Sociedad
Ichthys
IXΘΥΣ: Iota I=Jesús, Ji X=Christos, Theta Θ=Theou (de Dios), Ípsilon Υ=Uios (Hijo), Sigma Σ=Soter (Salvador)
El ichtus o ichthys (ΙΧΘΥΣ, [‘ix.θys]) es un símbolo que consiste en dos arcos que se intersecan de forma que parece el perfil de un pez, y que fue empleado por los primeros cristianos como un símbolo secreto.
A menudo el símbolo del pez aparece en el ámbito paleocristiano hasta fines del siglo IV. La palabra del idioma griego ichthys significa pez, pero también es un acrónimo que proviene de las iniciales de
• ΙΗΣΟΥΣ: Jesús
• ΧΡΙΣΤΟΣ: Cristo
• ΘΕΟΥ: De Dios
• ΥΙΟΣ: Hijo
• ΣΩΤΗΡ”: Salvador
Todo esto significa: Iēsoûs Christós Theoû hYiós Sōtér; “Jesucristo, Hijo de Dios, Redentor”.
El uso del ichtus como símbolo secreto pudo haber sido el siguiente: una persona dibujaba unas líneas rectas y curvas en la arena de forma aparentemente aleatoria, de las que una de ellas era un arco circular (medio ichtus). Si otra persona dibujaba más líneas en el suelo y completaba la figura, los dos sabrían que ambos eran cristianos.
También era usado secretamente cuando dos personas que no se conocían muy bien se veían nuevamente, una de ellas le hacía la mitad del símbolo del pez en la palma de la mano a uno al saludarlo y el otro respondía haciendo la otra mitad si también era ferviente Cristiano, si no pasaba como una cosquilla o accidente, pero la mayoría de las veces se tomaban muchas precauciones, como el de investigar a la otra personas de antemano.
Antes del Edicto de Milán los cristianos no podían revelar abiertamente su fe, ya que corrían el riesgo de ser perseguidos o ejecutados.
El pez también se interpreta desde la psicología arquetípica como símbolo de la verdad profunda (bajo el agua) que se oculta para ser atrapada y, a continuación, salir a la luz. Que brilla en secreto en un primer momento, y el pescador debe obtenerlo para alimentarse. En la Biblia aparece Pedro como pescador, y Jesús simbólicamente representaría como el guía a la verdad.
Puede haberse establecido un vínculo entre Jesús y el pez a partir del baño en el baptisterio (piscina, que literalmente significa estanque de peces) y la parábola de los pescadores de hombres que refería a los apóstoles. El pez era un símbolo de buena suerte.
Otra interpretación deriva de las condiciones astrológicas de la “Era de Piscis” ya que la conjunción aúrea de Júpiter y Saturno tuvo lugar en el año 7 a.C. (el año del presunto nacimiento de Cristo) tres veces en el signo de Piscis en el zodíaco. Se interpretó que Jesús era la primera deidad cósmica de los peces. Y se designaba a los recién convertidos como “pisciculi” (pececillos) y el pez se convirtió, junto con el pan en símbolo de la eucaristía.
Januquiá
El candelabro de Janucá consta de 8 porta velas alineadas horizontalmente y una novena (el shamash) que debe estar más alto.
Los cuatro brazos en cada lado están ahí para representar los ocho días de celebración del milagro del aceite, mientras que el del medio, llamado el Shamash, se usa para encender los demás. Aunque este tipo de candelabro es llamado Januquiá, el “menorá de jánuca” se llama a menudo y erróneamente menorá.
Cada día se enciende una vela, así en el 1º, una, en el 2º, dos; en el 3º, tres … hasta completar los ocho
El 25 de Kislev comienza el período de ocho días de la celebración de Januca.
Por eso, se pueden pegar las velas sobre una plataforma y con esto alcanza, colocando el shamash sobre un vaso invertido o sobre cualquier plataforma que le de mayor altura.
Lo mismo, si quiere encender con aceite, puede alinear los vasos o copas y el shamash sobre algo más elevado.
Si la altura de las velas es irregular, o están a la misma altura pero no alineadas, esta Januquiá no es apta.
Las velas para todos los días deben ser lo suficientemente grandes para que duren por lo menos 1/2 hora, pero para el viernes a la noche, ya que deben estar encendidas desde antes de que se oculte el sol, deben durar por lo menos 80 minutos. Por eso debemos contar con velas más grandes.
Una victoria militar y una reivindicación espiritual, la rebelión de Judea contra la dominación siria (SII), encabezada por los Macabeos, y su feliz desenlace, pese a las condiciones adversas.
El pueblo hebreo, al entrar al Santuario, profanado durante los años de dominación siria y a disponerse encender el candelabro, hallaron un cántaro de óleo sagrado que había permanecido inviolado (escondido bajo tierra y con el sello y rubrica del Cohen Gadol -Sumo Sacerdote-) y su contenido era el que usualmente consumían las lámparas en un solo día, en esta oportunidad alcanzó para ocho, tiempo para la preparación de óleo fresco.
Januca, significa en hebreo inauguración y se refiere a la reinauguración del Templo de Jerusalén.
Labrys
El término labrys designa a un hacha de doble filo, conocida entre los antiguos griegos con el nombre de pelekys (πέλεκυς) o sagaris, y entre los romanos como bipennis (en español bipenne).
Este no es el primer uso del que se tiene constancia, pues ya en los períodos del paleolítico y del neolítico se hallan representaciones de esta hacha, a menudo asociadas al culto a la Gran Diosa y a divinidades telúricas similares que pertenecían a las culturas más primitivas. El simbolismo de la labrys tiene su continuidad en la religión, la mitología y el arte de las civilizaciones minoica, tracia, griega y bizantina, que se remontan a más de tres mil años. La labrys también aparece en el simbolismo religioso y la mitología africana (curiosamente del Dios del Trueno de la cultura Yoruba, conocido como Shango).
La palabra labrys, de origen no griego, aparece por primera vez en Plutarco como la palabra en lengua lidia para hacha.
Heracles, habiendo derrotado a Hipólita y tomado su hacha con el resto de sus armas, se la dio a Ónfale. Los reyes de Lidia que la sucedieron llevaron esta hacha como uno de los símbolos sagrados de su potestad, y se transmitió de padres a hijos hasta Candaules. Éste, sin embargo, la despreció y se la cedió a uno de sus compañeros de armas. Cuando Giges protagonizó un alzamiento e hizo la guerra contra Candaules, Arselis acudió con sus tropas desde Milasa para ayudar a Giges, dio muerte a Candaules y a su compañero, y llevó el hacha a Caria junto con el resto del expolio, donde la colocó en la mano de una estatua de Zeus, y llamó al dios «Labrandeus», un nombre que evoca la palaba labrys, «hacha» en lengua lidia.
Los estudios arqueológicos indican que el culto a Zeus Labraundeos en Labraunda podría ser mucho más antiguo de lo que Plutarco había imaginado. Tal como ocurrió con laberinto, su aparente cognado, la palabra se introdujo en la lengua griega como un préstamo, de modo que ni su etimología ni tan siquiera la lengua de la que procede son conocidos con certeza. El préstamo laberinto era empleado en griego, pero la designación de «la casa de la doble hacha» para el palacio de Cnosos es un invento moderno.
La palabra y el símbolo se asocian mayormente a los registros históricos de la civilización minoica, que alcanzó su esplendor durante el II milenio a. C. Han sido halladas varias labrys que superan a un hombre en altura y que podrían haber sido utilizadas en los sacrificios, cuyas víctimas habrían sido toros. Según algunos descubrimientos arqueológicos realizados en Creta, esta hacha de doble filo era utilizada específicamente por sacerdotisas minoicas para usos ceremoniales: de todos los símbolos religiosos de la civilización minoica, el hacha era el más sagrado, de modo que la posesión de una de esas hachas por parte de una mujer nos puede dar una idea de su importancia en la cultura minoica.
En Oriente Próximo y otras zonas de la región, las divinidades masculinas acabarán empuñando a menudo este tipo de hacha para convertirse en símbolos del trueno, mientras que en Creta nunca es empuñada por una divinidad masculina, sino sólo por divinidades femeninas y sus sacerdotisas.
Lábaro cristiano
Lábaro en el díptico consular de Probo.
El lábaro (< latín. labărum-i < griego λάβαρον / lábaron) era un estandarte que usaban los emperadores romanos. Se cree que los griegos usaron ya un estandarte de una figura parecida al lábaro, el vexillum. El lábaro fue después de Constantino el estandarte imperial aunque algunos quieren suponer que se usó durante todos los emperadores romanos.
El lábaro en tiempo de Constantino constaba de una larga lanza o pica cuyo astil era dorado atravesado en le alto de un pala, formando a manera de cruz. A la parte superior que se elevaba sobre el travesaño había una corona brillante de oro y de piedras preciosas; en medio de la cual se veía el monograma de Cristo formado por las dos letras iniciales griegas X y P (Ji y Ro) de este nombre en griego (χριστóς) puesta esta última en medio de la primera. Al mismo tiempo solía haber en cada lado las dos letras alfa y omega, primera y última del alfabeto griego. Del travesaño colgaba un paño cuadrado de púrpura bordado de oro y adornado de piedras preciosas, en medio del cual había un águila bordada de oro, en lugar de la que Constantino mandó poner el monograma de Cristo. En el intermedio que había entre la banderola y la corona, el Emperador hizo colocar su escudo de oro y los de sus hijos; pero esta última circunstancia no la hallamos en las medallas que tenemos de aquellos tiempos.
Eusebio y otros autores dicen que yendo a combatir Constantino contra Majencio, se le aparecio sobre el mediodía en el centro del Sol una cruz de luz, con esta inscripcion: HOC SIGNO VlNCES(con esta señal vencerás) y que entonces fue cuando mandó poner en el lábaro la señal de la cruz con el monograma de Cristo.
Juliano apóstata restableció el lábaro a su forma original poniendo en él el águila y las iniciales S. P. Q. R. (Senatus Populusque Romanus), disponiendo que en las otras insignias menores se pusieran las figuras de alguna divinidad del paganismo; pero esta innovación no fue duradera, pues después de su muerte volvió a usarse el lábaro de Constantino.
El lábaro, llamado también labarum en el bajo imperio, se llevaba en los ejércitos por un oficial llamado labarífero, que correspondía a nuestros abanderados y también delante de las procesiones que hacían los primeros fieles y a imitación de aquel se cree que se introdujo la costumbre de llevar los estandartes o pendones cuadrados que luego se usaron, llamados confalone por los italianos y ganfarons en catalan.
Aunque la etimología del término es discutida, se suele aceptar que proviene de laureum (laurel), aunque otros lo asocian al término céltico llafar (hablar). Aunque el lábaro más utilizado era el crismón, también se empleaba otra versión en la que aparecía la frase «In Nomine Christi Vincas Semper» (Que venzas siempre en Nombre de Cristo). Este tipo de lábaro puede observarse en el díptico consular del cónsul Probo, en el que aparece el emperador Flavio Honorio sosteniendo un lábaro.
Mándala
Mándala del Buda Sakyamuni, pintura tibetana.
Mándala es un término de origen sánscrito, que significa diagramas o representaciones simbólicas bastante complejas, utilizadas tanto en el budismo como en el hinduismo.
• maṇḍala, en el sistema IAST de transliteración del idioma sánscrito.
• मण्डल, en escritura devanagari del sánscrito.
• Pronunciación: [mándala]
• Etimología: ‘círculo’.
El Diccionario de la lengua española de la RAE acepta tanto la versión etimológica «mándala» (pronunciada esdrújula) como la usual española «mandala» (pronunciada llana).
Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los iantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mándala.
Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros).
A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales.
Mandala significa círculo en sánscrito. Esta palabra es también conocida como rueda y totalidad. Más allá de su definición como palabra, desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente. También se le define como un sistema ideográfico contenedor de un espacio sagrado.
Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia.
Esta universalidad de los mándalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para Jung, el centro del mándala figura al sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación.
Lauburu
El lauburu es el nombre que recibe en euskera la cruz Sauvástica de brazos curvilíneos. Este símbolo se encuentra también muy frecuentemente entre las representaciones artísticas de otros pueblos europeos, como celtas y germanos, así como en dibujos y tallas visigóticas. Asimismo, pueden verse lauburus grabados en hórreos asturianos y gallegos (como por ejemplo en Grullos, Quirós y Piornedo), siendo denominados en este caso simplemente “tetrasqueles”. También han sido utilizadas esvásticas curvílineas de cuatro o más brazos en Aragón, donde se conocen como cuatrefuellas o “religadas” (este último nombre independientemente del número de brazos). Es actualmente uno de los símbolos más representativos y reconocibles del pueblo vasco, si bien tradicionalmente nunca ha sido usado, por ejemplo, en escudos o banderas de ningún territorio perteneciente a la región cultural vasca (Euskal Herria).
Sauvástica curvilínea en una pila bautismal cristiana en Alemania
El término “lauburu” procede de las palabras vascas lau = “cuatro” y buru = “cabeza”, por lo que su significado sería “cuatro cabezas”. Otras fuentes sugieren la procedencia latina del término. Así, este sería una adaptación popular del vocablo latino labarum, de donde también procedería la denominación de la estela cántabra de origen celta llamada lábaro. No obstante, el Padre Fidel Fita piensa que la relación es la inversa, siendo labarum una adaptación de tiempos de Octavio Augusto de la palabra vasca.
El lauburu es la variante curvilínea de la cruz gamada o esvástica (sánscrito: svastika), un tipo de tetrasquel. La esvástica, con sus variantes, es un símbolo muy común en muchas culturas indoeuropeas. Existen pruebas del uso de la esvástica rectilínea en el País Vasco antes de la invasión romana. Es por lo tanto posible que el lauburu proceda directamente de la esvástica rectilínea o que forme parte de una misma familia de signos con un origen común. Se han encontrado trisqueles y tetrasqueles prerromanos (triscelas y tétrascelas dextrógiros y levógiros) en Vizcaya, en las estelas encontradas en Arrieta, Fórua, Busturia, Meñaca, Dima y Zamudio.
Otro signo similar al lauburu es la llamada “rosa camuna”, uno de los petroglifos hallados en Val Camonica (Italia) y que data de tiempos de una civilización, los camuni, que vivieron en dicho valle durante la Edad del Hierro.
Lauburu en el pomo de la empuñadura de una makila (bastón típico vasco)
Su significado original es discutido, siempre partiendo de que es un símbolo precristiano: para algunos representaría el sol; para otros, el movimiento o las edades del hombre; otra interpretación dice que con giro a la derecha es símbolo de vida, y con giro a la izquierda es símbolo de muerte, razón por la cual aparece de esta última manera en monumentos funerarios.
El lauburu aparece en banderas u otras enseñas y es usado desde el siglo XVI o principios del XVII. También se pueden hallar en estelas funerarias, en los frontispicios de las casas y en otros lugares a modo de amuleto o talismán.
Modernamente se utiliza con profusión como símbolo de la cultura vasca, con carácter folclórico, no necesariamente político (pese a que en la actualidad su uso político está muy extendido en Euskal Herria).
Media luna
En arte y simbolismo, una media luna o creciente es la forma que se produce cuando un disco circular tiene un segmento de otro círculo eliminado de su borde, de modo que lo que queda es una forma delimitada por dos arcos circulares de distintos diámetros que se cruzan en dos puntos (por lo general de tal manera que la forma adjunta no incluye el centro del círculo original).
Fue un símbolo utilizado por los antiguos turcos, y actualmente es considerada como un símbolo islámico.
La media luna es un símbolo muy común en el mundo árabe. Erróneamente se piensa que la luna creciente, así como la estrella, son símbolos oficiales del Islam, pero esto no es cierto. Ambos eran, simplemente, el símbolo del Imperio Otomano y no del Islam, pero dada la hegemonía que éste tuvo en el mundo árabe e musulmán, tanto la luna como la estrella fueron adoptadas por muchos países árabes en sus banderas posteriormente; el Islam cree que la adoración a símbolos u objetos materiales va en contra del monoteísmo. Si bien no son símbolos oficiales, sí se les puede considerar parte de la simbología de la cultura árabe.
El origen de este símbolo, la media luna, hay que buscarlo en la tradición pre-islamica, si bien alcanzó auténtica repercusión en los siglos XII y XIII, con el advenimiento del Imperio Otomano en Asia Menor, la cual figuraba en su bandera, y sigue figurando en la de la actual Turquía. Algunos autores buscan su origen hasta en la tradición sasánida.
Mahoma utilizó un estandarte conocido como “el águila”, un águila de estilo tardorromano montada en una lanza. Los abásidas usaron originalmente jabalinas o lanzas cortas como estandartes, tradición de corte romano introducida probablemente por árabes de la frontera siria. En alguna bandera tribal de la Nakha, de mediados del s. VII, me consta que ya aparece la media luna. Pero la media luna convivió durante mucho tiempo con otros símbolos, algunos muy populares, como la “Mano de Fátima” (quizá en origen un estandarte árabe pre-islámico), inscripciones del Corán “estandartizadas”, animales y bestias: leones, águilas, perros, dragones (introducidos por los turcos),… o los variados símbolos usados por la élite de los mamelucos entre los siglos XIII-XVI. Con el tiempo parece que la media luna se ha ido consolidando como símbolo musulmán por excelencia.
Como contrapunto los belgas para mofarse de los otomanos y desacreditar su símbolo, crearon el famoso croissant, que significa “creciente”, el cual devoraban en las comidas y que se extendió rápidamente por toda Europa. Esto es una leyenda muy cuestionada como falsa. La costumbre de elaborar un tipo de bollería con forma de medialuna curva se remonta a una tradición árabe milenaria, que perdura hoy en día en los bollos dulces como el tchareke de Argelia o el kaab el ghzal de Marruecos.
Aunque algunos autores han querido ver en ella la huella de la pezuña de un equino, en alusión a los jinetes islámicos conquistadores del mundo para el Islam (a mí se me parece poco a una pezuña, todo sea dicho).
Históricamente Mohamed un estandarte que era un águila montada en una lanza; asimismo los abasíes usaron originalmente jabalinas o lanzas cortas como estandartes. Esta tradición seguía el modelo de estandartes tardorromanos, introducida probablemente por árabes de la frontera siria.
Su historia es más interesante y debemos remontarnos muy atrás en el tiempo a los griegos y antes de Cristo.
Los griegos en su avance colonizador llegaron, en el año 667 a.C, a lo que hoy conocemos como Constantinopla. Arribaron griegos de Megara dirigidos por Byzas que fundó la colonia y posterior ciudad de Bizancio.
Era un punto estratégico en el comercio entre Europa y Asia menor que aportaba a los griegos un poder político y económico relevante, tanto que explica su dilatada preponderancia histórica.
Por ese motivo no tuvo una vida fácil, fue conquistada y reconquistada por presas, griegos atenienses y espartanos durante las guerras del Peloponeso hasta que consiguió su independencia en el 355 a.C.
En el 310a.C Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, como el resto de los griegos deseaba la hegemonía sobre toda Grecia y se decidió a reconquistar una vez más Bizancio.
Una noche oscura en que los macedonios estaban preparados para tomar la ciudad, la diosa de la noche Hécate, viendo lo que los macedonios pretendían hacer en su ciudad, hizo que apareciera unas luces en el puerto que provocaron los ladridos de los perros poniendo en alerta a los soldados bizantinos que pudieron rechazar el ataque.
Los bizantinos en honor a la diosa Hécate erigieron una estatua a Hécate, a quien atribuyeron el milagro, y pusieron en sus monedas la media luna, emblema de la diosa.
Las Galeras bizantinas portarían como estandarte la luna y la estrella desde entonces y después cuando Bizancio pasó a llamarse Constantinopla, o ciudad de Constantino el primer emperador cristiano de la Historia.
Hoy en día los arqueólogos sostienen que es un símbolo anterior a los otomanos, ya que en la III dinastía de Urik destacará el rey Ur-Nammu, en 2110 a. C., considerado el primer constructor de zigurats y creador de uno de los primeros códigos de leyes, en la conmemoración de sus construcciones, relacionado con la divinidad que está representada, ya figuraban la media luna (Inanna) y la estrella, siendo las celebraciones en su honor antes del comienzo de la primavera, en la última media luna creciente anterior a la primavera.
Estela del rey Ur-Nammu, en 2110 a. C., considerado el primer constructor der zigurats.
Ouróboros
El Ouroboros o Uroborus es un antiguo símbolo que representa una serpiente o el dragón come su propia cola.
El Ouroboros representa a menudo auto-reflexividad o carácter cíclico, especialmente en el sentido de algo que constantemente se vuelve a crear, el eterno retorno , y otras cosas que percibe como ciclos que comienzan de nuevo tan pronto como finales (comparar con el ave fénix). También puede representar la idea de la unidad primordial relacionada con algo que existe en o permaneciendo desde el principio con tanta fuerza o cualidades que no se puede extinguir. El Ouroboros ha sido importante en el simbolismo religioso y mitológico, sino que también ha sido utilizada con frecuencia en la alquimia ilustraciones, donde simboliza la naturaleza circular de la alquimista obra. También se asocia a menudo con el gnosticismo y el hermetismo. Carl Jung interpretó el Ouroboros como tener un arquetipo de importancia para el ser humano psique. El psicólogo junguiano Erich Neumann escribe de ella como una representación del “estado del amanecer” pre-ego , que representa la experiencia de la infancia indiferenciada de la humanidad y de cada niño.
El uróboros, también ouroboros, del griego «ουροβóρος», uróvoro, de oyrá, que quiere decir cola y borá, que significa alimento, es un símbolo que muestra a un animal serpentiforme, engullendo su propia cola, conformando con su cuerpo una forma circular. El uróboros simboliza el esfuerzo eterno, la lucha eterna, o el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.
La primera aparición conocida del motivo de Ouroboros se encuentra en el enigmático Libro de los Infiernos, un antiguo texto funerario egipcio en la KV62, la tumba de Tutankamón , en el siglo 14 AC. El texto se refiere a las acciones del dios Ra y su unión con Osiris en el inframundo. En una ilustración de este texto, dos serpientes, la celebración de la cola en la boca, la bobina alrededor de la cabeza y los pies de un enorme dios, que puede representar el unificada Ra-Osiris.
Ambas serpientes son manifestaciones de la deidad Mehen , que en otros textos funerarios protege a Ra en su viaje al Otro Mundo. La figura divina conjunto representa el principio y el fin del mundo.
Uróboros. En la iconografía alquímica el color verde se asocia con el principio mientras que el rojo simboliza la consumación del objetivo del Magnum Opus (la Gran Obra).
El Uróboros, es un concepto empleado en diversas culturas a lo largo de al menos los últimos 3.000 años. Engloba varios conceptos similares y otros que no están relacionados y han sido asimilados recientemente por el cine y la televisión.
Generalmente un dragón representado con su cola en la boca, devorándose a sí mismo. Representa la naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno y otros conceptos percibidos como ciclos que comienzan de nuevo en cuanto concluyen. El mito de Sísifo. En un sentido más general simboliza el tiempo y la continuidad de la vida. Se usa como representación del renacimiento de las cosas que nunca desaparecen, solo cambian eternamente.
Xilografía de un uróboros, por Lucas Iennisius.
En un principio su uso más antiguo estaba en la emblemática serpiente del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia. Los uróboros se remontan a los jeroglíficos hallados en la cámara del sarcófago de la pirámide de Unas, en el 2300 a. C. El símbolo tradicional consiste en un dragón o una serpiente que se muerde la cola y crea un círculo sin fin.
Igualmente se puede encontrar un mito similar en la mitología nórdica. En esta mitología, la serpiente Jormungand llegó a crecer tanto que pudo rodear el mundo y apresarse su propia cola con los dientes. Este mito fue divulgado más ampliamente por la literatura de entre guerras del siglo XX. El deseo por la consecución del saber oculto, llegar a encarar las fuerzas elementales de la naturaleza, temibles y monstruosas, pero que finalmente conducen hacia la debilidad y la culpa.
El Uróboros representa la personificación de fenómenos naturales como el sol, las olas del mar, etc., subiendo hasta cierta altura y entonces cayendo bruscamente, para volver a empezar. Esto lo relaciona con el mito solar de Sísifo y Helio, el disco del sol que sale cada mañana y después se hunde bajo el horizonte. Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes que alcanzase la cima de la colina, la piedra rodaba de nuevo hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar desde el principio.
El ouroboros es el dragón o serpiente que queda encerrada sobre sí misma al morderse o «comerse» su propia cola, es el símbolo que representa la unión del principio ctónico de la serpiente, y el principio circular del mundo celeste. Esto lo confirma el hecho de que en algunas imágenes es mitad negro y mitad blanco, significando la oposición de diversas nociones como el cielo y la tierra, el bien y el mal, el día y la noche, el yin y el yang, y de todos los valores que portan tales opuestos. En un manuscrito de alquimia, el ouroboros posee la mitad negra —símbolo de la tierra—, en comunión con la otra mitad blanca moteada de puntos que representan las estrellas —el cielo—, aunado a la metáfora celeste del dragón.
En griego se denomina Ouroboros, y en algunas de sus representaciones lleva por complemento la inscripción que dice: Hen to pan (el Uno es el Todo).
Sabemos que la serpiente al cambiar de piel se rejuvenece constantemente, es el símbolo más significativo y complejo de todos los símbolos animales, y tal vez el más antiguo: combina lo masculino y lo femenino, es la fuerza primitiva de la vida, emblema de la divinidad creadora misma. El dragón es la personificación reptiliana del poder primordial, sinónimo frecuente de la serpiente en el mito y la leyenda, por ejemplo en Grecia y China se les llamaba drakonates a las serpientes grandes. Los dragones aparecen en múltiples narraciones como guardianes vinculados al inframundo y al conocimiento de los oráculos. El ouroboros representa el «círculo» en su materialización en la figura del animal del eterno retorno , pues sugiere que al fin le corresponde un nuevo comienzo en constante repetición, que el final de un camino o de un proceso significa un nuevo principio; de la imagen del círculo del animal que se cierra, resulta una expresiva metáfora de una repetición cíclica que significa la circulación de los tiempos, el fin de los mundos y nuevas creaciones, del morir y del renacer, en síntesis: la eternidad, ya simbolizada de antemano por el simple círculo.
Pentagrama
Un pentagrama, pentáculo, pentalfa o pentángulo.
Un pentagrama, también llamado pentáculo, pentalfa, pentángulo y estrella pitagórica es una estrella de cinco puntas dibujada con cinco trazos rectos. La palabra pentagrama proviene del griego πεντάγραμμον (pentagrammon), forma sustantiva de πεντάγραμμος (pentagrammos) o πεντέγραμμος (pentegrammos), adjetivo que significa “cinco líneas” o “de cinco líneas”. También se le denomina pentalfa porque su dibujo posee cinco letras A (alfa en griego) y pentáculo por poseer 5 ángulos agudos.
Un pentagrama ilustrando la sección áurea contenida en él.
El pentagrama o estrella de cinco puntas es un antiguo símbolo del Paganismo (al igual que el pentáculo, que es una estrella de cinco puntas dentro de
un círculo).
Su historia es probablemente una del más vieja del arte, pues los historiadores sospechan que los Sumerios utilizaron el pentagrama en sus rituales, y lo sostuvieron como objeto sagrado.
Según el Diccionario de las Ciencias Ocultas de J. Felipe Alonso y editado por Espasa Calpe, “…en la antigüedad este símbolo era considerado como idea de la perfección. Representa al andrógino aunque también al matrimonio y la felicidad.
En forma de estrella es para los masones, la estrella Flameante, símbolo de la materia prima, fuente inagotable de la vida y genio que eleva al alma a cosas grandes”.
El Pentagrama expresa la dominación del espíritu sobre los elementos de la Naturaleza. Con este signo mágico podemos dominar a las criaturas elementales que pueblan las regiones del fuego, aire, agua, tierra y éter. Ante este símbolo tiemblan los demonios y huyen aterrorizados.
Cuando el pentagrama está inscrito en un círculo (un pentáculo) une todos los aspectos del hombre. Une el cuerpo con la mente, lo espiritual con lo profano.
El Pentagrama Esotérico, con la punta superior hacia arriba sirve para hacer huir a los tenebrosos. El Pentagrama con la punta hacia abajo sirve para llamar a los tenebrosos.
El pentagrama, o estrella de cinco puntas, no es Satánico. Pitágoras lo usaba como un símbolo de salud y sus seguidores lo usaban para reconocerse entre ellos. En los tiempos Medievales, algunos caballeros Cristianos usaban el pentagrama como su símbolo
Los Satanistas usan el símbolo al revés, lo cual coloca los elementos de Fuego y Tierra hacia arriba (Fuego simboliza el poder del deseo y la pasión, y Tierra la prosperidad y bienes materiales), y Espíritu, espiritualidad, hacia abajo. Los satanistas también usan la cruz al revés.
Sistrel
Es la representación de la dualidad de las cosas. Representa también el crecimiento en relación con el movimiento del cosmos. Símbolo de vida eterna.
Se usaba frecuentemente para representar los equinoccios. Los momentos del año en que la duración del día se repartía por igual entre el día y la noche.
La doble espiral aparece con gran frecuencia en cuevas de Irlanda, simboliza la dualidad y el equilibrio entre la naturaleza y el balance de las cosas. En culturas orientales, su equivalente es el símbolo del Yin y el Yan.
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