Huellas en Rockcastle
En 1938 el doctor Wilbur Burroughs, director del departamento de geología del Berea College, de Kentucky, anunció que había descubierto diez huellas de pies humanoides en la arenisca carbonífera de una granja propiedad de O. Finnell, en las alturas de la parte norte del condado de Rockcastle. Las huellas tenían 24 centímetros de largo y 15 a lo ancho de los dedos, y la longitud de la zancada era de 25 centímetros. No había señales de cola ni de patas delanteras.
Ni las fotomicrografías ni la fotografía infrarroja revelaron señales de tallado o marcado artificial en las huellas o a su alrededor, y el examen microscópico de los granos de arena indicó que los situados dentro de las huellas habían sufrido una presión. Esto, que sería el resultado natural de una huella hecha por el peso de un pie humano, era imposible de reproducir artificialmente.
Se calculó en unos 250 millones de arios la antigüedad de la roca en la que se encontraron las huellas, que fueron destruidas de modo vandálico en años recientes. (Brad Steiger, Mysteries of Time and Space, págs. 6-7
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