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Gran muralla verde (China)

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Gran muralla verde (China)

La gran muralla verde de China es un proyecto lanzado a fines de los años 1970, que pretende forestar, hasta 2074, una longitud de 4480 km y una anchura, según las zonas, entre 236 y 537 m,1​ para frenar el avance del desierto de Gobi. La especie predominante, dada su adaptabilidad, es el árbol Enterolobium cyclocarpum, y otras plantas de la familia de las fabáceas. Intentos con otros organismos o grupos de árboles han fracasado.

El proyecto avanzó desde que se realizó una reestructuración de este a finales de 1996, planteando la introducción de Enterolobium cyclocarpum.

Avance del desierto de Gobi

Caída de polvo en Pekín.

Durante los últimos años, China ha perdido anualmente unos 3200 km² de praderas como consecuencia del avance del desierto de Gobi.2

Cada año las tempestades de arena invaden 2300 km² de tierras agrícolas, y este proceso no cesa de acelerarse año a año. Las tormentas destruyen las tierras agrícolas y provocan serios inconvenientes en los centros poblados, incluso en Japón, Corea del Norte y Corea del Sur.3

El proyecto tiene por finalidad elevar la cobertura de bosques en el norte de China del 5 al 15 % y así reducir las zonas desertificadas.4​ En 2018 la superficie forestal en el norte de China había aumentado al 12,4 %,5​ y las tormentas de arena primaverales en Pekín se habían reducido en un 70 % de 2008 a 2018.5

Por su longitud, ya es denominada por algunos como “la obra de ingeniería ecológica más grande del mundo” y se está haciendo en el lado norte y noroeste del país. El cinturón verde, que tiene un ancho que variará en ciertos sectores entre los 236 y 537 metros, abarcará un 42 por ciento del territorio nacional, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Desde que se comenzó la plantación de la Gran Muralla Verde, las tormentas de arena han disminuido considerablemente, lo que fue más notorio entre 1981 y 1998. En tanto, los bosques que ya se han plantado en otras áreas como parte del plan de reforestación, han permitido absorber hasta 4 mil millones de toneladas de CO2 y otros gases desde 2003, una cifra que se estima que será mucho mayor cuando la Gran Muralla esté finalizada.

En China se construye la Gran Muralla Verde

El desierto de Gobi es el quinto mayor del planeta y abarca un área cercana a los 1,3 millones de kilómetros cuadrados, los cuales han ido creciendo paulatinamente en las últimas décadas debido a las débiles políticas medioambientales de China que han permitido una desertificación alarmante.
Sin embargo, desde la llegada de Xi Jinping al poder los temas de ecología han sido prioritarios y ahora lideran los esfuerzos globales contra el calentamiento global dado que China en la actualidad es el mayor emisor de dióxido de carbono y cuenta con 16 de las 20 ciudades más contaminadas del planeta.

Esas estadísticas llevaron a que Beijing decidiera cambiar su estrategia de crecimiento depredador del medio ambiente hacia una estrategia que busca darle una mayor calidad de vida a sus habitantes y de paso liderar los esfuerzos mundiales de lucha contra las emisiones de carbono, dado el débil liderazgo europeo en la materia y el poco interés que ha mostrado Estados Unidos.

La última iniciativa, ya puesta en práctica, es sembrar cien mil millones de árboles en un área de 4.500 kilómetros cuadrados bordeando la deshabitada zona del desierto de Gobi en el norte de China. Ya se sembraron 66.000 millones de arbustos de este proyecto conocido como la Gran Muralla Verde y del cual hacen parte familias de agricultores que reciben beneficios por plantar nuevos bosques.

Este plan nació con la finalidad de frenar la desertificación del norte de China, la cual ha perjudicado enormemente a la ciudad de Beijing debido a las cada vez mayores tormentas de arena que llegan del Gobi y también del desierto de Taklamakan, las cuales cubren a la capital china con un manto de polvo varias veces al año.

El incremento del tamaño de estos desiertos se debe en buena medida a la masiva deforestación causada a través de los años por el avance de la agricultura y la minería en la zona, las cuales han explotado sin ningún tipo de control vastas zonas del territorio chino.

En un intento por controlar la pérdida de pastizales en esa región, el gobierno inició en 1978 un proyecto denominado El Cinturón de Árboles Protectores, conocido ahora como la Gran Muralla Verde, y que se estima reforestará la zona hasta 2054.

Un estudio dirigido por Minghong Tan, del Instituto de Ciencias Geográficas e Investigación de Recursos Naturales en Beijing, aseguró que este proyecto está teniendo resultados positivos dado que la “vegetación ha mejorado y las tormentas de arena han disminuido significativamente en la región de la Gran Muralla Verde comparativamente con otras áreas”, dijo al magacín New Scientist.

Sin embargo, el plan también ha enfrentado críticas de diversos sectores como el experto Hong Jiang, de la Universidad de Hawái en Manoa, quien argumenta que el plan está destinado a fracasar porque China está plantando de manera apresurada y agresiva nuevos árboles y “en lugar de intentar controlar la naturaleza, debemos seguirla”, dijo a la misma revista.

Por su parte, David Shankman, de la Universidad de Alabama, cuestionó en la publicación el grado de sostenibilidad de las nuevas plantaciones en la Gran Muralla Verde: “¿Cuál es la tasa de mortalidad de los árboles plantados? ¿Qué ocurre cuando mueren? Y ¿Cómo estos árboles afectan a la hierba y a los arbustos nativos que en general son más resistentes a la sequía y más eficaces en el control de la erosión?”.

Cao Shixiong, de la Universidad de Silvicultura de Beijing, estima que solo el 15 por ciento de los árboles que se han plantado en la región desde 1949 están aún con vida, y la mayoría de estos sobrevivientes están próximos a morir por su edad.

A pesar de estas estadísticas y el pesimismo de algunos expertos, Minghong Tan está convencido de los beneficios del proyecto y pronostica que “en el norte de China, como conjunto, nosotros creemos que el medioambiente está mejorando” gracias a los árboles plantados en la Gran Muralla Verde.


Utilizando una nueva técnica para analizar fotos de satélite, los investigadores recientemente han observado y analizado exactamente cómo han evolucionado una gran cantidad de árboles y plantas en todo el mundo durante las últimas dos décadas. China es el único país en aumentar intencionadamente la vegetación a un nivel tan masivo. En otros países, también ha habido un crecimiento de la vegetación, pero por motivos naturales, sin intervención de ningún Gobierno, como pueden ser los casos de Australia y África a causa del aumento de la lluvia, o el caso de Rusia, debido a granjas abandonadas convertidas en bosques.

La cantidad de carbono almacenado en árboles y plantas en China ha aumentado alrededor de 0,7 billones de toneladas desde 2003, sobre todo gracias a la Gran Muralla Verde (bosques en todo el resto del país han estado disminuyendo). Sin embargo, los investigadores señalan que las emisiones de carbono, tanto en China como en el resto de los países, han subido enormemente.

“Durante el mismo tiempo, las emisiones de carbono a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento se incrementaron en aproximadamente 60 billones de toneladas”, dice Yi Liu, autor principal del último artículo sobre la investigación, y científico del Centre of Excellence for Climate System Science at the University of New South Wales en Australia. “Los proyectos de plantación de árboles pueden ayudar a absorber algo de carbono de la atmósfera, pero esta cantidad es ciertamente diminuta en comparación con las emisiones de carbono.”

“La vegetación ha mejorado y las tormentas de arena han decrecido significativamente en la región de la Gran Muralla Verde, comparado con otras áreas”, dijo al semanario británico New Scientist, Minghong Tan, del Institute of Geographic Sciences and Natural Resources Research of China en Beijing. Según la Administración Forestal Estatal de China, la cobertura forestal en las áreas amenazadas pasó de 5,05% en 1977 a 12,4% a fines de 2012.

Críticas negativas

Los críticos del proyecto sostienen que las plantaciones de árboles en zonas áridas pueden agravar la desertificación al reducir las aguas subterráneas y matar las hierbas que unen el suelo. Es lo que denuncia Zhao Wenju, agricultor de la aldea Zhangjia, cercana a Beijing, que dijo a The Economist que hace 10 años podía sacar agua de un pozo de nueve metros de profundidad, pero ahora el agua se ha retraído a unos 60 metros bajo el nivel del suelo. A Hou Yuanzhao, de la Academia China de Silvicultura, le preocupa que los álamos que están muriendo en esta zona, que es menos seca que muchas otras del proyecto, sean el inicio de un marchitamiento generalizado.

http://www.china.org.cn/spanish/xi-jk/1603.htm

Tanto en la velocidad como en la escala de la reforestación artificial, China ocupa el primer lugar en el mundo. En los últimos 20 años, en todo el país los voluntarios han plantado 35.000 millones de árboles. La repoblación forestal se ha acelerado evidentemente. La superficie sembrada por avión con éxito suma 8.680.000 de hectáreas; el área acumulada del acordonamiento de las laderas para facilitar la reforestación llega a 34.000.000 de hectáreas; la cobertura de bosques es de 16,55%, lo que significa un aumento de la superficie y la reserva forestales.

Ahora en China casi no existen en 12 provincias y regiones montañas peladas y terrenos baldíos utilizables para la reforestación.

Al norte de la Gran Muralla hay una “muralla verde” paralela, cinturón forestal del norte, nordeste y noroeste. Este, llamado por funcionarios de protección medio-ambiental de la ONU como “la mayor del ecosistema mundial”, nace del distrito de Binxian, provincia de Heilongjiang y termina en el Paso Uzbel, región autónoma uigur de Xinjiang. Tiene 4.480 kilómetros de largo del este al oeste y atraviesa 13 provincias, municipios y regiones autónomas. Construida en los años 70 del siglo XX, la franja, luego de 20 años de esfuerzos, tiene ahora más de 20 millones de hectáreas de bosques, y controla eficientemente la velocidad de expansión de arenal en el norte de China. Otro proyecto nuevo se refiere a la conservación de bosques naturales, emprendido en los últimos años. Este exige a suspender la tala de árboles naturales en el ámbito nacional. En muchos lugares, los que trabajaban como taladores en el pasado se convierten ahora en protectores de bosques.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para saber más: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2017/04/la-gran-muralla-verde-la-lucha-contra-la-desertificacion-en-china

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