Religión
Círculo de Vinoř
Círculo de Vinoř
Descubren una estructura de 7.000 años cerca de Praga
Vinoř (en alemán Winor) es un antiguo pueblo, desde 1974 un distrito de la ciudad y territorio catastral de Praga, desde el 24 de noviembre de 1990 bajo el nombre de Praga-Vinoř también un distrito de la ciudad. Está ubicado en el noreste de la ciudad capital de Praga, en la parte noreste distrito de Praga 9, a lo largo de la calle Mladoboleslavská que conduce hacia Brandýs nad Labem. Tiene una superficie de 599,92 ha .
El círculo de Vinoř es más antiguo que Stonehenge y las pirámides de Egipto y ahora ha quedado al descubierto todo el complejo
Pablo Javier Piacente
Una vista aérea de la rotonda Vinoř cerca de Praga, que muestra tres entradas separadas. Crédito: Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias.
Arqueólogos que realizan excavaciones cerca de Praga han descubierto los restos de una estructura de la Edad de Piedra, que es más antigua que Stonehenge e incluso que las pirámides egipcias: se trata de un enigmático complejo conocido como círculo de Vinoř. Hace casi 7.000 años, durante el Neolítico tardío o Nueva Edad de Piedra, una comunidad agrícola local pudo haberse reunido en este edificio circular, aunque aún se desconoce su verdadero propósito.
Investigadores del Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias han identificado cerca de la ciudad de Praga una misteriosa estructura, llamada círculo de Vinoř, con una antigüedad de 7.000 años. El círculo excavado posee alrededor de 55 metros de diámetro: sería obra de la cultura Stroked Pottery, que floreció entre los años 4.900 a. C. y 4.400 a. C.
También conocida como la cultura del Danubio Medio, Stroked Pottery es la sucesora de la cultura de la Cerámica Lineal, identificada a través de un importante centro arqueológico del Neolítico europeo en Europa Central. La influencia de Stroked Pottery se centró en los actuales territorios de Polonia, el este de Alemania y el norte de la República Checa, superponiéndose con las culturas Lengyel, al sur, y Rössen, hacia el oeste.
Construcción en círculos
Según un artículo publicado en Live Science, la antigüedad de las construcciones supera al mítico Stonehenge y a las icónicas Pirámides de Egipto. Los científicos checos indicaron que los antiguos pobladores se organizaban en aldeas agrícolas sedentarias, compuestas por amplias construcciones circulares denominadas Roundels. Al parecer, el conocimiento de la construcción en círculos cruzó las fronteras de varias culturas de la época, ya que existen evidencias de este tipo de construcciones en círculos en diferentes puntos de Europa central.
Como las personas que construyeron los círculos solo tenían herramientas de piedra con las que trabajar, los tamaños de estas residencias circulares son bastante impresionantes, llegando por lo general a alrededor de 60 metros de diámetro, aproximadamente la mitad de la longitud de un campo de fútbol. Sin embargo, se sabe poco sobre las personas que las construyeron y las habitaron, ya que se han encontrado muy pocos entierros que puedan proporcionar más información sobre sus vidas hace siete milenios.
A pesar de esto, la datación por carbono de los restos orgánicos hallados podría confirmar definitivamente la fecha de creación de estas estructuras. Además, se encontraron fragmentos de cerámica, huesos de animales y herramientas de piedra. Se cree que cada uno de estos enormes círculos albergaba de 20 a 30 personas, según un artículo publicado en la web de Radio Praga Internacional y ampliado en otro informe previo.
Centros de comercio o de culto religioso
Hasta la fecha, se han encontrado alrededor de 200 Roundels en toda Europa central, 35 de ellos ubicados en el territorio de la República Checa. El círculo de Vinoř, que se descubrió originalmente en la década de 1980, tiene una planta inusual con tres entradas separadas. Lo que hace única a la nueva investigación es que los arqueólogos han revelado la estructura casi en su totalidad. A pesar de estos hallazgos, aún no está claro para qué se utilizaron estas enigmáticas estructuras circulares.
Según Miroslav Kraus, científico líder de la investigación, una de las teorías indica que podrían haber sido utilizadas como un centro económico o de comercio. También podrían haber funcionado como sede de algún culto religioso, donde se realizaban rituales relacionados con las distintas épocas del año. Vale recordar que los Roundels se construyeron durante la Edad de Piedra, cuando la gente aún no había descubierto el hierro. Las únicas herramientas que podían usar estaban hechas de piedra y huesos de animales.
Los redondeles comenzaron a conocerse y estudiarse hasta hace unas décadas, cuando la fotografía aérea con drones se convirtió en una parte fundamental de las excavaciones arqueológicas.
Hoy se sabe que “los redondeles son la evidencia más antigua de la arquitectura en toda Europa”, dijo Řídký a Radio Praga Internacional.
En 1991, se encontró en Alemania el redondel más antiguo conocido, el cual también corresponde a la cultura de la cerámica de los trazos. A esta estructura se le conoce como Círculo de Goseck.
Dos de las tres entradas que tiene esta construcción se corresponden con la salida y la puesta del sol durante los solsticios de invierno y verano.
Por ello es que se cree que el Círculo de Goseck funcionaba como una especie de observatorio o calendario.
Fotografía: Archaeological Institute of the Academy of Sciences
Hale O Pi’ Ilani Heiau
Hale O Pi’ Ilani Heiau
Hale O Pi’ Ilani Heiau, cerca de Hana en Maui, Hawái.
Un heiau es un templo hawaiano que consiste en una tribuna de piedra con varias estructuras construidas sobre ella. Estas estructuras se utilizaban como alojamiento de los sacerdotes, para albergar los tambores sagrados ceremoniales, los artículos sagrados y las imágenes del culto que representaban a los dioses vinculados a ese templo concreto. Había también altares en los que se ofrecían sacrificios (plantas, animales y personas). Los heiau eran lugares sagrados; tan sólo se permitía la entrada de los kahuna (sacerdotes) y determinados aliʻi sagrados (jefes supremos).
El kapu o sistema ʻai kapu fue abolido en 1819 por Liholiho, Kamehameha II. La abolición del sistema kapu supuso el final de la utilización de los heiau como lugares de culto y sacrificio. A este periodo le siguió una época a la que se hace referencia como ʻAi Noa o “alimentación libre”. A mediados de 1820, la Cristiandad había llenado este vacío religioso. Lamentablemente, todos los heiau fueron finalmente abandonados, siendo la mayoría de ellos destruidos con el paso del tiempo. A menudo se desmantelaron y se aró debajo para dejar paso a los campos de caña de azúcar.
Saber más en: https://www.nps.gov/puhe/espanol/index.htm
Piʻilanihale Heiau
Este es el heiau más grande de Hawai (y tal vez Polinesia) que aún está intacto (está situado cerca de Hāna, Maui).
Con más de 40 pies de altura, la plataforma de piedra mide 289 pies por 565.5 pies; Piʻilanihale Heiau es una plataforma de roca de lava escalonada del tamaño de casi dos campos de fútbol.
La construcción interior consta de ocho paredes menores, tres recintos, cinco plataformas, dos piedras verticales y 22 pozos.
El muro norte es el más largo y mide 565.5 pies. También es la pared más alta, que mide aproximadamente 43 pies en su punto máximo.
Este muro contiene la característica más inusual del Heiau, el inmenso muro de contención que llena un barranco entre las dos crestas que comprenden la base de Heiau.
Según Cordy, este muro es único en Hawai: “está construido con piedras magníficamente ajustadas….., y tiene cuatro escalones [en terrazas] en su cara”.
Piʻilanihale Heiau (también identificado como Hale-o-Piʻilani Heiau) es uno de los sitios arqueológicos más importantes en las islas hawaianas y es impresionante en tamaño y calidad arquitectónica.
Los arqueólogos creen que el heiau (templo) se construyó en cuatro etapas, comenzando ya en el siglo XII.
Los primeros santuarios y rituales parecen haber sido simples construidos por familias y pequeñas comunidades y dedicados a los dioses de la paz, la salud, la fertilidad y una buena cosecha de los productos de la tierra y el mar.
Con el aumento del crecimiento de la población y la complejidad de la organización social, la religión, la sanción legitimadora del cambio social y político dirigido, evolucionó para integrarse con el gobierno a nivel estatal, así como a nivel local y personal. Se construyeron templos grandes y complejos para ceremonias públicas dedicando grandes eventos.
A veces las ceremonias duraban días. Entre estos eventos importantes, el templo podría quedar desatendido, lo que explica el aparente descuido de algunas de estas estructuras registradas por los primeros viajeros a las Islas.
Según Kamakau, los templos estatales fueron construidos en los sitios que anteriormente eran construidos por personas de la antigüedad. Los estudios han verificado que estos templos fueron construidos en una serie de etapas.
La ocupación y el uso arqueológico de Piʻilanihale Heiau abarcan tanto los períodos prehistóricos como los históricos.
Cada episodio de reconstrucción puede conmemorar un evento significativo en el reinado de un jefe o rey en particular. Los cambios estilísticos encarnados en estas estructuras, por lo tanto, no solo documentan cambios evolutivos en la organización social y la evolución de la religión, sino que pueden identificarse estilísticamente con linajes o personajes prominentes.
Además de servir como heiau, algunos arqueólogos creen que esta estructura también puede ser el complejo residencial de un alto jefe, tal vez el del Rey Piʻilani.
El complejo real probablemente habría incluido el templo personal del rey.
La traducción literal de Piʻilanihale es “casa (hale) [de] Piʻilani”.
No se sabe si el primer rey de la línea Piʻilani construyó la estructura o si fue construida por uno de sus varios descendientes conocidos: sus hijos Lono-a-Piilani y Kihapiilani, y su nieto Kamalalawalu.
Según la tradición oral, en el siglo XVI, Piʻilani unificó toda la isla de Maui, reuniendo bajo una sola regla los reinos de múltiples distritos de la isla que anteriormente competían en el este (Hāna) y el oeste (Wailuku).
Hāna sirvió como uno de los centros reales del reino.
Varias generaciones más tarde, a través de la conquista entre islas, el matrimonio de su hermano con la Reina de Kauaʻi y el nombramiento de su hijo para gobernar alternativamente Maui, Lānaʻi, Kahoʻolawe y Oʻahu durante sus ausencias periódicas, Kahekili en 1783 dominó todas las islas hawaianas, excepto para Hawaiʻi.
Hāna continuó siendo un centro de poder real hasta 1794, cuando Kamehameha I, gobernante del Reino de Hawai’i, derrotó al ejército de Maui y Maui quedó bajo su mando.
En 1848, se creó la Monarquía hawaiana y se estableció la propiedad privada de la tierra. Como resultado directo de este nuevo sistema de propiedad de la tierra, Kauikeaouli (Rey Kamehameha III) otorgó al jefe Kahanu la mitad de la ahupua’a de Honomā’ele, aproximadamente 990 acres.
En 1974, los miembros de la familia Kahanu / Uaiwa / Matsuda / Kumaewa (descendientes del jefe Kahanu) y el rancho Hāna entregaron 61 acres de tierra al entonces Jardín Botánico Tropical del Pacífico para establecer el Jardín Kahanu.
A cambio, la institución prometió restaurar Pi’ilanihale, compartirlo con el público y proporcionar cuidado perpetuo para este sitio sagrado, así como para las tumbas familiares que se encuentran en este ‘āina (tierra).
Dolmen de Alberite
Dolmen de Alberite
El dolmen de Alberite es un dolmen que se encuentra en el término municipal de Villamartín, en la provincia de Cádiz. Está situado en la cuenca media del Guadalete, a cuatro kilómetros de la localidad y en el piedemonte de la Sierra de Grazalema.
Ubicado dentro de la necrópolis megalítica Alberite I, fue descubierto en 1993. Es uno de los más antiguos de la península ibérica,1 pues tiene unos 6000 años.2
Excavación
La excavación del dolmen fue llevada a cabo por un equipo integrado por profesionales del Proyecto de Investigaciones Arqueológicas Guadalete y por el Área de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, bajo la dirección de Francisco Giles Pacheco y José Ramos Muñoz.
Consta de una galería de unos 23 metros de longitud segmentada con jambas y con una entrada monumental con dos ortostatos exentos. En algunas de estas enormes piedras se encuentran pinturas esquemáticas en ocre y grabados de armas, lunas, soles e incluso algún antropomorfo. Se encontraron en el interior los restos de dos individuos cuyos huesos fueron descarnados y espolvoreados con ocre. El ajuar de dichos enterramientos incluía útiles de piedra pulimentada, cuentas de collar en piedra, ámbar y conchas, una paleta para el ocre y un gran cristal de cuarzo de unos 20 cm de longitud.
El dolmen de Alberite se descubrió allá por el año 1993 mientras unos jornaleros araban la tierra. Se encuentra en los Llanos de Villamartín y gracias a los restos de unas hogueras en su interior –y mediante la prueba del Carbono 14– se pudo determinar que pertenecían al siglo XLIII a.C.
Se le supone un carácter funerario. Se trata de una estructura de 20 metros de longitud por 2-4 metros de anchura. En su interior se encontraron los cuerpos de un hombre y una mujer inhumados con la cabeza afuera. A su alrededor, hachas, azuelas, gubias, huesos y cuentas de collar, una paleta con restos de ocre y una piedra de cuarzo de 20 cm. que otorgaba prestigio y se le presuponían funciones protectoras.
No es una construcción aislada. Relativamente cerca se encuentran más construcciones de este tipo. Es del mismo tipo, dimensión y fecha que las grandes construcciones megalíticas bretonas del norte continental. Podríamos suponer que ambos pueblos elaboraban monumentos de fundamento espiritual similar en las mismas fechas, entendiendo así que tendrían presupuestos religiosos análogos. Esto implica una relación cultural entre los pueblos europeos. Hay incluso quien sugiere que el propio nombre de Cádiz no proviene del Gadir fenicio. Estos nombrarían a la ciudad que encontraron aquí como ya se la denominaba entre sus habitantes: cathir. Un vocablo que en gaélico significa también “ciudad amurallada”.
https://blogdruta.com/2011/10/15/dolmen-de-alberite-villamartin/
El Dolmen esta formado por 35 ortostatos laterales sin contar los que cubrían el megalito, traídos de unas canteras que distan unos 3kms. Posee un corredor de algo mas de 20 mts de longitud con diferentes compartimentos y cámara sepulcral al final del mismo.
Se hallaron objetos en la cámara funeraria, entre el ajuar encontrado a los investigadores les llama la atención un cristal de cuarzo y un collar de cuentas de variscita verde. Ambos objetos de procedencia lejana, por lo que no cabe ningún lugar a dudas de un intercambio comercial con otras zonas de la península.
También cabe destacar entre el ajuar algunas piedras pulimentadas, huesos, conchas, ámbar y una paleta para ocre, machacadores y un cristal de cuarzo de 20 cms de longitud.
El Dolmen de Alberite que por cierto se encuentra rodeado de alguna sepulturas mas, conserva en sus ortostatos la decoración grabada y pintada de antropomorfos, soleiforme, armas y algunos de significado complejo.
Ubicación del Dolmen y de algunas posibles estructuras más
Astraliforme
Pero quizás una de las cosas mas importantes que los investigadores han sacado en conclusión, es que hasta ahora se pensaba que los dolmenes fueron erigidos en el periodo Calcolitico, pero por lo descubierto en este yacimiento ahora se saben que pertenecen a época Neolítica, previos a construcciones como el Zigurat de Ur o las mismísimas Pirámides.
Otro tema muy importante descubierto también es que el origen de este megalitismo es de procedencia Atlántica y no Mediterranea como se pensaba hasta hace poco, pues esta ultima suposición ya esta puesta en tela de juicio.
Esta piedra está coloreada en ocre, posiblemente con un mineral altamente contaminante. Formaba parte del techo de la estructura y en ella pueden apreciarse grabada algunas armas, entre ellas extraños bomerang parecidos a los de los aborígenes australianos.
En el año 1992 fue descubierto en el Arroyo de Alberite, Villamartín un Dolmen que se bautizaría con el nombre del mismo Arroyo: Dolmen de Alberite.
…Y junto a él se cuenta que hay cuatro más por descubrir, siendo este un poco menor que el de Antequera, pero que en su conjunto puede formar el complejo megalítico más importante de Europa, por encima del camelo que es “Stonehenge”, con la posibilidad de que éste último no sea del todo auténtico y habiendo denuncias con fotos y otras pruebas de que el conocidísimo yacimiento inglés se trata de un montaje.
El Dolmen de Alberite estuvo expuesto cinco años, desde su descubrimiento a las inclemencias del tiempo y fue objeto de expolios. Su decoración de pinturas y grabados, representando soles, serpientes, armas, de las que algunas semejan extraños bumerang, parecidos a los de los aborígenes australianos y formas humanas se vio afectada. Está datado en unos 6.000 años de antigüedad (4.000 antes de Cristo) y su intervención ha sido muy controvertida, siendo objeto de denuncias por parte de arqueólogos de gran reputación.
Dartmoor
Dartmoor
Parque Nacional Dartmoor
Dartmoor es una zona en yacimientos neolíticos, que constituyó un “Parque Nacional”, con diversos recorridos de temática variable.
Merece un artículo propio, no exhaustivo, con algunos enlaces a otros archivos ya publicados en esta.
Dartmoor
Categoría UICN II (parque nacional)
High Willhays, el punto más alto de Dartmoor y de Inglaterra meridional con 621 msnm, con Yes Tor detrás.
País: Reino Unido
Subdivisión: Devon
Coordenadas: 50°34′00″N 4°00′00″O Coordenadas
Datos generales: Parque nacional
Fecha de creación: 1951
Superficie: 953 km²
Ubicación en Inglaterra.
Dartmoor es una región de tierra yerma (páramo) situada en el centro de Devon, Inglaterra (Reino Unido). Constituye un Parque Nacional que comprende unos 953 km².
Es una extensa meseta de granito que data del Carbonífero. Está meseta está rodeada por un terraplén natural y salpicada por un gran número de colinas graníticas, llamadas tors, que dan cobijo a la flora y fauna locales. El punto más alto es High Willhays (621 m sobre el nivel del mar). Toda la zona es rica en yacimientos arqueológicos.
Dartmoor se halla bajo la supervisión de la Autoridad del Parque Nacional de Dartmoor (Dartmoor National Park Authority). Ciertas áreas de Dartmoor han sido usadas como campo de prácticas de tiro militares durante más de 200 años. En el resto del Parque se permite la entrada al público (regulado por unas normas de acceso).
Historia
La mayor parte de los escombros prehistóricos que se encuentran presente en el lugar tienen fecha del periodo neolítico tardío y la época del bronce moderno, en realidad el parque posee el mayor deposito de escombro del periodo de bronce en el Reino Unido, lo que se dice que esto sucedió cuando estaba una población enorme que se traslado hasta las llanuras de Dartmoor, las enormes cadenas de la edad del bronce están distribuidos en una zona mayor de 9 mil hectáreas de las llanuras internas..
Saber más
http://www.dartmoorwalks.org.uk/resource/circles.php
Siete monumentos de piedra, de los muchos posible, para visitar en Dartmoor
Fernworthy y Gray Wethers: un círculo de piedra dentro del bosque de Fernworthy (SX654842) y dos al oeste del bosque (mapa ref: SX638832).
Scorhill: un círculo de piedra en un entorno remoto y hermoso cerca de Gidleigh, al oeste de Chagford. SX654873.
Nueve doncellas: un círculo de mojones en Belstone Common (SX612928), a pocos pasos de Belstone.
Down Tor: Un mojón, un círculo y una fila al este del embalse de Burrator. El mojón está a 50 metros al noroeste del círculo en SX587684.
Dizzlecombe: Filas, piedras erguidas (incluida la más alta en Dartmoor a 4,3 m) y mojones, al sureste del embalse de Burrator en SX592671.
Merrivale: A pocos pasos de los aparcamientos en la carretera principal hay filas de piedra, un círculo de piedra, mojones y una piedra en pie. SX555748.
White Moor: Un círculo de piedra remoto en SX633896 en el pantano norte pantanoso. Solo intenta si eres un caminante experimentado. Hay hileras de piedra a poco más de una milla al noreste en Cosdon Hill (SX643916).
Dolmen de Guadalperal
Dolmen de Guadalperal
El dolmen de Guadalperal, también conocido como el tesoro de Guadalperal y como el Stonehenge español por su parecido al crómlech de Stonehenge,1 es un monumento megalítico que data de entre el III y el II milenio a.C. que está situado en la localidad cacereña de El Gordo, aunque el municipio más cercano es Peraleda de la Mata, en la comarca del Campo Arañuelo en el este de Extremadura en España. Se encuentra bajo las aguas del embalse de Valdecañas en el río Tajo y solamente es visible cuando el nivel de las aguas lo permite.
En la finca de Guadalperal a 5 Km. Escasos al Este de Peraleda de la Mata, en el camino de la Luria que comunicaba esta orilla con Talavera de la Vieja, se encuentra el dolmen de este nombre, en la pendiente que desciende hacia el río Tajo.
Descripción
Consta de 150 (otras fuentes señalan 140) piedras de granito, ortostatos, puestas en disposición vertical que conforman una cámara ovoide de cinco metros de diámetro que estuvo formada por 13 fragmentos de pared, de los que faltan cuatro, precedida por un pasillo de acceso de unos 21 metros de largo y 1,3 a 1,4 metros de ancho. Al final del pasillo, justo a la entrada de la cámara, se encuentra un menhir de unos dos metros de alto que tiene esculpidas una serpiente y varias cazoletas, se estima que dichas figuras servirían como protección del lugar.
Planta del dolmen de Guadalperal y dibujos del menhir y sus inscripciones talladas. EL ESPAÑOL
Recientes estudios indican que la supuesta serpiente podría tratarse de una representación del curso del río Tajo, ya que presenta muchas similitudes en un estudio sobre plano de sus meandros. La cámara, del tipo anta, tipo de construcción común en el oeste de la península ibérica, está formada por 140 piedras y estuvo recubierta por un túmulo de tierra y grava. La rodea otro anillo circular que servía para contener el túmulo superior, posiblemente por la inclinación del terreno en el que está asentado.
Según las últimas investigaciones, el menhir tallado con un grabado alargado y ondulado, con forma similar a una serpiente, se estima que se puede corresponder con una representación del río Tajo a su paso por la zona.2
Historia
El monumento se halló en 1926, en el transcurso de la campaña de investigación y excavaciones que entre 1925 y 1927 dirigió el arqueólogo alemán Hugo Obermaier, capellán de la casa de Alba, y a su muerte sería el matrimonio alemán Georg y Vera Leisner, el encargado de recopilar la documentación dispersa entre la Universidad de Friburgo y la finca de los Alba y realizando una publicación científica sobre el mismo.
Se estima que pudo haber sido un templo solar, así como un enclave de enterramientos. Los restos romanos encontrados en el lugar, una moneda, fragmentos de cerámica y una piedra de moler indican que en esa época fue removido seguramente para su saqueo. En una escombrera cercana se hallaron 11 hachas, cerámicas, cuchillos de pedernal y un punzón de cobre. También se encontró un asentamiento de la época de la construcción que se estima pudiera ser de los constructores del sepulcro. En él había hogares, manchas de carbón y cenizas, mucha cerámica, molinos y piedras para afilar hachas entre otros objetos.3
Conservación
En 1963 con la construcción de la presa de Valdecañas en el río Tajo, su embalse inundó el monumento quedando oculto bajo las aguas, solo es visible cuando estas están bajas. En la última década, en verano, debido a la sequía ha sido posible ver el dolmen en varias ocasiones parcialmente.
El hecho de estar sumergido la mayor parte del tiempo ha deteriorado el monumento erosionando las piedras y perjudicando los grabados de las mismas. Durante los estudios realizados por Hugo Obermaier se hicieron reproducciones de los grabados hallados que fueron publicadas en 1960 por los arqueólogos alemanes Georg y Vera Leisner. La asociación Raíces de Peraleda está solicitando su recuperación ante el deterioro apreciado.1
En 2019, tras una nueva sequía que permitió observar los daños en el monumento se pusieron en marcha acciones para su conservación y declaración como Bien de Interés Cultural.4
Dolmen de Guadalperal parcialmente visible. Verano 2012.
Menhir esculturado Dolmen Guadalperal frontal.
Menhir esculturado Dolmen Guadalperal trazado Río Tajo.
La sequía trajo de vuelta a la superficie a la construcción después de ser invisible durante más de 60 años. La avalancha de turistas y curiosos no se hizo de esperar. El dolmen quedaba al aire libre y a la exposición física de los visitantes, que no dudaron en tocarlo y hacerse fotos en su estructura. El hecho de estar en la superficie y a merced de los turistas ha provocado que algunas de sus piedras hayan sufrido erosión. A raíz de este problema nació la plataforma Asociación Raíces de Peraleda y la campaña de firmas “Salvar al Dolmen de Guadalperal antes de que sea demasiado tarde” en ‘Change.org’, la cual está a punto de cumplir su objetivo de firmas para pedir la retirada del monumento a un lugar más seguro, a salvo tanto de las inundaciones como de los turistas.
“La Asociación Raíces de Peradela lanza una voz de alarma a las autoridades para que lo rescaten de las aguas aprovechando las circunstancias actuales, puesto que aún está bien conservado”, recoge la iniciativa. “Aunque ya muestra signos claros de deterioro y puede que las próxima vez que las condiciones permitieran un rescate fuese demasiado tarde, dado que el granito se está volviendo poroso y en algunos casos se está rajando”. Si quieres firmar y participar en la demanda colectiva, pulsa aquí.
Ya se han iniciado los trámites para la declaración conjunta del megalítico como Bien de Interés Cultural (BIC), para así garantizar que el monumento esté bien protegido. Su homólogo británico, el Stonehenge de Wiltshire, fue proclamado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986. De momento, el Ministerio de Cultura y la Junta de Extremadura han descartado la posibilidad de cambiarlo de sitio, ya que los expertos que han evaluado la situación consideran que su traslado podría ocasionar graves daños irreversibles a la estructura, según informa una noticia de la ‘BBC‘ que se hace eco de la historia. “El dolmen de Guadalperal es uno de los mejores ejemplares megalíticos de entre los más tempranos”, valoró Primitiva Bueno, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, en declaraciones recogidas por ‘National Geographic’. “Esto explica por qué algunos expertos no dudan en afirmar que podría ser el dolmen más importante de nuestro país”. ¿Acaso hay más?
Saber más en: https://www.rtve.es/noticias/20190829/dolmen-guadalperal-emerge-aguas/1977901.shtml
La Construcción:
Es una gran tumba abierta cubierta por un túmulo, construida con aparejo granítico y gravaquico, arrastrado hasta este lugar desde 5 K m de distancia. Del esfuerzo realizado dan idea las 140 piedras que se conservan en pie. La cámara tiene forma oval y un diámetro por su parte más ancha de 5 metros y estuvo formada originalmente por 13 ortostatos sin soldar, de los que faltan cuatro. El corredor, entre tanto, tiene un ancho que oscila entre 1,30 m y 1,40 m y la distancia total desde el final de éste al fondo de la cámara es aproximadamente de 21 m.
Alrededor de la cámara hay otro anillo circular, que en el plano resulta ser una sucesión; como si a intervalos los constructores hubieran colocado piezas que sirvieran para la contención del túmulo.
Sobre la posible cobertura del sepulcro hay varias opiniones. Por un lado Obermaier pensaba que no existió, mientras que los Leisner sugieren una cubierta abovedada de falsa cúpula como la de los Tholos del S.E., por aproximación de hiladas o por unas planchas planas apoyadas en otras.
De todo ello nada puede decirse, pues Obermaier no menciona que en el interior de la cámara se hubieran encontrado piedras de cubierta, aunque la verdad es que la parte superior se hallaba saqueada y removida desde tiempos de los romanos; quienes dejaron como recuerdo de su presencia una moneda, varios fragmentos de cerámica, una piedra demoler y una escombrera donde se hallaron 11 hachas, entre enteras y partidas, cerámicas, varios cuchillos de pedernal y un punzón de cobre.
El resto del material se extrajo en sucesivas campañas de excavación, culminando los trabajos en 1927 cuando el túmulo fue eliminado en su totalidad, trasladando todos los cantos rodados que lo formaban unos metros más allá de donde se ubicaba originalmente.
Lo que se vio entonces resulta en extremo interesante, pues allí se encontraba el campamento de los constructores del sepulcro. Por todas partes, nos dice Obermaier, había hogares, manchas de carbón y cenizas muy extendidas por la periferia, mucha cerámica, molinos naviformes y piedras para afilar hachas, pellas de barro, puntas de flechas, etc…, lo que demuestra que el túmulo es posterior, entre otras cosas, a la erección de los ortostatos y que los constructores menudearon por los alrededores.
Un hallazgo muy interesante relacionado con el dolmen lo constituye la presencia de una estatua-menhir el eje de la cámara adornada por un grabado de cazoletas y serpentiformes en disposición y función, semejantes a las que P. Bueno localizaría en algunos dólmenes de la Jara Toledana.
El inventario de la tumba es poco común, por la gran riqueza y variedad de objetos que reafirman el carácter colectivo (Tholoi) del enterramiento y su vigencia en el tiempo. Resalta en primer lugar la influencia Mesolítica y Neolítica, demostrada por la gran cantidad de industria microlítica como trapecios, segmentos de círculo, etc. A renglón seguido se superponen las influencias Calcolíticas, corroborado una vez más por la asimilación de los sepulcros de cámara poligonal y de corredor en Extremadura en esta fase. y por último, los epígonos de la tradición Calcolítica, representada por los vasos campaniformes.
Hay, sin duda, otros detalles interesantes que permiten además aislar las construcciones dolménicas del Campo Arañuelo- La Jara de los grupos Este extremeño y portugués, y no son sólo las características arquitectónicas tan particulares como el doble círculo, como ya ha apuntado P. Bueno, sino la ausencia de placas de pizarra decoradas y cerámicas típicas en los dólmenes alentejanos.
Ruta de los Reyes Magos
La misteriosa ruta de los Reyes Magos
Quico Sallés, Barcelona, Mario Chaparro, Barcelona 2017, y otros
El Evangelio y la astronomía dan pistas del viaje de Melchor, Gaspar y Baltasar
Existen cuatro posibles rutas que siguieron los Reyes Magos (LVE)
Quizá la noche más mágica del año sea la de Reyes. La historia de tres Reyes Magos que viajaron miles de kilómetros para adorar a un recién nacido impregna de cierto enigma el final de las fiestas navideñas. Un relato que despierta el interés, no sólo por quienes eran realmente Melchor, Gaspar o Baltasar, sino por descubrir cuál fue el camino que eligieron para llegar desde Oriente a Belén.
Para los historiadores de la Biblia existen diversos elementos para deducir cuál fue la ruta elegida para transportar el incienso, la mirra y el oro que sirvieron para adorar a Jesús. No hay unanimidad. El debate gira en torno a cuatro posibles rutas. El evangelio de San Mateo, un cuadro, astrónomos chinos y la historia son las herramientas con las que los expertos han intentado esclarecer el camino elegido por los tres sabios que esta noche visitarán todas las casas.
Las pistas de San Mateo
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.
Estos versículos constituyen la única referencia evangélica a los tres “magos”. Para historiadores religiosos como Armand Puig, decano de la Facultad de Teología de Cataluña y biblista de prestigio internacional, el evangelio de Mateo es la principal pista de toda la investigación.
“Estos versículos narran la visita de unos sabios venidos de Oriente en un tiempo sin determinar que siguen una estrella, pero con detalles fundamentales para averiguar su procedencia”, apunta Armando Puig en conversación con La Vanguardia. “Hay que leer atentamente a Mateo y racionalizarlo, da claves para explicar pormenores de los llamados reyes magos”, insiste.
Una traducción y una casa
Precisamente el tiempo es una de las claves para deducir la ruta que siguieron Melchor, Gaspar y Baltasar. Según explica Mateo, la residencia de José y María en Belén culmina con la visita de los “Sabios de Oriente”, en un momento impreciso después del nacimiento. Mateo escribe que los sabios encuentran al niño y a su madre en una “casa” y no en un establo.
Además, Mateo convierte en coprotagonista de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes. Una aparición nada badalí, puesto que Herodes ordenó la masacre de los niños nacidos desde dos años antes. A todo esto hay que sumar un aspecto filológico que es el participio aoristo particular del griego que utiliza Mateo con el verbo nacer del versículo 2. Esta forma verbal tiene un matiz de indeterminación temporal que tanto podría traducirse como “nació” o “ha nacido” y, por tanto, no significa que Jesús sea un recién nacido.
De estos tres datos se deduce que José, María y Jesús estuvieron un período más largo que corto en Belén, quizá de dos años, que facilitaría la visita de tres sabios orientales tras un largo viaje siguiendo una estrella.
¿Persas o árabes?
Una vez establecido que los Reyes Magos pudieron tomarse su tiempo para llegar a Belén, dos teorías explican su origen. Por un lado, ante la genérica procedencia de “Oriente”, coexisten los que defienden que eran persas y, por otro, los que opinan que su origen es árabe.
Puig está convencido que provinieron de Persia. En su pormenorizado estudio sobre el nacimiento de Jesús, el teólogo recuerda que “Arabia” se entendía en la antigüedad como el antiguo reino nabateo, en el que se encontraba Damasco, al este de Persia y Judea.
“Un detalle histórico remacharía la idea de su origen persa, y es el cuadro de la Natividad en la iglesia de Belén”, describe Puig. “Cabe recordar que en el año 614, los persas no la destruyeron durante su invasión a Tierra Santa porque vieron en ella imágenes de los tres sabios con atuendos típicos de su país”, añade.
La estrella y los astrónomos coreanos
En el libro The Star of Bethlehem del astrónomo Mark Kidger (Princeton University Press, 1999), se concluye que la estrella que Melchor, Gaspar y Baltasar utilizaron como GPS no fue ningún cometa, sino probablemente una Nova -que Kidger bautiza como DO Aquilae- que además fue constatada por astrónomos chinos y coreanos a mediados de marzo del año 5 antes de Cristo.
Teniendo en cuenta que Jesús nació entre el invierno del año 7 y marzo del 6 tiene todo el relato que escribe Mateo sobre cómo los tres sabios siguieron la estela y llegaron a tiempo de adorar el niño Jesús. Un tiempo que hubiera permitido a los tres sabios cruzar Oriente para llegar antes que la familia de Jesús abandonara Belén.
Los astrónomos chinos y coreanos que detectaron “un objeto celeste muy brillante” que se situaría en las modernas constelaciones de Capricornio y Aquila y hubiera sido visible aproximadamente durante tres meses. Primero al este, cuando la hubieran visto en una posición baja; y después al sur -Belén está al sur de Jerusalén, según un cambio astronómico de 90 grados de sureste a suroeste.
Para Puig la estrella de Kidger y los testigos coreanos completan el sudoku de las fechas. La Nova que propone Kidger es un “elemento de plausibilidad histórica” alrededor del nacimiento de Jesús no del momento de su nacimiento, sino que dataría la llegada a Belén de unos sabios astrónomos (o astrólogos) de Oriente entre marzo-mayo del año 5 aC, cuando Jesús nació muy probablemente entre el 7 y 6 aC.
Este intervalo de un año y medio a dos años cuenta con un aliado extraordinario y es el plazo que Herodes marcó para masacrar a los niños después del nacimiento de Jesús: dos años (Mt, 2, 16).
Las cuatro rutas
Situados en el origen persa, el tiempo y el lugar, ahora cabe definir qué ruta eligieron los sabios para adorar al niño Jesús. Los historiadores se debaten entre tres posibles rutas y una cuarta producto de una prueba realizada en el año 2000.
Una primera, la que en un principio tuvo más adeptos fue que los Reyes utilizaron la Ruta del Incienso, una vía comercial que unía Egipto y la India por la península Arábiga. Siguiendo esta ruta, se establece que Melchor, Gaspar y Baltasar procedían del norte del actual Yemen, de la ciudad de Hadramut. Atravesaban la península Arábiga hasta Egipto y de este penetraban en Judea hasta Belén. El conocimiento, su uso común y su paso seguro hacían plausible que los Reyes Magos utilizaron esta vía.
Segunda, ahora bien, según Puig la teoría que más enteros ha ganado en los últimos estudios es la que parte de Persépolis, Tajt-e Jamshid, en el actual Irán, hasta Babilonia, concretamente en la ciudad de Mosul en Irak, atraviesa Siria, Líbano y llega a Palestina hasta llegar a Belén, una ruta con un trecho de casi 2.000 kilómetros.
Una tercera vía, partiría de la antigua Babilonia, en la actual Falluja. Este camino reseguiría el río Eufrates enlazando las ciudades de Tadmur, Damasco, Amán, Jerusalén hasta dirigirse al sur hasta Belén.
Cuarta. En el año 2.000 un grupo de expedicionarios intentó simular una ruta a Camello que recorría uno 1.600 kilómetros entre Irak, Siria, Jordania y Cisjordania. Una ruta para la que se necesitaron 83 días. En cualquier caso, sea cual fuere la ruta, la magia llega de un modo u otro cada mañana del seis de enero.
Otros autores argumentan, deducen y coinciden prácticamente
¿Qué ruta siguieron los Reyes Magos de Oriente?
En este sentido, son tres las hipótesis de las que se hablan en lo que al punto de partida se refiere.
Persia
Por la descripción de sus fastuosos trajes con muchos ornamentos y túnica, se puede pensar que los Magos venían de Persia, que hoy es Irán e Irak. Desde Persépolis continuaron el recorrido hasta Babilonia y, atravesando Siria, Líbano y Palestina, llegaron a Belén.
Irán
Babilonia
Otra teoría dice que fue Babilonia el punto de partida, cuyas ruinas, parcialmente reconstruidas por Saddam Hussein a finales del siglo XX, se encuentran en la provincia iraquí de Babil, adyacente a la ciudad de Hilla, y 110 km al sur de Bagdad.
Partieron desde Faluja hacia los bordes del Eufrates, siguieron por Tadmur, Damasco, Dar´a, Amán, Jerusalén y finalmente Belén. Esta segunda tesis se apoya en una antigua moneda encontrada que lleva grabada la legendaria estrella que los guió.
Sheba
Una tercera hipótesis basada en el Antiguo Testamento, en Isaías 60:6, nombra a Sheba, una región en el sudoeste de Arabia, como posible origen del viaje de los Magos, una región que estaba ubicada al sudoeste de Arabia.
Por último – La ruta de los Reyes Magos
Por Jose Javier Esparza.
Desde mucho antes del nacimiento de Cristo, varias generaciones de sabios escrutaron el horizonte para verificar la profecía: una estrella anunciaría el nacimiento de un rey. Tales observaciones se efectuaban desde una alta montaña que la tradición conoce como Vaus o Victoriales, en el confín occidental de la India. Probablemente se trata del monte Zard Küh, 4.548 m., en Irán, la cumbre más alta de los Montes Zagros.
En esta cumbre confluían tres reyes, o tres magos, o tres magos de estirpe real. Uno, Teokeno, luego llamado Melchor, vivía en Media, la tierra de los medos, a orillas del Caspio, quizás al sur del actual Turkmenistán. El segundo, Mensor, luego llamado Gaspar, de estirpe caldea, gobernaba las islas del Éufrates, tal vez en la actual frontera entre Irán e Irak. El tercero, Sair, luego llamado Baltasar, venía aún más del sur, quizá de lo que hoy es Kuwait, al sur del lago de Basora. A Melchor se le supone un origen indio; a Gaspar, persa; a Baltasar, árabe.
Los magos vieron la estrella. Y se pusieron en camino. Gaspar y Baltasar estaban juntos en el momento de divisar la luz, así que emprendieron juntos la ruta. Hay que imaginar el largo y vistoso séquito de sirvientes y escoltas, la caravana de mulas y dromedarios. Una antigua ruta caravanera bordea el desierto de Arabia y Siria, al sur del Éufrates, para descender a lo que hoy es Jordania. Este es el camino que toman Gaspar y Baltasar. En cuanto a Melchor, que viaja en solitario y desde el norte, cruza Babilonia para alcanzar a sus compañeros. Por otro camino –la ruta caravanera del norte, la que bajaba desde el curso alto del Éufrates hasta Damasco- hubiera podido llegar antes a Belén, pero Melchor prefiere viajar junto a Gaspar y Baltasar. De manera que cruza el Tigris y el Éufrates hacia el sur: Sippar, Babilonia, Borsippa, el viejo imperio de Nabucodonosor, ahora en manos de los partos, y se reúne con sus amigos en una ciudad enigmática, en ruinas, una urbe fantasma de la que ya entonces sólo quedaban largas filas de columnas y anchas puertas almenadas, con algunas estatuas de airosa compostura. ¿Cuál era esa ciudad? Es un misterio. Por la descripción, debió de tratarse de alguna vieja capital edificada en tiempos de Alejandro. Nada, en todo caso, quedaba entonces de ella; menos queda hoy.
Los tres reyes comparten camino durante meses hasta llegar a Judea. Entran en Judea, por el sur, por la tierra de los moabitas, que hoy es una dura meseta caliza y entonces era el reino de los nabateos. Un poco más al sur habrían llegado a la fascinante Petra, esa lujosa ciudad monumental excavada en la piedra del desierto. Pero los Reyes tuercen a la derecha, hacia el norte. Atraviesan un arroyo que desemboca en el Mar Muerto –tal vez el curso alto del río Arnón, hoy el Guadalmauyib jordano- y se detienen en Metán. Una de las principales rutas caravaneras de oriente terminaba en Dibón, en la orilla este del Mar Muerto, cerca del río Arnón. Hoy allí no hay absolutamente nada. Estamos en una gran hoya, casi 400 metros por debajo del nivel del mar. Pero se cree que por aquí pasaron los Reyes repartiendo dádivas entre los paisanos.
La llegada a Jerusalén
Ahora se trata de bordear el Mar Muerto hasta Jerusalén. Los Reyes enfilan hacia el norte y pasan el río Jordán. Hoy aquí hay un puente que llevó el nombre del general Allenby y después se rebautizó con el del rey Hussein. Entonces no había puente, así que los reyes cruzaron en almadías, con todo su multitudinario séquito y sus camellos. Como era sábado, día santo de los judíos, tuvieron que arreglárselas solos: nadie les ayudó. Pasan el Jordán, dejan Jericó a la derecha y, a la izquierda, Qum Ram, donde muchos siglos después aparecerán los manuscritos esenios.
Los Reyes no van directamente a Belén, sino que antes se detienen en Jerusalén. Allí se entrevistan con Herodes, un rey puesto por los romanos para controlar el territorio. Pero Herodes (no confundir con su hijo Herodes Antipas, que es el de la Pasión) dice no saber nada. Para colmo, la estrella que había guiado a los Reyes deja de verse. Desolados, los Reyes Magos entienden que nada tienen que hacer allí y acuden a Belén, algo más de cinco kilómetros al sur por el viejo camino de Hebrón. Pasan por el villorrio de Bayt Jala. ¿Por qué? Es un misterio. El caso es que llegan a Belén. Buscan la gruta en la que ha nacido Dios, como su estrella les dijo. Y lo encuentran.
En total, se calcula que los Reyes pudieron cubrir unos 2.000 kilómetros, desde los Montes Zagros, Mesopotamia y el Golfo Pérsico, hasta Jerusalén y Belén.
Esta historia tiene tres fuentes. Una, legendaria, es El libro de los reyes magos de Juan de Hildesheim, hacia 1370. Otra, mística, son las Visiones de Anna Katherina Emmerich, finales del s. XVIII. La tercera, académica, es el imprescindible tratado de Franco Cardini, Los Reyes Magos, 2000.
Camino Ignaciano
Camino Ignaciano
Datos de la ruta
Identificador: GR-120
Tipo: Gran Recorrido
Longitud: 650 km
El Camino Ignaciano es un itinerario turístico cultural que recrea la ruta que Ignacio de Loyola recorrió el año 1522 desde Loyola hasta Manresa. Consta de 27 etapas.1
La ruta pasa por el País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña.
Referencias
Enlaces externos
El Camino Ignaciano da sus primeros pasos
De Loyola a Manresa, la peregrinación jesuita sigue la ruta de san Ignacio
VICENTE L. GARCÍA | En 1522, san Ignacio viajó desde su casa en Loyola (Guipúzcoa) hasta Montserrat y Manresa, en Barcelona. Una peregrinación de casi un mes que cambió su vida. Sus proyectos posteriores ayudaron a transformar el mundo, como se puede apreciar cinco siglos después en los propios enclaves que configuraron el ser espiritual de uno de los grandes santos de la Iglesia. [El Camino Ignaciano da sus primeros pasos – Extracto]
Con el respaldo de la Compañía de Jesús, jesuitas y laicos afines a la espiritualidad ignaciana se han empeñado en un proyecto que tiene como meta convertir la ruta que en su momento recorrió el fundador en un referente de peregrinación para el 2022, año en el que se conmemorará el 500º aniversario del viaje original.
Se trata del Camino Ignaciano. Desde la web oficial, se recoge el fin último de la peregrinación, sin duda ambicioso: “Impulsar la espiritualidad y potenciar así la comunidad ignaciana, la Iglesia y la mejora de nuestro mundo”.
La ruta comienza en Loyola, donde nació san Ignacio en 1491 y donde, tras regresar herido de la batalla de Pamplona, en mayo de 1521, experimentó durante su convalecencia un descubrimiento de Cristo que le impulsaría a replantearse su vida. Para ello, lo primero era encaminarse hacia un santuario mariano, como paso previo (soñaba) hacia Tierra Santa.
Así es como se llega a la segunda etapa, Arántzazu, aún en Guipúzcoa, donde pasó su primera noche en vela.
Después de atravesar la montaña alavesa, tomaría rumbo a tierras riojanas; concretamente, a la monumental población de Laguardia, que Ignacio escogería evitando la comitiva papal del recién elegido Adriano VI. Logroño, Navarrete, Calahorra y Alfaro son las localidades en el tramo riojano. El paso por Navarra lo hizo por Tudela.
La ruta sigue rumbo hasta Zaragoza, donde visitaría el templo que albergaba a la Virgen del Pilar. Luego, tras cruzar el Puente de Piedra, se dirigió a Los Monegros, hasta llegar a Lleida e Igualada, ya en tierras catalanas.
Finalmente, el iniciador del carisma jesuita llegaría a Montserrat el 21 de marzo de 1522. Allí escribió su vida pasada y se preparó durante tres días para una confesión general. El 25 de marzo, y a causa de un aviso de peste, cambió sus planes de dirigirse a Barcelona y se encaminó hacia Manresa, donde, en los siguientes once meses, hizo una vida ascética y escribió sus famosos Ejercicios Espirituales.
El P. Josep Lluís Iriberri, perteneciente a la Provincia Tarraconense, fue el encargado de coordinar esta propuesta de peregrinación.
Es de destacar que esta iniciativa no tiene precedente en los 500 años de historia de la Compañía de Jesús.
Respecto a la fidelidad de la ruta (647 kilómetros en total, entre Loyola y Manresa), Iriberri precisa que “Ignacio siguió los caminos de los viajeros de su tiempo. El problema es que muchas de esas rutas son hoy carreteras nacionales; por ello, decidimos buscar caminos paralelos que garantizasen la tranquilidad para el peregrino. De hecho, hay tramos que comparten, en sentido inverso, con la ruta jacobea”.
La génesis del camino Ignaciano empezó en el 2009, cuando el jesuita Jaime Badiola, director del colegio de la orden en Tudela, hizo una primera aproximación al itinerario, mientras le daba también vueltas a la idea el autor estadounidense Chris Lowney. E Iriberri, desde la escuela de turismo TSI-Turisme Sant Ignasi de Barcelona, ha redondeado el proyecto. “La idea es ofrecer una experiencia espiritual y de transformación personal a través del contacto con la naturaleza, con un reflejo deportivo, de caminar juntos, de amistad, resume Iriberri. Y buscamos, además, que eso se haga con Ignacio”.
Santuario de Loyola
Pedra Pintada
Pedra Pintada
La Pedra Pintada es una roca enorme, de una longitud de unos 85 metros, una altura de 35 m y otros 30 m de ancho, donde se han encontrado pinturas rupestres y otras evidencias arqueológicas, situada en la sabana de Boa Vista, en el municipio de Pacaraima, estado de Roraima, en el norte de Brasil. Está dentro del territorio indígena San Marcos, en el cual habitan los pueblos Taurepan, Makuxi y Wapishana.1
En la pared principal de la roca (larga 100 m, alta 30 m, y ancha 30 m) hay grabados y varias pinturas rupestres que fueron estudiadas por el investigador francés Marcel Homet en el 1950. La mayoría de estas pinturas son signos de origen amazónico. En la parte posterior hay una caverna y algunos abrigos de roca. Marcel Homet encontró varios cráneos y huesos humanos pintados de rojo y por eso pensó que la caverna fue utilizada en el pasado como lugar sagrado donde guardar tumbas.2
En el levantamiento arquelógico realizado entre 1985 y 1987 se estimó que la ocupación del sitio data de hace 4.000 años3 y clasificaron las pinturas en dos estilos, Parime (abstracto) y Surumu (naturalista en tanto que los grabados rupestres se consideraron similares a los del ya caracterizado estilo Aishalton de las Antillas y el norte de América del Sur.34
No confundir con la Gruta de la Piedra Pintada, un sitio arqueológico localizado en la Sierra de Paituna, municipio de Monte Alegre, estado de Pará, Brasil
La Pedra Pintada en el estado norteño de Roraima, a pesar de su poca divulgación, esta es otra de rincones misteriosos de Brasil por la extrañeza de sus registros y por su gran importancia en la investigación arqueológica y la comprensión de la historia de nuestra tierra. Se encuentra en una región de rara belleza, asentado sobre una llanura amplia, como un enorme monumento megalítico, esperando a ser descifrados por los investigadores interesados en la historia de estas tierras brasileña más antigua.
Se encuentra a orillas del río Parimé, unos 145 km de Boa Vista, la BR-174 hacia Venezuela, en la reserva. Se asemeja a un gigantesco huevo de piedra. Habría sido cubierto por los pueblos primitivos en el pasado muy remoto, desaparecidos hace miles de años. En la grandeza de la piedra pintada y sus antiguos registros, encontramos la razón de su nombre, porque la medida que nos acercamos le ante un imponente dique de granito, llenado de pinturas, algunas de ellas alcanzando incluso sobre de 15 m de altura.
Para algunos investigadores habría aparecido en el período Mesozoico, Cretácico y Jurásico, sobre 67 y 137 millones de años. Otros envían la teoría de que la región habría sido un gran lago llamado lago Manoa y cubriendo parcialmente la roca pintada, justificando así la altura en que se encuentran ciertas pinturas grabadas en sus paredes rectilíneas. Esta teoría nos lleva a la antigua leyenda de la ciudad de oro, perdidos en la selva amazónica y bien buscado por los descubridores españoles y audaces aventureros, el misterioso El Dorado.
Detalle de pictogramas en la Pedra Pintada
Las pinturas de este insólito monumento están grabadas en pigmentos rojos, muchos de los cuales están en perfecto estado de conservación, mientras que otras, más escasas, ya se pueden ver bien manejadas por el tiempo. Alrededor de la roca pintada son otros bloques de proporciones más pequeñas, donde la piedra también puede ser vistos diseños diferentes, todo escrito en rojo brillante del pigmento y que constituyen el conjunto de lo que denomina el sitio arqueológico de Pedra Pintada.
Los sitios visitados son expresivos y variados espectáculos de pinturas en racimos en el pétreo Pedra Pintada, indican una cierta complejidad cultural de las personas que los produjeron. Por lo tanto hay variadas figuras, constan de líneas y puntos con la presencia tradicional del círculo, un símbolo del sol, circundando un símbolo menor de luna y centrada por un punto. Otros símbolos si piensan que hay representan como líneas en zigzag, secuenciales puntos, rectángulos y representaciones estilizadas de difíciles identificación.
En la parte superior, a unos 15 m de altura, representado en forma de onda, una gran serpiente, por su expresión, podría ser dos, una superposición de la otra. Es extraño que su representación ondulada sigue un patrón lógico y expresivo, como si quisiera jugar una idea bien definida o un conjunto de ideas, porque sólo allá abajo es una profusión de diversas representaciones alineadas verticalmente a su base. Pueden identificar también de pequeños soles brillantes y figuras con motivos desconocidos al lado de riesgo secuencias yuxtapuestas que nos llevan a preguntarse si tratando con cartas esporádicas o incluso una forma de escritura.
Torre-La Janera
Torre-La Janera
Complejo megalítico
El yacimiento megalítico de La Torre-La Janera de Huelva llega al CSIC
De: La revista ‘Trabajos de Prehistoria’, que refleja la primera fase del proyecto ‘Mega-Lithos’ entre Ayamonte y Villablanca que lidera la UHU. Y otros artículos
- H. Huelva, 31 Julio, 2022 – (España)
La prestigiosa revista Trabajos de Prehistoria, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha incluido en su último número la publicación científica El sitio megalítico de La Torre-La Janera (Huelva): monumentalidades prehistóricas del Bajo Guadiana, trabajo de investigación en el marco del Proyecto I+D+i MEGA-LITHOS. Métodos de estudio geo-arqueológicos para la investigación de los megalitismos de Huelva (UHU-1263153), cuyo investigador principal es el Dr. José Antonio Linares Catela, del Área de Prehistoria del Departamento de Historia, Geografía y Antropología de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Huelva.
Se trata de la primera publicación científica sobre este enclave de extraordinario valor histórico y arqueológico, localizado en los municipios de Ayamonte y Villablanca. El proyecto, que cuenta con la financiación del Programa FEDER y la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, se ha realizado en coordinación y colaboración con la empresa Cota Cero GPH S.C., bajo la dirección de la Dra. Coronada Mora Molina, encargada de las actividades de campo contratadas con la entidad propietaria de los terrenos, Valle del Guadiana S.L. El estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores especializados en arqueología prehistórica y megalitismo.
El yacimiento fue descubierto en el año 2018 por un el equipo de arqueólogos de la empresa Ánfora, contratada por la propiedad de los terrenos para hacer una evaluación del patrimonio histórico de la finca. Los componentes del equipo de trabajo son egresados de la Universidad de Huelva y la dirección de los mismos corrió a cargo del Doctor en Historia por la Universidad de Huelva y profesor de la Universidad de Nebrija de Madrid, Salvador Delgado Aguilar. El equipo estuvo asesorado en los trabajos por Juan Carlos Vera Rodríguez, profesor titular de Prehistoria de la Universidad de Huelva. Los resultados preliminares de estos trabajos fueron publicados en el número 33, correspondiente al año 2021, de la revista científica Antiqvitas, editada por el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba.
La publicación actual se realiza en la revista ‘Trabajos de Prehistoria’, que es editada por el Instituto de Historia del CSIC. Es una revista referente en este campo en España y de trascendencia internacional, y el artículo es fruto de una segunda fase de investigación, ya concluida, donde “se ha buscado, con una metodología rigurosa, el adecuado tratamiento patrimonial, el conocimiento arqueológico, la protección y la conservación del sitio de La Torre-La Janera”. Una exhaustiva actuación de “un sitio megalítico único, extraordinario, que destaca, entre otras cosas, por albergar seguramente la mayor cantidad de menhires concentrados en un espacio de toda la península”, presentes en el lugar tanto de forma individual como en agrupaciones lineales (alineamientos) o circulares (crómlech).
Lugar del emplazamiento arqueológico. Google Maps.
La investigación ha integrado varias técnicas de muestreo, análisis y documentación, a saber, prospecciones, geoarqueología, tecnologías de información geográfica y fotogrametría, y el estudio ha arrojado importantes conclusiones, como por ejemplo, que se trata de un área arqueológica donde se ha constatado una “gran cantidad y variedad de megalitos (menhires, dólmenes, túmulos, cistas y recintos) de diferentes periodos cronoculturales construidos en grauvaca”. Igualmente, se recalca la “presencia de monumentos que integran los afloramientos como elementos arquitectónicos y simbólicos, así como la probable sincronía entre los menhires y las estructuras funerarias”.
José Antonio Linares resalta por ello que La Torre-La Janera tiene una personalidad propia, otorgando al Bajo Guadiana una relevancia enorme como territorio de estudio del megalitismo ibérico. A la espera de los resultados cronológicos que se obtengan en las pruebas de laboratorio, se calcula que los monumentos de primeras piedras verticales y el resto de megalitos del enclave fueron erigidos desde el Neolítico Medio al Bronce Antiguo, aproximadamente desde mediados del V a inicios del II milenio a.C., siendo reutilizados estos espacios ancestrales en periodos posteriores.
El descubrimiento de este sitio arqueológico aporta nuevos argumentos que refuerzan las interpretaciones del megalitismo atlántico como uno de los más antiguos fenómenos encaminados a la transformación y antropización de los territorios, de forma análoga a los marcadores gráficos, y por ello, el Bajo Guadiana amplía el horizonte de conocimiento de los megalitismos de Europa occidental y las potencialidades de investigación en el suroeste peninsular.
Como sostiene el equipo, con el trabajo de investigación, se ha dado una respuesta a una problemática patrimonial y a una preocupación social, garantizando la protección y conservación del yacimiento y generando, con la Universidad de Huelva al frente, un proceso de investigación riguroso.
El estudio del sitio arqueológico continúa en la actualidad con el Proyecto General de Investigación ‘MENHIGUA. Megalitos y menhires del Bajo Guadiana: el sitio de La Janera, Huelva’, autorizado y subvencionado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía. Este proyecto, liderado por la Universidad de Huelva y en colaboración de la Universidad de Alcalá, está siendo dirigido por el investigador José Antonio Linares y por los profesores Juan Carlos Vera Rodríguez (UHU) y Primitiva Bueno Ramírez (UAH). Durante sus seis años de vigencia (2021-2026), se realizarán excavaciones arqueológicas, prospecciones y estudios multidisciplinares que posibilitarán el análisis integral del yacimiento.
El sitio megalítico de La Torre-La Janera en Huelva
Por: El Profesor, de Voces de Bronce y Hierro
El sitio megalítico de La Torre-La Janera está situado en un terreno entre los límites municipales de Ayamonte y Villablanca, en Huelva. Los hallazgos se realizaron en el interior de una finca de 600 hectáreas que comenzó a desbrozarse en 2018 como parte de un proyecto para realizar una plantación de aguacates. Al localizarse un gran número de menhires y otros elementos, se llevó a cabo una prospección intensiva del territorio. El descubrimiento fue cubierto por varios medios de información entre el año 2018 y 2019.
El valor de estos hallazgos preliminares y la repercusión mediática llevó a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía a establecer varias áreas de protección integral para realizar una investigación exhaustiva, que abarcan en total algo más de 109 hectáreas distribuidas en el interior de la parcela agrícola, más otros terrenos en los que llevar otros trabajos de investigación. Todos estos trabajos se organizaron desde enero de 2020 a junio de 2021. Con ellos se pudo comprobar la alta concentración de estructuras en el territorio, distribuidas principalmente en zonas altas como cimas de colinas y en las laderas y en torno de arroyos y otros cauces de aguas. Se encontraron numerosos menhires individuales y también otras construcciones, que los investigadores explican como evidencia de una ocupación larga y continuada del territorio.
El yacimiento se encuentra en la margen izquierda del río Guadiana, en las cercanías del cerro de Monte Gordo, en una zona de afloramientos de rocas pizarras y de grauvacas, unas piedras sedimentarias de origen granítico. En la región cercana a la desembocadura del Guadiana se conocían hasta la fecha pocas estructuras megalíticas, por lo que el hallazgo demuestra que este lugar estuvo más habitado de lo que se conocía y despierta entre los autores de la investigación la esperanza de poder ampliar el conocimiento sobre el origen del megalitismo y su distribución en el suroeste de la Península Ibérica.
En el lugar destaca no sólo la alta densidad de estructuras megalíticas encontradas, si no también el hallazgo de las zonas de extracción de estos menhires, así como grabados rupestres y otras estructuras de piedra asociadas a la ocupación del territorio. La mayoría de las construcciones se sitúan cerca de afloramientos naturales de roca, que fueron utilizados como cantera o como base para las construcciones.
Los menhires son las estructuras más numerosas, hasta 526 preservados en el lugar o bien reutilizados en otras construcciones. Se han localizado muchos que fueron desechados en algún momento del trabajo de cantería para su preparación, tal vez por roturas o por percibir que las rocas no contaban con las cualidades necesarias. Los trabajos en estos menhires consistieron en el alisado de las superficies a través de la talla y el piqueteado, el pulimento y la abrasión. Muchos de estos menhires no se encuentran en su posición inicial, si no que a lo largo del tiempo fueron derribados, o transportados desde su posición original hacia otros lugares. Algunos de ellos presentan decoración gravada en su superficie con las formas de cazoletas esféricas, o motivos geométricos y de líneas incisas o con formas de círculos, aprovechando en algunos casos las marcas naturales de la roca.
Los menhires que no fueron derribados o desechados se distribuyen principalmente en 26 alineamientos y 2 crómlech, localizados en las laderas o en las cimas de las colinas y cerros con un perfil continuo. Desde ellos puede observarse tanto el río Guadiana como el mar. Los alineamientos tienen varias orientaciones: norte-sur, este-oeste o noroeste-sureste. Los crómlech están en cimas de cerros que miran hacia el nacimiento del sol, desde donde pueden observarse los equinoccios y solsticios. El mejor conservado estaba formado por 9 menhires delimitando un espacio en forma de U que se abre hacia el este, rodeado por otros conjuntos de menhires.
Entre todos los menhires destaca un gran menhir situado en una fuerte pendiente junto al llamado arroyo del Rocín, con más de tres metros de altura y un metro de anchura y espesor, con un extremo superior de punta, denominado por los investigadores como API-2.
Imágenes del menhir API-2, el más grande del conjunto arqueológico encontrado alzado in situ. Fuente: bibliografía.
Junto a estas formaciones de menhires se han encontrado varias estructuras identificadas como arquitecturas funerarias por los descubridores, aunque también pudieron servir para otros rituales, como la entrega de ofrendas en memoria de los ancestros o como parte de algún culto a los astros. Se tratan de dólmenes, estructuras en forma de cámara, cistas o pequeños cajones de piedra, y túmulos. Su característica principal es su reducido tamaño y su gran variedad de formas.
Existen tres túmulos formados por acumulación de piedras. Uno de ellos es un túmulo conocido de antiguo, hoy arrasado, llamado dolmen de Villablanca. El segundo se sitúa a 150 metros de éste, aprovechando un afloramiento natural, formado por una cámara cuadrangular de algo más de 5 metros de lado, y apenas 70 centímetros de altura, delimitado por un anillo tallado en la roca y enlosado, lo que debió dar a la construcción un aspecto monumental. La cámara fue cerrada con una roca y a su lado derecho se erigió una estela. El tercer túmulo está en el interior de una plataforma con forma elíptica delimitada por bloques de piedra. Tiene una cámara de 3 metros y medio de longitud y una altura similar a la anterior. También fue señalizada con una estela y fue cubierta por un túmulo de 7 metros de diámetro.
Por otro lado, existen seis túmulos de piedras apiladas o de tierra, con estelas asociadas, situados igualmente en lomas o vaguadas de ríos o en altura.
Uno de los dólmenes de cámara construido aprovechando el afloramiento natural de rocas. Fuente: Bibliografía.
Además, se han encontrado 41 cistas individuales o agrupadas de dos o más. Tienen de 1 a 2 metros y medio de longitud, talladas en afloramientos de roca. Las de mayor tamaño posiblemente también fueron señalizadas con estelas.
Conjunto de túmulo con dos cistas asociadas. Fuente: Bibliografía.
Algunos de estos dólmenes, cistas y menhires se encuentran comprendidos en otras construcciones mayores que forman terrazas, muros y plataformas de mampostería, todas en el entorno del arroyo del Rocín. . Son construcciones abiertas y forman niveles de terrazas, manipulando las cuestas originales de las colinas y montes. Se han documentado 3 recintos de terrazas: uno elíptico y otros dos próximos entre sí, uno en forma de H y otro en forma de U.
El recinto elíptico conforma una plataforma circular en la cima de un monte con dos niveles inferiores en forma de terrazas formadas por muros de grandes bloques de mampostería. Tiene casi 2 hectáreas de superficie, con 200 metros en su eje más ancho. En el lado sureste se suceden hasta 6 niveles de terrazas.
El recinto en forma de H tiene algo más de 1 hectárea y 80 metros de ancho. La forma de H son tres muros de bloques de piedra y menhires reutilizados sobre una plataforma. En el flanco suroeste hay varias construcciones de piedra, y en la zona exterior se encuentra un terraplén de acceso y una terraza con dos niveles. El recinto en forma de U es de un tamaño similar al anterior. Está construido entre dos espolones de roca y comprende algunas canteras de extracción de menhires.
La cronología de estas construcciones puede calcularse por comparación con otros conjuntos constructivos del entorno, como los que pueden encontrarse en la zona del Algarve y el Alentejo, famosas regiones de monumentos megalíticos. Es posible que los orígenes de ocupación del lugar tuvieran lugar entre el V o VI milenio antes de Cristo. La sucesiva ocupación del territorio por poblaciones neolíticas fue modificando, ampliando y cambiando las estructuras reconocibles. La explicación de que muchos de los menhires hayan aparecidos tumbados puede indicar que en algún momento de la historia esos monumentos fueron condenados o reutilizados en otras construcciones. La construcción de los dólmenes y las cistas tuvieron lugar más adelante, en torno a mediados del IV milenio, pero es un fenómeno que pudo ampliarse hasta el Neolítico final y el Calcolítico. Respecto a las estructuras de terrazas, una evidencia de las intenciones de modificación del entorno por parte de los antiguos habitantes de esta región, los investigadores se preguntan si se trata en realidad de evidencias de poblados fortificados de la Edad del Bronce, entre el III y II milenio antes de Cristo.
El conjunto de La Torre-La Janera tiene un carácter muy particular, destacando el aspecto tosco y sencillo de los monumentos. Esto puede deberse a la antigüedad del lugar, perteneciente a los orígenes del fenómeno megalítico, o bien la expresión de alguna tradición cultural de los pueblos de la zona que mantuvo unas técnicas de construcción muy específicas como señal de identidad. Todo el conjunto refleja el valor sagrado del entorno, un lugar elegido por las comunidades de agricultores y cazadores del entorno de la desembocadura del Guadiana para elevar monumentos de culto a los astros, para enterrar y rendir culto a sus antepasados. Es incluso posible que el lugar fuera un espacio ceremonial que sirviera como agrupación de las comunidades del entorno, para llevar a cabo ceremonias y festividades importantes durante un largo período de tiempo.
Esta publicación arroja muchas probabilidades de estudio que permiten abrir nuevas líneas de investigación que ahonden en el desarrollo del megalitismo de Huelva. Ojalá en los próximos años podamos leer nuevos estudios sobre este tema.
Imagen de portada: imagen del menhir API-2, extraída de Terra Antiqvae.
Uno de los mayores de toda Europa
El yacimiento se clasifica en tres recintos: una agrupación de dólmenes, un conjunto de menhires y dos círculos de piedras parecidos al Stonehenge inglés. Un conjunto de más de 3.000 años de antigüedad y uno de los mayores de toda Europa.
Cairnholy
Cairnholy
Cairnholy (o Cairn Holy) es el sitio de dos tumbas neolíticas con cámaras del tipo Clyde.[1] Se encuentra a 4 kilómetros al este del pueblo de Carsluith en Dumfries and Galloway, Escocia (referencia de la red NX518540). Las tumbas son monumentos programados al cuidado de la Escocia histórica.
Cairnholy
Cairnholy I
Se muestra dentro de Dumfries y Galloway
Ubicación: Dumfries y Galloway
Coordenadas: 54.859239 ° N 4.309579 ° W
Tipo: Tumba Compartida
Historia
Períodos: Neolítico
El nombre Cairnholy representa gaélico* Càrn na h-ulaidhe ‘mojón de la tumba de piedra’.[2]
Descripción
Las tumbas de Cairnholy están situadas en una ladera con vistas a la bahía de Wigtown. Están situados al lado de la granja Cairnholy. Se puede acceder al sitio al final de una carretera secundaria a aproximadamente 1 kilómetro de la carretera A75. Las dos tumbas se encuentran a 150 metros una de la otra.[3]
Ambas tumbas yacen abiertas al cielo, ya que la mayoría de sus piedras de cobertura originales se tomaron en el pasado para construir muros de campo.[3] Ambas tumbas fueron excavadas parcialmente en 1949 por Stuart Piggott y Terence Powell.[3] Los hallazgos de las excavaciones se encuentran en el Museo Nacional de Escocia. 4] [5]
Cairnholy I
Cairnholy I (referencia de cuadrícula NX51765389) es la más elaborada de las dos tumbas. Mide 50 por 15 metros y tiene una fachada curva monumental, que formó el telón de fondo de una explanada frente a la tumba.[4] La excavación mostró que varios incendios habían sido encendidos en la explanada.[3]
La tumba en sí tiene dos cámaras. La cámara exterior, a la que se ingresó por la fachada, contenía un fragmento de un hacha ceremonial de jadeíta, junto con fragmentos de cerámica neolítica y una punta de flecha en forma de hoja.[4] Los artículos funerarios tardíos comprendían fragmentos de cerámica de Peterborough y cerámica de vaso y un cuchillo de sílex.[4] La cámara interior se construyó como una caja cerrada, y era inaccesible desde la exterior.[3] Probablemente fue originalmente cubierto por una gran losa de piedra que descansa sobre las dos losas más altas.[3] La cámara interior contenía una cista secundaria, con fragmentos de recipientes de comida y una piedra tallada en forma de copa y anillo.[4]
Cairnholy II
Cairnholy II
Cairnholy II (referencia de cuadrícula NX51825404) se encuentra al norte de Cairnholy I. La tradición local sostiene que fue la tumba de Galdus, un mítico rey escocés.[3] Es de esta tumba que la granja cercana toma su nombre.[4] Mide 20 por 12 metros y mide menos de 60 centímetros de alto.[5] Le han robado piedras, pero todavía hay dos piedras de portal frente a la tumba de la cámara.[3] Hay una explanada muy poco profunda en forma de V en la parte frontal de la tumba.[5] La tumba contenía dos cámaras.[5] La cámara trasera había sido robada previamente, y la otra perturbada, pero se encontraron una punta de flecha y un cuchillo de sílex dentro del relleno, junto con fragmentos secundarios de cerámica de vaso.[5]
Otros monumentos prehistóricos
Alrededor de 160 metros al este de la granja Cairnholy se encuentran los restos de mojón circular de menos de 15 centímetros de altura (referencia de la cuadrícula NX51975413).[6] Cuando las piedras fueron removidas antes de 1849, se descubrió que contenía huesos humanos.[6]
El área está rodeada de rocas con marcas de copa y anillo.[7] [8] [9] [10]
Cairnholy I Chambers Cairn es tan espectacular que es tentador pensar que Cairnholy II tiene que ser un vecino pobre. Puedes verlo por primera vez cuando doblas una esquina de la pista y comienzas a apreciar que, aunque sus encantos son de alguna manera más sutiles, vale la pena visitarlo como su vecino de nivel inferior.
Al igual que su vecino, el mojón ha estado aquí entre 4.000 y 6.000 años, y los períodos de uso de los dos mojones fueron contemporáneos o al menos superpuestos. Gran parte de la masa del mojón de Cairnholy II se ha eliminado a lo largo de los siglos para su reutilización en las paredes del campo local, pero afortunadamente las grandes piedras en el centro del mojón parecen haber permanecido intactas.
Si bien se cree que Cairnholy I se modificó durante su período de uso para proporcionar un espacio para que se lleven a cabo los rituales, Cairnholy II parece haber seguido funcionando como un simple lugar de entierro. La excavación a fines de la década de 1940 dejó al descubierto los elementos clave del mojón, y estos permanecieron en su lugar tal como los ve hoy. Se llegó a la entrada del mojón desde una pequeña explanada entre dos grandes piedras verticales, que ahora se brindan apoyo mutuo al apoyarse una contra la otra.
Dentro del mojón había una cámara exterior, con más allá una cámara interior sellada por una piedra vertical. La cámara interior estaba cubierta por una gran piedra angular plana, que hoy permanece en su lugar y proporciona la característica más fascinante del mojón. Dado que la piedra angular alguna vez habría sido apoyada por muchas otras piedras, aún habría requerido un gran esfuerzo colocarla aquí. Y su situación moderna, aparentemente precariamente equilibrada en solo tres o cuatro puntos de apoyo, le da un sentido de magia al mojón que probablemente carecía cuando toda su estructura estaba completa.
Debajo del capstone es posible ver dentro de la cámara interior. Cuando se excavó el mojón, se encontraron aquí un cuchillo de sílex y una punta de flecha, junto con los restos de cinco o seis vasijas de vaso de precipitados en la cámara exterior. No se encontraron rastros de los restos humanos que alguna vez los habrían acompañado.
El mojón del sur
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