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Qanat

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Qanat

Un qanat es una infraestructura (de tipo minero) para la captación de una capa de agua subterránea y la abducción de agua hacia el exterior. Un qanat consiste en un conjunto de pozos verticales (de acceso y aireación) conectados a una galería de drenaje ligeramente inclinada para llevar agua a las cisternas o una exsurgencia. Para las poblaciones de las regiones áridas o semiáridas, un qanat constituye una fuente constante y estable de agua, independientemente de la estación, y permite, por ejemplo, la irrigación de cultivos agrícolas.

La técnica de los qanat se desarrolló en Persia en el I milenio a. C., y se extendió lentamente hacia el este y el oeste. Se encuentran qanat en el norte de África (Marruecos, Argelia, Libia), Oriente Medio (Irán), y al oeste de Afganistán, hasta la India y China. Históricamente, la mayoría de las poblaciones de Irán y otras regiones áridas de Asia y del norte de África dependían del agua suministrada por los qanats; las zonas posibles para nuevos asentamientos correspondían a los lugares donde era posible la construcción de qanats. La técnica y el nombre de qanat también se utilizaron en Sicilia, exclusivamente en Palermo, probablemente bajo la influencia de la ocupación árabe.

El qanat surgió hacia el 1000 a. C., probablemente en la antigua Persia, aunque también se ha señalado que podría ser originario de la península de Omán o del noreste de la meseta de Irán. De cualquier modo, los persas, cuya economía estaba íntimamente ligada al qanat, expandieron la nueva tecnología junto con sus conquistas, desde los oasis de Egipto hasta Bactriana.

Con la Ruta de la Seda el qanat echó raíces en Turpan (Turquestán Oriental), llegando finalmente a China. Bajo la dominación romana, se llevaron a cabo amplios proyectos de construcción en Siria y Egipto; a su vez han sido hallados restos hasta en áreas más alejadas, como Lyon o Luxemburgo. La conquista musulmana llevó al qanat a Sicilia y Andalucía, de donde pasó a la América Hispánica.

Actualmente, y a pesar de la existencia de nuevas técnicas, sigue siendo un importante método de irrigación. En Irán, hay alrededor de 20.000 activos. El mayor y más antiguo, situado en la ciudad de Gonabad, provee agua a 40.000 personas.

Existen también algunos en España, especialmente en el Sudeste peninsular y en Canarias, por ejemplo los situados en los municipios de Crevillent, en la provincia de Alicante, o en Puerto Lumbreras en la Región de Murcia, fronterizo con la Comunidad Autónoma de Andalucía, en otras zonas los podemos encontrar en Zamora, como el de Fuentelapeña del siglo IX y descubierto en diciembre de 2006, o los famosos viajes de agua que abastecían Madrid.

La civilización de Persia fue una de las más florecientes hace miles de años y además del arte nos heredaron una cultura y técnicas para mejorar las ciudades dignas de admirar.

Gran parte de sus avances se debía a su excelente gestión del agua, tanto en las ciudades como en el campo, sobre todo teniendo en cuenta que su imperio se extendía por climas semidesérticos, desérticos y áridos expuesto a la sequía y a las altas temperaturas.

Uno de sus mejores inventos, junto con los pozos de hielo, fueron los qanat, una infraestructura subterránea capaz de recoger y canalizar el agua de lluvia de los acuíferos y valles para transportarla hasta las ciudades y regadíos.

Descubriremos cómo funcionaba este curioso sistema, hoy nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La técnica de los qanats se desarrolló en Persia en el milenio I a.C, extendiéndose lentamente por su eficacia hacia otros países áridos, tales como Marruecos, Argelia, Libia, Oriente Medio y la zona oeste de Afganistán.

En primer lugar, se excavaba un pozo madre o principal en una colina, hasta encontrar un acuífero subterráneo. Luego, se construye un túnel, casi horizontal, desde el pie de la colina hasta la fuente de agua.

El túnel posee una canalización y cierta inclinación para poder transportar el agua hasta el lugar deseado. Cuanto más largo sea el qanat, menor tendría que ser su declive.

Aparte del pozo madre, otros pozos verticales serían construidos a lo largo del qanat. Estos aseguraban la ventilación del agua, control, racionamiento y vía de evacuación de la tierra generada al vaciar el túnel.

En el interior del qanat también había zonas de reposo para los trabajadores, depósitos de agua y molinos hidráulicos durante su recorrido.

Al final del qanat había un edificio que gestionaba el agua obtenida, donde los habitantes podían dirigirse también para hacer sus propias canalizaciones privadas.

Al ser agua filtrada por la tierra, el caudal era potable y limpio, por lo que resultaba ideal tanto para consumo como para el riego.

 

 

 

El gobierno persa estaba obligado a construir los qanat, que transportaban el agua desde la montaña hasta la ciudad, así como sus extensiones para los baños y cisternas públicas. La gente acaudalada podía realizar una extensión hacia sus tierras con su propio dinero.

Este milenario sistema de gestión del agua aún sigue en funcionamiento y permite un reparto equitativo del agua en toda la zona. No nos queda más que admirar el gran ingenio de esta poderosa civilización.

Gracias a su profundidad, el qanat recogía el agua de los acuíferos y evitaba su evaporación durante el transporte. También podían instalarse diferentes represas para retener su flujo o acumular cierto caudal.

Las cisternas públicas, llamadas ab anbar eran otra maravilla de la ingeniería, ya que contaban con un sistema de captura de aire para mantener el agua fría, todo un detalle en el desierto.

 

 

 

 

 

 

Pozo vertical de un qanat.

Final de un qanat. División del agua en acequias.

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