Goseck
Subcategoría: Henges
Causo asombro entre los arqueólogos el descubierto un círculo de de tierra de unos 75 metros de diámetro en un sembrado cerca de la ciudad de Goseck, en la provincia de Sajonia-Anhalt, Alemania. Corría el año 1999.
En poco tiempo se determinó que la construcción consistía en cuatro círculos concéntricos y un montículo en el medio, todo rodeado de un foso y dos empalizadas del alto de un hombre. Tenía también tres puertas, orientadas al sudeste, al sudoeste y al norte.
Finalmente, análisis posteriores determinaron que el recinto pertenecía al grupo de Monumentos denominados Henge, es decir construcciones circulares monumentales a las cuales se les atribuye funciones astronómicas.
El ahora denominado “observatorio solar de Goseck” es sin dudas el más viejo del mundo con 7.000 años de antigüedad, y ya se ganó un lugar entre los grandes megalitos. Pero también presenta otras dos características muy particulares: la primera es que contrariamente a todos los círculos europeos ya conocidos en vez de cuatro puertas, Goseck tiene solo tres. Dos “puertas del solsticio” separadas por 100º de arco y una tercera puerta norte de función aún desconocida. La tercera sorpresa es que sus puertas solsticiales están dirigidas al solsticio de invierno, cuando lo más frecuente es que apunten al solsticio de verano.
El Henge más antiguo conocido – hasta que este descubrimiento lo relegara al segundo puesto – era el de Nabta-Playa en el desierto nubio en Egipto, con una edad de unos 6.000 años y dirigido hacia el solsticio de verano. Otro muy famoso es por supuesto el de Stonehenge en Inglaterra, con una edad estimada en 5.000 años, también dirigido hacia el solsticio de verano.
Ubicados en el centro del observatorio se podía ver a través de la primera puerta – puerta sudeste- la salida del sol el 21 de diciembre de hace 7.000 años y a través de la segunda, – la puerta sudoeste – se vería la puesta de sol del mismo día; por lo cual el observatorio delimitaba perfectamente el día del solsticio de invierno. Todo lo que se necesitaba para determinar el solsticio de invierno, era sentarse al amanecer en el túmulo central y esperar que el sol mostrase sus rayos a través de la puerta sudeste, posteriormente y a modo de confirmación, el operador del observatorio, – seguramente un alto sacerdote -, observaría que la puesta del sol efectivamente fuera a través de la puerta sudoeste.
Este primitivo pero exacto observatorio sugiere que las gentes del Neolítico y de la Edad del Bronce fueron capaces de hacer mediciones astronómicas con mucha anticipación a lo que se creía.
Cuando se estudio el lugar con técnicas más sistemáticas se encontró dentro del recinto, cerámica de diseño lineal de época neolítica, restos de un Langhaus (cabaña típica del neolítico de madera y arcilla) una amplia variedad de granos y restos de huesos bovinos sobre todo calaveras y huesos humanos que eran pulidos y laboriosamente trabajados. Esto último permite suponer que el observatorio también se utilizaba para actos rituales.
Aunque solo hay pruebas de la medición de los movimientos del Sol, es muy probable que estos antiguos pueblos neolíticos también se interesasen en el ciclo lunar y el desplazamiento de las constelaciones.
Por ello, tales hallazgos señalan a Goseck como un sitio astronómico y con funciones de templo, lo que no es en absoluto extraño en un mundo donde la ciencia ha estado inextricablemente ligada a la superstición desde tiempos neolíticos.
De Junio a Diciembre del 2005, tras acabar las excavaciones en el observatorio, este fue reconstruido e inaugurado el 21 de diciembre del 2005 – el solsticio de invierno.
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