Muralla urbana de Ciudad Rodrigo
Ciudad Rodrigo consta de dos líneas de murallas que forman un cinturón de forma ovalada alrededor de la ciudad. Tienen una longitud de 2.200 metros, y están flanqueadas por cinco torreones.
Conserva siete de las ocho puertas que tuvo, de las cuales destacan la de Santiago y la del Sol. Aunque todavía quedan restos de la primitiva muralla del siglo XII, lo cierto es que lo que podemos ver en la actualidad es casi todo del siglo XVIII, siglo en que fue reformada.
La muralla urbana de Ciudad Rodrigo se encuentra en la ciudad amurallada más importante de la provincia de Salamanca, Ciudad Rodrigo, a 30 kilómetros de la frontera con Portugal, dominando el fluir del río Águeda y defendiendo la entrada del puente sobre el río.
En el siglo XII Fernando II rodeó Ciudad Rodrigo con una gran muralla realizada por el maestro gallego Juan de Cabrera. A finales del siglo XV se construyó una segunda muralla con amplias torres circulares para acoger al antiguo recinto, y una fosa y contrafosa rodeando la ciudad.
El 7 de junio de 1810, durante la guerra de Independencia, la ciudad fue cercada por el ejército francés. En ella se refugiaron 6.000 hombres que, después de resistir a las tropas francesas con heroísmo, tuvieron que capitular el 10 de julio de 1810 ante los 50.000 hombres del mariscal Massena.
La mayor parte de la muralla está construida con cal y canto.
Se encuentra en estado de ruina consolidada, habiendo sido restaurada parcialmente. La muralla mirobrigense ha sido destruida y reconstruida en muchas ocasiones, la última durante los ataques de las tropas de Napoleón primero y de Wellington después. De estos ataques quedan muestras en la Catedral y en la parte de la muralla cercana a ésta.
La muralla urbana de Ciudad Rodrigo tiene una particularidad que la hace única en España, puede ser recorrida totalmente en un agradable paseo de aproximadamente media hora de duración. En este paseo se pueden ver algunos de los más importantes monumentos mirobrigenses, como la Catedral o el Castillo de Enrique II de Trastámara, y los hermosísimos paisajes naturales que rodean la ciudad, como el río Águeda o la Sierra de Francia.
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