Muro de las Lamentaciones
El Muro de las Lamentaciones (en hebreo, הַכֹּתֶל הַמַעֲרָבִי, Hakótel Hama’araví, abreviado Kotel) es uno de los sitios más sagrados del judaísmo, vestigio del Templo de Jerusalén. Su nombre en hebreo significa simplemente “muro occidental”. Data de finales del período del Segundo Templo, hasta hace poco se creía que fue construido cerca del 19 A.C. por Herodes el Grande, según hallazgos en excavaciones recientes se cree que fue construido décadas más tarde por su bisnieto, Agripa II. Es uno de los cuatro muros de contención alrededor del Monte Moriá, erigidos para ampliar la explanada sobre la cual fueron edificados el Primer y el Segundo Templo de Jerusalén, formando lo que hoy se conoce como la Explanada de las Mezquitas por la tradición musulmana o Explanada del Templo por la tradición judeocristiana. El nombre Muro Occidental se refiere no solamente a la pequeña sección de 60 metros de longitud expuesta en el Barrio Judío, sino a toda la pared de 488 metros, en su mayoría tapada por los edificios del Barrio Musulmán.
El Primer Templo, Templo de Salomón, fue construido en el siglo X a. C., y destruido por los babilonios en el 587 a. C. El Segundo Templo, en tanto, fue reconstruido por los líderes Zorobabel, Esdras y Nehemías en el año 536 a.C. a la vuelta del Exilio de Babilonia, y vuelto a destruir por los romanos en el año 70 de nuestra era, durante la Gran Revuelta Judía. De tal modo, cada templo se mantuvo en pie por unos 400 años.
De acuerdo con la historia, cuando las legiones del emperador Vespasiano destruyeron el templo, sólo una parte del muro exterior quedó en pie. El entonces general Tito dejó este muro para que los judíos tuvieran el amargo recuerdo de que Roma había vencido a Judea (de ahí el nombre de Muro de las Lamentaciones). Los judíos, sin embargo, lo atribuyeron a una promesa hecha por Dios, según la cual siempre quedaría en pie al menos una parte del sagrado templo como símbolo de su alianza perpetua con el pueblo judío. Los judíos han rezado frente a este muro durante los últimos dos mil años, creyendo que este es el lugar accesible más sagrado de la Tierra, ya que no pueden acceder al interior de la Explanada de las Mezquitas, que sería el más sagrado de todos. En todo caso, las oraciones hebraicas frente al muro no se limitan a las lamentaciones. Se lee el libro de los Salmos y se realizan ceremonias de Bar Mitzva. Alabanzas y peticiones (orales y escritas) son comunes y continuas.
Comúnmente frente a él se lamenta la destrucción de la ciudad y la dispersión del pueblo hebreo, siendo el viernes un día de especial intensidad. La tradición de introducir un pequeño papel con una plegaria entre las rendijas del muro tiene varios siglos de antigüedad. Entre los rezos de los judíos se incluyen las fervientes súplicas a Dios para que vuelva a la tierra de Israel, el retorno de todos los exiliados judíos, la reconstrucción del templo (el tercero), y la llegada de la era mesiánica con la venida del mesías judío.
El Muro de las Lamentaciones es sagrado para los judíos debido a que es una de las pocas partes que quedaron en pie luego que los romanos destruyeran el Templo de Jerusalén. El Muro Oriental y el Muro Sur también sobrevivieron parcialmente el embiste romano, pero el Muro Occidental está más cercano al Sancto Sanctorum o Santo Santuario (1Reyes 8:6-8), el sector más sagrado del Templo al que solamente podía acceder el Sumo Sacerdote una vez al año. A diferencia del Muro Oriental y el Muro Sur, el Muro Occidental se convirtió en el lugar tradicional de oración.
Conservándose sólo el muro situado entre las dos escalinatas de subida al templo y delante a la plaza del muro actual. Mide 4 m. y algunas de sus piedras llegan a pesar 628 toneladas.
• Está compuesto de gigantescos sillares de hasta 1,80 m de alto y 11 m de largo.
• Once hiladas están cubiertas por las ruinas, catorce aún son visibles
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