Muro de Río de Janeiro
01.04.2009. Las autoridades de Río de Janeiro han empezado a construir muros en torno a muchos de los barrios marginales de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, en lo que dicen, es un intento de proteger la selva tropical que las rodea.
Los trabajos han comenzado en la favela de Morro Dona Marta, ocupada desde noviembre por la policía para controlar el delito y la violencia entre bandas rivales de narcotraficantes.
El Gobierno de Brasil afirma que el muro “de la discordia” se levanta para proteger lo que queda del bosque nativo, pero grupos humanitarios temen que pueda ser visto como un elemento discriminatorio para simbolizar las profundas divisiones entre ricos y pobres en Brasil.
“No hay discriminación. Por el contrario, estamos construyendo casas para ellos en otros sitios y mejorando sus vidas”, ha dicho Tania Lazzoli, portavoz de la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado.
A fin de año, el Gobierno del Estado de Río de Janeiro quiere construir 11 kilómetros de muros que contengan 19 comunidades. Gastará 17,6 millones de dólares y tendrá que reubicar 550 casas.
El presidente del departamento de obras públicas de Río, Icaro Moreno, ha dicho que cada año se pierde una exuberante vegetación de bosques, uno de los principales destinos turísticos del país, y se tenía que hacer algo.
“Ya hemos visto una gran cantidad de daños al medio ambiente y, francamente, muchas de estas casas se han construido en alto riesgo de zonas inundables, por lo que los residentes se beneficiarán también.”
Durante la temporada de lluvias muchas casas precarias y primitivas levantadas en barrancos o en colinas son arrastradas por inundaciones.
Miles de favelas surgieron en todo Río de Janeiro y otras grandes ciudades en las últimas décadas, porque millones de inmigrantes empobrecidos llegan del interior del país en busca de empleos que muchas veces no encuentran.
Conocido por las impresionantes vistas de sus costas accidentadas y playas doradas, Río de Janeiro atrae a millones de turistas todos los años, muchos de los cuales llegan para disfrutar de sus famosos carnavales.
Las favelas son escenarios constantes de enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes y policías, forzando, entre otras cosas, a comercios y barrios enteros a cerrarse.
El gobierno del estado de Río de Janeiro construye desde principios de este año varios muros alrededor de algunas de las favelas o barrios pobres que crecen en los morros y montañas de la ciudad. En total, 13 favelas serían rodeadas de hormigón y concreto, para un total de 14 kilómetros de longitud. Su altura va de los 80 centímetros a los 3 metros.
El objetivo es evitar que las construcciones precarias que caracterizan esas comunidades destruyan la vegetación que las circunda, que en Brasil se conoce como el Bosque Atlántico, típico de esa región y que según portavoces oficiales habría perdido más del 90% de su superficie. La reserva de Rio de Janeiro se llama parque Tijuca, considerado una de las mayores reservas naturales urbanas del mundo.
En el barrio de Santa Marta ya se han levantado más de 600 metros de muralla, mientras que en Rocinha -de más de 200.000 habitantes- el gobierno acordó con los vecinos limitar la pared a las zonas con peligro de deslizamiento. El resto se compondrá de senderos ecológicos y parques.
Algunos críticos consideran que los muros de Río buscan separar las zonas empobrecidas de las de mayores recursos, ubicadas entre las favelas y el mar. O servir de contención para los traficantes.
Una investigación divulgada por el IPP en enero de 2009 afirma que Río de Janeiro ostenta 968 favelas, 218 más que en 2004, que ocupan tres millones de metros cuadrados más que en del área territorial que ocupaban en 1999. Según el IPP, las favelas pasaron a ocupar el 3,7 por ciento del territorio municipal.
La medida más polémica del gobierno estatal conjuntamente con la prefectura fue el inicio de la construcción, en marzo de 2009, de un muro de cemento de casi 650 metros de extensión por tres de altura en la favela situada en el Morro Dona Marta, en Botafogo, en la Zona Sur. Una nota oficial del gobernador Sérgio Cabral señaló: “Estamos invirtiendo en el orden público, enfrentando el tráfico de drogas e imponiendo límites al crecimiento desordenado”. El programa también incluiría a Rocinha y otras favelas de la Zona Sur.
Dona Marta es la primera de las 11 favelas ubicabas en las áreas nobles de Río. Antes de que termine este año serán cercadas por un total de 11 kilómetros de muro. La iniciativa ha partido, con gran sigilo, del Gobierno del Estado de Río, que oficiosamente actúa en connivencia con la alcaldía de la ciudad. No es la primera vez que las autoridades intentan llevar a cabo una medida que siempre ha sido objeto de gran polémica para la opinión pública brasileña, mayoritariamente en contra de recurrir al hormigón para resolver el problema del crecimiento de las favelas. En otras ocasiones, los políticos esgrimieron el argumento de la seguridad pública para justificar la drástica medida, pero nunca consiguieron el apoyo popular. Esta vez han optado por rebautizar el muro como “ecolímite” para poner el énfasis en los aspectos más medioambientales y campestres del proyecto.
En la zona alta de la favela se construye desde hace dos meses un muro que inicialmente pasó inadvertido para la prensa. El paredón, que se abre paso en medio de la vegetación a unos cincuenta metros de las últimas chabolas de la comunidad, es de aspecto penitenciario y llega a tener en algunos tramos hasta cinco metros de altura. Entre 30 y 40 hombres acarrean, cubo a cubo, el hormigón armado con el que se está irguiendo el cerco, que avanza lento y que ya ha alcanzado una longitud de 60 metros. “Esto no hay quien lo eche abajo”, comenta, ufano, el maestro de obra, refiriéndose a los materiales que se están usando: hierro, ladrillos de gran porte y hormigón armado.
Según se afirma desde EMOP, la empresa pública encargada de las obras, la única finalidad del muro es frenar la deforestación de los bosques atlánticos que antaño cubrían como un manto los cerros cariocas y que con el crecimiento de las favelas están en peligro de desaparición. Lo que nadie ha explicado aún es por qué hasta ahora sólo se ha proyectado el levantamiento de muros en las favelas ubicadas en los barrios de São Conrado, Gávea, Leblon, Ipanema, Copacabana, Leme, Urca y Botafogo. Es decir, los barrios de Río clasificados como “nobles” por las agencias inmobiliarias. Nada se ha dicho aún sobre la puesta en marcha de medidas similares en la zona norte u oeste de la ciudad, mucho más deprimidas y donde también hay favelas rodeadas de vegetación protegida.
Favela Rocinha.
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