenca de México.
Si la enorme pirámide de Cuicuilco es expresión de este incremento, entonces ello significa que este nivel de desarrollo se alcanzó entre 800-600 a.C., ya que es la fecha en que se construyó. En caso de ser cierto, el carácter protourbano, característico de este nivel, podría haberse extendido, también, por el Preclásico Tardío hasta el debilitamiento de Cuicuilco entre 100 a.C. y 1 d.C. En este momento comenzó el desarrollo de Teotihuacan.
La famosa “pirámide”, la primera pirámide de piedra de México, suele datarse de alrededor del año 500 a.C. La base del monumento es una plataforma circular de alrededor de 122 metros de diámetro, que contiene una rampa que una vez llevó al altar en la cúspide a 27 metros de altura sobre el nivel del suelo. Fue construida de roca bastas y revestida con una cobertura de arcilla. Curiosamente, el término “pirámide” aplicado a esta estructura resulta particularmente inadecuado, ya que desde el punto de vista geométrico no se trata en modo alguno de una pirámide, pues su forma es cónica.
Se presenta como una pirámide troncocónica de planta circular de grandes dimensiones, formada por cuatro conos truncados superpuestos y unidos mediante escaleras y rampas. Su fachada principal está orientada hacia el este, con templos y galerías que soportan extraordinarias columnas de piedra aglomerada.
Este edificio fue construido con piedra sin labrar de 30 Kg. y rellenado los espacios con tierra, con lo cual se formó un núcleo muy compacto en cada una de las cuatro etapas constructivas, que concluyó con un altar en la parte superior central de la pirámide. A su plataforma superior, donde había un altar, se llegaba por una rampa situada al oriente, que sorprendentemente estaba orientada hacia el equinoccio, para constituir un reloj cósmico de gran precisión, lo que evidencia al nivel científico de los constructores.
Los arqueólogos prefieren olvidarse de Cuicuilco, la gran mole circular que surge del medio de un antiquísimo campo de lava al sur de la Ciudad de Mejico. Las ruinas, según algunos, constituyen “una bofetada en la cara de la historia”. Aún hoy en día, muchos académicos asisten tácitamente a la destrucción del monumento, que se encuentra rodeado de un número cada vez mayor de centros comerciales, viaductos, polígonos industriales y unidades de vivienda. La contaminación atmosférica – uno de los males más grandes que enfrenta la ciudad de México – junto con la amenaza de la “lluvia ácida”, seguramente acabarán con esta “oveja negra”, estorbo a la arqueología, si no llegan a tomarse medidas.
No obstante, todos los expertos están de acuerdo en que Cuicuilco es la estructura más vieja en el valle del Anahuac, que aloja a la moderna Ciudad de Méjico, y es la primera construcción monumental en el continente americano. Aunque la información oficial indica que las estructuras de Cuicuilco no datan mas allá del 600 a.C., los textos revisionistas alegan que la pirámide fue construida hace unos 8.000 o 10.000 años, haciéndola casi tan viejas como el “hombre de Tepexpan”, el morador prehistórico más antiguo en Mesoamérica, cuyos restos fueron hallados junto con los de un mamut.
Cuicuilco mide 17 metros de alto y cuenta con un diámetro de 115 metros; una variedad de rampas ofrecen acceso a su nivel más alto, que alojó en su tiempo un templo con la estatua de Huehueteotl – el “dios viejo del fuego”, la primera deidad adorada en las Américas. La majestuosa pirámide circular se encuentra rodeada de estructuras pequeñas y edificios rectangulares con pisos bien terminados que pudieron haber sido casas.
Vista desde la carretera, o desde la posición ventajosa ofrecida por el centro comercial Perisur, el visitante puede creer que está viendo una fortificación del tipo construido por los celtas.
De acuerdo con el historiador Stuart J. Fiedel, entre 5.000 y 10.000 habitantes ocuparon Cuicuilco durante el Primer Periodo Intermedio 2 (650 – 300 A.C.) y que la región aledaña contaba con unos 75.000 habitantes.
Es un hecho que Cuicuilco llegó a su fin con la erupción del volcán Xitle, que derramó un torrente de lava que destruyó primero la cercana localidad de Copilco, y luego engulló a la misma Cuicuilco, dejando un extenso campo conocido como “El Pedregal”. Al parecer, los habitantes del lugar pudieron huir antes de que ocurriera el desastre. El campo de lava del Pedregal es considerado un típico flujo de lava de finales del período pleistoceno, que concluyó hace aproximadamente 10.000 años. Uno de los lados de la pirámide se halla cubierto por el campo de lava, lo que indica sin lugar a dudas que su construcción precedió a la erupción.
La primera excavación exhaustiva del lugar fue realizada en 1922 por un equipo de la Universidad de Arizona, dirigido por el Dr. Byron Cummings. A partir de los datos obtenidos en el lugar, el Dr. Cummings estimó que el flujo de lava ocasionado por la erupción del Xitle se había producido entre el año 6550 y el 28050 a.C.
Existen otros detalles inquietantes. El médico español Hernández, enviado a México por Felipe II, relató a su soberano el descubrimiento en el lugar de esqueletos de grandes bestias, y de hombres de 5 metros de altura. Los habitantes del lugar creían que la estructura había sido construida por gigantes.
¿Cómo es posible que una pirámide construida en el año 600 a.C. haya sido parcialmente cubierta por un flujo de lava ocurrido varios milenios antes? La más elemental lógica indica que la construcción del monumento debió preceder al evento que ocasionó su destrucción y abandono, y no al revés. Incapaz de resolver esta paradoja de acuerdo al dogma establecido de la historia de Mesoamérica, la arqueología oficial ha resuelto ignorarla.
Montículo Esmeralda
Montículo Esmeralda
Esmeralda es uno de los mayores montículos de América del Norte. Abarca 3,2 hectáreas, de 235 por 133 metros en la base, tiene una altura de 10,7 metros. Fue construido acumulando tierra a los lados de una colina natural. Hay dos montículos más pequeños encima, el mayor de 57,9 x 48,7 metros y 9,15 de alto. Varios montículos adicionales se localizaban en los bordes del montículo principal, pero fueron destruidos por el hombre y la erosión.
La construcción se desarrollo durante el período de la Cultura Mississipiana (800 – 1500 d. C.), fue un centro ceremonial para la población que residía en las aldeas de la periferia.
A fines del 1600 los Natchez la abandonaron y establecieron la “Gran Villa” unos veinte kilómetros al suroeste.
Este es el segundo montículo del templo indio más grande de los Estados Unidos. Fue construido y utilizado entre 1300 y 1600 dC por los precursores de los indios Natchez. Estos indios usaron una colina natural como base, a la que remodelaron recortando la parte superior y rellenando los lados para formar una gran plataforma primaria, de 770 pies de largo, 435 pies de ancho y 35 pies de alto. En el extremo oeste aún se encuentra un montículo secundario de 30 pies que alguna vez estuvo coronado por una estructura ceremonial.
El Centro Ceremonial
Ubicado a unas 10 millas al noreste de Natchez, Mississippi, Emerald Mound es el segundo montículo ceremonial del período Mississippian más grande en los Estados Unidos, solo superado por Monk’s Mound cerca de Cahokia, Illinois. Construido y utilizado entre los años 1200 EC (era actual) y 1730 EC, este montículo de 35 pies de altura cubre ocho acres y mide 770 pies por 435 pies en su base. Dos montículos secundarios se asientan sobre el montículo principal, lo que eleva la altura total a aproximadamente 60 pies. El más grande en el extremo oeste mide 190 pies por 160 pies por 30 pies de alto. Los primeros registros sugieren que había seis montículos más pequeños ubicados a lo largo de los lados del montículo principal, pero la evidencia visual de estos montículos más pequeños ha desaparecido hace mucho tiempo.
Hernando de Soto y el Montículo Esmeralda
Cuando el explorador Hernando de Soto pasó por el sureste de América del Norte en la década de 1540, los indios americanos que componían la cultura del Misisipi aún eran numerosos y poderosos. Sabemos que los montículos de los templos todavía estaban en uso, porque los jinetes españoles documentaron cabalgando hasta sus cimas planas. Cuando los franceses llegaron al área alrededor de 1700, la gente de Natchez y otras culturas locales aún seguían la forma de vida tradicional de Misisipí.
Casi todos los pueblos y centros ceremoniales que habían visto los hombres de De Soto fueron abandonados a fines del siglo XVII. El rápido declive de la cultura de Misisipí probablemente fue el resultado de varios factores, incluidas las enfermedades introducidas por De Soto y sus hombres, la intrusión de los europeos en estas comunidades y los conflictos internos resultantes de la desintegración de su orden social. La gente no desapareció sino que se adaptó para hacer frente a la pérdida de población.
Arqueología en Emerald Mound
Las primeras excavaciones arqueológicas en Emerald Mound ocurrieron en 1838 con investigaciones periódicas que continuaron hasta 1972. A través de estas excavaciones, podemos aprender más sobre las personas que construyeron los montículos. A mediados de la década de 1900, la erosión natural de los montículos secundarios se convirtió en un problema tal que los taludes de la plataforma superior se estabilizaron restaurando y cubriendo la superficie con césped. Emerald Mound fue entregado al Servicio de Parques Nacionales en 1950, y en 1989 fue designado Monumento Histórico Nacional.
El montículo aparece por primera vez en relatos de viajes y estudios en 1801; durante el siglo XIX se conocía como el sitio de Seltzertown, llamado así por un pueblo cercano que desde entonces ha desaparecido. Adquirió el nombre actual de Emerald Plantation, en cuya propiedad se encontraba el sitio en la década de 1850.
Excavación del Servicio de Parques Nacionales en Emerald Mound, c1948
Cortesía de Natchez Trace Parkway, Servicio de Parques Nacionales
Vista aérea del Montículo Esmeralda
Importancia social de los montículos
Las aldeas de los habitantes de Mississippi están marcadas por montículos de tierra de cima plana que se encuentran dispersos por todo el valle de Mississippi y el sureste. A veces, un solo gran montículo dominaba la aldea o el centro ceremonial. Más a menudo, los montículos estaban dispuestos alrededor de una plaza rectangular. En Emerald Mound, sin embargo, el centro ceremonial de la aldea estaba en la cima del montículo. Hay evidencia de un sitio de aldea cerca del montículo que fue destruido por el cultivo. Más de una docena de grupos de montículos se encuentran dentro de las 25 millas de Emerald Mound.
Los montículos de los habitantes de Mississippi se utilizaron para entierros, templos y estructuras ceremoniales. Los arqueólogos creen que los montículos fueron escenario de elaboradas procesiones cívicas, bailes ceremoniales y rituales religiosos intrincados y solemnes.
Aunque hay muchos misterios que rodean a Emerald Mound, los arqueólogos pueden juntar las piezas para aprender sobre los primeros residentes del área.
A medida que la sociedad de Mississippi siguió cambiando debido a conflictos internos y externos, los residentes se vieron obligados a adaptarse. Los habitantes de Mississippi no desaparecieron, sino que se convirtieron en las tribus del sureste que conocemos hoy, incluidas, entre otras, la Nación Chickasaw, los Choctaw de Oklahoma y la Banda de Mississippi de Choctaw.
Murallas de Sacsayhuamán
Sacsayhuamán (en quechua Saqsaywaman, de saqsay, lugar de saciarse, y waman, halcón, es decir, “Lugar donde se sacia el halcón”) es una “fortaleza ceremonial” inca ubicada dos kilómetros al norte de la ciudad del Cuzco. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacútec, en el siglo XV; sin embargo, fue Huayna Cápac quien le dio el toque final en el siglo XVI. Con el aniquilamiento de la nobleza inca desaparecieron de la memoria humana las técnicas que permitieron la construcción de esta monumental fortaleza o santuario; el cual produjo la admiración de Pizarro y sus hombres. Pedro Sancho, secretario de Pizarro, deja una primera descripción del edificio; pero la más detallada es la del Inca Garcilaso de la Vega (Cronista mestizo). La “fortaleza ceremonial” de Sacsayhuamán es con sus muros megalíticos, la mayor obra arquitectónica que realizaron los incas durante su apogeo. Desde la fortaleza se observa una singular vista panorámica de los entornos, incluyendo la ciudad del Cuzco.
Plano de Sacsayhuamán.
La “construcción ceremonial” de Sacsayhuamán está ubicada a 2 km del Cuzco, capital del antiguo Imperio inca; se encuentra a una altura de 3.700 msnm y abarca una extensión de 3’093 hectáreas. El valle se encuentra cercado por las montañas Ausangate, Pachatusán y Cinca, y esta bañado por el río Tullumayo. Esta zona posee un paisaje de gran belleza, flora y fauna abundantes, entre la que destacan las llamas y los halcones.
La zona donde se encuentra esta fortaleza corresponde a la cabeza del animal sagrado, y una de las traducciones que tiene esta palabra es, precisamente, cabeza de puma. Pachacútec Inca Yupanqui, el noveno Inca, rediseñó la ciudad y le dio forma de puma acostado (el puma es el guardián de las cosas terrenas).
El espacio que abarcan sus construcciones es particularmente grande; lo que más llama la atención son los tres muros de piedra que sugieren la figura de la fortaleza.
La construcción es típica de la arquitectura inca, aunque es el lugar donde esta técnica se usó a mayor escala. La roca se cortaba en la cantera de forma tosca con la forma aproximada requerida. Luego era arrastrada con cuerdas por cientos de hombres hasta el lugar de construcción, donde se le daba el tallado definitivo. Las cuerdas usadas eran tan impresionantes que fueron mencionadas por el conquistador español Diego de Trujillo en 1571 tras inspeccionar una habitación llena de material de construcción.
La suavidad aterciopelada de la piedra resalta en estas formaciones. Hay figuras diseñadas en las piedras y rocas, entradas a túneles subterráneos o chicanas, anfiteatros, construcciones de carácter ritual, probablemente relacionadas con el culto al agua. Este sitio desempeñó un importante rol en las actividades rituales incaicas.
Se piensa que correspondió a una fortaleza militar, en donde se entrenaba a los guerreros. Hay dudas al respecto, ya que, de acuerdo a su arquitectura, podría haber tenido un fin religioso y haber sido construido como un gran templo al Dios Sol. Sin embargo, durante la época de la conquista, mostró su eficacia como fortaleza para defender la ciudad. Su principal característica es la forma en que fue construida; cuenta con grandes bloques de piedra, alcanzando los más altos los 9 m. Se asevera que su construcción demoró 50 años aproximadamente, iniciándose en el período del Inca Túpac Yupanqui. Fue construida por 20.000 hombres.
Dentro de la fortaleza, había grandes almacenes de alimentos y armas, y también canales para la distribución del agua. El trono del Inca, ubicado junto a la fortaleza, consistía de una gran roca tallada y pulida en varios niveles, desde donde el soberano presidía las fiestas, celebraciones, desfiles y daba órdenes.
En la actualidad, quedan vestigios de las tres murallas escalonadas edificadas de piedra caliza de origen sedimentario y formación fasilífera.
Sacsayhuamán está dividida en diferentes sectores: Sacsayhuaman, Rodadero, Trono del Inca, Warmi K’ajchana, Baño del Inca, Anfiteatros, Chincana y Bases de Torreones, entre otros.
Hubo tres torreones ubicados en la parte superior de la fortaleza: Muyucmarca, Sallacmarca y Paucamarca. El primero tenía una forma cilíndrica con una altura equivalente a unos cuatro pisos y un diámetro de unos 22 metros. Se encontraba en el centro. El segundo tuvo forma cuadrangular. Desde allí se divisaba toda la ciudad del Cuzco. El tercero, también de forma cuadrada, estaba ubicado al otro extremo del Sallacmarca.
La fortaleza fue el escenario donde los Incas adoraban al sol en este templo para ceremonias religiosas. Se piensa que decenas de miles de personas se movilizaban en las fiestas especiales y hacían ofrendas y cierto tipo de peregrinaciones.
El tan reconocido método de datación llamado carbono 14 funciona sólo cuando hay material orgánico, pero no es capaz de datar el período en el cual se construyó un monumento.
Por ejemplo, el dato sobre la cultura Killke, ofrecido por un equipo de arqueólogos en el 2008, contrasta con la información clásica etno-histórica que reconocía a los Incas como los constructores de Sacsayhuamán a partir de 1438 d.C., durante el reino de Pachacutec.
El monumento, que para algunos es la representación de la cabeza de un puma, para otros una fortaleza para defender a Cusco y para otros un centro ceremonial, está compuesto por tres muros de aproximadamente 400 metros de largo y 6 de alto. Se calculó que algunas piedras pesan hasta 200 toneladas, mientras que el volumen total de los tres muros es de unos 6000 metros cúbicos.
En la zona al sur de los muros están las bases de lo que fueron probablemente tres grandes torres: Muyucmarca, Sallacmarca y Paucarmarca. Mientras que la primera tiene base circular, las últimas dos la tienen rectangular.
La Muyucmarca tenía unos 12 metros de altura y una base con un diámetro de 22 metros. En sus Comentarios Reales, el Inca Garcilaso de la Vega describe a Muyucmarca como una torre que servía como depósito de agua y que estaba conectada a las otras dos por túneles subterráneos.
Se narra que en la batalla de Sacsayhuamán, acaecida en 1536, el Inca Cahuide se lanzó al vacío desde la Muyucmarca, con el fin de no entregarse a los españoles.
Sobre el origen de Sacsayhuamán fueron escritas decenas de libros y se propusieron las teorías más extrañas para explicar cómo se llevó a cabo su construcción, hecho que hasta ahora está envuelto en el misterio.
Chankillo
Subcategoría: Observatorio solar.
Observatorio Solar en Chankillo, Perú
Los viajeros han notado las 13 torres de piedra que se elevan sobre el desierto costero de Perú desde al menos el siglo diecinueve. Pero los investigadores sólo el año pasado descubrieron el objetivo de las estructuras: ellos arreglan un observatorio solar sofisticado, uno de los más tempranos conocidos en las Américas.
El Iván Ghezzi del Instituto Nacional de Perú de la Cultura y Clive Ruggles de la Universidad de Leicester mostró que el arco de las 13 Torres de Chankillo, construido por una cultura todavía sin nombre, corresponde casi exactamente a la rebelión y ajuste de la variedad del sol del movimiento más de un año. En el solsticio del 15 de diciembre, por ejemplo, el sol se habría elevado directamente sobre la torre meridional, cuando visto del Oeste. Los dinteles de madera empotrados en las torres pasan de moda a aproximadamente 300 a. de J.C.
El rastreo del progreso del sol habría ayudado al tiempo de constructores de Chankillo la plantación de sus cosechas. Pero también se destinó probablemente que las torres expresaran el parentesco místico de las reglas con el sol, y su capacidad de influir en su movimiento. Según estos autores existen evidencias de lo que sería el observatorio solar más antiguo de America: “Las torres de Chankillo nos proporcionan una prueba de las primeras observaciones solares y de la existencia de avanzados cultos al Sol, los cuales precedieron casi 2.000 años a los del Cuzco incaico”, afirman los arqueólogos.
Chankillo fue construido en el periodo que se corresponde arqueológicamente con el colapso de uno de los mayores centros religiosos de los Andes, el de Chavín de Huántar, entre el año 200 y el 300 a.C.
Los restos arqueológicos están ubicados a unos 15 kms al sur de Casma, (a 400 kms. de Lima, Perú), Chankillo está compuesto por una fortaleza estratégicamente ubicada en lo alto de un cerro, de tres gruesas murallas de piedra ovoides, concéntricas, (con cinco, cuatro y tres entradas respectivamente desde la exterior hasta la interior). Estos accesos nivelados dan paso a unos elaborados corredores, cuyos techos están hechos con gruesas maderas de algarrobo.
“Desde el siglo XIX se especulaba que la fila de 13 torres podría ser una referencia a la luna, pero nadie decidió seguir esa pista”, dijo Ghezzi. “Miles de personas podrían haberse reunido para observar impresionantes eventos solares. Estos amaneceres y atardeceres podrían haber sido utilizados en función a una agenda política”, comenta el investigador Ivan Ghezzi. “Por ejemplo, durante la época del solsticio de verano en junio (el día más largo del año) el sol sale justo a la izquierda de la torre más septentrional”.
Según un último estudio publicado hoy en Science, llevado a cabo por los arqueólogos Iván Ghezzi, de la Universidad Católica de Perú, y Charles Ruggles, de la Universidad de Leicester, del Reino Unido, existen evidencias de lo que sería el observatorio solar conocido más antiguo del mundo: “Las torres de Chankillo nos proporcionan una prueba de las primeras observaciones solares y de la existencia de avanzados cultos al Sol, los cuales precedieron casi 2.000 años a los del Cuzco incaico”, afirman los arqueólogos.
Hasta ahora, en base a los relatos de los primeros cronistas, se creía que los primeros observatorios solares estaban en la región de Coricancha, cerca de Cuzco, o habían sido construidos por la cultura Moche, 600 años después de Chankillo.
Chankillo Ubicado a unos 15 kms al sur de Casma, a unos 400 kms., de Lima (Perú), Chankillo está compuesto por una fortaleza estratégicamente ubicada en lo alto de un cerro, de tres gruesas murallas de piedra ovoides, concéntricas, (con cinco, cuatro y tres entradas respectivamente desde la exterior hasta la interior). Estos accesos nivelados dan paso a unos elaborados corredores, cuyos techos están hechos con gruesas maderas de algarrobo que todavía soportan el peso de la muralla que corre por encima. Rodeados por estos círculos concéntricos se hayan dos estructuras redondas y una circular. Tomando como referencia la madera de algarrobo encontrada, mediante análisis con el C14 se estima la antigüedad en unos 2300 años.
Frente a esta fortaleza y formando un conjunto de construcciones cúbicas se encuentran las 13 torres, que se levantan en linea de norte a sur sobre la cima del monte Chankillo e indican con precisión el desplazamiento anual del Sol, así como los solsticios y los equinoccios.
Cada una de las torres mide entre dos y seis metros de diámetro y están separadas por 4,7 y 5,1 metros. Todas están alineadas en el filo de la colina. Cada una de las estructuras tiene dos escaleras, en los lados norte y sur, que llevan a la parte más alta de la torre. Durante mucho tiempo nadie había entendido la presencia de esta hilera de torres con forma de espinas en la espalda de un dragón…
La clave vino con el descubrimiento de dos puntos de observación, situados a unos 200 metros cada uno de los extremos de la retahíla de torres, ambas adornadas con reliquias conocidas de materiales de sacrificio. Al seguir el movimiento del Sol desde ambos puntos, los arqueólogos notaron que la distribución de las torres, construidas a intervalos regulares, se ajustaba a la trayectoria de la estrella; es decir, si hoy la posición del amanecer coincidiera con la ubicación de la tercera torre, después de un tiempo coincidiría con la cuarta, luego con la quinta hasta completar el ciclo marcado por la estructura.
La situada más al este estaba en muy mal estado de conservación, pero la del oeste conservaba buena parte de su estructura y permitió a los científicos determinar de forma concluyente su función: los dos puntos de observación estaban posicionados de tal forma que en los solsticios de verano e invierno el sol se levanta y se pone por encima de las torres, formando una línea que delimita claramente el año solar.
La Coatlicue Máxima
“Cōātlicuē es una divinidad azteca, madre de Huitzilopochtli. Su nombre significa en náhuatl ‘La falda de la serpiente’ (coatl) serpiente, (i-) posesivo tercera persona y (cueitl) falda. Diosa terrestre de la vida y la muerte. También recibía los nombres de Tonāntzin ‘nuestra (to-) venerada (-tzin) madre (nān-)’ y Teteōīnān ‘madre (nān-) de los dioses (teteō-)’.
Coatlicue era una diosa madre para los aztecas. Su esposo era Mixcóatl, la serpiente de las nubes y dios de la persecución. Como virgen, alumbró a Quetzalcóatl y Xólotl.”
No se ha determinado la ubicación original exacta de este monumento pero se sabe que se encontraba en algún sitio de la plaza principal de Tenochtitlan, donde se encontraban el Templo Mayor y los principales edificios de culto y poder político. La Piedra del Sol fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 en el costado sur de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, en un área cercana a la acequia que corría por el costado meridional del Palacio Nacional. Durante los trabajos de nivelación de la plaza, en 1790, se descubrieron las dos «piedras» más famosas de la antigüedad indígena: la Coatlicue Máxima y la Piedra del Sol o Calendario Azteca. La Coatlicue se dejó en el patio de la Universidad y después se volvió a enterrar, y el Calendario fue adosado a un muro de la Catedral.
Petroglifos Judaculla Rock, North Carolina
Judaculla Rock. En lo profundo en las montañas del Condado de Jackson, en las afueras de Sylva, Carolina del Norte, se establece una desconcertante, piedra. Es una roca de esteatita y se cubre con una gran cantidad de dibujos extraños que algunos arqueólogos creen que puede ser 2.000 a 3.000 años.
Para esta foto de la década de 1930, las marcas crípticas estaban llenos de tiza. Desde que se hizo esta valiosa imagen, la roca ha continuado erosionándose, haciendo los estudios serios cada vez más difícil. Foto cortesía Jerry Parker
24 enero 2004
Misterio envuelve antiguos petroglifos en Carolina del norte
Judaculla Rock es boulder más que roca; con forma de algo como un ventilador gigante, es relativamente plana en un lado. Pero en esta roca hay marcas, garabatos y goteo, spidery líneas, que se pusieron allí hace quizás 10.000 años. Como ahora se sienta en el borde de una pradera, protegido por el Condado de Jackson (Carolina del norte occidental, los E.E.U.U.) Judaculla roca, es un misterio envuelto en la mitología y diversas historias.
Scott Ashcraft, arqueólogo de personal para el servicio forestal de Estados Unidos en Asheville, ha estudiado y fotografiado la roca desde hace varios años. Él y otros voluntarios en el estado hacen el seguimiento de tales monumentos en los estudios de arte rupestre de Carolina del Norte desde 1998. Cuando el estudio comenzó, eran conocidas sólo unos siete de tales rocas. En la actualidad, el estudio tiene más de 50 identificadas, y la lista está creciendo, especialmente a lo largo de la frontera de Tennessee-North Carolina. Ashcraft llama rock arte “racimos.” Se espera, dijo, que los grupos de frontera harán gran avance en el arte rupestre.
“Americanos nativos fue por todas partes”, dijo. Y arte rupestre era mucho más frecuente por aquí de lo que pensamos en los últimos años.” Hallazgos importantes en el este de Tennessee, dijo, se han descubierto en cuevas. “La arqueología en el este de Tennessee es algunos de los mejores en los Estados Unidos porque los mudglyphs están inalterados. Alrededor del 60 a 65 por ciento del arte de la roca en Carolina del Norte ha sido molestado.” En algunos casos, dijo, todo cantos rodados han sido movidos o destruidos.
Ashcraft ha mapeado la roca de Judaculla, lo que significa que divide en cuadrantes para tener una idea de cuántas tallas hay y muchos diseños. De esto, él ha venido con algunos resultados inusuales. Por ejemplo, piensa que algunos de los patrones tallados no son exactamente lo que parecen ser. Algo que parece dos círculos grandes al lado de uno son más que círculos. Piensa que pueden representar los búhos. Dijo que las tallas representan obviamente los seres humanos, animales y combinaciones de hombres y animales. “Pero el arte indio es casi siempre…”
No es la cosa extraña solo sobre la roca. Su nombre es más que un poco interesante. Es de la mitología india Cherokee, sólo fue escrito diferentemente, como la palabra sale de Tsulkalu, que se traduce en ‘ojos de inclinación gigante’, una figura mítica que gobernó sobre el pueblo. El nombre se corrompió cuando los europeos blancos intentaron envolver sus lenguas alrededor de la palabra. Se convirtió en Jutaculla y Tulicula y se desarrolló eventual en Judaculla.
La roca se encuentra en la cima de un depósito de piedra natural, y se especula que los indios de hace varios miles de años cavaron alrededor de la roca para obtener esteatita para utensilios y adornos. Ashcraft dijo que una buena suposición es que los petroglifos son aproximadamente 4,500 años. Pero algunos consideran que las tallas son tanto como 10,000 años de edad.
Judaculla Rock es bastante suave y puede dañarse fácilmente cuando las ‘fechorías’ para hacer los glifos se destacan. Sobre los años, gente ha subido sobré la roca o incluso la encaladas para ver las tallas. Productos químicos en la lechada de cal y tiza han reaccionado con la roca a dañar las tallas, dijo Ashcraft.
Jeff Carpenter, director de Jackson County Parks and Recreation, dijo que el condado está pensando en crear un espacio interpretativo alrededor de la roca. “Esto es realmente un sitio único,” dijo y debe ser preservado.
Cahokia
Cahokia es un yacimiento arqueológico amerindio situado cerca de Collinsville (Illinois), en la llanura del río Mississippi en el suroeste de dicho estado, cerca de la ciudad de San Luis (Missouri). Está formado por una serie de montículos o túmulos artificiales de tierra.
Cahokia es el mayor yacimiento relacionado con la cultura Mississippiana, que desarrolló una avanzada sociedad en el este de América del Norte antes de la llegada de los europeos.
Se estima que Cahokia fue fundada cuatro siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón a América.
Los túmulos de Cahokia fueron designados catalogados como hito histórico nacional (National Historic Landmark) el 19 de julio de 1964, e inscritos en el Registro Nacional de Lugares Históricos (National Register of Historic Places) de Estados Unidos el 15 de octubre de 1966. El Sitio Histórico Estatal de los Túmulos de Cahokia fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982. El parque protege 8,9 km², y es un importante foco de investigaciones arqueológicas.
La región en la que se encuentra Cahokia fue territorio de pueblos nómadas que vivían del forrajeo. El modo en que Cahokia surgió y desapareció es materia de discusión entre los especialistas. De acuerdo con algunos de ellos, la ciudad pudo haber nacido de un consenso colectivo o bien, por iniciativa de un pequeño grupo muy poderoso. El período de florecimiento de Cahokia y otras ciudades misisipianas corresponde a los siglos X-XIII de la era cristiana. Durante esa época se construyeron los túmulos de Cahokia, que son grandes aglomeraciones de tierra que fue extraída de las inmediaciones de la ciudad.
La situación en la que ocurrió el declive de Cahokia no es clara. En general se han propuesto hipótesis que no son respaldadas por evidencia contundente. Algunos investigadores opinan que el valle del Misisipi estuvo sometido a una larga sequía que ocasionó menores rendimientos en los cultivos. Otros proponen que la ciudad estuvo envuelta en una serie de conflictos políticos externos o internos.
Los habitantes no dejaron registros escritos, y no se conoce el nombre original del lugar. “Cahokia” es el nombre de una tribu de los illiniwek que vivía en la región cuando los primeros exploradores franceses llegaron, en el siglo XVII, mucho después del abandono de Cahokia. No se sabe con certeza qué grupos nativos actuales pueden ser los descendientes de los pobladores de Cahokia, pero los osage se consideran a sí mismos descendientes de los caahokianos.
El Túmulo del Monje (Monk’s Mound) es la pieza central de este gran centro ceremonial. Es el mayor túmulo artificial de Norteamérica, y está formado por cuatro terrazas sucesivas. Orientado hacia el sur, se eleva 30,5 metros sobre una base de 316 metros de largo por 241 de ancho.
Las excavaciones en la cima del túmulo han revelado vestigios de un gran edificio de unos treinta metros de largo, catorce de ancho y quince metros de alto.
Al oeste había un círculo de postes de madera dedicado a la observación astronómica, al que se ha bautizado con el nombre de Woodhenge; las excavaciones mostraron que la estructura fue reconstruida varias veces a lo largo de 300 años.
Una plaza de 19 hectáreas se extiende al sur del Túmulo del Monje. En un principio se pensó que esta plaza era natural, pero los estudios realizados en el suelo han mostrado que el terreno, originalmente ondulado, fue nivelado artificialmente, lo que la convierte en la mayor plaza de tierra del mundo. Otras tres grandes plazas, aunque de menor tamaño, rodean el Túmulo del Monje por los otros lados.
Una empalizada de madera con atalayas situadas a intervalos regulares formaba un cerramiento de tres kilómetros de perímetro alrededor del Túmulo del Monje y la Gran Plaza. Se han encontrado vestigios arqueológicos que indican que esta empalizada fue reconstruida varias veces. Parece ser que servía para separar el recinto ceremonial principal de Cahokia del resto de la ciudad.
Además del Túmulo del Monje, se han localizado 108 túmulos de diferentes formas, de los que 68 se encuentran dentro del parque.
Durante la excavación del túmulo 72, un túmulo puntiagudo situado al sur del Túmulo del Monje, se encontraron los restos de un hombre de unos cuarenta años, probablemente un gobernante importante. El cuerpo yacía en un lecho formado por más de veinte mil abalorios de concha en forma de disco, distribuidos formando la figura de un halcón, con la cabeza bajo la cabeza del hombre, las alas bajo los brazos y la cola bajo las piernas. El guerrero-halcón es un motivo muy repetido en la iconografía de la cultura misisipiense.
Cerca de la tumba se encontró un grupo de puntas de flecha, separado en cuatro tipos originarios de cuatro regiones diferentes, lo que demuestra los extensos lazos comerciales de Cahokia.
En el Túmulo 72 se han encontrado más de doscientos cincuenta esqueletos, algunos sin cabeza ni manos, lo que sugiere que se realizaban sacrificios humanos. La relación de estos enterramientos con la tumba central no está clara, y es posible que ni siquiera se realizaran al mismo tiempo. Varios fragmentos de madera encontrados en el túmulo se han datado entre los años 950 y 1000.
Cahokia fue abandonada un siglo antes de que los europeos llegaran a Norteamérica en el siglo XVI. Factores ambientales como la caza excesiva y la deforestación pueden explicarnos el porqué de su decadencia. Otra posible causa es una posible invasión de un pueblo bárbaro del Oeste pero la única evidencia de conflicto encontrada son unas astillas y restos de armas de madera hallados en el recinto principal de Cahokia. Fuera de ser otra evidencia de conflicto, la empalizada parece haber tenido un uso más ritual que militar. Quizá enfermedades propiciadas por la densa población urbana, podrían ser otra causa de la decadencia. Además, algunas pruebas recientes sugieren que un caos político pudo ser la causa del abandono de Cahokia.
Ilustración que intenta recrear la ciudad en su esplendor. (CC)
Nuevas pruebas
Nuevas pruebas pueden resolver el misterio de la enorme ciudad antigua de Estados Unidos
Las inundaciones del Mississippi configuraron el ascenso y la caída de la metrópolis prehistórica conocida como Cahokia.
Los investigadores han debatido durante mucho tiempo las razones detrás del rápido ascenso y la rápida desaparición de Cahokia, una antigua ciudad-estado en expansión cerca de la moderna ciudad de St. Louis. Ahora, un análisis de los núcleos de sedimentos revela que los altibajos de la ciudad corresponden al momento de las mega inundaciones del río Mississippi, según un estudio reciente.
Los datos arqueológicos muestran que los asentamientos agrícolas aparecieron por primera vez en el área alrededor del año 400 d. C. Alrededor del año 1050 d. C. hubo un verdadero auge en Cahokia, que se convirtió en un importante centro político y cultural con una población de decenas de miles. Pero para 1350, un lapso de solo tres siglos, Cahokia se había ido.
Para descubrir pistas sobre el destino de la ciudad, un equipo de investigación dirigido por los geógrafos de la Universidad de Wisconsin-Madison, Samuel Muñoz y Jack Williams, realizó un análisis de tamaño de partículas por difracción láser en muestras de sedimentos del lago Horseshoe, un lago cerca de Cahokia. Las muestras arrojaron evidencia de ocho eventos de inundación separados en los últimos 2.000 años.
Los investigadores descubrieron que los cambios en la magnitud y frecuencia de las inundaciones recientemente identificadas se corresponden con evidencia arqueológica de cambios en la población, el uso de la tierra y los asentamientos a lo largo de la historia completa de Cahokia.
Un período libre de inundaciones comienza alrededor del año 600 d. C., un momento en que los asentamientos se trasladaron desde las laderas más altas a lo largo de los bordes de la llanura de inundación de Mississippi hasta la llanura de inundación propiamente dicha. Los cultivos se cultivaron más intensamente y la población comenzó a crecer. Con el tiempo, Cahokia se convertiría en el asentamiento prehistórico más grande de los Estados Unidos.
Entonces, ¿qué causó la caída de la ciudad? La sequía, la sobreexplotación de recursos y los conflictos humanos se han propuesto como razones detrás del fin de Cahokia. Pero un estudio anterior de sedimentos del lago Horseshoe sugirió que se habían producido grandes inundaciones en el área alrededor de 1200.
Muñoz y su equipo analizaron sedimentos de otro lago oxbow a 120 millas (190 km) aguas abajo del lago Horseshoe y encontraron evidencia confirmadora de la inundación catastrófica. El río Mississippi se elevó más de 33 pies (10 metros) y jugó un papel crítico en el abandono total de Cahokia en 150 años.
Muñoz, cuya investigación fue financiada en parte por una beca Young Explorers Grant de la National Geographic Society, espera que los hallazgos alienten a los arqueólogos a agregar registros prehistóricos de inundaciones, cuando estén disponibles, a su conjunto de herramientas. “Siempre es genial cuando podemos integrar la geoarqueología en la arqueología tradicional”, dice.
Las últimas excavaciones descubrieron evidencia de más de 500 casas con techo de paja. En su apogeo, la ciudad habría sido el hogar de 100,000 nativos americanos.
Ilustración del Túmulo del Monje realizada en 1887 por William McAdams.
Cahokia, la gigantesca metrópoli de EEUU que desapareció sin dejar rastro
A simple vista, puede parecer una simple acumulación de pequeñas montañas, pero debajo de ellas se encuentra uno de los grandes misterios de la historia precolombina
Cuando en el siglo XVII los exploradores franceses llegaron a la zona donde actualmente se encuentra la ciudad de San Louis (Misuri), se encontraron con algo que nunca antes habían visto. Se trataba de un conjunto de montículos que ocultaban los restos de una sociedad que desapareció siglos antes. Los galos, despreocupadamente, dieron el nombre de Cahokia a la ciudad perdida a partir del nombre de la tribu india que ocupaba la zona, sin que les importase demasiado que no tuviesen nada que ver con sus habitantes originales.
Hoy en día se engloba a estos vecinos primigenios de los túmulos de Cahokia en la cultura misisipiana, que se extendió alrededor del río Misisipi en el período que correspondería a la Edad Media europea. A lo largo de los últimos siglos se ha investigado mucho acerca de esta ciudad que fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1982 y que se considera pudo llegar a albergar 40.000 personas (alrededor de la quinta parte de una ciudad como Móstoles). El complejo estaba formado por 120 montículos de distintas formas y tamaños que se extienden alrededor de 16 kilómetros cuadrados.
En el año 1050 era la gran urbe de la región, centro de todas las peregrinaciones religiosas, pero para 1400 ya casi había desaparecido
La última de las excavaciones acaba de ser retratada por Annalee Newitz en ‘Ars Technica‘, en un extenso reportaje que recoge las principales claves para entender este mundo perdido y del que muy poco se sabe. Sobre todo, qué fue lo que provocó que pasase de ser en el año 1050 la gran urbe de la región, centro de todas las peregrinaciones religiosas, a haber desaparecido casi por completo para el año 1400.
Una historia de creencias
Las ciudades formadas por túmulos han sido una constante en la cultura norteamericana. La más antigua se encuentra en Watson Brake (Luisiana) y tiene 5.500 años de antigüedad. En la misma categoría se encuentra Poverty Point (también en Luisiana), dos milenios más joven. Cahokia probablemente sea una hija aventajada de estas construcciones, al haber sido configurada a imagen y semejanza de aquellas, eso sí, cientos de años después.
Su gran período de esplendor tuvo lugar a partir del siglo X. Fue entonces cuando la mal llamada Cahokia se convirtió en la capital de la cultura misisipiana, quizá gracias a su posición privilegiada, cercana a la confluencia de los ríos Misisipi, Misuri e Illinois. La población se disparó desde los 1.000 habitantes hasta, quizá, los 40.000 (cada nueva investigación multiplica la demografía de la zona). Ninguna otra localidad norteamericana superó ese número hasta finales del siglo XVIII, con el ‘boom’ demográfico de Filadelfia.
La explicación que proporciona el profesor de la Universidad de Illinois Timothy Pauketat es que este crecimiento repentino coincidió con un ‘revival’ religioso probablemente ocasionado por la supernova de 1054, que iluminó los cielos durante un mes entero. Las excavaciones realizadas durante los últimos años han mostrado que la mayor parte de la población estaba formada por grupos de inmigrantes que acudían a la ciudad en peregrinaje religioso y terminaban por instalarse en ella y sus aledaños. En ocasiones, muy lejos del centro de la ciudad que marca el conocido como Monks Mound o Túmulo de los Monjes.
Las excavaciones muestran que el túmulo fue construido rápidamente, quizá en respuesta a la rápida migración a la ciudad
Se trata de un monte de 100 metros de altura y 5,6 hectáreas que se alza en el centro de la ciudad, el más grande conocido al norte de México. ¿Por qué Túmulo de los Monjes? Simplemente, por la comunidad trapense que allí vivió durante un tiempo siglos después de sus moradores originales. Sin embargo, en la época de esplendor de Cahokia, se trataba del marcador del centro urbano, al erigirse sobre la Gran Plaza donde se llevaban a cabo los juegos y rituales públicos, como el juego del ‘chunkey‘. Las excavaciones muestran que el túmulo fue construido rápidamente, quizá en respuesta a la rápida migración a la ciudad.
No es que esta mantuviese su forma definitiva a lo largo de los siglos. Durante la fase Lohmann (1050-1100), las viviendas se organizaban en forma de patios cuadrados. Más adelante, en la fase Stirling (1100-1200), se comenzó a adoptar una orientación norte-sur en forma de cuadrícula. Al final del esplendor de Cahokia, durante la fase Moorehead (1200-1350), se retomó la construcción en patios. Sin embargo, este análisis a través de la orientación de los edificios permitió, durante los años 60, descubrir uno de los grandes misterios de la ciudad.
El enigma del Túmulo 72
No hay ciudad perdida sin sus rituales misteriosos. En este caso, se encuentran en el conocido como Túmulo 72, el único construido durante la época clásica de la ciudad que no estaba orientado en la dirección norte-sur, sino 30º fuera del eje este-oeste, alineado con los solsticios de verano e invierno. Aquí hay chicha, pensó el excavador Melvin Fowler (conocido como el “decano” de los arqueólogos de Cahokia). Y tenía razón.
Túmulo 72. (Carptrash/CC)
Encontraron oro arqueológico en forma de dos cadáveres humanos yacientes sobre un lecho de abalorios que formaban la imagen de un halcón, lo que condujo a que el superior pasase a ser llamado el hombre pájaro. Que a su alrededor hubiese infinidad de conchas, artilugios de caza y restos de otros cadáveres (muchos de ellos sin cabeza) indicaba, sin ninguna duda, que se trataba de un entierro ritual. En el resto del túmulo había otros 250 esqueletos, e incluía dos cámaras: una de ellas contenía los cuerpos de 50 mujeres de una edad cercana a los 21 años y la otra alrededor de 40 cuerpos que habían sido asesinados violentamente.
Un estudio publicado este mismo año ha señalado que los dos cuerpos pertenecían a un hombre y una mujer y que probablemente se trataba de un ritual de fertilidad. Nada de grandes guerreros o héroes: con casi total seguridad era el resultado de un ritual sacrificial organizado por las élites de la ciudad para mostrar su poder político y espiritual. Los autores no creen que se trate de un ajusticiamiento, sino de la recreación de un relato mítico que concluía con un sacrificio humano.
¿Por qué se van?
Los vestigios tan solo dejan atisbar de qué manera podía organizarse la sociedad de Cahokia. En el artículo de ‘Ars Technica’ se discute sobre la hipotética jerarquía política, y una de las excavadoras defiende que se trataba de una heterarquía, es decir, un poder dividido en varios centros y que se gobernaban a sí mismos, donde muy probablemente no hubiese un único líder. Sin embargo, hay motivos para pensar que no era exactamente así, o que al menos estos poderes se establecían alrededor del centro; hacia finales del siglo XI, se construyó una empalizada de madera que aislaba al Túmulo de los Monjes del resto de la ciudad. Probablemente, en apenas de un siglo, este centro de la ciudad terminó desapareciendo.
Su gigantesco tamaño provocó el derrumbe del sistema central y, con él, del pegamento que mantenía unida esta vasta sociedad
Fue el principio del fin de Cahokia. En su fase de decadencia, más de la mitad de la población empezó a abandonar la ciudad y a instalarse en otras regiones de la cuenca del Mississippi, o se quedaron en sus propios “barrios” llevando a cabo sus rituales privados. Los factores que explican esta rápida huida probablemente sean medioambientales, aunque también señalan a una posible invasión por parte de pueblos vecinos, a pesar de que apenas haya ningún vestigio de que se hubiesen producido guerras en la zona. Otras teorías apuntan a un posible declive político ocasionado por las conquistas extranjeras.
En sus estertores, los últimos habitantes de la urbe se volvieron a entregar a las prácticas religiosas descentralizadas, y a extender estas a lo largo y ancho de la zona, donde empezaron a brotar túmulos como setas. Es posible que la gente huyese por una gigantesca y destructiva inundación ocasionada por el río Misisipi, o por todo lo contrario, una larga serie de sequías que provocaron que la ciudad no pudiese abastecer a todos sus habitantes. Probablemente, lo mismo que la convirtió en una urbe legendaria fue también lo que contribuyó a su fin: su gigantesco tamaño provocó el derrumbe del sistema central y, con él, del pegamento que mantenía unida esta vasta sociedad
Las figuras de Acámbaro.
Cerca de Guanajuato, México, con supuestas pinturas de dinosaurios. En 1923, Waldemar Julsrud, comerciante de origen alemán, y el padre Fray José María Martínez descubrieron el emplazamiento arqueológico de Chupicuaro, de la época preclásica, que contenía vasos, tazones y figurinas de la cultura india más antigua conocida, llamada con el nombre del sitio, de una antigüedad de hasta 1.000 años antes de J.C. (anterior a los indios Tarascos, la cultura india más antigua conocida en aquella época).
Este descubrimiento “clásico” no suscitó ninguna polémica en cuanto a su paternidad disputada por un coleccionista rival.
Unos años más tarde, en julio de 1944, Waldemar Julsrud, de 69 años de edad hizo un descubrimiento en Acámbaro, pequeña ciudad mejicana situada a menos de 300 kms al noroeste de Méjico, en la provincia de Guanajuato.
Mientras se paseaba a caballo a lo largo de una zanja cerca de la colina del toro, con uno de sus empleados, un granjero llamado Odilon Tinajero, su atención fue atraída por un trozo de cerámica que salía del suelo. Era una figurita de terracota de un estilo que desconocía.
Mandó a su empleado cavar y llevarle todas las piezas similares que podría encontrar. Unos días más tarde, Tinajero se presentó con una carretilla llena de estos artefactos. Julsrud se quedó estupefacto por el estilo y la diversidad de las figuritas. Hizo un trato con su empleado: él le pagaría 1 peso por cada figurita entera; y nada por las estropeadas que, sin embargo tendría que entregarle ( y que conservó ).
Su objetivo era evitar que su granjero las fabricara (de todos modos no hubiera tenido suficiente tiempo ni maña y el precio pagado era demasiado bajo) e incitarle a excavar con mucha precaución.
Las figuritas fueron descubiertas por grupos de entre 20 y 40 en el interior de pozos a una profundidad variable de 1,20 metros hasta 1,80.
No eran pozos funerarios, puesto que sólo se encontraron 6 calaveras durante las excavaciones. Según la hipótesis de Julsrud, parece que habían sido sepultadas deprisa para evitar su saqueo por los primeros colonos españoles.
Más de 33.500 objetos de cerámica (en su mayoría), piedra, jade y obsidiana fueron encontrados. Todos son únicos, ninguno ha sido duplicado. Su tamaño varía desde unos centímetros hasta menos de un metro. Varios tipos de arcillas fueron utilizados (su examen daría una indicación valiosa de su procedencia), y todos fueron fabricados por el método del “fuego abierto” (entonces la fabricación de objetos falsificados no habría sido inadvertida por el humo y las grandes cantidades de leña – rara y cara en esta región – necesarias).
A pesar de su gran diversidad, se pueden clasificar, según su estilo, por centenares incluso por millares, como procedentes de culturas diferentes.
Las figuras de Acámbaro son una colección de más de 32.000 piezas descubiertas en el municipio de Acámbaro, México por Waldemar Julsrud, que representan figuras que algunos afirma que son dinosaurios, animales extintos y culturas del viejo continente. En 1969, las figuras fueron fechadas en el Museum’s Applied Science Center for Archaeology (MASCA) utilizando una técnica que apenas estaba en desarrollo, la termoluminiscencia. Los resultados preliminares dieron 2,500 A.C. Sin embargo, en 1972 se repito el fechado y se concluyo que las piezas eran falsificaciones recientes. Según el laboratorio, el fechado de 1969 fue debido a un fenómeno de quimioluminiscencia, debido a su fabricación tan reciente, y que en 1969 no se sabía que podía ocurrir.
Evidencias de fraude
Las circunstancias de la excavación de las figuras son motivo de sospecha. Julsrud afirma que pagó a los campesinos por cada figura que les entregaron, por lo que es plausible que éstos fabricaran las estatuillas y las hiciesen pasar por auténticas reliquias.
En 1952, el arqueólogo Charles DiPeso, afiliado a la “Amerind Foundation” de Arizona, visito la zona, estudio la colección y observo a los excavadores durante su trabajo.
Según DiPeso, la superficie de las figuras evidenciaban que eran de fabricación reciente. No mostraban las características habituales de elementos que han permanecido enterrados durante miles de años. Si hubiesen sido auténticas reliquias estarían arañadas y rotas como el resto de artefactos encontrados en esa área de México. La estratigrafía de las piezas indicaba que habían sido enterradas con tierra de distintas etapas arqueológicas.
DiPeso además informo que conoció a una familia local que le índico que habían estado fabricando y vendiendo las piezas a Julsrud a peso cada una desde 1944, inspirándose en las películas que veían en el cine local.
Artefactos fuera de lugar
Estas figuras se han vuelto un caso emblemático de los llamados “artefactos fuera de lugar”. Por un lado, grupos creacionistas las han usado para afirmar que seres humanos convivieron con dinosaurios y por lo tanto la tierra tiene menos de 6.000 años. Otros autores como Charles Hapgood y Cremo las han usado para afirmar la existencia de civilizaciones con decenas de miles de años de antigüedad. En ambos casos se afirma que la ciencia oficial esta ocultando las pruebas.
En contraste, la arqueología moderna las considera un fraude.
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