OAO-2
El OAO-2 fue lanzado el 7 de diciembre de 1968, llevando 11 telescopios ultravioletas. Realizó observaciones con éxito hasta enero de 1973 y realizó bastantes descubrimientos científicos, entre los que cabe destacar que los cometas están rodeados por enormes halos de hidrógeno de varios miles de kilómetros, así como interesantes observaciones de novas en luz ultravioleta.
Básicamente era un satélite de dos toneladas que fue bautizado como con el nombre de “Stargazer” una vez en el espacio.
Estrictamente hablando, el OAO contaba con varios telescopios distintos, aunque el instrumento estrella estaba formado por cuatro telescopios de 30,48 centímetros de diámetro, cada uno de ellos conectados a una cámara de televisión especial para poder estudiar el espectro ultravioleta, una de las regiones prohibidas para la astronomía terrestre.
Para entonces, la NASA decidió lanzar primero el OAO-A2, en vez del OAO-B, dado que llevaba un instrumental que en parte se asemejaba al de su desgraciado antecesor. El llamado en órbita OAO-2 despegó el 7 de diciembre de 1968, esta vez a bordo de un cohete Atlas SLV3C Centaur-D, y obtuvo un éxito resonante. Pesó 1.995,8 Kg al despegue (el satélite no tripulado más pesado de la NASA hasta ese momento) y quedó situado en una órbita circular de unos 750 Km, donde recibió el nombre de Stargazer. Dedicado plenamente a la astronomía ultravioleta y equipado con 11 telescopios, funcionó con normalidad durante 16 meses, período durante el cual obtuvo más de 8.500 imágenes del cielo, aproximadamente una décima parte de la bóveda celeste. Los astrónomos pudieron hacer mediciones de unas 5.000 estrellas, así como de cometas (Bennett, Tago-Sato-Kosaka) y de la luz zodiacal. También se empleó para mirar hacia algunos planetas, como Marte y Júpiter, lo que permitió medir la composición de la atmósfera marciana y su presión, así como la de Júpiter. Especialmente interesante fue la observación como primicia de la nebulosa del Cangrejo, en el ultravioleta, de estrellas variables, novas, etc. El OAO-2 fue apagado el 13 de febrero de 1973, cuando falló el sistema de energía de los instrumentos.
Por primera vez la Humanidad conseguía levantar el velo de la atmósfera y ante nosotros se nos presentaba un Universo como nunca antes nadie, literalmente, lo había visto. Desgraciadamente, la resolución del OAO no permitía obtener imágenes espectaculares, pero sí nos enseñó que el cielo en ultravioleta era muy diferente del que se podía ver desde la Tierra.
En los años siguientes se siguieron lanzando telescopios espaciales para observar distintas regiones del espectro hasta llegar finalmente en 1990 al telescopio espacial Hubble. El Hubble no fue, como hemos visto, el primer telescopio en órbita, pero su gran espejo primario de 2,4 metros lo convirtió en el primer gran observatorio espacial. Después del mismo aparecieron otros grandes observatorios que cambiaron para siempre a la astronomía.
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