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Murallas de Hamadán

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Hamadán o Hamedan (en persa: همدان ) es una ciudad en el oeste de Irán, localizada aproximadamente a 400 km al sudoeste de Teherán. Es la capital de la provincia de Hamadán. Su población se estima en 550.284 habitantes (2005), y su altura es de 1.850 m sobre el nivel del mar.

Se cree que Hamadán es una de las ciudades más antiguas del mundo, y la de mayor antigüedad de Irán. Algunos historiadores apuntan al III milenio a. C. como el momento de su construcción, y de acuerdo con las crónicas asirias, data de al menos el siglo XII a. C.hamadan1

Durante la primera mitad del siglo VI a. C. fue la capital del rey Astiages de Media, según los historiadores griegos, hasta que Ciro II, rey de los persas, la conquistó en el año 549 a. C. (el sexto año del reinado de Nabónido en Babilonia). Su antiguo nombre persa fue Ecbatana (Hañgmatana en persa antiguo, Agbatana según Esquilo, Agamatanu en la Inscripción de Behistún, y escrito como Aga’mtanu por Nabónido).

Es el lugar de nacimiento de Shirin Ebadi, ganadora del Premio Nobel de la Paz de 2003. También es el lugar donde se ubica la tumba de Avicena.

A mediados del Siglo VII los árabes se adueñaron de Ecbatana, a la que llamaron Hamadán, relegándola a capital de provincia hasta que los sultanes selyucíes la elevaron a capital, ya en el Siglo XII Ecbatana fue invadida por todas las avalanchas asiáticas, mongolas o turcas, debido a lo cual decae notablemente.

Su fama medieval gira alrededor de sus hijos o vecinos Avicena que en él muere y es sepultado y los poetas árabes Al-Hamadani y Bábá Táhir, hijo del célebre `Limar Jayyám.

Arqueología

León de Hamadánhamadan2

La ciudad era más rica y más bella que todas las otras ciudades en el mundo, a pesar de que no tenía ninguna muralla de la ciudad, la ciudadela tuvo impresionantes fortificaciones. Esto confirma las palabras de los medos que eran “de Herodoto a vivir alrededor del ‘muro, pero Polibio ofrece las dimensiones más plausible: la circunferencia de la ciudadela fue de 1.300 metros.

También afirma que los constructores utilizaron cedro y madera de ciprés, que fue cubierto con oro y plata. Las tejas, columnas y techos fueron enchapados en plata y oro.

La ciudad tiene un enorme y pintoresco bazar, además de numerosos monumentos, como la tumba del médico y filósofo persa Avicena (980 – 1037) y el Mausoleo de los personajes bíblicos Esther y su primo y protector Mardoqueo.

Un monumento final es el famoso “león de Hamadan”. Se ha argumentado que esta antigua estatua pertenece al monumento funerario de Hefestión.

La campaña contra los medos concluyó con la aplastante victoria de los ejércitos caldeos. Arfaxad había fortificado Ecbatana, su capital, con unas impresionantes murallas de enormes piedras talladas. Treinta y cinco metros de alto y veinticinco de espesor cuentan que medían; dimensiones desmesuradas que inducen al escepticismo, máxime conociendo la afición hiperbólica de las crónicas míticas. Pero por más excavacihamadan3ones arqueológicas que se hagan nos quedaremos con las dudas, porque Nabucodonosor puso especial empeño en arrasar la ciudad y no dejar el mínimo vestigio de la antaño orgullosa ciudad (5). Arxafad, poco antes de la derrota, huyó con sus más leales cortesanos hacia las cercanas montañas, pero antes de alcanzar refugio, Nabucodonosor y los suyos los alcanzaron en un pequeño valle.

Hamadán actual

Según algunas citas:

 En La Biblia – Judit 1:

1 Cuando Nabucodonosor estaba en el año doce de su reinado sobre los asirios en Nínive, su capital,a Arfaxad era rey de los medos en Ecbatana.b 2 Este fue quien construyó una muralla de piedras labradas alrededor de Ecbatana. Cada piedra tenía un metro y treinta y cinco centímetros de ancho por dos metros y sesenta centímetros de largo; la altura de la muralla era de treinta y un metros y medio, y de veintidós metros y medio el espesor. 3 En las puertas de la ciudad construyó torres que medían cuarenta y cinco metros de altura, sobre bases de veintisiete metros de ancho. 4 Las puertas mismas las hizo de treinta y un metros y medio de altura por dieciocho metros de anchura, para que su poderoso ejército pudiera desfilar con su infantería en formación.c ……….

En la Historia del Arte:

Los Estados marítimos de la Grecia asiática fueron satrapías persas; hasta la misma Fenicia, donde la dominación de Nínive no se hizo nunca efectiva, transmitió a Persia, en tiempos de Darío, su soberanía marítima, y por primera vez los ejércitos asiáticos atravesaron los pasos del mar que separaban Asia de Europa.

Las dos primeras capitales del nuevo Imperio fueron Ecbatana y Pasargada, dos urbes que acreditaban ya una larga historia. Ecbatana, por ejemplo, era la primitiva residencia de los reyes medos, y era natural que Ciro y sus sucesores tuvieran empeño en restaurar y habitar la misma capital de sus antiguos aliados, que habían constituido un estado poderoso y de prestigio. Por lo que no es raro que Ciro quisiera establecer la capitalidad del reino en una ciudad que él creía a la altura de sus pretensiones como soberano de un gran estado. Herodoto, que conoció la antigua ciudad de Ecbatana sólo por referencias, hizo de ella una fantástica descripción que ha quedado legendaria en los anales de la historia; en dicho relato insiste sobre sus siete reductos de murallas de distintos colores y aventura las dimensiones de cada uno.

Otros:

Desde las montañas cercanas, Ecbatana se presentó ante los ojos de los romanos como una aparición mítica, semejante a un primoroso bajorrelieve tallado sobre las laderas de verdes colinas por las hábiles y poderosas manos del mismo Vulcano, dios de los artesanos y constructores. Bien protegida por todas partes por las escarpadas montañas de cumbres nevadas resplandecientes bajo el sol como ópalos y topacios sobre el cielo de zafiro, aquella residencia de verano de los soberanos medos, persas y posteriormente también partos carecía de murallas salvo el palacio real, situado en la parte más alta de la ciudadela, rodeada por siete reductos de muros de diferentes colores: blanco, negro, rojo, azul, púrpura, plata y oro.

Más tarde, edificó en aquel mismo sitio un gran palacio con siete reductos de muros que mandó a pintar de distintos colores que simbolizaban el Sol, la Luna y los cinco planetas. Según Herodoto, Deyoces hizo levantar esas murallas por su propia seguridad y como protección de su residencia y ordenó a todos sus súbditos establecerse en los alrededores de la fortaleza. Así nació la ciudad que recibió el nombre de “lugar de reunión” porque todos los monarcas, desde Deyoces hasta Astiages, el último rey de Media derrocado por Ciro el Grande.

Historias – Libro I: CLÍO:hamadan4

Al punto mismo trataron de la persona que elegirían por monarca, y no oyéndose otro nombre que el de Deioces, á quien todos proponían y elogiaban, quedó nombrado rey por aclamación del congreso. Entonces mandó se le edificase un palacio digno de la majestad del imperio, y se le diesen guardias para la custodia de su persona. Así lo hicieron los Medos, fabricando un palacio grande y fortificado en el sitio que él señaló, y dejando á su arbitrio la elección de los guardias entre todos sus nuevos vasallos. Después que se vio con el mando los precisó á que fabricasen una ciudad, y que fortificándola y adornándola bien, se pasasen á vivir en ella, cuidando menos de los otros pueblos: obedeciéndole también en esto, construyeron los Medos unas murallas espaciosas y fuertes, que ahora se llaman Ecbatana , tiradas todas circularmente y de manera que comprenden un cerco dentro de otro. Toda la plaza está ideada de suerte que un cerco no se levanta más que el otro, sino lo que sobresalen las almenas. A la perfección de esta fábrica contribuyó no solo la naturaleza del sitio, que viene á ser una colina redonda, sino más todavía el arte con que está dispuesta, porque siendo siete los cercos, en el recinto del último se halla colocado el palacio y el tesoro. La muralla exterior, que por consiguiente es la más grande, viene á tener el mismo circuito que los muros de Atenas . Las almenas del primer cerco son blancas, las del segundo negras, las del tercero rojas, las del cuarto azules y las del quinto amarillas, de suerte que todas ellas se ven resplandecer con estos diferentes colores; pero los dos últimos cercos muestran sus almenas el uno plateadas y el otro doradas.

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