Jebel Mutawwaq
Subcategoría: Campo de dólmenes.
Jebel Al-Mutawwaq (en árabe: جبل المطوق), es una montaña jordana en el límite de las provincias de Zarqá y Mafraq, situada cerca de la población de Quneya. A sus pies corre el río Zarqa (Jabok), uno de los pocos ríos de Jordania que lleva agua durante todo el año.
Jebel Al-Mutawwaq o Jebel Mutawwaq (La Montaña Cercada) es un monte de la estepa jordana que se eleva sobre la cuenca media del río Zarqa,1 Jordania. Este promontorio se ubica en un punto geográfico de gran importancia, al lado de dos fuentes de agua y sobre el curso fluvial, por lo que ha sido ocupado por el hombre desde tiempos prehistóricos. En la vertiente sur de la elevación se encuentra un yacimiento arqueológico adscrito a la Edad del Bronce Antiguo I2 (3500-3000 a.c) que recibe el mismo nombre que la montaña. En otros puntos de la montaña y su entorno se han documentado restos de otras épocas: Paleolítica, Neolítica, Romano-bizantina y Omeya.
Este entorno lleva siendo investigado por arqueólogos desde 1986 y desde 1989 forma parte de los proyectos arqueológicos españoles en el exterior, siendo integrado desde 1992 en la Misión Arqueológica Española en Jordania.
El proyecto está financiado por la Pontificia Facultad de San Esteban de Salamanca y el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España a través de las ayudas para Proyectos arqueológicos españoles en el exterior. En 2015 cuenta demás con una ayuda de la Embajada de España en Jordania a través de la OTC de AECID en Amán.
Casa 81.
El yacimiento está catalogado y documentado desde 1986 tras los trabajos de reconocimiento e investigación del arqueólogo británico Hanbury-Tenison. A partir de 1989 el investigador español Juan Antonio Fernández-Tresguerres Velasco (Universidad de Oviedo) tomó la dirección de los trabajos de prospección y excavación de este rico yacimiento jordano. El profesor Fernández-Tresguerres se centró en el poblado de la Edad del Bronce Antiguo que se ubica en la parte alta de la montaña y la gran necrópolis dolménica que rodea la montaña. Desde el fallecimiento del profesor Fernández-Treguerres en 2011 la dirección de los trabajos fue asumida por Juan R. Muñiz (Pontificia Facultad de San Esteban de Salamanca) y Valentín Álvarez. Actualmente la excavación de Mutawwaq se ha integrado en el proyecto: A Spanish-Italian archaeological mission in Jordan, Archaeological research around the Qareisan Spring que codirige Andrea Polcaro (Università degli Studi di Perugia)
El Poblado
El asentamiento tiene una cronología 3500 – 3000 a. C. cuyas fechas se han obtenido del análisis de Carbono 14 realizados sobre huesos de aceituna y otros restos orgánicos como huesos de fauna. El poblado se encuentra en la vertiente sur de la llanada superior de la montaña, a una altitud entre 500 y 550 m, y distribuido en una superficie aproximada de 13 hectáreas. La aldea fue construida sobre un relieve irregular que permite su división en tres sectores: el Occidental, más llano y amplio, el Central donde el asentamiento coincide con una vaguada que desciende hacia el valle del Zarqa, y el Oriental destacado por su pronunciada pendiente. El poblado está definido por un rudimentario muro que lo rodea. Este cierre está formado por un alineamiento de grandes bloques, sobre los cuales han levantado otros de menor tamaño, a juzgar por los derrumbes excavados. En la parte sur aprovecha la ruptura natural de la roca a modo de murallón natural. Se han identificado algunas de las puertas de acceso al poblado especialmente dirigidas hacia la fuente de Karaysin que se sitúa a los pies de la elevación. En el interior del recinto amurallado se aprecian 186 estructuras domésticas, un gran cercado y elementos singulares como una acumulación semejante a una torre de control.
Hanbury-Tenison cita la existencia en Jebel Mutawwaq de una cueva sepulcral al norte de la acrópolis, que había sido parcialmente destruida por los habitantes de la zona (Hanbury-Tenison, J.W.; 1.989; pág. 138). Esta sería posiblemente la forma de enterramiento propio de los habitantes de la ciudadela. Pero aproximadamente un millar de dólmenes se agrupan en la cima de la montaña. No es el único lugar de la zona de Jerash donde se encuentra tal concentración. La montaña que se encuentra separada de Mutawwaq por Wadi Kharaisin presenta una similar concentración. También encontramos campos de dólmenes y de túmulos al norte, al oeste y al noreste en sitios como Khirbet Ain, Marayim, Hj-meid, el-Karm, Ras el-Karm, el-Medwar y Jebel Bezeeya. Todos ellos han sufrido un continuo proceso de destrucción.
En estos momentos se ha comenzado en Jebel Mutawwaq la catalogación y la excavación de los dólmenes. Se encuentran casi todos ellos en la cima, normalmente a una altitud de 530 m pero llegando a sobrepasar algunos los 640 m. Fueron construidos con la caliza local, que como ya vimos proporciona lajas de formas bastante regulares.
Los dólmenes, unos 684 monumentos, fueron construidos en su gran mayoría aprovechando las rupturas de pendiente en las que afloran las capas calizas, lo que facilitaba la obtención de los grandes bloques de piedra y su traslado, aunque son numerosos los que solevantaron en zonas más llanas. Solamente dos fueron encontrados en el interior del poblado y uno de ellos construido sobre las ruinas de una casa.
Los dólmenes de Mutawwaq se caracterizan por la simplicidad de sus estructuras. Aún así se pueden distinguir tres tipos. El primero consiste en dos ortostatos laterales que soportan una cubierta; un segundo tipo añade sólo al anterior una laja de cierre. Estos dos corresponderían a los tipos la y Ib de la tipología de C. Epstein (Epstein, C; 1.985), formados por una simple cámara. Un tercer tipo no encaja ya en esta clasificación. Suele estar representado por monumentos de un tamaño mayor que los dos anteriores y consta de dos ortostatos laterales que soportan las diversas losas de la cubierta y forman una cámara cerrada al sur por otra piedra hincada. Esta cámara está precedida por un corredor cubierto, más bajo, de una longitud aproximada de l’5. m. Este último tipo presenta un aspecto compacto debido a que están encerrados dentro del rectángulo de grandes piedras que se elevan hasta la altura de la cubierta y con el espacio intermedio relleno de tierra y piedras de pequeño tamaño. Es frecuente que todos estos tipos de dólmenes tengan una gran piedra plana que sirve de suelo a la cámara. La mayoría de estos monumentos están orientados según un eje norte-sur.
Se excavaron dos de ellos que estaban a punto de ser destruidos por la construcción de terrazas. Se observó que habían sido utilizados en repetidas ocasiones durante largo tiempo. Se encontraron restos humanos, pero en especial gran cantidad de piezas dentarias; los restos de otras partes del esqueleto son muy escasos. Los ajuares consistían fundamentalmente en pequeñas cuentas de collar de cornalina (Fig. 5,7), de conchas recortadas (Fig. 5, 1-2), moluscos marinos (Fig. 5, 4-5), de vidrio (Fig. 5,6 y 8) y de cerámica (Fig. 5, 3). Junto con ello se encontró un pequeño aro de bronce.
Los restos de cerámica aparecieron sólo en uno de ellos: un fragmento de borde y asa de una pequeña jarra, típica del Bronce Antiguo II o III, con el asa sobrepasando la altura del borde y un fragmento de lámpara del Bronce Medio II. Un pequeño borde de una cerámica bizantina también fue encontrado.
Parece que la cronología de estos monumentos excavados habría que remontarla como mínimo hasta el Bronce Antiguo II, un momento en que la acrópolis había sido ya abandonada. Algunos de ellos fueron construidos sobre las ruinas de antiguas casas de la ciudadela. Sin embargo es preciso excavar más para poder aproximarse a una cronología más real.
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