Sillustani – Puno
Subcategoría: Necrópolis.
Sillustani es una enigmática necrópolis construida sobre un misterioso y singular paisaje natural. Su visión impacta al visitante que tiene la sensibilidad de percibir todo aquello que escapa a la experiencia cotidiana. El lugar semeja una pequeña península rodeada por una laguna de aguas azules y cristalinas llamada Umayo (Perú). Está tan perfectamente armonizado todo el entorno que sin duda es un lugar fuera de lo común. Quienes lo planearon y construyeron sabían que desde allí era posible contactar con el Hanan Pacha (cielo). Así de increíble!!!
Según los estudiosos perteneció al pueblo Qolla y posteriormente fue influenciado por el Estado Inka durante su expansión en tiempos de Pachakuteq y Tupaq Yupanki, entre los siglos XII y XIV. Queda a menos de una hora de viaje desde la ciudad de Puno en dirección S-O y se sitúa dentro de la jurisdicción del distrito de Hatunqolla.
Sillustani es un grupo numeroso de tumbas (llamadas chullpas) o los restos de lo que alguna vez fueron. Las chullpas son inmensos monumentos cilíndricos hechos de piedra que alcanzan hasta 12 metros de altura; algunos de factura tan fina (período Inka) que constituyen maravillosas obras de arte y otras más rústicas hechas de piedra menuda y argamasa (período Qolla). Parecen “qeros” (vasos ceremoniales) gigantescos con pequeñas puertas de acceso ubicados en la parte inferior del monumento y con orientación al orto solar. Algunos poseen piezas líticas con animales tallados significando vínculos totémicos con algún dios familiar o comunal. También se puede apreciar algunas chullpas de forma cuadrada y más de una se quedó en proceso de construcción.
La forma de qero, tomado como icono andino, tal vez esté relacionada con el ritual de libaciones de bebidas, tan propios en las costumbres ancestrales de la reciprocidad andina.
También es importante mencionar que la forma parecida a la de un cono invertido o un cilindro expandido por la parte superior se debería al clima extremo de la zona donde el intemperismo o meteorismo es tan poderoso, que el único modo de aliviar la tremenda fricción de los elementos, es haciendo construcciones con ese diseño. Se nota en la mayoría de las piedras los efectos extremos del viento, la lluvia, el sol y las diferencias tan acentuadas en la temperatura durante el día que su acumulación en cientos de años ha dejado huellas inevitables de un gran desgaste.
Hay chullpas de todos los tamaños y dispuestos, aparentemente, en desorden. Sin embargo, una mirada más atenta nos llevó a “ordenar el caos”. Muchas de ellas muestran aspectos arqueoastronómicos que merecen ser destacados.
El lugar, como pudimos comprobar, tiene un magnetismo muy acentuado y cada chullpa o piedra masiva se comporta como un imán natural que distorsiona y “enloquece” a las brújulas. Manuel Quispe también dijo que en ciertas épocas del año y en ciertos lugares, las baterías de las cámaras fotográficas se descargan misteriosamente.
Superamos el problema haciendo mediciones desde cierta distancia pero sin perder la direccionalidad. Así, determinamos que hay pares o grupos de chullpas que alineadas apuntan con precisión al ORTO (salida) o al OCASO (puesta) del Sol en los Solsticios y en los Equinoccios. También hay alineamientos que señalan al Norte o al Sur, respectivamente; y otros que señalan en ocasiones específicas al Sol Cenit y al Sol Nadir.
Una pregunta intrigante surgió enseguida: ¿Por qué hicieron alineamientos astronómicos en una necrópolis? Hoy en día ya es fácil responder a esa pregunta pues los estudios realizados en todo el mundo nos brindan datos interesantes; así, intentaremos una explicación: Los difuntos de la clase noble o dirigente, que gozaban de grandes privilegios, tenían un destino preferencial en el más allá luego de su muerte. Sus almas o espíritus irían a reunirse con sus deidades y el mejor modo de hacerlas serían en las fechas astronómicas más importantes del año; esto es, en los Solsticios o Equinoccios. Por allí accederían a su encuentro con el Sol, el gran dios andino. No en vano cada chullpa tiene su puerta ceremonial orientada al Orto Solar; allí donde sale el Sol joven, renovado y dador de vida al planeta en cada día del año. Toda una lección de cosmología andina!!!
Para llegar a Sillustani, la gran necrópolis de la nación Kolla, se va por carretera saliendo de la ciudad de Puno, hacia el norte en dirección a Juliaca, se pasa por Paucarcolla en el Km 12, a orillas del Lago Titikaka, continuando por la carretera, en el Km 20 hay un desvío hacia la izquierda, que luego de pasar por campos de cultivo de antiguos Waru waru o camellones, construidos por los Pukara, se llega a Hatunkolla, otro pueblo que desde la época Pukara fue un centro ceremonial. Cerca de Sillustani, por un desvío a la derecha, está Patas donde hay un conjunto de Chullpas, torres o edificaciones de piedra donde se depositaban a los difuntos, construidas por los Kolla, desde antes y durante la ocupación Inka. De este lugar se aprecia la laguna de Umayo, la península de Sillustani y al medio la isla Intimoqo o de Umayo, con su enigmática y sugerente apariencia de una gran terraza que emerge a noventa metros por sobre la superficie de la laguna. Al llegar a la parte baja de Sillustani, luego de haber recorrido 34 Km desde Puno, se está en un sitio que fue considerado como sagrado por quienes poblaron el Altiplano desde hace más de tres mil años y cuyos vestigios se encuentran en el camino que nos conduce hacia los mausoleos, que se erigen en la cima de la península.
El nombre Sillustani estaría indicando que la península tiene la apariencia de una uña: Sillu. Siendo Umayu: agua salada; ambos en idioma Aymara.
En este sitio y toda el área del noroeste del lago Titikaka se desarrolló la cultura Pukara desde 1500 años antes de Cristo. Posteriormente llegó la influencia de Tiwanaku a partir del año 400 después de Cristo. Es a partir del año 1200 d.C. que se establecen los Kolla, de lengua Aymara, gobernados por el Kolla Kapac, de la dinastía Sapana. Se consideraban como surgidos del Lago Titikaka, a quien veneraban como lo hacen hasta la actualidad en el mes de diciembre en Paucarcolla y en febrero desde el cerro más alto junto a Hatuncolla.
Durante los conflictos entre Kollas y Lupacas (de Chucuito), gobernados por Sapana y Qari, respectivamente, es que son conquistados por los Inkas, gobernados por Pachacutek, aproximadamente en el año de 1445; continuándose el culto y veneración a los Mallku, o jefes fallecidos, con la construcción de mausoleos, innovando y perfeccionando el diseño y la técnica de tallado y pulido de la piedra. Convirtiendo a Sillustani en una necrópolis bastante compleja, por la variedad de monumentos y otros elementos de culto que allí se encuentran, los cuales fueron trabajados hasta el mismo momento de la llegada de los españoles; pero se continuó llevando ofrendas rituales. La profanación y el saqueo en busca de objetos valiosos, ha motivado su destrucción en parte.
En Sillustani, el sitio más sagrado de las cercanías del Lago, fueron sepultados los hombres más importantes de los Kolla. En los alrededores de la laguna se observan millares de tumbas de todo tipo y tamaño, donde fueron enterrados sus acompañantes y también quienes no eran tan importantes. Allí los actuales habitantes invocan a sus espíritus para que la pesca sea abundante, que no se alejen las lluvias y los alimentos no disminuyan.
Al llegar a Sillustani, antes del pequeño istmo denominado Sillustani Cunca, se tiene el sector donde residían los artesanos, agricultores y pastores, dedicados a esas tareas para el mantenimiento del centro sagrado. Actualmente se erige allí el Museo de Sitio y otras instalaciones de servicios.
Ingresando a la península se observa la escalinata de Waca Kancha, flanqueada por restos de la muralla de piedra que protegía el lugar. A los costados de esta escalinata, de 147 m, se tienen terrazas de labor agrícola y en la parte superior se hallan tres chullpas de tipo rústico del período Kolla, así como una roca que muestra un petroglifo de figura en espiral, cuyo significado es aún enigmático.
Los andenes, en un espacio de 8 hectáreas, sirvieron también para ubicar viviendas de tipo circular; habiéndose descubierto pequeños canales subterráneos, fogones de arcilla, instrumentos para la actividad textil y para la preparación de alimentos, así como restos de dichos alimentos, correspondiendo a peces como el karachi, roedores como el cuy y camélidos como llamas y alpacas.
En la parte baja de estos andenes se halló una roca tallada en forma humana, de sexo masculino y con los brazos hacia adelante y atrás, habiendo sido deteriorada su cabeza.
Siguiendo hacia el norte, por el este se llega al sector Qaracachi, donde destaca una piedra de 1.90 m, de color rojizo, de lados tallados, la que es considerada como sagrada, o huaca, cerca de ella se observa el acceso a una galería subterránea de un metro de altura y 0.80 m de ancho revestida con piedras. Más adelante, hacia el norte, se halla al descubierto la roca Qaracachi, de color rojizo, de 4.60 m de largo por 1.30 m de alto, observándose unos canales y hoyos que han sido tallados, posiblemente para ritos ceremoniales. En su cercanía hay otras cuatro piedras aisladas, que muestran desgaste y también son consideradas como huacas.
Retomando el camino hacia el norte se accede a un conjunto de chullpas circulares, pertenecientes al sector Qaracachi, las cuales están sobre un promontorio. Son de la época Kolla, construidas con piedras rústicas, barro y arcilla. En las inmediaciones hay numerosos enterramientos y lugares de ofrendas que están protegidos con piedras en su interior. Estos corresponderían a quienes debían acompañar al señor principal en su viaje a lo desconocido o podrían estar allí por pertenecer a su misma familia o linaje.
Continuando hacia el noroeste destacan dos chullpas blancas, son las Yurac Aya Wasi (la casa blanca del muerto), construidas durante la ocupación Inka, siendo la base y primera hilera con piedras que muestran el tallado característico. En una de ellas se encontró todavía el cadáver de un personaje importante y de 14 personas, hombres y mujeres, que habrían sido sacrificados para acompañar a su Señor. La otra chullpa está sobre una plataforma de piedra, que muestra unos petroglifos o gravados de posible significado ritual o simbólico relacionado con el Señor principal. Los orificios que se observan en el material de estuco de la cámara funeraria, han sido hechos por unos pájaros, yarakaka, para ubicar sus nidos.
Hacia el sur, a unos cuarenta metros, se destaca una construcción de perímetro cuadrado, realizada con grandes bloques de piedra tallada, que tiene sólo dos filas de estas piedras, llamado Ayawasi cuadrado; a su alrededor se encuentra gran cantidad de bloques semi trabajados, lo que denota la interrupción de la actividad con la llegada de los españoles. Su acceso o puerta en el lado este, está definida sobre un bloque de gran dimensión de más de 3 metros de longitud.
Dirigiéndonos hacia el oeste y luego hacia el sur se recorre el espacio denominado Samari Pampa, o pampa del descanso, allí se observan varios bloques de piedra tallados, con unas protuberancias que servían para facilitar su traslado, a los que se les llama Piedras cansadas; también se encuentran varias chullpas con técnica de construcción Inka y enterramientos de quienes tuvieron que acompañar a su Señor. Cerca de ellas y también más al sur se hallan las canteras de donde se extraían los bloques, notándose los cortes que se realizaron utilizando piedras y guijarros de mayor dureza. Siendo dicha área llamada Samari Pata. Continuando hacia el sur se incursiona en el sector Hatun Aya Wasi, espacio donde se hallan las chullpas de mayor tamaño y mejor elaboración, siendo además el espacio más importante por haberse encontrado allí vestigios de las ocupaciones de varios miles de años, desde la época de los cazadores, y posteriormente de la cultura Pukara y Tiwanaco, quienes habrían realizado aquí sus prácticas funerarias, dándole el significado de lugar sagrado.
Se inicia el recorrido por una chullpa cuadrada de grandes bloques, con 5.25 m de lado y la puerta hacia el este, iniciada su construcción y habiendo bloques de piedra que iban a ser utilizados. A 30 m más al sur se halla una chullpa circular, también en construcción, que tiene adosada la rampa o plano inclinado de piedras, por donde se trasladaban las piedras para su colocación en el mausoleo.
Más adelante se hallan dos grupos de tumbas, cuyos círculos de piedra sobresalen del suelo, así como siete Pucullos o chullpas rústicas de época Kolla. En sus inmediaciones destacan dos chullpas de tecnología Inka. Una de ellas quedó a medio construir, la otra habiendo sido concluida ha sufrido un deterioro en su sector norte, cayéndose algunos bloques hasta de la segunda hilera por debajo de la cornisa. Su altura total es de 8.60 m, siendo su diámetro en la planta de 5.50 m.
Interiormente la cámara funeraria es de tres niveles. De allí y hasta el extremo sur se hallan dos chullpas pequeñas de bloques labrados y un recinto rectangular de 9 m de largo con muros dobles. Al borde del acantilado se presenta otra chullpa de la época Inka, que tenía dos serpientes en relieve en la sexta hilera.
Llegando al acceso superior de la escalinata principal, se tienen cuatro chullpas rústicas de características Kolla, de sección circular de tamaño diverso, teniendo la más grande 4.50 m de diámetro. Una de ellas tiene su puerta orientada al sur, lo cual es muy extraño. Siendo la dirección de la llegada de los vientos fríos y del granizo, que deben ser conjurados en época de cultivos, quizá sea la tumba de un yatiri Kolla, cuyo espíritu tendría poder sobre los elementos de la naturaleza.
De allí, para dirigirse hacia la prominente Chullpa del Lagarto, se recorre hacia el norte por todo el flanco que da hacia el este, la orientación sagrada, la de la salida del Sol.
Se inicia el recorrido por una chullpa Kolla, de construcción rústica, continuando por un afloramiento o cantera de extracción de rocas y una chullpa circular que se quedó recién iniciada su construcción, estando allí los bloques destinados para ella. A 14 m, siguiendo al norte, se tiene una chullpa circular de bloques cuadrangulares, que en su quinta hilera hacia el lado oeste, el lugar del descanso, muestra la figura de una serpiente. Esta chullpa tiene la particularidad de que su cámara interior es de piedras labradas, su techo está conformado por piedras largas, y frente a la puerta de acceso hay un nicho trapezoidal con unos orificios a sus costados por donde pasarían unas cuerdas, para sujetar los fardos funerarios.
A continuación se hallan dos chullpas de base circular con solo dos filas de bloques cuadrangulares, teniendo hacia el oeste el inicio de un cerco rectangular de piedras toscas y pequeñas. En el exterior de su ángulo norte está una piedra tallada de cuenco rectangular con un orificio para la salida del agua. Dicha piedra es una Paqcha o pieza ceremonial para ritos de fertilidad.
Se llega finalmente a la Chullpa del Lagarto, la más importante de los Aya Wasi de Sillustani, de sección circular con 6.50 m de diámetro en la base y 7.20 m en la platabanda o cornisa. Llega a tener una altura total de 12.20 m. En ella se puede señalar como partes: el primer cuerpo, platabanda, segundo cuerpo y cúpula.
Para su construcción de ha trasladado una toba o roca volcánica de color blanco, desde una cantera distante a cinco kilómetros en el lado oeste de la laguna Umayo.
Estos bloques se complementan con otros grises, de andesita, obtenida en la misma península de Sillustani.
El elemento singular es la figura de una lagartija en alto relieve, ubicada en la sexta fila. El derrumbe que muestra habría ocurrido antes de la llegada de los hispanos, y la restauración fue interrumpida por la conquista española. Posteriormente se produciría el derrumbe de una parte de la cámara funeraria, deteriorada por el tiempo y las acciones de saqueo. En los últimos años se ha efectuado su consolidación y limpieza.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.