Esferas de piedra de Costa Rica
Esfera de piedra en el Museo Nacional de Costa Rica, parte fundamental de la arqueología nacional.
Las Esferas de piedra de Costa Rica son un grupo de más de quinientas petrosferas ubicadas principalmente en el sur de Costa Rica en la llanura aluvial del Delta del Diquís (confluencia del Río Sierpe y Río Grande de Térraba), Península de Osa y en la Isla del Caño. Las esferas son conocidas localmente como “Las bolas de Costa Rica”. Como conjunto se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.
Descripción
Las dimensiones de las esferas oscilan en un rango de los 10 centímetros hasta los 2,57 metros de diámetro y su peso llega a superar las 16 toneladas. La mayoría están hechas en piedras duras como granodiorita, gabros y algunas pocas en caliza. Los arqueólogos a través de la estratigrafía de su emplazamiento y de otros objetos encontrados en su cercanía, estiman que las piedras fueron ubicadas por los indígenas de la zona entre el 300 A.C y 300 D.C., pero su trabajo escultórico científicamente no ha podido ser datado aún. También se han encontrado junto a cerámica del tipo “polícroma de Buenos Aires” (1000 a 1500 A.C.) y se ha establecido que la zona estuvo habitada desde hace al menos 8000 años. Han sido descubiertos 34 sitios arqueológicos, desde el Delta del Diquís en el sur, la Isla del Caño a 17 kilómetros de la costa, llanuras atlánticas hasta en Papagayo, Golfo de Nicoya a 300 kilómetros al norte del Delta del Diquís. Hoy cientos de estas esferas pequeñas se encuentran en colecciones privadas y museos dispersos por el mundo.
Historia
La primera incursión española en la zona data de 1516, cuando Hernán Ponce y Bartolomé Hurtado partieron de la península de Asuero en Panamá hasta las costas del Delta. Luego en 1522 Gil González Dávila junto a su piloto Andrés Niño, navegó desde el Golfo de Chiriquí hasta el mismo Delta del Diquís. Con un grupo de exploradores, Gil González marchó por tierra hasta la zona conocida hoy con el nombre de Palmar, no sin antes tomar por asalto la villa del Cacique Coto ubicada en las cercanías del río que hoy lleva su nombre. A ninguno reportó como llamativo nada más que el abundante oro que usaban “los salvajes” de la zona. Cuando el “conquistador” español Juan Vázquez de Coronado en el año 1563 estuvo en el Valle del Diquís, reportó al Rey Felipe con carta fechada el 2 de julio de ese año, en detalle todo lo que vio y “recolectó”, pero no describió nada parecido a esferas de piedra. Sin embargo en “Los Anales Sur-Americanos”, en 1547 Francisco Pizarro el conquistador del Perú dicta al escriba sus crónicas: “Escuché que los altos señores de este imperio se reúnen cada cuatro años en el país de las bolas donde al parecer reciben consejos de grandes sabios”, versión que se ha venido confirmando por el descubrimiento en Costa Rica, de objetos e influencias artesanales tanto de Olmecas, Aztecas, Mayas como de Quechuas, Chibchas e Incas, así como la escuela de sukias llamada Guayabo ubicada en Turrialba de Cartago.
Descubrimiento
Ahora conocemos las bolas de piedra por su descubrimiento en 1939, cuando la compañía bananera “Standard Fruit Company” empezó a deforestar tales territorios para cultivar banano. Desde entonces se vieron como un misterio y algunas de ellas fueron dinamitadas, por la creencia de que en su interior había oro. La primera mención internacional fue un pequeño artículo arqueológico de Doris Stone publicado en 1943 en “American Antiquity”, atrayendo la atención de Samuel Kirkland Lothrop del Peabody Museum y Universidad de Harvard, que 1948 estaba en Costa Rica, contactó en San José a Doris Stone, quien le aportó información y contactos para investigar en zona más conocida donde estaban apareciendo las esferas de piedra. Finalmente Lothrop publicó sus investigaciones en “Archaeology of the Diquís Delta, Costa Rica 1963”. Desde 1970 las autoridades del Gobierno protegen las esferas de piedra precolombinas y sus emplazamientos. Se han reensamblado algunas dinamitadas bajo el cuidado del Museo Nacional, quien con el apoyo de la ley está recuperando otras que habían sido trasladadas por particulares a empresas, residencias e instituciones públicas. Incluso, los estudiantes y vecinos de Palmar Norte, bloquearon las calles para impedir la salida de los camiones que intentaban sacarlas.
Situación actual
El Museo Nacional asociado a universidades nacionales e internacionales, ha efectuado múltiples investigaciones arqueológicas y actualmente se construye en Finca 6 de Palmar Sur, Cantón de Aguirre, el “Parque de las Bolas de Piedra”, propuesto originalmente por el arquitecto Ibo Bonilla en 1979, para ubicar las esferas recuperadas, de las cuales no se conoce su locación original. El “Parque cán basat róje” (esferas de piedra en dialecto indígena) es parte de un amplio proyecto arqueológico, bajo la guía del Museo Nacional de Costa Rica y el padrinazgo del reconocido escultor Jorge Jiménez Deredia. En el año 2010 los investigadores John Hoopes de la Universidad de Kansas, Nuria Sanz del Centro de Patrimonio Mundial de la Humanidad, Helaine Silverman del Consejo Internacional de Museos y otras autoridades académicas, visitaron el sitio de las esferas de piedra, para evaluar la elegibilidad y protección de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Bolas de piedra y cultura costarricense
Las esferas de piedra están íntimamente ligadas a la memoria colectiva de los costarricenses, quienes hacen reproducciones en piedra, bronce, acero, vidrio y concreto armado, para ubicar a la entrada de casas e instituciones e indican que su fin es más que decorativo, es sentido de identidad, por su simbolismo geométrico y espiritual. Desde sus inicios, los edificios de la Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia, Caja del Seguro Social, Universidad e Costa Rica, Museo del Niño y la Embajada de Costa Rica en Washington (USA) entre otros, instalaron sendas esferas de piedra como primer símbolo fáctico.
Las esferas en el arte y arquitectura de Costa Rica
Al estar la esfera dentro del inconsciente colectivo, muchos artistas la han usado como inspiración en pintura, escultura, literatura, poesía y arquitectura, inclusive está en las ilustraciones de los billetes de cinco mil colones. La Plaza de la Justicia, ubicada en el Circuito Judicial en San José, en el año 2007 fue remodelada por los arquitectos Ibo Bonilla y Hernán Hernández, que en un conjunto escultórico de 200 metros de largo y 47 metros de alto, ubicaron dos esferas de 3,10 metros de alto, alineadas con una pirámide (que ilumina y ventila una sala para 500 personas en el subsuelo) y el paralepípedo de mármol del edificio de la Corte Suprema de Justicia. Colocando en un solo eje los 3 sólidos platónicos en el paisaje urbano. En el año 2009, el escultor Jorge Jiménez Deredia culminó una declarada influencia de las esferas en su obra, con la exposición en el Foro Romano (Italia) de esculturas monumentales basadas en el concepto de las esferas precolombinas, siendo el inicio de una gira internacional denominada “Ruta de la Paz”. Fue la primera exposición de arte contemporáneo en ese emblemático sitio histórico. El Museo Nacional en el año 2010 construye por la Plaza de la Democracia un nuevo vestíbulo basado en una esfera de cristal de 8 metros de diámetro con una auténtica esfera de piedra en su interior. El 1 de mayo del 2010, el traspaso presidencial de Oscar Arias (Premio Nobel de la Paz) a Laura Chinchilla (primera presidenta de Costa Rica), tiene como tema de escenográfico a las esferas precolombinas.
Mitos
Han surgido muchos mitos alrededor de estas esferas, su significado, sus constructores, fines, técnicas constructivas y de transporte, fecha y canteras de las piedras: hechas por descendentes de la Atlántida, geomorfosis natural, pociones secretas para ablandar la piedra, que en el centro tienen una semilla de café, participación de extraterrestres, ejes energéticos complementarios a Nazca y Pascua, delimitación territorial, hitos conmemorativos, representación del eterno femenino, dispositivos navegacionales, símbolo perfecto de la divinidad, fuentes de energía y bienestar, dispositivos de equilibrio tectónico, puertas dimensionales. Enfoques esotéricos han sido tratados en múltiples libros como en los escritos por el explorador suizo Erich von Däniken y escritor español Juan José Benítez.
Versión oficial
La idea de que fueron jardines astronómicos con fines de calendarizar ciclos agrícolas o que servían para establecer el rango social dentro de la tribu son las explicaciones, por ahora, más aceptadas por la arqueología.
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