Valla contra los conejos
Valla contra los conejos
Los conejos, exógenos en un ecosistema carente de grandes depredadores que terminaran con su población, comenzaron a reproducirse sin control y su población se disparó. Esto derivó en un progresivo problema para los agricultores, sí, pero también para cientos de especies de plantas endógenas que se perdieron para siempre, además de diversos inconvenientes relacionados con la erosión del suelo. Y en un estado de progresiva desesperación, Australia decidió construir otra valla, algo más corta, en el oeste.
La verja (que se ampliaría) recorre la isla de norte a sur, y ha sido, en términos generales, bastante inservible. La población de conejos nunca fue del todo controlada y los pequeños roedores lograron colarse en el interior de las zonas ganaderas y de cultivo. Ya desesperados, en los cincuenta el gobierno comenzó a introducir virus que pudieran diezmar a los conejos, con más éxito. Hoy siguen siendo millones (llegaron a ser 600, ya son menos de 200).
Conejos bebiendo de un estanque en Australia, en 1938.
Ambos proyectos, en cualquier caso, surgieron de verjas protectoras de la ganadería desarrolladas a menor escala. La valla conejil suma 3.200 kilómetros, lo que depara casi 9.000 kilómetros verjados en Australia a consecuencia de la introducción descontrolada de especies exógenas. Es la historia que define al país y a su relación tortuosa con su entorno: una lucha cerril contra los designios de la Naturaleza. Y muy, muy australiana.
Este es Thomas Austin un ingles de Somerset que se fue a vivir a Australia en 1831. Contaba entonces con 16 años y mientras su vida prosperaba en las granjas, decidió apuntarse a una “Sociedad de aclimatación”. Hay que ponerse en la mentalidad de la época y pensar que su concepto del medio ambiente estaba en mantillas, pero básicamente estas sociedades trababan de introducir especies locales europeas en las colonias de medio mundo, ya que pensaban que la fauna local era débil y poco desarrollada…
El bueno de Thomas Austin fue uno de los promotores en introducir muchos animales en Australia, entre ellos el Mirlo Negro euroasiático y se puede decir que fue un éxito viendo por donde esta desplegado este ave en el mundo…
Pero por lo que paso a la fama este en ingles fue por soltar 24 conejos en 1859 en su recién creada finca de 12.000 ha en Barwon Park, Victoria, a 110 km de Melbourne. Lo hizo con la intención de divertirse cazándolos como deporte, una forma de diversión habitual en la época. Si bien los conejos ya estaban en Australia desde 1790, no existían sueltos, sino en granjas y criaderos acotados.
Los conejos europeos nacen sin pelo, por lo que solo crían en verano y meses de temperaturas suaves. El problema es que en Australia eso del “invierno” como que no existe y una sola madre puede tener 40 camadas en un año… y claro, la fauna y flora local no estaba preparada para el desastre que vendría después.
Hay que tener en cuenta que en Australia existen animales venenosos pero también hay animales muy, muy pacíficos, tipo koala y demás:
Como la agricultura de extensiones gigantescas estaba a la orden del día, los conejos tenían muchos prados y pastos para corretear y crear una plaga de proporciones bíblicas. Para mas gracia, Thomas habia introducido dos especies diferentes de conejos que al juntarse, formaron una nueva especie mas fuerte, agresiva y resistente. Lo tenían todo de cara los jodios!!!
La barrera de conejos del oeste
Así pues nos plantamos 1889, 30 años después, con la InterColonial Rabbit Commission que pagaba 25.000 libras para quien demostrase un método efectivo para el control y exterminio del conejo. Como no había forma de eliminarlo una de las ideas de 1896 fue vallar el oeste australiano para mantenerlos fuera de esa área poblacional. La Rabbit Proof Fence No1 comenzó a construirse en 1901
Cuando estaban por la mitad de la construcción, se dieron cuenta que ciertos grupos de conejos ya habían pasado el área delimitada que aun no habían construido, por lo que planearon construir una segunda valla, la No2 y mas tarde la No3 para cerrar el norte y poner a salvo las ciudades del sur-oeste australiano, así como los campos de cultivo.
Estos fallos de previsión no dejaron indiferente al buen humor australiano de la época.
Lo operarios de mantener la valla tenían que viajar durante semanas solos y recorrer los cerca de 3.236 km que en total tienen las tres barreras del oeste australiano. Hoy en día se hace en 4×4.
Impacto y consecuencias
Conejos, dingos, camellos y otras especies invasoras destrozan el terreno y atacan las explotaciones agrícolas por una razón: agua y comida. En época de sequías pueden arrancar cañerías y destruir cultivos en busca del liquido elemento. Los perros salvajes pueden hacer agujeros profundos en su rutina de cazar conejos.
Otra de las consecuencias de la barrera es que el clima es diferente a un lado y a otro. Como las explotaciones agrícolas están dentro de la valla, se ha formado un microclima húmedo y fresco, pero al otro lado del a valla comienza el Outback australiano, desértico y caluroso, la nubes literalmente desaparecen.
Trampas para conejos cada ciertos de kilómetros.
En 1950 se introdujo la mixomatosis, una enfermedad vírica que mata a los conejos. En solo dos años los conejos pasaron de 600 millones a 100 millones. Cuando los conejos comenzaron a ser resistentes volvieron a aumentar a los 300 millones en 1990. En 1995 se volvió a introducir otra arma biológica, la llamada enfermedad hemorrágica del conejo, que de momento parece cumplir con efectividad su cometido.
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