La Piramide Circular de Cuicuilco
Subcategoría: Pirámide.
El sitio se ubica en el suroeste de la cuenca de México en un antiguo delta del río formado por las corrientes que bajaban del Zacatépetl y el actual bosque de Tlalpan. Al parecer, su nombre significa “Lugar de Oración” o “Lugar del Arcoiris” (también es conocido como lugar donde se hacen cantos y danzas o lugar de colores y cantos). Se afirma que el desarrollo del lugar, desde época temprana, se debe a su posición estratégica, ya que el occidente de la cuenca se conecta con la entrada al valle de Toluca. Asimismo, se considera que el declive de Cuicuilco se generó entre 100 a.C.-1 d.C., y aunque hubo una ligera recuperación durante 1-150 d.C., la presencia de deidades del fuego, y ceniza volcánica en los pisos, sugiere fuerte actividad volcánica en la cuenca de México.
Si la enorme pirámide de Cuicuilco es expresión de este incremento, entonces ello significa que este nivel de desarrollo se alcanzó entre 800-600 a.C., ya que es la fecha en que se construyó. En caso de ser cierto, el carácter protourbano, característico de este nivel, podría haberse extendido, también, por el Preclásico Tardío hasta el debilitamiento de Cuicuilco entre 100 a.C. y 1 d.C. En este momento comenzó el desarrollo de Teotihuacan.
La famosa “pirámide”, la primera pirámide de piedra de México, suele datarse de alrededor del año 500 a.C. La base del monumento es una plataforma circular de alrededor de 122 metros de diámetro, que contiene una rampa que una vez llevó al altar en la cúspide a 27 metros de altura sobre el nivel del suelo. Fue construida de roca bastas y revestida con una cobertura de arcilla. Curiosamente, el término “pirámide” aplicado a esta estructura resulta particularmente inadecuado, ya que desde el punto de vista geométrico no se trata en modo alguno de una pirámide, pues su forma es cónica.
Se presenta como una pirámide troncocónica de planta circular de grandes dimensiones, formada por cuatro conos truncados superpuestos y unidos mediante escaleras y rampas. Su fachada principal está orientada hacia el este, con templos y galerías que soportan extraordinarias columnas de piedra aglomerada.
Este edificio fue construido con piedra sin labrar de 30 Kg. y rellenado los espacios con tierra, con lo cual se formó un núcleo muy compacto en cada una de las cuatro etapas constructivas, que concluyó con un altar en la parte superior central de la pirámide. A su plataforma superior, donde había un altar, se llegaba por una rampa situada al oriente, que sorprendentemente estaba orientada hacia el equinoccio, para constituir un reloj cósmico de gran precisión, lo que evidencia al nivel científico de los constructores.
Los arqueólogos prefieren olvidarse de Cuicuilco, la gran mole circular que surge del medio de un antiquísimo campo de lava al sur de la Ciudad de Mejico. Las ruinas, según algunos, constituyen “una bofetada en la cara de la historia”. Aún hoy en día, muchos académicos asisten tácitamente a la destrucción del monumento, que se encuentra rodeado de un número cada vez mayor de centros comerciales, viaductos, polígonos industriales y unidades de vivienda. La contaminación atmosférica – uno de los males más grandes que enfrenta la ciudad de México – junto con la amenaza de la “lluvia ácida”, seguramente acabarán con esta “oveja negra”, estorbo a la arqueología, si no llegan a tomarse medidas.
No obstante, todos los expertos están de acuerdo en que Cuicuilco es la estructura más vieja en el valle del Anahuac, que aloja a la moderna Ciudad de Méjico, y es la primera construcción monumental en el continente americano. Aunque la información oficial indica que las estructuras de Cuicuilco no datan mas allá del 600 a.C., los textos revisionistas alegan que la pirámide fue construida hace unos 8.000 o 10.000 años, haciéndola casi tan viejas como el “hombre de Tepexpan”, el morador prehistórico más antiguo en Mesoamérica, cuyos restos fueron hallados junto con los de un mamut.
Cuicuilco mide 17 metros de alto y cuenta con un diámetro de 115 metros; una variedad de rampas ofrecen acceso a su nivel más alto, que alojó en su tiempo un templo con la estatua de Huehueteotl – el “dios viejo del fuego”, la primera deidad adorada en las Américas. La majestuosa pirámide circular se encuentra rodeada de estructuras pequeñas y edificios rectangulares con pisos bien terminados que pudieron haber sido casas.
Vista desde la carretera, o desde la posición ventajosa ofrecida por el centro comercial Perisur, el visitante puede creer que está viendo una fortificación del tipo construido por los celtas.
De acuerdo con el historiador Stuart J. Fiedel, entre 5.000 y 10.000 habitantes ocuparon Cuicuilco durante el Primer Periodo Intermedio 2 (650 – 300 A.C.) y que la región aledaña contaba con unos 75.000 habitantes.
Es un hecho que Cuicuilco llegó a su fin con la erupción del volcán Xitle, que derramó un torrente de lava que destruyó primero la cercana localidad de Copilco, y luego engulló a la misma Cuicuilco, dejando un extenso campo conocido como “El Pedregal”. Al parecer, los habitantes del lugar pudieron huir antes de que ocurriera el desastre. El campo de lava del Pedregal es considerado un típico flujo de lava de finales del período pleistoceno, que concluyó hace aproximadamente 10.000 años. Uno de los lados de la pirámide se halla cubierto por el campo de lava, lo que indica sin lugar a dudas que su construcción precedió a la erupción.
La primera excavación exhaustiva del lugar fue realizada en 1922 por un equipo de la Universidad de Arizona, dirigido por el Dr. Byron Cummings. A partir de los datos obtenidos en el lugar, el Dr. Cummings estimó que el flujo de lava ocasionado por la erupción del Xitle se había producido entre el año 6550 y el 28050 a.C.
Existen otros detalles inquietantes. El médico español Hernández, enviado a México por Felipe II, relató a su soberano el descubrimiento en el lugar de esqueletos de grandes bestias, y de hombres de 5 metros de altura. Los habitantes del lugar creían que la estructura había sido construida por gigantes.
¿Cómo es posible que una pirámide construida en el año 600 a.C. haya sido parcialmente cubierta por un flujo de lava ocurrido varios milenios antes? La más elemental lógica indica que la construcción del monumento debió preceder al evento que ocasionó su destrucción y abandono, y no al revés. Incapaz de resolver esta paradoja de acuerdo al dogma establecido de la historia de Mesoamérica, la arqueología oficial ha resuelto ignorarla.
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